Partida Rol por web

- Miren... Señores. No creo que cargar con unos cuantos huevos pedrusco como éstos nos vaya a ser de demasiada utilidad ahora. - Observó el profesor. - En todo caso sabemos dónde venir a por ellos. Aunque si ustedes se sienten mejor transportando alguno de ellos, tampoco me opondré. Al fin y al cabo parecen tener algo que ver con el viaje extraño que hemos realizado hasta llegar aquí... -Se rascó la cabeza incrédulo ante sus propias palabras. - ¿Nos marchamos ya, por favor?

Haciendo caso omiso de las palabras del señor Makepeace me hago con uno de los huevos.

- Listo, cuando quieran nos vamos.

Despues de hacerme con uno de los huevos, miro a los demas- bueno no perdamos mas tiempo, de todos modos no perdamos de vista el que encontramos en la casa

- No es para tanto, de verdad. Sólo lo noto... un poco dormido. Pero no duele. De verdad. - Aseguró Kenneth, frotándose un poco el brazo, aunque la sensación que lo estaba recorriendo lo tenía preocupado. No le dolía, así que suponía que no podía quejarse, y estaba... casi seguro de que el entumecimiento era sólo una consecuencia de perder sangre. Pero seguía siendo preocupante - ¿Estáis seguros de que quereis llevaros... eso?

Tragó saliva con una mueca de horror. Estaba claro que Kenneth no estaba muy conforme con la decisión, pero tenía más ganas de marcharse que de protestar, y tardó poco en unirse a ellos.

Finalmente, salisteis de aquella cueva cargando con dos huevos, dispuestos a enfrentaros de nuevo a las duras condiciones de la montaña, que por suerte, en aquellos momentos, no eran tales. Aprovechando este pequeño momento de paz en el tiempo, salisteis y empezasteis a caminar.

El hambre y el cansancio, pero también el miedo, estaba haciendo mella en todos vosotros. Pasasteis por delante del miembro de la expedición petrificado, Kellerman, y continuasteis vuestro camino para finalmente, encontraros justo en el lugar al cual habíais llegado, con los restos de la casa, surrealistamente distribuidos en aquel lugar.

En ese momento, visteis el otro rastro de sangre que ibais a seguir.

Por ahi sigue el rastro- dije mientras sacaba mi pistola, preferia ir con ella desenfundada, viendo la cantidad de huevos de aquella cueva, no sabia cuantos de esos seres mas podrian estar por los alrrededores, quizas lo que matamos ni siquiera fuera su progenitor y simplemente fuera un guardian.Nada grantizaba que los huevos sirvieran para algo pero por alguna razon esperaba que fueran una parte clave en salir de aquel sitio.

- ¡Bien! - Exclamó Konx contento al ver el sendero marcado por la sangre. - Pensé que igual la noche borraría la pista que tenemos que seguir. No ha sido así y me alegro. - Dijo el profesor.

Se agachó junto a las marcas de sangre y trató de analizarlas de alguna forma. Él no era ni un explorador ni un boy scout. Por mucho que mirase, no lograría adivinar nada más acerca de aquellas evidencias. Simplemente era un rastro de sangre marcando una dirección. Al menos eso era lo único que Knox podía sacar en claro.

- ¿Nos vamos? - Sugirió aquel hombre. - Cuanto antes emprendamos la marcha antes llegaremos. Y espero llegar pronto y regresar a casa. ¡Me muero por un cigarrillo! - Exclamó con una sonrisa. Haber sobrevivido a aquella bestia le había llenado de adrenalina y la adrenalina de felicidad. Hacía tiempo que no se sentía tan vivo.

Me guardo uno de los huevos y salgo al exterior.

- Estoy de acuerdo con usted, señor Makepeace. Deberíamos seguir el rastro de sangre antes de que se borre.

Seguisteis el rastro de sangre a través de la montaña, de extraños valles repletos de aquella vegetación extravangante y diferente a todo cuanto conocíais, envueltos en el frío y notando una ligera falta de oxigeno debido a la altitud, pero nada os preparó para lo que ibais a encontraros el camino. 

Lo primero que hallasteis fue la sección de cola de un avión de carga ligero, pero no tardasteis en encontraros con un camello medio petrificado (y por supuesto muerto), un trineo, la mitad de un automóvil y la parte más alta del campanario de una iglesia.

Era un escenario mucho más dantesco y caótico del que habíais visto anteriormente.

Konx quedó anonadado ante la visión que se le planteaba. No podía creer lo que veían sus ojos y de hecho, tardó unos segundos más de la cuenta en asimilar lo que tenía frente a él. De hecho se quedó paralizado y en total silencio durante unos momentos, observando el caos desatado en aquel lugar. No fue hasta algunos momentos después de vislumbrar todo lo que allí se encontraba, cuando por fin cerró los ojos apretándolos con fuerza, meneó la cabeza de lado a lado y volvió a abrirlos confirmando que su visión era real y que no se encontraba inmerso en el mundo onírico o ante una jugarreta de su propia mente.

