Partida Rol por web

—Quizá lo visto por tus compañeros de la comitiva de Agga sirva para aclarar en la Atalaya que algo más grave está ocurriendo... algo que nisiquiera deje a salvo a los que viven en las profundidades. Sin escuchar sus reticencias no puedo saber cómo contraargumentarlas... así que no adelantemos acontecimientos, Strumni.— fue entonces cuando Olaf llamó la atención sobre aquello y miró hacia la hoguera. Su gesto se torció al pensar en el posible origen de esa confrontación sabiendo Ingelyn lo que sabía: Runi era tan viejo como avispado y se temía que hubiese atacado cabos.

—No puedo dejar que esta misión genere más asperezas. Puedes venir, si lo deseas.— casi sin terminar la frase se acercó hacia la hoguera, pasando junto a Olaf y dándole una palmada agradecida en el brazo al enorme guerrero por la advertencia

De algún punto apareció la princesa directa hacia la hoguera, como una exhalación. Una mirada más allá de ella podría advertir que en cierto punto estaba Olaf y un poco más allá el montaraz enano. Ingelyn tenía el ceño fruncido y se plantó allí ante el consejero y Runi.

—¿Qué está ocurriendo aquí?— preguntó sin tapujos, alternando la mirada entre ambos—. Debéis tener una poderosa razón para discutir aquí delante de todo el mundo con los problemas que ya cargamos a nuestras espaldas.

Runi y Sven parecían haber alcanzado ya algún tipo de acuerdo cuando Ingelyn llegó, aunque el consejero más alto todavía parecía algo contrariado por algún motivo.

—No es nada, princesa —dijo—. Sólo quería asegurarme de que Runi sabe lo que todos nos jugamos en este viaje, y que no debería haber secretos entre los skaldi. Pero supongo que no ha sido en vano y ha servido para... acercar posturas.

Hizo una leve inclinación y no dijo nada más, recuperando su expresión adusta.

Runi seguía enfrente de Sven, aunque su postura era muy relajada como durante toda la conversación, y lo cierto es que se sorprendió al ver a la princesa, aún más del comentario. Se fijó en que no estaban solos y al parecer les estaban mirando. Se volvió hacia la joven.

-No os preocupéis princesa. No estabamos discutiendo, tan sólo comentabamos algunos asuntos. Nada que deba preocuparos.-Miró al consejero de reojo.-Todos sabemos cuál es nuestro cometido. Y haremos lo que esté en nuestra mano para el buen fin. Y por supuesto tenéis todo nuestro apoyo.-

Runi acababa de decir aquello, cuando notó algo raro. Por un instante, se sintió un poco desorientado, mientras a su alrededor todo parecía iluminarse con una luz blanca. A su cabeza vinieron pensamientos extraños, como si estuviera recordando cosas que hubiera olvidado, o rememorando un viejo sueño. Le pareció que alguien pronunciaba su nombre... ¿o era una brisa que soplaba en sus oídos?

Entonces, la luz se atenuó hasta desaparecer, la mente de Runi se despejó y todo volvió a la normalidad.

Runi acababa de decir aquello, cuando frunció el ceño y su mirada se desenfocó. Giró la cabeza, como si le costara distinguir bien lo que veía. Parecía desorientado. Pero cuando empezaban a alarmarse con aquella conducta extraña, el viejo mago pareció despejarse y volver a la normalidad. ¿Se encontraría mal por el viaje?

Gunnar se despidió de Ylva y Glyrhel para volver sobre sus pasos junto al corpulento guerrero enano y regresar a la granja donde habían dejado a la princesa con Runi y Strumni. Por el camino, pudo ver que Gungnar aún iba pensando en lo que acababa de ocurrir y que la sensación de intranquilidad no desaparecía del rostro del enano.

— Seguramente llegaremos al fondo de esto —comentó el capitán—. Ha sido un viaje atípico y eso está jugando con nuestras mentes... —suspiró—. Seguramente mañana, descansados y con cabeza fría, seremos capaces de descubrir más —concluyó, mientras seguía caminando.

Runi estaba mirando de reojo a Sven enfrente de la princesa, cuando de repente se envaró y sus piernas fallaron. Afortunadamente nunca se separaba de su bastón y pudo aferrarse a él para no caerse. Sacudió la cabeza y miró a los demás, y después a su alrededor. Fue sólo un instante pero su cara se llenó de preocupación.

Sonrió, pero su sonrisa era muy forzada. No la tranquila y calmada que había visto Ingelyn hacia un rato.

-Vaya. Se nota que estos viejos huesos ya no son lo que eran y el viaje me ha agotado más de lo que pensaba. Si me disculpáis princesa, Sven, Strumni, saldré a que me de un poco el aire mientras acaban de preparar las cosas.-

Ya se estaba empezando a marchar cuando recordó por qué se había acercado la princesa.

-Como os digo. No tenéis que preocuparnos por nosotros. Ya tenéis muchas cosas en vuestras manos.-

Y se dispuso a salir de la casa.

Nada preocupaba más que alguien diciendo que nada sucedía cuando la evidencia mostraba lo contrario, sin embargo el enano no tenía mucho que decir allí. No era asunto suyo así que optó por observar, escuchar y guardar silencio. Aquellas eran tres cosas que sabía hacer bien, llevaba muchos años de práctica en ellas.

—No la robo más tiempo princesa Ingelyn. La agradezco la conversación y confío en que todo saldrá bien. Iré a echar un vistazo por el campamento y a comprobar que todo está como debe.

Inclinó la cabeza y se dispuso a hacer lo dicho salvo que le requirieran durante más tiempo por allí.

