Partida Rol por web

- Bienvenidos a la médula espinal - Les ha presentado Anna al llegar a la sala.

La última puerta se ha abierto por sí sola, y muestra una sala curva en media luna. Hasta aquí pueden desplazarse normalmente los ciudadanos, si tienen algo que hablar con los operarios del puesto, aunque por lo general poco más que algún supervisor ocasional llega a hacerlo. En la práctica, casi todo puede solucionarse con una videollamada.

Además de este acceso, que es el que Anna está proponiendo bloquear, justo en frente hay una pequeña ventana de cristal reforzado con un pequeño ventanuco inferior, y a la derecha una puerta con su propia terminal. Nuevamente es el contacto de uno de los trabajadores de este espacio lo que abre la puerta, donde se puede ver el verdadero tronco de flujo de información del Búnker.

El espacio redondo es reducido, pero suficiente para que haya varias personas trabajando a la vez.

Una infinidad de señales se iluminan con la presencia de los investigadores, con señas que sólo los expertos en el área sabrían interpretar. 

Es sobrecogedor pensar en la importancia estratégica que debe tener este punto para cualquier atacante.

Sin perder tiempo, Anna comienza a encender las terminales de trabajo mientras retira disimuladamente un par de envoltorios de comida y otros desperdicios de una repisa. 

-" Bien, Anna, bloquear y vigilar, es una opción, solo hay dos puertas y tres asientos. En cualquier caso necesitaré consultar una información en un terminal, luego estaré a vuestro servicio..."- Comenta mientras repasa la sala con la mirada, retrocede hasta las puertas comprobando la situación y regresa junto a Anna.

-" La otra noche....encontré una serie de pasillos y accesos ocultos tras los paneles de los pasillos, resultaron desenvolverse "bien", en aquella situación. ¿Nos podemos encontrar con alguna sorpresa entre estos paneles?, o podrían puentear algún canal de comunicación. En la misma canalización, en el cable...bueno a saber.".- Comenta con sonrisa burlona.

No me ofende, señorita Charrón.

Digo con cierta amabilidad. Me coloco en un lado esperando molestar lo menos posible a los expertos. Miro al doctor Blackwood y asiento con la cabeza, dándole a entender que proceda cuando guste. Y me detengo en el señor Verne.

Las terminales están asignadas en orden de prioridad para la búsqueda del intruso, señor Verne. Dice que puede arrojar luz, pero no dice ni cómo ni por qué, además de pedir acceso para consultar unos datos en una terminal como esta, de nuevo sin dar ningún tipo de información. Si a todo esto le añadimos el último comentario sobre encontrar accesos ocultos, algo que se le da bien tanto a los ladrones como a los hackers ¿no cree que estaría loco si le permitiese tal cosa?

Sin dudar me giro hacia los otros presentes.

Confío en ustedes, son lo mejor que éste bunker, y que la propia humanidad pueden ofrecer. Están en el centro neurálgico que seguro que los enemigos desean, y que ustedes además deben defender. Confío en ustedes, todos nosotros lo hacemos. Den lo mejor de sí mismos.

Si estuviésemos en mi búnker, o si estuviese entero, a estar alturas estarías comiendo polvo y pudriéndote en una celda con cero conexiones y con refuerzo físico sin soporte vital o electrónico, bastardo.

-" Señor incubadora, si pudiste salir al exterior y regresar con lo que sabes es gracias a la información que aporté a este lugar, esa misma información que defensa me ha remitido y resumido y que bien podría darte más información de lo que andas buscando, todo eso sin incidir que si conozco esos lugares es por que me jugué la vida a brazo partido con esos "ladrones" o "hácker", así que posiblemente habré estado más cerca de la persona que buscamos de lo que lo has estado tu.

No te he pedido permiso, voy ha leer la información que me han enviado te guste o no. Y si soy capaz de arrojar luz sobre este desastre que llaman bunker, bienvenido sea... Estamos todos en el mismo barco, pero creo que aún no tienes claro que tu autoridad, al recién llegado, le importa lo justo. Aporto y soy "buen" chico, ahora, no me toques los cojones con una ración extra que de donde vengo...( mostrando una amplia sonrisa), bien, ¿me me siento en el terminal del fondo o tengo que salir al pasillo?".- Comenta  algo harto de tanta parafernalia.

