Partida Rol por web

Una vez el soldado reveló su nombre, los tres se encaminaron hacia la parróquia local, a ver si allí podían echarles una mano por poca que fuera. Acabado el espectáculo, la gente fue volviendo a sus cosas, desperdigándose por las calles, pero en medio del gentío, hubo a figura que indudablemente destacó. Bernat reconoció el símbolo al instante, pero, ¿Qué hacía un caballero de Santiago en aquellas tierras, tan lejos de las de su Orden?

Planteó si detenerse y entrar en el mismo lugar que él, que tenía pinta de taberna, puesto que realmente le había picado la curiosidad. Podía ser mera casualidad y que el caballero se encontrara solamente de paso... o pudiera ser que estuviera en misión para su Orden. Aunque ya habían pasado la puerta de la taberna, creyendo que sacaría más partido a hablar con el caballero que esperando mientras rezaba frente a la capilla, Bernat se detuvo — Aneu fent marxa — dijo a sus compañeros — Em reuniré amb vosaltes de seguida — tras lo cual dio media vuelta y deshizo el camino andado, guiando a su montura por las callejuelas y atando las riendas a un postigo antes de entrar en el lugar.

Pau iba observando el camino hacia la iglesia, sin ninguna duda habían cambiado algunas cosas en la población durante su ausencia. Tan obnubilado estaba, que no se percató en absoluto de la presencia de aquel caballero de Santiago hasta que sus acompañantes se lo hicieron notar.

- Qué extrany, -observó pensativo- no és molt comú veure cavallers d'aquesta ordre per ací.

Aneu fent marxa. Em reuniré amb vosaltes de seguida

- D'acord, vaja amb compte Dalmau, quan puga faça camí cap a la parròquia. Si algú de casualitat li pregunta ha de trobar-se amb el pare Clàudio.

Se despidió seriamente con un movimiento de cabeza del caballero, cavilando. Aunque se conocía el pueblo como la palma de su mano, siguió al hombre de armas, aquellos cambios que había observado y la nueva guardia podían distraerlo del camino. Además él también había crecido desde que dejó Sacre atrás, cualquiera que lo hubiese conocido, ahora dudaría de su aspecto.

-Bienvenido a la poshada de Damià, buen señor -le dijo el posadero a Rodrigo en un marcado acento valenciano.

La posada de Damià era el sitio predilecto para los forasteros por las habitaciones que ofrecía, aunque también eran muchos los vecinos que se acercaban a beber y yantar, ya que la bebida estaba algo más barata que en la Taberna del Malferit, si bien era de menos calidad. De hecho, aquel día Rodrigo era el único visitante de fuera, al menos por el momento.

Tendríais una habitación para pasar la noche, y algo de pan, queso, y algo para bajarlo

-Per supuesto que shi buen señor. Serán 16 Croats todo, quiero desir, en Maravedíes lo puede pagar, por supuesto. 

Alguno que otro curioso ponía la vista encima a los ropajes y armas que llevaba el caballero, y susurraban y cuchicheaban cosas en valenciano. Sin embargo, pronto desviaron la atención hacia la entrada, pues acababa de abrir la puerta lo que parecía ser otro caballero, o al menos un Señor armado. 

Al hurgar un poco en la tierra embarrada, Leonnie notó algo metálico. Siendo los establos fácilmente podría ser cualquier cosa, sin embargo, al sacarlo a la superficie resultó ser una especie de medallón de bronce. Llevaba un extraño símbolo en relieve, pero con la suciedad era completamente imperceptible. 

Aquello no pasó desapercibido para el soldado que los vigilaba, que tras entrecerrar los ojos en la lejanía para identificar qué era comenzó a avanzar furioso hacia ellas. 

-¿Qué haces con eso?, ¿dónde lo has encontrado?, ¡entrégamelo ahora mismo! -bramó. 

Dio una patada al suelo, lanzando tierra sobre la curandera y la bruja. Probablemente habría querido hacer más que eso, pero sabía que el capitán no lo toleraría. 

La Iglesia no estaba muy lejos de allí, alzada en una colina cercana al centro del pueblo, así que apenas le costó a Teolfo y a Pau llegar hasta ella. Era un templo pequeño y antiguo, construido tras la conquista de Jaume I de las tierras valencianas y presentaba aquel estilo que se había popularizado tanto por toda Europa desde el siglo X.

En la colina no había otros edificios más que la iglesia, así que se respiraba bastante tranquilidad a su alrededor. El viento era algo más frío que en el resto del pueblo, pero no llegaba a resultar desagradable. Desde el exterior no se oía voz alguna, así que los capellanes no estarían ocupados con misa u oración alguna. 

