Partida Rol por web

El enano estaba teniendo un placentero y feliz sueño, cuando en este se introdujo de forma casi inapreciable unos sonidos.- Pom, pom, pom! Nagredog.-

Unos cuantos segundos más tarde, y después de haber deducido que los sonidos no tenían que ver nada con el sueño, Nagredog fue abriendo perezosamente los ojos. Aun sin incorporarse ,al frente vio la indiscutible forma rocosa sin esculpir del techo de su hogar.

Pero también comenzó a sentir otras cosas menos agradables, como un fuerte dolor de cabeza y un reseco en la boca. Fue entonces cuando recordó lo acaecido la noche anterior, había estado en una gran fiesta donde el cerdo asado y la cerveza no escasearon, sin embargo una pregunta pasaba por su mente.- ¿El qué se había celebrado en esa fiesta?-

Pasaron un par de minutos, en los cuales su mente se quedo en blanco y sin recordar el por qué, cuando otra vez llegaron voces, precedidas de golpes más seguidos que los anteriores a un objeto robusto y de madera, de lo que ahora podía distinguir como provenientes de detrás de la puerta.- Pom, pom, pom, pom, pom, pom! Nagredog te estamos esperando, sal ya.

Antes estas últimas palabras, el khâzad  lo recordó todo, hace unos días el encargado del comercio exterior de Belegost les había mandado un trabajo para escoltar unas mercancías hasta el reino de Caranthir. Por lo que como era costumbre ante un encargo tan importante y tan lejos de casa, su grupo había celebrado una fiesta para disfrutar una última vez hasta su regreso de la comodidad de las moradas enanas. Pero lo peor era que hoy era el día de partir, y al parecer se había quedado dormido.

- Maldita sea, no volvere a beber nunca mas...,pensaba para mis adentros mientras una pequeña risa me salia de los labios, bueno una vez mas quizas...

Por suerte cuando debia realizar un viaje que iba a durar varios dias, dejaba la mochila preparada. Me levanto casi de un salto, corriendo voy hasta el rincon donde mi mochila y mis armas descnsan y colocandome todo en su sitio salgo como si nada hubiera pasado.

- ¿Es ya la hora?, creo que habeis madrugado demasiado- digo en un intento de quitar hierro al retraso.

El estomago estaba lleno aun de la noche anterior, pero mi cuerpo pedia algo de beber, agua, o quizas mejor cerveza, dicen que es lo mejor tras una buena juerga.

Antes de abrir la boca, observo a mis compañeros, intento que la expresion de mi cara sea la de alguien que actua con naturaleza, escondiendo la prisa y el sofocon de haberme quedado dormido.

- Vamos vamos, pongamonos en camino, por que imagino que no habra tiempo de desyunar ¿verdad?- les digo mientras echo a andar, esperando una reprimenda que me tomare en plan de broma.

Mi cabeza de duele demasiado para mas charleta, y hare lo que ellos quieran que haga.

Ante los comentarios del enano para intentar quitar importancia a su retraso, sus dos compañeros no realizaron ningún comentario, aunque si hubo uno que contestó secamente a su pregunta- No, tendras que desayunar por el camino.- Una vez todo listo, recorrieron todo el trayecto a través de Belegost hasta la salida en silencio. Para Nagredog, este también sucedió, sin que se fijará en los detalles debido a su estado, aunque tampoco fuera que tuviese que observar algo concretamente pues el naugrim ya se sabía ese camino de memoria.

El mecanismo de engranajes comenzó a funcionar, abriendose la puerta principal de la ciudad. Fuera se encontraban preparadas todas las carretas tiradas por una mula cada una, varios guardias de la ciudad que formaban una parte de la escolta; y el resto de sus compañeros, incluido el jefe, cuya cara mostraba seriedad.

Se podía intuir a simple vista que el enano era un veterano en su oficio debido a su porte. Portaba una capa de viaje y sobre su hombro tenía apoyada el mango de su hacha de batalla, que en muchas ocasiones había dado buena cuenta de los orcos.

En cuanto el enano pasó a su lado, el jefe le ordeno sin cambiar de expresión el rostro de su cara ni con tono de reprimenda.- Nagredog, hoy seras tu el que encabece la marcha.- pero mientras pensaba.- A ver si así se despierta.-

- Bien, bien, nada mejor para despertarse - digo en tono jovial para que su enfado se pase. - Tal vez convendria mandar un par de hombres de avanzadilla para ir tanteando el camino, ¿no cree? - termino diciendo mientras me dirijo hacia la primera carreta.

Cuando llego alli, saludo al carretero. - Buenos dias- digo intentando disimular mi resaca. Tras los saludos, me coloco varios metros por delante, desde una poscion desde la que todos me vean bien. Cuando el jefe de la orden, caminare siempre dejando una buena distancia para con la primera carreta.

