Partida Rol por web

Donde los Valientes Temen Aventurarse

14. El Abrazo de la Sirena.

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12/10/2012, 12:13
Narrador

Terach os guió de vuelta a Nesmé. El homúnculo parecía cada vez más excitado y, cuando llegateis a la herrería y tienda de cacharrería mágica que regentaban Glimgmar y Fasber daba saltos sobre sus patas traseras y cerraba los ojos. De inmediato supísteis que algo iba realmente mal. Habían cambiado el letrero de la tienda y se veía a una seductora sirena abriendo los brazos y guiñando un ojo con picardía. El enano reconoció de inmediato el dibujo: era el mismo que el de la tienda que regentaba Beellana.

Y aquello no era precisamente un buen presagio.

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12/10/2012, 16:04
Céfiro

Céfiro flotaba a unos palmos cerca de Glimgmar, por un momento se oscureció convirtiéndose en una pequeña nube de tormenta, de hecho hasta soltó un par de diminutos rayitos.

¡Aaaah! ¡Ella, ella, ella!—protestó con su vocecilla susurrante como la brisa—. ¿Qué pinta su condenado logotipo aquí? ¡Esta tienda no es suya!

Recuperó entonces su aspecto normal.

Es de Fasber—añadió cruzándose de brazos indignadamente. Acto seguido hizo una pequeña pausa reflexiva—. Bueno, de Fasber y tuya. ¿Qué demonios ocurre?

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15/10/2012, 20:53
Glimgmar "Tumba-birras"

 En ocasiones un enano se preguntaba que erra aquello que motivaba al aventurrero, que en su heroica contienda, llevaba a alejar sus pasos de la segurridad de la mina. Que erra en verdad una motivación suficiente como parra querer dolerse de las herridas que vendrían, de aquellas que quedarían cicatrices, como las que Glimgmar enseñaba orgulloso en su piel, o de aquellas de las que uno no estaba tan dispuesto a vanagloriarse, aquellas que afectan al espíritu y vuelven a un enano frío...oscurro...precisamente como ven las minas otros, no como grandes salones iluminados, cálidos, sino como ...como aquella sensación que le inspiraban a él los seres de la infraoscuridad.

 No se permitió un escalofrio al recordar las grutas en la tierra como cicatrices usurpando la belleza de las construcciones enanas, o incluso el azar, en ocasiones placentero de la madre roca, como los rios de lava o los manantiales de agua clara (aquella que no podía matarte, poco profunda)

 Con gesto grávido, cuando sus arrugas en su rostro abultado, la sombra consumió lentamente su faz como un espíritu oscuro, como un parásito hambriento que terminaba poco a poco con una roca llena de sentimientos enfrentados, parra convertirse en sentimientos que iban en una sola dirección.

 Erra lo que tenían los brrrujos....Erra lo que le habían advertido sus mejorres amigos, aquellos de los que ahorra no podía pretender consejo, ni nunca. ¿Cómo hablar con aquellos que forjaron un antes y un después en la historria? ¿Cómo charlar abiertamente sin asombro y temor con los reyes del pasado? Pocos fueron los que dejarron algo escrito que pudiese consolar ahorra a Glimgmar, que no daba nada por perdido, salvo quizás, su intención de no hacerle daño a nadie.

 Se sentía tocado por una sombra que lo embargaba, erra como el fulgor de la batalla, perro sin embargo, no estaba combatiendo. No le hubiese sorprendido verse con el escudo en una mano y el hacha en la otra, asiendola con fuerza. Afortunadamente, aún no había perdido el juicio. No le agradecerría a céfiro sus palabras, palabras que le desvelaron de su descenso hacia la más absoluta oscuridad.

 Dio un paso al frente y contestó a aquella blasfemia mágica:

 - Eso pienso averriguar....

 a pesar de la gravedad de aquello, le dediqué una mirrada a céfirro, enarqué la ceja inconscientemente, pero no por sorpresa, mi gesto sólo mostraba decisión por acabar con la vida de algo, por destruir o simplemente la determinación de un guerrero que piensa solucionar todo rápido, por la palabra o por el filo de un hacha.

