Partida Rol por web

Dentro de la habitación busco el asiento que estratégicamente me situaría más cerca de Ravika. Asiento con la cabeza ante su oferta de una bebida caliente. Aquellos que siguen la senda arcana saben que todo conocimiento tiene un precio, unas veces más obvio que otras. Oro, sudor, tiempo... son solo algunos de los ejemplos más obvios. Comento siguiendo mi línea de pensamientos anteriores. Por otro lado valoro más tu presencia que vuestra ascendencia. Dejo escapar una pequeña sonrisa ante mi ocurrencia, las mujeres a las que usualmente cortejaba no solían nombrar sus humildes orígenes por lo que no tenía nada preparado de antemano ante aquella salida y estaba bastante contento con mi improvisación.

La conversación había tomado un rumbo que no me gustaba, estaba claro que Ravika tenía un pasado trágico que no deseaba recordar y nuestro bandido directamente no entraba en mis intereses. Ni siquiera me gustaba que viniese con nosotros. Sino fuese por la magia de Inomagata alguno de nosotros tendríamos agujeros en el cuerpo para probar la poca confianza que podíamos depositar en él. Habíamos matado a sus compañeros de fechorías que probablemente fuesen sus amigos. En definitiva no podíamos depender en él y eso podría ser la razón de que nos matasen.

Aún con dudas en mi mente sobre el benefactor de Ravika procuro encauzar la conversación hacía otros temas que nos interesaban más como grupo. ¿Qué nos puedes decir sobre el barón, el templo o las desapariciones?

Me siento al lado de Inomagata y espero la bebida de hierbas, mientras veo cómo la mujer de nombre Ravika la prepara, intentando reconocer las hierbas que pone en el brebaje.

- Acepto encantado esa infusión Ravika. Gracias

Escucho la pregunta de Shatar con interés y afirmo con la cabeza para dar a entender que me parece importante, y que el hechicero ha dado en el clavo.

El único que parecía haber aceptado la bebida de la joven con buenos ojos era el enano, así que al ver la desconfianza con la que Shatar y Skaoi miraban el brebaje pareció sentirse un poco molesta.- ¿De qué sirven sus palabras si luego no se fía de mis actos?.- Dijo ignorando su pregunta. 

Es normal, tu amigo nos dejó un mal sabor de boca, y estos tiempos nunca invitaron a fiarse de nadie. Finalmente acepta la bebida y la bebe de un sólo golpe, saboreando mientras el calor invade su estómago. Sonríe. Reconfortante, gracias. Entonces, ¿no sabes nada acerca de las desapariciones del tempo?

No bebo de la taza que nos ofrece, solamente la sostengo entre las manos dejando que su calor me reconforte. Por mucho que pique en esta mina no hallaré oro. Esta mujer como tantas otras no iba a caer bajo mis encantos y había obviado descaradamente mi pregunta bajo un pretexto que me incordiaba. Le había dado suficientes confianzas para mantener una conversación apacible y ella había decidido golpearme con ellas en la cara. Así que decido comportarme como un perro al que le habían quitado su hueso favorito.

Como ya he dicho todo tiene un precio. La confianza también. ¿Qué se de ti? ¿Qué me puede inspirar confianza? Deposito la taza que comenzaba a templarse en la mesa y entrecruzo los dedos frente a mi cara. Nos has dado tu nombre Ravika. Sino fuera porque todo el mundo intercambia nombres libremente quizá fuese un motivo a tu favor. Tu pasado lo descartamos ya que no es adecuado. Alzo una ceja en muda acusación, no entraría en el tema pero creía dejar claro que un pasado desconocido no era tampoco un motivo de confianza. Quizá podamos usar tus amistades como baremo. Como ejemplo de amistades tenemos aquí al padre del año de cuerpo presente que ayer mismo intento asesinarnos con su grupo de amiguetes usando a su propia hija como señuelo. Todo un ejemplo de nobleza, bravura y valentía. Que por cierto aún no se ha dignado a dar su nombre. Empujo la taza de té que se enfriaba por momentos en su dirección. Gracias pero se me ha quitado la sed. 

Mi desconfianza me había mantenido con vida en el camino. Prefería estar paranoico y vivo que confiado y con tres palmos de acero en el cuerpo. No me costaba mucho buscar los agujeros en la túnica que me habían hecho los amigos de "capitán brabura" y sino fuese por Inomagata tendría heridas a juego. Si Ravika decidía acusarme por mostrar curiosidad por las hierbas de la bebida y no preguntarle por no importunarla era libre de hacerlo. Al igual que yo era libre de sentirme ofendido. Sino tiene nada que decirnos estamos perdiendo nuestro tiempo aquí.

