Partida Rol por web

Dragonlance - Reconquistando Silvanesti

Capítulo I

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21/07/2019, 11:46
Lithiniel

Lithiniel contempló con asombro la enorme magia de aquel lugar, que el sabio Kento les había revelado. Así pues, siendo consciente de que en la sala de los paneles ella había sido la más beneficiada, esta vez dejó a todos sus compañeros actuar primero, con plena intención en ello; por lo que a medida que adquirían sus objetos mágicos los felicitaba y se maravillaba al igual que ellos. No obstante, viendo que no le iba a quedar nada que ofrendar se dirigió al piso superior, tomándose su tiempo para subir por la cuerda y acto seguido mandar al nivel inferior todo lo que encontró, desde armas y armaduras trasgas, hasta cualquier cosa de valor.

Cuando terminó y le llegó su turno, depositó dichos objetos en la zona requerida para ello, añadió su daga de gran calidad, el orinal de plata, el cristal luminoso que perteneció a Erindel en su día, así como la espada Cautela Feérica de su difunto marido, pues ella nunca podría sacarle el máximo provecho dado que no tenía su fuerza y esperaba que parte de su magia se imbuyera en el objeto que tenía pensado mejorar. Tras ello, le pidió a Kento que ofreciera también la vara de reanimar muertos, era mejor destruirla de esa forma a que cayera en malas manos, por lo que esperó que el mago estuviera de acuerdo. Después, le dijo a Zeveruth lo siguiente:

-Me gustaría ofrendar el arco que te di, está especialmente diseñado para hacer daño a nuestro pueblo, sé que le darás buen uso, pero si por un casual cae en manos de los draconianos, puede ser la perdición de nuestra especie, te pido esto como un favor, pese a que yo misma te lo di, pero no aceptes si no quieres... -concluyó con humildad.

Finalmente cuando todo estuvo listo y nadie quisiera añadir nada más, puso en la capa elathas de su difunto marido en el lugar de potenciación de objetos, sin duda era su posesión más preciada, al llevarla encima era como si sintiera de nuevo su abrazo y su calor, mantenía vivo el recuerdo de sus días de felicidad a solas en el bosque y ese era el recuerdo que deseaba mantener. Así pues, si con ello conseguía dotar de más valor a algo único para ella, que así fuera; llevar el resto de su vida una prenda como aquella era lo único que calmaba su corazón...

Notas de juego

Bueno a ver qué sale XD, a lo mejor sale una cara de Terevan en la capa como si fuera una aparición mariana jajaja.

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21/07/2019, 12:21
Zeverúth

El monje escuchó la petición de la druida con mirada serena, sin apenas pestañear. 

Sé que tus intenciones son buenas, pero al habérmelo dado pierdes todo tu derecho a elegir su destino - sentenció con voz tranquila, en respuesta a su petición y sus razones. 

Colocó el soris en su cinto, y cogió el arco con cuidado. Con su brazo, tensó la cuerda para notar una vez más todo su poder, y destensando con cuidado, lo devolvió a su posición original, poderosa y firme.

Cuando la respuesta parecía clara, un gesto inesperado delató sus intenciones. 

Tómalo, yo nada quiero ni deseo poseer más que lo necesario. Y aunque este arco sería un buen aliado, también tienes derecho a obtener algo de este sitio devastado y cruel., porque aunque no lo creamos, todos aquí somos iguales entre nosotros, y no merecemos ni más ni menos que los demás.

Así hizo gala de su voto de pobreza, y de paso le daba una lección a la druida y a alguno de sus otros compañeros. Después de todo, debía predicar con el ejemplo, y qué mejor momento que ese para hacerlo.

Notas de juego

Se lo doy, con reprimenda incluida xD

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21/07/2019, 12:34
Director

Del tesoro de elfos e irdas que los trasgoides habían ido acumulando en este lugar, ya quedaba muy poco digno de tal nombre y la druida miró con esto con preocupación, temerosa de ser la única que se viera privada de los dones del transmutador arcano.

Por supuesto, siempre cabía la posibilidad de renunciar a alguna de sus pertenencias, como había hecho Ashe, pero Lithiniel era de las que prefería gastar de lo ajeno antes que de lo propio y no pensaba ser menos que Gwyndaewar.

Cargada como estaba, trepar por la cuerda de regreso a la planta superior le supuso una auténtica odisea y no le quedó más remedio que desprenderse de buena parte de sus posesiones con la esperanza de que Gwyn no le escamotease ninguna mientras ella estaba ausente.

Una vez llegó de vuelta a la sala del trono de Oglugo, fue arrojando por la trampilla todos los despojos de los goblins que consideró de cierto valor e incluso los de valor dudoso, de tal modo que al depositarlos finalmente sobre el altar, su sacrificio tenía poco que envidiar al que el rechoncho kirath había hecho poco antes.

No del todo convencida de que aquello fuese suficiente, o buscando tal vez obtener más poder del que habían conseguido sus compañeros, Lithiniel añadió a la pila de desperdicios algunos objetos personales de los que deseaba deshacerse.

Viendo que la semihumana había tenido el ingenio de sacrificar aquello que deseaba destruir, Kenthalas accedió añadir al singular holocausto de Lithiniel la varita de Elen-dal por considerarla peligrosa. De este modo complacía los deseos de la druida, por quien sentía sincera simpatía, y acababa con cualquier aspiración por parte de Gwyn de apropiarse de ella en el futuro.

Y, a todo esto, Zeverúth añadió también el arco que la druida le reclamaba pese a que se lo había regalado hacía muy poco. A continuación, Lithiniel cubrió con la capa de su difunto esposo la montaña de ofrendas, la besó con el amor que le había tenido a Tërevan en vida y virtió sobre ella una lágrima, una gota de su sangre.

