Partida Rol por web

El Búnquer

Off-topic

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18/08/2014, 10:41
Director

Chicos, estoy terminando de cuadrar a los personajes. 

Esperaré a que los que quedan me envíen las últimas preguntas y aclaraciones que he pedido, y empezaremos pronto a jugar :)

¡No se demoren mucho los rezagados, que aquí hay gente con ganas de empezar! xD

Recuerden por favor avisar si van a estar una semana o así desconectados, para yo poder organizarme ;)

Notas de juego

PD: Si quieren que modifique cualquier descripción de los personajes del Búnker, no tienen más que decirlo ;)

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18/08/2014, 11:56
Amadeus Jaggerjaques

Oido cocina! Dios que ganas le tengo a esta partida, me esta enganchando totalmente y aun no ha empezado xD

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18/08/2014, 15:50
Dahlia Verme

Hm... ¿a qué te refieres? ¿Un lío de una noche? Está bien, algo de tensión sexual siempre es interesante jajaja ¿Hace cuánto tiempo habría pasado? Eso sí, Dahlia insitió en que lo mantuviesen en secreto...

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18/08/2014, 16:08
Dra. Chiara Novak

Voy a la piscina con mis familiares, se quedaran a cenar, pero esta noche espero tener terminado el poquito que me falta.

(Prefiero hacerlo desde el ordenador concentrada que desde el móvil en la piscina, que estaré distraída.)

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19/08/2014, 13:08
Director

A los que ya han resuelto todo con la ficha, me gustaría conocer su opinión sobre los puntos de estilo que acabo de añadir. Si lo he expresado bien o tienen dudas al respecto.

ya me cuentan ;)

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19/08/2014, 14:49
Amadeus Jaggerjaques

Me mola! Pero en vez de Estilo, lo llamaria Destino.
 

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19/08/2014, 18:25
Dra. Chiara Novak

A mí sí me gusta, parece muy interesante. Ya he terminado todo, me he pasado más tiempo buscando imágenes que haciendo la historia y la ficha juntas xD. (La página me va fatal, creo que están arreglando algo, si hay algún error avisa por favor.)

 

¡¡Que nervios, ya mismo empezamos!! ^^

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19/08/2014, 18:31
Amadeus Jaggerjaques

No eres la unica doctora. Yo estoy en rolporweb porque la oficial ni me abre, y en esta no veo apenas ninguna imagen, nisiquiera la mia de la izquierda.

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19/08/2014, 23:59
Director

Poco a poco ya deberían irse solucionando los problemas con las imágenes. Lo que no se es si todos los jugadores habrán recibido aviso del cambio a Rolpoweb. Sea como sea, creo que ya va de las dos formas, así que mañana ya todos habrán podido postear :)

Mañana haré repaso a quienes faltaban para recopilar la información restante, me peleo un poco con las listas de música y los últimos detalles

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20/08/2014, 07:11
Dr. Rory J. Carter

Bueno yo tambien creo que termine con la ficha ^-^

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20/08/2014, 10:54
Maxinne Bishop

Yo hoy que ya va la web con sus imágenes sus dns y todo terminare de colocar todo en la ficha xD

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20/08/2014, 12:08
Amadeus Jaggerjaques

Fijo que esto es culpa del Dios Maquina! jajaja

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20/08/2014, 19:09
Utolsó Remény

Esta bien esto de los puntos de estilo. Puede enriquecer mucho la partida.

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21/08/2014, 14:07
Director

Señores, voy a empezar a ir abriendo las escenas para que cada uno pueda orientarse y comenzar a moverse. 

si en notas pongo "(...)" indica que aún estoy escribiendo y que deben esperar antes de responder ¿de acuerdo? ;)

Y creo que no lo he comentado, pero como hay gente nueva, un repaso rápido sobre cómo solemos escribir, para seguir una coherencia visual, aunque no es obligatorio seguirlo al 100%, ni mucho menos.

Escribir en negrita indica que alguien está hablando. También puede usarse para resaltar los nombres de otros jugadores y saber en mitad de una gran conversación, cuando se están dirigiendo a uno.

- Los diálogos, si van marcados con guiones, ayudará a leerse mejor.

