Partida Rol por web

Tras una noche difícil, todos logran conciliar el sueño, a pesar del mal sabor de boca que la situación genera en todos los presentes. Algunas personas se quedaron en la puerta de sus cubículos prestando la guardia, entre ellos James.

La pianola comienza a sonar súbitamente como la noche pasada y a pesar del cansancio, todos pueden sentir su melodía entre sueños, arrancándolos de un lugar seguro y llevándolos al cautiverio que comenzaba a jugar con sus mentes.

Haciendo el recuento rápido de aquellos que salían alterados de las habitaciones por el repentino sonido de la pianola, pueden ver que no falta nadie de los presentes, pero hay algo que no marcha bien. La puerta del cubículo donde se encontraban los muertos estaba abierta. No parecía ser posible pues Nathan la había cerrado él mismo. Cuando miran alrededor confundidos, posan sus ojos sobre James que seguía contra una pared. Dean salió de la habitación, sin ningún rasguño, y se dirigía a su hermano. Temblaba de la emoción, no podía contener las lágrimas. Estaba de vuelta y ni él podía creerlo. ¿Cómo había sucedido? Caminaba con pasos inseguros pues al pasar un día muerto, por poco olvidaba la sensación de caminar y pone una mano en el hombro de su hermano, con una voz suave lo llama y espera a qué él abra los ojos con impaciencia. Parecía que no podía creer que lo tocaba y sin poder quitar una sonrisa de su rostro, esperaba que su hermano abriera los ojos.

A pesar de la conmovedora escena entre los hermanos Carlson, había algo nuevo en el bar que llamó la atención de aquellos que pudieran mirar. En uno de sus espejos, se podía distinguir la sombra pintada de un rostro humano y en cenizas de un mueble decía "Sé fuerte".

Aquello era sin duda lo más sorprendete que Edward había visto nunca... Aquel chico estaba muerto y bien muerto. Y ahora..., de repente.... estaba vivo... sin un rasguño, sin una marca...

Aquello escapaba a la comprensión de Edward que se dirigió raudo a la barra del bar y apuró de un trago un vaso de vodka. Tenía que calmar sus nervios antes de acercarse al revivido...

Chico, ¿recuerdas que fue lo que sucedión? ¿Sabes quien te atacó?

No podía creerlo... - "¿Ha sido todo un mal sueño?" - Aturdido y aún algo torpe di unos pasos inseguros fuera de la habitación y vi a mi hermano. Las lágrimas y una infinidad de sensaciones se agolparon en mis ojos y mi mente, y deseando abrazarle fui hacia él...

- ¿James? Estoy aquí, hermano.

Aún no quería creer que estaba realmente allí, casi como si no hubiera pasado nada, no quería hacerme ilusiones por si... Bueno, por si fuese otro sueño, otra visión...

Giré un momento la vista para observar al hombre que me inquiría desde la barra del bar y tras alzar las cejas y poner cara de circunstancias abracé con fuerza a mi hermano sin dejar de llorar desconsoladamente, dando rienda suelta a mis sentimientos...

Apenas pude pegar ojo en toda la noche, encargándome de la mayor parte de las guardias. Pero finalmente, poco antes del amanecer debí quedarme dormido, sentado frente a la puerta de nuestro cubil. 

El sonido de la pianola intentaba abrirse camino en mi mente a pesar del sueño espeso que la cubría, pero no fue hasta que escuché la voz de Dean que abrí los ojos sobresaltado. Al verlo tan cerca y tan... vivo lo primero que hice fue abrazarlo con fuerza contra mí, sin preocuparme de cómo había podido suceder. Por mi parte, como si había sido cosa de vudú, tenía a mi hermano a mi lado y eso era lo único que me importaba. - Dean... Oh, Dean... ¡Estás vivo! ¿Cómo es posible?

