Partida Rol por web

Al oír a Dimka, y verla señalar con el dedo, miré hacia la calle y me di cuenta de que, efectivamente, todo parecía ahora normal. No se por qué pero al pensar en eso, por primera vez en todo el día, mi cuerpo se relajó hasta tal punto que sentí un cansancio descomunal. No se exactamente que turno de trabajo tengo, pero lo que tengo claro es que no pienso quedarme por la noche en casa esperando a que otra pesadilla me haga pasar un día como el de hoy. No se si tomarme el día libre y luego ir al bar donde trabaja Dimka a tomar algo o hacer el turno de noche con el taxi.

- Creo que tienes razón. Quizás estemos sacando esto de quicio. Ahí fuera todo parece normal. ¿Qué te parece si subimos a casa, pedimos algo de cena y luego te acerco al bar?. Creo que olvidarnos un poco de esto nos vendría bien a los dos.

Bueno, si se basa en EEUU cena a las seis de la tarde XD

Realmente estabamos haciendo el ridículo más espantoso, dos adultos preocupados por un sueño, debía ser una coincidencia, una mala noche y ya. Sonreí a William y agité la cabeza.- Esto es absurdo, parecemos bobos. ¿Qué prefieres, china, italiana pizza...? Además Zero estará furioso y sabes que te adora, así le entretienes. Seguro que me ha mordido las botas o algo en venganza.

Me levanté de la mesa con mucha más energía que antes y miré los restos que había dejado en el plato.- Estos cupcakes son una mierda, los de mi amiga Hannah son mucho mejores. Si quieres podemos pasar por su tienda y pillar unos para el postre.- de pronto me acordé del trabajo y me golpeé la frente con la mano, volví a sentarme desganada.- Mierda, se me había olvidado, hoy tengo que ir antes al bar porque me toca abrir la puerta, Hunter el portero, no podía ir hoy tan pronto. Tengo que estar allí a las siete.- miré a William y sonreí maliciosa.- Si vienes conmigo pronto te dejo que pongas la música que quieras. La mesa es toda tuya hasta que llegue el jefe.

Acepto el plan de Dimka de ir al bar, aunque realmente lo de poner la música me da igual, no tengo preferencias al respecto. Si me gusta una canción la escucho y da igual del estilo que sea, supongo que tanto tiempo en el taxi y con tanta gente de estilos diferentes me ha hecho aceptarlo todo, musicalmente hablando, claro. 

Subimos a su casa y lo primero que hago es dejarme caer en el sofá. Buf!! No me había dado cuenta de lo cansado que estaba...

- Creo que lo que más me apetece es pizza. ¿Qué opinas?. ¿Te apetece una buena pizza barbacoa?

Entré en casa y dejé las llaves en la mesita de la puerta, Zero salió de mi dormitorio con cara de circunstancias.- Mierda, que me habrá liado ahora.- William se sentó en el sofá, cogí al hurón y lo dejé a su lado.- Que no se mueva, a ver que ha mordido ahora. Ya sabes donde está todo, frigorífico, cafetera... lo que quieras.- Entré en mi dormitorio y busqué el estropicio, tenía un mal presentimiento. La voz de William me llegó desde el salón.- Me parece bien una barbacoa pero aún es pronto para cenar, enciende el cable y mira a ver si hay algo interesante que podamos ver.

Debajo de la cama estaban mis botas favoritas, estaban totalmente destrozadas, salí del dormitorio como un obús y muy enfadada.- Joder, me ha destrozado las botas. A veces mataría al puñetero bicho, si no fuera porque encima me mira con esos ojillos y me derrito. Voy a tener que llevarlas al zapatero, espero que tengan arreglo. -Me dejé caer en el sofá y suspiré. -¿Algo que te apetezca hacer?

Veo a Zero seguir a Dimka con la mirada, hasta que entra en la habitación. Oigo que dice algo en un tono elevado y que sale de la habitación despotricando en contra de Zero. Éste mira hacia Dimka con cierta cara de susto y yo no puedo evitar esbozar una sonrisa. Por fin parece que todo vuelve a ser normal, eso me alivia.

