Partida Rol por web

Donde los Valientes Temen Aventurarse

22. Cinco Coronas de Oro.

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01/08/2013, 09:57
Narrador

Payne te señaló con desgana una mesa donde estaba sentado un enano con una armadura de escamas de dragón, una mujer a la que le flotaba la cabellera, una atractiva semielfa con los cabellos del color del fuego y un joven risueño e imberbe vestido escrupulosamente de negro.

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01/08/2013, 09:59
Payne, La Señora del Látigo

Dolgan os trajo vuestras bebidas, y por un momento os dedicasteis a disfrutar de ello y relajaros. Poco a poco, volvía a aparecer en vuestras conversaciones el tema del premio especial de la casa de apuestas de las Cinco Coronas y su posible relación como fuente de blanqueo de dinero con la organización de esclavistas que operaba en Nesmé.

En ese momento regresó Payne, acompañada de una mujer corpulenta que Tabin había visto alguna vez. El nombre de Caraperro acudió a su memoria, aunque la loviatarita no se molestó en presentarla.

¿Las Cinco Coronas? —inquirió Payne, cruzándose de brazos—. ¿Otra vez ese nombre?

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01/08/2013, 15:12
Kayle

Kayle iba a decir algo como "Hola a ti también" aunque la propia Payne la hizo cambiar la frase sobre la marcha.

¿"Otra vez"?—inquirió arqueando una ceja extrañada. Si la loviatarita lo decía, sería por algo y no sabía si eso era buena o mala señal. Al girar la cabeza para mirar a la otra persona, el efecto teatral hizo que la melena de la genasí flotase en el aire como si se encontrara en medio de una invisible corriente de aire ascendente surgida de ninguna parte—. Veo que traes compañía. Bienhallada, señora...

Dejó la frase en el aire para que la terminase ella.

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01/08/2013, 21:19
Damira

El Gato en el Tejado, por suerte, no estaba muy lejos de los barracones. En realidad, nada quedaba lejos de nada en esa ciudad, pero la compañía de la loviatarita, incluso silenciosa, tenía la capacidad de estiar las distancias. Probablemente hubiera sido un paseo más agradable si alguna de las dos mujeres hubiera dirigido la palabra a la otra, aunque fuera simplemente para ladrar una pulla. O gruñir.

El grupo de aventureros se encontraba sentado alrededor de una mesa de la taberna. A simple vista, no era muy diferentes de otros grupos. Al menos no eran un grupo de adolescentes, salvo por el chaval vestido de negro, probablemente el aprendiz de nigromante que mencionó el sargento. Santa Madre, si no puede ser mucho mayor que Cesare. Uno de ellos, una joven de cabello blanco que se movía como azotado por la brisa, a pesar de que el local tenía cerradas puertas y ventanas, fue quien se dirigió a ella.

—Damira —respondió a la chica, antes de saludar al resto con un movimiento de cabeza. Su voz era grave e intesna, pero su tono no carecía de cierta amabilidad—. Buen día a todos. El sargento Hakkon me ha pedido que trabaje con vosotros, pero solo me ha dado indicaciones sobre lo que estáis haciendo. ¿Puedo sentarme?

Damira era una mujer alta, lo bastante como para que mirar hacia abajo le resultara natural. Y aunque se adivinaba una estructura corporal corpulenta bajo sus ropajes sencillos pero exquistamente confeccionados, era evidente, mirando su rostro, que había adelgazado bastante en poco tiempo. Los pómulos y los laterales del cráneo pugnaban por escaparse de su funda de piel, y sus mejillas eran dos depresiones a los lados de un rostro serio, con las arrugas del ceño marcadas como si se tratara de cicatrices. No llevaba encima armas, herramientas o bolsas que sirvieran para evidenciar de qué modo iba a poder colaborar con el grupo.

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03/08/2013, 10:48
Payne, La Señora del Látigo

—El buen sargento nos ha puesto una nueva perra pastora, como Ánder —explicó Payne con un movimiento lánguido de la mano—. Seguro que le va a tan bien como a él.