Usar la cursiva queda reservado para pensamientos y puntualmente, palabras en otro idioma. Aún así, recuerden que es mejor no abusar de dejar muchos pensamientos por escrito. Al fin y al cabo, nadie lee mentes. Si hay algo muy interesante que tu Pj puede estar pensando ahora, siempre puedes postearlo en tu apartado personal, que para mi (y los vips) será un placer leerlo ;)

Los murmullos (cosas en alto que podrían escuchar otros, pero las dices sobre todo para ti mismo) van en negrita y cursiva

Ortografía: A todos nos gusta leer las cosa bien escritas, aunque no voy a ser muy nazi con ello xD. Especialmente porque yo soy la primera con una ortografía catastrófica, gracias a mi eterna amiga la dislexia. Si te pasa como a mi, o en algún grado menor, las recomendaciones son: Leer siempre dos veces todo lo que escribes y usar google Crome o instalar el corrector de Firefox. Cualquiera de esas opciones te marcarán muchas palabras "raras", aunque no todas. Si podemos hacer un esfuerzo de cara a los demás, estupendo. En cuanto a mí, no, no me importa que me indiquen las faltas que puedan escapárseme. Sea como sea, pido comprensión para todos. Ocasionalmente, si yo veo alguna muy grave, editaré el post para corregirla.

Cuando estés preparando tu post, en él puedes hablar todo lo que quieras y describir las acciones que hace tu personaje, pero por ejemplo, si mi acción es coger a otro pj de la mano y arrastro para enseñarle algo, debo parar antes de resolver la acción porque no sé si el otro jugador consentirá el gesto o no. Igualmente, esto es extensible a posibles enfrentamientos. Yo puedo decir que lanzo mi mano para dar un bofetón (sin daño más que en el orgullo) contra otro, pero no puedo decir que de la fuerza lo tumbo al suelo y después le clavo un tacón en el pecho. Esas son demasiadas acciones, y si el contrario no quiere encajar y no hay acuerdo para la escena entre los implicados, yo podre pedir tiradas para resolverlo.

Susurros: Si, es posible usar los susurros entre jugadores o hacia Pnjs, pero en la mayoría de las ocasiones, todos los Pjs presentes sabrán que X le ha susurrado algo a Y. La forma de hacerlo es indicar que te acercas en un post en abierto, y después escribir otro, seleccionando a los destinatarios. Si alguien no sabe hacer esto, me puede preguntar. En cualquier caso, hay muchas ocasiones en las que esto puede considerarse una falta de educación xD Traten de no abusar. Es fácil irse a otra sala con la persona X para hablar con ella.

No sé si se me olvida algo, pero si es así ya lo iremos comentando :)

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21/08/2014, 19:17
Cuarenta y dos

Estoy de acuerdo, cosa del Dios Máquina.

He estado varios días ausente, me pongo enseguida con todo.

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21/08/2014, 19:19
Cuarenta y dos
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Antes de nada... Me encanta tu historia.

Entonces cuando yo llegué tú te encargaste de revisar la bioseguridad conmigo.

Durante el proceso es probable que me preguntases cómo me he hecho algunas de las heridas y yo terminase contando una parte de la historia.


Nací en el año 2550, aunque a juzgar por todo lo que he vivido aquellos años se me antojan tan lejanos como una eternidad.

Un niño 100% sano, decían los androides de la máquina, sin posibilidad de error, ratificaban. Brillante en los juegos. Todo era calidez y confort dentro de la fría estructura que conformaba el lugar. No había ningún problema.

Con diez años, a punto de cumplir once, conseguí entrar en las instalaciones de biocontrol, en la sección de génesis. Y lo que ví... me heló la sangre. El dique en el que el dios máquina me estaba convirtiendo se vino abajo con sólo una visión: más de un centenar de abortos, fetos a medio desarrollar, deformaciones, pústulas prematuras. ¿Todo esto formaba parte del proyecto del dios máquina o sólo eran los delirios de mi propia mente? En cualquier caso era una aberración. Lo siguiente que recuerdo fue una explosión. Y me zumbaban los oídos.

Un grupo de humanos estaban luchando contra las máquinas en mi pequeño asentamiento. Necesitaban humanos. Humanos libres. O la raza humana sería condenada a la extinción.

Así salí de mi burbuja. De la burbuja del dios máquina.

