Todo pasó muy rápido. La flecha de Ilwen indicaba que Murgin tenía alguna especie de armadura, la espada de Ingelyn lanzaba dardos mejor que su arco flechas, Runi hacía un hechizo espectacular y Glyrhel... Glyrhel parecía haber sacado valor. Y estaba a punto de dejar a todos con la boca abierta. Ylva siempre había confiado en su capacidad y ahora todos verían que no se equivocaba.
Pero ella... Ella en ese momento era completamente inútil. Si su arma no era de utilidad, por muy diestra que fuese, en el fondo no era más que un estorbo. Claro. Que si había que ser un estorbo, mejor serlo para el enemigo y no para sus amigos. De un rápido vistazo se le ocurrieron unas cuantas formas de hacerlo. Además, si todo fallaba, siempre podía usarlo. El regalo de Glyrhel.
"La cuarta, la cuarta..." La joven destapó el frasco, de un color verde brillante, pero un pensamiento no dejaba de darle vueltas. "La cuarta, la cuarta" Aquel runrun la estaba volviendo loca. Igual que la pregunta no contestada que había hecho a Sonrisitas. Rápidamente, dio un vistazo a los arbóreos y luego al frasco verde y tomó una resolución. Antes de que nadie pudiese decir nada, Ylva se agachó junto a Glyrhel, delante de Wik y Kuwo y les ofreció el vial.
—Es un vial de poder. Es mágico... Si alguno quiere...— Ylva miró hacia los esqueletos y luego a los arbóreos, fijándose especialmente en Wik, que si ya habitualmente era nervioso, en aquel momento debía de estar al borde del infarto. La muchacha intentó tranquilizarlo— lo compartiré con vosotros. Creo que os dará poder o aumentará los que tengáis. Todo tiene una razón, si estáis aquí es por algo. Seguro.
Ylva sonreía mientras con la mano temblorosa les ofrecía aquel poderoso brebaje. No sabía si Wik lo tomaría o no, pero en cas de que lo rechazasen, ella misma daría un trago y se lanzaría contra Murgin. Tenía que tener una grieta en sus defensas. Y la encontraría.
Si después de esta acción tengo movimiento me muevo a H3
Las cosas sucedían muy, muy rápido. Mientras Ingelyn e Ilwen lanzaban sus proyectiles contra Murgin, Glyrhel se aseguraba de proteger a los más débiles del grupo. Además, intentó utilizar su incipiente magia para protegerse contra el peligro que sus enemigos representaban, igual que Murgin hacía. Pero no logró conjurar con éxito la armadura mágica que Uwa les había enseñado.
Runi, dando instrucciones a los más jóvenes sobre lo que había visto, corrió para tener mejor a tiro al nigromante enano y le lanzó su rayo de hielo. El hechizo alcanzó de refilón a su enemigo, lo justo para arrancar otro chisporroteo a su armadura mágica mientras la atravesaba, ya no le servía de nada frente a ataques mágicos.
Ylva ofreció un trago de aquella misteriosa poción verde a los arbóreos. Kuwo, aterrorizado, negó con la gruesa cabeza. Pero Wik, que parecía aún más asustado por todo lo que les rodeaba, cogió el frasco y bebió. Luego, Ylva se colocó por delante de sus amigos.
Merial corrió a colocarse delante de Glyrhel y los arbóreos, codo con codo con Ylva.
—¡Sigue intentándolo, Glyrhel! —dijo para animar al chico—. ¡Lo conseguirás, seguro!
Tensó el arco y disparó al esqueleto más cercano. La flecha voló hasta romper varias costillas del cadáver. Había sido un buen tiro, pero haría falta más para derribar a aquellos enemigos.
Tirada oculta
Motivo: Arco
Tirada: 3d6
Resultado: 5, 5, 2 (Suma: 12)
Tirada oculta
Motivo: Daño
Tirada: 1d6
Resultado: 4 [4]
Después de aquél tiro de Merial, a Wik parecía estarle pasando algo. Las hojas de su "pelo" flotaban, como si fueran ingrávidas, y sus ojos se habían iluminado de un curioso color verde.
—Vaya... —murmuró el arbóreo—. Esto... no está nada mal.
Se miró las manos con sorpresa, y luego sonrió y alzó la vista hacia Ylva.
—¡Bebe, Ylva! ¡Tienes que beber! ¡Esto es genial!