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03/08/2013, 10:49
Bel

—¡Hola buena mujer! Yo me llamo Beelphegor, pero como la gente se espera cosas rarísimas de alguien que se llame así me gustan que me llamen simplemente "Bel". Siéntate —dijo el aprendiz de nigromante, todo sonrisas—. ¿Puedo pedirte algo de beber?

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03/08/2013, 10:51
Payne, La Señora del Látigo

Payne frunció el ceño.

—¿Y de dónde habéis sacado a este? Da igual: no quiero saberlo se cruzó de brazos—. Resulta que a nuestro amigo Serlorn Druir, se le refrescó la memoria cuando le di la motivación que necesitaba. No sabe dónde vive ese tal Valishkan, pero lo vio varias veces en las Cinco Coronas de Oro. Es la casa de apuestas con la cúpula de cobre. Me dijo que no le vio apostar, pero sí hablar largo y tendido con el dueño.

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03/08/2013, 17:26
Damira

Whisky.

—Una jarra de cerveza —pidió al joven.

Damira arrastró un taburete hasta la mesa y se sentó en él. El enano y la caravanera no habían dicho nada todavía, pero no pretendía esperar de pie más tiempo del que los modales requerían.

El taburete era incómodo, pero Damira agradecía descansar las piernas después de pasar toda la mañana sobre los pies. Intentó mantener la espalda recta, pero sin un respaldo en el que afianzarla, las cervicales se curvaban suavemente y hombros se vencían hacia el pecho. Era duro admitirlo, pero no era la mujer que había sido. No por su edad, todavía no era lo bastante mayor como para sentir las mermas de la decrepitud, sino por su condición física. Especialmente después de los últimos meses.

De lo que hablaba la loviatarita, Damira no tenía la menor idea. Y de cómo podía estar relacionado con los esclavistas, si es que lo estaba, aún menos.

—Cuando terminéis de hablar de lo que estáis hablando —dijo, apoyando los brazos sobre la mesa—, ponedme al corriente de lo que estáis haciendo. Y por qué me ha pedido Hakkon que trabaje con vosotros. Y quién es Ánder.

Si Hakkon había enviado a alguien con  el grupo antes que a ella, no había mencionado al respecto.

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05/08/2013, 19:42
Céfiro

¿Ánder?—un remolino en minuatura (literalmente) con dos ojillos de chispeante azul eléctrico salió de la capucha de la túnica de Kayle como por ensalmo. Luego añadió con teatral júbilo:—. Si vas a predicar el amor y la justicia de Torm por un lado mientras por el otro haces sangrientas salvajadas con tus enemigos, ¡serás una sustituta perfecta!

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05/08/2013, 19:48
Kayle

¡CÉFIRO!—lo regañó Kayle lanzándole una mirada asesina a su elemental de aire—. No empieces otra vez.

El interpelado se limitó a adquirir una forma vagamente humanoide de cintura para arriba única y exclusivamente para poder encogerse de hombros. La genasí suspiró poniendo los ojos en blanco y miró a Damira.

Un placer, Damira. Yo soy Kayle, aunque aquí todo el mundo me llama Ciclón... Si te ha enviado Hakkon, eres más que bienvenida al grupo—dijo—. A grandes rasgos, estamos siguiéndole la pista a una cédula de esclavistas que supuestamente anda por Nesmé.

No obstante, en cuanto Payne habló, la cara de la maga se volvió casi tan blanca como su pelo y mientras se le aceleraba tanto el latir del corazón que hasta le retumbaba en las sienes.

«Lo sabía... »

¿Valiskan está aquí en la ciudad?—preguntó con voz tensa. Se debió de dar cuenta de que la pregunta ya había sido respondida antes de ser formulada así que sacudió la cabeza y cambió rápidamente a una cuestión que aportase más—. ¿A-Alguno sabéis quién es ese dueño de las Cinco Coronas de Oro?

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06/08/2013, 15:51
Aramil

-La verdad es que poco te puedo decir yo.-Respondo a la recien incorporada mujer.-Me he unido al grupo hace poco y apenas si he visto al tal Ander un par de veces. Al menos ya no soy el novato. Jajajaja.