Y la libertad tiene un precio. Aquella explosión terminó con mis piernas. Aquel grupo de humanos hizo un gran esfuerzo por salvarme. Todos estaban muertos, decían. Y yo también debería de haber muerto. Encontrarme con ellos fue, según sus palabras, lo mejor que podría haberme pasado nunca. Supongo que el dolor consiguiente a la operación y el sentir la inserción de cables ascendiendo desde mi cintura hasta el cerebelo también fue lo mejor que podría haberme pasado. No importa. Entonces volví a caminar, con piernas de metal. Entonces, por primera vez, vi el exterior.

El mundo estaba condenado, en guerra, repleto de peste, de muerte. De desolación. Y de miedo. Algunos locos se aferraban la fe, otros a la ciencia. Otros a la rabia, a la tristeza. Cualquier falsa esperanza de hacer algo era mejor que la cruda realidad. Pero a mí, de algún modo... me gustaba la realidad. Era real. Tal vez fuese eso. Sea como fuere, terminé dando con mis huesos en aquel Búnquer. Mis habilidades eran necesarias.

Una mente sana, aunque pobre, en un cuerpo sano, repleto de posibilidades de desarrollo. No tardé demasiado en sincronizar mi mente con el injerto, como si fuese una extensión de mí mismo. No tarde demasiado en comprender cómo funcionaba aquello, aquella jerarquía paramilitar. Apenas dos años después ya estaba recibiendo mi adiestramiento en el "escuadrón cucaracha", los despojos de la sociedad aquella. Individuos que se embutían en unos trajes que los aislaban de la enfermedad exterior. Individuos que se montaban en skates voladores. Rápidos, buscábamos entre las ruinas, los restos, cualquier tipo de provisión que fuese necesaria, desde comida hasta restos de antiguos androides para ampliar el Búnquer. Éramos, normalmente, de los primeros en sobrevolar las zonas más peligrosas, tomar vehículos rápidos para adentrarnos en el corazón de algún nido de máquinas y convertirlo en un rastro de cenizas y metal al rojo vivo.

Sí, yo era un miembro de ese escuadrón, el segundo al mando con veinte años, mi mente procesaba todo a una velocidad abismal, mis reflejos eran felinos y, sobre todo, comprendía cómo pensaban las máquinas. Debido a mi afinidad y a las piernas de tecnología experimental que me injertaron me dieron un nuevo prototipo de skate ligado a mí, formado con parte de mi sangre y nanobots nacidos de mi propia médula espinal. Fueron muchos experimentos. Fué dolor. Y de algún modo, en mitad de aquellos experimentos... me sentí feliz. Aquello que sentía era real. Aunque fuese parte del infierno.

Probablemente éramos la peor pesadilla del Dios Máquina, nuestro Búnquer, ubicado justo en las entrañas del Tíbet. Todos teníamos una misión y funcionábamos como un reloj perfectamente engrasado. Con veintiocho ya era el líder del escuadrón. El mundo me sonreía y yo le devolvía la sonrisa con orgullo. Tal vez estaba loco. O demasiado cuerdo. Disfrutaba de todo ello. Y entonces sucedió, el General Hao me llamó a su despacho. Faltaban apenas unos años para terminar el proyecto Esfera y aún faltaban algunas piezas. Un proyecto con el que todo esto podría ser una pesadilla. Le faltaban algunas piezas. Y aún más importante... tenía una misión de vital importancia para mí.

Pasados unos pocos años, la Esfera estaba lista. Y las últimas piezas estaban terminando de encajar. Mi misión era darle al botón rojo. Y así lo haría. Antes de partir, el olor a enfermedad inundó mis fosas nasales, pero no le dí importancia. Fui hasta el fuerte Arm, antaño conocida como la ciudad de Bangladesh. Le robé un vehículo a la máquina tras dejar un rastro de cenizas. Un ataque como cualquier otro, pero con menos éxito. Sin embargo... cometí un error. Aterricé cerca de mi Búnker y no bloqueé bien la señal del GPS, me acerqué para informar a mi superior. Todos estaban en sus posiciones, como siempre. El General me entregó un chip y me dijo que me marchara tan pronto como fuese posible. Quedaban sólo veinte horas para el lanzamiento. Al salir un soldado confesaba su enfermedad, pero no importaba, la moneda ya estaba en el aire.