Tirada oculta
Motivo: Esqueletos que caen
Tirada: 1d10
Resultado: 6 [6]
Tirada oculta
Motivo: Esqueletos que caen
Tirada: 1d10
Resultado: 6 [6]
Tirada oculta
Motivo: Esqueletos que caen
Tirada: 1d10
Resultado: 3 [3]
Tirada oculta
Motivo: Esqueletos que caen
Tirada: 1d10
Resultado: 7 [7]
Mientras Wik gritaba aquello, pasó algo que no esperaban. Tres de los esqueletos de Murgin se desmoronaron mientras caminaban, quedando convertidos en un amasijo de huesos y metal. Los que quedaban avanzaron hacia sus respectivos objetivos. Dos de ellos se lanzaron sobre el viejo Runi, dos sobre Ylva y Merial, dos contra la princesa y el último avanzó hacia Mara.
El primer cadáver descargó su espada sobre Runi, pero el viejo mago desvió el golpe con el báculo y evitó la herrumbrosa hoja. El esqueleto que había llegado hasta Ingelyn atacó a su vez, y su envite sin duda hubiera derribado a la princesa... de no ser porque esta se defendió con una velocidad sobrehumana. Ningún ser humano hubiera podido reaccionar tan rápido, si algo mágico no hubiera intervenido para hacer sus movimientos tan veloces.
Pero entonces sucedió. Uno de los esqueletos atacó a Ylva, y aunque esta trató de cubrirse del golpe, la espada oxidada del no muerto la alcanzó en un costado. La chica sintió un dolor lacerante, y su vista se nubló inmediatamente. Cayó, primero de rodillas y luego se derrumbó por completo sobre el suelo de piedra, inconsciente.
Atónita por lo que acababa de ver, Merial apenas pudo defenderse del ataque del cadáver que se había encarado con ella. Y si pudo hacerlo, fue gracias a que aquellos esqueletos parecían más debilitados que los que habían encontrado en el bosque.
Tirada oculta
Motivo: Ataque 1
Tirada: 3d6
Resultado: 6, 1, 2 (Suma: 9)
Tirada oculta
Motivo: Ataque 4
Tirada: 3d6
Resultado: 5, 4, 1 (Suma: 10)
Tirada oculta
Motivo: Ataque 5
Tirada: 3d6
Resultado: 5, 2, 5 (Suma: 12)
Tirada oculta
Motivo: Daño 5
Tirada: 2d6
Resultado: 4, 4 (Suma: 8)
Tirada oculta
Motivo: Ataque 9
Tirada: 3d6
Resultado: 3, 5, 3 (Suma: 11)
Tirada oculta
Motivo: Daño 9
Tirada: 2d6
Resultado: 4, 5 (Suma: 9)
Ups... la he liado con una tirada. La última no tenía que haberla hecho, así que se ignora. Las demás sí valen... por desgracia para alguna persona. Chan, chan, chaaaan... xD
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Turno de Mara.
No marquéis a Ylva mientras esté inconsciente.
A pesar de estar combatiendo, a Runi no le había pasado por alto un detalle. Acababa de lanzar un rayo de hielo con todas sus fuerzas, y aún así, no sentía sus energías mágicas más mermadas que antes de entrar en la sala. Aquello no era normal...
Aquél esqueleto había sido demasiado rápido para que Ylva pudiera esquivarlo a tiempo, distraída como había estado con los arbóreos. Tendida en el suelo, Ylva podía notar cómo la sangre manaba por su herida abierta. Su vista se oscurecía, las voces y los sonidos del combate se escuchaban cada vez más lejanos...
¿Eso era morirse? Si era así, era un momento cruel...
Poco a poco, sus sentidos se apagaban. Su consciencia se iba difuminando...
Varias cosas pasaban a la vez. Los esqueletos no parecían tan duros como en el bosque, pero es que, además, tres de los esqueletos habían caído como muertos al suelo. De ellos solo quedaba una montaña de huesos y sus espadas. Y eso no era todo. Varios de ellos habían comenzado a atacar e Ylva había caído y Merial casi había estado a punto.
-¿¡Qué pasa con esos soldados metálicos que tendrían que proteger la fortaleza!? ¿¡No ven que el enemigo ha entrado en la sala del Corazón y quiere robar la Llave!? ¡Pues vaya defensa!