Al llegar hasta la puerta, un rostro vagamente familiar para Pau les recibió.

Bon dia senyors. La missa va acabar fa ja estona, però igualment poden passar a resar i pregar -dijo sin identificar ni remotamente a su viejo amigo.

Pau se sorprendió y emocionó a partes iguales cuando reconoció, no sin dificultad, el rostro de aquel capellán que les recibió. Reprimió sin embargo sus emociones, como solía hacer usualmente y con una leve sonrisa bajó de Botifarra antes de dirigirse tranquilamente hacia el joven.

- Bona barbota t'has deixat Marc, amic meu -bromeó, esperando a que lo reconociese antes de acercarse a saludar más formalmente y añadir-. He vingut amb un cavaller per tractar uns assumptes amb el compte, però de moment no està i ens hem trobat amb un parell de problemes pel camí, així que he decidit vindre a veure al pare. Aquest soldat amablement ens ha acompanyat de camí.

Hizo un ademán al soldado para que se acercara antes de volver a dirigirse afablemente hacia su antiguo amigo.

- Et veig la mar de bé, -dijo palmeando su hombro- ¿com et va tot? Bò, abans de res, ¿està mon pare lliure per rebre'ns?

Al llegar a la puerta de la iglesia y ver salir a aquel joven capellán, Teolfo observó el reencuentro de Pau con su amigo. Supuso que se conocerían de antes y que tendrían una buena relación, por lo que decidió no intervenir hasta que Pau terminase de hablar con el joven.

-No sé si us haureu assabentat, però hi ha hagut problemes a la plaça de la vila -le explicó Teolfo al capellán, por si estaba al tanto de la situación que había tenido lugar con la curandera-. Una dona innocent pot ser condemnada.

Bernat se adentró en el establecimiento, encontrándose con un local al que claramente no estaba acostumbrado, con clientela a la que no pertenecía. Sus ropas, en las que se veía el león rojo sobre amarillo de su familia, y especialmente la espada que se permitía llevar al cinto, denotaban que el recién llegado no se trataba de alguien del pueblo llano.

Rápidamente se fijó en el caballero, que al parecer buscaba alojamiento por aquella noche, y se acercó a él — Buenos días, señor — saludó. A pesar de que hablaba castellano, por el acento se podía notar que no era su lengua materna, aunque no cometía tantos errores como el tabernero — Vuestras ropas han llamado mi atención y no he podido resistir la curiosidad. ¿Me permitís preguntaros qué hace un caballero de la Orden de Santiago en estas tierras? — dijo, directo.

El joven capellán miró muy extrañado a Pau, y al cabo de unos instantes cayó en la cuenta de quién tenía delante. Sus ojos se abrieron como platos. 

-Pau, deu santísim, quan de temps! -exclamó emocionado.

Pau: ¿com et va tot? Bò, abans de res, ¿està mon pare lliure per rebre'ns?

-Bé, bueno... ara parlem -dijo con una mirada comedida-. Don Claudio està bé, ara el voràs. Paseu, paseu.

Marc el capellán se hizo a un lado y dejó pasar al estudiante y al soldado en la iglesia. Por dentro era bastante austera, pero se mantenía limpia y ordenada. Una gran cruz de madera se alzaba sobre el altar, donde normalmente Don Didac realizaba sus misas, y cerca de la puerta se encontraba la pila bautismal, hecha enteramente de piedra. Una luz difusa se filtraba por las ventanas, dando un aspecto tan acogedor como misterioso.

De una de las salas se podía escuchar la voz de Don Claudio Parra, que estaba practicando canto.

-Don Claudio es va a posar tan content quan et veja, ja voràs -dijo Marc con cierta emoción-. Les coses han anat bé dins del que cap. Sacre va ser envaït, però el poble no va arribar a patir danys, tot i que sí que van morir uns quants pagesos dels voltants. Ara tenim un nou senyor i som del regne de Castilla.

Teolfo: No sé si us haureu assabentat, però hi ha hagut problemes a la plaça de la vila. Una dona innocent pot ser condemnada.

Marc miró extrañado al soldado.

-¿Una dona?, ¿qui? 

Teolfo escuchó la pregunta del joven capellán. Supuso que este aún no estaría al tanto de lo que había tenido lugar en la plaza del pueblo.

-Leonnie. La remeiera -reveló con tristeza, recordando cómo se habían llevado a la joven curandera-. Però també s'han dut detinguda a aquesta estranya dona dels boscos... ¿Llanos? -No estaba del todo seguro de si el joven conocería el nombre de la bruja-. Les van acusar d'enverinar a un soldat castellà.