Un sollozo ahogado empezó a confundirse con una carcajada de pura alegría y durante varios segundos ni yo mismo sabía si estaba llorando o riendo. - Joder, Dean, ¡estás aquí! - Lo aparté un poco para poder palparle la cara, asegurándome de que estaba bien y una nueva carcajada brotó explosiva de mi boca mientras una lágrima se deslizaba hasta mi barbilla. - ¡Estás vivo! ¿Cómo lo has hecho? Escuché tus palabras, ¿sabes? Te oí dentro de mi cabeza y supe que estabas ahí en algún lugar. 

Completamente lleno de felicidad volví a abrazarlo y empecé a darle golpes amistosos en el brazo, todavía con una mirada a medio camino entre la incredulidad y el gozo. - Verás cuando te vean Nick y Tania, no se lo van a poder creer.

Miro atónito al trompetista.  -Pero, que...

No puede ser. Acaso es esto una especie de broma macabra? Dean estaba muerto... Cómo es posible que haya vuelto a la vida? Le miro con cara de desconfianza mientras avanzo hacia la puerta abierta donde por donde debe haber salido para comprobar una cosa. Mi cara pasa de la desconfianza a la tristeza. Mi padre sigue ahí, donde lo habían dejado, sin vida.

Me giro de nuevo hacia el trompetista y no puedo evitar una mirada de rencor. Porqué él? Porqué no mi padre? Acaso ha fingido su muerte? Tiene que ser eso, la gente no revive... Y tiene la cara intacta. Cómo es posible eso? No, no me lo creo. Aquí pasa algo.-Bienvenido. Cómo lo hiciste? Cómo fingiste tu muerte?-le pregunto sin miramientos.

Se pasó la noche dormida, cansadísima y "víctima" de la cortesía de los hombres de su cubículo, que prefirieron ser caballerosos con ella. Pero al despertarse no echó de menos haber hecho guardia, había descansado a pesar de soñar con cosas muy desagradables toda la noche. Con los ojos medio abiertos, tuvo la impresión de haber oído a Dean, pero suspiró, desechando el pensamiento. No obstante, las exclamaciones de James la hicieron saltar de la cama como un resorte y zarandear un poco a Nicholas mientras miraba a los hermanos reunirse con la boca abierta y los ojos de par en par, súbitamente llenos de lágrimas.

- ¡¡Ay!! ¡¡Dean!! - Gritó, corriendo hacia él para abrazarlo a pesar de que estuviera James también haciéndolo. - ¡Estás vivo! ¡Estás vivo! ¿Cómo? ¿Cómo ha sido? ¿Los espíritus te han devuelto aquí? ¡Ay esto es magia! ¡Es magia de la buena! - Se reía aunque sus ojos llenaban su cara de lágrimas, el dolor de cabeza de la resaca prácticamente era inexistente en ese mar de emociones. - ¡El pequeñajo ha vuelto, Jimmy! - Miró a James y le revolvió el pelo. - ¡Nick! ¡Despierta, dormilón! - Apretó a Dean. - ¡¡Ay, Dean!! ¿Cómo estás?

Pero al oír al señor Flynn, se giró con el ceño fruncido.

- ¿Pero... cómo se atreve? ¿Fingir su muerte? ¿Qué está intentando decir? - Dio un paso hacia él, levantando un dedo con el rostro completamente torcido por el enfado. - ¿Dice que el bueno de Dean se ha puesto a fingir su muerte por mera diversión? Claro, ¿y él también escribió su nombre al lado para incriminarlo? ¡Por favor! ¡Vergüenza debería darle! ¡Vergüenza! Respétenos en este momento. Puede usted ser el dueño de este sitio, y puede que trabajemos para usted, pero por lo menos respete nuestra intimidad y a nuestro ser querido.

Reí de alegría entre lágrimas disfrutando del reencuentro con mi hermano - Te dije que siempre estaríamos juntos - le dije sonriendo.

- Dios... casi me vuelvo loco. Parece como si todo hubiera sido un mal sueño... Qué sensación tan extraña, no sabes las ganas que tengo de un whiskey y volver a tocar juntos.