Como científico que eres, no te sientes cómodo en un entorno de confrontación directa. Independientemente de cómo te caiga, la voz de Phileas suena convincente. Quizás precisamente por eso te sientes incómodo. ¿Pero a quien deberías creer?¿Qué idea deberías apoyar?

¿Seguir adelante con las instrucciones del consejo o desviarse por el camino que propone el recién llegado?

Sobre lo que ha nombrado phileas de los paneles desmontables, lo ves difícil. Al otro lado de algunas paredes hay cableado y tuberías de mantenimiento y suministro vital, pero el acceso a esa zona generalmente está restringido. Tu eres de los pocos con el titulo de Operario en ese sector, lo cual te permitiría acceder sin permiso de un supervisor, pero sigue siendo complejo. Al fin y al cabo, no son zonas habitables.

A estas alturas, y después de ignorar de forma descarada las estupideces del supuesto psicólogo ya no sabía ni qué pensar de él, salvo que con la boca cerrada su presencia sería más llevadera. Utolsó tampoco me caía bien precisamente, sin embargo él sabía mantener la boca cerrada y su actitud estaba más predispuesta, algo de agradecer.

Las continuas falta de respeto, e invasión por parte de ese impertinente hombre estaban cruzando una línea, una línea peligrosa. 42 era el supervisor, y sabía lo que había que hacer, al igual que conocía más que de sobra el modus operandi a seguir. Lo tenía clarísimo, tenía razones de sobra para inclinarme a un lado. Solamente esperaba que no llegara a tal caso.

Es posible que el técnico y el doctor pensasen similar, pero había algo de ese hombre que me inquietaba. ¿Tenía intención de retrasarnos o algo por el estilo? Desvío en varias ocasiones la atención a otro asunto. 

El aire comienza a llenarse con las diferentes miradas de malestar. 

El subinspector, desde su silla, no tiene un aspecto formidable, aunque esté respaldado por su cargo, mientras que aquel que se supone su inferior lo mira desde más altura con una presencia que difícilmente podría pasarse por alto. 

En la escena, Anna Charrón se ha quedado inmóvil, incapaz de tomar una decisión sobre qué hacer a continuación, pero un gesto del Dr. Arthur y un murmullo la trae de regreso.

- Bien, hagámoslo como usted propone. Si damos acceso a 42 a través de uno de los puertos de mi terminal creo que podré bloquear los datos de entrada, permitiendo sólo datos de salida. De este modo, él puede coordinarnos, ver desde la puerta nuestro progreso, pero no pone en peligro su salud ante un posible hakeo. 

Instalare también una alarma. Si alguien tratase de anular este cortafuegos más nos vale enterarnos pronto, para desconectar la línea en el momento. Aunque eso no resuelve el problema de cómo va 42 a acceder a cualquier información. - niega - Los problemas de uno en uno.

Mientras yo hago esto... ¿quieres empezar a dando apoyo a Utolsó, tal como nos ha pedido 42? No deberíamos demorarnos demasiado con esto...

Mira al nombrado - No quiero que esto te retrase. Si te parece bien, me encargo de esta parte mientras tu investigas. 

Es evidente para cualquiera con algo de Empatía, que la técnica está evitando deliberadamente mirar a la cara tanto al psicólogo recién llegado como al subinspector. No va a tomar partido en la confrontación entre ambos si puede evitarlo.

Una vez dicho esto, el doctor saca de su bolsillo un pequeño cable extensible. Con la seguridad de un profesional, retira una de las placas de la silla del herido, dejando al descubierto sus puertos de conexión. Cuando Charrón asiente, informando de que el cortafuegos está preparado, el joven doctor conecta la silla.

Un momento después llega el zumbido de IVI.

- Confirmación aceptada. Su petición será atendida a la mayor brevedad posible. 

Sin embargo, un nuevo sonido interrumpe nuevamente las palabras del equipo. Una llamada entrante del Teniente Paul, al que algunos ya conocen. Cualquiera de los presentes puede responder desde cualquiera de las terminales, incluida las pequeñas junto a cada puerta.

Las últimas palabras de Anna hacia ti son casi un alago, viniendo de ella. Generalmente se comporta como si pudiera abarcarlo todo, pero hoy prefiere delegar conscientemente en ti el principal peso de lo que han venido a hacer aquí. 

