Mientras avanzáis por la ciudad de forma sigilosa, una patrulla de guardias se percata de vuestra presencia, aunque no os han llegado a ver. Ocultos en un callejón oscuro, permanecéis quietos y en silencio mientras la patrulla se asoma.

-¿Quién anda ahí?

Oís una breve conversación entre tres guardias, que intentan averiguar si las sombras que han visto son algo digno de ser investigado. Justo a vuestras espaldas, una voz os susurra.

-Rápido, entrad aquí.

Una puerta de madera se abre, y al otro lado veis un encapuchado que os hace señas para que entréis.

Dargus mira hacia atras y encience el atenuador mientras hace gestos de seguir al encapuchado. Despues sigue con el lenguaje de batalla:

<< Entrar opcion optima, si eliminar patrulla entonces alerta general mision comprometida, repito entrar opcion optima>>

Mira hacia el encapuchado y gira su cuerpo hacia el con el bolter pesado preparado.

Asenoc espera ordenes de su comandante.
No mueve ni un musculo pero mantiene preparado el Lanzallamas.

Estoy cansado de las emboscadas. El proximo que me ataque sin previo aviso lo aso como a una hamburguesa.

- *Psst* - con un movimiento con los dedos indico al resto de la escuadra la puerta por la que internarse, mientras notamos ya que la patrulla esta cerca. Podriamos eliminarlos sin problema, seria fácil, de hecho, pero complicaría la entrada al objetivo principal.

Espero a que el resto se adentren en el edificio, mientras miro al encapuchado.

- Quién sois, ciudadano del Imperio. - le pregunto entre susurros.

Cuando pasáis el hombre se quita la capucha y os hace ademán para que os apartéis de la pared y las ventanas. Al poco tiempo a través de las ventanas llenas de polvo adivináis las figuras de tres hombres armados que parecen intentar adivinar que se oculta en el interior. Por el ruido, un gato vuelca un cubo de la basura en el callejón y los tres hombres empiezan a reír y se alejan del callejón bromeando entre ellos con que el Imperio va a mandar a sus hordas de gatos para acabar con la rebelión.

Una vez todo está en silencio, el hombre se queda como hipnotizado mirándoos, como si no creyera lo que ven sus ojos.

-Loado sea El Emperador... no puedo creer que haya escuchado mis plegarias... -Y con un lento gesto alarga la mano y toca la armadura de Skif, como si intentara verificar que no sois una alucinación. La armadura de Skif responde al gesto del hombre con un ruido como el de un motor acelerando, y una descarga de electricidad estática crea un pequeño arco visible desde la armadura al dedo del hombre cuando está a punto de tocarla. El hombre retira su mano sin llegar a tocar, y agacha la cabeza avergonzado. -Perdón, no pretendía ofender... Mi nombre es Wes, Wes Wakeman, señor. ¿Estáis aquí para expulsar a los usurpadores? La situación aquí es insostenible.

Esta gente esta desesperada, y hambrienta. Solo su fé en el Emperador ha permitido que no acaben devorándose los unos a los otros. Aguantad un poco más...

- Así es, Wes. Habeis sido víctimas de una treta del Caos, y habeis sufrido largos años de penurias y carestía por su causa. Pero la luz del Emperador ha vuelto a este planeta, y no vamos a abandonaros. ¿Existe algún atajo al punto de emisión de la señal de los traidores? ¿Existe alguna manera de coordinar a los leales al Emperador? - le pregunto sin tapujos. Hay que sacar a los leales de escena.

-¿Sabes donde se esconde el enemigo? Mi espada sierra esta sedienta de sangre de enemigos del Emperador.