Brego atiende en silencio y muy interesado a la respuesta de Ravika sobre las cuestiones planteadas por Skaoi y Shatar

Al escuchar tales palabras del mago mira a Skaoi, luego al mago, y luego otra vez a Skaoi. Parece ahora más enfadada aún que antes.- Skaoi, me parece una gran ofensa que os invite con la mejor de mis intenciones a entrar y descansar y reciba este tipo de respuesta.- dice mirando a Shatar.- Tengo información, pero, sinceramente, se me han quitado las ganas de compartirla.- dice levantándose.- Marchad por favor.- A pesar de haber empezado a confiar en Skaoi y en el enano, Shatar había tirado todo por tierra con sus inapropiados comentarios, o eso parecía.

El hombre miró a Shatar ahora molesto por haber importunado a la única esperanza de su hija, se levantó y se puso frente a Shatar, mirándole a los ojos molesto.- Si me hubieras preguntado mi nombre, quizás te lo habría dado. Me habéis salvado la vida, pero recordad que no por ese hecho soy vuestro esclavo.

Pienso - Vaya, creo que hemos metido la pata. - Me llevo la mano a la boca mostrando mis pensamientos.

- Espero que lo podamos arreglar, porque un poco de descanso después de la noche al raso y esta taza de te caliente no están mal.

Me quedo a la expectativa de lo que hacen mis compañeros.

Inomagata deja estar el fuego. Ya era hora de que los inteligentes dejaran de ser lo bocazas, groseros e impertinentes. Sonrió a las llamas, como si se despidiera de ellas, de unas viejas amigas, que sabían que se encontrarían pronto otra vez. Un gesto de la mano acompañó a la despedida y se acercó al bandido por detrás. En el trayecto extrajo la daga curvada que usaba para cortar las hierbas que manejaba para hacer emplastes y otras curaciones. Sopesaba el arma ante él, en su mano derecha y le explico de manera firme y sincera: - No te hemos salvado de nada. Tú nos atacaste cual bandolero, y nosotros como buenos samaritanos hubiéramos hecho lo mismo, independientemente de si nos hubiera hecho o nos hubieras dejado de hacer. Agarró el bastón, para caminar, y tras eso guardó la gubia. - La falta es por tu desdicha de honor y decencia, no porque estés en deuda con nosotros. Una pausa le sirvió para tomar aire y dejar que sus palabras calasen en el alma de aquel soldado caído en desgracia. Tan en desgracia que incluso había metido en el "ajo" a su propia y pequeña hija. - El que nos acompañes es para limpiar tu honor mancillado, pero ... pensándolo bien, eres un descastado. Has perdido tu alma por tus fechorías. Con esa última frase miró a la inquilina de la morada, de la cual tenía intenciones de salir en breve. - Prefiero que no vengas. No me interesa ni tu vida, ni tus circunstancias. Estaba sonando tan grosera, que si aquel hombre aún disponía de responsabilidad, estaría mordiéndose la lengua para no llorar. Observó brevemente al resto, tras pasar por encima del lugar que el hombre se encontraba con su mirada, y muy seria sentenció: - Pongamos en conocimiento de las autoridades de lo que hace este hombre y los otros esbirros, de que incluso usaba para sus fechorías a una chiquilla, que además podría ser su propia hija. Empezó a salir de extraña aquella estancia mientras hablaba. - No perdamos tiempo con los que no tienen solución. Ya la justicia actuará.

Y salió sin más.

Si aún estimaba su pellejo, sin pensar en el honor perdido, haría algo, al tener que atenerse a la justicia local, que menos justicia, podía llamarse de cualquier manera, y en cuanto llegasen las autoridades, podría darse por muerto. Si aún estimaba su pellejo, se atendría a nuestro "chantaje". Chantaje, que a quién más beneficiaba era a él mismo y a su hija, que tendría que crecer sin un padre, y también tendría que someterse a la justicia injusta del lugar por haber colaborado. Estaba entre la espada y la pared, y era él mismo el que presionaba el filo que le amenazaba.

Maldición. Inomagata se me adelanta a la hora de salir de aquel sitio. Mi intención era salir con estilo tras lo que había soltado pero Ravika vuelve a hablar y no puedo evitar mostrar una risa de suficiencia. Me alegra saber que tienes información con la que ayudar a tus vecinos y no estás dispuesta a compartir. El peso de sus muertes ya no pesará sobre mi conciencia mientras conducimos la investigación. 

