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El Despertar del Mal - I - La Llama Eterna

II - El Templo de la Llama Eterna

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06/05/2015, 00:06
Alétheia

- GLUP, GLUP, GLUP.- Alétheia recibió ansiosa la botella que le ofrecía Rhylen y la bebió con tanta avidez que el líquido se le derramaba por la comisura de los labios, resbalando por la piel suave del cuello hasta el canalillo entre sus turgentes pechos. El Débil debía estar pasándoselo de maravilla alla donde estuviera.

- Tiradas (1)
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06/05/2015, 06:30
Director

Pasado el susto inicial y habiéndose asegurado de que no había más alimañas merodeando el campamento el grupo pudo por fin volver a tenderse sobre sus improvisadas camas. No pasó desapercibido para los jóvenes el estado de embriaguez del veterano Rhylen por lo que decidieron por unanimidad que Hostawen terminase de hacer la guardia nocturna y que una vez clarease la mañana entre las copas de los árboles Sigmund la sustituyese. Dejaron así descansar a la magullada Alétheia en el interior de la tienda de campaña junto al anciano quien, tan pronto apoyó la cabeza en el suelo, comenzó a roncar como sólo un oso podría hacerlo. Sigmund se contentó con el lecho aún caliente que la pitonisa había dejado junto a la hoguera. No pudo evitar éste el mirar con cierto reparo las manchas de sangre que sobre la maleza había dejado Alétheia. Por suerte nada más molestó al grupo durante la noche.

El cambio de guardia se realizó con normalidad. Sigmund dejó que su compañera elfa reposase un poco; antes de que el sol estuviese demasiado alto despertó a los compañeros para que tomasen un frugal desayuno. Durante ese breve rato de esparcimiento en el que recogían el campamento y la pitonisa hacía sus rezos matinales el grupo comentó, ya con la cabeza fría, lo sucedido la noche anterior y los planes de marcha para esa jornada.

Hostawen había previsto que si el tiempo no empeoraba y llevaban un buen paso podrían llegar a alcanzar la cripta antes de que la noche volviese a cernirse sobre sus cabezas. La idea de volver a acampar a la intemperie era algo que ninguno quería volver a repetir si podía evitarse. Así pues, el grupo reanudó el viaje cuando los primeros pájaros comenzaban a revolotear entre las ramas. Todos se fijaron en los hambrientos cuervos que se habían reunido en los árboles cercanos esperando a que los cuatro compañeros se hubiesen alejado para lanzarse sobre los cuerpos de los dos lobos muertos. Dad a la madre naturaleza lo que ella ha criado. Había comentado Hostawen tan pronto dejaron atrás el claro.

El grupo siguió el difuso claro durante un par de horas en dirección a la gran masa de agua conocida como el Lago Gris. a medida que se aproximaban a éste, los árboles se volvían cada vez más delgados y había más distancia entre ellos. Pronto, entre la escasa maleza, divisaron la amplia extensión de hierba verde que precedía a la orilla de la laguna. El Lago Gris permanecía en calma reflejando sobre sus aguas de su orilla las pocas nubes que cubrían el cielo esa mañana. En el centro del mismo la densa niebla aún seguía anclada a éste y la ausencia de viento indicaba que seguiría así durante el resto del día. Obtener un detalle de la orilla opuesta era imposible pero no era eso lo que en un primer momento llamó la atención del grupo. Cerca de la orilla, una forma oscura yacía próxima a las aguas del lago. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

La figura parece un cuerpo decapitado y se encuentra a unos doscientos pies de vuestra posición.

