Partida Rol por web

Mientras los aullidos de los lobos comienzan a subir en intensidad por su proximidad, estiro los brazos antes de cruzarlos sobre el pecho, con el bastón y la espada, intentando invocar los vientos de la magia.

Tras unos instantes, bajo los brazos nuevamente. En mi cara se muestra la clara frustración por el evidente fallo de mi invocación.

Sin dejarme vencer por el desánimo, vuelvo a reunir a los vientos de la magia. Parece que esta vez sí que ha funcionado y aparece un dardo semitransparente, pero para mi sorpresa, a los pocos instantes se desvanece antes mis incrédulos ojos.

Los vientos de la magia no hacían mas que esquivarme....empiezo a pensar que esto es de muy mal agüero.....  vamos una vez mas. Me concentro en atraer la magia hacia mi. Parece que esta vez sí había atraído en mi los vientos de la magia, pero  el poder era insuficiente para que la ventisca que quería se manifestase. 

El matador estaba ansioso por el combate que se avecinaba. -Venid pequeños y sabréis por que me llaman Revientacraneos! Auuh!!! HAHA. Ya en posición de combate, con los pies clavados en la tierra y el hacha en alto esperando la arremetida de los lobos mientras se le empezaban a marcar las venas de sus brazos, preparado para atacar al primer lobo que se le acercara.

¿Sólo vienen por un lado?

Angran hizo la pregunta extrañado, pero después pensó que los animales no pensaban como humanos. No iban a rodear al enemigo y flanquearle. Atacarían de frente, como animales. Tampoco tendrían piedad. 

El vagabundo vio cómo la elfa atacaba los lobos sin dudar, uno tras otro. Pensar que había sido ella la que había mostrado preocupación sobre dañar a los lobos le resultaba algo cínico a Angran. Él no tendría remilgos al respecto, aunque seguía pensando que todo aquel asunto podría haberse evitado con un poco de sinceridad del granjero.

Aferró con fuerza una piedra, dispuesto a lanzarla contra el primer animal que se le acercara.

Con el nacer de la luna entre las frías nubes que la ocultaban en el cielo, el combate se desato de forma súbita. El primer movimiento fue de la arquera de los elfos del bosque Arianne quien con gran precisión lanzo una flecha tras otra. Hacia tiempo que sus compañeros no la veían en combate y habían olvidado en gran medida sus destrezas; así como habían olvidado las de los demás.

Los lobos no parecieron amedrentarse en lo absoluto tras los certeros ataques de la elfa y se lanzaron a la carrera sobre las posiciones de los mercenarios, dando la apariencia de que barrerían sobre ellos como una ola.

Por ahora solo tres lobos se habían salido del plan de los mercenarios y avanzaban por su retaguardia. El corral era alto, de casi dios metros, por lo que saltarlo no seria fácil. Pero los lobos eran animales astutos y no tardarían en cavar un poco para hacerse un camino.

Ya estaban viniendo en serio. Eran rápidos, como correspondía a unos animales así. Pero no por ello había que intimidarse, sí lograban herir a unos cuantos había muchas probabilidades de que el resto se espantara y huyera. Sólo se trataba de resistir lo suficiente.

Así mismo, y para su sorpresa, vió que la mayoría de los lobos venían hacia dónde estaban ellos. Buena señal, les iba a facilitar las cosas por el momento. Aparte de que Aria estaba siendo sumamente certera con su arco. Sí, arma innoble dónde las hubiera, pero en fin... No era humana.

En cuanto Gerard tuvo el primer lobo cerca, intentó golpearlo, pero no parecía que hubiera tenido mucho acierto al hacerlo. Sí estaba preparado, por si acaso, para protegerse de los mordiscos del animal si este le atacaba.

Al ver que los lobos ya se habían abalanzado sobre nuestra posición, busqué con la mirada al macho alfa que nos había comentado Angran. No fue dificil encontrar a la enorme bestia que dirigía la manada, aunque sería un rival duro de abatir, y más viendo que los disparos de Aria no acababan con los lobos, sino que solamente los herían.

Nuevamente llamé a los vientos de la magia, y nuevamente estos acudieron a mi llamada con lo que comencé a invocar un nuevo proyectil, pero para desesperación mía, el dardo invocado se deshizo sobre mi mano antes incluso de poder lanzarlo

Maldita sea digo refunfuñando mientras doy un golpe de frustación en la cerca que tengo delante.