El jefe sabra si debe mandar a esos exploradores para ir abriendo camino, yo me limito a caminar, mirando siempre a ambos lados del camino, e intentando ver lo mas lejos que pueda. Aunque es pronto para un ataque, pues no se atreverian tan cerca de la muralla, el hecho de ir el primero, resacoso y recien levantado no me agrada.

Durante todo el día Nagredog fue caminando en vanguardia de la caravana de carretas, incluso durante la comida, por el estrecho camino entre las montañas.

En esa jornada, sin incidencias a comentar, el viento soplaba ligeramente trayendo el frío del cercano invierno; y este se hizó aun más patente cuando llego la noche.

Cuando el sol desapareció por el horizonte, las carretas se echaron a un lado del camino donde había una oquedad natural entre las rocas para que sus ocupantes pudieran dormir tranquilos. Formando entre ellas un semicirculo que daba algo de protección ante un posible ataque.

Tras la larga caminata, un merecido descanso. Al fin parabamos para dormir. Despues de la noche anterior, la cerveza templada, esa carne de cerdo asada en su punto y alguna que otra riña, necesitaba un buen descanso.

Preparo los pertrechos para dormir, coloco mi saco sobre algunas ramas mullidas, saco de la mochila algo mas de ropa de abrigo para ponerme encima y dejo mi mochila a modo de almohada. Despues de terminar, me acerco a la hogera central, al calido fuego para calentarme un poco y por que no, a cenar.

El estomago se me habia asentado por completo y poco a poco el mareo habia ido desapareciendo kilometro tras kilometro. Ahora tan solo queria meter algo ligero al estomago y dormir.

Tras comer algo, me presento ante el jefe.

- Y bien, ¿como dispondremos eta noche?-  le pregunto refiriendome a las guardias y esperando que no me tocara hacerla, aunque era dificil que asi fuera.

Obedezco las ordenes, haciendo la guardia que me toque y durmiendo a pierna suelta el resto del tiempo, bajo la carreta, bien abrazado al mango de mi hacha.

- Dudo que alguien sea tan tonto para atacarnos esta noche siendo que estamos tan cerca de la ciudad, aunque los orcos no es que se caractericen por su inteligencia, jejeje.- contestó a Nagredog, intentando quitar hierro al asunto aunque también era posible que hubiera tenido el efecto contrario en el enano.

Y prosiguió.- No te preocupes por las guardias. Esta noche los encargados serán los soldados... Ahora ve a descansar pues aun nos queda un largo recorrido hasta nuestro destino. Hastamañana.-

La noche sucedió tranquila al igual que todo el día siguiente. En el que por fin el jefe, después de comer, decidió enviar a sus dos chicos más cualificados en las labores de exploración.

Al contrario que el día anterior, Nagredog tuvo una posición por orden de Flin más pasiva en la escolta de la caravana, incluso llegando a estar bastante tiempo sentado en una de las carretas. Excepto por la salvedad, en la que tuvo que hacer un turno de guardia al principio de la noche.

Ese día el enano tambien pudo comprobar, como las carretas enlentecían la marcha, aunque no era su culpa pues el camino que recorrian se volvía más salvaje cuanto mas se alejaban de la ciudad.

El día siguiente fue monotono, al igual que los anteriores. Ademas el paisaje no daba en que astraerse debido a su simplicidad, aunque quizas un enano, más acostumbrado a esta geografía podría ver una belleza oculta para las demás razas. Por lo que Nagredog no sufría distracciones en su trabajo como escolta.

A cada día la caminata se hacía más larga, y el jolgorio mostrado por algunos integrantes de la caravana había dado paso a un silencio sepulcral durante la marcha, haciendo que la sensación se acrecentará.

Por la noche el turno de guardia volvió a cambiar de grupo. La formación de las carretas ante un posible ataque la misma, pues era efectiva en labores defensivas.

De nuevo la caravana se detubo, atras la larga caminata del dia. Como tantas otras veces habia visto, la alegria del comienzo del viaje, se iba perdiendo conforme se alejaba uno de las grandes ciudades. El cansancio y la monotonia no eran buenos compañeros de viaje.

Ya cuando anochecia, y tras buscar un buen sitio para dejar las carretas, se dispuso todo para la cena y despues para el descanso. Ni aun ahi la gente hablo demasiado. Para mi era preferible, las distracciones siempre acarrean consecuencias, generamente sin myores problemas, pero de vez en cuando...

Tras una cena ligera, y algun vaso de vino, de nuevo se retiro de donde todos iban a dormir. Escogio una buena carreta para echarse debajo, algo separado del resto. En sus viajes habia aprendido que bajo ellas la ecarcha apenas se formaba, la lluvia no caia directamente y ademas brindaba un escaso escondite.