-Aramil es mi nombre y soy druida de Mielikki.-Añado.-Un placer conocerte.

 

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08/08/2013, 14:09
Tabin

Tabin observó a la paladina con interés. Puede que no fuese la mujer más hermosa que hubiese visto jamás, pero resultaba evidente que tenía muchas cosas que contar acerca de todos los sitios que había visto. Tenía, por raro que pareciera, cierto aire maternal, de mujer cansada después de cuidar de su familia toda una vida. La semielfa sintió simpatía instantánea hacia ella. Esperaba que las cosas no acabaran torciéndose como pasaba siempre...

-Hola -dijo tendiendo una mano-, soy Tabin, escolta de caravanas. Quizá me conozcas de oídas por eso, o por mi madre, Arane. Es la curandera y sacerdotisa de Sune de Nesmé.

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09/08/2013, 01:06
Damira

Damira se rindió. Ya no era una luchadora, pero lo había sido durante suficiente tiempo como para saber cuándo no había posibilidad de victoria. La curvatura de su espalda había ganado la contienda, y solo restaba aguantar la vergüenza por la derrota y seguir trabajando cada día para recuperar la musculatura que se había derretido en los meses de inactividad. Al menos sen encontraba entre un grupo de gente aparentemente amigable, exceptuando la señora del látigo, que no iban a juzgarla duramente por un desliz postural.

Estrechó con firmeza, pero sin excesiva fuerza, la mano que le tendía Tabin. Le gustaba ese tipo de saludos, la forma de sujetar la mano del otro decía mucho sobre el carácter. Algunos necios, y ella había sido uno de ellos hacía media vida, parecían querer destruir la mano que les saludaba, más competición de fuerza que saludo; otros la ofrecían flácida, como un pescado muerto, de tal modo que no se podía estar seguro de si esperaban que se la estrecharan o que se la besaran.

—He oído hablar de ti —respondió, omitiendo que su nombre salía a relucir en otro tipo de conversaciones. Le desagradaban las habladurías, y le desagradaba aún más que se esperara de ella que participara de ellas. Y que disfrute, como si no tuviera nada mejor que hacer que cotorrear sobre la vida de gente que ni conozco ni me incumbe—. Y he hablado con tu madre un par de veces.

La joven maga, Kayle, reprendió a su familiar por su sarcasmo. El tal Ánder debía ser un paladín de Torm. No eran pocos los que rechazaban a los padines. Destinados a eirigirse en modelos de virtud, pero enfrascados en una senda violenta y sangrienta que con frecuencia chocaba con los ideales que encarnaban. No era ese el llamamiento de Damira, en cualquier caso, aunque pocos sabrían apreciar la diferencia, y no tenía especial interés en iluminar a nadie al respecto.

Le interesaba más aprender sobre los esclavistas. Era obvio que algo ocurría, las desapariciones estaban en boca de todos, pero no esperaba que se tratara de algo tan repugnante. En cualquier caso, en su situación no podía hacer nada al respecto, por lo que había preferido ignorar los rumores y noticias.

—¿Qué podéis contarme de esos esclavistas? —preguntó—. ¿Es algo puntual? No me veo a un grupo de escoria esclavista secuestrando gente en una ciudad tan pequeña como esta durante mucho tiempo.

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10/08/2013, 11:50
Payne, La Señora del Látigo

Payne se cruzó de brazos.

