Partida Rol por web

Boqueas, tiemblas. ¿dónde estás? ¿Cuanto tiempo ha pasado? 

Has salido del agujero, y lo primero que haces es reconocerte a tí mismo. ¿Qué es lo que ha pasado? El dolor de cabeza te impide razonarlo, pero sabes que la imagen que encontraste enterrada en la luz está incrustada en tu cráneo con la misma facilidad con la que un hombre dejaría huella sobre el suelo en una casa abandonada. Sólo que necesitarás unas horas para encontrarle sentido. Tan solo pensar en esa imagen ahora te provoca un dolor tan fuerte que te nubla. Quizás dentro de unas horas...

Lo siguiente es reconocerte a tí mismo. Tu mano sigue rígida sobre la cabeza de Raquel, pero puedes sentir, aún conectado, que tu centro de gravedad ha cambiado. ¿Te han acostado? No es raro. Sientes el cuerpo dévil y tu consciencia perdió completamente el contacto con tu forma física durante un instante que se te hizo eterno. O al menos esa fue tu sensación. Pero aún estás enlazado con ella. Nuevamente, sientes su compañía, su confusión. 

No entiende lo que acaba de pasar. La sientes ahora más consciente y controlada que antes. El sedante no se ha desvanecido del todo, pero ya es más dueña de sí y está tratando de poner las cosas en orden, y recuperar el control. Es algo que se le da bien hacer consigo misma. Lo sientes. Está haciendo repaso mental de lo que ha pasado, de lo que ambos han visto. 

Aún no se ha roto el momento íntimo, pero sientes que no falta mucho. Ella suspira y sientes su voz. 

- ¿De verdad crees que dos Rescatados pueden ser una amenaza por el mero hecho de serlo? - Sabes, aunque no lo nombre, que se refiere a 42 y Beta - No cometas el error de llamar traidores a dos clones. Las granjas-fábrica de las máquinas también encierran humanos. ¿Culparás a alguien por su nacimiento? - Ella también está cansada sus pensamientos fluyen con mayor lentitud, a pesar de estar recuperando la consciencia - Porque si es así, quizás sí debas matarme... 

Hay cierto humor negro en ese último comentario. No cree que lo vayas a hacer, pero en parte... ¿Que importaría? Conoces la sensación de vacío que se oculta tras sus palabras ¿pero de qué está hablando? ¿Granjas de humanos? ¿Por qué el Dios máquina haría algo así? Quizás sea cierto que estar tanto tiempo conectado a ella te haya afectado, pero algo vibra dentro de ti con emociones que no son tuyas. Te desconcierta, y sabes a la vez que ese sentimiento es mutuo. 

- Esperanza... Creo que esto ha durado demasiado. No ha servido para nada, y por un momento creo que has estado a punto... de no regresar. - Comprendes a qué se refiere. Cuando dejaste de sentirla, ella también devió perderte. ¿Creería que habías muerto? y por consiguiente tampoco sabe que sí encontraste algo allí abajo. - Creo que deberíamos acabar, pero si quieres preguntarme algo más antes... antes de acabar, creo que no tendrás mejor ocasión que esta. 

Ya has visto mucha información que no me estaba permitido compartir, pero a estas alturas... - suspira y concreta - creo que estabas interesado en mi última salida.

Escucho atentamente lo que el bot dice, asintiendo ocasionalmente.

¿Le queda mucho, Sr. Ashton?

Pregunto, con cierto aire de impaciencia... estar tan estático comienza a cansarme, sin embargo confío en que lo hará bien, aunque necesito saber de cuánto tiempo más dispongo.

Aunque algo de lo que dice el bot me llama la atención, de modo que le miro, ladeando la cabeza con un tono curioso.

¿Los que son como yo...?

Pregunto, invitándole a explicarse, con un tono suspicaz.

Y no te preocupes, quiero creerte.

Añado ante su última explicación. Sin embargo, algo más capta mi atención. Aprieto los reposabrazos con cierta fuerza, y de nuevo un extraño amargor en mi boca.

¿Qué sucede?

Pregunto a mi compañero. De nuevo el deber. Miro con cierta preocupación hacia donde están preparando las camillas.

