Partida Rol por web

- El Gran Mestre... uh.. ungfff... que resultó ser un vulgar aprendiz. Sí. Hice muchas cosas para él... muchas... por eso ahora estoy aquí. Me prometió que me protegerían, que... ungggg... me darían lo que yo quería... y lo hicieron. Pero ellos, oh, ellos siempre piden... gnnnn... más a cambio. Creí que Santellán era un rey y... annngggg... resultó ser un bufón. Y todos lo pagamos. Me consuela saber... nnnggg... que él pagó primero.

Guardó un momento de silencio durante el cual los detectives llegaron a creer que se había desmayado.

- La rusa... ngggh.... la dama rusa... la recuerdo... porque ella no era... ngggg.... lo que fingía ser... oh, no, ella era uno de ellos. Por eso le dimos... ngggg... los papeles... hubo que hacer cosas, siempre había que hacer cosas para que las casualidades... aaaaggg... sucediesen... heheheheheheheeeee.... sangre y vísceras, la moneda...

Aldara se mostró fría, le costaba pero era más que capaz de hacerlo, luego ya vomitaría en el baño...- Es decir, por lo que nos está diciendo, pertenecen a una especie de logia anclada en un pasado y usted fue brazo ejecutor de los deseos de un impostor o similar...a cambio le dió años y años para quedarse aquí pensando en él, fantástico.

- Todos vivimos engañados... ngggg... pero al menos yo he visto la Realidad... aahhhh... vosotros ni siquiera eso... sois ratones ciegos en un laberinto que no comprendéis porque ni siquiera llegáis a intuirlo... heheheheeee...

- El de las cadenas en una ratonera eres tú...señor perspicaz... tras un resoplo ...además no necesitamos ver mucho, solo escuchar lo que necesitamos.

La duda de si Aldara estaba provocando  aquel despojo humano se instaló en la mente de Gustavo. Do otro modo no entendía porqué entraba al trapo de aquellas estupideces conspiranóicas. Aquel pobre diablo tenía mucho tiempo para pensar y muy poco cerebro para hacerlo. Si eso, junto al hecho de haber cometido ciertos crímenes de naturaleza horribles y permanecer encerrado en condiciones infrahumanas, no son ingredientes suficientes para acabar como un cencerro... nada lo sería. De cualquier modo Gustavo sentía un profundo desprecio por el tal Isolino y, sin embargo, aquello no le llevaba a un enfrentamiento ni siquiera en el plano dialéctico. Quería obtener algo de información... un hilo del que tirar... y huir de allí y hacer como que nunca llegó a pisar aquella repugnante celda. Así de simple.

- Ella... la rusa. Dices que era "uno de ellos". ¿De quienes según tú, Isolino? Y, ¿qué pinta la niña en todo esto? Adelaida... ¿cuál es su papel?

- Jajajaja... nunca hubo niña...- dijo el espectro desde las sombras - Adelaida no era más que un nombre comprado... La niña murió... ngggh.... justo cuando ellos lo... hehehe... necesitaban... De eso se encargaba Santellán... de mantener... nnnggg... el engaño... Supongo que ellos preferían... heheheeee... no malgastar su magia en nimiedades... ¿Os enfrentáis... a Adelaida? Es probable... ngggg,, que no sepáis el peligro que corréis...

Se calló un momento.

- Sacadme de aquí... trasladadme... heheheheeee... y os ayudaré.

Me giré hacia Gustavo y le susurré al oído, ya cansada...- Creó que es la primera vez que en este trabajo siento el impulso de darle un puñetazo a alguien en el centro de su cara, ¿acaba de decir que Adelaida la muerta es la peligrosa pero que no había niña?...

El agente casi tuvo que aguantar una risa al comentario de Aldara. Realmente aquel tipo llenaba de violencia toda la estancia. Aquel despojo humano no hacía otra cosa que provocar que cualquiera que pasase por su lado tuviese unas irrefrenables ganas de golpearlo.

- Una cama... una ventana... incluso una ducha... No suena mal, ¿verdad? Una celda... normal. ¿De verdad crees que la mereces?

La pregunta quedó flotando en el aire. Gustavo no quería hacerse el duro ni el interesante pero la sola idea de malgastar un solo euro de los contribuyentes en tener a aquel ser mínimamente cómodo le repugnaba.

- Te cuento... tu no existes. No constas en ningún registro de presos de ninguna cárcel o pabellón psiquiátrico. Lo único que quiero es salir de esta apestosa sala y olvidarme de que existes. Y, ¿sabes qué? Que eso te conviene. ¿Quieres saber por qué...? Porque Adelaida, la niña, ha sido asesinada y descuartizada. Parece que alguien está resolviendo eso que quedó a medias años atrás. Eso en lo que el Doctor Santellán se metió de cabeza y que, al parecer, no quedó cerrado del todo. Algo en lo que tu estás metido...