Enciendo la televisión y empiezo a hacer zapping. Ya no se cuántos canales he pasado sin ver nada interesante. La televisión cada día es peor. Llego a un canal de cine en el que están poniendo una película de serie B: "Pirañaconda". Sólo con el título se me escapa una carcajada.

- ¡Jajajajajaja!. Es increíble! Pensé que después de "Sharktopus" no encontraría nada peor, pero me equivocaba.- miro fijamente la tele y no se si son peores los efectos especiales o los actores.- ¿Sabes? En el fondo me encantan estas películas, son mejores que cualquier comedia.

Dejo el mando encima de la mesa y me recuesto en el sofá mientras le rasco la cabeza a Zero.

- Puedes poner lo que quieras, aunque creo que no encontraremos nada más interesante.

Poco a poco todo parece ir volviendo a la normalidad. Zero iba de aquí para allí, buscando de vez en cuando atención o mimos, y no parece afectado en absoluto por la reacción de Dimka al encontrar las botas.

El tiempo va pasando poco a poco, y cuando en la televisión un personaje era seccionado por la mitad de una forma totalmente gratuita, de repente la programación se interrumpe para dar paso a un corte informativo.

En él, una joven presentadora con el pelo recogido en una coleta baja y una camisa oscura emite un comunicado de las autoridades.

El motivo es la búsqueda de Damon Michaels, un hombre de color de treinta y dos años. No llega a explicar los motivos por los que la policía anda detrás del hombre, pero desde luego no parece que sea por algo bueno. Tras permanecer durante cerca de minuto y medio en antena, repitiendo una y otra vez el teléfono en el que cualquiera puede dar información sobre el fugitivo, la imagen de la mujer desaparece de la pantalla, dando paso a la película de nuevo.

Me quedo mirando fijamente la pantalla. Me resulta muy extraño que no den ningún detalle de por qué se busca a esta persona, pero es evidente que ha tenido que ser algo gordo. 

- ¿No te resulta extraño? Parece que ha hecho algo gordo y, sin embargo, no dan ninguna explicación al respecto. Con lo que les gusta a las televisiones el morbo... ¿Crees que deberíamos apuntar el número de teléfono?. Aunque, la verdad, no me gustaría encontrarme con ese tío. No se lo que ha hecho pero...

Miro a Dimka mientras saco, instintivamente, el teléfono del bolsillo. No se por qué, pero algo dentro de mi me impulsa a apuntar el dichoso teléfono que no para de salir.

Me reí con el comentario de Willam, la película era terrible pero resultaba tremendamente divertida.

-Si te gustan estas pelis deberias ver Shaknado, es brutal, tiburones atrapados en un tornado de agua que van cayendo en distintos sitios. Vamos que debería ganar un Oscar.- la emisión se interrumpió con un boletín informativo que nos cortó el buen rollo, siendo una ciudad grande solían pasar muchas cosas así pero siempre impactaban.

-No me parece tan raro, la poli suele ocultar esas cosas para que no cunda el pánico, esto sólo ha sido el comunicado oficial, luego ya se entretendan cuando tengan más datos. Esto es el principio, te vas a hartar de ver esa foto. Si quieres anotar el número hazlo, no creo que nos le encontramos nunca pero no está de más guardarlo. Hoy ya he hecho demasido el ridículo, no pienso preocuparme por esto también.- seguí viendo la tele cuando el boletín finalizó riendome por lo mala que era la peli.

Anoto el número de teléfono en mi móvil, aunque no creo que lo use para nada como bien ha dicho Dimka. Mis tripas empiezan a rugir, me doy cuenta de que no he comido nada en todo el dia y cuando lo pienso me entra mas hambre todavía.