Después de haber invertido una cantidad de esfuerzo y tiempo en aquella ardua y pesada labor los datos se desvanecieron delante de mis ojos críticos. ¿O quizás debí pensar que lo malgasté? Ya dio igual, dejó de tener importancia para mí.  Solté un bufido que rezumó hastió y con evidente cansancio en mi severa expresión en el rostro, dejé de teclear la terminal. Sí, de una maldita vez. Al mismo tiempo que Cuarenta y dos se dirigió a mí. Me tomé mi tiempo en responder.

Pasaron unos segundos que mantuve mi silencio, y la mirada clavada en la pantalla. Y como no, el ceño completamente arrugado. Llevé mis manos a ambos lados de la sien con la urgente necesidad de frotar la cabeza y aliviar así el molesto, incómodo, y jodido dolor de cabeza. Cerré los ojos y conté hasta diez. O lo intenté, porque a llegar a 6 me harté de hacer el idiota, pero es que necesité procesar toda la información, todos los datos, además del resultado.

Después de aquello, mi atención se fijó en Cuarenta y dos, sin saber muy bien que expresión poner en mi cara, si alegría, si frustración, así que opté por la indiferencia. Cumplí con lo cometido, ni más ni menos. – Lo bueno es que dejará de molestar, una preocupación menos. – Dije de forma contundente, aunque no serían las únicas palabras.

No había mucho de donde sacar en realidad, salvo lo que te mostré. Información inconexa, y corrupta. – Fruncí más el ceño antes de continuar. – No he conseguido encontrar las razones que le han movido hacer lo que ha hecho, pero digamos que era un enemigo tuyo, y del búnquer. También de Rachel, de la humanidad y vete a saber que mierdas más. - Mascullé sin entender el objetivo real de aquel ente.

Guardé silencio unos segundos con la intención de analizar todas aquellas malditas piezas que juntas, carecieron de sentido. – Quién lo ha creado, sigue siendo un misterio, no había información, o no la encontré. Pero según lo recopilado, se considera un…accidente. – La última palabra la mascullé sin estar del todo seguro. – Sí, uno más en la larga lista. Y no es el único. – Mi mirada se clavó en el bot quien dijo ser el colega de Maxinne, el rubio.

Necesité estirar las piernas un poco, así que me incorporé. – He guardado la información para que le eche un vistazo Utolsó. Que por cierto, ¿se sabe algo de él y de Rachel? – Le pregunté al supervisor, es decir, a Cuarenta y dos. – Yo mientras, me encargaré de él. Que a ver que hago. – Dije aquello último sin perder de vista la cabeza metálica y dorada.

Di unos pasos hasta entrar en el campo de visión del dichoso bot. – Veamos qué puedo hacer contigo. – Comenté para mí mismo con la voz analítica. Y mis dedos toquetearon el mentón repetidas veces. Fui a buscar una puñetera batería para él. Qué remedio. Seguro que habría alguna entre los trastos de por ahí.

Para cubrir las necesidades de Frederich es probable que le hubiese bastado con coger piezas del tinglado que habían montado para el interrogatorio de hace un rato, sin embargo instintivamente el técnico se mantiene alejado de esos restos ahora inertes. 

Cristopher Grend responde algo a las últimas palabras del Hacker, pero no obtiene respuesta. Aún se queda unos segundos esperando con cara de pocos amigos hasta que resuelve que no va a lograr nada por ese camino.

Mientras, Frederich ha encontrado otra batería con media carga. suficiente para que un ciudadano androide se mueva con soltura durante un día entero sin recargar, mientras no haga escesivos esfuerzos.

Sus manos se mueven con precisión cuando conecta un par de cables al trozo de carcasa y pocas piezas más que dan forma al fraccionado Bot.

El Arthur, Grend y Nadia están hablando ahora en torno a las camillas de Raquel y Utolsó. Ajuzgar por el tono, ninguno corre peligro inminente, pero la incapacidad de los médicos de dar respuesta a lo que les está pasando hace que Grend se moleste y presione a ambos.