Cuando apareció Tania entre risas y gritos de júbilo, una gran sonrisa se formó en mi cara y la estreché en un fuerte abrazo... - ¡Tania! No sabes cuánto me alegro de verte y escucharte... casi no puedo creerlo. - Nuevamente las lágrimas de la emoción saltaron de mis ojos - Estás más guapa que nunca... Pero no sé qué es lo que ha ocurrido... Recuerdo aquella melodía tan inquietante de esa caja de música y aparecí aquí... de nuevo.

Aún sin recuperarme del todo por la emoción, y tras el "rapapolvo" de Tania me dirigí algo amedrentado al hijo de mi jefa con cara de sorpresa.

- Disculpe, señor Dylan... ¿A qué se refiere? Yo... yo no he fingido nada en ningún momento, se lo juro. - Las emociones y los nervios me tenían bastante conmocionado y las palabras me salían a borbotones, aturullado - Todo es... Todo esto me resulta tanto o más extraño que a usted... No sé que es lo que ocurre aquí, pero o encontramos la explicación o me volveré completamente loco.

- Si es que no lo estoy ya... Porque nada de esto tiene ni pies ni cabeza. Igual parezco paranoico pero quizás todo sea sólo un mal sueño del que nos despertemos o... Quizás nos hayan drogado... No sé, lo siento, disculpadme creo que ahora no pienso con claridad y ya no sé qué creer.

Le cogí un cigarrillo a mi hermano y lo encendí con manos temblorosas, tosí un par de veces y me dirigí a la barra a por un whiskey.

"Necesito un trago más que nunca..."

Voy a responder a Tania cuando Dean se adelanta a mí y me relaja un poco los ánimos. Parece sincero... parece que no sabe lo que ha pasado. Puede que todo esto sea tan sorpresa para él como para mí. Tiene que haber alguna explicación para todo esto... Tal vez tenga razón. Tal vez lo drogaron y lo han mantenido así hasta ahora y el cuerpo era en realidad de alguien del servicio. Sí, debe haber sido eso.

-Lo siento.-Digo, aún serio y mordiéndome la lengua para no responder a Tania de malas maneras.-No pretendía faltar al respeto a nadie, pero espero que no pretendan que me crea que este hombre ha vuelto de la muerte. ¿Ayer ni siquiera tenía rostro y hoy está aquí como si nada hubiera ocurrido? Puede que tenga razón y lo drogaran para hacer una especie de cambiazo o algo... No sé. En cualquier caso es un placer tenerle de vuelta. Aunque hubiera preferido a mi padre.

No me veo muy convencido, pero decido dejar el tema. Con la poca información que tengo no puedo hacer gran cosa. Aquí están pasando cosas realmente extrañas... Solo espero que no vuelvan a tener nada que ver con mi familia.

-Y por cierto señorita Tania, soy el administrador de este sitio, no el dueño. Y no he dicho nada del apellido que apareció en la pared ni que tenga nada que ver con Dean. La verdad, sigo buscando el significado de eso. Si a usted le parece normal que haya "revivido" una persona me parece perfecto, pero no pretendas que los demás nos creamos eso tan a la ligera. Personalmente es la primera vez que lo veo.

Tras prácticamente no haber dormido en 48 horas, el cansancio se apodera de mí y caigo en un profundo sueño. Al menos es así hasta que aquella terrible música vuelve a sonar. Me apresuro agarrada del brazo de mi prometido a fuera del cubil, en parte aliviada al ver que las personas que estábamos durmiendo juntos estábamos bien.

es entonces cuando veo algo que parece imposible. El trompetista está ahí, caminando, como si nada hubiera pasado. Por un momento me quedo embobada mirando. Me rasco los ojos, por si el cansancio estuviera jugándome una mala pasada, pero no. Es real. Es entonces cuando me acerco al joven.

- ¡Dios mío! ¡Esto es un milagro! Señor... ¿Dean, era? Sé que prácticamente no nos conocemos, pero me alegro enormemente de que esté sano y salvo. - no puedo evitar dejar escapar alguna risilla nerviosa, al fin y al cabo, era lo mejor que había pasado en 48 horas. - Esto es fantástico.