Tras acomodarse bajo una carrreta la somnolencia le alcanzo pronto y durmio apaciblemete

El enano se encontraba en el mundo de los sueños cuando en sus oídos retumbaron unos pasos, de los cuales pensó que se corresponderían con los de algún guardia que pasaba cerca de su posición.

La mano de Flin zarandeó levemente el cuerpo del enano para despertarle mientras gritaba.-¡Despierta Nagredog, los orcos nos atacan!-

Crutido en mil batallas, habia tomado por costumbre dormir junto a mi hacha, y en mas de una ocasion incluso con el yelmo puesto. Cuando su compañero le toca, casi como un resorte, se pone en pie bajo la carreta.

Aun algo desorientado mira alrededor mientras escucha lo que Flin le dice. Con su arma en la mano busca su escudo para embrazarlo y asi estar listo para la pelea.

Habria que luchar, al fin la monotonia se habia roto, ademas si salian airosos de este lance, tendrian de que hablar durante unos dias, y asi el viaje seria mas ameno.

La lucha habia comenzado, su hacha tendria de nuevo que ganarse su afilado.

Nada más el enano se levantó pudo oír las gritos guturales de carga de sus enemigos, aunque desde donde estaba no veía a ninguno a causa de su lejanía y de que los huecos que había antes entre cada carreta habían sido cerrados por las formaciones de guerreros de Belegost.

En el campamento, todos  los que no habían hecho guardia por la noche ahora se movían de un lado hacia otro. Algunos echando teas al suelo y no cerca de las carretas para iluminar todo el área ante la posibilidad de alguna infiltración de enemigos, mientras otros iban a tomar posiciones de combate, y otros despertaban a los aun dormidos.

Viendo que ya había despertado a Nagredog , el enano grito a sus chicos.- !Venga tomad posiciones, no querreis que los soldados se queden con toda la diversión!- Luego, echo a correr hacia las carretas centrales.

El enemigo avanzaba deprisa y por el ruido que armaban, debian ser bastantes. Sus gritos de ataque, mezclados con los nuestros, ofrecian una extraña musica, una melodia que me encantaba, el sonido de la guerra.

Me levanto y cogo todas mis armas. Me coloco el arco y el carjac a la espalda, embrazo el escudo y hacha en mano corro hacia las carretas.

No se donde esta Flin, le perdi de vista al prepararme, pero se bien a donde dirigirme. Corro hacia los grupos de ballesteros que ya estan perparados en primera linea. Una vez alli, deposito en el suelo mi escudo y el hacha apoyados entre si, formando un parapeto delante mio. Dirigiendome a todos los ballesteros que pudieran oirme, grito alto y claro.

- ¡Disparar en cuanto los tengais a tiro!, !apuntad al medio, si fallais, otro enemigo recibira el disparo!

Luego girando la cabeza, señalo a los comerciantes y les grito tambien:

-¡Rapido, necesito todas las linternas o todo el aceite que puedan conseguir!

Espero que me hagan caso mientras coloco una tea encendida delante mia.

Despues, saco mi arco y una flecha. Coloco la flecha en la cuerda y manteniendo el arco bajo espero a tenerlos a tiro para lanzar el proyectil.

Con los ojos entornados intento distinguir a mis enemigos, mirando entre los huecos que pueda haber libres.

Mientras el enano recogía todas sus cosas, los mecanismos de las ballestas de los enanos fueron activados, con un fuerte chasquido las saetas salieron disparadas en busca de sus enemigos, después gritos en la lejanía.

Cuando llego hasta la posición que deseaba, Nagredog pudo ver a una multitud de orcos que iban ya a carrera desde dos frentes. A su alrededor, los guerreros tomaban los últimos huecos libres y se preparaban para combatir, mientras que los ballesteros se afanaban en recargar sus armas lo más rápido posible.

El ataque anterior por los enanos fue devuelto de la misma forma, cuando flechas de negros penachos silbaron en el aire y fueron a parar en su mayor parte a las carretas y escudos, pero unas pocas alcanzaron sus objetivos aunque sin provocar  víctimas mortales. Los enanos de forma estoica ni se inmutaron por sus heridas.

Tras la descarga de los arqueros enemigos, todos nos reponemos rapidamente. No hay aceite, pero eso no importa.

Tenso mi arco y apuntando al centro del grupo enemigo, descargo mi flecha. Despues casi sin esperar un segundo cogo un nuevo proyectil, y lo lanzo de nuevo.

El sonido de las cuerdas destensandose, y las flechas y pivotes silvando, me hace estar alerta, esperando atentamente el momento de abandonar mi arco y agarrar el hacha para al fin enseñarles lo que es un enano enfadado.