Desde la distancia pude ver la Esfera despegar. Pude ver el Enjambre, probablemente el arma más letal del Dios Máquina, cerniéndose sobre mis compañeros. Lucharon, trataron de detenerles. Pero el Dios Máquina ganó, siempre gana. La Esfera no pasó de la estratosfera, fué destruida. El último golpe lo dieron los míos... volatilizaron el lugar. Y sonreí. La Burbuja alcanzó el Objetivo, y nosotros sólo fuimos un señuelo. Ahora yo debería de buscarles para entregarles el chip de información. Al final, las cucarachas siempre sobreviven ¿no es cierto?

El siguiente año sucede con gran velocidad. Mis dotes, el traje. Saboreé la verdadera libertad, el mundo se abría bajo mis pies y esa sensación era... única. Pasé por refugios que prometían supervivencia y que varias semanas más tarde estaban reducidos a escombros por la enfermedad o las máquinas. Me encontré con varios asaltantes, supervivientes reales. Seguir el rastro de un Búnquer que no existe es, cuanto menos, complicado.

Llegué hasta el Búnquer de Grecia, oculto también bajo el Monte Olimpo. Lo que vi allí fué sencillamente... atroz. Cuerpos mutilados y abiertos en canal. Zánganos que sorbían los restos biológicos para llevarlos probablemente a alguna Cuna y replicar a los habitantes. Se podía escuchar un llanto metálico en el lugar. El Dios Máquina parecía imparable. Pero no particularmente discreto. Al parecer se dirigían hacia el Fuerte de Athenas. Lo que quieran que buscaban era reciente y había escapado en aquella dirección. Y yo debía de ser más rápido que la Máquina. Volé hacia Athenas.

Alcancé el Fuerte, el cual estaba cerrado a cal y canto, algunas máquinas habían sido derribadas y los propios cañones de energía me dispararon. Los evité... pero su disparo era bastante mecánico. Parecía el fuego automático. Por unos momentos me pregunté si estaban vivos y lo habían dejado encendido, encerrándose a sí mismo como lo hicieron en su momento la mayoría de Búnquers, o sencillamente la enfermedad les había consumido. Pero en cualquier caso al final la fortuna me sonrió, al bajar a descansar, un gemido lastimero llamó mi atención. El hombre se autoproclamó Zeus del Búnquer del Olimpo y estaba malherido, las armas de suelo automáticas lo habían herido y no le quedaba demasiada vida. Me dijo que debía de dirigirme hacia el delta del río Nilo Blanco y buscar allí, que ellos eran la última esperanza para la humanidad. Me pidió que lo matase. Que las máquinas no debían de saberlo nunca. Después, nadie podría extraer ninguna información.

Salvé varias vidas por el camino. Guié a varios supervivientes. Me pasé varias semanas bajo un sol abrasador recorriéndome las cercanías del lugar en busca del Búnquer. Y al final lo encontré. Así he llegado a esta situación.

Cuando comprueben el traje, pueden quedárselo, sólo pido que a veces me lo dejen para explorar los alrededores, necesito libertad. Y estoy cuerdo. Dimos nuestra jodida vida por vosotros. Creo que es lo mínimo que merezco. Eso y un trago de whisky ¿no te parece?

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21/08/2014, 19:32
Maxinne Bishop

Todo perfecto por mi parte :D

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21/08/2014, 19:41
Cuarenta y dos

Nací en el año 2550, aunque a juzgar por todo lo que he vivido aquellos años se me antojan tan lejanos como una eternidad.

Con diez años, a punto de cumplir once, ví más de un centenar de abortos, fetos a medio desarrollar, deformaciones, pústulas prematuras. Lo siguiente que recuerdo fue una explosión. Y me zumbaban los oídos.

Aquella explosión terminó con mis piernas. Hicieron un gran esfuerzo por salvarme. Entonces volví a caminar, con piernas de metal.

El mundo estaba condenado, en guerra, repleto de peste, de muerte. De desolación. Y de miedo. Algunos locos se aferraban la fe, otros a la ciencia. Otros a la rabia, a la tristeza. Cualquier falsa esperanza de hacer algo era mejor que la cruda realidad.

No tardé demasiado en sincronizar mi mente con el injerto, como si fuese una extensión de mí mismo. No tarde demasiado en comprender cómo funcionaba aquello, aquella jerarquía paramilitar. Apenas dos años después ya estaba recibiendo mi adiestramiento en el "escuadrón cucaracha", los despojos de la sociedad aquella. Rápidos, buscábamos entre las ruinas, los restos, cualquier tipo de provisión que fuese necesaria, desde comida hasta restos de antiguos androides para ampliar el Búnquer.