Es entonces cuando Tania se dirige hacia mi prometido. Me adelanto a su respuesta, contestándole amablemente y sonriendo en todo momento, con rostro de auténtica alegría por lo que está pasando. - Creo que mi prometido no se está refiriendo a eso, señorita Evans. Es sólo que, al igual que el resto, está estupefacto por lo que acaba de ocurrir, lo cual, estará de acuerdo conmigo, se escapa del alcance de nuestra razón. En absoluto creo que quiera empañar el mejor momento que hemos vivido desde que se cerraron las puertas de este local, estoy segura. Lo único es que querrá dejar claro si este chico ha sido utilizado por aquellos que nos han hecho esto. 

Me vuelvo a dirigir a Dean. - tú puedes sacarnos de dudas. ¿Recuerdas algo desde que te atacaron?

Agradecí las amables palabras y di un largo trago a mi vaso de whiskey antes de hablar, ya un poco más repuesto de tantas emociones.

- Gracias, señorita Monroe, es usted muy amable. Lo cierto es que no recuerdo siquiera si me atacaron o no, debo fiarme de lo que ustedes me cuentan... Pero hay una cosa que recuerdo perfectamente, el sonido de una caja de música... Una melodía muy inquietante, por cierto.

Dicho esto, me dirigí al escenario para coger mi trompeta con cariño y empezar a bruñirla con un paño para dejarla reluciente.

"Pequeña, cuánto te he echado de menos..."

Colette se despertó con frío. Se preguntó si ya estaba muerta, si estaba junto a Antonella de nuevo. Pero no, quizás su alma había muerto con su amiga, pero el cuerpo de Colette aún seguía latiendo. Se levantó esperando a ver que había pasado. ¿Habría muerto Nicholas como había predicho, u otro cadáver distinto habría aparecido en su lugar? Pero no ocurrió ninguna de ambas cosas, si no algo totalmente inesperado.

Dean había vuelto a la vida. ¿O acaso jamás había muerto? Colette intentó procesar esa nueva información, aunque le estaba siendo imposible. Entonces Colette se acercó donde guardaban los cadáveres, de donde había salido Dean. Colette quería pensar que de allí saldría también Antonella, pero sólo comprobó que ella seguía estando sola. Intentando contener sus emociones, se giró y clavó su mirada en Nicholas - Tú...

Tania miró al niño rico con decepción en la mirada. Cuando todos habían mostrado respeto por su padre, él no dejaba siquiera que Dean volviera a reunirse con sus allegados.

- Hay más cosas que las que el ojo ve... - Contestó mientras se recomponía e iba a por sus zapatos. - Y cosas que no hay que ver para creer. Hay que tener fe, señor Flynn. - Recalcó el tratamiento con algo de sorna. En sus ojos se podía ver un resentimiento antiguo. - Pero disculpe si lo malentendí. - Aceptó, no obstante, mirando a su esposa, que había sido suficientemente amable con ella, y se sentó en el camastro improvisado para poder calzarse los tacones. - Es solo que estoy demasiado acostumbrada a que a los artistas se nos suponga automáticamente la capacidad del engaño. Solo eso... - Se levantó y fue hacia la barra con Dean. - Si me disculpan...

Fue con el trompetista y le puso una mano en el hombro.

- ¿No recuerdas nada? - Subió la mano para acariciarle el rostro con ternura. - Mejor, porque... porque... lo que te hicieron, Dean... fue horrible.

La voz de la amiga de Antonella llamó su atención cuando se dirigió a Nicholas.

- ¿Qué ha pasado, señorita? - Preguntó, levantando las cejas.

Me paso prácticamente la noche en vela, buscado a aquellos que camina entre las sombra. Pero a pesar de todos mis esfuerzos no logro ver a nadie sospechoso como Antonella anoche, solo sombras en la noche que deseaba que se aclarasen a la mañana siguiente, si era capaz de despertar del sueño eterno.

