Partida Rol por web

El eco del Diablo

Amor

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19/11/2018, 14:07
Director

Sophie se coló entre Elliot y Mats tomando a cada uno por un brazo. Miró primero a uno y al otro y habló con voz decidida y mirada melancólica. Tenía en mente a su padre, muerto hacía tan poco. Lo imaginaba viniendo a por ella y no le resultaba terrible, ni triste.

—Quizá no volvamos al mundo de los vivos. Pero si hacemos lo que hemos venido a hacer no volverán a hacer daño a nadie más. Así que… terminemos con ésto de una vez para siempre.

Tiró un poquito de sus compañeros y todos cruzaron el portal.

Notas de juego

1 de 3

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19/11/2018, 14:10
Director

Al otro lado del arco que formaba el dolmen el frío desapareció pasando de repente a un clima del tipo mediterráneo. El sendero continuaba por el mismo paisaje semidesértico pero ahora éste era calentado por un sol abrasador, nuestro Sol, el de este mundo. La tierra y la piedra de la que procedía se veía amarilla, caliza y aquí y allá crecían algunos árboles, sobre todo olivos, aislados, retorcidos. Era la primera vez que a Elliot se le mostraba ese paisaje sin niebla, con calor. El túmulo parecía un pequeño cerro en un cultivo de secano.

La entrada estaba en una pared de la loma camuflada por el tronco de un pistachero centenario. Bajaron unos escalones tan derruídos que parecían un montón de piedras hasta llegar a un pasadizo, un túnel excavado en la roca en el que se oía el goteo de lo que parecían aguas subterráneas. Al dejar la luz atrás Elliot encendió su linterna. Casi sin querer la había invocado con su habilidad de adaptarse a los sueños haciendo que aparecieran las cosas que necesitaba.

El lobo olió a carne humana y al pasar junto al primer charco ya se dio cuenta de que  lo que caía goteando por las finísimas fisuras del techo no era agua sino sangre.

Continuaron su camino, un largo túnel en espiral cada vez más descendente, hasta que tuvieron la sensación como que recorrían el interior de una caracola gigante hincada en la tierra. La sangre había pasado de concentrarse en charcos a fluir en un reguero en contra de la fuerza de la gravedad. Ya no caía del techo. Ellos bajaban y el hilillo subía. La pendiente llegó a ser tan pronunciada que tuvieron que bajar el último trecho agarrándose unos a otros.

Al fin llegaron a una cripta de unos treinta o cuarenta metros cuadrados con un altar de piedra en su centro. Era tan bajita que Mats y Elliot tenían que agacharse un poco para no darse en la cabeza.

Sobre el altar yacía desnudo el hombre dormido.

Notas de juego

2 de 3

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19/11/2018, 14:20
El hombre dormido

Todos pudieron ver, a la luz de la linterna de Elliot, sus tatuajes. Tenían un realce similar a los de Sophie pero sus dibujos eran diferentes. Haciendo una metáfora con la historia del arte si los tatuajes de su amiga eran como los dibujos de un palacio del barroco, los de el hombre dormido se parecían más a las pinturas rupestres.

Tenía el aspecto de un varón curtido de mediana edad con la piel quemada por el sol. Sus rasgos eran hermosos y parecían cincelados en la misma piedra del altar. Respiraba.

Su ojo izquierdo estaba vaciado y de él salía la sangre, como en un manantial.

Notas de juego

3 de 3, ya podéis postear.