Justo en el momento en que Runi y Strumni salían al exterior, Gunnar regresaba por el camino junto con Fygrod y Gungnar. El enano parecía preocupado, mientras el capitán skaldi le decía algo en tono tranquilizador.

Pasada la tormenta, el cielo estaba despejándose y podían verse miles de estrellas en el cielo nocturno. Todo parecía apuntar que la noche iba a ser apacible y podrían descansar sin sobresaltos para reanudar el camino con fuerzas al día siguiente.

Con paso tranquilo, Strumni fue rodeando la granja para comprobar que el perímetro era seguro. Pudo ver las trampas que había colocado, firmes y dispuestas para hacer saltar la alarma en caso necesario. Pero entonces, algo le llamó la atención.

Con su ojo experto, se dio cuenta de que una de las trampas que había colocado estaba inutilizada. Seguía en su sitio, y a simple vista estaba igual que Strumni la había dejado, pero al enano le bastó un instante para comprobar que algo o alguien la había saboteado. De haber habido un intruso acercándose por ese punto, podría haberlo hecho sin que la trampa lo delatara.

A Runi todavía no se le había pasado del todo la sensación extraña que había experimentado dentro de la casa. ¿Estaría enfermo? Pero había estado enfermo muchas veces, y conocía bien los achaques propios de la edad. Nuna había experimentado nada como aquello.

Y no sólo eso, si no que de alguna manera se sentía más despierto ahora. A pesar de la escasa luz, tenía la sensación de ver y escuchar todo con mayor claridad que antes. Y también tenía una sensación extraña. Un mal presentimiento que no lograba sacudirse de la mente...

-Hmmmm-

El aire libre no había servido de mucho a Runi, pero como en realidad era sólo una excusa tampoco es que esperase demasiado de ello. Hizo un gesto y Svartfloy se posó en su hombro. El anciano le dio otro gusano.

-Si sigues comiendo tanto vas a estar demasido gordo para volar. Y entonces no me servirás para nada más que para un guiso.- El tono era distraido, estaba claro que el viejo skaldi tenía otras cosas en la cabeza. El cuervo grazno para hacerselo saber.

-No sé lo que me pasa. No sé lo que pasa. Pero hay algo raro en el ambiente. Necesito saber qué. Ayúdame.-Y de una sacudida de hombro el negro pájaro alzó el vuelo.

-No sé qué me preocupa más. Si equivocarme con ésta sensación o acertar.- Con tan negros pensamientos Runi se acercó a Gunnar y compañia la cúal no parecía muy contenta.

Nada más llegar el grupo a la granja, Gunnar vio que el viejo Runi se acercaba a él, probablemente esperando que le contase qué habían encontrado en el camino.

— Es probable que no estemos solos —le comentó al viejo sabio tan pronto estuvieron apartados de los demás—. No encontramos nada en el camino hacia el bosque, pero de regreso tanto Ylva como Gungnar sintieron una presencia en unos arbustos, pero cuando investigamos ya se había marchado... algo casi mágico —dijo, entrecerrando los ojos.

Runi asintió a las palabras de Gunnar. Si el guerrero esperaba que el viejo le tranquilizara no iba a ser el caso.

-No me sorprende. Yo también siento una presencia, una que no sentía desde..cojjcojj- la tos sobrevino al anciano.-Uf. Como decía yo también huelo algo en el ambiente. Habrá que estar ojo avizor. Más de lo normal. Que nadie esté solo ésta noche.-

Runi miró al cielo esperando, en vano,  que éste le diese alguna pista. Pero obviamente no fue el caso.

-Hmmmm-

Gunnar asintió, ya había pensado en aquello.

— Las guardias se harán en tríos, y hablaré personalmente con cada grupo en cada cambio de guardia... Tienen que estar enterados de... lo que ya sabemos —Gunnar miró a Runi, cómplice—. ¿Todo bien con Ylva, Glyrhel y la princesa? —preguntó, curioso.

Runi asintió conforme ante las precauciones de Gunnar, el guerrero sabía lo que se hacía. Al menos por ese lado podía estar tranquilo. Y cuando preguntó  por los jóvenes sonrió, pero al contrario que con Sven era una sonrisa amable. Además, era el padre de Ylva. Tenía más derecho a preguntar y recibir respuestas, al menos en parte.

-Todo bien, sí. Esos tres son muy amigos, lo cuál es bueno. Ojalá dure y aguante cuando crezcan. -

-El chico es una buena pieza, y tenía una historia interesante que contar. Una que entrañaba a las chicas. Así que preferí aclararlo con los tres a la vez para ahorrar tiempo. Ha sido bueno para la princesa que haya gente de su edad con quien poder hablar. Tiene mucha responsabilidad. -

Si eso era todo o no, Gunnar no lo sabía. Pero desde luego era todo lo que Runi iba a decir.

La princesa no se había quedado satisfecha, pero sencillamente asintió cuando el enano y el anciano decidieron alejarse. Entonces frunció el ceño y echó a andar a pasos largos para alcanzar al anciano una vez se hubo alejado un trecho.

—Runi.— intentó que su tono fuese más imperativo, pero no lo consiguió y tragó saliva para reafirmarse— No habré visto tanto mundo como tú, pero si sé cuando alguien está agotado y cuando no... ¿qué te ocurre? ¿Has... visto algo? Padre me decía que aquellos en conexión con las artes mágicas y la naturaleza a veces veían cosas que la gente normal no podíamos...

Ya se veía venir su respuesta, así que se apresuró a añadir. —No puedo ser una buena líder si no dispongo de toda la información que tenemos sobre lo que sea que puedo ocurrir. Me gustaría ser una princesa prevenida y previsora, no tengo tanta sabiduría como los adultos para obrar correctamente sin metidar bien las probabilidades.