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06/05/2015, 19:44
Hostawen

La elfa contempló la naturaleza en su esplendor durante toda la noche, evitaba mirar los cadáveres de los lobos, su mente se iba hacia el otro lobo. El lobo que ahora sería solitario. Aunque era difícil reflexionar y encontrarse a gusto con los ronquidos del viejo borracho. ¿No había causado ya suficiente daño? Se preguntaba la elfa, para cuando los primeros rayos clareaban las copas de los árboles, Sigmund se levantaba para sustituir a Hostawen, quien optó por "cerrar brevemente los ojos, antes de la desayuno" como le había dicho al joven guerrero. Apoyada en un árbol, no le costó demasiado encontrar la paz en aquel bosque, que tanta paz le confería. La queja que se arremolinaba de varios cuervos despertaron a la elfa. Parecía que los invitados se arremolinaban en torno a la mesa. Ansiosos por despachar a los aventureros y empezar a probar bocado de los lobos caídos. Hostawen se presentó voluntaria de preparar el desayuno. Arrojé parte de nuestra comida a uno de los lobos, quizás debería ir a buscar repuestos... decía algo preocupada. Luego ayudó a Alétheia a cambiarse las vendas. Una vez el desayuno hubo terminado siguieron su rumbo hasta el lago gris, donde encontraron un cadáver. Quizás quieras decir unas oraciones... le comentó la elfa a la chica obesa, quizás eso le quitase brevemente la agresión recibida la pasada noche. La elfa por su parte se puso a buscar indicios de lo que allí había ocurrido. Vació los bolsillos y todo lo que llevara para colocarlo metódicamente junto al cadáver.

- Tiradas (2)

Notas de juego

No robo, ni cojo nada, sólo lo coloco todo a su lado.

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06/05/2015, 22:01
Alétheia

Alé no pasó muy buena noche y le echó la culpa a los ronquidos del Sr. Carsson aunque a los pocos minutos de empezar él a roncar ella le acompañaba como si formaran un dueto. Ella era gruesa y le costaba respirar a veces con su naricilla tan pequeña como un botón por lo que, en cuanto conciliaba el sueño, se le abría la boca pues sus pulmones eran grandes y necesitaban mucho aire. Cuando por fin se levantó estaba mucho más pálida que de normal, de un color cetrino más que lechoso y con ligeras ojeras.

En cuanto comió algo se sintió mucho mejor y agradeció a todos sus compañeros sus cuidados. Se estaban portando muy bien con la Digna Portadora de la Llama Eterna. Asintió a las palabras de Hostawen.

- Sí, el alba es el momento preferido del Débil y debo aprovechar la materia prima antes de que se la coman los cuervos.- ¿De qué hablaba la Pitonisa? Se acercó al cadáver de uno de los lobos y se arrodilló junto a él. Sacó su daga ceremonial y con soltura abrió las tripas del cánido. Metió las manos dentro de las ya frías entrañas y comenzó a revolverlas con gran concentración eligiendo los mejores órganos. El hígado era el que mejor estaba así que lo enterró en la tierra para protegerlo de los cuervos. Era una ofrenda. Se entretuvo leyendo los intestinos, algo desagradable y sucio, pero no vio gran cosa.

- La oscuridad se cernirá hoy sobre nosotros.- Decir frases obvias y vagas era uno de los pasatiempos preferidos de los clérigos del Débil. El olor de las heces del lobo le hizo fruncir el ceño. Tras lavarse, ayudar a recoger y ponerse la armadura se puso en camino de nuevo. Cuando se aproximaban ya guiados pro la buena de Hostawe a las cercanías del lago vieron algo extraño.

- Ve con cuidado Hosta.- La elfa se acercó de manera imprudente a lo que parecía un cadáver decapitado.- ¿Qué será eso Sr. Carsson?- Alétheia parecía obviar pro completo que el viejo guerrero era un borracho. Para ella era la viva imagen de su deidad, la Vejez a la que todos estaban condenados.

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07/05/2015, 00:23
Rhylen Carsson

- Muuuuuuaaaaaaaaahhggg…., gritó desperezándose el viejo guerrero, - Que gran despertar…

Rhylen había sido, y por mucho margen, el último de los integrantes del grupo en despertar. Algo confundido por no recordar en qué momento se introdujo en la tienda a dormir, se incorporó soltando un gran bostezo y estirando los músculos. – Así…sí…, pensaba. El dolor de cabeza por el exceso de vino reinaba en su cabeza irremediablemente, sin embargo, el sonido atronador de los golpes de su vecino arreglando el tejado había sido sustituido por el cantar de los madrugadores pájaros en mitad del bosque. – ¿Acaso pedía demasiado?

