Partida Rol por web

Eadar regresa con el poney y tras unas curaciones del enano que se aplica una gasa proseguís con el viaje, el camino va ahora en dirección sur-este a la derecha quedan unas colinas y a la izquierda un páramo sin demasiada vegetación.

Está parcialmente nubloso y la temperatura es bastante agradable, en el resto del día no acontece nada nuevo.

El enano se restablece completamente de sus heridas, tras acampar en las cercanías de un río tras las pertinentes guardias amanece el octavo día de viaje, el cielo está más despejado aun y es un día fructífero en el que se avanzan muchos kilómetros ahora en dirección sur-oeste, el camino se acerca hasta el mismo litoral del mar, falta como un par de horas para anochecer cuando divisáis en frente una columna de humo, parece que el camino se dirige justo hacia allí donde a cosa un kilómetro el humo parece salir de una constricción aunque estáis demasiado lejos para saber de que se trata, parece una casa o algo así.

Tras retornar con los compañeros y el poney, descansar unos momentos para esperar la recuperacion de Angainor, proseguimos la marcha.

El camino parece tranquilo por el momento y sin preocupaciones. Avanzamos hasta legar al mar. Cuanto tiempo he estado esperando para poder observarlo. De pequeño solia visitarlo cuando pasabamos algunos dias en casa de los parientes que busco en estos momentos para informarles. Alli pasaba horas muertas junto con otros niños. En verdad que la infancia se recuerda con ternura.

Durante unos minutos me paro, y respiro el aroma salado del mar mientras cierro los ojos. Tras unos breves segundos vuelvo a abrirlos y sonrio. ¿No es maravilloso? Pregunto a nadie en concreto y sin esperar una respuesta de parte de nadie. Una sonrisa se dibuja en mi rostro mientras continuamos el viaje.

A falta de unas horas para el anochecer una columna de humo se divisa a lo lejos. Quiza sea una cabaña o algun almacen. Miro a mis compañeros y comienzo un avance mucho mas rapido. Todo lo rapido que el poney me permite mientras tiro de el. Terco animal, avanza.

Respiro el aire del mar por primera vez en muchísimos años. Estuve en la costa un par de veces en toda mi vida y ambas cuando vivía con mis padres. No recordaba ese olor la verdad, para mí es como si fuera la primera vez de mi vida.

- Lo es Eadar...lo es...

Sigo caminando al lado de mis compañeros, ya queda menos para encontrarme con mi padre y llevarlo de vuelta al norte a su nuevo hogar. Esperemos que no sea muy testarudo y se niegue a ir. Tendré que convencerlo de alguna manera si se pone terco. 

Me fijo en que Eadar se queda mirando una columna de humo, la observo justo después que él y digo:

- Me parece demasiado humo para una hoguera...¿será un incendio? - me pregunto - ...creo que deberíamos comprobarlo...

Las horas avanzaron y no trajeron más problemas, dándoles a la nueva compañía un grato descanso de los problemas que aquel bardo prometió en el camino. Hador cabalgaba lentamente, con ojo avizor y los oídos sensibles, pues la presencia de esas criaturas le resultaba extraña y fuera de lugar; una mala señal. A medida que sus pasos les acercaban a su destino, Dol Amroth, el jinete sentía que también se adentraban en la boca del peligro. Pero los oscuros pronósticos no mermaban su voluntad ni su valor.

Al otro día, luego de los procesos matutinos normales, continuaron la caminata. El rohir estaba ansioso por avistar la ciudad que les esperaba, pues deseaba conocer cuantos rincones de la Tierra Media pudiera durante su vida, si es que su carácter intrépido pero a la vez imprudente no resultara fatal. Quizá su destino le llevaría a la lejana Minas Tirith algún día, en todo su esplendor y gloria, y allí contemplar el Árbol Blanco.