No haber dormido casi nada me pasa factura y me cuesta despertar, pero al menos estaba vivo, que era lo importante y daba gracias por ello al responsable, a Dios o a quien me estuviese protegiendo. Los Gritos de mis compañeros me llaman la atención y me despiertan del todo, parecían alegres, pero lo que más me llama la atención es ser capaz de escuchar la voz de mi amigo Dean -¿Aun estaré dormido?- pensé incrédulo de lo que mis oídos escuchaban. Intrigado me levanto y me dirijo a ver si mis oídos no me engañaban. Nada más salir y ver al bueno de Dean totalmente vivo me quedo totalmente estupefacto y cuando reacciono corro hacia el para abrazarlo, y comprobar que estaba realmente ahí.

-¡Dean… estas bien… estar perfectamente bien…!- No puedo evitar abrazarlo con efusividad, incluso levantándolo del suelo de la emoción. -No me lo puedo creer, pero me alegro un montón que estés aquí con nosotros.- no le quitaba el ojo de encima, después de verle el rostro desfigurado era todo un placer volver a verlo intacto y sin ningún rasguño. -Pero ¿está bien, te duele algo, notas algo raro?- le pregunto a un incrédulo de por lo visto ayer.

La felicidad y emoción de reencontrarme con mi amigo se ve interrumpida, la mirada de Colettr se me clava como si me quisiese matar y de sus labias sale una palabra que denota que me quiere recriminar algo. -¿Yo qué?- le pregunto y me quedo expectante a que me lanzase su acusación.

Asiento, cuando Dean me contesta, pero hay algo que quería consultarle. - No sé, señor, lo preguntaba porque aquí ocurrió algo extraño con el piano. Algo paranormal... Comenzó a sonar solo. Quizás sea demasiado crédula, pero... ¿fue usted? Quizás queriendo decir algo... No sé, escuché una vez que los... espíritus... pueden enviar mensajes. - Le digo, haciendo una mueca al decir "espíritus", esperando no ofenderle con la palabra.

Dejo de abrumarle con tantas preguntas, el pobre parece ya bastante confundido, aunque tenemos que aprovechar esta tregua que ha habido hoy para poder acercarnos más a los asesinos. Mientras el chico se vuelve a reunir con los suyos, me acerco a mi hermana. -¿Te encuentras bien, querida? - Le digo, pasándole una mano por la frente, para comprobar si tiene fiebre. - Anda, ven conmigo...

Me acerco junto con Sharon (si quiere) a Colette... Ayer, con lo de mi hermana, no había podido acercarme a ella, pero hoy ya no había excusas. - Perdona... ¿Colette? No nos hemos presentado. Mi nombre es Chloe Monroe... Lamento mucho lo que le han hecho a tu amiga... ¿Cómo te encuentras? ¿Has podido descansar al menos un poco? - Le digo, con una sonrisa amable que no puede evitar mostrar un poco de pena.

Edward se dirige al Ministro de Justicia, con una vaso de vodka para él y uno de Whisky para el Señor Cox.

Señor Ministro, esto escapa de mi más inocente comprensión. Sólo conozco de una persona que resucitó de entre los muertos y, lo hizo a los tres días... Sinceramente, no creo que esto sea posible pero, ahora mismo me siento obnubilado por la situación... ¿Qué piensa que es todo esto? ¿Un truco de "los sin rostro"? Cada vez estoy más convencido de que esa banda tiene algún escondite oculto en este bar... Es más, ni siquiera estoy convencido de que estén aquí con nosotros... sino que entran y salen del local a voluntad por alguna especie de pasadizo secreto...

Agradecí las muestras de cariño de Tania con una sonrisa... - Creo que prefiero no saber lo que me ocurrió, si es que me pasó algo realmente, porque ahora parece todo mentira, sólo quiero volver a disfrutar de estar con vosotros.

Sin saber cómo ni porqué, de repente me quedé sin aliento al sentir una presión en la boca del estómago y la espalda... Era Nicholas en un fuerte abrazo que me hizo levantar los pies del suelo.

- Nick, que me dejas sin aire - le dije con una gran sonrisa en los labios - yo también me alegro de verte, y no sabes cuánto. No, no me duele nada, pero otro abrazo de esos y... Sólo estoy algo débil, pero me siento bien, gracias.

