Partida Rol por web

Las flechas de ambos elfos salen disparadas y parece que dan en el blanco, pero se estrellan contra la cúpula púrpura y no llegan a traspasarla. Los orcos se dan la vuelta y ven a ambos elfos en los árboles.

- Lok' Tar! Thok' kahr! - grita el que va protegido por la armadura de pieles y sus compañeros corren a refugiarse de las flechas, pegándose a la empalizada, lo que les proporciona una enorme cobertura contra las flechas élficas.

el elfo quedo impresionado el maldito campo contuvo su flecha y su precaria manera de ocultarse no soprendio en lo mas mínimo que lo detectaran, el factor sorpresa de disipaba pero el campeón orco aun parecía confundido por la situación, por lo que sin perder el tiempo el arquero toma otra flecha, tensa el arco y pero duda, recalcula la trayectoria y suelta la flecha a las piernas del campeón buscando ralentizar su actuación.

Al parecer el plan estaba echándose a perder. No sabía que había ocurrido exactamente con el chaman tras el asalto sorpresa, pero pensaba ceñirse a lo planeado. Si preferían quedarse encerrados en el fuerte lentamente también les favorecía, aunque ardía en deseos de destrozar orcos.

-¿A qué esperan? ¿¡Que mierda de orcos son estos!? -Bufó impaciente.

La flecha de Dagor se clava en la pierna del campeón orco. Su movimiento se ve entorpecido y casi no puede avanzar.

Llevado por la rabia se arranca la flecha con sus propias manos y la lanza fuerte contra el suelo, escupiendola para mostrar su desprecio.

Los acólitos que rodean la cúpula siguen entonando su letanía, ajenos al combate que acaba de empezar a sus espaldas.

Theren vio como su ataque había sido rechazado por la cúpula y eso no le gustó nada, su llamada a los espíritus de la naturaleza no fue fructuoso para intentar dañar a uno de aquellos acólitos, se estaba poniendo cada vez más nervioso por cada error, y eso hizo que su siguiente flecha tampoco diese en el blanco, se mordió el labio cabreado...

No puede ser, debes concentrarte más, de lo contrario tus compañeros sufrirán las consecuencias...

Tras el nefasto acercamiento a la empalizada para no ser detectados, nos colocamos tal cual habíamos dicho en la estrategia. Todo estaba a punto de comenzar, las flechas volaban por encima de la empalizada y alcanzaban a los enemigos, los cuales no parecían detenerse ante el dolor de las flechas por los ruidos que se escuchaban tras la empalizada.

Ilena estaba impaciente, poco o nada le interesó el que no fueran sigilosos, le cabreo el no saber el idioma en el que cantaban los enemigos, tendría que ponerse a la tarea de aprender idiomas para su siguientes misiones... en fin, no habían abierto la puerta y eso le daba pie para divagar, solo quería entrar y que su espada probara sangre en honor a su diosa.

Mierda, urracas lloricas ¿porque no abren para patearles el trasero?- espetó mientras se posicionaba.

Zanros golpea con fuerza la puerta, pero ésta no cede. Tan solo se astilla un poco. 

Desde dentro se siguen oyendo los cánticos y lo que parece ser una burla o una provocación:

- Lok'narus, lok'har! Aú! Aú! Aú! - gritan los guardias al unisono golpeando con fuerza la empalizada y entrechocando sus armas para hacer ruido.

el elfo rápidamente ve como campeón se arrastra buscando refugio, veloz como el mismo saca 2 flechas y las tensa en su arco y sopesa la inclinación de la caída, ve como un guardián lanza esos extraños insultos peor antes de darles la posibilidad de reaccionar, salen disparadas como estrellas fugaces sobre sus cuerpos la flecha que impacta en le campeón se clava en su clavícula producto de la pendiente mientras la otra impacta en el punto ciego de la muralla.

señores el fuerte les aguarda, avancen dice el elfo con un gesto serio esa empalizada tenia una función y algo le decía que no era solo mantener fuera los atacantes, tenia un mal presentimiento.

El enano se mantuvo paciente. Era fácil ordenar un avance cuando se estaba en la retaguardia. Por su parte esperaría a que se abrieran las puertas para atacar o entraría en grupo, esperando junto con Zanros e Ilena.

La flecha de Dagor impacta en el campeón orco, que ruge de dolor. El susodicho orco se mueve hasta ponerse pegado a la empalizada y así evitar ser blanco de las flechas. 

Los encapuchados siguen con sus cánticos y su extraño ritual...

Theren se concentraba en su objetivo después de varios errores por su parte, mientras su compañero iba dañando a los que avanzarían hasta la empalizada, pero la mente le decía que aquellos cánticos no presagiaban nada bueno, debía de acabar con aquellos antes de que fuera demasiado tarde...

- Acabemos con los cánticos Dagor, antes de que sea tarde!!!

Tras el fiasco de intento de abrir la empalizada - joder... ¡con lo fácil que hubiera sido darle un empujoncito para el otro lado!.... - hago uso de toda mi fuerza, pues con el golpe anterior lo único que conseguí fue atrancar la puerta más de lo debido, y me dispongo a abrirla.

Giro mi cabeza hacia ambos lados y miro a mis compañeros haciendo un leve gesto con la cabeza de asentimiento - Se que sabréis interpretar mi mirada.... ¡al ataque! - Justo en el momento en el que la empalizada se abría, uno de mis pies rozó levemente el suelo haciendo que la tierra que había a nuestro alrededor se apartara de nuestro lado, como una onda expansiva, haciendo que nuestras fuerzas crecieran en un instante - Arrearles con todo lo que tengáis... ¡YAA! - comenté cuando abrí la empalizada y dejé a la vista nuestros cuerpos y los de nuestros enemigos.

Una sensación de euforia invadió su cuerpo, en gran parte por las runas de su compañero. Cuando vio al que debía ser el campeón orco le pareció estar rememorando aquellos tiempos que lucha como guardaespaldas contra las hordas orcas. Sus camaradas eran otros totalmente distintos, en la vida habría imaginado que lucharía hombro con hombro con elfos, pero sentía la misma responsabilidad y no cometería el mismo error con ellos.

-¡Ya eres mio orco!- Bramó eufórico, la runa de su frente brillo con luz dorada y sus ojos se encendieron con luz divina, había desatado la runa del fuego eterno, el blasón de su Orden. Pronto esa misma energía se extendió por su arma, estallando en llamas deslumbrantes antes de descargar el golpe, pero el arco fue demasiado amplio y notó como cortaba el aire en lugar de el abdomen del orco. Tras eso retrocedió un paso para comprobar si había sido herido, aunque fuera levemente. Aún así estaba seguro de poder abatir al orco y le invito a acercase a él para batirse en duelo.

-¡Ven! ¡Esto es entre tú y yo!

Abierta la puerta Ilena inicio su ataque con fiereza aunque desordenadamente y eso podría costar o no en un futuro a la vengadora, su espada iba de un lado al otro en busca de la sangre orca.

Mueran malditos y saluden a mi reina de mi parte, gruñó la semielfa, iba a dar todo de si para acabar con sus enemigos y no tendría piedad, esperaba que dieran una buena pelea para que no se dijera de ella que se aprovechaba de los débiles si no que ganaba ante los fuertes.