 ¿Tan conocida es esa brruja? Segurro que por nada bueno.

 Fasber....

 ¡Fasber!

 - Hazte a un lado y mantente alerta.

 Si algo sale mal, .....corre.... - le susurro, como si se tratase de una amenaza.

 Y decidido, con la altura de los hombros casi por encima de los pómulos, se inclinó hacia adelante y se dispuso a buscar a la gnoma. Aquella brruja pagarría si le había hecho algo...

 la tienda...ahorra no importaba nada.

 La recuperrarían después.

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02/11/2012, 12:14
Narrador

De dos maneras podía llegar el viajero a Nesmé: en barco o a caballo. La ciudad se presentaba diferente al que venía por tierra que al que lo hacía por el río.

El jinete veía despuntar en el horizonte los tejados cubiertos de nieve, agitarse las banderolas, girar las veletas, echar humo las chimeneas. Veía un montón de luces encendidas brotando de las ventanas, resplandeciendo en un mar blanco, y pensaba en las ventanas de un barco. Sabía que era una ciudad pero la pensaba como una nave que lo iba a sacar de los páramos congelados, un velero a punto de partir a tierras cálidas, con el viento hinchando las velas todavía sin desatar. Y pensaba en todos los puertos del Mar de las Espadas, en las exóticas mercancías procedentes de Calimshám o Tethyr que los estibadores descargarían en los muelles, en las tabernas donde tripulaciones de distinta bandera se romperían la cabeza a botellazos.

En la neblina del río el marinero distinguía una suave colina que le recordaba al lomo de un caballo, flanqueada por las altas murallas de piedra le recordaba la forma de una silla de montar. Sabía que era una ciudad pero la pensaba como un caballo de cuyas albardas colgaban odres y alforjas de joyas grandes como puños, de buen acero enano y mágicas piedras chardalyn. Y se veía a la cabeza de una larga caravana que lo llevase del interminable río al antiguo y perfumado bosque de majestuoso silencio, a las casitas encaladas donde chisporrotearía alegre una fogata, al castillo de sólida roca tallado en la montaña que habría resistido innumerables ataques de trolls y uthgardt.

Cada ciudad recibía la forma del desierto al que se oponía; y así veían el jinete y el marinero a Nesmé, ciudad de confines.

Para ti Nesmé era bullicio, alegre caos, tan vibrante y emocionante como una buena cacería. Era el traqueteo de los carros de los mercaderes  que se oponía al silencio del bosque. El continuo cambio que nada tenía que ver con la tranquilidad estásica del bosque. La libertad de amar, de pensar, de ser y de sentir que jamás tendrías con Radella.

También era el olor de la fragua de Glimgmar, donde solías trabajar como ayudante para ganarte unas monedas y el derecho, quizá, a que el enano reparase ciertas armas de manufactura elfa que habías encontrado. El enano no parecía muy por la labor, pero tenías cifradas tus esperanzas en su socia Fasber. Fasber era gnoma coleccionista y fabricante de objetos mágicos, que parecía llevar una curiosa relación de amor-odio con Glimgmar.

Un día, fuiste a la tienda, como siempre. Pero algo había cambiado. El acostumbrado letrero de la tienda había sido cambiado por el de una seductora sirena abriendo los brazos y guiñando un ojo con picardía. Al entrar en la tienda te encontraste con que no fue Fasber sino una mujer de gesto avinagrado que lucía una capucha ceñida quien estaba detrás del mostrador.

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02/11/2012, 12:24
Beellana

Glimgmar y Cèfiro entraron en la tienda al tiempo de ver cómo Beellana hablaba con Ardreth.