Probablemente el trabajo de seguridad también podrías hacerlo tu... si dispusieran de tiempo suficiente. Puede que cada segundo sea vital, y por muy divertida que sea una confrontación, no se puede tener todo. 

¿Apoyarás lo que te está pidiendo Cuarentaydos, o preferirás desviar la investigación hacia donde está pidiendo Phileas?

En el momento en el que escuchas la llamada del teniente, algo más llama tu atención. 

No es inminente, pero el cosquilleo en la nuca no te ha abandonado.

Nada más atravesar la puerta pude apreciar una sala la mar de interesante, llena de luces y tres terminales. Alto nivel de seguridad. Me costó creer que habíamos alcanzado un punto estratégico que necesitaba ser defendido, y por supuesto la cautela no era una opción.

Mis ojos barrieron el lugar para después centrándose en las terminales que usaríamos con bastante intriga, quería saber como funcionaban, en concreto a la instalación. Necesitaba una idea aproximada...de todo, o lo que pudiese estar a mi alcance saber.

Me quedé en silencio con expresión severa, ciertos comentarios distrajeron mi atención desviándose de forma severa al último que habló. Un par de segundos más tarde regresé a mi idea original y unos cuantos más invertidos ayudaron a tenerlo claro. - Detrás de algunas paredes es zona restringida...y no son habitables. Cableado y soportes. - Resumí a grandes rasgos un poco el primero de los puntos en tono de reproche.

Charrón empezó con la organización, y casi mejor, el tiempo no sobraba. Iba a intervenir, pero una llamada me interrumpió. Una suerte. Fui yo mismo quien respondió. - Aquí Ashton, ¿qué necesita teniente? - Dije en tono entre formal y militar y esperé a escuchar lo que el mencionado necesitabe de nosotros, o de alguno de los presentes.

La pelea entre 42 y Phileas no puede sorprenderme, poco a poco voy conociendo a esa persona y es evidente que tiene problemas con la actual jerarquía del bunker, hasta me hace dudar de su cargo en el mismo, después de todo no le he visto ejercer su profesión o dar ejemplo de ella en ninguna de sus intervenciones, mas parece un exaltado con necesidad de destacar, como cualquier héroe de película. Héroes que caen por su propio peso si no consiguen seguidores. Seguidor que parece a ver conseguido en Anna; seguramente aprovechando su empatía con personas difíciles y parece aprovechar. ¿Debería decirle algo? 

Seguramente no valdría de nada, ademas de que mi análisis puede ser equivocado, después de todo no comprendo muy bien este tipo de actuaciones, mas propias de actores que de personas. Caminaba por la, ya mas que conocida, estancia mientras ese nivel de tensión no parecía reducirse, al contrario se intensificaba con cada palabra. Sin duda hubiera sido útil hace años, pero ahora, en un acto como este tan solo retrasa la misión principal, para dar prioridad a su propio beneficio, en ese aspecto no seria mucho mas diferente de contra los que nos opusimos hace tanto tiempo. Me rasque la pierna recordando la guerra y camine hasta mi asiento.

Esta persona dará mas problemas de los necesarios, seria interesante saber en que llega a acabar o incluso que información es de la que habla, pero dar prioridad, es lo mas sensato en esto momento.

-Con esta idea sobre otras muchas, elegida claramente por la situación de tensión que se vivía, busque en mi cabeza un tono neutral para dirigirme a quien pudiera ser el mayor problema para el común.

Sin llegar a intervenir, mas centrado en mis propios pensamientos sobre uno y otro, me senté en la silla acostumbrada por mi silueta, mientras echaba un curioso vistazo a la estantería donde instantes antes había retirado la basura mi compañera. Un curioso gesto, ¿Deseaba no mostrar ciertas facetas a cierta persona, o se sentía intimidada por el subinspector? Ademas de esta simple cuestión que no tuvo una clara respuesta se me plantearon otras muchas, ademas de evocaciones al pasado, antes de tocarme la pierna y terminar contestando yo a Phileas.

-Espera fuera, estas tres terminales han de ser usadas con el fin principal al que venimos, una para mi, otra para Anna y la tercera para Fred.-En ese momento el mecánico abrió comunicaciones con Paul, con lo que mis palabras se convirtieron en echos.

