Partida Rol por web

El maldito goblin era rápido. A pesar de recibir un martillazo de Alyssa, se había revuelto para clavarle su cuchillo en un punto vital. Su compañera tenía mala cara y perdía mucha sangre.

Alzando el espadón sobre su cabeza, Drabeorn lanzó un golpe vertical con ambas manos, pero de nuevo el trasgo y su perro se mostraron rápidos y lograron esquivarlo.

El Goblin había herido de nuevo a Alyssa, esta vez parecía más grave. Abroshtor soltó la ballesta con un bufido, sabía que poco podría hacer con ella mientras el Goblin estuviera al lado de sus aliados. Con una sonrisa se llevó una mano a la pequeña talega que colgaba de su cinturón. Extrajo una de las esferas de cerámica que en ella había. Pequeñas esferas de caos y fuego. Abroshtor conocía muy bien el alcance de su creación y un impacto directo sería muy arriesgado ya que afectaría a los humanos, algo nada recomendable. En pocos instantes la esfera volaba hacia la criatura, iba dirigida al suelo, justo al lado de las patas de la montura del Goblin y lo suficientemente alejada para que el fuego no dañara a sus compañeros.

La pequeña esfera estalló en mil pedazos al chocar contra el suelo. El líquido rojizo y viscoso salpicó la armadura del pequeño goblin, que aulló de dolor cuando esta empezó a desprender un humillo oscuro - "Yyyyayyy!" sollozaba mientras intentaba quitar la viscosidad con su mano libre.

El enorme roedor no había sido más afortunado y su piel rosada mostraba ahora llagas moradas allí donde el líquido había impactado.

Sin embargo, lo que parecía una pequeña victoria para el grupo se convirtió en un repentino desconcierto cuando una flecha silbó en el aire al surgir de la oscuridad de las ruinas e impactar en el brazo de Drabeorn...

Dynah recorrió los metros que la separaban de la espalda de Alyssa y la tocó con la mano del escudo mientras sus ojos se nublaban de blanco al dejar paso a la energía sanatoria que constituia el misterio del poder de la oráculo. Un resplandor violaceo las baño a ambas mientras las heridas de la humana se sanaban mágicamente

Contrariado por la resistencia del goblin, Druul intenta el mismo conjuro sobre el monstruo, apremiado por las heridas de Alyssa. Elevando una plegaria a Cayden Cailean, recita las palabras mágicas que deben atontar al goblin...

El goblin estaba empezando a verse superado lo cual era bueno, por desgracia cuando Alyssa descargo el golpe que tenía preparado un pequeño pinchazo en las recién sanadas heridas hicieron que este acabara muy lejos de su objetivo.

El nuevo intento de Druul surte efecto por fin, y el goblin empieza a entretenerse metiendo sus pequeños dedos en los agujeros que la bomba de Abroshtor ha causado en su armadura - "Daagaan drel daan shuulkaan dhuul...", le oís murmurar.

Mientras, el perro goblin sigue intentando morder al bárbaro, pero éste esquiva las dentelladas con facilidad.

Drabeorn gruñó al recibir un flechazo en el brazo. Ignorando por el momento aquella nueva amenaza, se centró en el goblin que ahora estaba distraído, lanzando un nuevo tajo contra él.

Si bien el goblin sigue ensimismado, el espadazo de Drabeorn no consigue acertar, pues el perro goblin ha visto llegar la embestida y al apartarse ha puesto a salvo también a su jinete... de milagro...

El pequeño jinete estaba dando más problemas de los esperados y, por lo menos, tenía un aliado entre las sombras del capitel. Abroshtor no podía verle, no tenía un blanco claro, y si se acercaba a la estructura para enfrentar a la nueva amenaza, sin duda tendría que vérselas con el perro primero. Debían acabar con el jinete. Y rápido. Se movió unos pasos al tiempo que sacaba otra de sus bombas de la talega. Había resultado ser muy efectiva y no dudó en emplearla de nuevo. Lanzó la esfera al suelo, al mismo sitio que la anterior, esperando obtener el mismo resultado.

La escena se repite y una pequeña esfera de cerámica traza un arco parabólico sobre las cabezas de Drabeorn y Alyssa, y estalla en mil pedazos contra los escombros a la espalda del jinete, aunque esta vez, es su montura la que resulta más afectada.

Otra fecha vuela desde las oscuras entrañas del recinto... alcanzando de nuevo su objetivo.

El tiempo conseguido inhabilitando las acciones del goblin ha resultado valioso para el grupo. Así que sabiendo que ahora el monstruo es inmune durante un rato, el semiorco prueba suerte con su montura, que no es menos peligrosa con esas babosas dentelladas. Empieza a conjurar...

Dynah conjuro una rápida oración sobre sí misma y tanto ella como sus aliados, recibieron la bendición de los misteriosos poderes que actuaban a través de la oráculo. Todos brillaron con aquella particular luz violacea que acompañaba a los conjuros de Dynah.

El conjuro del semiorco penetra con facilidad la primitiva mente del animal, que empieza a olisquear el aire como si buscara algo...

Aprovechando el ímpetu que le dieron los dioses a través de Dynah, la joven paladín descargo un potente golpe hacia el goblin que poco pudo hacer para esquivarlo.

Justo después de oír como crujen las costillas del goblin bajo el martillo de la paladina, éste cae al suelo inconsciente. Su montura sin embargo aprovecha para intentar morder a la mujer, aunque ésta interpone su escudo a tiempo, evitando el ataque.

Drabeorn estaba harto de aquello, le dolía el flechazo del brazo, y además estaba harto de fallar todos los golpes. Con un grito de rabia, el bárbaro descargó toda su furia sobre aquella especie de roedor asqueroso.

El bárbaro descarga un certero tajo con su espadón, haciendo rodar la cabeza del roedor camino abajo, entre las piernas de las dos humanas y haciendo apartarse al pequeño gnomo. El resto de su cuerpo se desploma mientras se desangra.

"Ya solo queda la amenaza invisible del interior de las ruinas." Pensó Abroshtor al ver la cabeza de la criatura rodar pendiente abajo.

-!Haaadruk marheel grhuulak!(Hoy os quedaréis sin comida)-Dijo el Gnomo en su mejor goblin mientras cogía la ballesta y la cargaba de nuevo. Estaba dispuesto a terminar esto antes de que alguien más saliera herido.

Del oscuro interior de las ruinas escucháis el soniquete de una aguda voz:

"Goblins mastican y goblins muerden
Goblins cortan y goblins luchan 
Huesos romper, carne cocer, 
¡Nosotros goblins! ¡Tú comida!"

Y de nuevo una flecha procedente del mismo lugar alcanza al bárbaro, esta vez en el muslo.