De buen humor salió de la tienda entrecerrando los ojos por la luminosidad del sol. Fue entonces cuando las miradas reticentes de sus compañeros hacia él y la herida de Alétheia le hicieron recordar el pasaje de la noche anterior. Nadie comentó nada… y por supuesto él tampoco lo haría. Simplemente tomó algo para desayunar y se interesó por el brazo de la joven pitonisa para darle ánimos. – No te preocupes, pronto sanará…

En ruta de nuevo, el grupo llegó hasta el famoso Lago Gris. Rhylen esperaba a que los jóvenes muchachos tomaran la decisión de rodearlo, sin embargo, una figura en la orilla obligaría al grupo a hacer una pequeña pausa en el trayecto.

- Me temo que se trata de algún pobre desgraciado que ha perdido la cabeza, respondió con frialdad a la pregunta de Alétheia. Acto seguido, Rhylen se aproximó junto a Hostawen al cadáver para indagar sobre lo ocurrido allí. Observó con detenimiento el cuerpo intentando calcular el tiempo que llevaría allí tirado. – Quien le haya hecho eso…podría encontrarse cerca…, sospechaba observando los alrededores. 

- Tiradas (1)
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07/05/2015, 08:41
Director

Hostawen se acercó hasta el cadáver con paso cuidadoso. Era conocido por ella que las riberas de ríos y lagos eran muchas veces elegidas por diversos depredadores para acechar a sus presas cuando estas se acercaban a beber. En efecto, como había supuesto la elfa, aquel desgraciado había sido víctima de un ataque pero éste, al contrario de lo que se habría esperado, llegó en su día desde el agua. Las marcas sobre el barro aún eran visibles pese a llevar llevar, según pudo averiguar por el estado de descomposición, más de un mes muerto. Había sido atacado por una de las grandes serpientes que habitaban el lago gris probablemente cuando rellenaba la cantimplora que yacía a pocos metros de él manchada de barro. 
Reluciendo junto al cadáver y semienterrada en la orilla, descansaba una espada corta de la que aún era visible el pomo.

Cuando la muchacha lo extrajo del agua contempló complacida que ésta no tenía el menor signo de óxido en ella. Era de buena manufactura y aún estaba afilada. Aparte de ello, el desdichado humano únicamente portaba una bolsa de cuero con moneda en su interior. Éstas, para sorpresa de Hostawen y después de Rhylen, habían sido acuñadas en la lejana Tamran, muy lejos de allí, en la región conocida como Nirmathas. No solían verse muchas de ellas en Kassen ya que sus mercaderes no tenían la pequeña villa como uno de sus puntos de descanso habituales en sus viajes comerciales. Las ropas que vestía, junto con las monedas que portaba, indicaban claramente que aquel hombre no era de Kassen. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Hostawen, tirada de supervivencia.

La espada es una espada corta de gran calidad.

La bolsa contiene 87 piezas de oro.

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07/05/2015, 20:40
Hostawen

La elfa sostuvo el arma y practicó con ella. Es de buena manufactura... sentenció enterrándola por la hoja para que cualquiera de sus compañeros la reclamase. Le atacó una serpiente. dijo observando el cadáver. ¿Qué tipo sería? Se preguntaba, la elfa creía que las serpientes devoraban a sus presas tragándoselas, para esto pasaban varios días en el proceso. Miraba con cuidado por si tuviese veneno, luego pudo ver una bolsa de oro. Tamran... dijo delicada al ver de donde habían sido acuñadas. Luego dividió el oro. Aquel tipo por desgracia no lo iba a necesitar más y no podían devolverlo a ningún familiar porque el cuerpo estaba irreconocible, pero si pasaba por Tamran intentaría saber quien era el cadáver para devolverle su oro... Aunque quizás sólo pasó por Tamran y tenía oro de una transacción... La cabeza de Hostawen voló durante unos segundos. Será mejor continuar... dijo taciturna y triste por el cadáver. Espero el borracho no le de por hacer de las suyas. pensó al mirar el cuerpo. O que la sacerdote le arranque el hígado a este cuerpo también... desde luego que grupo más raro...

