Partida Rol por web

Alexei se llevó tal alegría al ver bien a Gabrielle y a Ashtan que pasó por alto el hecho de que la maga del Círculo llevaba puesta una armadura digna del Hacedor. 

—¡Gabby! ¡Ashtan!—dijo entre jadeos mientras recuperaba el resuello— ¡Gracias al Hacedor que estáis bien!

El joven guerrero se inclinó hacia adelante llevándose las manos a los muslos. Por norma general no habría tenido problemas en seguir la carrera de la clérigo pero el corte que le había infligido el arlequín le dolía con cada bocanada de aire.

—¿Desde cuando las Hermanas de la Capilla corren como una liebre Lynn?—dijo Alexei con una sonrisa disimulando el dolor. Una vez más recuperado, el joven asintió a la indicación de la maga del Círculo—. Sí, busquemos otra salida. Por cierto Gabby, me gusta tu aspecto. Quizás esté un poco sobrecargado pero es muy bonito.

Acro... fobia.

Cedric masticó la palabra en su mente hasta que reconoce el sabor. Y no le gustó en absoluto. ¿Miedo a las alturas? Malas noticias, pero no entendía por qué le resultaba tan difícil de confesar a Ayla. Cuando oía hablar de fobias, Cedric pensaba en miedos irracionales y exagerados, como el miedo a los insectos o a las muñecas de porcelana. No hay ninguna razón por la que una caída a un abismo sin fondo no debería asustar...

—A mí también me asusta mirar al fondo de ese abismo. Pero tengo más miedo de ese demonio. De hecho, podría escribir un libro con todas las cosas que me dan miedo. Te las enumeraré todas mientras cruzamos, uno al lado del otro, y muy despacio...

Esperó que la verborrea contribuyera a calmarla, aunque ahora que lo pensaba creía que era Ayla la que debería estar hablando para olvidar el miedo. Claro que Cedric también estaba aterrado, así que no venía de más.

Lynn enrrojeció ligeramente y se rascó una mejilla.

—Desde que yo estoy entre ellas, supongo—carraspeó.

Decidisteis salir de aquella sala por el único camino posible.

Al llegar a la primera intersección, decidísteis tomar entonces el túnel distinto al que habíais venido con la esperanza de que no hubiese quedado cegado por los contínuos embates del Guardián del Templo que continuaban repitiéndose de vez en cuando a una distancia imposible de discernir: a veces os parecía tenerlo a unas pocas salas de distancia y otra como si estuviese en la otra punta del templo.

Terminasteis apareciendo en la vertical del agujero que habíais abierto al caer, solo que estábais un par de "pisos" más arriba, lo cual debía ser bueno. Esta sala estaba destrozada a la mitad por vuestra caída pero era enorme y aún había suelo intacto. Al fondo divisábais un solo túnel que parecía hacer cuesta arriba, lo cual quisisteis pensar que también era bueno puesto que hacia arriba era donde estaba la superficie.

Y entonces, justo cuando las cosas empezaban a pintar bien para todos, ocurríó.

Un nuevo golpe descomunal hizo temblar la sala y os heló la sangre en las venas. Sonaba muy cerca... ¡Tan cerca como en la sala contigua!

El segundo embate vino acompañado de una pared explotando en una nube de polvo y rocas. Y visteis surgir de ella de nuevo el inmenso pincho de madera que os había roto el suelo, seguido de uno de aquellos estridentes rugidos. Solo que en esta ocasión el dueño salió detrás, emergiendo de entre la polvareda.

Lo primero que se os vino a la cabeza fué la extraña fusión entre un insecto palo monstruoso y un árbol. "Árbol" porque el caparazón de aquella cosa parecía estar hecho de madera pese a que en verdad era tejido vivo. Tenía cuatro patas larguísimas, enormes y afiladas (una de ellas era lo que habíais confundido con el famoso "pincho" que había perforado la roca) aparte de dos más cortas delanteras en forma de garras, retraídas contra el cuerpo como las de una mantis religiosa.

Los brillantes ojillos de una cabeza increíblemente pequeña en comparación al resto del inmenso cuerpo se posaron en vosotros y un nuevo y estridente chillido resonó en la sala.

El Guardián del Templo os había encontrado.

Reacciones e iniciativas.

Podeis tirar saber (Religión) también para saber algo de este bicho. Os he puesto el nombe por cortesía pero no es de conocimiento común.

Ayla entornó en principio los ojos aunque por una vez no dijo nada. Quizá esperaba que te rieras de aquello, que lo considerases una molestia, o a saber el Hacedor qué... Pero la cuestión es que pese a que hizo aquel gesto, dejó de fruncir el ceño durante un instante.

