Partida Rol por web

La jerarquía está llena de símbolos, no creo que la cabecera sea una de las mejores, prefiero otras. Pero no he venido a discutir con mi superior así que, siendo cierto lo que dice, no tengo más que asentir a sus palabras y pasar a cosas más urgentes.

Oigo el relato con interés, así como mi compañero de armas, bebemos cada palabra y nos trasladamos a los distintos escenarios que protagonizaron la guerra de los espíritus y deseando haber podido estar allí. Hago el signo del dios pertinente cuando se nombran, los bueno se entiende, más, en el contexto en el que se ha nombrado, junto a otros de pérfido semblante y así reforzar nuestro bando.

El destino ha puesto delante de nosotros lo que parece una empresa digna de héroes, todo lo que se espera de alguien como yo, no se si me alegro yo más o mi padre. Creo que sobra decir que aceptamos la empresa, y el bueno de Tarben hace una pregunta muy complicada, porque no quiero pensar que se ha confundido, y para que se despejen las dudas, la aclaro un poco más.

-Cierto mi señor, como dice Sir Tarben, ¿es misión de la Orden de Caballería recuperar el tablero? entiendo que esas dos personas que faltan puede ser representantes de otras facciones o razas ¿no?- tengo los ojos brillantes de ilusión- ¿puede ser que otras...-carraspeo- cosas... hubieran tenido visiones sobre este objeto?- cuando un objeto de tal magnitud emerge, puede que las fuerzas oscuras también se movilicen. Cosa que me ilusione aun más.

Pensandose la respuesta, mientras se mesa uno de los largos bigotes, el Caballero se levanta de su silla, en la cabecera de la mesa, y se acerca a vuestro lado de la misma, con el pergamino que muestra el tablero en una mano:

- Si y no, Caballeros. No es una Mision Oficial de las Ordenes recuperar este tablero, y las piezas encantadas (por cierto, aun no se cuantas del juego son mágicas, eso es algo que he de estudiar y meditar), de hecho, con ustedes, somos muy pocos, dentro de la Orden con los que he compartido mis Visiones. Muchos me tildan de loco, incluso dentro de la propia Orden, pero solo soy un ferviente seguidor de Kiri-Jolith, y de los preceptos de mi Orden, y quien soy yo para menospreciar las Visiones que me manda el Altísimo?? El Codigo dice que he de vivir con Honor, y la Medida que he de ayudar a aquellos indefensos, protegiendolos de todo mal. Bien, si este tablero cae en manos malignas, que mucho me temo que ya lo están buscando, y son capaces de recuperar las piezas necesarias, la Oscuridad que se cernirá por nuestro mundo no tendrá parangon!!!

No, de encontrar y recuperar el tablero, me encargaré yo, pues así lo he visto, y a nadie he revelado las sopechas que tengo sobre donde se localiza. Vosotros debereis ir recuperando las piezas que podais. Yo os ayudaré a encontrarlas, bien por las Visiones que me mande nuestro Dios, o ayudandoos en la busqueda de informacion..., acaba, con una mirada encendida, buscando las vuestras...

- Alguna duda o comentario mas, Caballeros, antes de que lleguen nuestros contertulianos??

A Tarben todo le seguía sin cuadrar, le sonaba tan absurdo el usar un artefacto de dioses malignos que no pudo evitar decir:

- Mi señor, por todo lo que he podido aprender  en nuestra sagrada orden, no puedo evitar preguntarme cómo es que se plantea un uso para un artefacto usado por el mismísimo Hiddukel, dios de la traición y el engaño para otra cosa distinta que su destrucción. Sólo los dioses saben que surpercherías puede portar para aquellos que con buena fé esperen hacer el bien. 

Al menos esta vez había conseguido mantener los modales, y esperaba de todo corazón no ofender a su superior, pero tenía que decirlo. Aunque tuviese que ir el mismo al corazón de la mismísima Neraka a tirarlo sobre no se que volcán de calor único que rezaban las leyendas que cantaban algunos seguidores de Branchala que recorían  Ansalon.