-Vaya, los problemas nunca vienen solos.-Tener a Paul al otro lado, nunca eran buenas noticias. Pero deje esto a un lado al recordar la pregunta de Anna.

-Curioso gesto Anna.-Comente simplemente antes de continuar.-De acuerdo, ocupate de la seguridad, confió en que a pesar de tu empatia, no dejaras resquicios que otras personas puedan aprovechar, yo me ocupare de la investigación mientras tanto.-Y mi mirada se clavo en Fred, mientras una mano la apoyaba en la terminal.-Y en ti, espero. Anoche lo hicimos bastante bien.-Mientras estaba pendiente de una respuesta del jefe de seguridad, agasaje ligeramente al mecánico, por lo estudiado, palabras amables ayudan en la cognición. Aunque nunca tuve claro que podía significar esto o si lo estaba utilizando correctamente.

Sonrío a Anna y me pongo en pie, alejándome de la cápsula vital de 42. - Por supuesto, Anna, sin duda eres capaz de hacerlo. Yo mientras apoyaré al equipo. - Me levanté y giré sobre mis talones, encarando a las terminales y conectando la mía propia con mi cable dispuesto para tales ocasiones. 

En ese momento escucho la discusión entre 42 y Phileas, que parecía caldearse por momentos. Me giró con un gesto conciliador y una sonrisa, y me dirijo a ambos. - Caballeros, por favor, calma. Si me permiten intervenir creo que si es una información relevante  para la misión seríamos ilusos si no accediéramos a ella, por mi parte apoyo esa idea. Si lo desea, señor Verne, puede emplear mi terminal para acceder a ella. Mi terminal dispone de una pantalla holográfica que le dará bastante control sobre el acceso a dicha información y permitirá una mejor visualización. Al fin y al cabo, si es una información totalmente relevante para la misión, no creo que le importe que la compartamos. Estamos todos en el mismo barco, no creo que sirva de mucho ocultarnos datos si pretendemos lograr los mismos objetivos ¿No cree? - Respondí, girándome después nuevamente y preparando mi terminal, dejándola a disposición de Verne si así lo deseaba. Mientras usaría la terminal de Anna para apoyar a Utolsó, hasta que Verne terminase o Anna se reincorporase.

- Bien, señor Remeny, en posición. Cuando quiera, iniciemos el asalto. - Comenté, con un tono casi emocionado. Giré la vista hacia la terminal cuando se observó el mensaje de una llamada de parte del teniente Paul Davis, y quedé obnubilado un par de segundos, antes de volver a concentrarme en el trabajo.

Seguía dándole vueltas a lo que de verdad sabrían el señor Verne y 42. Era más que claro que algo ocultaban, o que sabían más que yo de lo que realmente estaba pasando en el Bunker. Era una sensación que odiaba, parecía estar rodeado de tramas ocultas y corruptelas en un lugar que se había forjado con un propósito muy distinto. Cuando llegué era un Bunker científico, centrado en la consecución de una revolución tecnológica y científica, pero había degenerado en una vulgar lucha por los vetigios de poder de una humanidad al borde de la extinción. Había gente fuera, nada sabíamos, había tramas y engaños, espías y ladrones. A saber cuantas cosas más ocultaban los archivos del Consejo. Jamás había deseado pertenecer a él, no me interesaba la gestión, pero ahora me hallaba asqueado con sus mentiras, desencantado de sus movimientos. Tal vez si el Bunker hubiera seguido en manos de hombres de ciencia y no de políticos... si se hubiera mantenido fiel a la búsqueda de la verdad y no del poder... tal vez todo sería muy diferente.

Entonces escuché la llamada y alcé la vista. Alli estaba el cosquilleo una vez más ¿Qué era? ¿Qué vería? Me alertaba de algo, aparecía siempre y yo sabía en qué clase de situaciones... Pero nunca sabía qué vería a continuación, o qué escucharía. Algo que nadie más podía ver ni escuchar, algo que tan siquiera había ocurrido. Y cada vez parecía ir a más... Debía de mantener la cordura y llegar hasta el fondo del asunto, si solo tuviera algo de tiempo para investigar...