Miró hacia atrás cuando una nueva explosión provocada por el demonio hizo saltar un trozo de roca chamuscada y terminó por volver a mirarte a ti. Pese a que mantenía la expresión estoica el hecho de que tuviese la mandíbula tan apretada que se le notaba la tensión en el cuello denotaba que estaba nerviosa.

—B... —titubeó. Pareció enfadarse consigo misma por el susodicho titubeo y volvió a empezar:—. Bien. Vale. ¡M-Movámonos!

Ayla: Amistad (+5)

Empezasteis a cruzar aquel estrecho sendero. Con la espalda pegada a la pared de roca, descubriste con alivio que te cambián los pies en la cornisa sin necesidad de tener que ir de puntillas. Al menos podías mantener bien el equilibrio.

Ayla por su parte no dejaba de mirar hacia arriba mientras deslizaba un pie tras otro. Estaba sudando y respiraba por la boca pero se las apañaba para no hacer ruido. La cornisa era apenas diez metros pero se os estaban haciendo eternos porque íbais muy despacio. Aunque avanzar, avanzábais. Poco a poco, un paso más, un paso menos lejos del final. Cada vez más cerca...

Y entonces, cuando apenas quedaban dos metros, a aquella inoportuna cosa chirriante que os había tirado el suelo, le dio por arremeter de nuevo contra alguna de las paredes del templo.

La sala entera tembló y media docena de rosarios de piedrecillas y polvo se desprendieron desde arriba en varios puntos. Ayla no pudo evitar soltar un grito de terror y, aparte de pegarse aun más a la pared como si de pronto se hubiese quedado pegada a ella se agarró con una de las manos a tu brazo izquierdo (era el que tenía más cerca porque íbais en fila) con la fuerza digna de un cepo que jamás habrías imaginado en un mago.

Por desgracia, el demonio escuchó el grito y se giró directamente en vuestra dirección.

Un sudor frío te recorrió la espalda seguido de uan desagradable oleada de calor. Al mirar de nuevo a vuestro destino, viste que el final de la cornisa estaba lo suficientemente cerca. Con un último impulso podíais llegar a la salvación, fuera de nuevo de la vista de aquella cosa. Sin embargo...

—N... No puedo—tartamudeó la maga que había cerrado los ojos con muchísima fuerza pese a que seguía "mirando" hacia arriba—. No puedo, no puedo, no puedo...

Ahora casi hiperventilaba y temblaba tanto que era un milagro que no se le hubiesen doblado las rodillas como si estuviesen hechas de gelatina.

El demonio (Rhagos, te recordaste mentalmente) emitió un rugido crepitante y empezó a arder con más fuerza, materializando llamas entre las garras.

—¡MÍA!—bramó con la irritación de alguien que piensa que le están "robando" algo—. ¡ES MÍA!

No iba a hacer lo que parecía que iba a hacer... ¿o sí?

¡El demonio os ha visto!

Cedric está aapenas dos metros del final de la cornisa (donde vuelve a empezar suelo fime) pero Ayla se ha parado. Puedes:

► Soltarte (el brazo) y cubrir esos dos últimos metros de un salto. Pero Ayla se queda sola.

► Decirle algo para que camine. Pero puede funcionar o no dependiendo de lo que digas.

► Aguardar a ver qué hace el demonio.

► Cualquier otra cosa que se te ocurra a ti (si tienes alguan duda, pregunta por el off)

A la noche me conectaré, creo. Me das la info del varterral y edito este mensaje.

Alexei, que encabezaba la marcha, se frenó en seco cuando escuchó el primer golpe. Cuando la pared explotó, instintivamente dio unos pasos hacia atrás mientras que con un brazo se protegía la cabeza y el otro lo extendía para evitar que sus compañeros avanzaran.

Al ver aparecer a la criatura entre los escombros y el polvo, el joven guerrero abrió mucho los ojos sorprendido. ¿Qué clase de seres poblaban Thedas sin que tuvieran conocimiento de ellas?

—¿Alguien sabe qué es esa cosa?—preguntó sabiendo que quizás sus eruditas compañeras o Ashtan podían darle una respuesta que él obviamente desconocía.

Entonces, el monstruo chilló y Alexei tuvo que hacer un sobresfuerzo por mantener el tipo y no llevarse las manos a los oídos.

¡Olé esa iniciativa guapa!