Lord Fashtel vuelve a pensar un poco en la cuestión que plantea Tarben, está vez frotándose la barbilla, y de pronto le mira, con unos ojos de pronto muy cansados:
- Me tendréis que perdonar, Sir Tarben, porque es obvio que me he explicado mal, probablemente por haberme dejado llevar por la emoción de tamaña empresa: NO pretendo utilizar el Juego de Khas de M'Fistos, que por cierto, este es el nombre por el que se le conoce. Lo que pretendo es guardarlo para evitar que caiga en malas manos. Custodiarlo, para evitar que se use con fines malevolos.

Soy consciente de que, habiendolo construido el Dios de la Mentira, debe ser cuanto menos peligroso utilizarlo, y no hay nada mas lejos de mi intencion.

Repito, pienso ocultarlo, es por ello que esta misión es secreta, incluso dentro de la Caballería. Como digo, a parte de vosotros, son pocos los que están al tanto...

Sobre destruirlo, tratandose de un Artefacto Divino, como podemos incluso pensar en deshacer lo que un Dios ha creado?? Estudiaré sobre ello, pero el Altisimo me ha instado a protegerlo de manos indeseables...

Tras esto, recoge el mapa, y lo empieza a enrollar. En ese momento, escuchais como la puerta de entrada a la antesala se cierra:

- Bien, parece que alguno de vuestros compañeros ha llegado... Cualquier duda relativa a la mision secreta, la resolveremos al final de la reunion, les parece??, pregunta, esperando vuestra respuesta.
 

El escudero Tarben si duda está bastante abrumado por las circunstancias y está claro que no está poniendo atención a lo que dice el Lord, así que salgo en su ayuda. Necesitamos tiempo para digerir esto.

- Lord Terminaard, usted se expresa con total claridad, es la revelación en sí misma la que nos tiene abrumados, por mi parte- me llevo una mano al pecho- prefiero que entre el resto de la compañía, tanto el escudero Crownguard, como yo, necesitamos un tiempo para asimilar el contenido.

Dicho esto me levanto de la mesa y doy un corto paseo hasta ponerme de cara la gran mosaico e imaginando a donde nos llevará todo esto y si habrá que hacer un mosaico nuevo cuando todo esto termine. Aprovecho para darle vueltas a todo lo que nos ha dicho con ambas brazos cruzados.

Abres la puerta de entrada a la Sala de Reuniones, que asombrosamente, desliza casi sin esfuerzo sobre sus goznes. Desde el umbral de la antesala, puedes ver una sala rectangular de unos 50' de largo por la mitad de ancho, acabando en un impresionante ventanal de cristal plomado, con el Simbolo del Martin Pescador frente al Cisne Blanco, simbolo del Duque de Thelgaard. Tras la cristalera, a traves de una puerta abierta, puedes ver una balconada amplia, de cara al noreste, hacia la situación de Solanthus.

Una gran mesa de roble llena casi todo el espacio cercano a la cristalera, con 18 sillas de recia madera completando el lote. A ambos lados de las paredes, como en el resto de la Fortaleza, hay tapices, unos mas, otros menos viejos, mostrando imagenes de tiempos antiguos, pero, en el medio de la pared a tu izquierda te impresiona un mosaico, enorme, de un mapa, al parecer muy elaborado, de todo el continente de Ansalon, que te hace pararte en el umbral, impresionado:

Observando el mosaico, de pie, puedes ver a Sir Leviathan de Sharkenar, el grandullon que se empeña en luchar sin armadura, tu "colega" de pulsos, casi tan grande como tu.

A la mesa, puedes ver sentado a tu compañero y amigo Sir Tarben Uth Crownguard, con cara de costernación. Presidiendo la mesa, de pie, con su silla detrás, está Lord Fasthel du Terminaard, Capitan de la Espada (maximo rango de la Orden de la Espada en Thelgaard), que ronda los 40 años, pero se mantiene en forma,delgado, pero fibroso, aunque no demasiado alto, al menos comparado contigo. Su pelo, en cambio, le otorga una apariencia mas joven, pues ni una sola cana puebla su abundante pelo castaño. El corte, al estilo clerical aunque sin tonsura, habla de sus inicios en la Iglesia del Bisonte, cortado sin mucha forma definida, "a tazón" como comentarian en el pueblo, con ligeras patillas finas y algo puntiagudas, y un bigote largo y liso, sin duda de varios años de crecimiento. Una camisola de algodón blanco, con cuello vuelto, sobresale de la coraza, que luce orgullosa, el blason del caballero. Dado el calor que hace, no puedes evitar sorprenderte por ese detalle.