Uno de los esqueletos comenzó a acercarse a ella para atacar. Alzó el arco para disparar, pero cambió de idea. Corrió hacia el corazón.
-¡Ilwen! ¡Cúbreme! ¡Ingelyn, pásame la llave!
Quizá si introducían la llave en su lugar, todo eso cambiaría. Quizá pudiesen salir vivos de allí.
Me muevo a I17 que es lo que considero como la zona central del corazón XD
Murgin había recibido ya varios impactos de ataques mágicos, lo cual había hecho que su barrera mágica no hubiera sido efectiva. Y aquello no parecía hacerle ninguna gracia... Cuando el rayo de hielo de Runi le alcanzó, se giró furioso hacia el mago, con los viejos dientes apretados en una mueca de rabia.
—Malditos gusanos... —siseó, dolorido—. ¡Muy bien! ¡A ver qué os parece esto!
Ladró una palabra en un idioma extraño, hubo un fogonazo rojizo... y Murgin se desvaneció de la vista de todos. Pero sus esqueletos siguieron donde estaban, luchando o avanzando hacia las víctimas que habían escogido.
Tirada oculta
Motivo: Magia
Tirada: 3d6
Resultado: 6, 2, 6 (Suma: 14)
Tirada oculta
Motivo: Magia
Tirada: 3d6
Resultado: 6, 5, 5 (Suma: 16)
¡Turno de Ingelyn!
La princesa contuvo un gruñido de rabia al ver como el enano desaparecía, negándole así su plan de dirigirse hacia él ahora. Escuchó como Mara le llamaba para pedirle la Llave Maestra... pero se había alejado de ella y el artefacto no era precisamente algo pequeño que se pudiera lanzar, amén de que no pensaba lanzarlo ahora que aquel desgraciado se había esfumado de la vista.
—¡Tendrás que venir a cogerla por ti misma, Mara! —y entonces vió caer a Ylva. Vió como aquel filo se clavaba en su cuerpo y como la muchacha rubia perdía la consciencia un poco más allá. Sus ojos se abrieron como platos y casi pareció que el tiempo se ralentizaba un poco mientras la veía caer...
—¡¡¡AAAAAAAAAHHHHH!!! —la ira comenzó a zumbar en su pecho, aumentada por el vial de poder que había ingerido. Tenía claro que iba a abrirse paso hasta su amiga y que iba a ayudarla, fuera como fuese.
Motivo: Quita, bicho
Tirada: 3d6
Resultado: 5, 6, 2 (Suma: 13)
Motivo: Daño
Tirada: 1d6
Resultado: 1(+3)=4 [1]
Golpeo al esqueleto 4 y si cae, me muevo después en dirección 5.
La espada de Ingelyn trazó un arco azulado y brillante cuando cortó el aire. El impacto contra el esqueleto fue tan fuerte que destrozó su escudo de madera y lo hizo volar unos metros hacia atrás. La fuerza de la princesa era sin duda sobrenatural. Sin embargo, nada más haber propinado aquél golpe a su adversario, el brillo rojizo de sus ojos se disipó. Ingelyn notó que aquel vigor mágico abandonaba sus músculos y que una vez más debía confiar únicamente en sus propias fuerzas. A pesar de ello, se encaró con su próximo enemigo, dispuesta a combatirlo y vengar a su amiga caída.
Tirada oculta
Motivo: Arco
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 5, 6 (Suma: 12)
Tirada oculta
Motivo: Daño
Tirada: 1d6
Resultado: 6 [6]
La dosis del Vial de Ingelyn deja de hacer efecto.
Ilwen por su parte, había asentido a Mara y corrió a colocarse entre ella y el esqueleto que la seguía. Preparó el arco y disparó sin dudarlo un instante. Fue un disparo certero, que se clavó en su caja torácica y no derribó por completo al no muerto, pero sí lo dejó claramente mermado.
Tiradas en el post anterior.
¡Turno de Glyrhel!
Nada más disparar Ilwen su flecha, hubo un movimiento en la arcada que daba acceso al lugar. Tres figuras aparecieron por allí y quedaron atónitas ante la batalla campal que se desarrollaba ante sus ojos. Strumni, Tressa y Mawi contemplaron como Glyrhel, Runi y Merial, además de la princesa Ingelyn, Mara e Ilwen combatían a brazo partido con varios esqueletos.
