Partida Rol por web

Los disparos de Norman atrajeron la atención de la serpiente, alejándola de Roger. El hecho de que fueseis varios haciendo ruido y atacándola a la vez, era lo único que impedía que se lanzara una vez tras otra sobre vosotros y acabara con vuestras vidas.

Pero hasta eso no podía durar y lo sabíais.

Aquella maldita bestia no moría. Eso era un hecho. Ahora que estaba entretenida con Roger, podía darse a la fuga, pero... ¿En qué clase de hombre le convertía aquello? No, se quedaría a luchar.

Knox miró por el suelo en busca de una buena piedra que lanzar y halló una de un tamaño y pese interesante. Rápidamente se hizo con ella y aunque no era un gran atleta, al lanzarla logró hacer blanco.

- ¡Bien hecho Makepeace! - Se dijo a si mismo. Aunque dudaba que aquel pedrazo hubiera acabado con aquella cosa.

Una vez más, el pedrusco dio en el blanco, mejor incluso que los que habían lanzado Roger pero también una vez más, la serpiente se giró molesta y para nada dañada.

Sus ojos se movieron entre Knox y Norman, como si estuviera pensando a quién atacar antes.

Bloqueado por los sucesos logré reponerme con un gran esfuerzo. Mis compañeros seguían hostigando a la bestia y yo no podía ser menos. Blandí el cuchillo que había rescatado de los restos de la expedición y salté para intentar clavarlo sobre ella.

Cleveland saltó y una vez más, y ya iban tres, un cuchillo se clavó sobre la criatura, atravesando su piel, y por fin, esta vez sí, soltó un grito y se desplomó sobre el suelo, agitándose entre espasmos durante unos segundos hasta que por fin, quedó completamente quieta.

Estaba muerta.

Knox respiró aliviado cuando aquella cosa acabó de convulsionar. Sin duda, fuera lo que fuera es un ser bastante resistente y con muy mala leche.

- Por suerte no ha logrado dañar a ninguno de nosotros... - Fue entonces cuando Knox recordó que eso no había sido así.

El profesor se acercó rápidamente a donde se encontraba Kenneth. Quería ver como se encontraba y aplicar unos primeros auxilios a las posibles heridas que aquella serpiente le había causado. Porque herido estaba seguro, él había visto sangre y eso era inequívoco. Por desgracia, sus habilidades en medicina eran más bien nulas.

- ¡Señor Fell! - Dijo al llegar al lado de Kenneth. - ¿Cómo se encuentra? ¿Dónde le ha herido? ¿Le duele? - Lanzó una batería de peguntas fruto del nerviosismo.

bien echo señor Cleveland- le digo despues de ver como el joven acaba con la vida de aquel ser amenazante,despues me acerco  a Makepeace y al joven Fell para ver la situación-¿ como esta?, ¿es grave?

Desde el momento en que Kenneth había soltado un alarido con el mordisco, el artista no había podido hacer otra cosa que caer y agarrarse el brazo, apretando para intentar que el sangrado se detuviera. Pero con lo dispersa que estaba la herida, cada diente un punto distinto de hemorragia, había sido díficil hacerlo y a la práctica, si se había detenido, había sido de forma natural.

Su piel tenía un color algo más paliducho cuando Knox y Norman se acercaron y enseñó el brazo. Sin embargo, extrañamente, rápidamente declaró.

- Parece peor de lo que es - Volvío a bajar el brazo. Había sido el derecho, y se lo estaba sujetando con el izquierdo - Ya no duele tanto, aunque lo siento un poco agarrotado. Siento todo el cuerpo algo adormecido. Quizá... quizá por la sangre, supongo.

La muerte de la criatura fue un alivió. Por un momento Roger sintió que aquella gesta se antojaba imposible. Por suerte, Cleveland aun poseía un cuchillo. Ahora lo importante era tratar a su hermano. Aunque Roger sentía alivio al verle hablando, prefería examinarle con cuidado. 

-Déjame verlo Kenneth. Puede que ahora mismo te sientas bien, pero es mejor asegurarse de que no te haya inyectado ningún veneno. 

-Bueno Kenneth, hay poco que pueda hacer. Al menos ya no sangras. Pero esta herida me preocupa. Veo varios puntos enrojecidos que coinciden con la dentadura, pero resulta extraño su temperatura. Lo normal es que las heridas estuviesen calientes, al recibir un mayor flujo sanguíneo. Pero estas heridas están frías, y noto una ligera sobretensión en los músculos de tu brazo, como si estuviesen contraídos. ¿seguro que te encuentras bien? No intentes hacerte el fuerte para no preocuparnos. 

No puedo creer mi suerte. La criatura cayó tras el último envite de mi cuchillo.

Mientras Roger asiste a su hermano me acerco a examinar el cadáver de la bestia.

-Señores, creo que deberíamos ponernos en marcha. Aunque hay algo que me preocupa. Si esta cosa era la “madre”, ¿debemos suponer que de los huevos que hemos visto anteriormente saldrán cosas similares a esto? De ser así…¡que Dios nos asista!

Roger escuchó las palabras de su compañero y bien afortunado con las armas blancas, Cleveland. Aquellos huevos seguían allí. Su pasión por la biología y la medicina le invitaban de nuevo a intentar abrir uno de esos huevos y descubrir las crías de la criatura que escondían. Quizás incluso intentar matarlas a todas. Pero su conciencia le decía que aquella idea era una imprudencia y que desataría un nuevo abanico de horrores. 

-Si no hay camino donde seguir, deberíamos volver sobre nuestros pasos hasta el otro reguero de sangre. Pero os sugiero que nos decidamos pronto si no queremos que uno de estos huevos eclosione con algún espanto. 

- Estoy con usted. - Dijo Konx. - Demasiada suerte hemos tenido ya, como para seguir tentándola. 

Dicho aquello se apresuró a salir de la grieta sin mirar atrás. Una vez en su campamento se dedicó a empaquetar todo aquello que habían podido reunir y que les había sido de utilidad. Había sido una verdadera lástima perder su tan preciado cuchillo cebollero, pero al menos le había salvado la vida en aquella caverna infernal. Esperaba no tener que volver a necesitarlo. Por lo pronto y por si acaso, se hizo con otro cuchillo, el de mayor tamaño que encontrase entre la cubertería que había recogido de entre las ruinas híbridas entre montaña y cocina, donde habían aparecido.

Tras recoger mis pertenencias, sin olvidar el cuchillo que tan buen uso me ha hecho, me quedo unos momentos pensativo.

- Caballeros, ¿quieren escuchar una teoría disparatada? Partamos de la base que esta criatura nos ha atacado por entrar en su, digamos, zona de incubación. Si suponemos que su “instinto maternal” es lo que le ha llevado a atacarnos, ¿qué ocurriría si llevamos algún huevo con nosotros? ¿Nos atacaría sabiendo que puede dañar a una de sus preciadas crías?

De echo yo he pensado en los mismo señor cleveland, solo hay algo que pueda interesar en esta cueva y son esos huevos-digo mirando pensativo a los huevos-claramente nuestro visitante nocturno entro a cojer uno y salio sin ningun rasguño, por lo tanto son importantes y me llevare uno.

Te acercaste a coger uno y se sintió como una roca, exactamente igual que el que llevabais con vosotros desde la casa. Aparte de eso, no notaste nada más. A todos los efectos, de no ser por su forma, nadie hubiera dicho que era un huevo sino un pedrusco más.