Al ver al minotauro en el umbral, Lord Fashtel le saluda con la mano, invitandole a entrar y se dirige a él, diciendo:

- Saludos, Zoak Brighthorne!! Pase, le estabamos esperando. Creo que conoce bien a los Escuderos Sir Tarben uth Crownguard y Sir Leviathan de Sharkenar. Le agradezco la prontitud en venir, y le pido disculpas, al igual que a nuestros contertulios, por una citación tan ambigua y sin apenas tiempo de reaccion...

Tome asiento donde plazca, y por favor, tome un refrigerio. Este calor es dificil de aguantar!!, te dice, con voz grave pero melodica, mientras se acerca a la bandeja, coge una copa, y la llena de fresca agua, tras lo que te la pasa...

Asiento cuando dicen todo.

Cuando el minotauro entra en la sala me pongo depié para luego cuando Lord Fashtel du Terminaard nos presente. Cuando nombra a Tarben, hago una ligero saludo con la cabeza. El minotauro se adentre en la sala vuelvo a sentarme y esperar en silencio a que nuestro anfitrión tome la palabra.

Zoak entró en la sala observando a los allí presentes.

El minotauro llevaba unos raídos pantalones de tela y una vieja camisa de algodón que se notaba que no era de su talla ya que había tenido que abrir por arriba para poder pasar su enorme cabeza de toro y de la cual apenas le quedaba rastro del algodón. Eso había hecho que se quedara abierta por arriba y dejara ver sus enormes y musculados pectorales.

Aquellos humano siempre tenían la necesidad de ir rellenando sus armaduras y llevar sus armas a todos los sitios, seguramente fuese para sentirse más seguros de sí mismos. Zoak lo había dejado todo en su casa, su armadura y sus armas, mostrando su confianza en él y sobretodo en su anfitrión.

No se sorprendió al ver a Tabern allí, cualquier empresa que el Lord necesitara debería contar con alguien de sus cualidades. También observó a Leviathan por unos instantes antes de centrarse en las palabras del Lord. Tomó asiento y aceptó aquel refrescante trago. En aquella sala hacía un calor de mil demonios.

Aguardó expectante las palabras del Lord a cuanto se requería de él, así podría rechazar cortésmente lo que fuese que quisiera y volver a la tranquilidad de su forja, de donde ya comenzaba a echar de menos el constante repiqueteo de del martillo en el yunque.

Tarben y Zoak esperan sentados a la mesa, mitigando la sed, mientras Leviathan espera de pie, observando los detalles del mosaico. El Lord de la Espada se pone de cara al balcón mientras se frota la sienes, obviamente pensando en algo que le preocupa. Pasan unos minutos, y de pronto se gira, y dice, con voz grave:

- Señor Brighthorne, creo que lo que vamos a hablar ahora mismo puede requerir de privacidad. Los Escuderos aquí presentes son de total confianza, y si en algo pudiera dudar de ellos, respondo con mi vida , incluso, si fuera necesario... La persona que está por venir, es como usted, también de fuera de la Caballería, y de ella no puedo responder. Si estáis de acuerdo, procedere a explicarle esta parte privada de la que hablo, aunque, si lo prefiere, podemos tratarlo a solas, usted y yo...

Zoak se encogió de hombros ante las palabras del Lord.

He sido yo el llamado a vuestra presencia Lord, y he sido yo el que he respondido a esa llamada. Si ponéis en duda mi honorabilidad será mejor que me vuelva por donde he venido. No voy a hacer ningún tipo de juramento de esos que tanto os gustan a los caballeros, si queréis algo de mí os escucharé y después decidiré. Y si no volveré tranquilamente a la forja.

Zoak se incorporó poniéndose en pie.

¿Y bien Lord?

El Lord vuelve a sonreir, con esa sonrisa cansada, de alguien que tiene muchas cosas en la cabeza, y está agotado:

- Ruego que me perdoneis, buen minotauro, pues no ha sido mi intención que pensaseis que la privacidad de la que hablaba os la pedia a vos, porque no es el caso, me referia que el asunto os compete solo a vos, y lo que os comentaba es si os importaba que lo hablaramos delante de estos caballeros, dice, señalando a Leviathan y a Tarben, o preferiais hacerlo en solitario... Es tu decisión, Zoak, y se respetará sea cual sea...