Luego de unos kilómetros, el aroma salino del mar llegó desde la costa junto al sonido de las olas romper en la costa. Si Eadar y Ted se veían a gusto, Hador estaba fascinado por las nuevas sensaciones. Nada como el vasto océano existía en su tierra natal, a pesar de que el rohir imaginaba grandes embarcaciones que le llevarían a través del mundo entero, influenciado por numerosas historias cuando era más pequeño. El camino se acercó al mar lo suficiente como para que Hador pudiera admirarlo de cerca, y soñar como una vez hace tiempo.

Cuando el camino más se aproximaba a la costa, tanto que parecía que los llevaría al fondo del océano, su encanto se vio interrumpido. Ninguno pasó por alto la inmensa columna de humo que se alzaba hacia el cielo, ennegreciendo el paisaje. En la base, era claro que un edificio estaba en llamas, a lo que el rohir frunció el ceño. Era desconfiado por naturaleza, pero el raro episodio de los tábanos le había alarmado, pues era un extranjero en aquellas tierras. Enseguida, sus ojos recorrieron tanto como pudieron de la llanura, la costa e incluso las colinas ondulaban al este.

-El fuego parece haber devorado esa pequeña construcción por completo. No creo que valga la pena acercarse demasiado. Vayamos con cuidado, puede ser una distracción. Recuerden que mientras Dol Amroth se acerca también lo hacen los bandidos -Sin mediar más palabra, espoleó a su corcel suavemente, continuando la marcha con cuidado y habiéndose olvidado de la vastedad del mar.

Caminé junto a los demás, observando la inmensidad de las aguas que se alejaban sin que pudiese divisar tierra al otro lado. Me alejé cada vez más de esa imagen, moviéndome hacia el costado opuesto, pisando y sintiendo cada vez más tierra firme. "Mhmpf... agua... quien necesita tanta agua".

El descanso que en la noche tuvimos, sirvió lo suficiente como para recuperarme de las heridas que los insectos me habían producido. Pero aún una de ellas se encontraba abierta, una interna y que no se mostraba en mi pesado cuerpo enano.

De pronto, una columna de humo que se alzaba a lo lejos nos alertó inmediatamente. No cabían dudas de que algo lo suficientemente grande como una casa podía estar incendiándose, pero la pregunta era: ¿había sido un accidente o era obra de los bandidos?

Comenzamos a apresurar todos el paso, tal vez inconscientemente; pero la voz del rohirrim se alzo en una advertencia...

"- Sin embargo, es posible que haya humanos adentro de ese lugar... humanos que aún estén vivos. No es que me interese, pero es posible- digo con seriedad-. Aún así, como bien has dicho, mientras más nos acerquemos a la ciudadela, más cerca estamos de esos bandidos. Movámonos como más les guste, pero que sea con cuidado-agrego".

Seguimos avanzando y no hubo problemas desde el ataque de los tábanos. En el octavo día de viaje el camino nos acerca al mar. Todos, o casi todos, ya que a Angainor no le hacía ninguna gracia, estaban encantados con el océano y yo no era la excepción, era la primera vez que lo observaba y su vastedad era imponente. El olor a salado impregna mis fosas nasales y me sorprende en cierta medida.

Luego, mi atención se ve desviada como la de todos, y esta vez sin excepción, por una humareda que se ve más adelante.

Escucho las palabras de Hador y aunque su actitud precavida ya nos ha servido no me agrada la idea de abandonar a alguien que podría estar en apuros. Hago una mueca antes de hablar

Creo que deberíamos acercarnos de manera precavida, quizás haya alguien en peligro - digo tomando el arco con fuerza y apurando un poco el paso sin poder evitarlo -

Os acercáis a lo que más que una casa resulta ser como una gran mansión, parece un poco vieja o descuidada pero es realmente enorme, su puerta da al mismísimo camino, y la parte este al mar, el humo parece provenir de una parte muy concreta, de la zona Sur-Este (21), este se eleva unos metros y es arrastrado tierra adentro empujado por la brisa del mar.

El sonido de las olas del mar se hace notar, pero por encima de este se oyen ladridos de perro y a un hombre gritar - ¡Bastardos! Os vais a enterar… ¡Enterraré vuestros cadáveres en mi jardín! – los gritos, un poco lejanos,  realmente enfurecidos parecen provenir de más al este del fuego, cerca de lo que parece un embarcadero (23) ,y los ladridos del interior de la mansión.