Escuché atentamente las palabras de la señorita Monroe y pensé, meditabundo...

- Recuerdo ver a mi hermano al piano, como si fuera un sueño, yo me acercaba y me sentaba junto a él... - Negué con la cabeza con cara de disgusto - No lo sé, yo nunca he creído en fantasmas y creo que debe haber alguna explicación, pero ahora no quiero pensar más en lo que ha pasado, estoy aquí de nuevo con mis compañeros y quiero olvidarlo todo.

Me disponía a responderle a Dylan Flynn cuando Tania ya se encargó de él y me limité a fulminarlo con la mirada por tratar así a mi hermano. Me daba lo mismo si era un truco, si lo habían drogado o si era magia negra. Estaba de nuevo entre nosotros y eso era lo único que me importaba.

Me acerqué a la barra con él y pedí un cóctel para celebrar su regreso, pero en cuanto di el primer trago mi estómago me recordó que no había comido nada el día anterior. Escuché las hipótesis y las conversaciones, pero estaba pendiente sobre todo de Dean, no le quitaba ojo ni un momento y no paraba de fijarme en la gente que lo miraba, intentando encontrar algo en ellos que indicase que les molestaba su vuelta. Reí con las muestras de alegría de Tania y Nicholas y no me separé de ellos.

Cuando mi hermano habló del piano me giré hacia él sonriendo. - Yo habría dicho lo mismo, si no te hubiese oído aquí dentro. - Señalé mi cabeza mientras hablaba. - Mientras ese piano sonaba sin que nadie lo tocase, tú me dijiste que nunca me dejarías solo, y que cuidase de mamá. Pero tienes razón, dejemos de pensar en ello. Tienes que comer algo, y a mí tampoco me vendría mal. Creo que tenían por ahí una tarta, ¿no? - Pregunté, dirigiéndome a un camarero. - ¿Podrían ponernos un poco? 

No podía evitar sentirme optimista. Mi hermano estaba de nuevo conmigo, Nick estaba perfectamente y no había muerto nadie más. 

Quiso responderles, pero entonces Chloe se le acercó y le mostró la primera muestra de afecto hacia ella desde la muerte de Antonella - De puro agotamiento más que nada, pero si, he podido descansar un poco. Gracias por preocuparos. El que no haya tenido que contemplar un nuevo cadáver también me ha ayudado a levantarme un poco mejor.

Entonces por primera vez se percató en la pintada en uno de los espejos. Y escrito en cenizas "Se fuerte". James decía que su hermano - supuestamente muerto - se había comunicado con él a través de la fantasmal tocada de piano. ¿Acaso era ahora Antonella dándole fuerzas desde el más allá? ¿Entonces Dean realmente había muerto y había resucitado con un milagro?

Colette no creía en los milagros, todo esto podía ser obra de los sin-rostro que estuvieran jugando con ellos. Tampoco había una prueba sólida de que su amiga fuera realmente uno de ellos. Y sin ellas, no iban a convencerla de ninguna de ambas, ella creería en su amiga. Un suspiro surgió de sus labios.

No se porque nadie ha muerto esta noche, pero me alegro que así sea. Pero seguimos teniendo cadáveres a los que hacer justicia. - dijo sin mirar a nadie en particular, ya que estaba a espaldas de muchos mirando lo que había aparecido durante la noche.

Sonrío a Colette y le hago un gesto con la mano indicando que venga conmigo. - Creo que deberías comer algo... Me imagino que no debe de ser agradable lo que has vivido, pero si no tomas algo sólido, estarás débil y enfermarás, y no creo que eso sea lo mejor dadas las circunstancias... Ven con nosotras, si quieres. Mi hermana también debería comer algo, después del susto que nos dio ayer. Además, cuantas más personas estemos juntas, mejor. ¿Con quién has pasado esta noche? Te propondría que, si estás durmiendo sola, te vinieras con nosotros, pero quizás... Te resulte incómodo... Lo entendería.