—No, Fasber ya no es propietaria de esta tienda —le explicaba en tono monocorde—. Me vendió su parte del negocio. Glimgmar está fuera y... oh, aquí está. Bienvenido al Abrazo de la Sirena, socio.

Beellana sonrió y arrastró la última palabra, como si la estuviera saboreando.


Os dejo hacer las descripciones de vuestros personajes a vuestro gusto. La descripción de Beellana la tenéis en su ficha.
 

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02/11/2012, 14:14
Ardreth

La sonrisa de Ardreth se había desvanecido al ver el nuevo cartel y continuó sin aparecer tras las noticias de la humana. Los cambios siempre le resultaban desconcertantes, más aún cuando eran así de repentinos.

-Pero... ¿por qué? -preguntó el semielfo enseñando las palmas de sus cobrizas manos suplicando más información. El cartel prometía caricias cálidas y seductoras, pero lo que se había encontrado dentro no era más que una arpía de manos heladas.

¿Qué había pasado en su ausencia? Fasber había sido muy buena con él desde desde el principio, incluso cuando todavía no había conseguido el trato con Glimgmar le animaba si le veía entrar y le consolaba si le veía salir. Era una buena mujer y aunque discutía mucho con el enano parecía haber una buena dinámica. Ardreth cada vez albergaba más dudas, pero por suerte apareció el herrero para resolvérselas.

-¿Glimgmar? ¿Dónde está Fasber? -preguntó consternado, frunciendo el ceño. 

El semielfo apartó a un lado su capa de piel; tenía la cabellera verde enredada, llena de nieve, las botas llenas de barro y la mochila a rebosar. Aquello solo significaba que venía directo del bosque con la mercancía de una semana a cuestas, preparada para ser vendida o intercambiada.

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07/11/2012, 13:42
Glimgmar "Tumba-birras"

 Glimgmar masticó la sangre que brotaba de sus encias con poca eficacia y un sonido casi imperceptible pero turbador. Había apretado su mandibulada ante la idea de que Fasber estaba en un apuro o en inminente peligro de una muerte horrible que aquello le parecía una noticia....inesperada, ¡y aún peor! Perro Glimgmar sabía como tratar con brrrujas como aquellas, había lidiado mucho con embrrujadorres, y aquella no iba a ser más que una piedrecita en el camino.

 Apretaba los puños y evitaba jadear ante la carrera que le había conducido hasta allí más presto que el viento (o almenos, tan prresto como tal, a fin de cuentas, había ido al mismo ritmo que el maldito cefirro...). Instintivamente se colocó al lado de Ardeth, tal vez un tanto adelantado, prrotegía a los suyos, aunque también estuviese dispuesto a echarle a patadas en el trraserro si tenía la oportunidad.

 Alcé la ceja derrecha y mirré a Ardreth de soslayo, una mirrada profunda y amenazante, y a pesar de que habían hablado y el había oído, no había escuchado, por eso pensaba:

 Como tengas algo que veerr...ggrrfbbfrrf....te las verrás con Glimgmar! ¡Ya lo crreo que si!

 El enano estaba totalmente rojo, como una cafeterra hirviendo a punto de fundirse o estallar. Erra rarro que no le saliese humo por las orrejas, aunque el sonido chirriante de los dedos tenía un gran parrecido con aquella analogía desafortunada. Separró los abultados labios y suspiró lenta y laxamente, casi podía notarse el vaho generado por la diferencia de temperatura entre el interior de su cabeza y el exterior, fue una forma de soltar lastre, o tal vez de tranquilizarse, pero a medida que soplaba, recuperaba su color natural y la compostura hasta el punto de que sus manos abandonaron las armas, que no asiría con sus dedos. Se cruzó de brazos e ignoró voluntarriamente al híbrrido.

 Cerró los párpados, perro no por completo, no se fiaba de la brruja y la tenía vigilada. Emitió otro suspiro controlado y adoptó una pose de superioridad moral que bien podía confundirse con total soberbia.