- Tiradas (1)

Notas de juego

21 oro 75 plata

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07/05/2015, 21:03
Alétheia

Alétheia se fue acercando al cadáver pasito a pasito, siempre protegida por los hombres del grupo.

- Qué destino más horrible, ¿no?.- Dijo cuando Hosta les explicó qué había pasado. ¿una serpiente podía hacer algo así? Arrancar la cabeza de cuajo. Alé tenía demasiado reciente el incidente con los lobos. Ella misma podía haber sido un cuerpo desmembrado, picoteado por los cuervos, abandonada en el suelo húmedo y comida por los gusanos. Le entró un escalofrío. No le estaba gustando la naturaleza.

Con lo bien que estaba yo en el templo.

La regordeta mujer se agachó para desenterrar la espada corta. La lavó en el agua con recelo, por si acaso le atacase alguna serpiente, y luego la secó con mimo.

- Quizá el Débil me otorgue el Don para Ver lo que ha sucedido con esta alma desafortunada.- Tras toquetear la espada sin más resultado que imprimir sus huellas dactilares en su filo se dio por vencida y se la tendió a sus compañeros.- Puede que os venga bien.- Aceptó el dinero que le daba Hosta y decidió probar suerte con él más tarde.- Antes de partir déjame hacer un pequeño ritual ya que no tenemos tiempo para enterrarlo en condiciones.- La Pitonisa se puso dramática. Eso parecía al menos. Movía mucho las manos, la voz le salía profunda y gutural, escribía signos extraños con tiza sobre el cuerpo pero algo decía que no era realmente efectivo.- Listo. Con esto les será más difícil a los nigromantes levantar el cadáver descabezado para perseguirnos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

21 oro 75 plata

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08/05/2015, 03:01
Sigmund

La noche en el campamento pasó tranquila después del episodio con los lobos, Sigmund finalizó la guardia y ayudó a preparar el desayuno mientras desperezaba sus músculos, finalmente empezó a vestirse con la impecable armadura que había limpiado la noche anterior, aseguró sus botas, limpió su cadena y se dispuso a ayudar a recoger el campamento. Le dedicó una mirada de extrañeza a la robusta pitonisa cuando ésta comenzó a hacer unos extraños rituales con las víceras de los lobos caídos. -Por más extrañas que parezcan, mi misión es protegerlas, debo demostrar que ya soy un hombre- Pensaba cuando el grupo caminaba a travez del bosque guíados por la tímida Elfa Hostawen.

Después de un tiempo de camino pudieron divisar el lago Gris en todo su esplendor, pero entonces la figura de un hombre decapitado llamó la atención de los compañeros, Sigmund permanecía siempre junto a Aletheía y Hostawen, mientras observaba a su alrededor manteniéndose alerta. Al escuchar las deducciones de la joven exploradora su mirada se fijó en el lago -Serpientes?- Susurró, ¿como una serpiente podía decapitar a alguien así y no llevarse el resto del cuerpo para alimentarse?, algo allí no andaba bien. -Continuemos con nuestro camino, algo en este lago no me da buena espina...- Le hizo saber a los demás mientras tomaba uno de los montones de monedas que Hostawen había apilado para ellos. -Manténganse alejadas de la orilla señoritas- 

 

Notas de juego

21 oro, 75 plata

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08/05/2015, 07:37
Director

El grupo dejo al cadáver en el lugar donde lo habían encontrado porque vieron que aquello sería la opción más sensata. Era mejor no merodear mucho más por aquella zona puesto que si se daba el caso de que esa serpiente aún frecuentaba ese lugar sería difícil evitar un combate con ella. Seguramente el cuerpo todavía seguía sin haber sido devorado por los carroñeros debido a la acción del veneno que el reptil habría dejado en su interior. Todo parecía indicar que si la serpiente no lo había engullido era porque no eligió al desdichado humano como una presa si no que lo vio más bien como una amenaza. Sea como fuere poco más podían hacer allí. 