- ¡Por todos los santos! - Exclamó. - ¿Qué demontres es todo ésto? - Se llevó la mano al rostro y empezó a frotarse la cara. 

Finalmente asimiló que estaba ante algo real y tangible. Se puso a caminar en dirección a aquel lugar donde se entremezclaban realidades. Igual podía descubrir algo más acerca del lugar en donde se encontraban. En todo caso siempre podían encontrar algo de utilidad con lo que defenderse. En todo caso tenían que registrar la zona. Al fin y al cabo, el rastro de sangre les había conducido hasta allí.

- Podría ser que en esta zona hubiera algún tipo de alteración dimensional... - Dijo entonces. - Aunque no sé cual puede es la causa... - Se encogió de hombros. - ¿Vamos? - Propuso entonces agarrando su cuchillo de carne y poniendo rumbo a la caótica zona con tal de investigar y recoger objetos que les podrían resultar útiles.

Kenneth caminaba junto al grupo aunque, en ocasiones, parecía que se quedaba algo atrás, como si estuviera cansado y tuviera que forzarse algo más de la cuenta. Además, el brazo herido lo llevaba pegado al pecho, con la mano ligeramente cerrada y con aspecto agarrotado. Aún así, no era vocal en su desgracia, y se limitaba en hacer todo lo que podía para mantenerse al nivel del grupo.

Pero incluso en su estado todavía le quedaba energía para alucinar, abriendo mucho los ojos con la escena. Quizá no debería haberlo impresionado tanto, teniendo en cuenta que todos habían llegado por arte de magia, pero verlo así...

- Vamos...

Asintió, lentamente, y con Knox, lentamente, intentó acercarse. Quería fingir normalidad, no sólo por el resto, si no también por sí mismo, pero estaba siendo tan, tan díficil...

Mientras seguís el rastro, pasando por delante de aquel escenario tan extraño, descubrís en el suelo raíles, como si allí hubiese algún ferrocarril, aunque eso no tenía ningún sentido, y mucho menos lo que hallasteis uno poco más adelante.

Un vagón.

Siguiendo el rastro llegamos a una zona bastante sorprendente, lo que se veía allí era una serie de objetos grandes y destrozados, que de por si dejaban ver que por allí había pasado algo parecido a lo de la cocina de Thomas pero a mayor escala, pero a aquellas alturas todo lo que pudiéramos encontrar podría parecer razonable.
Más adelante unos railes y un vagón nos esperaban, la presencia de railes me hacía preguntarme si de verdad había un tren o también había sido  transportado de manera poco común allí.

Deberíamos investigar todos los restos antes de nada, quizás podamos encontrar cosas útiles o algún tipo de información, yo empezare por los restos de antes- dije mientras me giraba con intención de volver entre mis pasos

- A mi me ha picado la curiosidad lo que pueda encontrar en el interior de ese vagón... - Dijo señalando el último de sus hallazgos. - Escuché una vez en algún sitio que objetos desaparecen sin mucho sentido en algunos puntos concretos de la tierra. Pensé que era un rumor absurdo, pero ahora veo donde van a parar todas éstas cosas...

Konx comenzó a caminar en dirección al vagón. Portaba su cuchillo de carne en la mano, no sabía que era lo que se podía encontrar. Lo que si tenía muy claro era que no era ningún héroe. A la primera de cambio que diese con algún peligro, no lo dudaría, saldría corriendo huyendo del lugar. Eso sí se le daba considerablemente bien.

Knox se acerca al vagón. La puerta corredera parece difícil de abrir, como si se hubiese oxidado a causa de la humedad, y el frío seguramente tampoco ayudaba mucho. El caso es que finalmente, logró abrir la puerta y examinar el interior.

En el suelo, sobre un charco de sangre seca, hay un cuerpo que identificas como otro de los miembros del equipo de exploración. Su brazo está extendido y al seguirlo con la mirada vio que había escrito algo en el suelo, utilizando su propia sangre.

"Thomas Fell me mató”

El mensaje se veía claramente, pero estaba algo borroso, como si alguien hubiera intentado borrarlo.

- Joder... - Dijo entonces Konx. - Me temo que... - Resopló. - ...esto no les va a gustar a los hermanos Fell. - Concluyó la frase en su cabeza. - ¡Venid aquí! - Gritó. - ¡He encontrado algo! ¡Señor Wrigth, le necesito! - Dijo entonces.

No es que Konx fuera un erudito en el campo de la recogida de pruebas, pero antes de que llegara el resto de sus compañeros, quería tratar de verificar la escena del crimen. Lo primero en lo que quiso reparar fue en el sentido en el que estaban escritas las letras. Quería discernir si el mensaje lo había escrito el difunto desde el suelo o si en cambio, había sido alguien desde otra posición tratando de incriminar a su amigo. Por mucho que todo apuntara a Thomas, Konx no acababa de creérselo.