 - ¿Asique esa maldita y molesta gnoma se ha ido porr fin?

 Le preguntó desinterresado a la brruja.

 Gligmar destilaba un aire de sofisticación...llevó su diestra hasta su barba y acarició entrelazando sus mechones timidamente entre sus redondeadas yemas curtidas por la batalla y la herrería.

 Asintió como si comprendiese, es más...como si aceptase aquel hecho.

 Pero, ¿dónde estaba Fasber? Erra una buena pregunta, eso no se lo iba negar al muchacho. Perro perder la calma y atravesarle la cabeza con un hacha a la brruja no les ayudarría...(aunque podía ser un buen comienzo...)

 Inspirré y miré a Beellana con prepotencia enana...y ...¡Glimgmar explotó con la serriedad de un rey!

 - ¡Exijo ver un documento firmado o alguna prueba concluyente, brrrrrrrrrrrrrruja! - Se avalanzó hacia adelante con la mano derecha extendida, el brazo amenazante mientras la señalaba a la nariz con un dedo índice la mar de inquisidor.

 - ¡No tengo tiempo parra perderlo con jueguecitos de brrrujos!

 Mascó algo más...

 ¡Y no estaba fuerra vieja arrogante! ¡Brrrfff! ¡Sólo estaba cumpliendo con mi deber!

 No se había sentido alejado de Nesmé en ningún momento, la había llevado como bandera y como sentimiento en su corrazón de roca.

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07/11/2012, 15:34
Céfiro

Céfiro estaba agotado de mantener el ritmo de Glimgmar, ¡qué lentas eran las criaturas de dos patas! Había tenido que ir revoloteando a su alrededor durante todo el camino y se sentía como un condenado colibrí.

En aquel momento tenía adoptada su forma normal, que al ser un elemental de aire era básicamente... la de un tornado, uno en miniatura, con dos brillantes ojillos de chispeante color azul que flotaba a unos palmos sobre el hombro del enano.

No obstante, en cuanto vio a Beellana se oscureció adquiriendo el tono grisáceo oscuro de las nubes de tormenta.

Sacerdotisas psicópatas, demonios, dragones... —masculló refunfuñando con una vocecita silbante como la brisa—. Faltaba la arpía.

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11/11/2012, 11:10
Beellana

—...y el bufón —siseó, terminando la frase de Céfiro y demostrando que tenía un oído de lo más aguzado—. Sólo que éste ni tiene ingenio ni hace ni pizca de gracia.

Posó aquella mirada gélida sobre Glimgmar, y esbozó una sonrisa encantada, como si estuviera paladeando un manjar largamente deseado.

—Oh, ¿no lo sabías? —ensanchó la sonrisa—. ¡No lo sabías! Que delicioso. Ahora entiendo que te dejara una carta. Pero lo primero lo primero: el contrato.

Sacó un rollo de pergamino de debajo del mostrador y lo extendió. Era, efectivamente, un contrato de venta de la tienda de Fasber y estaba firmado por la letra infantil de la gnoma y la estilizada de Beellana.

—Parece que ahora somos socios. Claro que puedes venderme tu parte de la tienda.

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12/11/2012, 00:35
Ardreth

Ardreth observó el intercambio de palabras del enano y de la mujer en silencio siendo solo distraído por la ráfaga de aire que producía el elemental y su vocecita. El semielfo se había centrado tanto en Beellana que no había caído en la cuenta de que alguien más acompañaba a Glimgmar, y cuando lo hizo solo consiguió sumar más confusión a la que ya le presionaba la cabeza.

En esa habitación había demasiada gente nueva y Fasber no estaba... A Ardreth le hubiera gustado al menos poder despedirse; de hecho le sorprendía que no hubieran tenido oportunidad de hacerlo. Una cosa es que la gnoma no le hubiese comentado sus planes, ¡pero otra muy diferente era desaparecer sin más!

El explorador frunció los labios y dejó sus bártulos en el suelo pensando que aquello podía llevar para rato.

