Partida Rol por web

Theren apunta con su arco y dispara una certera flecha contra uno de los acólitos que están en la cúpula. La flecha se clava en su espalda y el suelo se llena de punzantes espinas a su alrededor.

Zanros se encarga de abrir la puerta y Keldron e Ilena blanden sus armas, pero los orcos estaban preparados y consiguen zafarse con mayor o menor éxito de ambos atacantes.

El chamán dentro de la cúpula continúa con sus cánticos y empieza a ejercer un extraño baile frenético, moviendo cabeza y brazos como si estuviese sufriendo convulsiones.

Los orcos de la puerta no tardan en reaccionar y comienzan a repartir amor a golpe de hacha. Un consigue herir al enano y otro amenaza con cortar la tersa y suave piel del sacerdote rúnico.

El arquero sonríe al ver los estragos de su disparo al campeon, y al escuchar las palabras de su colege, afirma lo tengo saca otra de sus flechas y tensa el arco mientras se estira la cuerda, sopesa la distancia y saborea el viento, suspira y un proyectil sale con estruendo, la flecha viaja rápida directa y mortal e impacta de lleno en la espalda del acólito que arrojado al interior de la cúpula arcana.

resistan guerreros que no pase uno solo. dice el arquero mientras prepara un puñado de flechas, en cuanto caigan 2 acólitos debemos prestar apoyo a los demás dice a theren que dispara desde su árbol vecino

En condiciones normales Keldron habría salido mal parado, pero cuando daba el primer golpe era una avalancha sin control. Aceptó el duelo contra el nuevo oponente.

-¿¡Ese fue tu mejor golpe!? ¿¡y te haces llamar orco!? -El enano parecía estar en un estado berserker y blandió su hacha con gran fuerza pero con poca precisión, cortando el espacio que había entre los dos. -¡Ven para que te destripe como a un pez!

Dagor consigue abatir al primero de los acolitos y veis cómo la zona de la cúpula se hace más pequeña.

Los acólitos mantienen sus cánticos. El orco con el hacha gigante blande su arma y descarga un potente tajo, trazando un mortal arco en vertical, con la intención de partir por la mitad a Zanros.

Theren vio como su compañero desde el árbol le hizo caso y acabó con la vida de uno de los acólitos aquel que el ya había herido, eso le sacó una sonrisa de satisfacción, y más al ver que la cúpula parecía hacerse más pequeña, dedujo para si que eso debía ser por la caída del acólito así que suponía que si caían los otros dos, seguramente cedería y podrían acabar con el chamán...

- Bien hecho, Dagor...

Estaba concentrado en los acólitos cuando por el rabillo del ojo pareció ver caer a uno de los suyos, su mirada fue directa al grupo de combate y efectivamente, se les estaba poniendo las cosas complicadas...

- Sigue con los acólitos, intentaré ayudarles...

La flecha que tenía preparada empezó a apuntarla hacia el campeón mientras con voz susurrante pedía a los espíritus que iluminaran al objetivo ayudasen a sus amigos, con un fogonazo la flecha salió disparada contra ese gran orco el cual recibió el flechazo de lleno, este al impactar soltó  motas  primigenias de luz iluminando al orco  y desconcertando a los enemigos que estaban cerca.

El flechazo de Theren impacta de lleno en el orco del hacha gigante. Éste grita de dolor y sus ojos se inyectan en sangre. Furioso blande su hacha en un arco horizontal y raja a la bella semi-elfa que no consigue apartarse de su trayectoria.

Todo ocurrió en fracción de segundos, pero cuando miró por encima de su hombro pudo sentir como el campeón tensaba los músculos para descargar un brutal golpe sobre su compañero. La situación se repetiría y sin sanador el grupo estaba condenado a morir. Agarró del cuello de la camisa a su compañero y tiró de él sin pensarlo, intercambiando sus puestos y recibiendo el brutal golpe en su lugar. El golpe descendente quebró la armadura y llegó a la carne, tal fue el corte que el enano vomitó sangre sobre la barba.

El orco le miraba sorprendido, había resistido su golpe y ahora Keldron respondería del mismo modo.

-¿Por cuanto más pretendes ignorarme?- dijo con una sonrisa forzada por el dolor- Deja que te devuelva el favor.