Tienes una batería. Al fin. Al menos sabes que con eso, bien gestionado y dado que apenas cuentas con piezas móviles, te sobraría para cuatro días o más, pero no es tu intención quedarte así mucho más tiempo, si puedes decir algo al respecto.

Te han dado tiempo, pero ni manos ni rasgos con los que poder ganar en expresividad. Las cosas de una en una. 

Afortunadamente, tienes en tu haber un mensaje importante. Todo aquello de que eres un embajador y tal... ¿Te concederán inmunidad diplomática?

Como sea, está en tu mano la forma de afrontar los detalles y a qué velocidad dosificar la información. Sobretodo es importante diferenciar a las consciencias de los devoradores de la gente... bueno, no del todo normal, pero sí al menos consciente de sí mismas y en general, diplomática.

Está bien.

Concedo, viendo cómo el bot parece decirlo todo a cuenta gotas, y ahora mi compañero quiere encargarse de él, asiento y retrocedo para darle paso.

No te olvides de la batería.

Le recuerdo, aunque sé que no se le ha olvidado. Con cierta fascinación, y envidia, observo cómo se mueve con tanta soltura y desvío mi mirada hacia donde se centra el resto de la atención, con Utolsó y los demás. Y Grend parece estar presionando.

Vuelvo enseguida.

Y dirijo mi silla hacia el lugar, quizá un poco de diplomacia baste para evitar un desastre.

Además, el bot parecía tener especial cariño por el señor Ashton, seguro que estar a solas le suelta su metálica lengua.

Pienso, instantes antes de terminar de dirigirme hacia donde se encuentra el grueso de los presentes.

¿Sucede algo?

Pregunto con cierto interés.

- Un desmayo - Interrumpe al doctor, antes de que éste tenga oportunidad de hablar. 

Cualquier tipo de chip intracraneal puede causar esta clase de reacción - sentencia, con la sabiduría de quien en realidad no tiene ni la más mínima idea de los verdaderos procesos que hay detrás del funcionamiento técnico de uno de esos chips, pero que sí está acostumbrado a ver que las máquinas fallen.

El doctor toma entonces la palabra.

- Lo importante - Comienza despacio -  Es que está estable. Durante dos minutos ha estado completamente desvanecido y sus constantes se anularon, pero los valores han vuelto a nivelarse. 

Mira a su paciente y a la mano que sigue posada sobre la cabeza de Raquel, frunciendo el ceño - Desconectarlos ahora podría ser muy agresivo. Puede que necesiten más tiempo. 

Lo anteriormente dicho por el bot parece dejar confundido a Cuarenta y dos, pero aún así parece dispuesto a darle un voto de confianza y según le dice quiere creerle. El bot en ese momento decide comenzar a hablar algo mas claro, pero mister simpatía entra en escena de nuevo y decide cambiarle la batería.

Pasado un rato Frederick termina de hacer su trabajo. - ¡Gracias! Exclama aliviado el bot ya que sabe que con esa materia nueva y sin apenas piezas móviles tendría energía para bastantes días. En ese momento Cuarenta y dos se marcha después de decir que no tardaría en volver así que el bot se gira hacia Frederick. - Bueno entonces hablemos tu y yo. Le comenta con un tono de voz mas serio si es que es posible para un cacharro medio desmontado como este.

El bot se centra en Frederick. - La verdad es que no se muy bien por donde empezar. Esto es una mierda... esto que me a pasado es una verdadera mierda ya que no a todas las personas que mueren en el búnker les pasa esto. Solo le pasan a ciertas personas y a mi me paso aunque no entiendo la razón. El bot habla con un tono de voz algo mas bajo, como con miedo a que alguien mas le escuche.

Tras una pequeña pausa vuelve a centrar la mirada en el hombre y continua hablando. - A otros que les a pasado lo mismo que a mi, si alguna vez intentaron hablar con sus familiares o personas queridas han tenido que hacer lo mismo que hecho yo y se han metido en trastos como este. La putada de hacerlo es que el sistema de seguridad se piensa que somos bugs y los neutraliza. Por esa razón no pasa muy a menudo y si pasa lo hacen con pequeños detalles que vosotros no sabéis muy bien como identificar.  El bot guarda silencio un segundo. -Es probable que pienses que para que te estoy contando esto, pero bueno creo que es necesario que lo sepas para hacerte una idea de lo que soy sin saber explicarte a ciencia cierta la razón de mi nueva existencia. Pero no todos son como yo o como los que te digo, también hay otros... otros que no son buenos.