El mapa que el alcalde había entregado a Hostawen los llevó por la orilla derecha del lago gris adentrase en la profundidad del bosque de Fangwood. La mañana transcurrió tranquila a pesar de la pesada lluvia que se cernía sobre ellos. Las gotas de agua que se acumulaban en las altas hojas de los árboles, caían pesadamente sobre sus cabezas dando una mayor sensación de chubasco de lo que realmente había. Los árboles eran cada vez más ancianos y retorcidos a medida que se abrían paso por la senda que Hostawen había elegido como la correcta. Pasaron tres largas horas hasta que el grupo llegó a las inmediaciones del valle donde la Cripta de la Llama Eterna. Se encontraban en la zona conocida como la Garganta de la Serpiente, un descenso serpenteante y traicionero por la empinada cara norte del valle. 

 

 

 

Notas de juego

Descender toma media hora a un ritmo normal.

Son 3 pruebas de trepar CD 10 para evitar rodar pendiente abajo.

Si decidís hacerlo a un ritmo más lento, os llevaría una hora alcanzar el fondo del valle, pero ganaríais un +2 de circunstancia a la prueba.

Las cuerdas así como el equipo de escalada otorgan otro +2 de equipamiento a la prueba.

 

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08/05/2015, 21:05
Alétheia

¡Tres horas caminando! Alé ya no podía más cuando llegaron a la Garganta de la Serpiente. Si no se equivocaba no les quedaría mucho para llegar hasta la cripta.

- ¿Tenemos que bajar por ahí?- Dijo abriendo los ojos como platos y poniendo cara de dolor cuando se tocaba el brazo izquierdo aunque estaba totalmente recuperada.- No creo que pueda...- No. Tenía que hacerlo por Kassen.  Se sentó meditando sus posibilidades y se encomendó al Débil.- ¡Qué se haga la voluntad del Viejo!- Y para que éste estuviera contento Alétheia comenzó a quitarse con parsimonia la armadura. Aflojó las correas de la pechera liberando de su presa su generoso busto. Sudaba como un gorrino y su vestido humedecido por el sudor se le pegaba al rechoncho cuerpo marcando su figura. Cuando hubo acabado indicó a sus compañeros que estaba lista y tendió su cuerda de seda a Hostawen.- Toma, cualquier ayuda me vendrá bien.

 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Me quito la armadura.

Usamos cuerda y yo voto por tomarnos el tiempo necesario. 3+2+2=+7

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11/05/2015, 07:46
Rhylen Carsson

Tras abandonar el cuerpo decapitado y con ello cualquier posibilidad de un enfrentamiento sorpresa con alguna de las criaturas que morase el lago, el grupo decidió avanzar en su trayecto.

Tras varias horas de recorrido, Rhylen ya buscaba el momento para dar otro lingotazo a su botella de vino a medio acabar. No obstante, prefirió dejarlo como recompensa personal tras el nuevo obstáculo que se les presentaba: el descenso de la Garganta de la Serpiente. Cada uno de los aventureros tendría que poner los cinco sentidos en aquel traicionero paso si no querían caer rodando pendiente abajo.

Rhylen, consciente que con la armadura equipada sólo podría complicar la tarea, decidió despojarse de ella al igual que la pitonisa. Con sumo cuidado fue descendiendo asegurando la cuerda con cada palmo que avanzaba. Por suerte para el guerrero el descenso fue más placido de lo esperado y ahora sí podría cobrarse su merecida recompensa mientras el resto de sus compañeros llegaban hasta su posición. – ¡Salud!

- Tiradas (3)
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11/05/2015, 15:17
Sigmund

Cuando la pitonisa del Débil terminó de hacer los improvisados actos fúnebres para el desconocido cadáver y después de haber recogido algunas de sus pertenencias, finalmente continuaron su camino bordeando el inmenso lago Gris. Durante unas cuantas horas de camino más, guiados siempre por la joven exploradora, divisaron al fin la Garganta de la Serpiente, ciertamente era algo arriesgado descender por aquel risco, por lo que el joven soldado decidió quitarse la pesada armadura para empezar el descenso.