Tras abrir esa maldita puerta, el combate empezó a lo bestia. No nos dió tiempo casi a reaccionar cuando ya teníamos a todos los enemigos listos para aniquilarnos, ¡pero nosotros no íbamos a ser menos! íbamos a luchar hasta el fin de nuestra existencia, la cual, no sabía yo que me quedaría tan poca.

No lo vi venir, alguno de los enemigos caía a merced de las flechas de nuestros diestros arqueros que estaban perfectamente apostados entre la maleza, y de repente noté un gran reflejo de la poderosa arma que portaba el campeón que estaba luchando contra nosotros y unos instantes después, un fuerte tirón me desplazó alejándome del terrible resultado que podría tener el impacto de esa arma sobre mi.

Gracias a Keldron, conseguí sobrevivir para luchar un rato más - Maese enano, te estaré eternamente agradecido por la maniobra que has hecho... - pensé mientras veía como el enano era capaz de soportar semejante impacto de tan poderosa arma.

Me coloqué raudo y veloz junto a mi compañero y comencé a dibujar runas en el aire, las cuales comenzaron a brillar haciendo que mis compañeros se volvieran más poderosos y que tuvieran más posibilidades de lograr el objetivo, que no era otro que el de acabar por lo menos con el bruto.

Ilena queda maltrecha, el ataque del campeón fue bastante fuerte y ella entendió que debía mermar sus ataques y permitirse tomar un segundo aliento  y pensar con calma, su siguiente objetivo sería el campeón orco, nada mejor para hacer flaquear la moral del enemigo que acabar con el más grande. 

El ritual prosigue y la pila de huesos empieza a elevarse, formando un torbellino en el interior de la cúpula mientras el chamán orco no para ni un momento de recitar.

Los orcos combatientes, decididos a proteger la entrada al fuerte, no ceden ni un milímetro de su espacio. Mientras que el más rezagado, hasta ahora a salvo de las flechas elfas, se mueve hasta cerrar el paso al interior de la empalizada formando un muro con sus camaradas de armas, otro de los orcos da un paso rápido y se coloca a la espalda de Zanros. Es entonces cuando empiezan a llover los golpes de hacha sobre el sacerdote rúnico.

El efecto de la flecha tirada por Theren no parece entorpecer los ataques y tan solo uno de los orcos falla por verse deslumbrado. Pero los otros dos que tienen flanqueado a Zanros consiguen incapacitar al sacerdote rúnico. Por otro lado, el otro orco guardián entierra su hacha entre las costillas de la bella Ilena, cortando armadura, piel y músculos. 

Al ver el movimiento del guardia, rápidamente hago una finta con mi lanza, pero la cosa no sale bien. Hago volar la lanza para impactar sobre el cuerpo de mi enemigo, y lo único que consigo es eso, que la lanza vuele y silbe sin llegar a encontrar ningún obstáculo.

Rápidamente y casi sin darme cuenta, me encuentro totalmente rodeado y a merced de los enemigos - Vamos Zanros, esquiva como nunca lo has hecho.... ¡¡por ahí no que te comes el golpe!! ¡¡¡¡el otro viene también por el otro lado....!!!! - y prácticamente sin percatarme de lo que ha llegado a pasar, me encuentro esturreado en el suelo, como si Eduardo Manostijeras me hubiera hecho una sesión de peluquería borracho, con tanto hachazo sobre mi lindo cuerpo.

Justo en el momento en que mi cuerpo estaba desplomandose conseguí meter una de mis manos en el bolsillo en el que tenía la moneda, que tan agradablemente, nos había dado Loken y con los dedos comencé a acariciarla.......

Los orcos eran mejores combatientes de lo que habría podido imaginar, prueba de ello era les habían bloqueado el paso y la astucia de centrar sus golpes sobre el sacerdote rúnico para pribar al grupo de sus sanación y ventajas tácticas. Keldron estaba. El estres y cansancio empezaban a hacer mella en el enano, tanto que al intentar golpear al orco trazó un gran y torpe arco con el hacha que solo cortó el espacio vacío entre él y el campeón. Parecía estar condenado a fracasar y morir con deshonra, pero por lo menos centraria la atención del orco sobre él.

-Tú... Sucio orco... ¡Esto es entre tu y yo! -Grito con rabia contenida, pero sin dejar que esto nublara su buen juicio y acudiendo rápido al lado de su compañero caído.

