Partida Rol por web

¡QUEMA!

-Agh mie!

Se frotó el brazo donde había quemado. No volvió... claro, demasiado tiempo ya para que lo asimilase. Se llevó la parte baja de la mano a la frente cuando vio lo que había pasado con el "vampiro".

-Cúralo, supongo... Dol. Esto va MAL.

Phillip no podía curar al dhampir, que moría por momentos, así que se dirigió a la puerta y la aporreó con sus puños.

—¡Maldita, ábrete y déjanos pasar!.

Marrath logró estabilizar al pobre Dhampir, pero Phillip ya había decidido que no podían más. Habían estado contemplando la puerta un tiempo, sólo él se había atrevido a abrirla, y estababa entrampada.

—No tenemos ninguna posibilidad de entrar ahí dentro y salir con vida. Daneel está a punto de morir, no podemos sanarle, puede haber trampas infinitas y nadie sabe ni localizarlas ni desactivarlas.

Guardó el fusil de su compañero en la mochila, y lo levantó después con un esfuerzo para cargárselo al hombro. Así podría llevarlo.

—Nos volvemos. Aquí sólo moriremos, venderé mi espada y le pagaré su adelanto a la dama que nos contrató. Los problemas de reputación de mi familia y mi ansia para conseguir dinero para solucionarlos no serán la causa de que muera nadie.

Se encargaría de dejar al Dhampir en una taberna y le cuidaría hasta que sanara, luego buscaría a su padre por la ciudad, eso de ser aventurero... no estaba hecho para él.

Mirando la puerta, Sleuth se dio cuenta del parecido del símbolo con el del diario. ¿Y si estaban relacionados de alguna manera?

Marrath curó al dhampir con su magia. Desde luego no era la mejor forma de salir de alli, con el rabo entre las piernas. Pero Philip tenia razón, no eran un grupo lo suficientemente organizado como para poder avanzar. El hecho de que dentro de una estancia el Dhampir volviera a caer y no hubiera modo de sanarle tampoco le hacia gracia. Estaba perdiendo sus curaciones en area para curar a uno solo.

El cambiante negó con la cabeza y tocó ligeramente con el dedo dos veces el signo, no lo suficientemente fuerte como para activar nada.

-Si esto no funciona, vale. Si no... ¡todos atrás!

Valía la pena arriesgar. En el diario no encontraba nada que pudiera parecerse a aquello (sólo echó un vistazo casual, reconocido), pero podía merecer la pena intentarlo... sobre todo porque varias personas habían matado para conseguir el diario, y seguían intentando matar para conseguirlo. Sleuth tenía fe en la calidad de las cosas por las que la gente estaba dispuesto a matar.

-Hmmmm...

Acercó poco a poco el diario con su dibujo al signo parecido. Como aquello reventase se iba a cagar pero bien.

No hubo más proyectiles de ácido. Esta vez, la puerta se abrió automáticamente. La escotilla chirrió (después de todo, hacía siglos que nadie la abría) y se movió hacia dentro, revelando un pasadizo que apestaba a humedad.

Marrath miró al resto. Habian llegado. ¿Se atreverían a internarse en aquel lugar?

—Tratemos de entrar— dijo Phillip, mirando de reojo a Sleuth. Si no fuera porque hasta que estaba dispuesto a irse el clérigo y el investigador no habían utilizado sus habilidades...

—Pero busquemos dentro un sitio poco húmedo para descansar. Recuperemos el aliento cuanto antes. Repongamos vendas y curemos heridas. Estamos bajos de ánimo y recursos.

El paladín tomó la delantera suspirando, no sabía por que lo hacía. Todos sus instintos le decían de volverse, que todo sólo podía acabar en tragedia.

El elfo le siguió, si algo sabia era que si queria salir de alli con vida, sus posibilidades pasaban por estar cerca del paladín.

En la oscuridad, Philip y Sleuth escucharon el sonido de miles de patitas y pinzas masticadoras, un crujido enloquecedor. Una alfombra negra se acercaba desde una de las ruinas compuesta por infinidad de pequeños escarabajos de brillo perlado que zumbaban y zumbaban hambrientos y deseosos de carne humana...

—¡Vaya, unos bichitos!— dijo Phillip— ¡Pero hombre preparado vale por dos!

Sin dudar, soltó la espada, ahora era inútil, y sacando un frasco de su bolso a la vez que se movía hacia un lado, lo arrojó contra los escarabajos. Le daba repelús su color.

Menos mal que fuimos a la tienda esa, si no ahora nos comerían vivos.

Siguió al resto del grupo... aquel grupo que las estaba viendo pasar moradas... al subterráneo.

-Vale, pero no avancemos muy lejos. Este sitio es una pocilga pero al menos está explorado, y no sabemos lo que la clase de gente que cogió trozos de árboles y piedras y creó soldados asesinos podía considerar "defensa aceptable" -sacudió la cabeza- Para descansar sería más seguro volver arriba, seguro que entre los trasgos podemos alquilar algún chamizo decente. Pero primero veamos que tenemos por aq-

clac-clac-clac-clac-clac-clac

-Ffffffffffffffffffffantástico.

Rebuscó en la bolsa por si tenía a mano aceite o... ¿el fuego de alquimista? Sí, buena idea. No sabía qué clase de escarabajos se juntaban en masa y avanzaban hacia uno y seguiría sin necesitar saciar esa curiosidad.

Aunque el lanzamiento de Sleuth fue errado, la oleada de ácido siguió afectando al enjambre, que sumado al daño sufrido por el lanzamiento de Philip los hizo chirriar y rechinar como si fuesen máquinas más que seres vivos.

El enjambre avanzó un poco más hasta cubrir a Philip. El paladín sintió cómo los escarabajos se le subían por las piernas y le mordían allá donde se colaban entre las placas de metal. El centenar de bocas mordiéndole era una sensación enloquecedora. ¡Estaban por todas partes!

Phillip se apartó del enjambre... picaba como el demonio, le habían dejado guapo seguro. Se quitó bichos de la cara.

—Esperad a ver si arden...— los putos escarabajos se le metían por la boca pero no podrían aguantar mucho más...

- Manteneos separados al menos diez pies - dijo el clérigo. No era nada ofensivo y contra una criatura como aquella poco podia hacer. No obstante, trató de apartarse del resto precisamente para evitar que se le echaran encima.

Con el tercer fuego de alquimisa, el enjambre se disgregó del todo, huyendo despavoridos del fuego abrasador.

Se desbandó antes de que llegaran: habían sido rápidos y astutos. menos rápidos y menos astutos y estarían siendo devorados por escarabajos... y no lo había experimentado, pero estaba seguro de que no puedes reaccionar demasiado a que te ataquen marañas de escarabajos caníbales.

-Burla... -suspiró, quitando de encima con la mano abierta dos o tres de aquellas cosas del cuello de Philip, y aplastándolas antes de que se les ocurriera morder- Qué asco. ¿Seguimos queriendo avanzar, o deberíamos descansar tras esto?

Phillip escupió escarabajos, al menos habían ardido. Pero se sentía bien por haber llevado a las criaturas lejos de sus compañeros, eso era hacer las cosas bien, aunque la voz en su cabeza siempre le decía que pasara de ello, que se protegiera él y que le dieran al resto.

 —Seguimos queriendo avanzar, yo diría de descansar pero no hay un sitio apropiado, un sitio donde no nos pillemos una pulmonía, vamos. ¿Daneel, Marrah, qué pensáis?.

Si nos encontramos otro grupo de escarabajos, vamos bastante mal. No nos quedan frascos de fuego de alquimista.