Justo después, lanzo una mirada preocupada hacia Resha, pues parece que tiene los mismos problemas que yo para logra invocar un hechizo que, a priori, se podría considerar de los más sencillos.

Grii se estaba poniendo nervioso. Y para que un enano se pusiera nervioso tenían que pasar muchos contratiempos. Para empezar, habían dejado un hueco por el que los lobos podrían ganarles la espalda a su linea defensiva frente a la cerca. El bretoniano se había empeñado en dejar ese hueco por si tenía que moverse, pero él tenía la sensación de que no era mas que un recoveco por el que los lobos pudieran colarse y darles mucha guerra. Y para poner las cosas mejor aún, tenían dos magos que se les había olvidado como hacer magia... Vaya panorama... Menos mal que tenían a Aria... Antes de que los lobos llegaran a la cerca gritó al joven hijo del granjero:

-PERO NO VES QUE LOS TIENES CASI ENCIMA?! CORRE A CERRAR ESE HUECO O NOS GANARÁN LA ESPALDA!!! 

Dicho esto bufó y volvió a bufar, profirió varias palabras "bonitas" en Khazalid, y volvió a entrar en estado de meditación.

Jamás debí dejar que alguien que normalmente lucha a caballo y sin cabeza alegando que eso es un combate honorable decidiera como debíamos defender esta posición. Mas aún teniendo que en cuenta que estamos abrumados numéricamente... GRII, ¡ERES UN ESTÚPIDO! 

Dicho esto se dio un par de golpes para "animarse" un poco para lo que venía, sin quitar ojo de los lobos que pudieran colarse por el pequeño pasadizo que había entre la cerca y darles mas de un dolor de cabeza.

Los lobos ya estaban sobre nuestras posiciones, todos mis intentos por canalizar el poder de la magia y ayudar a mis compañeros habían sido infructuosos. Este podía ser uno de los últimos intentos antes de que los lobos estuviesen sobre mi, ese sería el momento de utilizar el bastón y probar su pericia contra la mía.

- Ya es hora de que funciones.

Me concentro como tantas otras veces, vaciando la conciencia de mi misma y atrayendo la esencia de la magia. Pienso en el frío, la nieve y como todo esto aparece a mi alrededor. 

Los enemigos están casi encima, y el asunto se recrudece. Me hubiese gustado liberar un poco más de peligro a mis compañeros, pero parece un tanto complicado con lo que estos animales corren. Así que me centro en seguir tratando de rebajar la sangre con la que tienen que ensuciar el resto las armas, y me apropio de una nueva flecha de mi carcaj, colocándola suavemente en el arco y tensando con el tiempo justo para apuntar a un nuevo lobo. Esta vez, al más grande y probablemente más fiero de ellos. Porque no necesito magia, ni armas complicadas ni una defensa ferrea, solo un buen arco y una poderosa flecha. La cuerda vibra, el proyectil vuela.

-Cuarta flecha. -No alzo la voz, no hace falta. No ha sido un gran disparo, los he tenido mejores, pero no me dirán que no soy certera.

Cuando los lobos se acercaron el vagabundo aferró con fuerza la piedra más grande que tenía. La tierra que desprendía, mezclada con el sudor de su palma, formaron una fina capa de barro en la mano del elfo. Cuandoe stuvo seguro de csu acierto alzó el brazo y lanzó la piedra hacia los animales.

Angran oyó el quejido del animal cuando su piedra le alcanzó en un costado, manchando su pelaje con la sangre de una herida.

Los lobos precipitándose contra las bien posicionadas defensas de los mercenarios se habían encontrado con ninguna posibilidad de cruzar y atacar a los defensores. En una situación normal, eso hubiera bastado para ahuyentar a las bestias, sobre todo por la presencia del fuego; sin embargo algo inusual empujaba a aquellos lobos a atacar de forma completamente irracional.

Mientras que un lobo ya había atacado a Grii sin graves consecuencias, otros intentaban acercarse a Gurnik y a Gerard siendo detenidos solo por el fuego. Aunque su furia y decisión dejaban en claro que no tardarían en intentar algo.

Del otro lado del corral tres lobos se apresuraban a cavar agujeros en las cercanías para poder cruzar ya acceder al lugar donde se suponía habría comida. Curiosamente Resha que se encontraba allí, había logrado usar alguna extraña forma de magia que había generado una amplia área de clima helado. Lo cual para alguien como Gerard era un acto sumamente molesto aunque por suerte no le afectaba, a quien si le afectaba era a Angran a quien realmente lo le afecto fue el sorpresivo efecto del inesperado hechizo.