Pero los caprichosos dioses no estaban dispuestos a aceptar más que aquello que les fuera grato. Tras el estallido de luz, la druida recogió la capa y descubrió que bajo ella todavía se amontonaban los restos del pillaje perpetrado contra los goblins. Ahí estaban las pequeñas armaduras de cuero, las jabalinas, los livianos escudos... y también el orinal de plata con el que ella había tratado de burlarse de los dioses.

La espada de Tërevan, el cristal iluminador de Erindel, la daga manchada de sangre de Lithiniel, una cimitarra de plata de los goblins y la varita de Elen-dal habían desaparecido, junto con la gran mayoría de la artesanía de los Altos Ogros. Sin embargo, el arco asesino de elfos todavía seguía allí, demasiado terrible quizá como para que incluso los dioses quisieran aceptarlo.

Incluso para los ojos menos observadores resultaba evidente que la capa había cambiado. La no tenía el color mimetizado que poseían todas las de los kirath para ocultarse entre la maleza, sino que era lisa y de color gris; pero lo que verdaderamente llamaba la atención es que tenía bordado el rostro de Tërevan. Un rostro inquietante, que gesticulaba en silencio, sonreía, fruncía el ceño y hablaba con palabras mudas.

—Te protegerá —le aseguró Kenthalas a la atónita druida, cuando ésta se quedó mirando la capa sin saber muy bien si debía ponérsela o prenderla fuego—. Y hará más que eso, te lo aseguro. Puedo sentir en ella el calor de tu difunto esposo y mientras la llama de su amor todavía arda por ti, alimentará tu magia para que tampoco tus conjuros se extingan.

Notas de juego

Gracias por la idea! Descripción del objeto en la sección de "notas" de la ficha del personaje ;)

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21/07/2019, 15:19
Zeverúth

El monje observó impasible la transformación de todo aquello, y luego levantó una ceja con curiosidad al ver que el arco estaba de nuevo allí. Sin pedir permiso a nadie, lo tomó de nuevo, y como si nunca lo hubiese cedido, lo colgó en su espalda, que era donde más seguro podía estar. 

Luego contempló la capa de la druida, donde el rostro del fallecido guerrero se había grabado a fuego para custodiar a su viuda hasta la eternidad. Desconocía la intensidad de la relación que habían mantenido en vida de ambos, por lo que no sabía si aquel regalo, tan íntimo como poderoso, era del agrado de la elfa. Aunque si los dioses así lo habían querido, es que después de sondear la mente de la druida habían descubierto que no había mejor presente para ella. 

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21/07/2019, 17:21
Director

Alegres y confiados. Tal vez aquellas fueran las palabras que mejor describen vuestros estados de ánimo. Tenéis en vuestro poder armas nuevas, armas mejores y mágicas con las que os sentís imparables. Prácticamente habéis superado todos los peligros de este lugar y destruido las amenazas de ambos bandos.

Ya no quedan trasgoides en Tirintaal y el señor de los nigromantes ha sido destruido junto con sus adláteres y la mayor parte de sus huestes. Habéis descubierto el secreto milenario del transmutador arcano y muy pronto podréis regresar a vuestro hogar como auténticos héroes.

Después de todo lo que habéis pasado aquí, la Pesadilla de Silvanesti tampoco os resulta tan aterradora como antes. Ahora tenéis recursos para hacerle frente y son muy pocos los obstáculos que se interponen ya entre vosotros y la salida.

La magia de la mayoría de vuestros conjuros se ha desvanecido ya hace tiempo, pero el hechizo protector de Kento todavía sigue activo y todos estáis impacientes por poner a prueba los dones que os acaban de ser concedidos, así que coméis algo y os ponéis nuevamente en camino hacia la torre de entrada cargados de optimismo y la seguridad de que el espectro no podrá deteneros ahora.

En vuestro camino de vuelta no hay temor, si acaso impaciencia por encontraros con vuestro enemigo pero o bien se ha desvanecido u os rehúye pues no lográis dar con él por mucho que lo buscáis en las habitaciones por las que lo habíais visto merodeando anteriormente.

Podéis seguir buscándolo o bien tratar de llegar hasta la torre de control para reactivar el Portal.

Notas de juego

Ashe → 24/26
Gwyn → 22/24
Kenthalas → 15/15 (conjuros gastados: arma mágica x2, armadura de mago, comprensión idiomática; +4 CA)
Leithan → 26/26 (conjuros gastados: curar heridas moderadas, convocar aliado natural I, orientación divina x4, gracia felina x2, flamear, buenas bayas)
Zeverúth → 27/27

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24/07/2019, 20:10
Lithiniel

La alta elfa se quedó maravillada ante el obsequio que los dioses Irda habían tenido a bien entregarle, pese a que mucho de lo ofrendado lo rechazaron. Así pues, agradeciendo al monje su buen gesto y recuperando el orinal de plata, se dispuso a examinar su nueva capa, la cara del anverso era ciertamente inquietante, pero al ponerse dicho artilugio, la sensación de confort hizo que lo viese de otra forma, ahora tenía una vía para seguir en comunicación de su amado, y aunque no podía hablar, con el simple hecho de asentir o negar ya tenía mucho más de lo que jamás hubiese imaginado...

Tras ello, y una vez iniciada la marcha, tuvieron la suerte de no encontrarse con el espectro nuevamente, por lo que antes de acometer la batalla final contra el guardián del portal les propuso a sus compañeros lo siguiente:

-Bien, ya está claro que sólo tenemos un camino, el de salida, pero creo que estaría bien descansar un poco antes del asalto final, yo por mi parte gasté todos mis conjuros para prepararme contra el espectro y aunque es cierto que ahora somos mucho más poderosos, preferiría prevenir a curar, podríamos invertir este tiempo en recuperar las monedas antiguas que tuvimos que dejar atrás por su peso, estaban en la torre del nigromante, ¿os parece bien? -preguntó esperando conocer la opinión del resto, aunque algo le decía que ya sabía lo que diría Gwyn...

