Partida Rol por web

El cabrón verde estaba sacando de los nervios a Abroshtor. "Maldito escurridizo.!" No paraba de dañarles con sus retorcidas plegarias. Al ver retroceder a Alyssa vio otras posibilidades. -Dynah. No... golpees... y... retrocede... un paso.- Dijo dándole exagerado énfasis a las palabra golpear y retroceder.

-"Oh poderoso Lamatshu! Perdónanos".- Añadió en su mejor goblin mientras cargaba otro virote en el lomo de su ballesta. Nunca pronunciaba "perdonar" bien en goblinoide, demasiado gutural para su garganta.

Se llevó una mano a la bolsa de su cinturón, donde guardaba sus preciadas bombas, y aguardó a ver como transcurrían los hechos. Preparado para lanzar fuego sobre Skizzertz. -"Apiadate!".-

Dynah retrocedió como Alyssa y Abroshtor parecían pedirle. No le hacía gracia pero debía confiar en ellos. La oráculo levantó las manos en gesto de tregua.

-¿Tregua?

Al retirarse Dynah en dirección a Abroshtor, perdéis de vista al trasgo, pues queda sumergido en la oscuridad sempiterna de las ruinas, aunque sí podéis seguir oyendo su repelente voz [color=#FF0000](Diplomacia)[/color]: - ¿Tregua? No hay tregua! sólo tokerec! Dejad armas y postráos ante Skizzertz!

-!Y una mierda!- Dijo mientras sacaba una bomba de la talega. Miró hacia la oscuridad y la lanzó donde antes se encontraba el goblin. Un impacto directo era casi imposible, pero la lluvia de fuego no podría evitarla. O eso esperaba. -Mi amigo el pataslargas te va a enseñar sumisión a tí. Proceda maese Drabeorn.-

Apuntándo por encima de la cabeza de Dynah para evitar darle en el cogote, Abroshtor lanza su bomba contra el oscuro espacio donde supone al trasgo. La pequeña perla cerámica describe una perfecta parábola y estallando en mil pedazos al impactar... los chillidos de Skrizzertz no tardan en oírse cuando pequeñas llamas verdosas perfilan su silueta en la oscuridad... -Aieeeeee!!!

Conteniendo su tensión, la paladina observa al bárbaro, esperando la reacción de éste al oir el grito de ánimo de Abroshtor...

Sigue ahí compañeros, ahora sí! Druul vuelve a intentar por tercera vez a atontar el goblin. La situación empieza a tornarse rojo oscuro para el grupo.

Drabeorn por fin parecía volver en sí. Las imágenes de bichos royéndolo desde dentro no habían sido más que otro sucio truco mágico del mequetrefe. La rabia de Drabeorn contra el goblin aumentaba cada vez más.

- ¡Maldito, pero como te atreves a embrujarme! ¡Te voy a destrozar!- gritó, blandiendo a Ethelwyn y buscando la posición del goblin.

Por desgracia, la furia ciega en la que se hallaba no le permitía afinar en los golpes, y empezó a destrozar la pata de la mesa con la espada. ¡Llegaría hasta él aunque tuviera que cortar la mesa entera!

Siguiendo el ejemplo de Drabeorn, la paladina se lanza contra los trasgos... y al igual que el bárbaro, su martillo se ve desviado por la guardia combinada de éstos.

Tras el choque del metal, contempláis como uno de los trasgos empieza a vibrar y tras unos segundos se diluye ante vosotros como una nube de humo.

[color=#00AA00](TS Will)[/color]- Estoy harto de vosotros, pataslargas. Por qué no morís ya? - os recrimina hastiado, antes de volver a echar mano de su colgante y generar de nuevo un pulso de energía negativa.

Tras helaros de nuevo los huesos, Skizzertz abre la pequeña bolsa colgada a su cintura y extrae una pequeña rama recubierta de pelo...

La bomba golpeó, pero no fue suficiente. El Gnomo empezaba a preocuparse al ver que volvía a usar el poder de sus dioses. Los estaba debilitando lentamente. -No aguantaré mucho más.- Dijo mientras accionaba la palanca de su ballesta. El virote pasó cerca del blanco, pero no hirió al goblin.

Una vez más , aquella sabandija recurrió a sus poderes y Dynah pudo sentir cómo su energía negativa la dañaba. No era un magia demasiado poderosa pero Dynah no se sentía con confianza para resistirla, después de tanto fallo.

La resistencia del ser es formidable; él solo pone en jaque a todo el grupo! Pero también la resistencia de Druul parece aumentar con la adversidad, y sobrelleva parte de la oleada maligna.

Cegado por la furia, Drabeorn apenas si notó los efectos del conjuro. Siguió atizando como un loco contra la mesa, queriendo abrirse paso hasta el brujillo como fuera.

Dynah solto un nuevo mazazo mientras luchaba contra el dolor qur le atenazaba los musculos.

Al igual que el bárbaro, la paladina no pudo reaccionar a tiempo para evitar que el resistente trasgo echase mano de aquél extraño objeto...

... pero sí gozó de unos segundos adicionales, unos segundos preciosos en los que Alyssa alzó su poderoso martillo por encima de vuestras cabezas, y con un grito de rabia e impotencia lo descargó con todas sus fuerzas contra la cabeza descubierta de Skizzertz...

... al goblin no tuvo tiempo a gritar cuando su cráneo quedó aplastado por el impacto y su cuerpo cayó sobre el suelo, inherte.