Partida Rol por web

El Brazal de Oro

- Capítulo IIb: La batida -

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13/05/2019, 00:21
Narrador

Sin perder tiempo, Mara y Astrid se internaron en el bosque que lindaba con el camino del sur. Las dos eran expertas en moverse por terrenos complicados, e hicieron tan poco ruido como hubiera hecho un animal salvaje de camino a su madriguera.

Concentradas, las dos exploradoras estuvieron atentas a cualquier ruido o movimiento. Pero no pudieron detectar nada inusual.

- Tiradas (1)
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13/05/2019, 00:23
Astrid

Astrid se detuvo un momento junto a un árbol. Por un instante, Mara pensó que había encontrado algo. Pero entonces la skaldi negó con la cabeza y susurró.

—Algo no va bien. Todo está demasiado tranquilo, incluso para ser de noche. Y...

Hizo una pausa y luego miró alrededor muy despacio.

—Siento que alguien me observa.

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13/05/2019, 00:34
Ylva

–Un...¿Un diente enano?– Ylva parecía tan desconcertada como horrorizada. Si eso era así, era cierto que debían avisar cuanto antes al resto, pero no le hacía ninguna gracia dejar a Astrid y Mara solas. Desconocía cuáles serían las habilidades de Mara, pero sabía que Astrid era una guerrera tan formidable como mala rastreadora. A ojos de Ylva aquella mujer hubiese sido incapaz de encontrar la madriguera de un oso aunque las huellas le llevasen a la entrada. Tenía que ayudarlas. La arquera miró a Glyrhel con una expresión compungida. No sabía que querría hacer, pero sabía lo que tenía que hacer ella.

–Tengo que ir... Sabes que encontraría cualquier rastro–. Por una parte, Ylva deseaba que su amigo le acompañase, pero por otra tenía miedo de que ocurriese algo al muchacho. Aquel diente, aquella señal...Eran augurios pésimos.

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13/05/2019, 17:46
Glyrhel

Glyrhel no creía que a los enanos se les pudieran caer los dientes así como así. Claro está, que no conocía lo suficiente a los enanos como para ser capaz de afirmarlo con rotundidad. Después de todo a él se le habían caído los dientes siendo un niño y le habían dicho que era de lo más normal, quién le decía pues que entre los enanos aquello no fuera algo tremendamente natural y se les fueran cayendo los dientes a lo largo de toda su vida. Aunque la verdad es que le resultaba muy extraño, más cuando habían sido tres las personas preocupadas, personas que sumaban, como mínimo, tres veces los conocimientos del esclavo. Además cuando a él se le habían caído los dientes no los había dejado tirados por ahí.

 - Lo sé. Iré contigo- respondió a Ylva con seguridad.

Volver y verse obligado a saciar su curiosidad con los relatos de los demás en lugar de poder vivirlo de primera mano era algo que no le atraía demasiado.

- Esto... Antes de que te vayas, Dewa... Ehm... ¿Había sangre o solo el diente ahí tirado, sin más?

No sabía por qué, pero aquello le parecía importante, al menos para que la situación pudiera volverse aún más extraña.

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14/05/2019, 14:54
Mara
Sólo para el director

-Hay una amenaza en este bosque.

Había estado en muchas incursiones en bosques como en el que se encontraba ahora y sabía lo que significaba que los animales del bosque no se escuchasen. Sin duda, algo que ellos consideraban una amenaza está rondando por ahí. Se llevó la mano a la empuñadura de la espada, disimuladamente.

Quizá era una emboscada.

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14/05/2019, 16:24
Dewa

Dewa negó con la cabeza ante la pregunta de Glyrhel.

—No —respondió—. Eso es lo raro. No había sangre, ni nada que indicase que era un diente reciente. Y si unimos eso a los rumores de que ha habido no muertos por aquí... bueno...

La druida parecía realmente preocupada, y no era para menos. Miró una vez más a los más jóvenes del grupo.