Una vez estuvo listo, se aferró de las cuerdas que habían dispuesto y empezó a bajar con cuidado, apoyando sus pies con cuidado en lugares firmes, con paso lento pero seguro, logró finalmente llegar hasta el final.

- Tiradas (3)
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11/05/2015, 19:45
Hostawen

La elfa comenzó ágilmente a crear nudos con la frágil cuerda de la pitonisa. Así te será más fácil. Decía a la sebosa adivinadora. Una vez terminó Alétheia y Rhylen aún se estaban quitando la armadura y Sigmund se prestaba a ayudarles. La elfa prefería hacer el descenso con la armadura puesta. Os espero abajo, así aseguro el camino. Y mientras ellos seguían en su pesada tarea la elfa ágilmente descendía por el acantilado. La escalada no era algo que le encantase y no se le daba demasiado bien, pero parecía que la cuerda de seda era reconfortante y muy buena. El descenso se hizo pan comido. A medio camino vio un par de piedras algo sueltas, quiso avisar a sus compañeros, pero no le escuchaban. Cuando llegó abajo esperó con su arco en mano, por si algo pudiese ocurrir.

- Tiradas (4)
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12/05/2015, 19:57
Director

La pendiente, aunque resbaladiza debido a las últimas lluvias, disponía de buenos agarres para pies y manos y, en los momentos que estos no existían, no era difícil encontrar algún lugar en el que asegurar la cuerda pocos metros por encima de esa posición. El que más y el que menos se las arregló bien para hacer el descenso en un tiempo cercano a una hora. Hostawen, que conocía el terreno mejor que sus compañeros, se había adelantado para examinar la parte baja de la montaña en busca de sorpresas inesperadas. No se alejó mucho de la zona puesto que los gritos de Alétheia la hicieron volverse atrás. Una polvareda se levantó como consecuencia del deslizamiento por la ladera de la pitonisa. Sus brazos, extendidos hacia arriba, intentaban aferrarse a cualquier saliente que pudiese detener su caída. No tardó mucho en hallarlo gracias a la intercesión de la decrépita voluntad del su dios. Una raíz de árbol seca que había asomado poco tiempo atrás debido a los deslizamientos de tierra provocados por el agua acabó enganchándose en su cinturón. Con alivio vio como se había librado de una buena. Pocos metros por debajo de su posición había unas afiladas rocas de canto que hubiesen podido acabar con su vida. Sólo tenía que lamentar un pequeño raspón en su cintura como consecuencia de la raíz.

Tras una hora de descenso, Alétheia se unió al resto de sus compañeros. La senda que conducía a la cripta de Ekat Kassen era claramente visible ya que pocos años atrás algunos de los lugareños habían decidido rellenar con pequeños guijarros algunos hoyos en el camino. Un arco de piedra coronaba una suave colina en el fondo del valle. El musgo la había cubierto casi en su totalidad pero aún así sus intrincados detalles seguían siendo identificables. La piedra angular del arco tenía tallada en su centro el símbolo de una llama dentro de una estilizada runa. Más allá del arco existía un oscuro túnel que daba a un par de enormes puertas de madera negra. Una de ellas permanecía ligeramente entornada. No obstante, lo que primero llamó la atención de los compañeros fue un par de caballos y un trío de ponis desperdigados por el solar. Los cinco animales habían sido descuartizados y ahora una nube de insectos revoloteaba sobre lo poco que quedaba de sus esqueletos. El olor a muerte inundaba el aire.

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Notas de juego

Puntos de XP: 100 a cada uno. (Yo los apunto)

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12/05/2015, 20:39
Hostawen

La elfa lo primero que hizo cuando Alétheia llegó abajo fue examinar sus heridas. Que mala suerte... dijo mientras ayudaba a curar sus heridas. No es nada... prosigamos. dijo adelantándose y guiándo a sus compañeros hasta la entrada a la cripta. Nada más llegar hizo un gesto con la mano y se puso en posición de alerta. Se escondió y con extremo sigilo fue hacia los cadáveres. Comenzó mirando que les había causado la muerte y se puso a mirar huellas en el suelo. Fuera lo que fuese lo que había causado aquella atrocidad recibiría su merecida venganza. La elfa puso una mano en uno de los ponis y luego se puso en un lateral de la entrada, afinando el oído para ver si escuchaba o veía algo. Arco en mano presagiaba problemas...

