Partida Rol por web

El regreso de Llanos fue bastante calmado, a pesar de que en su cabello y ropajes había signos de haber vagado por el bosque durante bastante tiempo. Al encontrar al grupo tampoco dedicó ninguna expresión de sorpresa, como si les hubiese estado esperando.

Com ha anat Llanos?

-Bé -replicó ella tajantemente, quitándose una ramita enganchada a su capa con desidia-. Però algú de vosaltres sap quelcom d'una llegenda anomenada El dragón de Leovigildo? Pareix que és important per aixó que esta succeïnt. 

Pau negó con la cabeza y miró al resto.

- No, a mi no em sona. A algú de vosaltres?

A Teolfo no le quedaba ninguna duda de que había escuchado bien la leyenda que había mencionado Llanos, pero por más que el soldado trató de hacer memoria al respecto, no se le vino a la mente ninguna leyenda sobre un dragón que estuviera relacionado con alguien llamado Leovigildio.

Cuando Pau le preguntó, Teolfo hizo un gesto de negación. Estaba totalmente en blanco.

Bernat asintió a Leonnie para confirmarle que estaba bien, aunque la siguió observando con algo de recelo. Lo cierto es que aquello se debía más a lo dolido que estaba por haber perdido su arma que por los prejuicios que se le pudieran haber formado sobre la mujer. Y loco o no, lo cierto es que tampoco podía fiarse mucho de Don Diego.

— Mantengo lo que he dicho en la torre. Seáis bruja o no, mi prioridad es el conde. Después, Dios proveerá — fue cuanto respondió.

Su desánimo se agrandó aún más al ver que no eran los únicos que no habían logrado demasiado. Le supo mal por Teolfo, pero no podían permitirse buscar a sus padres. El tiempo corría, y bastante poco resultado estaban obteniendo ya.

Le sorprendió ver que contaban con una nueva aliada, y más aún el enterarse de que se trataba de la medio-hermana de Pau, pues el goliardo no la había mencionado durante el tiempo que habían viajado juntos.

— No podem esperar ajuda alguna per parte del cavaller de Santiago — reveló Bernat, echando una mirada de reojo a Leonmie — Encara que hem pogut saber que arribaràn més dels seus per a enfrontarse al conde, no crec que siga prudent apropar-se a ells.

En cuanto llegó Llanos y les dijo aquello, trató durante un segundo de intentar hacer memoria, antes de desechar totalmente el esfuerzo. Si alguna vez hubiera escuchado ese nombre tan fantasioso, lo recordaría.

(como ves me he equivocado en sumar en la tirada, creía que en modificador se ponía el igual o menos xD

Lluisa se quedó pensativa mientras la mujer que acababa de conocer hablaba, ponía todo su esfuerzo en rastrear lo poco que sabía de leyendas y cuentos, historias y fabulas.

-No sé si alguna vegada he escoltat alguna cosa semblant, de ser així no ho puc recordar, ho sent- la joven miró al resto de sus compañeros esperando para ver si alguno o alguna supiese algo más.

Me alegraba saber que alguien más se había unido a nosotros, 

- Si alguna vez oí ese nombre no puedo recordarlo - respondí ante la pregunta de Llanos, aunque podía suponer que con ese nombre debía tratarse de un caballero matadragones, alguien bastante famoso y valeroso. O por contra de alguna calamidad que sucedió en algún reino ficticio. 

Definitivamente no quería hablar del tema acontecido con el caballero, así que esperé en silencio a que alguien contara dicha fábula.

Estuvieron un buen rato hablando en aquellas oscuras catacumbas, poniendo en común lo que habían averiguado aquel día; por una parte, contaban con una nueva aliada entre ellos. La joven Lluisa había regresado aquella mañana a su hogar, y si bien aquel no era el mejor momento para regresar a Sacre, al menos podían contar con algo más de ayuda. Por otra parte, parecía que la enigmática lamia sí le había dado alguna pista a Llanos de lo que estaba ocurriendo en el bosque, o al menos de aquello que tanto ansiaba el conde de él. No obstante, ninguno conocía la misteriosa leyenda que había mencionado la criatura.

No fue hasta un rato después, cuando Don Claudio bajó para comprobar que todo estaba en orden, que pudo arrojar algo de luz a aquel asunto. El capellán acababa de dar su misa de la tarde y había estado bastante preocupado por algunos de ellos no regresaban de sus misiones, pero fue un alivio ver que todos estaban sanos y salvos. 

El capellán arqueó una ceja cuando Llanos mencionó aquella leyenda. Desde luego no era muy conocida, y apenas la recordaba de su juventud, cuando la escuchó por primera y única vez.

-La làmia vos va preguntar pel drac de Leovigild? -preguntó frunciendo el ceño.

Viendo la mirada de confusión del resto de presentes, parecía que él era el único que había oído hablar de ella. 

