Partida Rol por web

Salisteis de Ostagar en silencio. La nieve del camino, lejos de desaparecer, se mantuvo presente e incluso aumentó conforme avanzábais hacia el oeste. Y el fresco con ella.

A Allure continuaba llamándole la atención el misterio del polvo blanco, al menos hasta que se las apañó para que, tras tirar de la rama de un abeto, le cayera absolutamente toda la nieve de la copa encima. Aquello provocó otra cosa inaudita: Que Asthan se riera.

El paisaje de llanura dejó paso al paisaje alpino. Tras un día y poco de viaje, llegásteis algunas horas antes del mediodía a un punto en el que se empezaba a vislumbrar la silueta de un pueblo al pie de las inmensas montañas blancas de la Espalda Helada: Refugio. Para todos era un lugar conocido de oidas por lo que había acontecido en él, para Alexei era volver a casa.

Ayla se caló la capucha en cuanto vió aparecer el pueblo tal y como le habíais pedido que hiciera. Parecía sin embargo inquieta, aunque era fácil adivinar por qué.

—¿No se va a meter en la gema?—preguntó tras unos instantes mirando a Allure.

La demonesa puso los brazos en jarras.

—¿Por qué? Me gusta estar fuera.

—Porque la gente de a pie tiende a entrar en pánico cuando ven algo raro—refunfuñó la apóstata—. Y eso incluye el conjunto de piel gris, ojos rojos, colmillos, cuernos y cola.

Allure proyectó el labio inferior hacia adelante.

—Eso también podría describir a un qunari. Bueno, salvo lo de la cola, y quizá...

—Uhg, ¡sabes perfectamente a qué me refiero! Tu aspecto no es el de un qunari.

Allure os miró a los demás, esperando vuestra opinión.

Alexei había pasado el resto del viaje sin hablar mucho. Furioso por haber dejado escapar a Rhagos y nervioso por la vuelta a Refugio. Realmente no sabía que se iban a encontrar y eso le preocupaba enormemente. Además volver a casa después de todo lo que había pasado se antojaba extraño.

Cuando Ayla y Allure empezaron a discutir, frunció el ceño. La criatura del velo era un misterio envuelto en un enigma. Sus intenciones no parecían malignas, pero el joven guerrero siempre tenía la sensación de que el "demonio" podía cambiar de parecer en cualquier momento. Y quería evitarlo a toda costa.

—La gente de Refugio ya está un poco cansada de eventos extraños como para añadir más leña al fuego—dijo con su tono más diplomático—. Creo que lo mejor de momento será que te ocultes Allure. Nos interesa pasar desapercibidos.

Gabrielle asintió en dirección a Allure para expresar su conformidad con lo que acababan de decir sus compañeros. Ya bastantes dificultades iban a tener para añadir otra más al saco.

Allure resopló con evidente descontento pero se hizo nube de humo tras varios segundos y desapareció dentro de la gema del saquillo que pendía del cinturón de Lynn. La cleriga de hecho pareció sorprendida de que no hubiese más quejas.

No obstante, en ese momento os percatasteis de un detalle: había alguien en la entrada del pueblo.

Una figura delgaducha caminaba de un lado a otro algo inquieta. En cuanto os vió, se acercó corriendo. Lo que no estábais seguros era de qué podía significar aquello cuando descubristeis quien era.

—¡Al fin llegais!—Fritz parecía aliviado y nervioso a la vez. Dudó antes de añadir:—. Chicos, tenemos... un problema.

Gabrielle corrió al encuentro de Fritz.

—¿Qué ocurre? —le preguntó al elfo en un tono de preocupación.

Alexei corrió detrás de Gabrielle pero con la sensación de que algo no estaba bien. Entonces cayó en la cuenta.

—¿Qué haces aquí?—preguntó el joven guerrero intentando no sonar suspicaz— ¿Y cómo has llegado antes que nosotros?

—He llegado antes—respondió el aprendiz pero al darse cuenta de que aquello respondía a la primera pero no a la segunda pregunta de Alexei, carraspeó—. E-Es decir, he venido con Wynne.

Esta vez cayó en la cuenta de que aquello ya lo sabíais.

—Hacedor... —suspiró tirando la toalla—. Venid conmigo, ella os lo explicará mejor. Ha... ha pasado algo raro con el Círculo.

—Entonces no tenemos un problema—masculló Ayla pellizcándose el puente de la nariz en resignación de lo que fuera que os íbais a topar—. Tenemos otro problema.

«Porque evitar que Thedas y el Velo salten por los aires era demasiado poca cosa... »

Seguísteis a Fritz hasta la entrada del pueblo, ya desde lejos pudísteis distinguir una figura familiar vestida con una túnica roja. Wynne se encontraba hablando con un lugareño local. Aunque la plaza en general parecía bastante más poblada que de costumbre a todas luces de curiosos por la presencia de una maga... que trataban de hacer parecer que estaban inmersos en sus propios quehaceres pero más de una mirada de reojo se escapaba de vez en cuando.

En ese momento la conversación pareció terminar ya que el hombre hizo un gesto leve con la cabeza, dio media vuelta y se fue. La Encantadora Superior permaneció de pie con los brazos cruzados ociosamente.

—¡Wynne!—la llamó Fritz—. ¡Wynne!

Wynne se volvió y su expresión se os antojó más seria de lo normal, aunque cuando os vió arqueó las cejas y soltó un suspiro mezcla de alivio e impaciencia.

—Bendito Hacedor, al fin una buena noticia—dijo acercándose a vosotros—. ¿Habéis tenido algún contratiempo en el viaje? Fritz, ¿les has dicho... ?

Al ver la cara de total desubicación del aprendiz carraspeó y se pellizcó el ceño. Repentinamente, el dulce rostro de la anciana se os antojó diez años más viejo. Era la primera vez que Gabrielle veía la sombra de la preocupación en la cara de su maestra... pero no era una preocupación nacida de la desesperanza. Por alguna razón, Wynne parecía ser inmune a ella, era una preocupación nacida de cuando algo muy querido peligra.

—Gabrielle, hemos perdido el Círculo—dijo de golpe volviendo a bajar la mano. Aunque antes de que a la maga bisoña le diese un infarto, agregó:—. O al menos... momentaneamente. Una brecha enorme se ha tragado la torre entera, es imposible acercarse. Ahora mismo "no existe" en este plano.

—¡¿QUÉ?!—la cara de Lynn era el epítome del espanto—. ¡¿Cómo?!

—Ha sido Adrath. No hay otra explicación.

—¡Pero eso significa que ese lunático ha... !

—Sí. Tratado de usar el bastón estando incompleto—respondió la Encantadora Superior con la mandíbula tensa pese a que su voz se mantenía firme—. Podría haber vaporizado la torre. Lo que ha pasado, sin embargo, es que se ha provocado un desgarrón en el Velo. Claro que no puedo decir que "sea mejor" porque la grieta es enorme y está descontrolada. Si no para de crecer...

Lynn intentó decir algo pero parecía incapaz de que le saliesen las palabras.