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19/11/2018, 17:01
Elliot

El abrazo de Mats, aunque breve, devolvió a Elliot parte del calor que le había abandonado. Su voz, venida del mundo de los vivos, sonó asimismo cálida. Escuchó con atención cuanto había de decir, entendiendo aún más tal vez por lo que su amigo pensaba que por lo que llegaba a verbalizar. Sabía, así como lo sabía de Daniel y Sophie, que iría con él incluso más allá de ese portal, lo que en la práctica significaba que le seguirían hasta la muerte. La decisión de todos ya había sido tomada antes y lo percibido, lo ocurrido, no les hacía dudar un ápice. A través de las lágrimas que retiró de los ojos con el dorso de su mano esbozó lo más parecido a una sonrisa de que era capaz en ese momento pero sus ojos mostraban la emoción de su corazón. No creía ser merecedor de la confianza que todos tenían en él pero había de procurar serlo. Asintió con la cabeza pero añadió algo más, algo que de todos modos sus amigos podrían percibir en él pues ya no había muro que protegiera sus pensamientos y emociones.

—Seguimos, estamos de acuerdo. Pero no era un truco. Era Seamus y creo que nos ha dicho lo que podía decir —miró a Sophie-. Tienes razón, si encuentra a su padre a las puertas de la muerte le dará sosiego —suspiró tratando de impedir que las lágrimas volvieran a manar—. Ahora procuremos que el encuentro ocurra dentro de mucho tiempo —todos supieron sin embargo que las palabras de Seamus le habían calado tan hondo que sentía lo dicho como un hecho grabado en piedra. Dejó que el pequeño tirón de Sophie -cuyos ojos color avellana eran muy expresivos y hermosos-, rompiera la inercia de sus pies y de nuevo se puso en camino.

Al otro lado del portal la niebla desapareció y el sol calentó rápidamente su rostro y sus miembros. Incluso habían algunos árboles, uno de ellos a la puerta del túmulo. Se giró una última vez antes de entrar y sin decir nada más se adentró bajo tierra seguido por los demás.

Conforme caminaba su memoria se abría reconociendo a la perfección el camino andado veinte años atrás. Desde aquel día no se había atrevido a recordarlo, mucho menos a transitarlo, pero sabía que había sido excavado en su mente de forma indeleble tal y como también lo había sido el nombre de Eugen, un nombre que ni siquiera cuando había olvidado todo podía olvidar.

La luz de su linterna mostró el verdadero color de la sangre que Daniel olía y parecía filtrarse, primero desde el techo, más tarde desde el suelo, manando sin pausa hacia la superficie. Descendieron y descendieron hasta la cripta donde el hombre dormido le había hablado por primera y última vez.

Y allí estaba él, sobre el altar de piedra, su piel desnuda quemada por el sol y recorrida por los tatuajes, todo tal como lo había visto tantas veces en la cueva de Bass Harbor excepto por un detalle: el ojo izquierdo faltaba de su cuenca y era de allí de donde brotaba la sangre que habían visto. Parecía un sacrificio muy antiguo, un sacrificio “original”, pensó Elliot, como si se les hubiera dado ver el primer sacrificio de la especie humana. Parecía dormir, un sueño dentro del sueño. Elliot se preguntó qué sería capaz de ver.

Era la hora de la verdad.

Dando un paso adelante y asegurándose que Sophie quedaba tras él, se atrevió a hablar. Su voz sonó especialmente grave:

—Yo te saludo —llevó la mano derecha hasta su corazón e inclinó la cabeza en un gesto de reconocimiento y respeto—. Soy Julian. He recorrido el camino que me enseñaste, aunque no solo. Me he atrevido a hacerlo porque necesito hablarte de aquellos que te retuvieron. Que nos retuvieron. Sé qué tratan de hacer. Y también sé dónde están.

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19/11/2018, 19:23
Fermi

Laia sólo había tenido tiempo de balbucear algo acerca de la niebla cuando la puerta de entrada de la casa se abrió de un golpe.

Fermi entró como una hoja arrastrada por un vendaval. Había mucho de armoniosa naturalidad en la sobrehumana manera de moverse de ese hombretón, sencilla a pesar de la velocidad, como si fuera un animal de una especie desconocida hasta ahora. En un salto imposible su capa se abrió como los élitros de un escarabajo gigante mientras deplegaba una enorme guadaña telescópica. Como si fuera un apéndice suyo, como la pata de una mantis.