Notas de juego

Bien, propongo una pausa final antes del último enemigo, aunque si veis bien seguir hacia el portal no me opondré. Eso sí, paso de buscar al espectro XD.

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24/07/2019, 23:44
Zeverúth

El monje asintió ante la idea del descanso, le vendría bien a todos los miembros del grupo, pero disentía en cuanto a buscar las monedas, pues el temor de encontrarse con el espectro estaba en su mente, y no creía que tanta suerte como habían tenido antes fuese a repetirse una vez más. Además, tenía voto de pobreza.

- ¿Tan necesarias son las monedas como para exponernos a más peligros? creo que es necesario que descansemos, y que de paso agradezcamos a Matheri nuestra suerte. Las armas que nos han otorgado sin perder nada en absoluto son obra suya, estoy seguro. Ni siquiera en este mundo nos ha abandonado, yo me he encargado de ello - sentenció el monje, y justo después se puso a hacer meditación, tal vez esperando que alguno de sus compañeros se le uniera.

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27/07/2019, 17:35
Director

Aunque el odio de Ashe hacia los no-muertos es manifiesto, su deseo de abandonar este lugar y regresar a su campamento resulta ser mucho mayor. No está dispuesta a intentar rastrear a un enemigo que probablemente ya no exista y tampoco a incrementar el peso de su ya cargada mochila a cambio de un montón de monedas antiguas de dudoso valor.

—Viajo ligera —recita la exploradora semihumana la parte del juramento de los kirath que atañe a la situación—. Si mis habilidades son agudas, mis sentidos están alertas y mi valor es inflexible, entonces tengo todo el equipo que necesito.

La propia Lithiniel ya lleva más peso del que le permitiría caminar con normalidad, pero aún así está dispuesta a poner a prueba los límites de su resistencia física a cambio de la posibilidad de saquear por completo Tirintaal. Un criterio que Gwyn comparte con ella.

Por el contrario, aunque el monje viaja liviano, no tiene el menor interés en demostrar su poderío físico cargando con un saco de setenta kilos lleno de piezas de plata. Para él las cosas materiales tienen un valor más que relativo y el dinero en la Pesadilla de Silvanesti vale a su juicio menos que nada.

Kento no tiene inconvenientes en regresar a la torre del nigromante pero únicamente para recuperar la armadura de cuero que abandonó allí. Ahora que ha resuelto el misterio de las gemas encantadas y del transmutador arcano, cualquier interés en Tirintaal se ha desvanecido para él. Todavía conserva sus hechizos ofensivos para el encuentro que no se ha producido y el conjuro protector que le envuelve aún no se ha desvanecido de modo que no encuentra razones de peso para seguir postergando el regreso al hogar. A pesar de que acostumbra a alinearse con el criterio de la druida, en esta ocasión decide secundar a Zeverúth y Ashe, harto de dormir en el suelo, de apenas comer desde hace días y de prácticamente no tener qué beber.

Desde que destruisteis al gran Ärlithel, tenéis la sensación de que cada vez descansáis cada menos horas. Posiblemente no hayan pasado más que dos o tres horas desde que os pusisteis en marcha por última vez y probablemente la apatía esté haciendo mella en vosotros.

Aunque Zeverúth se sienta en el suelo del sangriento salón donde encontrasteis por primera vez a Elen-dal, la inquieta exploradora se siente incapaz de compartir su paciencia y decide que seguirá adelante con o sin vuestra ayuda. Si pensáis quedaros donde estáis, demanda que Gwyn le entregue al menos una de las dos llaves que supuestamente activan el Portal.

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30/07/2019, 18:09
Lithiniel

La alta elfa aceptó sin problemas el declinar la posibilidad de volver a la torre de los nigromantes, a fin de cuentas el monje tenía razón en que ya habían tentado mucho a la suerte, y podían considerarse agraciados con todo lo que portaban, por lo que preparándose para descansar un poco a la vez que su compañero meditaba, se percató de la irreflexiba reacción de la semihumana, fruto sin duda de su sangre sucia que era incapaz de entender el significado de tiempo para un elfo...

Por un momento se quedó pensando que podía ser un farol, sabía que aunque no se llevaran precisamente bien, nadie quería dejar que otro miembro muriera, por lo que meditó si podía ser un farol de Ashe para instarles a seguirla, así pues aunque en principio no dijo nada, se quedó mirando la reacción de Gwyn, si la joven seguía empeñada en ir sola no le quedaría más remedio que seguirla, pero no lo haría hasta estar segura de que no le quedaba más alternativa...

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31/07/2019, 18:35
Zeverúth

El monje se levantó de su meditación viendo que la semielfa no pensaba parar ni para un breve descanso, y la siguió, no pensaba dejar sola al miembro más valiente y leal de su grupo. Si algo ocurría, quería estar él ahí para ayudarla.

Miró fija y duramente a los demás, si se quedaban rezagados no pensaba esperarlos una vez hubieran abierto de nuevo el portal. La vuelta a casa estaba cerca, el sueño que anhelaban estaba a punto de cumplirse. Volverían a casa de una vez por todas, y eso era todo lo que importaba ahora.

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04/08/2019, 11:42
Director

Gwyn está decidido a hacer acopio de todas las monedas de plata que dejasteis atrás de modo que os desea buena suerte tratando de llegar hasta el panel de control del Portal y os hace entrega del cetro que encontró sumergida en la torre de los goblins hace ya tanto tiempo. Espera que os baste con uno porque no tiene intención de entregaros el de Drielae bajo ningún concepto.