 - Me parece que no fue un incendio fortuito... - digo mientras saco el arco y cargo una flecha por si acaso mientras avanzo con cuidado - ...si ha dicho bastardos es que son más de uno...así que vamos con cuidado...

Avanzo sólo unos metros mientras espero que el resto de compañeros me secunden ya que no quiero ir de primero de momento. Me situaré para cubrir el avance del resto clavando una rodilla en tierra y así poder apuntar y disparar si lo veo necesario.

"- Así parece- contesté".

Saqué nuevamente mi mazo y escudo. Aún parecían tener un poco del polvo de la pelea del día anterior. "La diversión abunda por estos lugares, ¿eh?", pensé al momento.

Miré hacia la gran casa, asombrándome de la extensión de la misma. Los gritos de un hombre parecían provenir del noreste del lugar, y por lo que decía probablemente los bandidos se encontraban cerca de él.

"- ¿Nos dirigimos hacia la zona costera o entramos por el frente?- pregunté a mis compañeros-. Sería mejor que no apuremos a auxiliar al hombre que acaba de vociferar, pues podría estar viéndoselas bastante feo- agregué y seguí a Ted que comenzaba a moverse".

Una vez nos acercamos a la masion observamos que el fuego proviene del interior del lugar. Sin embargo las voces parecen provenir del exterior. En cuanto entramos en el recinto ato al poney en un una rama o poste, para evitar que vuelva a escaparse y empuñando el arco avanzo corriendo hacia la zona costera de donde provenian los gritos.

Parece que Eadar ya ha decidido - digo respondiendo a Angainor mientras tomo el arco con fuerza y comienzo a sacar una flecha del carcaj -

La casa, o más bien mansión, era de enormes proporciones y me asombre en un momento, sin embargo, no deje que esto retrasara mi accionar. Observando en todas direcciones y lo siendo lo más cauto posible, seguí a Eadar en su carrera.

Eadar es el que toma la iniciativa con mayor determinación y tras dejar liada la cuerda del poney en un arbusto, arranca a correr en dirección a la costa, en dirección a los gritos, ted quería avanzar pero con el cobijo de sus compañeros por lo que decide seguir a Eadar, Hador con su caballo no tiene problemas para seguir a su compañero humano y Alisterel tambien lo puede seguir o incluso superar.

El único que tiene problemas para seguir el ritmo es el enano que se queda descolgado del grupo, este, por el rabillo del ojo ve como un perro se dirige a toda velocidad hacia él,  ¿Lo va a atacar? Esto parece, pero se da cuenta que 2 hombres vestidos de ropajes grises van a la caza del perro, la situación podría resultar curiosa de no ser porque los perros lo que tratan es de socorrer a su amo que está en serios apuros,

Esta es la escena que ven Eadar, Hador, Ted y Alisterel, encima de una pasarela de madera un hombre de imponentes proporciones armado con un martillo de guerra de defiende y ataca ferozmente a 4 hombres con túnicas grises, uno de ellos parece más hábil, todos empuñan espadas anchas. Junto a ellos un par más de hombres vestidos de igual manera combaten con un perro sabueso.

Hombres vestidos con ropajes oscuros, en el Norte los espías del Enemigo llevan ese tipo de ropajes. Esperemos que la sombra del Norte no haya llegado a estas tierras. Sin más presentación disparo con mi arco a uno de esos hombres (la situada en la 49,78).

Tenso el arco y disparo con toda la precisión que puedo. Al mismo tiempo grito a mis compañeros:

- Echémosle una mano a ese hombre...parece que tiene problemas...

Si son siervos del mal es nuestro deber combatirlos, en el norte causaron demasiados problemas y no quiero ver a mi tierra envuelto en asuntos turbios. Esta zona es tranquila y debería seguir siéndolo.

Me acerco tan rapido como mis piernas me lo permiten. Una vez alcanzo a observar lo que acontece. Al parecer aquellos bandidos que nos contaron, estan en pleno saqueo. Tienen acorralado a un tipo y a su perro y se enfrentan en clara ventaja sobre ellos.