Sí, yo era un miembro de ese escuadrón, el segundo al mando con veinte años, mi mente procesaba todo a una velocidad abismal, mis reflejos eran felinos y, sobre todo, comprendía cómo pensaban las máquinas. Debido a mi afinidad y a las piernas de tecnología experimental que me injertaron me dieron un nuevo prototipo de skate ligado a mí, formado con parte de mi sangre y nanobots nacidos de mi propia médula espinal. Fueron muchos experimentos. Fué dolor. Aquello que sentía era real. Aunque fuese parte del infierno.

Desde la distancia pude ver el Enjambre, probablemente el arma más letal del Dios Máquina, cerniéndose sobre mis compañeros. Lucharon, trataron de detenerles. Pero el Dios Máquina ganó, siempre gana. El último golpe lo dieron los míos... volatilizaron el lugar. Y sonreí. Al final, las cucarachas siempre sobreviven ¿no es cierto?

El siguiente año sucede con gran velocidad. Saboreé la verdadera libertad, el mundo se abría bajo mis pies y esa sensación era... única. Pasé por refugios que prometían supervivencia y que varias semanas más tarde estaban reducidos a escombros por la enfermedad o las máquinas. Me encontré con varios asaltantes, supervivientes reales. Seguir el rastro de un Búnquer que no existe es, cuanto menos, complicado.

Llegué hasta el Búnquer de Grecia, oculto también bajo el Monte Olimpo. Lo que vi allí fué sencillamente... atroz. Cuerpos mutilados y abiertos en canal. Zánganos que sorbían los restos biológicos para llevarlos probablemente a alguna Cuna y replicar a los habitantes. Se podía escuchar un llanto metálico en el lugar. El Dios Máquina parecía imparable. Pero no particularmente discreto. Al parecer se dirigían hacia el Fuerte de Athenas. Lo que quieran que buscaban era reciente y había escapado en aquella dirección. Y yo debía de ser más rápido que la Máquina. Volé hacia Athenas.

Alcancé el Fuerte, el cual estaba cerrado a cal y canto, algunas máquinas habían sido derribadas y los propios cañones de energía me dispararon. Los evité... pero su disparo era bastante mecánico. Parecía el fuego automático. Por unos momentos me pregunté si estaban vivos y lo habían dejado encendido, encerrándose a sí mismo como lo hicieron en su momento la mayoría de Búnquers, o sencillamente la enfermedad les había consumido. Pero en cualquier caso al final la fortuna me sonrió, al bajar a descansar, un gemido lastimero llamó mi atención. El hombre se autoproclamó Zeus del Búnquer del Olimpo y estaba malherido, las armas de suelo automáticas lo habían herido y no le quedaba demasiada vida. Me dijo que debía de dirigirme hacia el delta del río Nilo Blanco y buscar allí, que ellos eran la última esperanza para la humanidad. Me pidió que lo matase. Que las máquinas no debían de saberlo nunca. Después, nadie podría extraer ninguna información. Los sesos lo mancharon todo en más de un metro de radio.

Salvé varias vidas por el camino. Guié a varios supervivientes. Me pasé varias semanas bajo un sol abrasador recorriéndome las cercanías del lugar en busca del Búnquer. Y al final lo encontré. Así he llegado a esta situación.

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21/08/2014, 19:41
Cuarenta y dos
Cargando pj

Está bien, un desliz ardiente de una noche... ¿tal vez una entrevista en la que me negué a darte ningún tipo de información que terminó haciendo explotar nuestras hormonas? Hará cosa de uno o dos meses (algo reciente, más o menos).Ç

No te has enterado de que Cuarenta y dos se lo haya dicho a nadie.

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21/08/2014, 19:48
Dra. Chiara Novak

Antes de nada... Me encanta tu historia.

Entonces cuando yo llegué tú te encargaste de revisar la bioseguridad conmigo.

Durante el proceso es probable que me preguntases cómo me he hecho algunas de las heridas y yo terminase contando una parte de la historia.

Nací en el año 2550, aunque a juzgar por todo lo que he vivido aquellos años se me antojan tan lejanos como una eternidad.

Un niño 100% sano, decían los androides de la máquina, sin posibilidad de error, ratificaban. Brillante en los juegos. Todo era calidez y confort dentro de la fría estructura que conformaba el lugar. No había ningún problema.