Parecían haber derrotado ya a varios, pero otros seguían en pie y luchando. Pero lo peor fue ver que, cerca de Glyrhel y los otros dos arbóreos, la joven Ylva había sido derribada por la estocada de uno de los no muertos, y estaba inerte en el suelo de piedra mientras sangraba por una terrible herida en su costado.
Strumni, Tressa y Mawi se unen al combate. Actúan al final de la lista.
Strumni, no marques a Ylva mientras esté inconsciente.
Había fallado. Había fallado una vez más, como cuando le habían pedido que se concentrara en el diente del enano, y aunque los ánimos de Merial hubieran sido bien recibidos en cualquier otro momento, en aquellas circunstancias no eran más que un recuerdo de su inutilidad. Estaba allí en medio, en una situación de combate real, sin poder hacer nada más que alardear de un flamante valor que sin habilidad quedaba huero.
Todos hacían algo. Todos contribuían a su manera, la primera de todos…
- ¡¡YLVA!!
La vio caer al suelo, inerte y lánguida. Su efervescente vitalidad, su inagotable alegría, se vieron en un instante reducidas a una angustiosa nada. Sus ojos inquietos, curiosos y vivaces, quedaron inmóviles bajo unos párpados que no pudieron sostener su propio peso.
- No, no, no, no, no, no… Por favor… No…
Estaba bien. Debía estarlo. Sí, debía… Se hubiera arrojado al suelo junto a ella para comprobarlo, para cerciorarse de que así era y allí seguía, pero no podía y lo que era aún peor, temía hacerlo.
Cerró los ojos en busca de consuelo, y aún así no pudo evitar verla sangrando en el suelo.
¿De qué servía una armadura que tan solo lo protegía a sí mismo? ¿De qué servía una armadura cuando la persona a la que querías proteger no podía ser protegida? De nada, de absolutamente nada. Eso era lo que había aprendido: un hechizo egoísta que tan solo le servía a él, un hechizo inútil como él mismo.
Notó el tintineo del vial que guardaba con tanto celo. Quizá había llegado el momento…
Bebo del vial amarillo.
Devastado por lo que acababa de ocurrirle a su amiga, Glyrhel sacó el Vial y lo destapó. El líquido amarillo corrió por su garganta, dejando un sabor ligeramente dulce y ácido a su paso. En realidad, era muy parecido a beber zumo de limón... hasta que la poción pareció estallar en su interior, arremolinarse y recorrer todo su cuerpo, hasta la punta de sus dedos. Glyrhel notó un escalofrío que le puso el vello de punta, y tomó una bocanada de aire que le llenó por completo.
Todo a su alrededor pareció ralentizarse. Los movimientos de sus amigos y enemigos parecían más lentos, sus ojos podían captar cada detalle de la sala, cada sonido, cada olor... Podía pensar más rápido y con más claridad. Sentía que, intentara lo que intentara, no había nada que no pudiera conseguir en ese momento. Wik tenía razón, aquellas pociones eran algo increíble...
Sin perder tiempo, Glyrhel sacó el Vial que guardaba, lo destapó y bebió un trago. Al principio no pasó nada, pero un instante después, su cabello pareció erizarse y flotar al igual que las hojas de Wik, mientras sus ojos brillaban con un curioso fulgor amarillo.
¡Turno de Runi!
Runi apenas pudo aguantar las ganas de chillar cuando vio caer a Ylva. Pero no podía caer en la desesperación o sería peor. Necesitaba mantener la cabeza fría si quería tener alguna posibilidad contra Murgin. Aunque todo eso se desvaneció cuando este desapareció.
-Maldita sea su estampa.-
Aquello no era nada bueno, sabía que cuando apareciera sería para asestar un golpe definitivo.
El viejo skaldi miró a todas partes. La princesa que con su rabia se acercaba a la caida Ylva. Mara que quería activar algo que no tenía. Glyrhel que empezaba a brillar también e imaginaba cómo. Sólo la aparición de Strumni y Tressa trajo algo de alegría y esperanza a todo aquello.
-Los constructos han sido destrozados por los hombres de Lognar. Sólo queda uno y no creo que logre llegar hasta aquí. Pero al menos ha detenido a ese traidor.- O al menos eso esperaba Runi.-Strumni, Tressa, proteged a la princesa.-
El viejo skaldi tuvo que callarse para poder esquivar el ataque de un esqueleto que se le había acercado. Lo cual le recordó que si no estaba vivo no podría ayudar a nadie. Así que se puso a conjurar una armadura mágica antes de recordar que no le quedaba energía para hacerlo. Por lo que se sorprendió mucho cuando el aire a su alrededor se endureció protegiendole. Se dio cuenta de lo que pasaba y sonrió.
