Partida Rol por web

El leve zumbido en la puerta les avisa de su llegada al nivel. 

la estancia  de entrada que ven a continuación es completamente blanca, a excepción de algunas pequeñas plantas, probablemente estratégicamente colocadas por alguna razón de depuración del aire. 

Justo en frente hay un mostrador de información, donde tres enfermeros con mono blanco levantan la mirada al escucharles llevar. Hacia la izquierda, lo que parece una sala de espera en la que fácilmente podrían aguardar atención hasta 50 personas... sala que parece demasiado grande para los únicos dos ocupantes que hay en ella. Una mujer embarazada de expresión aburrida y un hombre que está más atento al reloj de la terminal cercana que a su acompañante.

 El sonido de la voz de la mujer que habla suena extrañamente melodioso a pesar de los chasquidos ocasionales con la lengua. Por suerte, la mayoría de los recién llegados son capaces de entenderla gracias a sus chips de traducción*

 - Gracias a  - intraducible - que has llegado, Alex. Te necesito para hacer la ronda. Nos han avisado de que hoy alguien de arriba estará vigilando que los protocolos se cumplan, y no quiero demorarme.

- En seguida, Nadia. Solo un segundo - Termina de cruzar el espacio que lo separa del puesto de información - ¿Está hoy Emma en su sesión? ¿Qué humor ha traído? a mis amigos les gustaría hablar con ella - Haciendo un gesto hacia su espalda, señalando a los otros hombres de la sala - A Utolsó seguro que ya lo conoces, pero Cristopher acaba de llegar al Búnker y ambos querían comentar algo con ella.

La nombrada como Nadia arruga un poco la nariz, indecisa.

- Pues... no es uno de sus peores días, pero se la veía preocupada. No estoy segura de si sería una buena idea importunarla... ¿Qué tan importante es? - Mirando a Utolsó y a Cristopher directamente **

Alex, al ver la expresión de desconcierto de Christopher, se adelanta a traducir la petición que ha hecho su compañera de trabajo, y añade - Cristopher, puedes hablar con normalidad. Ella te entenderá.

Al ver a Nadia no pude evitar sonreír, hacia tiempo que no coincidía con ella y su cara, esas lineas tan bien definidas junto con el tono de su tez me causaban un extraño sentimiento.
-Buenas tardes Nadia-Contesto ante la presentación que Alex nos dedico, después vino la lluvia.

Como me temía Enma no estaba de humor y haber traído a otras dos personas conmigo no ayudaría a que Nadia cediera por muy cara de chico bueno pudiera poner, aunque siempre podría apelar a una rehabilitación de mi pierna y usar la escusa para esperar a la suerte. Idea que deseche al instante, ya conocían mi dolencia y pensaban que era residuos del pasado, algo psicosomático, así que preferí ser sincero.

-A decir verdad la busco porque necesito acceder a datos restringidos a mi nivel para poder continuar con el trabajo que esta mañana me ha asignado el inspector, por lo que necesito que ella o otro miembro del consejo me de autorización. Por eso he pensado en ella, es la mas cercana a nosotros, quiero decir, esta aquí desde el principio y sabe de lo importante que puede ser algo. Ademas que no se donde encontrar ahora mismo a otros miembros del consejo. La verdad es que no creo que necesita mas de un minuto de su tiempo.-Quise explicarme de la mejor manera posible, de echo tenia este discurso preparado mientras bajábamos.

-Y ellos, no lose, creo que tienen tiempo libre, el señor Grend es nuevo y deseaba saludar a tan ilustre persona.-Otra vez me arriesgaba con palabra que no entendía del todo su significado en ingles.-Y Frererick supongo que nos siguió porque quiere hacer pareja con él para el simulacro, ya sabes, daños colaterales.-Termine de exponer la presencia de todos.

Cristopher miraba de manera casual todo. Sabía, o esperaba, que iba a pasar mucho tiempo en el bunker y que tendría tiempo de sobra de familiarizarse con todo. Aun así las viejas costumbres todavía tiraban y no pudo evitar memorizar el camino.

Al escuchar a la mujer y no entenderla no pudo evitar torcer el gesto.

Pero bueno. ¿Es que todo el mundo habla francés aquí?

Le dio las gracias a Alex y saludó a Nadia cuando le señalaron. Y después de la alusión que hizo Utolsó no pudo evitar hacer un comentario.