-¡Gracias, gracias! Loado sea el Emperador... Sabía que no nos había abandonado aquí. -Wes parece visiblemente emocionado. -¿Atajo al punto de emisión? Si... Por los viejos túneles de mantenimiento. Están abandonados y medio en ruinas. Por ahí no pasan las patrullas porque temen que se derrumbe. Llegaríais casi hasta la misma puerta de la central de comunicaciones... -Wes parece pensativo. -Lo que no se es para que queréis ir allí... Casi todos los traidores están en la plataforma de aterrizaje, esperando el ataque. -Luego, a la pregunta de si es posible coordinar a los leales, Wes se rasca la cabeza. -Ufff... Eso va a ser más difícil. La gente tiene mucho miedo. Al principio la cosa parecía ir bien, pero pronto empezaron a ajusticiar a todo el que se les oponía. Ya sabéis... Si no estás conmigo, estás contra mi, es lo que decían. A lo mejor Lenard podría ayudar. A él la gente le hace caso. Es el primero que levantó la voz contra los traidores, escapó de milagro... De todas formas, nosotros no tenemos armas, y aunque las tuvieramos, no sabríamos usarlas. No se como podríamos ser de utilidad.

Antes de nada Wes, le agradecemos profundamente el servicio que esta prestando. Si la patrulla nos hubiera visto ahora mismo la mision estaria comprometida. En nombre de todos, gracias.- Dargus da una palmada a su anfitrión en la espalda.

Ahora vamos a hablar de esos tuneles, dices que hay riesgo de derrumbe, nosotros no somos precisamente unas bailarinas. Nuestras armaduras haran retumbar la zona, si dices que aguantaran podemos correr el riesgo.- Dargus mira pensativo.- Nuestra mision es acabar con la señal. Lo demas no esta en nuestras manos. Si la mayoria de traidores estan en la plataforma de aterrizaje, mejor para nosotros. Por cierto ¿como sabe un hombre como tu acerca de un punto de emision y donde esta situado? ¿Donde podriamos encontrar a ese Lenard, o es posible que lo traigais aqui?

Ante la pregunta de cómo sabe Wes el origen de la señal, parece un poco avergonzado, pero no tarda mucho en contestar. -Pues... Porque estábamos pensando en colarnos dentro para pedir ayuda. La idea era entrar, parar la señal que llama a los Tau y la rebelión, y mandar una pidiendo ayuda al Imperio... Nuestro problema principal es que no tenemos armas, y los que guardan el sitio si. Probablemente una vez dentro se nos plantearía el problema de hacer funcionar correctamente las máquinas, porque no tenemos ni idea de lo que nos encontraríamos dentro. -Wes se encoge de hombros. -Somos conscientes de que es una misión suicida, pero no se nos ocurría otra manera de acabar con ésta situación. Los túneles de mantenimiento son peligrosos para cualquiera de nosotros, pero no creo que os tengan que preocupar a vosotros. Dudo mucho que un derrumbe pudiera dañar vuestras armaduras, y por las leyendas que cuentan de vuestra fuerza, no creo que unas pocas tuberías os dejaran inmovilizados. -A la pregunta sobre Lenard, señala hacia abajo. -Lenard se oculta abajo, junto con los pocos que se nos ha ocurrido levantar la voz contra los traidores. Ahora mismo contamos poco más de veinte almas. Si queréis os puedo llevar con él, o enseñaros el camino a la central de comunicaciones, lo que deseéis.

-Yo me ofrezco voluntario para desactivar la señal en solitario si hace falta. Ardo en deseos de liberar a la leal poblacion del emperador de la tirania de las mentiras de los Tau.

Escucho atentamente cada palabra del ciudadano leal, cada nota. Tres objetivos, llegar hasta el cabecilla y convencerlo de que organice a los leales

- No nos separaremos en territorio enemigo bajo influencia de los poderes ruinosos Huss. Una vez ataquemos el punto de la señal, y la desactivemos, todo ocurrirá muy rápido. Tendremos comunicaciones, pero ellos también, así que deberemos organizar una pequeña treta para reducir el número de efectivos en las plataformas defensivas. Wes, llévanos hasta ese Lenard. Trazaremos una distracción de no contacto para desencadenarla en cuanto se reestablezcan las comunicaciones, y tendremos que movernos todos muy rápido. Será peligroso, ¿estáis preparados? - pregunto a toda la escuadra.