-Això no és res més que una llegenda antiga; Deien que apareixia als escrits de Isidoro de Sevilla, però es van perdre fa centenars d'anys, al menys el fragment en el que apareixia. L'únic que ens queda són els vells contes que conten als pobles.

El capellán encendió una vela para iluminar un poco más la lóbrega sala y la colocó a su lado, iluminando su rostro con la luz ondeante. 

-Bé, sembla que avui hauré de fer una altra missa. Escolteu i us contaré la llegenda...

Cuando acabó el relato, Don Claudio se rascó la barbilla pensativo. ¿De verdad el conde habría causado todas aquellas desgracias persiguiendo un cuento para asustar a los niños?

-Com veieu, no és més que un vell conte sense gaire importància, però si confiem en la làmia, potser es tracte d'alguna cosa més.

Teolfo escuchó cómo Don Claudio narraba aquella leyenda. Él no creía en dragones. Al fin y al cabo, si existían, ¿cómo era posible que nadie hubiera visto uno de ellos, o incluso hubiera conocido a alguien que decía haberse visto un dragón? ¿Tal vez todos los dragones ya estaban muertos?

Fuera como fuera, el soldado recordó cómo había sido el hallazgo del brazo cortado del hombre lobo. Recordaba las cadenas y cómo habían llegado a la conclusión de que lo que hubiera atacado al licántropo, desde luego debía ser mucho más grande que un ser humano. ¿Quizá verdaderamente había un dragón en el bosque? Teolfo incluso podía recordar el sonido de una corriente de aire levantándose, como si algo grande se hubiera alzado en vuelo en el bosque. Era demasiado extraño como para pasarlo por alto.

-Podria haver-hi un drac al bosc -lanzó Teolfo la teoría que más le encajaba en esos instantes con lo que podía estar sucediendo-. Això explicaria els homes del comte estiguin fent aturar tantes persones. Potser és per alimentar la bèstia.

La joven abrió los ojos como platos, no podía creer que hablaran muy en serio pero visto todo lo que había estado escuchando últimamente podía hasta tener sentido...

-Suposem per un moment que teniu raó, que de veres hi ha un drac al bosc solt... Què hi farem nosaltres en contra d'ell?- Lluisa se quedó unos segundos en silencio hasta que la cara se le iluminó -Ja hi està! Què deia la llegenda? Caldria doncs que buscarem informació de l'arcàngel i el rei al que donà el favor, així s'assabentàrem com el va vèncer. Hi ha tal vegada un llibre o semblant per a acudir a ell, Don Claudio?

Llanos puso los ojos en blanco al observar que ninguno de sus compañeros conocía tampoco la leyenda. Quizás a aquello se refería la Lamia cuando le dijo que no confiaba en la pericia de sus acompañantes, y en aquellos momentos, Llanos también dudó de su utilidad. Aun así, mientras trataban de hacer memoria, apareció el capellán y les sacó de la ignorancia con un relato de fantasía cristiana. 
No era extraño, pues, que Llanos no hubiese reconocido la historia, a pesar de la presencia de un dragón en ella.

Teolfo: Podria haver-hi un drac al bosc. Això explicaria els homes del comte estiguin fent aturar tantes persones. Potser és per alimentar la bèstia.

 Lluisa: Suposem per un moment que teniu raó, que de veres hi ha un drac al bosc solt... Què hi farem nosaltres en contra d'ell?

Fue entonces cuando Llanos reparó en aquella mujer rubia que les acompañaba. Había estado tan ensimismada en su encuentro con la Lamia que había ignorado todo lo que había a su alrededor.

-I tu qui ets? -Le espetó, recelosa-. En qualsevol cas, deuriem de buscar la tomba de Leovigildo. Potser trobem allí les armes amb les que va matar al dragó.

Llanos: I tu qui ets? 

-Tal vegada em coneixeu de vista alguns de vosaltres, he viscut tota la meua vida dins del convent fins que Pau es va anar a estudiar fora i jo vaig sortir a conèixer els camins també.- la joven carraspeó un poco y se puso un poco roja -Jo sóc Lluisa i em teniu per a servir-vos en el que faci falta.- 

Llanos: En qualsevol cas, deuriem de buscar la tomba de Leovigildo. Potser trobem allí les armes amb les que va matar al dragó.

La benjamina del grupo asintió a las palabras de Llanos.

-No sé molt sobre els temes que ens ocupen en la situació actual del poble, fins fa poc sempre havia pensat que aquestes bestioles eren dels contes per a infants però si el meu germà, persona d'estudis hi creu jo també.- le dedicó una sonrisa cariñosa a Pau -El que ha dit Llanos té sentit, tal vegada en les armes estigui la solució, no? Sabeu on és la tomba? Igual fer recerca sobre els tema tampoc estaria de més, així podríem trobar alguna cosa que s'ens pugui escapar per manca de coneixença, no?- la chica esperó la respuesta del grupo, tal vez alguien conociese ese enclave o tubiese alguna otra idea sobre que hacer. 