El bot guarda silencio de nuevo mientras mueve las cámaras de sus ojos en todas direcciones como si estuviera buscando algo o estuviera mirando si alguien mas esta pendiente de el.  - A los otros les llamamos devoradores y en principio eran como nosotros, pero en algún momento y no se como devoraron a otros de los nuestros, se volvieron locos y peligrosos, pero no entiendo la razón de que lo hagan. Al terminar de hablar el bot mira de nuevo a Frederick y guard silencio para dejar que el hombre asimile la información que le dio. 

Estoy cansado, derrotado y sobretodo confundido, ¿Era eso lo que tanto estaba escondiendo? Por su tranquilidad no lo parece, entonces porque inicie la exploración en primer lugar, ¿Abra estado mintiendo sobre no recordar? Cuanto sabrá 42 de su propio pasado. Cuando todo parecía "resuelto" que la respuesta estaba cerca, mas confundido estaba y era malo, ¿Tanto agotamiento seria en vano? ¿Tanto indagar para algo que ella misma podría habernos contado? Par que tanto... teatro. -Estoy cansado... -Me repetía estas dos simples palabras una y otra vez, como un sutra, sobre todo para mantenerme concentrado.

Pero las ultimas palabras de Rachel llegaron a mi como viento fresco y a pesar de que tenia mas de diez preguntas, la suya fue la mas fácil de realizar.

-Si, háblame de tu salida, habla sobre esa granja de clones... -Su voz era ligera y suave, como de alguien que estuviera a punto de dormirse.

De alguna manera sientes que ella es partícipe de tu inquietud, de la misma manera que tú eres capaz de sentir las suyas, y ambos están sencillamente demasiado cansados como para detenerse con los detalles.

- Hay muchos que saben de las granjas, pero un ciudadano con tu nivel no debía saberlo. No era un secreto, sólo... algo que no hacía falta que todo el mundo supiera.

Su memoria se dispersa ahora, revisando sus recuerdos, buscando una forma de explicarse.

- He escuchado varias teorías de por qué existen. El Dios Máquina crea humanos con un genoma muy parecido, incluyendo muy pocas variaciones una vez, y otra, y otra... ¿Experimenta con nosotros?  si es así, no sabemos con qué objetivo.

Algunos creen que lo hace para... "salvarnos" de la enfermedad, por lo que esos rumores sobre haber encontrado o no la cura llegan a perturbar a algunos.

Sólo tenemos conjeturas.

Su atención regresa a ti.

- Algunos grupos militares rezagados atacan estas naves para rescatar a esos niños. 42 es uno de esos casos, sólo que en el ataque perdió las piernas. Las mismas gentes que lo mutilaron fueron quienes lo educaron, y si pasó inicialmente la cuarentena sería por algo. No creo que sea una célula durmiente terrorista, ni nada por el estilo,- suspira internamente - pero comprendo que sus orígenes despierten suspicacia.

Cambia de postura entonces. El cosquilleo en la yema de tus dedos te dice que ha movido ligeramente la cabeza también.

- La salida fue para ir a recoger algo. Uno de los últimos hombres en salir de la cuarentena, Phileas Verne, trajo consigo un pequeño dispositivo de almacenamiento. Por lo que nos contó, contenía información importante del Dios Máquina, rescatados de su anterior base. No sabía de qué se trataba, pero merecía la pena darle una oportunidad. Durante estos meses Beta ha trabajado en desencriptar esos datos. No podíamos arriesgarnos a desencriptarlo dentro del Búnker.

El contenido de ese mensaje no es ningún secreto. El Consejo lo desveló en la última Asamblea. Confirmaba que todos los Búnkers de los que teníamos noticia han caído ya, y que sólo quedamos nosotros.