Antes de poder analizar lo que había encontrado un guardia me llama la atención e intenta quitármelo. Como acto reflejo lo aprieto entre mis manos y lo llevo contra mi cuerpo.

- Este medallón es mío ¿por que debería entregárselo? ¿ustedes no se supone que se dedican a protegernos? Por que si saquean a una joven atada no son mejores que los bandidos de los caminos... - me acerqué como pude a la señorita Fabrat para evitar que el soldado me agarrase y me quitase el colgante.

Llanos entrecerró los ojos para evitar que le salpicara la tierra que el soldado acababa de lanzar sobre ellas. No le pasó desapercibido que parecía que no tenía autoridad para herirlas. 

-Podemos dártelo a cambio de algo -sugirió ella, ocultando a Leonnie tras su cuerpo como buenamente pudo-. ¿Información, tal vez? ¿Qué me dices? Parece bronce de verdad.

Cita:

Rodrigo asintió y saco de sus alforjas el precio acordado con el posadero, se lo entrego, y después se dirigió a una mesa, mientras andaba hacia la mas cercana, se percato de como las miradas se dirigían ahora a otro forastero, al que Rodrigo distinguió, había intentado defender a la que acusaban de bruja con tanta fortuna como él mismo, no era un caballero a las ordenes del conde, los guardias le habrían hecho caso de serlo, así que como él debía ser un forastero.

Cita:

Rodrigo inclino la cabeza con educación y le devolvió el saludo - Buenos dias - pero no se trataba de un simple saludo, y antes de que pudiera seguir hasta la mesa el caballero continuo.

Cita:

Rodrigo frunció el ceño, ¿que podía importarle lo que le había traído a estas tierras?
- De paso, me dirijo a Valencia junto a otro caballero de la Orden, decidimos hacer alto aquí y conocer al conde - respondió Rodrigo - ¿Y vos?, es obvio que sois tambien forastero -

Pau sonrió cálidamente en cuanto su amigo lo reconoció y comenzó a parlotear, tenía muchas ganas de hablar con él a solas, no obstante otros temas acuciaban.

-¿Una dona?, ¿qui? 

-Leonnie. La remeiera. Però també s'han dut detinguda a aquesta estranya dona dels boscos... ¿Llanos? Les van acusar d'enverinar a un soldat castellà.

- És cert, jo no sé qui són aquestes dones ni si és cert del que les estan acusant, al cap i a la fi acabe d'aplegar. Però crec amb el dret d'excusar-se i sé quan un guàrdia està abusant de la seua possició. És per eixe motiu que volia emprar el favor del pare, per veure si podriem ficar mà a l'assumpte fent servir el dret eclesiàstic.

Le lanzó una carga llena de significado a su viejo amigo.

- Ara bé, jo he vingut per tractar altres assumptes amb el compte, seria millor mantindre'm una mica al marge una vegada hajam vist què es pot fer.

Leonnie: Este medallón es mío ¿por que debería entregárselo? ¿ustedes no se supone que se dedican a protegernos? Por que si saquean a una joven atada no son mejores que los bandidos de los caminos...

Llanos: Podemos dártelo a cambio de algo, ¿Información, tal vez? ¿Qué me dices? Parece bronce de verdad.

-¿Pero qué estáis diciendo?, ¡ese medallón pertenece al conde! -bramó de nuevo-. ¡Ni siquiera es de bronce, dádmelo ahora mismo!

Enfurecido, el hombre avanzó hacia ellas y fue directo a arrancarle el medallón a Leonnie de las manos. Era un soldado medianamente fuerte, así que no le costó demasiado quitárselo. Nuevamente, trató de no infringirle daño por más que lo desease. 

-¡No volváis a tocar nada de esto nunca!

Dio media vuelta y se dirigió al interior del castillo, dejando a las dos mujeres solas. 

Teolfo: Leonnie. La remeiera. Però també s'han dut detinguda a aquesta estranya dona dels boscos... ¿Llanos? Les van acusar d'enverinar a un soldat castellà.

Pau: És cert, jo no sé qui són aquestes dones ni si és cert del que les estan acusant, al cap i a la fi acabe d'aplegar. Però crec amb el dret d'excusar-se i sé quan un guàrdia està abusant de la seua possició. És per eixe motiu que volia emprar el favor del pare, per veure si podriem ficar mà a l'assumpte fent servir el dret eclesiàstic.

Mientras hablaban, a Marc comenzó a cambiarle el gesto. Desde oír cierto nombre su preocupación se empezó a evidenciar. 

-Llanos?, han detingut a Llanos? -dijo-. Açò no es una bona senyal.