Tanto Ashe como Kenthalas están decididos a seguir adelante y Zeverúth se niega a abandonar a la intrépida semihumana de modo que no duda en unirse a ambos. Lithiniel, mucho más reticente, sopesa los pros y los contras de quedarse sola donde está y finalmente accede a secundar a sus compañeros aunque a regañadientes.

Os despedís de Gwyn en la torre del Nexo y mientras él sube las escaleras para volver a la guarida del gran Ärlithel, el resto las bajáis para dirigiros a la única zona de Tirintaal que todavía no habéis explorado.

El puente que os separa de vuestro destino es corto, apenas una veintena de metros, y se encuentra despejado. Si miráis hacia abajo podéis ver el embravecido mar muy cerca de vosotros, una caída accidental no os mataría pero posiblemente el peso de vuestras mochilas os hundiría hasta el fondo.

Al otro lado del puente podéis ver claramente al alta y esbelta torre octogonal de cristal opaco que se alza desde el mar hasta una gran altura por encima del resto de torres de la fortaleza y que está coronada por una bóveda de cristal, brillante como un faro en la noche eterna de este lugar. La puerta de entrada se encuentra en la planta baja, cerrada frente a vosotros y no parece que tenga cerradura alguna.

Tampoco hay ni rastro del supuesto guardián que debería estar custodiándola de modo que avanzáis por el estrecho puente con cautela pero también con decisión. Lo hacéis en fila de dos, con la exploradora y Zeverúth marchando en cabeza, mientras que Lithiniel y el seguidor de Solinari les siguen unos pasos por detrás.

Habéis recorrido la mitad del puente cuando una figura perfectamente fundida con su estructura de cristal emerge para interponerse entre vosotros y vuestro destino directamente frente a Ashe y el monje. Mide unos tres metros de altura y casi lo mismo de diámetro, lo que os hace pensar que resultará muy difícil pasar por su lado sin que os tire fuera del puente. Carece de facciones reconocibles pero su interior translúcido reluce con un brillo tenue similar al de una vela.

Intentáis daros media vuelta pero dos tentáculos de cristal sugen del puente detrás de vosotros, sacudiéndose como serpientes.

—¡Es un gólem de cristal! —exclama Kento, sorprendido y atemorizado— Un constructo creado por los magos de la antigüedad para proteger los lugares más valiosos. Es prácticamente inmune a todas las armas que no sean contundentes y resistente a la magia, pero muy vulnerable a los ataques que produzcan daño sónico. Estas criaturas pueden golpear a los invasores con gran dureza pero su característica más temible es que pueden arrojar cristales cortantes a los intrusos y apresarlos con sus poderosos tentáculos. Si conseguimos destruirlo sus tentáculos desaparecerán con él, pero cuidado porque si nos sujetan estaremos perdidos.

- Tiradas (2)

Motivo: Tentáculos de cristal

Tirada: 1d4

Resultado: 2

Motivo: Kento: prueba de "saber (arcano)"

Tirada: 1d20

Resultado: 12(+14)=26

Notas de juego

Por favor, haced tiradas de iniciativa y declarad las acciones de vuestros personajes para el próximo asalto (menos Gwyn, que no sabe qué es lo que está ocurriendo y se limita a cargar brazadas de monedas de plata de una torre a otra xD)

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04/08/2019, 16:48
Lithiniel

Lithiniel, a sabiendas de que continuar sin descansar era un suicidio, decidió seguir a los demás, si se equivocaba nadie le echaría nada en cara, pero si llevaba razón, estaría allí para recordárselo constantemente...

Así pues, conforme avanzaban por el puente parecía que la cosa pintaba bien, quizás tuvieran la misma suerte que con el espíritu, pero justo cuando se preparaban para cantar victoria, la realidad les dio una tremenda lección justo en sus narices, un golem colosal y casi indestructible apareció delante de ellos, cortándoles la retirada por si fuera poco, además ella no tenía nada con lo que ser de utilidad, dado que sus armas eran inútiles por lo que gritó desesperada diciendo:

-¡Sabía que era un error! ¡os dije que había que esperar! ¡no tenga nada que pueda ayudarnos! -exclamaba desesperada, a la vez que alzaba a Renan para que volara alto y aquel monstruo no lo alcanzara.

No obstante, una idea surgió en su mente, no les ayudaría a sobrevivir, pero quizás fuera su única opción por lo que cogiendo el dejando el cetro que les dio Gwyn al alcance, sacó su escudo y su estoque, colocándose en posición defensiva a la vez que le decía al mago que era el único aliado de confianza que allí tenía:

-Kento, si la cosa se tuerce, me transformaré en águila, cogeré el cetro e intentaré entrar en la torre por alguna ventana, vosotros retiraos a la zona del portal, allí os veré si todo sale bien... -le aclaró esperando que todo aquel plan no fuera necesario y pudieran vencer al golem con los puños desnudos del monje, el cual parecía ser el único posibilitado para tamaña tarea...

- Tiradas (2)

Motivo: Ini

Tirada: 1d20

Resultado: 15(+3)=18

Motivo: Avistar

Tirada: 1d20

Resultado: 7(+7)=14

Notas de juego

Máster, un par de dudas, la primera, si me transformo en águila (por mi nueva habilidad por ser druida nivel 5), ¿las cosas que llevo encima las pierdo o las recupero al volver a mi forma? ¿afecta el peso para volar y demás? De todas formas (y dado que no se aclara quien tiene el cetro) pido que lo dejen a la vista (sobresaliendo de una mochila o algo así), pues supongo que las mochilas las soltamos a la hora de pelear.

Por otro lado, tiro avistar por si veo si la torre tiene ventanas y a ser posible abiertas.

Por último, como arma CaC sólo tengo el estoque (lo demás lo sacrifiqué en el altar) por lo que mi pregunta es si con este arma puedo hacer algo contra los tentáculos, si es así tira por mi, porque tampoco sé si los tengo a mi alcance, mi idea es cubrirme todo lo que pueda (defensa total) y si algún tentáculo se pone a tiro, darle, que por cierto ¿podría darle con el escudo?