Dejó de verlo al hundirse ella con el salón. Todo el piso se desplomó en un estruendo cediendo bajo sus pies, haciéndoles caer -cama incluída- unos seis o siete metros hacia abajo. Ella se agarró por instinto a una antigua cañería que había quedado colgando. No aguantó su peso pero pudo pendulear y rodar al caer en lugar de hacerlo a plomo.

Luego del golpe la adrenalina le hizo capaz de ignorar el dolor. Los primeros segundos fueron de oscuridad. Algún quejido sordo -quizá de Laia- y olor a humedad. Luego se escuchó otro desplome y entró una luz cegadora y el refrescante olor del mar.

La nube de polvo que habían levantado los escombros formaba como un velo que no dejaba más que intuir formas. A unos seis o siete metros, donde debía estar el centro de la sala, se distinguían a contraluz las siluetas, muy juntas como en corro, de unos seres alados, humanoides, que deberían medir unos dos metros y medio de altura. En ese momento no podía saber con exactitud cuántas eran: más de cinco y menos de diez. Como en un teatro de sombras, o un ballet, unas se agazapaban mientras otras se erguían desplegando las alas.

- Tiradas (7)
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20/11/2018, 00:00
Director
Sólo para el director

para que los de la otra línea no vean el pnj :-)
 

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20/11/2018, 02:12
Mats Bergstrøm

Todo parece cambiar en el momento en que cruzamos el dolmen, pasando del frío glacial al calor abrasador. El sol cae sobre nosotros como si quisiera exterminarnos. El viento sopla entre los olivos resecos, un coro de mil voces distintas que entonan un cántico ancestral, llevándose con él la heladora niebla que nos envolvía. Contemplo anonadado este sobrecogedor cambio. Un trecho más allá distingo la forma de una extraño promontorio… No, es una especie de tumba. ¿Un túmulo?

Elliot nos guía a través del umbral oculto de la construcción y de la oscuridad que hay más allá, bajando por unos escalones de aspecto antiquísimo y mal mantenido. A medida que descendemos por un largo tramo en espiral cada vez más empinado, tengo la sensación de estar adentrándome en algún lugar muy arcaico, primitivo incluso. Si bizqueara un poco, estoy seguro de que vería toda clase de grabados y pinturas rupestres de un tiempo anterior al tiempo. Una «lluvia» ligera empieza a caer sobre nosotros, algo de lo más extraño teniendo en cuenta la sequedad ambiental del exterior y que esto no es una gruta natural, aunque me digo a mí mismo que aquí todo es posible. Curiosamente, acabo por tener más razón de la que creía cuando descubrimos que lo que cae del techo, formando un reguero que sube pendiente arriba de un modo imposible, no es agua sino sangre. Trago  saliva, preparándome para lo peor.

Cuando llegamos al pie de las escaleras, el túnel se abre a una cripta no demasiado grande, en cuyo centro hay un altar. Sobre el altar está el cuerpo desnudo de un hombre, sangrando copiosamente por la cuenca vacía de su ojo izquierdo. ¿Así que este es el origen de la sangre? Entonces siento el reconocimiento de Elliot, y me doy cuenta de que el hombre está respirando. Está dormido.

Es él.

En silencio, observo cómo Elliot presenta sus respetos al ser. Si alguien sabe cómo dirigirse a él es sin duda mi amigo. Elliot va directo al grano; yo me mantengo un paso a su derecha, alerta y a la expectativa.

El momento ha llegado.

Notas de juego

Me he inventado el detalle del viento para darle color a la escena. Si no pega, mutila sin piedad XD.