Viendo que desde esa posición no podíamo hacer gran cosa, a parte de la poca eficacia que estaban teniendo mis hechizos, lanzo una mirada al otro lado de la cerca. Parece que los lobos están cavando un pequeño agujero para entrar.

Dando una palmada a Angran mientras miro a Resha Aquí no podemos hacer nada, vayamos al otro lado para evitar que entren. Si lo hacen todos nuestros esfuerzos habrán sido inútiles. - digo mientras me encamino hacia la cerca.

Según avanzo, recuerdo la facilidad con que los vientos de la magia han acudido a mi llamada, aunque luego los hechizos no hayan sido nada efectivos. Por suerte parece que Resha ha logrado llamar a los vientos del norte, por lo que estará en disposición de ayudarnos.

Cuando estoy a medio camino, vuelvo a intentar reunir los vientos. De nuevo, éstos acuden a mi llamada y me llenan de energía. Con calma, vuelvo a intentar invocar un proyectil de energía y, cuando aparece en mi mano me quedo mirando durante unos instantes, como evaluando si de nuevo va a desaparecer o no. Viendo que esta vez perdura, lo arrojo hacia uno de los lobos que están intentando cavar.

Los lobos habían cargado contra ellos, y el que se encaró con él no parecía ni de lejos el mas listo de la manada. Grii no lo decía por su paupérrimo ataque , sino por haber decidido encararse con el.

Va a tener razón el vagabundo elfo... algo atrae a esas bestias hacia aquí. Maldita sea, no es normal que estas criaturas sean tan valientes.

En ese instante el enano soltó su martillo con furia. Parecía que su golpe no iba a impactar, pero en el último instante su arma golpeo contra el cuerpo del lobo.

-No querías sangre? Ven a por ella!!!!!

El enano esperaba un contraataque del lobo asi que se preparó para su acometida.

Tuerzo el gesto cuando la flecha apenas hace molestia alguna al lobo, pero no me dejo amedrentar por la situación y tomo la quinta flecha del carcaj. La situación se precipita cada vez más, con mis compañeros flanqueados en ambos lados del cercado, pero las barricadas colocadas hacen suficiente como para evitar que se los coman. Y entonces el frío de la noche se vuelve más fuerte, y la piel se me pone de gallina ante la conjuración de Resha atrayendo su hogar sobre este lugar. Nunca he sido muy partidaria de ese frío pues no hace mucho bien ni a plantas ni a animales, y casi me hace sentir un ojo enorme de hielo observándonos desde arriba. Pero como ni soy hechicera ni puedo ver un ojo así, vuelvo a centrarme en el combate con la cuerda ya tensada de manera automática. Preparo el ojo y apunto otra vez al lobo que ya ha recibido una flecha mía, y es como si no sintiese nada.

-Quinta flecha. -La cuerda se destensa, y por un instante casi me parece que voy a fallar por el frío, pero me controlo en el último instante y el disparo va justo donde había apuntado, y más eso que otra cosa. Y esta vez al menos parece haber hecho más efecto que un simple raspón...

La atmósfera empezaba a ser mas fría por muy tensos que fuesen estos momentos, parece que los vientos de la magia empezaban trabajar a mi favor.

- Ahora si que es como cuando estaba en casa. 

Sonrío ante este cambio inesperado. Una vez mas me concentro intentando atraer los vientos de la magia hacia mi. Una vez mas enfoco mi mente para dar forma al hechizo que la magia me permite realizar. Apunto a uno de los lobos con la mano y pensando en un dardo de energía lo lanzo contra él.

¿Nieve? ¿Ahora? Esta humana no sabe manipular el Aethyr.

Angran no era un experto en magia, había tenido una educación imperial, ajena a la cultura de su gente, pero era consciente de algunas nociones básicas de magia, que fluía por la sangre de todos los de su raza y se jactaba de la torpeza humana en ese aspecto.

La magia. Angran se sentía molesto. Había dos magos en su grupo, en cierto modo lo sabía, pero verles en acción era algo que le inquietaba, vista la torpeza de la mujer cualquiera de ellos podría poner en peligro al grupo con una incorrecta manipulación del tejido. Rayos brotaban de la nada para atacar a las bestias.

Vio al lobo líder y no lo dudó un instante, lanzó otra de sus piedras contra el animal. Le dio en una pata.