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04/08/2019, 16:52
Zeverúth

El monje sacó el soris, y sin dejar ni un segundo de por medio tras las palabras de Kento, se lanzó al ataque de aquel nuevo enemigo. Por lo que había dicho el mago, el tiempo era oro, no debían dejar que los apresase, porque entonces todo habría sido en vano.

- Tiradas (5)

Motivo: Iniciativa

Tirada: 1d20

Resultado: 9(+7)=16

Motivo: Ataque 1

Tirada: 1d20

Resultado: 1(+6)=7

Motivo: Ataque 2

Tirada: 1d20

Resultado: 15(+6)=21

Motivo: Daño 1

Tirada: 1d8

Resultado: 1(+4)=5

Motivo: Daño 2

Tirada: 1d8

Resultado: 6(+4)=10

Notas de juego

Desde el móvil. Perdonad que sea tan escueto.

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05/08/2019, 23:37
Director

A pesar de dejarse arrastrar por la desesperanza y de culpar a los demás de la falta de firmeza de sus propias decisiones, la druida es la primera en actuar. O más bien, en no actuar puesto que se limita a aprestar sus armas y a esperar a que sea el gólem de cristal por medio de sus tentáculos quien lleve la iniciativa.

Zeverúth en cambio no parece dispuesto a dejar que su enemigo aseste el primer golpe y es por ello que arremete contra él, soris en mano. El temerario movimiento del monje a punto está de hacerle resbalar y el rosado gólem no desaprovecha la ocasión para tratar de arrojarlo fuera del puente. Sin embargo, Zeverúth logra esquivar el ataque por la mínima y asestarle un duro golpe que logra resquebrajar buena parte de la superficie en la que el Caladrithal ha impactado. Por desgracia, todo apunta a que el custodio está lejos todavía de ser aniquilado.

Por su parte, Ashe se apresura a extraer un puñado de flechas de su carcaj aunque las advertencias de Kento la previenen de que no son armas particularmente efectivas contra este adversario en particular. La exploradora semielfa encuerda las dos primeras flechas y las lanza en un único disparo de su Catarsis. El primer proyectil alcanza a su objetivo sin causarle graves daños y el segundo rebota inofensivo contra su cuerpo de cristal. Ajena a los resultados obtenidos, Ashe dispara otra flecha con la velocidad de un relámpago que vuelve a hacer diana contra la criatura. Y todavía le da tiempo a disparar una vez más antes de que su oponente se disponga a contraatacar. Un total tres veces las flechas disparadas por su arco encantado hacen diana en el gólem y otras tantas resquebraja su cuerpo allí donde los gélidos proyectiles impactan.

Tras avisar a sus compañeros del peligro que tienen delante, Kenthalas se apresura a tomar también parte activa en la batalla por medio de sus conjuros. Sin embargo, en lugar de atacar a la criatura de cristal, opta por reforzar sus propias defensas arcanas para tratar de sobrevivir al encuentro a toda costa.

Las represalias por parte del gólem de cristal no tardan en llegar. Los dos tentáculos tratan de alcanzar simultáneamente a Lithiniel y al seguidor de Solinari. La druida consigue bloquear el ataque interponiendo su escudo mágico en el camino del látigo de cristal; las defensas de Kento, en cambio, son aplastadas sin piedad por el tentáculo junto con el propio conjurador.

Entretanto, el gólem de cristal dispara una andanada de cristales de sus propio cuerpo como si fuera alguna clase de monstruoso puercoespín contra la pareja de kirath situados en vanguardia. Allí donde sus propios reflejos fallan están la cota de mallas élfica para salvar a Ashe de la afilada lluvia de cortante cuarzo rosa. Desafortunadamente el monje no tiene tanta suerte, ni protección alguna de modo que su cuerpo desnudo recibe el impacto de las dolorosas cuchillas de cristal.

Sangrando por numerosos cortes, Zeverúth consigue mantenerse en pie en una demostración de auténtica tenacidad y resistencia al castigo físico. Un castigo que sin duda no será capaz de soportar nuevamente.

- Tiradas (14)

Motivo: Iniciativa Ashe

Tirada: 1d20

Resultado: 10(+5)=15

Motivo: Iniciativa Kento

Tirada: 1d20

Resultado: 7(+3)=10

Motivo: Iniciativa Golem

Tirada: 1d20

Resultado: 5(+2)=7

Motivo: Golem AdO

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 6(+8)=14 (Fracaso)

Motivo: Ashe. Disparo 1

Tirada: 2d20

Resultado: 9(+10)=19, 2(+10)=12 (Suma: 31)

Motivo: Ashe. Disparo 1

Tirada: 1d8

Resultado: 6(-2)=4

Motivo: Ashe. Disparo 2

Tirada: 1d20

Resultado: 15(+14)=29

Motivo: Ashe. Disparo 2

Tirada: 1d8

Resultado: 8(-2)=6

Motivo: Ashe. Disparo 3

Tirada: 1d20

Resultado: 15(+9)=24

Motivo: Ashe. Disparo 3

Tirada: 1d8

Resultado: 5(-2)=3

Motivo: Tentáculos

Tirada: 2d20

Resultado: 18(+8)=26, 4(+8)=12 (Suma: 38)

Motivo: Tentáculos. Daño

Tirada: 1d6

Resultado: 1(+5)=6

Motivo: Gólem. Disparos

Tirada: 4d20

Resultado: 8(+5)=13, 4(+5)=9, 16(+5)=21, 18(+5)=23 (Suma: 66)

Motivo: Gólem. Daño

Tirada: 2d6

Resultado: 2(+5)=7, 6(+5)=11 (Suma: 18)