Si Ayla estaba hiperventilando, Cedric parecía haber olvidado cómo se respiraba. Su mirada estaba clavada en esa llama resplandeciente en mitad de la oscuridad y el terror le helaba la sangre. Era el momento para hacer algo heróico, como un caballero de brillante armadura, quizá Alexei, sabría bien, pero Cedric había agotado hasta su última gota de escaso y preciado heroísmo en no salir corriendo dejando a Ayla a su suerte. Hecho eso, Cedric hubiera pensado que merecía una palmada en la espalda y un descanso, si estuviera en condiciones de pensar, pero lo cierto es que estaba lejos de ser suficiente.

—Te-tenemos que irnos. Rhagos te quiere viva o al menos eso había parecido en pasados encuentros pero a mí me va a carbonizar. 

Dio un paso atrás, en la medida que la cornisa le permitió, y obligó, más con su tono que con su presencia, a Ayla a mirarlo a los ojos.

—Ayúdame.

Un salto al otro lado de la cornisa valdría, pero Cedric no se quejaría si un prodigio mágico por parte de la chica hiciera desaparecer al demonio. El caso es que él necesitaba ayuda, y su única forma de valentía era no tener miedo a admitirlo.

Si la cornisa lo permite, me pongo al otro lado de Ayla, entre el demonio y ella, para que salte.

—¡Es un varterral, un guardián élfico de lugares u objetos sagrados! —explicó Gabrielle—. Es vulnerable al fuego, y aunque ciego, puede localizarnos a través de las vibraciones en el suelo. ¡Cuidado con sus patas! ¡Es más rápido de lo que parece!

Fuuu esa iniciativa fea.

No tengo ningún conjuro de fuego.

Ayla estaba demasiado ofuscada por el terror que sentía como para andar pendiente de cualquier otra cosa, mucho menos de ayudar a los demás.

Rhagos por su parte, terminó en ese momento de conjurar una inmensa bola de fuego que sin más miramientos os arrojó encima.

El destello y el calor espantoso que de pronto se abatió sobre vosotros fué lo único que logró llamar lo suficiente la atención de Ayla como  para que abriese los ojos. El descubrir lo que se os venía encima no fué una visión más alentadora de la que de por sí ya le estaba provocando terror... y aquello la hizo soltar un sonido a medio camino entre jadeo y grito. Viste como por acto reflejo levantaba los brazos delante de si y por una fracción de segundo te pareció que conjuraba... ¿un escudo de llamas? Ya había hecho algo parecido con anterioridad, contra los engendros tenebrosos.

La bola se estrelló en medio de una explosión de lenguas ardientes y tal vez sólo el susodicho escudo impidió que acabaseis calcinados por ellas... Sin embargo fué tan violento el estallido que lanzó a la apóstata contra ti.

Tras el encontronazo, ambos os precipitasteis al vacío sin remedio.

Creíste que se te paraba el corazón. Que ibais a estar cayendo una eternidad. Que os íbais a matar. Un humo negro y un intenso olor a chamusquina os envolvía mientras os precipitabais hacia la negrura... que en segundos pasó a ser penumbra, y en segundos se empezó a aclarar más. ¿Había una sala debajo? Antes de que pudieses responder a esa pregunta sentiste que golpeabas de espaldas contra algo que parecía la tosca piel de un bronto, o madera hueca, o algo así... porque estaba duro pero no tan duro como para hacerte daño al caer ni para romperte nada. No pudiste evitar soltar un grito sofocado cuando el aire huyó de tus pulmones con el encontronazo y no pudiste tampoco evitar salir rodando, ¡aquello tenía pendiente!

Entre una voltereta y otra atisbaste que a Ayla le había pasado lo mismo: bajasteis rebotando como dos ruedas de queso montaña abajo por aquella especie de loma que se terminó repentinamente y tras una nueva y corta caída disteis con vuestros huesos en el suelo de tierra, aterrizando en medio de una nube de polvo.

Tenías la sensación de haberte caído del manzano más alto que jamás hubieses conocido, haber rebotado contra una loma y haber sobrevivido de algún modo. El caso es que el suelo estaba duro y el último golpe te había dejado sin aire.

Por un momento fuiste incapaz de levantarte porque todo tu mundo seguía dando volteretas pero en cuanto empezaste a reconocer tu entorno, la alegría inicial por estar vivo se convirtió en estupor: No habías caído sobre una loma, ni sobre madera hueca.

