Partida Rol por web

La flecha de Lena se clavó entre las costillas de uno de los esqueletos con mortífera precisión. No obstante, sin carne que desgarrar, el tiro fue inútil. 

Durravin besó los anillos que usaba como guantelete de combate y se detuvo para buscar el momento idóneo de atacar.

Los esqueletos de los campesinos se abalanzaron sobre vosotros, en un silencio sepulcral. Dos de ellos se enzarzaron inmediatamente con Ivalice, pero eran demasiado lentos y la thaele desvió los golpes con facilidad. Un tercero se lanzó sobre Lena, y un cuarto contra Tokk. El último de ellos corrió hacia Ivalice pero se estampó contra el cristal flotante y se quedó desorientado unos momentos.

—¡Venid aquí, montón de huesos! —gruñó Durravin, antes de dar un par de pasos hacia delante y lanzar un puñetazo contra el esqueleto que atacaba a Tokk. 

Sorprendentemente, el esqueleto se agachó y el puño del enano hendió el aire.

Babamushka batió las alas en silencio y recorrió la sala, invisible y malicioso, en busca de la presa más débil a la que atacar.

Yorick lanzó una carcajada desdeñosa.

—¡Vacío, dices! —se mofó de la thaele—. Pronto seréis vosotros los que seréis una carcasa muerta y vacía a mis órdenes. ¡Ast mencetak kendala tak’kelihatan!

Los dedos de Yorick chispearon un momento, pero no ocurrió nada, aparentemente. No obstante, Eldar sabía que su antiguo amigo había lanzado un conjuro de escudo que desviaría los ataques físicos y bloquearía los proyectiles mágicos que le lanzaran.

—¡Alfeñique! —dijo a la thaele—, ¡mira cómo se hace!

Tokk blandió el inmenso mandoble por encima de su cabeza y le asestó tal golpe que el esqueleto explotó en una nube de astillas. El golaunt rugió, embriagado por el combate.

http://oi39.tinypic.com/dgorae.jpg

Orden de Iniciativas

Eldar (armadura de mago)
Lena
Ivalice
Durravin
Esqueletos
Babamushka (invisible)
Yorick (escudo)
Tokk

Eldar se agazapó y se quedó atento para esquivar los ataques que le viniesen.

-¡Mierda! -gritó al ver que su ataque no valía de nada. Soltó el arco al ver que el esqueleto se le acercaba y desenvainó su espada con presteza. Dio un paso hacia atrás y un quiebro con la rodilla, intentando sorprender al esqueleto... pero sus huesos eran anormalmente resistentes. ¿Cuál era su maldito problema?

Ivalice no pudo evitar torcer el gesto ante la curiosa escena del esqueleto estampándose contra el orbe. Al mismo tiempo se preguntó qué debían hacer con él... ¿Qué pasaría si el siniestro espantapájaros de fuera entraba dentro? Lo más probable, que atacase a todo lo que se le cruzara por delante.

Un par de aquellas cosas pasaron de ella y fueron directas a por Lena de modo que la Thaele, que en principio iba a concentrarse a juntar la espalda con Thokk para evitar que lo rodearan, emitió un gruñido y cambió de idea plantándose todo lo rápido que pudo delante del siguiente engendro que venía. Lo golpeó con el plano de la espada esperando que fuera suficiente para que se centrara en ella en lugar de seguir adelante (de paso, se preguntaba cómo herir a algo que no tenía carne) No obstante, el grito de Thokk la hizo enarcar una ceja.

Ivalice giró la cabeza y vio saltar en una nube de astillas al esqueleto que el golaunt había golpeado.

"¿Pero qué le pasa a este tipo conmigo?" parpadeó "Si no le he hecho nada. Creo... ".

Se quedó mirando al gigante unos segundos, tras los cuales se encogió de hombros inocentemente al más puro estilo "Pues vale". Francamente no sabía qué se suponía que esperaba el hombretón que respondiera, así que se centró de nuevo en el esqueleto al que había cortado el paso.

Quería ayudar a Lena, pero si se giraba para hacerlo, al menos dos esqueletos más podrían seguirla y sería peor.

Ivalice se mueve una casilla arriba.

El enano le lanzó un puñetazo al esqueleto más cercano, pero el muerto viviente se apartó en el último momento.

Los esqueletos siguieron enzarzados en el combate. Dos de ellos atacan sin éxito a Ivalice, al parecer incapaces de encontrar un hueco en su armadura. Un tercero acosaba a Durravin, pero el enano era demasiado rápido para él.

Pero el cuarto consiguió clavarle una hoz oxidada a Lena entre las costillas. La poetisa tuvo que apretar los dientes para contener el dolor agudo que la sobrevino un momento antes de notar el calor de la sangre goteándole por el costado.

Lena recibe 9 puntos de daño, no 7 tal y como dice la tirada. El daño era 2d6+2.

El diablillo hizo aparición sólo un momento después, arrojándose sobre Eldar. El mago creía estar preparado contra cualquier amenaza, ¿pero cómo esperar a alguien invisible? Babamushka le clavó los retorcidos dientes en el muslo, haciéndole gritar de sorpresa y dolor. Consiguió arrancárselo a base de zarandearlo, pero descubrió que se sentía extrañamente mareado y veía borroso, como a través de un vidrio grueso.