Notas de juego

Dejo la batalla en "abierto", para que Gwyn disfrute (o sufra) con su lectura aunque no pueda intervenir. ;)

Ashe → 24/26
Gwyn → 22/24
Kenthalas → 9/15 (conjuros gastados: arma mágica x2, armadura de mago, comprensión idiomática, escudo; +8 CA)
Leithan → 26/26 (conjuros gastados: curar heridas moderadas, convocar aliado natural I, orientación divina x4, gracia felina x2, flamear, buenas bayas)
Zeverúth → 9/27

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08/08/2019, 00:22
Lithiniel

La situación se ponía cada vez peor, la maldita semielfa, cuya estupidez los había llevado allí se negaba a usar otra arma que no fuera su arco, para colmo, el monje, el único que podía detener a la bestia, había sido brutalmente herido, por lo que maldiciendo por lo bajo, la alta elfa fue reculando hasta estar cerca de este, momento que aprovechó para sanar sus heridas lo mejor que pudo, no obstante, la dificultad de concentrarse en un entorno tan estresante como aquel era demasiado, por lo que esta vez la druida no pudo hacer gala de sus habilidades sanadoras, sólo le quedó rezar esperando que Zeveruth aguantase lo suficiente como para que le diera tiempo de volverlo a intentar...

- Tiradas (1)

Motivo: curar heridas leves

Tirada: 1d20

Dificultad: 11+

Resultado: 6(+4)=10 (Fracaso)

Notas de juego

Bueno, yo sigo con mi defensa total (no sé si afecta a los conjuros), pero viendo como está Zeveruth intento curarlo, aunque si no me equivoco, el hechizo no sale, ¿el conjuro lo pierdo dire? si me he equivocado en algo tira tu por mi. A ver si en el siguiente turno tengo más suerte, en caso de que llegue el monje, claro XD.

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08/08/2019, 16:50
Zeverúth

Totalmente destrozado por el ataque, el monje comprueba con horror que numerosas heridas sangrantes manan por su piel. Aquel monstruo va a ser un rival formidable, el último antes de la libertad. 

Caladrithal brillaba temerariamente, deseoso de cobrarse a su víctima, una tan orgullosamente poderosa como era aquel soris legendario que portaba el monje. Los ojos de éste se entrecerraron, una mezcla entre un intento de aguantar el dolor de sus heridas y el odio que la criatura de cristal le despertaba en su interior. El hogar no había estado tan cerca desde hacía mucho tiempo, y la imposibilidad de llegar hasta él por culpa de aquello lo había terminado de sacar de sus casillas. Zeveruth, siempre tranquilo y meditador, estaba lleno de ira, y eso se reflejaba en la cantidad de golpes que intentaba darle a la criatura cristalina, algunos con más éxito que otros. Una vez más, empuñando a Caladrithal, atacó a la criatura con el firme deseo que ya le quedase poco para su final.

- Tiradas (4)

Motivo: ataque 1

Tirada: 1d20

Resultado: 17(+6)=23

Motivo: ataque 2

Tirada: 1d20

Resultado: 6(+6)=12

Motivo: daño 1

Tirada: 1d8

Resultado: 1(+4)=5

Motivo: daño 2

Tirada: 1d8

Resultado: 8(+4)=12

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08/08/2019, 20:57
Director

Viendo la desesperada situación en la que se encuentran sus compañeros, Lithiniel decide ponerse en acción y tratar de socorrerlos. Sin quitarle ojo a los tentáculos que lanzan latigazos en su dirección, la druida recita rápidamente las palabras de un sortilegio curativo y toca con su mano izquierda la espalda de Zeverúth. Al instante, las heridas del monje dejan de sangrar y éste, todavía pálido y algo tembloroso pero lleno de fiera determinación, avanza contra su oponente.

Una vez más, Zeverúth descarga una lluvia de golpes con su soris encantado sobre el coloso de cristal pero el monstruoso ser no parece acusar apenas los golpes, protegido como está por su cuerpo vítreo.

Antes de que el golem tenga ocasión de contraatacar, Ashe apresta un nuevo puñado de flechas y las dispara contra la rosada mole de púas afiladas. Una tras otra, las cuatro flechas hacen diana en el enorme guardián del puente, provocando grietas de pequeña consideración a lo largo de todo su cuerpo.

Para entonces, los tentáculos han entrado nuevamente en acción y azotan cruelmente tanto que Kento como a Lithiniel sin que ninguno de los dos pueda hacer nada para resistirlos; ni siquiera por los medios mágicos de que disponen. Destrozado y al límite de sus fuerzas, Kenthalas trata de lanzar un apresurado conjuro por encima de sus camaradas situados en primera línea pero de las yemas de sus dedos no brota más que un humo oscuro e inofensivo en lugar de las esperadas lenguas de fuego que el mago se disponía a proyectar.

Las represalias del coloso de cristal no se hacen esperar. Con sus brazos monstruosos convertidos en dos mazas llenas de pinchos erizados, arremete contra la pareja de kirath que tiene delante, en un movimiento descendente con el claro propósito de aplastarlos a ambos. En esta ocasión, el prevenido monje sí consige esquivar con facilidad la embestida pero la arquera no logra reaccionar con la rapidez necesaria y recibe de lleno el impacto. Con el cuerpo ensangrentado y perforado allí donde ha sido alcanzada por las púas de cristal, Ashe trastabilla luchando por conservar el equilibrio y el suficiente aplomo como para no desmayarse. Está claro que no resistirá otro golpe como ese.