—Tened mucho cuidado, y volved lo antes posible —dijo al fin—. Lo mejor será que no nos dividamos más durante esta noche, por si acaso...

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14/05/2019, 16:27
Narrador

Dewa se despidió de ellos con un gesto y continuó por el camino en dirección a la granja donde habían acampado. Los chicos siguieron adelante y no tardaron en llegar al punto en el que Mara y Astrid se habían adentrado en el bosque. A Ylva no le costó nada seguir el rastro que habían dejado entre los matorrales, y en poco tiempo pudieron verlas entre los árboles.

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14/05/2019, 16:29
Astrid

Astrid preparó su hacha y se parapetó tras el escudo redondo de madera que siempre llevaba a la espalda. Sin embargo, enseguida se relajó.

—Sal de ahí, cervatilla —dijo, con una media sonrisa—. No te has escondido mal, pero te he visto...

Cervatilla era el apodo con el que Astrid se refería siempre a Ylva, dado que le resultaba gracioso que la chica se pasara la vida correteando por los bosques de Frondby. Y en efecto, la guerrera miraba justo al arbusto tras el que estaban ahora mismo tanto Ylva como Glyrhel.

—¿Qué estáis haciendo aquí vosotros dos? No es momento de jugar, están pasando cosas raras y esto no me da buena espina.

- Tiradas (2)
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14/05/2019, 20:38
Ylva

–A los ciervos se les atrapa fácil, a mi iba a costarte– respondió con picardía. En otras circunstancias, la chica hubiese intentado gastar una broma a Astrid diciéndole que ella era el señuelo de algo que estaba a su espalda, pero aquel no era el momento ni el lugar. Además, le había picado que la guerrera pensase que estaban jugando. ¡No eran niños! Bueno, no del todo... Y lo que hacían era explorar, no jugar... Bueno, quizás jugasen un poquito...Pero estaba claro que en aquella ocasión, no.

–No estamos jugando, Astrid. Íbamos a hablar con el granjero que vistéis. Ya sabes, para no asustarlo. Pero padre nos dijo que habíais ido vosotras y nos pidió que fuesemos a buscaros mientras volvía a la granja. Luego nos cruzamos con Dewa...que nos contó lo de..ya sabes– la niña se dio un golpecito con el índice en los dientes– Además... bueno, había algo allí. Algo entre los arbustos, moviéndose sin viento, pero sin dejar rastros. ¿Vosotras habéis hablado con el granjero?

Ylva dudaba que hubiesen sacado algo en claro. Astrid era genial: decidida, hábil y muy capaz. La clase de mujer en la que le gustaría convertirse... bueno, prefería ser una versión algo menos gruñona y más alegre, claro. Pero podía dar mucho miedo, especialmente cuando estaba preocupada. La expresión de Astrid para la preocupación era como la de una osa que ve a sus cachorros en peligro.

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15/05/2019, 17:21
Glyrhel

Glyrhel salió del arbusto tras Ylva, aunque quizá no con tanta gracia como su amiga. Sus ropas se enredaron con una rama y tuvo que tironear con cuidado para liberarse de la presa de la inanimada planta evitando desgarros. No habían tardado demasiado en encontrar el rastro de Astrid y Mara, y aún menos les había costado encontrarlas.

El muchacho asintió a lo dicho por su compañera.

- Sí, eso, ¿qué ha dicho? Y el diente... Esto... ¿Puedo verlo?- preguntó con unos ojos que brillaban con expectación.

Nunca había visto un diente enano (bueno, fuera de la boca de un enano), y aún cuando estos sí los había visto en conversaciones cuando asomaban brevemente entre los labios, siempre habían estado cubiertos por las encías, que impedían verlos al completo.

 - ¿Cómo sabéis que es de un enano? ¿En qué se diferencian de los nuestros?

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20/05/2019, 11:13
Astrid

La sonrisa de Astrid se fue borrando de su rostro, que se ensombrecía a cada palabra de Ylva.