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19/11/2012, 20:27
Glimgmar "Tumba-birras"

¿¿¡¡¡Quuué!!!??

Un gruñido brotó de la garganta de Glimgmar, era evidente que sentía que le estaban tomando el pelo de la barba, y su barba erra sagrrada. Sentía como que le golpeaba una realidad que nada tenía que ver con lo que importaba de verdad. Su lucha erra contra las brrujas, contrra trrolls y orcos, contra serres viles...y uno se había colado en su "hogar" como una serpiente parra morderle...y hacerlo de tal forma que Glimgmar nisiquiera pudiese aplastarle la cabeza allí mismo a esa víbora.

 Glimgmar no erra un enano violento. Erra un enano. Eso no le obligaba a golpearla, por muy brrrrruja que fuerra.

 Glimgmar tratarría de arrebatarle el contrrato para ojearlo muy de cerca, casi tanto como parra que su nariz gruesa y despejada pudiese leer el hedor de la brruja en aquel escrito, en su firma. ¿Qué sabía Glimgmar de burrrocrracía? Nunca le había interresado demasiado, como mucho las leyes de un rey para ser un buen gobernante, perro la política no erra aquí como el la había imaginado.

 Se tomó unos instantes en silencio...entonces bramó:

 - ¿¡Cómo que una carta!? - parrecía confundido, perro podía tratarse sólo de una estratagema. Los enanos son astutos como zorros. Lo que erra muy real, erra su preocupación.

 Glimgmar le tendería el documento al semielfo, quizás Ardeth pudiese echarle una mano ahora, pagando por los servicios prestados del enano, serría un momento digno parra ganarse el reconocimiento de Glimgmar, que aunque no lo maltrataba, tampoco mostraba un cariño abierto por él. No fue brusco, no siempre lo erra. Le instaba a que echase un vistazo a las letras. Debía admitir que los elfos (el tenía algo de elfo) erra más diestros parra algunas cosas, parra las que no tenían importancia...

 Incluso aquello le hacía contrariarse con sus creencias. El día había empeazo a ir de mal en peor.

 Apreté el puño derecho y mirré a los ojos de la brruja.

 - La carta. - podía ser una petición amable, o un ultimatum.

 ¡Y no parrece nada, maldita brrruja! Se guardó parra si, sin poder evitar un refunfuño sonoro, bastante notable.

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19/11/2012, 21:04
Narrador

La carta leía así:

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20/11/2012, 13:07
Ardreth

El semielfo no pudo reprimirse y se acercó a Glimgmar sigiloso para echar un vistazo sobre sus hombros. Sus ojos, oscuros y verdosos, se pasearon de izquierda a derecha con dificultad. El semielfo no solía leer con asiduidad. Había aprendido gracias a los esfuerzos combinados y desinteresados de Oren y Rhoslyn, así que podía darse con un canto en los dientes. Para más inri la gnoma no tenía una escritura especialmente estilizada.

-Te esff... estoy echanddd. Te estoy echando d-de mmmmnos. Menos. Te estoy echando de menos. Fasber -murmuró detrás del enano sin darse cuenta de que podía resultarle irritante-. ¿Vas a ir a visitarla? Mira, pone que le alegraría muchísimo. Podríamos ir juntos.

Ardreth era conocido en el pueblo por su torpeza social. No es que escasease de inteligencia o de sagacidad, es que simplemente no estaba acostumbrado y su tacto dejaba que desear. Además, tratar con alguien como Glimgmar era terreno doblemente pantanoso para él. La carta de Fasber no le sorprendió, entendía lo que la gnoma decía con eso de echar de menos a los suyos y deseaba poder decir lo mismo algún día. También comprendía lo que era sentirse distinto y no encajar, así que no la juzgaba. Lo único que le parecía extraño es que no se hubiera despedido ni de Glimgmar. A saber que había estado sucediendo en su ausencia...