-Zanros, levanta de una vez ¡Por Moradín que no permitiré que mueras!

maldición gruño furioso el arquero, desatendio el consejo del elfo y al ver el momento de debilidad de sus camaradas saca cuatro flechas que con vertiginosa velocidad despliega sobre los cuerpos de los enemigos, el maldito campeón logra desviar la flecha, mas los otros guardianes al parecer no tiene la misma suerte.

valor Viento rúnico dice solemne mientras busca nuevas flechas en su carcaj, There, DISPARA CON TODA LA ARTILLERIA levanta la voz al ver como caía el sacerdote runico

La andanada de flechas que tira Dagor erran en su mayoría, hiriendo tan solo a uno de ellos.

El campeón, iracundo y hostigado por el enano, hace caso al desafío de Keldron y da un paso adelante y blande su gigantesca hacha en un doble corte en forma de X. El enano lo ve venir pero poco puede hacer por zafarse de semejante ataque. El primer impacto resulta brutal y deja a Keldron muy malherido, pero el segundo golpe termina por tumbarlo y dejarlo noqueado y perdiendo gran cantidad de sangre.

La armadura estaba abollada y quebrada. No hacia falta mucha imaginación para saber como estaba el cuerpo del enano. Aun si sobrevivía tendría en el torso una gran cicatriz en el pecho. Contra todo pronostico se mantuvo en pie como pudo, pero gracias a la ayuda de su hacha como apoyo.

-¡ATACAD AHORA CON TODO!- Gritó con la poca fuerza que le quedaba. El campeón orco había caído en su trampa, o eso esperaba que fuera, pues al enano no le quedaban mas tácticas militares.

Ilena no perdería en una pelea hecha solo para entretener, no temía a la muerte pero no había tomado la moneda por capricho, aún tenía una misión que cumplir y estaba fuera de esa edificación, sin embargo no eran bagatelas lo que jugaban ella y sus compañeros por lo que convencida firmemente de su fe , oró mentalmente a su diosa y pidió su ayuda.

El campeón orco era el que más daño causaba y eso era aprovechado por los guardianes, si el perecía los otros se la pensarían dos veces antes de seguir atacando, por lo que toda su fuerza se dirigió contra ese ser.

!Muere¡ gritó a pesar de su dolorosa condición y envió el ataque con su querida Violadora.

La situación que veía desde el árbol empeoraba por momentos, veía como sus compañeros no podían hacer frente aquel grupo de orcos y podían caer de un momento a otro, así que se concentró lo máximo que pudo para intentar acabar con la vida de aquellas malditas criaturas... 

Se concentró mientras llamaba a los espíritus de la naturaleza, cerró unos instantes los ojos para visualizarlos. al abrirlos unos murciélagos translucidos revoloteaban encima suya, ese era el instante adecuado, disparó su flecha que nada más salir fue perseguida por los murciélagos que ala alcanzaron y revolotearon al rededor de ella y para llegar a su objetivo, esa flecha pareció dividirse en cinco y se lanzaron a los enemigos junto a los murciélagos, algunas dieron a las criaturas pero los murcielagos continuaban revoloteando ahora molestando y entorpeciendo a los orcos...

Theren sabía que aquello no era suficiente, por ello ya había lanzado una segunda flecha en dirección al campeón, mientras pedía a sus espíritus que le ayudara, la flecha alcanzó de pleno al gran orco con un gran impacto, al hacerlo empezaron aparecer enredadera de espinas a su alrededor...

Theren se sintió orgulloso, aunque no las tenía consigo de que aquellos funcionase como esperaba...

Había sido resucitado ya dos veces gracias a dos prodigiosas intervenciones del enano, la luz blanca que había al final del túnel no me llegaba a acoger como los enemigos se habían propuesto en serio. Tan en serio se habían propuesto que todos nos desplazáramos hacia la luz, sobre todo el más grande de todos, que los ataques eran contundentes y devastadores para nosotros, ni siquiera el enano podía detener semejantes ostias.

Estaba recuperando el aliento por segunda vez cuando repentinamente, el campeón volvía a blandir su arma y asestaba un golpe fatal a Keldron, el cual aguantó como un jabato aquella embestida. Sangraba por donde la vista alcanzaba, pero eso no lo detuvo y aguantó de pie junto a su enemigo mirándolo fijamente a los ojos.

Había que matar al jefecillo de la jauria de enemigos que estaban esperándonos en la puerta, pues seguramente los demás correrían o se amedrentarían al ver nuestro poder - Me habeis enviado dos veces al otro mundo y no te ha valido de nada... ¡Siempre volveré para acabar contigo! -