—¿Algo entre los arbustos...? —repitió—. Y que encima no dejó rastro. No me gusta. Los animales siempre dejan algún rastro, por leve que sea...

Caviló un momento, pero después se encogió de hombros.

—No, no hemos hablado con el granjero aún —dijo—. Mara encontró ese diente y decidimos echar un vistazo, pero... no hemos tenido suerte. Toma, chico...

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20/05/2019, 11:19
Narrador

Astrid le lanzó el diente a Glyrhel. Cuando el chico lo cogió, tuvo instantáneamente la respuesta a sus preguntas. El diente era grueso y ancho, duro como una roca. Era un diente fuerte, sin duda, pero no tan picudo y áspero como los de los orcos, ni tan grande como para ser de troll. Además, tenía aquella corona plana tan característica de los dientes enanos. Eran dientes como piedras de molino, acostumbrados a triturar con facilidad alimentos que podían romper la mandíbula de un humano normal.

Además, se fijaron en que tal como les había dicho Dewa, el diente no tenía sangre y parecía viejo. No era un diente que un enano hubiera perdido aquella mañana... o tal vez sí, pero en ese caso sin duda no era un enano vivo. Sintieron un escalofrío.

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20/05/2019, 20:09
Ylva

Ylva se asomó a la mano de su amigo para ver aquel diente. Era como se lo había imaginado: fuerte, robusto y fuera de lugar...y no se refería a que tuviese que estar dentro de la boca de un enano, sino a que no tenía mucho sentido.

–Puede que hubiese una pelea...hace meses y saltasen los dientes a uno de ellos–dijo haciendo el gesto de un puñetazo con gancho–, pero lo lógico sería que la tierra lo hubiese cubierto ya. 

Todo aquello empezaba a escamar a la arquera. Nada de lo que estaba pasando era lógico. Dientes de enano, regalos inesperados, sangre inexplicable, Runi sonriéndoles... Y el viaje acababa de empezar.

–¿Quieres decir que no había nadie en la granja? ¿Ni señales de que se había ido?– Ylva miró en dirección a la granja donde se había alojado el grupo y en dirección hacía la granja donde debería haber estado el granjero. Su padre había dicho que debían darse prisa, pero una breve visita ¿haría tanto daño? Quizás si encontraban al granjero podían convencerlo de que les acompañase con la excusa de protegerlo de sus miedos y enterarse de que narices estaba pasando.– Padre dijo que volviésemos rápido, pero si queréis que cuatro ojos más miren a ver si hay algo... Si venimos mañana y llueve esta noche no habrá nada que mirar. 

 

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21/05/2019, 11:46
Glyrhel

El escalofrío se extendió por su espalda y le hizo envararse al tiempo que despertaba en él un sentimiento de temor reverencial. Sostuvo el diente entre ambas manos como un preciado objeto de culto, como una poderosa reliquia de tiempos pasados. Al principio ni siquiera se atrevió a moverlo del sitio en el que cayó entre sus manos cuando Astrid se lo lanzó, pero poco a poco, a medida que el temor desaparecía y la curiosidad se abría paso, lo fue moviendo y girando para verlo por todos lados.

Y era tan... ¡¡Genial!!

- Yo... yo lo guardaré. ¿Vale?- dijo intentando ocultar la amplia sonrisa que amenazaba con curvar sus labios.

Era la primera vez que veía un diente enano (fuera de una boca, claro), y le encantaba. Era tan especial. Tan diferente. Estaba deseando enseñárselo a Runi. Seguro que si se lo enseñaba volvía a ser tan hablador como cuando le había enseñado los frascos. Quizá incluso podía llegar a preguntarle todo que tenía en mente.

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21/05/2019, 12:07
Mara

Al final, la amenaza más cercana había resultado ser esa pareja de críos que les acompañaban en ese viaje diplomático. Al principio, pensó que serían más una molestia que otra cosa, pero le sorprendió la información sobre ese ser que estaba sobre los arbustos, pero que no había dejado rastro alguno. Sin duda, algo más tenebroso que un ataque enano se estaba fraguando en esos bosques.