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20/11/2012, 16:20
Céfiro

Tras el comentario de Beellana, Céfiro emitió un sonido similar a un chisporroteo eléctrico... que debería de ser la versión elemental de aire de sacarle a alguien la lengua. Cruzó los bracitos brumosos y levantó dignamente la cabeza mirando en otra dirección (bueno, todo lo dignamente que puede "levantar la cabeza" un tornado)

Cuando Ardreth se acercó a Glimgmar, debió de sentirse extraño ante la proximidad de un desconocido que voló medio metro más arriba sobre la cabeza del enano y se encogió hasta el punto de convertirse en una pequeña nube. Una pequeña nube que podría caber en la palma de una mano y que observaba al elfo con dos escépticos y brillantes ojillos de luz azul. Pero una nube.

No obstante, y en cuanto Ardreth hizo la pregunta, recuperó de golpe su aspecto normal y bajó como un rayo para detenerse a un par de palmos de la cara de Gilmgmar.

¡Visitas y una porra!—protestó. No chillaba pero agitó los brazos con frustración—. No vas a darle la tienda a esta momia, ¿verdad? ¡Es tuya! ¡Es de Fasber! ¡No, no, no y no! Tiene que haber gato encerrado.

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20/11/2012, 20:47
Glimgmar "Tumba-birras"

- ¡¡¡¡BRRRRRRRRFFFFFFFFFF!!!! jajajaa....JAJAJAJAJAJAJA

 Glimgmar se desgañitaba con una risa entre mordad e hilirante, presa tal vez de la locura de haber perdido a un ser querrido, de haber perdido a Fasber y recibir aquella nota. Era una risa constante y vivaz, pronto sus ojos parecieron esconder unas lágrimas, no podía evitarlo, era perfecto.

 - jajaja... - intentaba tranquilizarse pasandose el antebrazo por el tosco rostro para limpiar unas lágrimas que no habían visto la luz finalmente, pero hacían su mirada algo más acuosa. Después de que su mano dejase la visión libre a su rostro, cualquier pudo ver en él una sonrisa, común por su forma de aquellos que descubren algo terriblemente gracioso y después de desahogarse con la risa terminan por dormirla en una sonrisa.

 - Maldita brrruja - dijo con alivio - casi me había trragado que Fasber se había ido porr prrropia voluntad, perrro esto... - señaló con la mirada la carta y no pudo evitar carcajearse de nuevo - jajajajaja.

 Glimgmar dio un toquecito en la cabeza a céfiro con una confianza inusitada, con los dedos grandes y redondeados unidos en un movimiento mucho más diestro de lo que podía esperarse de una forma tan encogida. - Prrrf, pues clarrrro que no se va a quedar con la parte de Fasber.

 quiso calmarle, si Céfiro iniciaba una contienda glimgmar se uniría sin pensarlo dos veces, y no quería que el semielfo le acusase luego de un asesinato o alguna violación de las leyes. ...prrrobrre brrruja... pensó inspirando por la nariz como si moquease, recuperandose.

 - Y no hay que irrr a visitarr a nadie. - le reprochó al elfo con una mirada inquisidora - en tal caso encontrrrar donde a mandado esta brrrruja que quierrre hacerse pasar por mi socia a NUESTRRRA Fasber.

 Clavó las manos en la cintura y se plantó ante Beellana. Sonrió ampliamente y asintió.

 - No nos irremos a ninguna parte parra dejar que te apoderres de la tienda al completo, si es lo que estabas esperrando...

 Tengo motivos parra sospechar que el documento es una falsificación, y encubre, además - dijo con cierto tono legalista, como un defensor absoluto del pueblo - un delito.

 Se aclaró la voz tiene que ser un delito....un brrrujo no puede controlar así a alguien, manipulación y amenazas, embauques y embelecos. Debe ser castigada. Brrf, clarro que si.

 - De modo que no acepto el contrrrato y no te reconozco como mi socia en esta parrrte.