Muchas gracias por traernos hasta aquí.
Y no se preocupé por mi señorita. Como bien dice el señor Remény, tengo mucho tiempo libre de momento. Y como él, tengo interés en hablar con alguno de los miembros del consejo. Y al parecer la "regente" es la más cercana y accesible.
Tengo entendido que los miembros del consejo están a disposición de la gente y pueden hablar con ellos sin demasiadas trabas.
Si no están haciendo nada importante, claro está.

Llegamos a la sala médica, los cuatro, formando un grupo tan dispar como improvisado.  No era la primera vez que pasaba por ahí, alguna vez que otra habré tenido mis accidentes, al fin y al cabo ser operario de extracciones y refinería te hacía más propenso a terminar la jornada de una manera no tan agradable.

Por suerte, no fui allí por motivos de salud, si no más bien de hacer bulto y porque el molesto simulacro de emergencia te obligaba a ir acompañado. – Sí, más o menos. – Confirme lo dicho por el experto en redes cuando me mencionó sin tener muchas ganas de dar detalles.

No tenía razón para hablar con la miembro del consejo de frágil salud, y Nadia, ya dejó claro que no era un buen momento. Tampoco perdería el tiempo en convencerla de que sería una conversación productiva. – Yo me quedaré aquí esperando. – Dije con cara de resignación, no me quedaban muchas más opciones.

Había algo que me llamó la atención - ¿Preocupada? Tengo la tarde libre, así que si se necesita un cable andaré cerca. -  Me ofrecí, quizás así consiga algo, o por lo menos estaría ocupado hasta salir de allí.

 Nadia los mira pensativa, aún algo indecisa, hasta que finalmente habla.

- Muy bien... Señor Fredeick, si lo desea, pude esperar aquí. Siempre habrá personal atendiendo para que no este solo, o puede hacer compañía a la pareja de afortunados - Haciendo un gesto a las dos personas con cara de aburrimiento de la sala de espera. Entonces mira a Cristopher y habla, aunque éste no la entienda. Aunque su pronunciación tenga algunos matices simulares al francés, no termina de serlo... ¿Quizás alguna antigua colonia francesa en áfrica? seguía siendo difícil identificar de dónde podía provenir ese acento.

- Sr. Cristopher, usted puede acompañarnos si quiere al menos hasta el pasillo del área de rehabilitación. Le preguntaré a la regente si puede saludarlo después de la entrevista con Utolsó, pero no puedo garantizarle nada. 

Y finalmente mira a Utolsó mientras Alex traduce las palabras de ella al recién llegado. Una pequeña sonrisa baila en sus labios cuando lo mira, aunque es difícil identificar porqué. - Y en cuanto a ti... tus razones son de peso. Si además se trata de una consulta corta, no tengo ningún inconveniente. Además... ya nos conocemos. - Termina con familiaridad antes de recuperar la formalidad. 

Le dirige a Alex - Igualmente, acompáñame, Álex. Después comenzaremos la ronda desde ahí.

Sale de detrás del mostrado, y apoyando una mano en la placa lateral del acceso a uno de los pasillos, la puerta se desliza con un suave siseo que trae olor a alcohol y desinfectante.

- Caballeros, por favor, es por aquí. 

Cristopher no se esperaba que le dejaran entrar, por lo que se sorprendió agradablemente cuando Alex le tradujo que Nadia le había dicho que sí.

Gracias señorita. Es muy amable.

Después miró a Frederick que al parecer se iba a tener que quedar allí con las otras personas aburridas.

No se preocupe. Por lo menos por mi parte será algo rápido.

Por lo visto no me necesitaba, eso o quizás no era la persona más acorde a la tarea que había que realizar. - En ese caso, me quedaré esperando al resto aquí mismo. - Comenté antes de que los demás se internaran más en la zona médica para así entrevistarse con la miembro del consejo.

Visto el ofrecimiento por parte de la mujer encargada me acerqué a tomar asiento relativamente cerca del matrimonio aburrido de esperar, eso sí sin llegar a invadir su espacio personal. No es que yo fuera muy charlatán, más bien al contrario, pero teniendo en cuenta que me tocaría esperar hasta vete a saber cuando no tenía nada mejor que hacer.

"Mejor esto que tener que aguantar a los pesados de turno" Pensé para mí, aliviado de no tener cerca ni a la soldado ni al bocazas ni ninguno de los que estaban en mi particular lista de personas a evitar. Me dejé caer en la silla apoyando mi espalda en el respaldo para ponerme algo cómodo. Eché un vistazo a la pareja, y me llamó la atención la mujer que casi me atrevería a decir que era la única de todo el refugio que se encontraba embarazadda.