Apenas pudo decir algo más cuando una puerta se abrió. Las palabras del soldado y el estudiante no habían pasado desapercibidas.

Don Claudio Parra había salido de sus aposentos y se dirigía hacia ellos apresuradamente. No faltaba emoción en su mirada al notar la presencia de Pau.

-Pau, quina sorpresa! -dijo animadamente-. Estaba escoltant la teua veu desde l'altra habitació i no m'ho creía. M'alegre molt de tornar a voret, com has crescut. 

Antes de seguir con ellos, se dirigió a Marc con el gesto serio.

-Marc, busca a Don Ramir i dili lo de Llanos. Ell sabrà qué fer.

Marc asintió y salió de la iglesia sin rechistar. En seguida Don Claudio se volvió a centrar en ellos con una sonrisa. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que Pau lo había visto, y a decir verdad apenas había cambiado, salvo por el pelo más blanquecino y unas cuantas arrugas más en el rostro. Sin duda era Pau el que más había cambiado a sus ojos.

-Per favor, acompanyeume als meus aposents. Estareu cansats pel viatge i vos vindrà bé un poc de vi. 

Don Claudio les acompañó a una sala pequeña pero acogedora, con unos cuantos escritos ordenados en una pequeña estantería, una mesa con varias sillas, unas ajadas camas y un pequeño tonel de vino con el que llenó una jarra para servirles en unas copas de madera. Les hizo una señal para que tomaran asiento.

-Així que heu vingut a veure a l'comte. Per quin motiu? -les preguntó mientras les servía el vino. 

Teolfo acompañó a Pau y a Claudio a aquella pequeña y acogedora estancia. Se sentía como pez fuera del agua en presencia de un miembro del clero, pues no era el ambiente al que estaba acostumbrado de forma habitual. Por ello, se mantuvo en silencio, sin decir gran cosa.

-Gràcies -indicó, cuando Claudio le sirvió el vino en la copa de madera. El soldado tomó la suya y le dio un pequeño sorbo, mientras observaba la estantería llena de escritos.

De alguna forma había funcionado, no sabía si aquel medallón realmente pertenecía al conde pero eso no me importaba, el caso es que logramos quedarnos a solas en aquel patio.

-Parece que los ángeles están de nuestro lado - Le  comenté aliada a mi compañera apresada - ¿Tiene algún plan para salir de esta? Parecía que estaba muy segura de querer quedarse sola.

Esperé la respuesta de la señorita Fabrat con la robusta creencia de que ella era más capaz de lo que aparentaba.

El rostro de Pau se iluminó al ver al párroco, era más que evidente que le tenía un gran aprecio aquello era difícil de ocultar, sin embargo sí que evitó darle el abrazo que ansiaba. Miró por el rabillo del ojo a su acompañante con nerviosismo y se limitó a sonreír con afecto.

- Vosté en canvi està igual pare, ja pot veure que m'alimente bé a l'universitat -respondió alegremente-. Jo també m'alegre de veure'l ja feia temps que no tornava a casa i en tenia bones ganes. 

Se despidió de Marc con un gesto de cabeza cuando pasó por su lado y le lanzó una mirada de aquellas que se lanzaban cuando eran pequeños, de las que no hacía falta verbalizar que más tarde charlarían. 

Pau ya conocía el camino hacia los aposentos del párroco, pero siguió en comitiva a Claudio junto a Teolfo aparentando cortesía. Se sentó entonces cuando el hombre lo indicó y cogió la copa con las dos manos mientras les servía el vino.

-Així que heu vingut a veure al comte. Per quin motiu? 

- Bò... -mientras intentaba pensar cómo abordar el tema en presencia de Teolfo sin desvelar demasiado, dio un pequeño sorbo al vino y posó la copa sobre la mesa- el meu acompanyant el Cavaller Dalmau, que ara està a la posada dinant, i jo haviem de tractar uns assumptes amb ell. El bon Teolfo ha tingut a be acompanyar-me fins ací després del problema que hi ha hagut a la plaça amb els altres guàrdies, ja que tampoc podiem fer res fins que aplegara el compte. Em va presentar al Dalmau el Mestre, que per cert li mana records, perquè l'ajudara com emisari a tractar l'assumpte que l'ocupa. 

Dio otro sorbito al vino antes de continuar con una sonrisa.

- Ja sap que els llibres es lo meu... -dijo encogiéndose de hombros- un familiar dels Barons de Lliçana reclama un llibre del seu llinatge familiar que es va quedar al poble, i clar, és un llibre antic que probablement estiga perdut agafant pols a la biblioteca del compte. S'ha de saber buscar per trobar i això he de fer.