La amenaza estaba flotando en el aire. Gustavo había hablado con calma... apenas sin intención. No quería que aquello pareciese un speech de un mafioso de Holywood pero lo cierto es que si aquel tipo tenía algo que decirles sólo quería oírlo y marcharse. Y olvidarse de verdad de dónde había obtenido aquella información. Ni siquiera la codificaría en un informe oficial.

- Regresamos a Madrid en cuanto salgamos de tu asqueroso cuarto. Si tienes algo que decir habla y déjate de circunloquios, Isolino. Si me convences de que no estás definitivamente loco... que no estás jugando a Hannibal Lecter con nosotros me encargaré de que tu vida siga siendo igual. Imperceptible. De lo contrario aparecerá un artículo en prensa denunciando las condiciones de algunos psiquiátricos. Y entonces esos mismos que desmembraron a Adelaida como una carta del tarot vendrán a por ti. No tardarán en localizarte.

Gustavo aguantó la respiración... usar la propia paranoia del reo era una estrategia sórdida y desesperada pero no podía pretender una conversación racional con quien hablaba de magia y malignidad con aquella soltura.

Hubo un largo silencio que, finalmente, fue interrumpido por una sonora aspiración de aire:

- Hssssssss... ¿alguien ha descuartizado a un Carcelero?... ghnnnn... Oh, oh... Shhh.... ¿Quién? Alguien del Eliseo... shhh... no cabe duda... Porque ellos no resuelven sus rencillas en nuestro mundo... ooooh... gnnn... ¿Eso no lo vieron venir? Entonces... aahhh... la Mentira no es tan poderosa como dicen...

Otro nuevo silencio:

- Sacadme de aquí... nggg... metedme en la peor celda del peor pabellón psiquiátrico de Madrid y os ayudaré... pero lejos de Romeo, fuera de su alcance... nggggg... Yo tengo mis contactos... hehheheeee... en el Otro Lado... Sin mi ayuda no llegaréis a ningún lado... ngg... si alguien ha logrado hacer caer a un Carcelero... oh, sí... puede que otros lo sigan... y ellos no lo permitirán... hehehe.

- ¿Y por qué Madrid Isolino?...podrías haber dicho otro sitio, muchos en este país, o incluso que sé yo...por pedir otro país...pero prefieres estar en la peor cloaca de un sitio específico...¿qué tenemos que saber sobre eso?...

Gustavo hizo un gesto con la mano a Aldara para que no desviase la atención. En verdad el agente estaba convencido de que el reo pedía que lo sacasen de aquel lugar... de estar bajo la custodia de Romeo. La relación entre ambos seguro que había sido cuanto menos tormentosa.

- Quienes son los Carceleros... aclárate o me voy. Me estás cansando Isolino. Tengo seiscientos kilómetros por delante y quiero salir cuanto antes y hasta ahora no me has dado nada para pensar que eres alguien de utilidad. Solo hablas de estupideces y vaguedades... no eres más que un chiflado y yo no tengo tiempo para ti. ¿Qué es el Otro Lado...? ¿Quienes son tus contactos...? Más aún, ¿cómo vas a tener tú contactos si llevas décadas encerrado en esta cloaca?

Las preguntas se sucedieron como los golpes en una paliza. Gustavo estaba perdiendo la paciencia. En cualquier otra circunstancia habría mantenido el tipo pero Isolino le sacaba de quicio a un nivel que no era capaz de expresar pero que le afectaba de forma evidente.

- ¿Cómo mierda voy a hablar con mi superior para solicitar tu traslado si lo único que tengo son sinsentidos...?

Gustavo había llegado casi al grito. A un nivel de violencia verbal importante. Pero se contuvo. Respiró hondo y se preparó para abandonar la sala. Sólo un par de pasos hacia la puerta y una nueva respiración.

- ¿Sabes cuál es tu problema...? Que crees que puedes negociar. Crees que tienes algo en tu haber. Pero tu debe está rebosante... eres inexistente, insignificante, llevas años en un psiquiátrico y no riges. Si quieres que considere trasladarte dame todo lo que tienes y reza para que sea suficiente.