Asi que presto apunto y dejo escapar la primera de mis flechas hacia el objetivo mas cercano que esta encarado con el hombre.

Alarmado por los gritos furiosos y a falta de un curso claro de acción, Hador siguió a su compañero humano con tranquilidad, pero rapidez. Más allá, se veía una pasarela con varios individuos enzarzados en combate. El rohir dudó, pues no consideraba prudente ni necesario involucrarse en todo aquello. Pero por un lado, un hombre contra cuatro no era justo, y por otro lado, sus compañeros estaban dispuestos a luchar y el no se quedaría a mirar.

Su corcel relinchó al Hador tirar de las riendas con fervor. Espoleó a su montura para luego, en pleno galope, tomar el hacha con su mano derecha y cargar a través de la playa y con resolución, contra uno de esos hombres encapuchados.

"¿Eh, a dónde?", me pregunté al ver moverse con rapidez a mis compañeros. Me percaté un poco tarde de la situación y empecé a correr tratando de llegar nuevamente al grupo, pero inmediatamente reparé en un sabueso que parecía moverse hacia mí. "Lo que me faltaba, primero insectos y ahora perros", pensaba al ver la marcha del can.

Al momento, vislumbré tras el animal a dos encapuchados que le perseguían, obviamente con intenciones para nada buenas. Sujeté con fuerza mi arma y escudo, y me precipité hacia el perro para darle protección a él y caza a los que iban por detrás.

Llegamos a tiempo para ayudar a la aparente víctima.

Tenso la cuerda de mi arco pero la saeta no sale disparada, sino que me limito a apuntar a uno de los encapuchados. Sería mejor un tiro certero a apurarme y fallar.

Se presagia una batalla de importantes dimensiones, el sol que decae por el oeste traza bellos colores que en el oeste comienzan a ser anaranjados, el fuego no parece intenso, el crepitar es apenas audible por encime del sonido del impasible mar.

Eadar es el primero en soltar su flecha, de manera precipitada el disparo sale muy desviado de su objetivo, por encima de las cabezas de todos los contendientes.

Ted secunda la acción de su compañero con el mismo resultado, la flecha queda lejos de su objetivo.

El sabueso 1 se pega un carrerón impresionante para ir a ayudar a su amo, se planta a espaldas del asaltante más poderoso y se prepara para atacarlo.

El sabueso 2 está fuera de si completamente, desde su posición ligeramente elevada salta sobre la sombra novicia 3, alcanza su cuello y lo parte como si fuera un palillo.

Alisterel tensa su arco y apunta con firmeza a la sombra novicia 7 conteniendo su respiración.

La sombra iniciada ataca con su espada al gigantón humano, le causa una herida importante aunque no crítica en el pecho.

Este hombre intenta devolverle el golpe pero se siente contrariado por haber sido herido tan pronto y no consigue asestar el golpe.

La sombra 1 ataca al hombre pero este esquiva su golpe.

La sombra 2 ataca y hiere en brazo al hombre, otro golpe más, el humano queda aturdido, le están dando pero bien.

La sombra 4 corre tras el perro ignorando al enano, hay que estar atentos ya que aparece por la retaguardia del grupo y no se sabe aun que va a hacer

La sombra 5 dispone del humano aturdido y por el flanco, su golpe es oblicuo causándole una leve herida, podría quizás haber asestado una herida mortal, aunque la situación del humano comienza a ser grave.

La sombra 6 que en un principio corre tras el perro, se da cuenta de la presencia del enano que intenta detenerlo, esta decide hacer frente al enano.

La sombra 7 ataca al sabueso 2, pero el perro es ágil y esquiva el golpe con facilidad.

Hador con su ágil montura se acerca por la espalda a la sombra 2, se agacha y el filo de su arma silva cruzando el aire, de un golpe limpio cercena la pierna de su rival que cae agonizante al suelo, este ya no se levantará más.

Angainor con sus cortas piernas consigue bloquear el paso de la sombra 6 que lo atacará en el siguiente turno.