Doy un par de pasos hacia la salida, me giro y alzo el brazo señalándola con el dedo. Cada segundo, minuto, hora y día que tardemos en dar con el problema y resolverlo. Cada gota de sangre derramada, cada momento de cautiverio, de agonía, tortura y muerte reste sobre ti. Comento con tono de acusación. Me giro y salgo tras Animagata, ya era hora de dejar de perder el tiempo, recoger nuestras cosas y hacer el trabajo por el que nos iban a pagar.

Salgo bastante más contento que como había entrado. Nos habíamos librado del bandido, su hija y yo me había desahogado. 

Espero a que salgan mis compañeros con tranquilidad. No estaba siendo especialmente hostil con Ravika. Trate de ser amable, sin dejar de recordar el desagradable comportamiento de su familiar. Si se rebotaba, era su problema. Cuando mis compañeros han salido, me levanto y me acerco a Ravika, invadiendo un tanto su espacio personal. Es cierto que mi amigo Shatar tiene un temperamento difícil, pero recuerda–mirando al bandido–que gracias a nuestra buena voluntad tu amigo no ha acabado degollado. Lo hemos hecho porque nuestro estilo no es matar, deberías comprender que no nos terminemos de fiar. Yo casi la palmo si no hubiera estado la sanadora con nosotros. Se permite una pausa, tras la cual se aleja un poco para no poner más nerviosa a la mujer y adopta una expresión más calmada. Así que, si tienes sentido del honor, nos debes un favor. Nos conformamos con la información que te hemos pedido.

- Preferiría pudrirme en la cárcel, de no ser por mi hija.- Dijo mientras seguía andando con vosotros.- Pero no por eso tenéis que tratar mal a todos los que me rodean.

La caminata transcurrió tensa, con pocas palabras... pero finalmente llegasteis al lugar. Era inmenso, os sentíais como una pequeña mota ante sus puertas. Parecía deshabitado, pero estabais a una distancia prudencial, cerca de la maleza, para no ser detectados.

Se giró amenazante, y muy enfadada, tras escuchar las palabras del hombre.

Pensó que lo mejor sería un empezar de cero, pero eso era falso. Nada ni nadie empieza de ZERO otra vez. No se puede reiniciar algo ya empezado. Si acaso, retomarlo.

Lo dejó estar y se concentró en descansar sus ánimos en pro de lo que tenía que venir.

Tras salir de la casa nos dirigimos a la posada donde me dedico a intentar seducir a las camareras, tras un descanso bien merecido y poco éxito recogemos nuestras cosas para dirigimos al templo.

Me aguanto durante todo el viaje las ganas de incinerar al tipo que no nos soltaba ni aunque su vida pendiese de un hilo. Cuando estoy cerca del límite por fin llegamos a nuestro destino, ahora no podía deshacerme de él sin armar un jaleo, había perdido mi ventana. Lo aparto de mis pensamientos mientras buscamos la manera de confrontar el inicio de la exploración.

Me agacho entre el follaje con el resto del grupo. 

-Skaoi, tú eres la que se te da mejor la exploración. ¿Primero haces un barrido de la zona para ver si es segura y después avanzamos o tienes alguna otra alternativa? Prefiero saber a que nos enfrentamos y cuantos son antes de acercarnos a ciegas. Comento en susurros.

Opinaba que la exploradora era nuestra mejor apuesta, de identificar un problema antes de que fuese demasiado tarde aunque aún no habíamos decidido quien tomaba las decisiones en nuestro pequeño grupo prefería dejar que cada uno al menos pudiera proponer alternativas pero que los que dominaban su campo fuesen los que tuvieran la última palabra.

-Bregonthall si tuvieses tan solo un pequeño regimiento y necesitases reforzar tu posición en ese templo como distribuirías tus tropas. Recuerda que han secuestrado varias personas, por lo que es probable que tengan que dejar alguien custodiándolos.  En caso de que sigan vivos.

Tanto yo como Inomagata nos encontrábamos demasiado lejos para saber si había alguna influencia mágica en juego, había que ir paso por paso.

Cita:

Brego muestra con orgullo que Shatar le haga esta pregunta. Algún día le gustaría ser oficial y comandar un buen grupo de soldados de su pueblo para luchar contra esos apestosos orkos que acosan su hogar.

- Shatar, buena pregunta. Si yo estuviera al mando de una guarnición pondría un par de guardas custodiando a los secuestrados. Dependiendo del número de soldados, pondría vigilantes apostados en alto, bien pertrechados y que dominasen todos los ángulos. Finalmente algunos apostados cerca de la puerta principal por si hubiera una brecha en la entrada.

- Y estoy de acuerdo contigo, Skaoi nos puede dar consejos de como entrar con cautela en ese sombrío templo que parece abandonado.

El enano se queda esperando la intervención de Skaoi para ver como actúan para adentrarse con seguridad en ese templo.