Y... por lo que cuenta cuarentaydos, en el exterior, a pocos kilómetros de aquí hay... signos de lucha y... gente. Gente armada. Es posible que fanáticos mandados por la misma máquina. Es una pena que hayamos tardado tanto en desencriptar el mensaje.

Hace un paréntesis ahora.

- No me está permitido hablar de esto, pero creo que sería peor que te llevases falsas impresiones que desobedecer las órdenes.

A tu alrededor, con si de ecos se tratase, te llegan las voces de mas gente. Se trata de un zumbido constante que oías sin escuchar desde hace un rato, pero cuando irrumpe la voz rasposa de Grend genera una nota discordante que capta tu atención.

Están hablando de ti.

No llegas a atender a las palabras exactas, pero captas el sentido general del mensaje.

Arthur quiere darte más tiempo para que despiertes por ti sólo. No sabe cómo te afectaría una desconexión forzosa.

Grend alude que quizás sea más peligroso dejarte conectado. Podría estarse desintegrando tu mente, o algo por el estilo. Un minuto más tarde alcanzas a escuchar la voz más conciliadora del subinspector, y a pesar de no ser el experto, es Grend quien responde en primer lugar, para una vez más lanzarse en el cruce de palabras con Arthur.

Ella, si lo ha escuchado, no da muestras de ello y añade algo más antes de que puedas responder o decidir desconectarte.

- No es mi único recuerdo con nivel de seguridad elevado, lo cual no quiere decir que el que yo lo tenga sea en absoluto especial. Hay muchos por encima de mi nivel de seguridad, y no me lo cuentan todo. Aún así. - Te mira intensamente ahora - Espero que comprendas ahora por qué te pedí discreción. Era factible que encontrases algo que no me estuviese permitido compartir.

Sigues notando cómo fluctúa ligeramente su mente para construir cada frase, y te das cuenta de algo. El proceso eléctrico que trae consigo un intento de mentira, aun en los casos en los que los ha usado para mentirse a sí misma, requiere mucho más esfuerzo o creatividad que lo que estás registrando ahora.

No crees que mienta, aunque es cierto que ella no conoce todos los detalles, como la fuente real y fiabilidad de los datos que contenía el dispositivo que trajo Phileas Verne o los controles exactos a los que se somete a cada nuevo candidato, para pasar la cuarentena. Simplemente asume que son seguros porque así se lo han dicho.

Quizás ese sea uno de los mayores defectos de Rachel. No sabe buscar agujeros. Sólo sabe funcionar con certezas. Y cuando algo en lo que cree se rompe de verdad, se desarma.

De soslayo, eché un raudo vistazo lleno de recelo al conjunto de piezas, aún se podrían llegar a utilizar, sin embargo, preferí dejar pasar la opción por el momento, especialmente al existir más piezas, en concreto una batería, mi máxima prioridad en aquel momento. Mis manos se movieron con la habitual soltura hasta conseguir mi propósito, proporcionar al bot la energía suficiente hasta encontrar una solución acorde.

Al menos, me serviría para evadir la cabeza, el molesto embotellamiento por la tediosa, y fastidiosa tarea previa. Por otro lado, el doctor, la enfermera y el coronel se encargaron de sus propios asuntos, debido a la distancia y a que mi atención se centró en otro punto más cercano, no me llegaron bien las palabras. Lo dejé pasar.

Cuarenta y dos se marchó con ellos, no sin antes unas palabras para mí, me limité a asentir con un breve movimiento de la cabeza, y nos quedamos la cabeza metálica con las reservas llenas, y yo. Y una parte deseó que no fuese tan….cargante como el dichoso crácker de las narices. Una absoluta pérdida total de tiempo, y de esfuerzo. Resoplé con el mero hecho de pensarlo y froté ambas sienes con insistencia. Una tarea física me vendría mejor que una mental.

Ya asolas, el robot largó de lo lindo, así que dispuse ambas orejas para él por completo. Y menos mal que lo hice, porque la cantidad de información fue extensa de cojones. En silencio le observé, como si hasta la acción más nimia como el respirar, fuese un obstáculo con el fin de comprender todo lo que me dijo, todas sus palabras. Seguí observándole con detenimiento, y expresión hosca. La de siempre. Y ya desde el principio de su explicación me dejó perplejo, confuso, y el ceño se arrugó hasta lo indecible.