 Me temo que sólo ante Fasber, de forma personal, podremos establecer el contrrato. En un inicio orrral, parra realizar otrro que rrespete la filosofía del anterrior y haga complacer a todas y cada una de las partes.

 De otrrro modo, tendremos que acudir a la autorridad de Nesmé parra investigar este caso con más detenimiento.

 Se cruzó de brazos convencido, esperrando que el chico no soltase la carta.

 ¿Cómo sabía que todo aquello erra un embauque? Parra Glimgmar las señales de "¡ayuuuudaaa!" de Fasber erran más que evidente.

 Sólo restaba saber donde se encontraba la gnoma...

 - ¿La tienes amordazada en la despensa? - inquirió finalmente - El secuestrrro es un delito grrave... - susurró mientras se mecía la barba con la diestra.

 - Sólo hay que ver a aquellos esclavistas, toodos muerrtos... - aquello último, no erra una amenaza directa, aunque podía serlo, erran unas palabras impropias de glimgmar, más propio de algo que se burlaba de él en su interior y gozaba con su odio hacia los brrrujos, en concreto a aquella.

 También en su interior, la preocupación por Fasber aumentaba...perro la brruja causante de su desaparición querría algo, querrría la tienda, en su totalidad o almenos eliminar a la competencia, y mientras supiese que querría, tenía algo con lo que jugar.

 

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21/11/2012, 14:24
Ardreth

Ardreth retrocedió de un salto cuando Céfiro volvió a hacerse notar; casi se había olvidado de que el elemental seguía ahí achacando la brisa a una ventana abierta. El que Glimgmar comenzara a reírse de forma perturbadora tampoco le ayudó  recuperar la compostura. El semielfo escuchó las acusaciones del enano hacia la bruja; Ardreth no conocía aquella mujer ni de lo que era capaz, pero parecía que el elemental y Glimgmar estaban más que seguros de que todo aquello era una artimaña. Él no sabía que pensar: el enano estaba como loco y aquellas eran acusaciones muy graves.

-Glimgmar... -se atrevió a decir. Prefería enfrentarse a mil ents que a la furia del herrero-. Avisar a la autoridad de Nesmé es lo más sensato -asintió-. Pero será mejor que no digamos nada de lo que luego podamos arrepentirnos, al menos hasta que contactemos con alguien de la guardia.

 

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21/11/2012, 20:11
Céfiro

Tocar a Céfiro conllevaba la desconcertante sensación de tocar una veloz brisa de aire que a su vez fuese "sólida". Más que nada porque el viento no es sólido pero el caso es que los dedos de Glimgmar no atravesaron al Familiar.

No dijo nada al respecto pero cruzó los pequeños bracitos brumosos dignamente mientras las dos diminutas chispas de luz que eran sus ojos se entrecerraban convirtiéndose en dos finas rendijas azules. Al parecer estaba satisfecho con la reacción del enano.

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21/11/2012, 20:34
Beellana

—¡No tengo tiempo para tus tonterías y para tus demenciales acusaciones! —dijo, poniendo a buen recaudo el contrato—. Un contrato oral no tiene ninguna validez, este documento sí. Y estoy dispuesta a defender su autenticidad ante las autoridades si es menester. 

Levantó una mano enguantada y una serpiente brotó de las profundidades de su túnica, enroscándose a lo largo del brazo de Beellana y avanzando en vuestra dirección, siseante y hambrienta.

—Pero no se te ocurra, bajo ninguna circunstancia, volver a amenazarme salvo que estés dispuesto a cumplir tu amenaza y desenvainar ese trozo de acero afilado.

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21/11/2012, 20:39
Narrador

—¿Por qué permites esto? —siseó una voz dentro de tu cabeza, rasposa y desagradable—. Es obvio que miente, ¡destrúyela! ¡Destrózala!

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21/11/2012, 20:39
Beellana
Sólo para el director