- Tiradas (13)

Motivo: Lithiniel: prueba de Concentración para conjurar a la defensiva

Tirada: 1d20

Dificultad: 16+

Resultado: 12(+5)=17 (Exito)

Motivo: Lithiniel: daño sanado

Tirada: 1d8

Resultado: 8(+5)=13

Motivo: Ashe. Disparo 1

Tirada: 2d20

Resultado: 15(+10)=25, 16(+10)=26 (Suma: 51)

Motivo: Ashe. Disparo 1

Tirada: 2d8

Resultado: 8(-2)=6, 4(-2)=2 (Suma: 8)

Motivo: Ashe. Disparo 2

Tirada: 1d20

Resultado: 14(+14)=28

Motivo: Ashe. Disparo 2

Tirada: 1d8

Resultado: 1(-2)=-1

Motivo: Ashe. Disparo 3

Tirada: 1d20

Resultado: 12(+9)=21

Motivo: Ashe. Disparo 3

Tirada: 1d8

Resultado: 3(-2)=1

Motivo: Tentáculos

Tirada: 2d20

Resultado: 13(+8)=21, 15(+8)=23 (Suma: 44)

Motivo: Tentáculos

Tirada: 2d6

Resultado: 1(+5)=6, 2(+5)=7 (Suma: 13)

Motivo: Kento: prueba de Concentración para conjurar a la defensiva

Tirada: 1d20

Dificultad: 16+

Resultado: 6(+8)=14 (Fracaso)

Motivo: Gólem. Ataque

Tirada: 2d20

Resultado: 14(+8)=22, 3(+8)=11 (Suma: 33)

Motivo: Gólem. Ataque

Tirada: 2d6

Resultado: 4(+5)=9, 4(+5)=9 (Suma: 18)

Notas de juego

Soy un tío muy majo, así que hago la tirada por Lithiniel y le sale que consigue curar un poco al monje, a ver si aguantáis ;)

Ashe → 11/26
Gwyn → 22/24
Kenthalas → 3/15 (conjuros gastados: arma mágica x2, armadura de mago, comprensión idiomática, escudo, manos ardientes; +8 CA)
Lithiniel → 19/26 (conjuros gastados: curar heridas moderadas, convocar aliado natural I, orientación divina x4, gracia felina x2, flamear, buenas bayas, curar heridas leves)
Zeverúth → 22/27

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10/08/2019, 02:13
Gwyndrahir
Sólo para el director

Gwyn regresó a la torre en la que había conocido a Drielae, aunque esta vez no volvió por ella, había dejado atrás la posibilidad de compartir su existencia con ella como fantasma, incluso de revivirla como zombi, esa vida ya no era para él por más que la hubiese deseado. Guardaba consigo un cetro de zafiro que llegado el momento alzaría en Silvanesti, esa gema era un recuerdo inerte de una bella elfa que había muerto un milenio atrás y que el destino quiso que cruzaran. Esta vez regresaba al lugar para buscar las monedas que habían dejado detrás. Lo habían dejado solo, pero eso no era un impedimento para él, haría todo el esfuerzo que hiciese falta para arrastrar como fuese posible todas las monedas, se valdría de tela para arrastrarla o cualquier recipiente, el contenedor era indiferente, el contenido era lo importante.

Cuando pasó cerca de la sala en la que yacía el cuerpo decapitado de la mujer destinada a estar a su lado, se detuvo una vez mas y tomó entre sus manos el símbolo de la corrupta deidad que ahora seguía. -Justicia Silenciosa fue mi sueño y se ha vuelto realidad, sostener el cetro en Silvanesti es mi sueño y será el símbolo de nuestra victoria, pero andar la tierra de los elfos acompañado de Drielae es algo que anhelo y que no puedo lograr... a menos que me lo concedas-. Aquella fue la primer plegaria que hizo, sin estar del todo seguro que fuese a ser escuchada.  

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10/08/2019, 11:44
Director

Mientras tus compañeros se jugan la vida para llegar hasta el centro de control del Portal para que podáis escapar de Tirintaal, tú regresas a los dominios del Gran Ärlithel en busca de su esposa y de los tesoros que todavía quedan allí pendientes de ser reclamados.

Improvisando un saco con el desgastado edredón que encuentras en el dormitorio de Drielae, cargas el cadáver decapitado de tu perdido amor en él y lo arrastras por el pasillo para regresar al nivel superior de la torre. La parte más complicada es subirla por las estrechas escaleras de caracol y, con cada peldaño, vas suplicándole perdón por magullar todavía más su cuerpo embalsamado y sobrenaturalmente conservado.

Sudoroso, conduces tu pesado fardo hasta la cámara funeraria donde el necrófago te mantuvo retenido y allí cargas todavía más su improvisado trineo, echándole por encima a la elfa muerta brazada tras brazada de monedas de plata y depositando finalmente sobre ella un jarrón y una palangana echos del mismo metal.

Una vez más retomas tu fatigosa tarea de arrastrar todo ello, solo que ahora las escaleras que debes toman al llegar a la torre del Nexo son de bajada antes de cruzar el puente que te lleva de vuelta al edificio de entrada y al salón donde os enfrentasteis con Elen-dal y sus goblins zombis.

Tampoco en esta ocasión ves al temible espectro acechando por los alrededores así que, tras permitirte unos minutos para recobrar el aliento, reemprendes la pesada tarea de llevar a tu amada hasta la sala del altar. Subes nuevamente unas empinadas escaleras de caracol, cruzas el puente de la torre arcana, atravieses toda la planta de punta a punta y... dejas caer el edredón con toda su carga a través del agujero situado tras el trono de Oglugo y que lleva al nivel inferior.

Para cuando finalmente consigues descolgarte por tu cuerda y examinar el cuerpo de Drielae, descubres que no ha salido muy bien parado de la caída. Tiene algunas extremidades en posiciones extrañas y algunos huesos rotos pero confías en que si la magia del altar puede hacer aparecer milagrosamente su cabeza perdida, las fracturas y dislocaciones serán una cosa menor.