Suspiré holgadamente, y mis dedos frotaron mis párpados al cerrar unos segundos los cansados ojos. Una vez realizada aquella necesaria pausa llena de reflexión me dispuse a dialogar con él. – Y eso que fue una batería, si te llego a construir un cuerpo, ¿qué? – No pude evitar lanzarle aquel comentario lleno de sarcasmo. Pero duró poco. Tuve que ponerme serio, y así lo hice con mi tono que cambió a uno más neutro, analítico incluso.

Veamos. Creo que tu conciencia, por llamarlo de alguna forma, es decir, el conjunto de recuerdos y personalidad, se ha volcado por el sistema, y de alguna forma acabó en este cuerpo…o lo que queda de él. – Le comenté a modo de explicación. – Aunque es una teoría. No tengo pruebas de ello. – Añadí para dar entender que aunque yo llegué a creer en aquella teoría, tal vez existió o existiese otra razón.

Froté mi mentón al echar un vistazo de las herramientas y piezas que tuve a mi disposición. Las agarré. – Al menos esto te lo has ganado. Así que tendrás tu recompensa. – Y nuevamente, mis fuertes y precisas manos se pusieron a trabajar en la cabeza. Algunas piezas las retiré para dejar paso a otras. Quizás solamente fuese una cabeza. Pero si dijo la verdad de quien llegó a ser, sin duda una putada de las grandes al acabar así, y por un jodido accidente. No supe cómo se sintió, ni tampoco me importó, y mucho menos me molesté en entenderle.

Y así me tiré un rato, quizás lo traté como un juguete entre mis manos. Cuando acabé el trabajo, retiré el incómodo sudor de la frente con el dorso de la mano. Esperé un poco a que se acostumbrase a la nueva cabeza, y yo le observé con una sonrisa de orgullo ante un trabajo decente. Quizás no fuese mi mejor trabajo, pero tampoco construí otro droide antes, y la novedad siempre es tan atrayente, más con una bien llamativa.

Siguiente punto. - Aclaré mi garganta con un sonoro carraspeo. - ¿Hay alguien más que conozcamos entre los que has mencionado? - Hice una breve pausa y luego continué con otra pregunta. - Ya has conocido al otro amiguito, ¿sabes algo de él? - Señalé con la mirada al conjunto del robot, que dejó de hacerme perder el tiempo y cayó en un estado de silencio absoluto. Al haber terminado mi momento, callé, le llegó el turno al otro de responder.

También el exceso de alcohol, o un buen golpe en la nuca.

Bromeo ante el comentario de Grend, con un tono que no deje lugar a dudas de que tan sólo es una broma, sin aspirar a ningún desafío ni nada similar.

Si no hay nada en lo que podamos ayudar, necesitaría una serie de elementos, doctor Blackwood.

Le comento, con una leve sonrisa mientras inclino un poco la cabeza a modo de pedir permiso.

Y si hay algo en lo que poder ayudar, no dude en pedírmelo.

Entonces me fijo en ambos, y trato de ocultar, con bastante poco éxito, un gesto de preocupación. Son en verdad dos personas que me simpatizan en este enorme antro de metal y mierda condenado a morir.

- Sin más detalles, no sé si puedo ayudarle o no, subinspector.

En su tono deja entreverse algo de impaciencia.

Un superimán. O cualquier cosa similar que asegure que el hacker no va a volver a reprogramarse, o algo similar, de ningún modo. No quiero cometer fallos -lanzo una mirada al bot desde mi posición-. Y también cualquier aparato que detecte robots, androides, o cualquier cosa minimamente informatizada -entonces miro Grend-: espero que no se ofenda, pero no quiero dejar lugar a dudas de que el hacker se equivoca.

De nuevo miro a la pareja fuera de combate unos segundos para terminar centrándome en el doctor y en mi petición.

Pero si está muy ocupado, puedo esperar. Incluso ayudar, si está en mis... manos.

Concedo, que era mi primera intención en cualquier caso.