Con diez años, a punto de cumplir once, conseguí entrar en las instalaciones de biocontrol, en la sección de génesis. Y lo que ví... me heló la sangre. El dique en el que el dios máquina me estaba convirtiendo se vino abajo con sólo una visión: más de un centenar de abortos, fetos a medio desarrollar, deformaciones, pústulas prematuras. ¿Todo esto formaba parte del proyecto del dios máquina o sólo eran los delirios de mi propia mente? En cualquier caso era una aberración. Lo siguiente que recuerdo fue una explosión. Y me zumbaban los oídos.

Un grupo de humanos estaban luchando contra las máquinas en mi pequeño asentamiento. Necesitaban humanos. Humanos libres. O la raza humana sería condenada a la extinción.

Así salí de mi burbuja. De la burbuja del dios máquina.

Y la libertad tiene un precio. Aquella explosión terminó con mis piernas. Aquel grupo de humanos hizo un gran esfuerzo por salvarme. Todos estaban muertos, decían. Y yo también debería de haber muerto. Encontrarme con ellos fue, según sus palabras, lo mejor que podría haberme pasado nunca. Supongo que el dolor consiguiente a la operación y el sentir la inserción de cables ascendiendo desde mi cintura hasta el cerebelo también fue lo mejor que podría haberme pasado. No importa. Entonces volví a caminar, con piernas de metal. Entonces, por primera vez, vi el exterior.

El mundo estaba condenado, en guerra, repleto de peste, de muerte. De desolación. Y de miedo. Algunos locos se aferraban la fe, otros a la ciencia. Otros a la rabia, a la tristeza. Cualquier falsa esperanza de hacer algo era mejor que la cruda realidad. Pero a mí, de algún modo... me gustaba la realidad. Era real. Tal vez fuese eso. Sea como fuere, terminé dando con mis huesos en aquel Búnquer. Mis habilidades eran necesarias.

Una mente sana, aunque pobre, en un cuerpo sano, repleto de posibilidades de desarrollo. No tardé demasiado en sincronizar mi mente con el injerto, como si fuese una extensión de mí mismo. No tarde demasiado en comprender cómo funcionaba aquello, aquella jerarquía paramilitar. Apenas dos años después ya estaba recibiendo mi adiestramiento en el "escuadrón cucaracha", los despojos de la sociedad aquella. Individuos que se embutían en unos trajes que los aislaban de la enfermedad exterior. Individuos que se montaban en skates voladores. Rápidos, buscábamos entre las ruinas, los restos, cualquier tipo de provisión que fuese necesaria, desde comida hasta restos de antiguos androides para ampliar el Búnquer. Éramos, normalmente, de los primeros en sobrevolar las zonas más peligrosas, tomar vehículos rápidos para adentrarnos en el corazón de algún nido de máquinas y convertirlo en un rastro de cenizas y metal al rojo vivo.

Sí, yo era un miembro de ese escuadrón, el segundo al mando con veinte años, mi mente procesaba todo a una velocidad abismal, mis reflejos eran felinos y, sobre todo, comprendía cómo pensaban las máquinas. Debido a mi afinidad y a las piernas de tecnología experimental que me injertaron me dieron un nuevo prototipo de skate ligado a mí, formado con parte de mi sangre y nanobots nacidos de mi propia médula espinal. Fueron muchos experimentos. Fué dolor. Y de algún modo, en mitad de aquellos experimentos... me sentí feliz. Aquello que sentía era real. Aunque fuese parte del infierno.

Probablemente éramos la peor pesadilla del Dios Máquina, nuestro Búnquer, ubicado justo en las entrañas del Tíbet. Todos teníamos una misión y funcionábamos como un reloj perfectamente engrasado. Con veintiocho ya era el líder del escuadrón. El mundo me sonreía y yo le devolvía la sonrisa con orgullo. Tal vez estaba loco. O demasiado cuerdo. Disfrutaba de todo ello. Y entonces sucedió, el General Hao me llamó a su despacho. Faltaban apenas unos años para terminar el proyecto Esfera y aún faltaban algunas piezas. Un proyecto con el que todo esto podría ser una pesadilla. Le faltaban algunas piezas. Y aún más importante... tenía una misión de vital importancia para mí.