A pocos metros de ti había algo enorme, lo primero que se te vino a la cabeza fue la extraña fusión entre un insecto palo monstruoso y un árbol. "Árbol" porque el caparazón de  aquella cosa parecía estar hecho de madera pese a que era tejido vivo (por lo que habías sentido al caerle encima) Tenía cuatro patas larguísimas, enormes y afiladas aparte de dos más cortas delanteras en forma de garras, retraídas contra el cuerpo como las de una mantis religiosa.

Los brillantes ojillos de una cabeza increíblemente pequeña en comparación al resto del inmenso cuerpo centellearon y un nuevo y estridente chillido resonó en la sala.

El Guardián del Templo.

—¡Es un varterral, un guardián élfico de lugares u objetos sagrados!

Ayla gimió en el suelo a poco más de dos metros de ti seguramente tan aporreada como tú. Un intenso olor a humo la envolvía como un perfume. Pero aquella no había sido su voz... ¡había sido la de Gabrielle!

Al mirar en la dirección de la que provenía, entre la polvareda pudiste divisar quizá lo único remotamente bueno entre toda aquella locura: ¡tus compañeros se encontraban al otro lado de la sala frente a la criatura!

O al menos Gabrielle, Alexei, Lynn y Asthan.

Ayla recordará lo ocurrido.

Espera que posteen tus compis antes de poner nada, ¿ok? eres un "elemento espontáneo" y aun no te vieron xD

Puedes tirar saber religión (si lo tienes) para saber algo de este bicho. He puesto el nombe porque lo acabas de oir pero no es de conocimiento común.

Estaba claro que el Varterral os había detectado; las fosas nasales de la criatura inspeccionaron el aire y volvió a rugir haciendo que nubecillas de polvo y guijarros se desprendieran de la superficie.

El Guardián se irguió acuchillando el aire con las pequeñas patas delanteras que hacían de "manos" más que de "piernas", visiblemente molesto ante la presencia de intrusos en el templo que debía custodiar.

Y cuando toda aquella escena estaba en el cúlmen de lo épico, se escuchó un chillido agudo proveniente del piso de arriba.

Algo cayó envuelto en humo negro, rebotó en la cabeza del Varterral, rebotó en el lomo del Varterral, y rodó por el caparazón para dar con sus huesos en el suelo en medio de una nube de polvo y toses. Al lado del Varterral.

Cuando ésta se disipó, el grupo de Gabrielle y Alexei pudieron ver que lo que había caído de arriba y seguía de una pieza a saber el Hacedor cómo eran Ayla y Cedric.

La que pone "Ini" a secas es la del Varterral. Que en principio iba tirar sólo la suya y luego se me arregló el cerebro y caí en la cuenta de que los PNJ también existen.

Cedric y Ayla cuentan como derribados, con todo lo que ello conlleva. Los demás podéis colocaros en la casilla de la zona verde que queráis _{(Sí, Tali, te he copiado la idea descaradamente)}

Iniciativas

Alexei
Lynn
Varterral
Ayla
Asthan
Gabrielle

La caída de Ayla y Cedric habría sido digna de una comedia de no ser por lo peligroso de la situación. A sabiendas de eso, Alexei se lanzó de cabeza hacia el Valterral para atraer su atención. Con la adrenalina fluyendo por sus venas, el dolor del costado desapareció y el joven guerrero alzó el alfajón y gritando lanzó un tajo descendente. Al golpear a la criatura recordó cuando iba con su padre a cortar madera. Aunque claro, los árboles no devuelven los golpes.

Acciones: Cargo contra la cosa de muchas patas (+2 al ataque, -2 a la CA).

PG: 35/40

Comentarios: He supuesto que doy el golpe pero no sé si la criatura tiene secretos bajo la manga. Si es así reescribimos el post. Ojala sea crítico que esos 20 puntos de pupa molan mazo.

La espada de Alexei golpeó en una de las duras y enormes patas del Varterral emitiendo algo que sonaba desconcertantemente como el crujir de un enorme tronco. La criatura emitió un chillido de lo más irritado y de lo más estridente para, acto seguido, atacar a aquella pulga tanto con esa pata como con las demás a una velocidad terrorífica.

La parte buena dentro de toda aquella locura fué que, precisamente como era una "pulga", sólo dos de las extremidades vapulearon a Alexei, pero también lo sintió como si le hubiesen sacudido con el tronco de un árbol. Por si fuera poco, el Varterral también giró sobre si mismo y le atizó un coletazo. ¿Cómo demonios podía algo tan grande ser tan ágil?

Alexei le acierta al Varterral y le hace 10 puntos de daño (es inmune al crítico)

El Varterral baila un zapateado sobre ataca a Alexei y le hace 27 puntos de daño.