-Me podría comer un búfalo!! ¿Qué te parece si pedimos esa pizza?.- No he mirado ni que hora es, pero mi cuerpo dice que quiere comer, así que...¿qué mas da?.

Mientras tanto empiezo a hacer zapping otra vez, con un poco de suerte encuentro otra película de esas malas o veo alguna noticia mas sobre el tío ese al que buscan.

Aún cuando la película se ha retomado como si no hubiera habido un corte informativo es difícil mantener la atención en ella más de unos minutos. La horrible y exagerada interpretación de los actores, los pobres efectos especiales y la poca consistencia del guión convierten el film más en una parodia no intencionada que en un trabajo serio.

Los minutos van pasando, desgranándose, y la inminente llegada de la pizza no hace sino aumentar vuestro apetito. Sin embargo, de repente, un revuelo proveniente del pasillo del edificio os llama la atención: Sería imposible ignorarlo.

Me levanté del sofá de un salto asustada por el repentino ruido en el descansillo, cogí a Zero que también se había asustado y miré interrogante a William. Sin decir una palabra metí al hurón en el transportín, hasta el pobre animal debía notar algo raro porque normalmente me costaba un triunfo conseguir que se quedara quieto, si algo pasaba no le dejaría en casa solo. Casí de puntillas, para no llamar la atención de quien fuera que estaba en el pasillo, me acerqué a la puerta y pegué la oreja tratando de escuchar algo, a continuación me alcé para llegar a la mirilla y observar lo que ocurria fuera. No es que fuera el mejor barrio del mundo, pero el edificio solía ser muy tranquilo. Puse el dedo sobre la tapa del agujero para que, al abrirlo, la luz no delatara mi movimiento, retiré la tapa con cuidado sin apartar el dedo y lentamente lo fui retirando conforme mi ojo ocupaba su lugar.

Veo a Dimka en la puerta, mirando por la mirilla. Estoy algo nervioso, supongo que el hecho de haber visto al hombre ese que se busca tiene algo que ver con como me siento. El día ha sido raro, y cuando parece que todo vuelve a la normalidad ocurre esto. No quiero sacar las cosas de quicio, probablemente sea una discusión sin importancia. Me levanto del sofá y voy caminando lentamente hacia Dimka, procurando hacer el menor ruido posible.

- ¿Ves algo?. ¿Qué esta pasando?- la curiosidad es cada vez más fuerte. Realmente me apetece abrir la puerta y echar un vistazo, pero igual no es buena idea. Esperaré a ver si Dimka ve algo y si no saldré al pasillo.

Lo que empezó como un revuelo, como si de repente una decena de personas estuvieran en el descansillo, poco a poco va definiéndose. Al otro lado de la puerta hay sonido de pasos a la carrera y de conversaciones a contenidas, hasta que finalmente una voz masculina parece imponerse sobre las demás.

- Por favor, dejen sitio. - Dice en un tono neutro, justo antes de que oigáis como suena el timbre de la puerta de William, unos metros más alla en el pasillo.

A través de la mirilla puedes ver cómo un grupo de vecinos parece arremolinado alrededor de una de las puertas del lado contrario del pasillo, de una manera más propia de teleserie que de la vida real. No identificas a todos ellos, pero tampoco es algo raro. Al fin y al cabo, tus horarios te dificultan coincidir con la mayor parte de la gente normal.

Cuando de repente esa voz se impone sobre las demás puedes ver que se trata de un hombre uniformado, probablemente un sanitario o un médico de urgencia. Sale al pasillo tirando de una camilla donde una sábana cubre el cuerpo de una figura. En la casa de la que salen vive un matrimonio de unos cincuenta y cinco años, pero no tienes forma de saber si se trata de uno de ellos.

Un poco más allá, el hijo del matrimonio está llamando a la puerta de William. Se trata de un chico de unos veintitrés años, que suele vestir bastante arreglado. Su aspecto ahora mismo, sin embargo, es desaliñado. No consigues recordar su nombre, si es que alguna vez lo conociste, pero sin duda parece afectado.