Pasados unos pocos años, la Esfera estaba lista. Y las últimas piezas estaban terminando de encajar. Mi misión era darle al botón rojo. Y así lo haría. Antes de partir, el olor a enfermedad inundó mis fosas nasales, pero no le dí importancia. Fui hasta el fuerte Arm, antaño conocida como la ciudad de Bangladesh. Le robé un vehículo a la máquina tras dejar un rastro de cenizas. Un ataque como cualquier otro, pero con menos éxito. Sin embargo... cometí un error. Aterricé cerca de mi Búnker y no bloqueé bien la señal del GPS, me acerqué para informar a mi superior. Todos estaban en sus posiciones, como siempre. El General me entregó un chip y me dijo que me marchara tan pronto como fuese posible. Quedaban sólo veinte horas para el lanzamiento. Al salir un soldado confesaba su enfermedad, pero no importaba, la moneda ya estaba en el aire.

Desde la distancia pude ver la Esfera despegar. Pude ver el Enjambre, probablemente el arma más letal del Dios Máquina, cerniéndose sobre mis compañeros. Lucharon, trataron de detenerles. Pero el Dios Máquina ganó, siempre gana. La Esfera no pasó de la estratosfera, fué destruida. El último golpe lo dieron los míos... volatilizaron el lugar. Y sonreí. La Burbuja alcanzó el Objetivo, y nosotros sólo fuimos un señuelo. Ahora yo debería de buscarles para entregarles el chip de información. Al final, las cucarachas siempre sobreviven ¿no es cierto?

El siguiente año sucede con gran velocidad. Mis dotes, el traje. Saboreé la verdadera libertad, el mundo se abría bajo mis pies y esa sensación era... única. Pasé por refugios que prometían supervivencia y que varias semanas más tarde estaban reducidos a escombros por la enfermedad o las máquinas. Me encontré con varios asaltantes, supervivientes reales. Seguir el rastro de un Búnquer que no existe es, cuanto menos, complicado.

Llegué hasta el Búnquer de Grecia, oculto también bajo el Monte Olimpo. Lo que vi allí fué sencillamente... atroz. Cuerpos mutilados y abiertos en canal. Zánganos que sorbían los restos biológicos para llevarlos probablemente a alguna Cuna y replicar a los habitantes. Se podía escuchar un llanto metálico en el lugar. El Dios Máquina parecía imparable. Pero no particularmente discreto. Al parecer se dirigían hacia el Fuerte de Athenas. Lo que quieran que buscaban era reciente y había escapado en aquella dirección. Y yo debía de ser más rápido que la Máquina. Volé hacia Athenas.

Alcancé el Fuerte, el cual estaba cerrado a cal y canto, algunas máquinas habían sido derribadas y los propios cañones de energía me dispararon. Los evité... pero su disparo era bastante mecánico. Parecía el fuego automático. Por unos momentos me pregunté si estaban vivos y lo habían dejado encendido, encerrándose a sí mismo como lo hicieron en su momento la mayoría de Búnquers, o sencillamente la enfermedad les había consumido. Pero en cualquier caso al final la fortuna me sonrió, al bajar a descansar, un gemido lastimero llamó mi atención. El hombre se autoproclamó Zeus del Búnquer del Olimpo y estaba malherido, las armas de suelo automáticas lo habían herido y no le quedaba demasiada vida. Me dijo que las máquinas buscaban terminar con la resistencia en un plazo máximo de cinco años. Me dijo que debía de dirigirme hacia el delta del río Nilo Blanco y buscar allí, que ellos eran la última esperanza para la humanidad. Me pidió que lo matase. Que las máquinas no debían de saberlo nunca. Después, nadie podría extraer ninguna información.

Salvé varias vidas por el camino. Guié a varios supervivientes. Me pasé varias semanas bajo un sol abrasador recorriéndome las cercanías del lugar en busca del Búnquer. Y al final lo encontré. Así he llegado a esta situación.

Cuando comprueben el traje, pueden quedárselo, sólo pido que a veces me lo dejen para explorar los alrededores, necesito libertad. Y estoy cuerdo. Dimos nuestra jodida vida por vosotros. Creo que es lo mínimo que merezco. Eso y un trago de whisky ¿no te parece?

Muchas gracias, a mí también me ha gustado tu historia, más que un trago de Whiski yo creo que te mereces un barril :)

Vale, entonces roleamos que nos conocemos, no demasiado porque eres relativamente nuevo en el Búnquer pero si lo preciso como para conocer nuestras historias.

(Me ha encantado tu historia) ^^