-No hay tiempo para ir a hablar con el granjero. Debemos volver.

Miró a su alrededor para intentar percibir cosas que no hubiese visto antes.

Notas de juego

Lo siento si me he dejado algo. No he podido escribir hasta hoy.

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22/05/2019, 01:12
Narrador

Astrid iba a responder algo cuando todos oyeron claramente un ruido. Algo había partido una rama cerca de donde se encontraban. Inmediatamente, se pusieron en guardia, pero no vieron nada ni oyeron nada más. Sin embargo, todos tuvieron una clara sensación de que había algo cerca, algo que les acechaba.

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22/05/2019, 01:15
Astrid

Astrid se parapetó tras su escudo redondo y esgrimió su hacha.

—Esto no me gusta nada —susurró—. La volariana tiene razón, no creo que debamos seguir aquí. Volvamos con el resto, y rápido...

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22/05/2019, 13:45
Ylva

Al oír el ruido, Ylva volvió a tensar el arco. Astrid tenía razón, lo mejor era que se fuesen cuanto antes, pero con esa cosa rondando tampoco quería darles la espalda. Quizás lo más apropiado sería disparar al movimiento y no esperar a que apareciese aquello que les espiaba... pero lo cierto es que no les había atacado. Claro, que podía estar esperando para atacarlos cuando bajasen la guardia. Como hacían ellos cuando cazaban.

–Eh... Seas lo que seas, déjate ver o di algo– dijo en voz alta– Si no, tendré que dispararte...

La chica dio un par de pasos a un lado, intentando averiguar en que dirección se estaba moviendo aquella cosa invisible e hizo un gesto con la cabeza al resto, preocupada. Si nada respondía a su llamada, se irían, pero iría preparada para disparar al mínimo movimiento.

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22/05/2019, 16:45
Glyrhel

De nuevo un respingo y Glyrhel se envaró otra vez, lo que casi hizo que el diente se le cayera al suelo. Alerta como un gorrión alzó el cuello y entornó los ojos en busca del causante de aquel ruido, no encontrando nada salvo sus inquietudes y miedos. ¿Y si era el dueño del diente el que volvía a por él? ¿Y si quería recuperarlo? No, no podía ser. Era imposible. ¿Por qué iba a hacerlo? No tenía sentido, ¿verdad?

No demasiado convencido, el muchacho miró el diente de nuevo y tras cerrar los ojos y tragar saliva, se lo guardó en el bolsillo.

- Ylva... Vámonos. Venga. Por favor.

No entendía el empeño de su amiga en disparar a algo que no veían y que no sabían dónde estaba. Fuera lo que fuera, y si era lo mismo que ya habían escuchado tras los matorrales, no iba a darle. No mientras no se revelase. Y si no se había revelado hasta entonces, no iba a hacerlo porque la arquera se lo pidiera.  

- Regresemos. Con cuidado- dijo emprendiendo el camino de regreso. Camino en el que no dejó de mirar de vez en cuando a sus espaldas temiendo que lo que les acechaba se decidiera a atacarles cuando no miraban.

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23/05/2019, 17:11
Mara

La sensación de ser observada por algo que no podían ver no era algo que le gustase. Pero tampoco le gustaba que aquella cría se dedicase a alentar a lo que quisiera que les estaba observando. Más que nada, porque quizá tuviesen las de perder. El niño parecía un poco más consciente del peligro que corrían, pero también era debido a que no poseía la confianza en sí mismo que poseía su amiga.

-Debemos irnos. Deja de alentar a lo que sea que nos está mirando. 

También estaba el hecho de la sensación que tenía. Algo malo iba a pasar y debían reunirse con los otros. No tenían tiempo que perder. Debían emprender ya la marcha hacia la granja o todo estaría tan oscuro que no podrían encontrar el camino. Perderse en bosques desconocidos, y hostiles, no era la mejor manera de pasar la noche.