- Nsssshhh... ¿Qué sabéis de Adelaida? ¿A dónde os llevaron... ngggh... vuestras investigaciones? - tosió con fuerza - Uh... no os subestimo... llegasteis aquí, a mí... heheheeeehe... ¿una corazonada quizás? ngh... Pero de ella no sabéis nada ¿verdad? un lienzo vacío, sin historia, sin pasado, sin futuro, sin... nghhh... lazos en este mundo... Ella era un Carcelero... nghhh... ¿y alguien les está dando muerte? Oh... nghh... es cierto... aquí así no sé mucho más... no os valgo de nada... pero da igual... volveréis cuando las preguntas se os acumulen... solo que... nghhh... puede que yo ya no esté aquí o quizás no pueda hablar... ahora mismo no solo ese demente... ngggh... del otro lado me amenaza... cuando los Carceleros sepan que hablé con vosotros... nggghh... oh... quizás esto sea el paraíso comparado con lo que me espera... heheheheeeee... o a lo mejor me dan la recompensa prometida por mis servicios... nggggh... si he de correr el riesgo lo haré... ngghh... ¿lo haréis vosotros? ¿os arriesgaréis a perder la única... nggh... voz que os hablará de la oscuridad? Heheheheeee....

- Sin resultados, pues sí, hasta la oscuridad necesita de resultados...de seguro alguien con tu capacidad sabrá como darnos algo interesante sin necesidad si quiera de desvelar más de lo debido...¿verdad Isolino?... intentar hacerle picar era lo único que parecía resultar para avanzar, los nervios se me acaban y en general el tiempo escasea.

- Nhhhssss... No hay más para vosotros, jóvenes polillas... heheheheeee... Mi oferta ya está hecha... ngghhh... no tengo nada que perder ¿y vosotros? Hehehehe...
 

Gustavo respiró aquel hedor hondamente. Se debatía... era imposible negarlo. Pero aquel ser no tenía nada que ofrecer. Estaba jugando con ellos. Simplemente eso... estaba echando la moneda al aire y esperaba que le iba a salir bien. Probablemente tuviera algún as en la manga pero había algo que no quería mostrar... un fallo... una carta falsa... una debilidad en su estrategia... 

Afirmaba no tener nada que perder pero no era así... aquel lugar era el mismísimo infierno y Gustavo Cortés no iba a mover un dedo para sacarlo de su suplicio eterno.

- Espero que te lo pases bien con Romeo... - las palabras del policía cayeron como una condena. El puño golpeó la puerta para avisar al oportuno carcelero de que la visita había acabado. Ni un minuto más de su tiempo merecía aquel despojo.

- Que disfrutes de tu decisión...

La puerta se abrió unos segundos más tarde, con el rostro del médico asomándose a través de ella, quien les flanqueó el paso para regresar a aquella sala de calderas oscura.

- Polillas lejos de la luz... nggh.. hehheheeee... vendrán a por mí Romeo... yo mismo los llamaré... heheheheeee...

El doctor no disimuló su mirada de odio al interior de aquella improvisada celda mientras esperaba que saliesen los detectives.

El movil de Gustavo vibró sonoramente en el interior del bolsillo de su chaqueta. Casi estruendosamente. El agente habría asegurado que era casi imposible que allí abajo, en el confín de la humanidad, hubiera una mínima cobertura de datos pero, curiosamente así era. Allá dónde parecía que la sociedad no miraba también llegaba la tecnología como una constante. Extrajo el terminal casi de forma automática y vio los whatsapp que Montalbano y Monteros acababan de enviar. Con ello recordó que él mismo no había vertido ninguna de las informaciones que había descubierto en Galicia en el grupo y, por ende, sus compañeros no podían tenerlas en cuenta. Pero lo cierto es que no estaba del todo seguro de la certeza de cuanto allí había descubierto. Ni siquiera de la verdadera utilidad con respecto al caso. EN presencia de aquel tipo repulsivo tenía la sensación de una extraña embriaguez... de una sensación de equívoco, de duda permanente.

La duda... eso era lo que le mataba a uno.

- Última oportunidad, rata asquerosa... - le habló a Isolino sin ningún tapujo ni intentar disimular el odio que por él sentía. - Spínola... ¿te dice algo ese nombre?

Unos segundos desgranaron el reloj. Apenas una bocanada de aire viciado...

- Piénsate la respuesta bien... no tendrás otra opción de salir de aquí más fácil. Demuestra que eres de utilidad y haré cuanto esté en mi mano.

Pero no lo creía... no creía que fuera a mover un solo dedo por aquel desecho. Y tampoco quería creer que el tipo tuviera verdaderamente algo con lo que comerciar. Aunque, claro... lo que a uno le mata es la duda.

Gustavo retrocedió hasta la sala donde estaba encerrado el prisionero.

- Palos de ciego... heheheheheeee... vais dando palos de ciego cegados por la luz... ngeeee....

La risita cascada seguía resonando en la oscuridad cuando el doctor cerró nuevamente la puerta.