-Bueno. Todavía tenemos una oportunidad.-Susurró mientras se movía para alejarse del esqueleto.- Pero primero he de asegurarme de que Ylva esté viva.-
Motivo: Armadura
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 5, 6 (Suma: 12)
Conjuro una Armadura mágica que el master no va a fallar siempre. Luego muevo 4,4,4,4 en dirección a Ilva.
Definitivamente, había algo en aquél lugar que hacía que los poderes mágicos de Runi, drenados tras el largo periplo por los túneles enanos, siguieran funcionando. Tal vez la magia del Corazón de Cobre era tan intensa que inundaba el lugar y regeneraba sus energías. Pero no tenía tiempo de teorizar. Invocó su protección mágica y corrió para tratar de ayudar a la joven Ylva.
La chica continuaba en el suelo, inmóvil y sangrando profusamente. Merial le lanzaba miradas desesperadas por el rabillo del ojo, ansiosa por ayudarla, pero estaba demasiado ocupada intentando no correr su misma suerte. Sacó su daga y atacó con ella al esqueleto que tenía delante, pero el no muerto bloqueó el golpe sin esfuerzo. Afortunadamente, la chica elfa también pudo defenderse del débil contraataque.
Wik y Kuwo estaban agazapados en el suelo, tratando de hacerse lo más pequeños posible y de pasar desapercibidos en mitad del caos.
Los esqueletos tampoco se quedaron quietos. El que estaba combatiendo con Runi lo persiguió tan pronto como el mago se retiró de la lucha, aunque no lo alcanzó. Pero el que había acabado con Ylva sí lo hizo. Se encaró con el viejo y lanzó un tajo oblicuo que Runi no pudo bloquear, aunque afortunadamente la barrera mágica absorbió el daño. Quedó bastante debilitada, pero Runi salió ileso del ataque.
Otro esqueleto, que había estado avanzando hacia Mara, se lanzó sobre Ilwen. La arquera elfa pudo sacar su daga a tiempo y rechazó el ataque con facilidad.
La princesa Ingelyn tenía sus propios problemas. El efecto del Vial rojo se había disipado, y defenderse volvía a ser difícil. Pero lo consiguió, y pudo esquivar el ataque del esqueleto con el que estaba luchando. Aunque otro de los no muertos se estaba acercando, y sería muy peligroso combatir contra dos a la vez.
Lo peor llegó cuando comprobaron que uno de los esqueletos que se habían derrumbado como por arte de magia, volvía a levantarse. Aquello sí que era muy, pero que muy preocupante...
Tirada oculta
Motivo: Ataque Merial
Tirada: 3d6
Resultado: 6, 3, 3 (Suma: 12)
Tirada oculta
Motivo: Ataque Esq2
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 1, 2 (Suma: 4)
Tirada oculta
Motivo: Esq 3
Tirada: 3d6
Resultado: 3, 5, 6 (Suma: 14)
Tirada oculta
Motivo: Ataque Esq 5
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 4, 5 (Suma: 10)
Tirada oculta
Motivo: Daño Esq 5
Tirada: 2d6
Resultado: 2, 4 (Suma: 6)
Tirada oculta
Motivo: Ataque Esq 9
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 5, 1 (Suma: 7)
Tirada oculta
Motivo: Ataque Esq 10
Tirada: 3d6
Resultado: 3, 1, 1 (Suma: 5)
El esqueleto 3 vuelve a estar en pie.
¡Turno de Strumni!
... y volvió la negrura. Y el dolor.
A sus oídos llegaba una tormenta de caos. Gritos, entrechocar de espadas, pasos a la carrera... El mundo de paz en el que acababa de estar había dejado paso al frío, el miedo y la lucha.
Ylva notó cómo su calor y su vida seguían escapando por aquella herida abierta. Apretó los dientes y trató de abrir los ojos, pero de repente sus párpados pesaban como un saco de trigo. Lo logró a duras penas, y lo primero que vio fue su propia mano. Apenas podía ver nada más a su alrededor, pero sí fue consciente de que el Vial verde brillaba en ella con tanta fuerza como en la cúspide de la Aguja...