—Todo empezó hace unas dekhanas, cuando Roazranne, la antigua líder de nuestra orden, pensó que podía servir a sus propios intereses por encima de los del Látigo Servicial. Y pensó que un pacto diabólico era una magnífica idea que le proporcionaría el poder necesario para llevar a cabo sus planes. Llegó a un acuerdo con un kyton, un diablo de las cadenas, que poco a poco fue tomando el control de Roazranne y con ello el de nuestra Iglesia. Los kytones se deleitan esclavizando a gente, así que convenció a Roazranne de que pactara con los esclavistas para conseguir oro y contactos en, por lo que sabemos, el Puerto Calavera de Aguas Profundas. Evidentemente era una posición muy favorable para los esclavistas: extendían su control por el Norte y si los descubrían todo el mundo sin cerebro —señaló vagamente a Tabin—, pensaría que las loviataritas estábamos reclutando niñas para hacerlas sacerdotisas. Y nadie haría más preguntas: ¡sois loviataritas! ¡Sois malvadas, por lo que debéis ser las responsables de todo lo malo que nos pasa! ¿Qué más pruebas necesitamos?

Bufó como resumen de su opinión.

—La única que podía haber cortado de raíz esta maldita locura era la segunda al mando, Miz'ri la Negra. Y mira por donde resultó que era lesbiana y amante de Roazranne, así que no tuvo valor de meterle el palmo de acero que hubiera hecho falta en todo esto. Una prueba más de las bondades del amor y la compasión, desde luego.

»Y ahora... estamos siguiendo el rastro antes de que se enfríe. La niñita tonta dice que puede relacionar a Roazranne con uno de los mercaderes más ricos e influyentes de la ciudad, pero la Primera Vocal nos ha pedido pruebas. Interrogué a uno de los mercenarios que trabajaban para los esclavistas y nos habló de su contacto, un tal Valiskhan, que frecuenta la casa de apuestas La Cinco Coronas de Oro.

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10/08/2013, 15:02
Damira

Curiosamente, fue Payne quien describió la situación, y explicó por qué una loviatarita estaba implicada en la caza de un grupo de esclavistas. Incluso un culto infame, aunque con suficientes seguidores como para ser respetado por la ley, necesitaba mantener su buen nombre. Y la mujer, como nueva cabeza de su iglesia, se había cargado con esa responsabilidad.

Cómo encajaban los demás en la situación era más complicado. Pero eran aventureros, al fin y al cabo, y no necesitaban estar implicados en un asunto para meter las narices. Ella lo sabía bien, había estado allí.

Era imposible no cuestionarse cuál sería su papel en todo aquello. Si seguían el rastro de los esclavistas hasta dondequiera que estuvieran, y llegaban a las manos, sería de utilidad. Hacía mucho tiempo que no entraba en combate, y ni su cuerpo ni su espíritu eran los que habían sido años atrás, pero todavía sentía la tensión de la violencia contenida empujando entre los músculos. Mientras tanto, dudaba que pudiera ofrecer algo más que pasear de un lado a otro mirando por encima de las cabezas de los demás. Al menos, su objetivo era digno y necesario, y ahora que lo conocía, no podía desdeñarlo para buscar otra forma de volver a entrar en acción.

—No conozco a ese Valishkan —dijo cuando Payne terminó de hablar—, ni he estado en esa casa de apuestas. Pero os ayudaré en lo que esté en mis manos.

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10/08/2013, 17:15
Aramil

-Bueno, parece que al final todos los caminos nos llevan a una única dirección.-Digo sonriendo.-Eso está bien. Así no habrá necesidad de dividir nuestra atención y podremos centrarnos en ambas tareas.

La parte de la casa de apuestas no termina de convencerme. No entiendo muy bien la dinámica, pero debe ser parte de la llamada civilizacion. Lo que de verdad llama mi atencion es el asunto de los esclavistas. No puede permitirse que se esclavice a ningun ser vivo. Ni puede ni debe permitirse. 

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12/08/2013, 00:12
Tabin

Tabin sonrió cuando la paladina habló sobre ella y su madre, genuinamente contenta por el reconocimiento. No obstante, la mención a los esclavistas primero y después la retahila de barbaridades que salieron por la boca de Payne consiguieron ahogar su sonrisa.

-¡Cierra la boca, Payne! ¿Por qué no te muerdes la lengua cada vez que te apetezca decir una de tus lindezas? ¿No crees que así reverenciarás a tu diosa mejor que insultándome? -Con un poco de suerte, muerdes de más y te quedas muda-. Suplico que no la escuches, Damira; cada palabra que dice contiene un poco de veneno y una a una acaba por desquiciarte... Le encanta meterse conmigo porque soy seguidora de Sune, como mi madre, y aborrezco todo lo que ella representa. Nunca ha sentido o recibido la bendición del verdadero amor, sólo el frío látigo de su... señora.