A continuación...

Los pasillos siguientes están marcados con un código de colores de fácil seguimiento. Incluso se cruzan con varios Droides que transportan bandejas o útiles de unas direcciones a otras, siembre junto a las paredes para no interrumpir el paso de sus habitantes. 

Muchas de las salas junto a las que pasan tienen paredes de cristal translúcido, en las que vagamente se puede intuir si están ocupadas o no. La mayoría de ellas no están ni siquiera iluminadas. Un doble acristalamiento de seguridad y una cámara estanca para entrar y salir de cada una de ellas parecen ser las únicas medidas de seguridad, aunque un escrutinio más preciso mostraría que cada habitáculo y sección del pasillo son modulares. Probablemente haya maquinaria detrás de cada sala que permita desplazamiento y sellado en caso de necesidad. 

Alex y Nadia se detienen finalmente en una sala de mayores dimensiones que las anteriores, marcada con un enunciado en 3 idiomas, incluido chino. Por suerte para Cristopher, ésta sí pudo leerla: Rehabilitación.

- Dennos un momento. - Identificándose igual que lo hicieron para entrar en el primer pasillo, la puerta se abre a un lado, y ambos entran en la sala en la que debe encontrarse la Regente.

Cristopher y Utolsó quedan solos en el pasillo, aunque sin duda sus guías no tardarán.

A continuación...

Tras la despedida de los otros 4, te acomodas, dispuesto a aprovechar un momento de relax en el que nadie te importune normalmente. La curiosidad que despierta en ti la mujer embarazada no parece obtener respuesta por parte de la pareja, quienes se siguen manteniendo bastante distantes entre sí.

Finalmente, eres testigo de una pequeña escena cuando el hombre se acerca al mostrador.

- Oiga, llevamos casi media hora esperando y es obvio que no hay nadie para consulta antes de nosotros. ¿Se puede saber qué sucede? me he tenido que ausentar de la planta para acompañarla, y no entiendo el retraso.

- Disculpe, caballero - Responde la chica que está tras el mostrador - Pero la doctora les atenderá en cuanto le sea posible. No es propio de ella retrazarse, pero la opción automática sigue estando vigente. La cápsula de exploración es perfectamente capaz de realizar una ecografía con total seguridad. 

La mujer sentada reprime un escalofrío, pero no interviene. En su lugar, es su acompañante el que sigue hablando - Ya sabe que ella rechaza ese nivel de tecnología. Como si no hiciera uso de ello cada día de su vida, pero es lo que hay. ¿Querría por favor convencerla?

Mientras éstos hablan, el chico restante del mostrador se detiene a atender una llamada en la terminal

- ¿Si...? (...) Buenas tardes doctor (...) Si, está... (...) Muy bien, en seguida le pediré que... (...) - Con esta última pausa hace un gesto de desconcierto, y finalmente asiente un poco de mala gana, y cuelga la comunicación. Se levanta d su asiento y sale desde detrás del mostrador, con lo que el hombre impaciente sonríe, esperanzado.

- ¿Al fin podemos acceder?

El celador niega, casi como una disculpa - Lo lamento... es una llamada urgente... para el Sr. Ashton - Y mirando en dirección a Frederick - ¿Sería tan amable de acompañarme?

Casi ni me dio tiempo de aburrirme, tuve que presenciar una escena clásica de las consultas, tener que esperar y esperar sin saber exactamente cuando. Donde los minutos parecen horas, y las horas, bueno, más largas todavía. No iba a intervenir, mi humor no era lo suficientemente bueno para ello y además, yo distaba de ser de las clásicas personas que hablaban de idioteces para matar el tiempo, y mucho menos contar mi vida a unas extraños. Una vida nada sencilla.

Para variar estaba metido en mi mundo, con la mente vagando en otras cosas cuando el chico se acerco hasta mí. - ¿Una llamada? - Pregunté con la concentración perdida por la pequeña sorpresa. - De acuerdo entonces. - Me levanté de la silla para seguir al chico preguntándome quién sería al otro lado del aparato que requería hablar conmigo.

Parece ser que no tenía ningún minuto de respiro. Entre unas cosas y otras acababa metido en alguna conversación, obligado formar un grupo dispar, o tareas que resolver. Sin duda un día un tanto peculiar que se me estaba haciendo eterno.

En el intervalo de tiempo en el que tardan en regresar, los dos hombre podrían intercambiar unas palabras entre sí. 

Cuando Nadie nuevamente asoma, asiente a Utolsó.