Giro la cabeza con el ceño ligeramente fruncido hacia mi ancho amigo. Si casi soy tan alto como él, aunque en musculatura no es posible compararme con esa tosca raza. Sus palabras son duras como el hierro sobre el yunque, Zoak nunca ha tenido necesidad de ser cortés ni educado, si bien tampoco es una persona desagradable.

Con el no van los rodeos. Hacer un prólogo es innecesario, aun así debería saber como somos en la caballería y hacer un esfuerzo. Poco a poco el ceño se me va suavizando cuando sólo puedo observar en su rostro un relajada resolución. Él hace juramentos a su manera, pero no es consciente de ello.

El minotauro guardó un momento de silencio mientras miraba al Lord. 

Os malentendí, lo siento Lord. 

Después miró a los dos escuderos, deteniéndose un momento en su amigo Tarben.

Si los presentes son de su confianza no tengo ningún problema en que estén delante. 

Cuando el minotauro me mira, le asiento en gratitud por la confianza que me confiere.

- Bien..., dice, mordiendose el labio inferior, mientras piensa bien lo que va a decir a continuación:

- Cuando venga la cuarta persona que he citado aquí hoy, les daré los detalles de mis Visiones, y en como se relacionan, al menos en parte, con todos ustedes, dice, con la mirada perdida de repente, como si mirase algo dentro de sí, - pero ahora le diré lo que he visto relacionado con usted, Zoak, y le pido su colaboración, pues en esas visiones he experimentado sensaciones muy viscerales, y no puedo, no soy capaz, de unir las piezas... Bien, dado que usted parece ser un tipo directo, para bien o para mal, iré al grano:

¿¿Que le dice el nombre de Keeli?? Se que es alguien relacionado de algun modo con usted. He notado sufrimiento, pero tambien felicidad, pues espera algun tipo de liberación. El Condor Rojo sobrevuela, intentando expulsar al Bisonte, que la protege...

No, lo siento, dice, levantando las manos, no se donde está esa persona, pero si he visto que en un futuro no muy lejano, tendrá un momento en el que estará accesible, y en ese momento, no tenga la menor duda de que, independientemente que acepte o no lo que les propondré a todos, haré lo que esté en mi mano por ayudarle, pues así me lo ha pedido mi Dios, acaba, mirandote con determinacion a los ojos, desde la cabecera de la mesa, donde no ha vuelto a sentarse.

Unas briznas de aire, ligeramente fresco, entras por las puertas abiertas de la terraza...

Keeli era el nombre de tu hermana pequeña!!! Se suponia que fue asesinada, con el resto de tu familia. Eso te dijeron, cuando te mandaron al exilio!!!

- Estará viva de verdad?? Por que este caballero sabe todo esto??, piensas, tu mente girando como un torbellino...

Los fuertes dedos de Zoak se apretaron hasta poner los nudillos en blanco cuando escuchó ese nombre salir de la boca del Lord.

Despacio, conteniendo su furia a duras penas, miró fijamente al Lord.

Keeli era mi hermana y yo sí sé donde está, está muerta. No sé a qué viene esto Lord.... la espuma le salió por la boca, las venas de los brazos comenzaron a hincharse de la fuerza que estaba ejerciendo sobre sus manos... pero si es una broma no tiene ninguna gracia.

La mente guerrera y casi primitiva del minotauro no entendía de visiones, magia o augurios. Pero el Lord le había mencionado a la familia, algo sagrado para Zoak, sobretodo después de su trágico desenlace. La imagen de Keeli, una joven minotauro llena de alegría y felicidad le vino a la mente. Apenas pudo contener las ganas de abalanzarse sobre el Lord y arrancarle de la garganta el haber pronunciado tan estimado nombre.

Él no le había mencionado su nombre a nadie, nada de su pasado, ni siquiera a Gondar y el Lord había dicho el nombre de su hermana, ¿cómo se habría enterado? ¿visiones decía? ¿podía ser que su hermana siguiera con vida?

Poco a poco fue tranquilizándose, ¿qué sabéis de mi hermana Lord?