Seria, se encaró a la paladina dándole la espalda a la sacerdotisa.

-Podría buscar pruebas acerca de eso y pistas sobre la raíz del asunto, pero estoy esperando a mi informador que, por otro lado, no debería tardar mucho en encontrarme. Hasta entonces ese tal Valishkan es nuestra mejor baza. Estoy deseosa de llevar a los esclavistas ante la justicia y de acabar con esa amenaza. Las niñas que salvamos... Sólo de pensar que hubo otras como ellas, se me encoge el corazón.

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12/08/2013, 02:14
Damira

Las acusaciones de Payne no se le habían pasado por alto. Orga solía bromear con ella porque no era hábil captando lo que se escondía entre las palabras. No digo que no te haya ido bien hasta ahora, le decía con esa voz que era imposible interrumpir, pero eres como un papel pautado, demasiado rígida para darte cuenta de que otras personas tienen carácteres más retorcidos. Aunque apenas había cambiado en eso, la loviatarita no había intentado camuflar su ataque. la animadversión que sentía por la sunita era evidente. Sin embargo, tuviera razón quien la tuviese, era obvio que no les había dado la misma importancia que Tabin.

Se disponía a decírselo cuando Tabin cesó de increpar a Payne, pero no tuvo oportunidad, pues la muchacha siguió hablando, dando más detalles sobre el trabajo que estaban llevando a cabo. Damira escuchó cada palabra, pero fue su última frase la que estuvo a punto de hacer que saltara de su asiento. ¡Otras como ellas!. 

—¿Quieres decir que ya se habían llevado a alguna de las niñas al sur? —preguntó, cerrando los puños sobre la mesa.

Damira imaginó, aunque hubiera deseado no haberlo hecho, a su hija atada de manos y pies como si fuera un fardo de trigo, tirada en el fondo de una traqueteante carreta encima sus propios desechos, apretada contra otras pequeñas inmovilizadas del mismo modo. Y si hubiera sido ella, ¿qué habría hecho en el estado en que me encontraba?

—¿Solo secuestraban niñas pequeñas? —peguntó a continuación. No se había cruzado con esclavistas con frecuencia en sus años aventureros, pero hasta donde recordaba, ninguno de ellos había seleccionado las vícitmas con tanta precisión. Sin embargo, llevar un negocio le había ayudado a comprender de forma más intuitiva que teórica la ley de la oferta y la demanda, y se daba cuenta de que, si eran tan específicos, la razón probable era que alguien quería comprar niñas.

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12/08/2013, 02:53
Kayle

Kayle jugueteaba con los pulgares sobre la mesa limitándose a escuchar sin decir.

Por favor, no empecéis de nuevo... —suspiró como quien está más dando la hora que regañando a nadie por su actitud. De hecho no había ni mirado a ninguna de las dos. Aunque la propuesta final de Tabin si que la hizo mirar, concretamente dejando lo que estaba haciendo e irguiendo la espalda de golpe, con una expresión a medio camino entre el sobresalto y la sorpresa—. ¡NO!

Tras dos segundos, carraspeó incómoda por su propio exabrupto.

Esto... quiero decir, ¿no es mejor que empecemos investigando por el dueño de la casa de apuestas?—añadió rascándose la nuca—. Si vamos directos a por Valiskan puede sospechar, si sospecha puede desaparecer... y si desaparece estamos fastidiados, ¿no?

No se le había pasado por alto que su pregunta sobre el dueño había caído en saco roto pero con tanta noticia supuso que era normal.

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12/08/2013, 03:11
Céfiro

Que sepamos, no—respondió Céfiro a la pregunta mientras flotaba ociosamente en torno a Danira—. O al menos en Nesmé; recuperamos a todas las niñas que habían secuestrado.