- Puede pasar. Está despierta y no parece haberse extrañado por la noticia - Se retrasa un segundo más de la cuenta, aún mirándolo directamente - Sólo espero que lo que sea de lo que te estés ocupando, no sea nada grave.

Entonces si se hace a un lado, dejándolo pasar.

- En cuanto a usted, espere aquí le preguntaré a Emma si quiere recibirle cuando termine el tema a tratar con Utolsó - Solo que nuevamente Cristopher no podía entenderla. Probablemente Nadie ni haya caído en la cuenta, y ya está desapareciendo en el interior nuevamente, acompañada por el otro hombre.

El interior de la zona de rehabilitación consta de una zona común con máquinas similares a las de la zona de gimnasio, y unas 6 pequeñas salas para tratamientos que requiriesen algo más de intimidad. Hacia una de ellas se dirige Nadia, donde ya les espera Alex, con la puerta abierta. 

- Adelante. Para hablar solo tienes que pulsar el interfono de la cápsula - Señalando el interior.

Una cápsula que bien podría pasar por una vaina gigante de algún vegetal, domina la estancia. Solo tiene una pequeña ventana a la altura del rostro de su ocupante. Varios tanques con presión constante están conectados a la cápsula, lo cual por un momento te lleva a preguntarte si esta señora seguiría viva en caso de colapso de la tecnología. 

¿Qué tan acostumbrados están ya los habitantes? ¿Serían capaces de sobrevivir siquiera un año?

- Hola, hola, Hodrum, muchacho... - zumba el pequeño altavoz situado junto a la apertura que muestra el rostro afable de la Regente. - Tendrás que perdonarme que permanezca aquí mientras hablamos. Órdenes del médico. Esta vieja no puede llevarles la contraria. A veces pienso que mandan más que yo, jejeje.

Aunque te la habían descrito como preocupada, su tono es el de una abuela cariñosa con demasiados nietos como para acordarse del nombre de todos - ¿Quieres sentarte? debería haber una banqueta por algún sitio, y así me cuentas cómo estás y qué te trae por aquí.

Los celadores no están atentos a la conversación, pero están lo bastante cerca como para acudir en seguida si hubiese cualquier problema.

Finalmente, terminas por quedarte solo en el pasillo, tu preparación te lleva a fijarte en cada detalle del entorno. Casi todo parece muy limpio, pero hay algo... que no te encaja. Una inquietante sensación de peligro en la nuca, ese "algo" que sin darte cuenta en más de una ocasión ha logrado salvarte la vida aún en las peores circunstancias. 

Miras a un lado, reconociendo al fin algo que parece ser diferente a lo demás. Está justo a la vuelta del pasillo, no muy lejos. Una habitación con poca iluminación... y que sin embargo tiene las luces encendidas. ¿Quizás sus cristales son más oscuros?

Estás demasiado lejos como para percibirlo en detalle. Deberías acercarte para comprobarlo. A tu alrededor no ves a nadie en este momento.

Aún con una mirada furibunda del hombre impaciente, te diriges en dirección a la sala que te indican. Casi llegas a escuchar un "¿Pero cómo es que a él lo atienden antes, si acaba de llegar?". En realidad te trae sin cuidado, y sigues adelante. 

Parece una especie de sala de enfermeros, ocupado solo por un androide que te hace un gesto antes de salir, permitiéndote cierta intimidad. Te sientas frente a la terminal más cercana, y pulsas para responder a tu llamada. El rostro al otro lado te es conocido.

- Buenas tardes, Sr. Ashton - Te saluda el miembro del consejo con el que has estado hablando esta mañana - Antes que nada, necesito que haga usted un rápido auto-reconocimiento médico. ¿Siente picores o quemazón en alguna zona expuesta de piel?

Responda.

Cristopher no entendía a la chica, y esta parecia no haberse dado cuenta. Aunque le parecio comprender que quería que esperara. Lo cual tampoco le importaba.

No obstante cuando se quedó solo en el pasillo algo empezó a incomodarle. No sabía loque era, pero sabía que tenía que hacerle caso.
En cuanto localizó el lugar de su "intranquilidad" se acercó al mismo. No le perocupaba para nada estar rompiendo ninguna regla. Sobretodo porque no creía estar haciendolo, esto era un centro médico. Si de verdad había algo peligroso o que no se tuviese que ver lo habrían dejado protegido con guardias.

Si es que en verdad son competentes, claro está. Algo me dice que voy a tener que darme más prisa en conseguir un puesto en ese consejo.