Eldar recibe 2 puntos de daño y está envenenado: pierde 2 puntos temporales de Destreza.

—Acabemos con esto —gruñó Yorick,

El mago extrajo un pergamino de un tubo que le pendía del cinto y lo extendió frente a si, para leerlo en voz tonante y cargada de poder.

—Nuitari, sihir menciptakan keawetan-nir. ¡Kematian, berjalan! —el pergamino estalló en llamas y a vuestra espalda, fuera del granero escuchasteis un suspiro de ultratumba.

Los cadáveres de las mujeres y niños que habíais visto ahí fuera, aún descomponiéndose, se levantaron torpemente y se dirigieron a vosotros con gesto anhelante. Estabais atrapados entre esqueletos y zombies.

Al espantapájaros no se lo veía por ninguna parte.

Los zombies aún no han entrado en el granero. Lo harán en el turno siguiente, en la iniciativa de Yorick.

—¡Pues que vengan! —fue lo único que se le ocurrió a Tokk—. ¡Acabaré con ellos, acabaré con todos!

El golaunt se vio tentado a seguir a Ivalice y seguir demostrándole que era mejor que ella, pero había aparecido un oponente más formidable, aquel diablillo repugnante. El gigante giró sobre sus talones y le lanzó un mandoblazo que Babamushka esquivó con un rápido aleteo.

Eldar hubiera preferido retirarse hacia la puerta, para buscar espacio entre Babamushka y él y poder lanzar un hechizo tranquilamente. Pero eso lo exponía demasiado cuando llegaran los zombies, ¡estaban tan cerca! Hizo un par de pases mágicos mientras esquivaba los mordiscos del diablillo.

—¡Kalith karan, tobanis-kar! —un dardo de energía refulgente brotó de sus dedos extendidos y se clavó con violencia en elcostado de aquella criatura.

http://oi44.tinypic.com/15plqh0.jpghttp://oi44.tin...

Orden de Iniciativas

Eldar (armadura de mago, envenenado)
Lena
Ivalice
Durravin
Esqueletos
Babamushka
Zombies
Yorick (escudo)
Tokk

Turno de Lena

La humana soltó un gemido agudo.

Oh dios mío.

Iba a morir, iba a morir, iba a morir allí mismo. Y si no moría allí mismo, moriría por la infección. ¡Una hoz oxidada! En sus años de cirujana-barbero había observado que la mayor parte de las amputaciones se debía a cortes con armas sucias. ¡Y cómo se amputaba una el costado!

Aquel terror le hizo echarse a llorar. Tenía que marcharse...

El esqueleto intentó golpear a Lena mientras trataba de escapar, pero falló por mucho.

Lena caminó hacia el umbral de la puerta sujetándose el costado. Cuál fue su sorpresa al descubrir que había zombis. ¡Zombis!

Estaba perdida. No había escapatoria posible.

Nunca había sopesado demasiado el modo en que le habría gustado morir. Suponía que en su cama, de vieja. Pero ser vieja era aburrido y, además, uno se volvía un niño de nuevo. Inocente, olvidadizo. Y Lena no quería eso. Su vida -lo poco que le quedaba- debía estar por terminar. Lo haría entre lágrimas y ensangrentada, como los héroes. Nunca había querido ser una heroína, pero si en algo coincidían casi todas las historias era, precisamente, que ser héroe no podía elegirse. El destino te elegía.

Comprendiendo esto, Lena empezó a cantar:

Éramos cinco aventureros armados hasta los dientes

descubrimos la maldad en forma de muertos vivientes

y aunque en la adversidad, con las lágrimas candentes

en las mejillas arden, son nuestras fuerzas insuficientes,

tenemos en nuestro interior el poder de los valientes.

Que si es menester moriremos es algo que se siente

pero de la muerte se ríe uno a mandíbula batiente

pues que muerte mejor que la que se muere bellamente

y que mejor muerte que la que morir

por lo que uno cree ciegamente.

Ivalice apretó los dientes hasta el punto de casi gruñir cuando el nigromante levantó a aquellos zombis, era lo más aberrante que había presenciado en mucho tiempo.

—¡Eres un monstruo repugnante!—gritó mientras su espada y el arma oxidada del esqueleto chocaban el el aire—. ¡Vas a pagar por esto, Yorick!

No quería dejar sola a Lena, estaba herida y al mago no se lo veía muy bien, pero tampoco podía abandonar a Durravin contra tres enemigos y simplemente la thaele no podía dividirse. Por el rabillo del ojo alcanzó a ver que el golaunt parecía incluso más envalentonado con la llegada de nuevos enemigos y no supo si eso era bueno o no.

—¡Tokk!—jadeó sin poder girarse al destrabar las armas—. Puedes expulsar a esas cosas, ¿verdad?

Como no tenía ni idea de cuál era el extraño concepto de reto o de duda para el gigantón, optó por la frase más ambigua. Le daba igual que fuera mediante las artes de un clérigo o a tortazo limpio, aunque en el fondo pensaba en lo primero no es que fuese una experta en lo que podían hacer o no, pero tenían que decantar la balanza a su favor como fuera.

—¡Tenemos que pensar algo, y pensarlo YA! —dijo Durravin mientras intercambiaba fintas con su oponente.