Bernat escuchó atento la leyenda que les contaba don Claudio. Para él, todo aquello era eso, una leyenda. Se consideraba un hombre racional y devoto. Si había algo que no podía explicarse, entonces la causa debía provenir de Dios. Y sin embargo, desde que había llegado a Sacre, habían sucedido algunas cosas que difícilmente podía achacar al Señor, aunque sus caminos eran inescrutables.

— Si Leovigildo va donar mort al drac... ¿Com pot estar rondant pel bosc mil anys després? — preguntó — Trobar informació no serà fàcil, si queden tans pocs registres del relat. I el bosc es molt gran com per a tractar de trobar la tomba simplement per fortuna. A més de que els homes del compte el ronden cada poc de temps... — se giró hacia el eclesiástico — ¿Sabeu d'algún lloc on pugam aconseguir alguna indicació?

Aquella leyenda captó toda mi atención, los animales mitológicos me apasionaban y en especial los dragones. Me resultaba extraño no haber conocido con anterioridad dicha fábula pero me alegraba de haber podido escucharla.

-Si de verdad hubiera un dragón habría habido rumores entre el vulgo mucho antes, pero tiene que haber algo de interés para el Rey en el bosque. La leyenda dice que se ocultó un secreto oscuro en dicha tumba, quizá lo que busca el rey sea eso... pero sin acceso a los archivos de palacio es difícil saber que busca exactamente aquel hombre.

 o cabía duda de que aquella historia era una leyenda sin fundamento. ¿O acaso sí la tenía? Escuchó en silencio, a padre y a sus compañeros, cavilando sin intervenir. Cuando Lluisa lo nombró, agachó la mirada enrojeciendo ligeramente con una leve sonrisa pero hasta que no hubo intervenido el último de ellos, no abrió la boca.

- Si hi ha un drac, cosa que dubte, no pot tractarse del mateix -caviló con la mano bajo su mentón, entonces comenzó a pasear por la estancia, parecía tan sumido en sus pensamientos que cada vez que hablaba parecía hacerlo más para sí mismo que para el resto aunque su voz sonase clara y serena-. Mil anys es massa temps com deia el cavaller Dalmau i en qualsevol cas aquesta llegenda parla de la derrota del èsser. Potser es tracte més d'allò que s'amagava a la tomba, l'oscur secret com diu Leonnie, però tampoc podem estar segurs, una llegenda tan antiga transmesa de generació en generació pot haver canviat de versió tantes vegades com d'anys disposa -levantó la vista hacia sus compañeros, con timidez-. Potser no tingam arxius, però jo vaig veure a l'estància del compte un mapa, sé on potser es troba allò que buscava, podriem acostar-se a investigar.

Don Claudio escuchó perplejo las ocurrencias de los allí presentes. Puede que sí que hubiese una lamia en los bosques, y según las pruebas aportadas por Don Ramir, también algo mucho más oscuro y demoníaco, ¿pero un dragón? Aquello no era más que una vieja leyenda.

-Crec que teniu una imaginació massa viva. El drac de Leovigild és només una vella llegenda, com la de Sant Jordi i el drac. No sabem quant les ha exagerat el pas del temps, però fos com fos, pertanyen a una època que ja no existeix i mai tornarà.

No obstante, puede que la clave fuese la tumba en sí, pero había muchas preguntas que quedaban todavía sin respuesta. Si el conde había llegado a propósito hasta Sacre para encontrar la tumba o si había sabido de ella después de asentarse en el castillo era una de las muchas cuestiones que asaltaban la mente del capellán. 

-Si Pau va trobar un mapa potser és l'únic que ens queda per arribar fins a aquest lloc. Això i el que pugui saber més la làmia, ja que ella és la que us va parlar d'aquesta llegenda en primer lloc -hizo una pequeña pausa. Desde arriba se podía escuchar levemente a Don Ramir acabando la misa de la tarde-. Bé, teniu alguna cosa més a dir?, sinó serà millor que ens reunim pel sopar

Apenas había acabado Don Claudio de hablar cuando la puerta se abrió de nuevo. Era Marc Martín, el capellán más joven, que entró receloso con su habitual timidez. Parecía que iba a decirle algo a Teolfo, pero al ver a Luisa se quedó estupefacto; con tanto ajetreo no la habían avisado de su regreso, y hacía largos años desde la última vez que la había visto.

-L-Lluisa? Com es que estàs ací? -preguntó extrañado.

Sin embargo, enseguida regresó a su cometido y se dirigió de nuevo a Teolfo.

-Disculpeu. Heu de venir un moment amb mi, he de contar-vos una cosa.