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12/05/2015, 23:33
Alétheia

La sensación de caer sin freno, raspándose el orondo trasero, la hizo sentirse diminuta, insignificante. Agitó los brazos buscando algo donde agarrarse para detener la caída. ¿Dónde estaba la maldita cuerda? Cerró los ojos, dejándose embaucar por la sensación de vértigo y se encomendó al Débil. Notó una punzada de delicioso dolor y el golpe de la frenada. Al abrir los ojos sonrió al ver la rama que había detenido su caída. Agradecida la besó con sus carnosos labios repetidamente.

- Gracias, gracias y gracias.- La Pitonisa veía dobles sentidos y señales ocultas en todas las cosas y explicaba a sus compañeros que el mismo Débil había puesto allí esa rama para detener su caída. Lo que no les dijo es que había intentado arrancarle el vestido y violentarla allí mismo. Eso se lo guardaba para ella. Se sentía entre alagada y pudorosa.

- Eres un encanto Hostawen.- Al menos la elfa la cuidaba como los sacerdotes del templo y eso reconfortaba a la Pitonisa haciéndola sentir en casa. Tras ponerse de nuevo la armadura continuaron el camino. Aunque cansada Alé continuaba de buen humor sumida en sus pensamientos. Una primera expresión de alegría pareció en su rostro hasta que al acercarse más pudieron distinguir bien la macabra estampa. La Pitonisa dejó hacer a Hostawen, quedándose alerta en un segundo plano, alerta y mirando alrededor en busca delos culpables.

- Quién ha podido hacer algo así.- Murmuró a sus dos compañeros masculinos con cierto deje de temor en su voz.- ¿Otra ilusión?- Si no era una ilusión y querían asustarlos lo habían conseguido. No podía quedarse esperando. La elfa vigilaba la puerta y la Pitonisa, acostumbrada a sacrificios sangrientos, se puso a examinar los cuerpos desmembrados de los animales.

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13/05/2015, 03:46
Sigmund

Tras ayudar a levantar a Aletheia para que continuará el descenso, el grupo siguió avanzando hasta que finalmente divisaron la entrada a la cripta. -Es ahí!!! - Exclamó emocionado por haber cumplido la primera etapa de su misión,  entonces se percató del macabro panorama que les aguardaba y su semblante cambió de inmediato. Su expresión denotaba preocupación, había que estar preparado para lo inesperado, por lo que instintivamente adoptó una postura de ataque y avanzó con paso sigiloso escoltando a la callada exploradora. Poco a poco sus pasos se acercaban al sitio donde yacían los cadáveres descuartizados de los equinos. El fétido olor a carne muerta inundaba el ambiente, por lo que una mueca de asco y desagrado se dibujó en el rostro del muchacho. -Ten cuidado...- susurró a Hostawen a la vez que paseaba la mirada por el suelo en busca de algún rastro.

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13/05/2015, 15:11
Rhylen Carsson

-¡Enhorabuena, chicos!, habéis conseguido llegar a tiempo hasta la cripta…y antes de lo previsto… Sabía que lo conseguiríais, felicitó a los jóvenes aventureros cuando divisaron el arco de piedra. Sin embargo la visión de todos esos pobres animales descuartizados se salía del guion, cambiando al instante el rostro del guerrero. Rhylen agarró la empuñadura de su espada y se mantuvo alerta junto a Alétheia para protegerla ante cualquier amenaza, la pobre pitonisa ya había tenido suficiente entre lo vivido la noche anterior y el desafortunado descenso por la pendiente… - Quédate junto a mí…y estate alerta…, susurró

- Tiradas (1)
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13/05/2015, 15:26
Sigmund
Sólo para el director
- Tiradas (2)