Sientes que ya no puedes ni con tu vida, pero aún así te las apañas para tender el cuerpo decapitado sobre el altar y esparcir a su alrededor tanto la plata como las estatuillas de arte irda que conseguiste rescatar en su momento. Todo sacrificio es poco a cambio del tesoro que esperas obtener.

Viertes una gota de tu sangre y una lágrima y esperas a que se obre el milagro. Ante tu atónita mirada, los objetos de plata se convierten en una fina nebulosa brillante que envuelve el cuero de Drielae y éste comienza a recomponerse. Los huesos rotos se sueldan y su piel rejuvenece. Allí donde no había cráneo surge otra vez un rostro que recuerdas bien y que tanto desas.

Y entonces, para tu consternación, todo comienza a marchitarse a toda velocidad. Los segundos pasan como décadas por el cuerpo de tu amada y ésta se consume ante tus ojos hasta no ser más que huesos resecos y polvo.

Al final, sobre el altar no quedan más que un puñado de antiguas figuritas élficas y de los altos ogros. Te sientes decepcionado pero no piensas dejarlas aquí, de modo que te apresuras a guardarlas en tu atestada mochila. Una de ellas llama particularmente tu atención y cuando la examinas de cerca descubres que se parece inquietantemente al recuerdo que tienes de Drielae cuando fingía estar viva todavía.

Notas de juego

Gwyn → 22/24 (exhausto; -6 FUE, -6 DES hasta que descanse completamente 1 hora)

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11/08/2019, 04:25
Gwyndrahir
Sólo para el director

Aquél altar no sólo era de los Irda, aquello era una ofrenda a Morgion, el olor a muerte y podredumbre que había en la sala era insoportable, producto de los cuerpos decapitados de los hobgoblin, y sobre el pilar de roca yacía otro cuerpo decapitado, quebrado y corrompido que había muerto varios siglos atrás. Estaba cubierto por completo de discos plateados con antiguas inscripciones élficas, y rodeado de estatuillas y otros artículos de valor. Gwyn disponía cada elemento con total dedicación, y de su cuello colgaba el símbolo sacrílego de su dios que parecía observar en detenimiento el silencioso ritual que llevaba a cabo el rechoncho elfo.

Si los Irda querían un sacrificio, no había duda que Gwyn lo había hecho, no sólo por las miles de monedas que cubrían el cuerpo y que no volvería a ver, sino porque el esfuerzo había dejado a su cuerpo al límite de lo que podía dar. El dolor era tan grande que no le costó soltar una lágrima, y sus manos enrojecidas y ampolladas por la carga entregaron una gota de sangre sin dificultad. Todo estaba cumplido, sólo le restaba esperar, y el plateado metal se fue transformando en una nube milagrosa que sanaba y recomponía el cuerpo de su amada. Sus ojos apenas podía creer lo que estaba sucediendo, tomó entre sus manos el símbolo sagrado con entusiasmo, lleno de gratitud porque su oración había sido escuchada. 

Se acercó al cuerpo de la hermosa elfa, acarició la suave piel de su rostro, su belleza era aún mayor de la que la ilusión le había mostrado, su pelo era aún más dorado, y desprendía un aroma floral que lo embriagaba. Deseaba que se despertara y verla a los ojos, deseaba besar sus labios, abrazarla y yacer con ella, lo deseaba con tanta fuerza que verla morir frente a él resultó un golpe doloroso e inesperado. Su piel se descomponía, su pelo se secaba, sus ojos se hundieron, sus músculos desaparecieron dejando en su lugar huesos y polvo, y el hedor de la muerte y la podredumbre volvió a reinar en la sala.

El dios al que seguía le había concedido el milagro, la había visto, la había tocado, había conocido su belleza y beatitud, aquello era un gesto que seguramente Morgion no había concedido a otros y su gratitud por ello era inmensa. Pero su dios era cruel e implacable, la corrupción y la descomposición eran su legado, y Drielae no iba a escapar a la sentencia que miles de años atrás dictó sobre ella. Algo en el interior de Gwyn le hacía ver que aquello era justo, casi que podía comprender la decisión de su señor, aquello era una lección que no olvidaría y ante sus ojos había presenciado a gran velocidad todo el poder de su deidad, descomponiendo ese cuerpo hasta que sea sólo polvo. No era la primera muerte de un ser querido que presenciaba Gwyn, en otro tiempo aquello lo conmovía, pero algo en el había cambiado, y ni la inocencia ni la esperanza tenían cabida ya en su desgastado corazón.

De entre las cenizas surgieron las estatuillas de los Irda. La justicia de esos seres era diferente, ellos prometían un intercambio equivalente, como si de una transacción comercial se tratase, y al igual que sucedió antes, transmutaron la ofrenda en otra cosas. Entre las imágenes de los antiguos ogros había otra figura, una que evocaba a la perfección a Drielae. La tomó entre sus manos y la contempló en silencio, sin lágrimas, sin esperanza, sentía un dulce amargor en su garganta, y luego guardó aquél tesoro. Finalmente serás mi compañera, pensó.

Estaba agotado, pero no lo suficiente como para dejar atrás la gema que había portado Kiyälariel, ni la capa del sargento Thorian, ni la espada de su amigo Tërevan. Una vez que guardó los recuerdos de los caídos, y ya exhausto, sacó como pudo el resto de las gemas, y las estatuillas que quedaban en el altar, y las sogas de su compañero, y hubiese seguido tomando cosas de no ser porque su mochila estaba tan al límite como su cuerpo. Después de eso, casi a rastras, descendió por la escalera que daba a la sala de los espejos, y continuó hasta el despacho de Elen-dal, buscando un lugar en dónde descansar un poco hasta reponerse.

Notas de juego

Nota: la espada corta es de Tërevan, no la de Thorian, que de él ya tiene la espada y la capa ;)

Gwyn va a descansar una hora hasta reponerse, luego... veremos ;)