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20/11/2018, 13:03
Elliot

Notas de juego

Dire, no lo aclaré en el post, pero Elliot se detendría al poco de entrar en la sala. Vamos, que no se pondría al lado del altar y mucho menos al alcance del brazo del hombre dormido (no sea que le moleste que lo haya despertado). :-P

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20/11/2018, 15:37
Clementine Ouvrard

Al abrirse la puerta de pronto me llevé un susto tal que todos mis sentidos de alarma se dispararon y miré fijo a la figura que apareció en el umbral, el hecho de ver a Fermi entrar y desplegar la guadaña no me tranquilizó en absoluto. Antes de que pudiera preguntar qué demonios ocurría (en realidad me lo temía) el piso nos tragó por completo.

Todavía no estoy segura de cómo logré sujetarme de una cañería, pero supongo que el instinto de supervivencia hizo toda la magia porque lo próximo que recuerdo es aterrizar en el suelo no tan estrepitosamente como hubiera esperado. La luz y el olor a mar me desconcertaron por completo y trajeron a mi mente el escenario de las islas griegas en las que estaba el equipo de ataque ahora, solo podía pensar una cosa: los sectarios nos habían encontrado de alguna manera y las sombras aladas me recordaron al brujo de la pesadilla que había capturado Gabriel y a la última forma de Ágathe... Una oleada de temor y animosidad me embargó haciéndome apretar los dientes y cerrar los puños, tenía que trabajar rápido, ver cómo estaban los demás. En especial los soñadores que habían caído con peso muerto.

A la primera que encuentro es a Sophie, comienzo a revisarla mientras lanzo una mirada breve por arriba de nuestras cabezas rogando en silencio para que Fermi pueda con ellos. También miro en derredor en caso de que pueda distinguir en dónde estamos.

- Tiradas (4)

Notas de juego

*No tengo engañar, pero calculo que podría guiarme un poco por intuición también :P

1. Sophie/ 2. Elliot/ 3. Laia/4. Daniel/5. Mats/6. Geneviéve

¡Qué nervios!

 

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20/11/2018, 20:37
Daniel Mallutz

Había tenido mis dudas. Pero la chica es la que tiene los mayores redaños.
Igual que yo tengo una puerta para caer en la anulación ella tiene la suya.
Con un nudo que ya solo se pueden desatar con un corte. Pero los lidia con el aplomo que dan los golpes.
Los guía por el paso y yo hago escolta a su vez.
Un ultimo pensar concita una mirada atrás. Deseoso de que la sentencia del maestro de Elliot se dilate y extravié en el baldío.
El cambio de lugar roba la atención de otras consideraciones.
Huele a solido y respira real en una situación indeterminada bajo el sol inclemente.
Es una capa que mantiene las fases del sueño y Kyon persiste por ello.
Encamino la seguida del rastro que parece que nuestro soñador reconoce y este abre la revelacion de la siguiente entrada.
Curiosamente cuento. Tres entradas. Cuatro mundos. Bienvenidos al comienzo del ascenso. Como no para eso hay que bajar.
La luz acude al morfoseador y gracias a los espíritus por ello. Cuando la espiral desciende no reta a la oscuridad si no la vive. El rayo despejando las tinieblas compone la posibilidad de percibir lo que ha y mas allá.
Materia de hijo de Mujer. Pero no carne de Mono. Y la savia de sus raíces. Pero no solo sangre. O tal vez unicamente eso.
Todo creciente hacia el ascenso. Menos nuestros pasos. Nos deslizamos hasta la profundidad.
En el camino echo un vistazo a la corriente con actitud de respeto.
El habitaculo que nos acoge apenas tiene dimensiones para aliviar esperas contando zancadas.
Lo culmina el ara donde descansa la fuente de los arroyos.
El hombre que duerme.
Lo que cuenta como un quinto pasaje. Una quinta etapa. ¿Es donde sueña el fin y principio de todo? ¿Donde la Santa resuena? ¿El Mundo Primero?
A la salutación de Elliot verdaderamente Julian nos encomendamos.
Como el guardo mis reservas. Ni siquiera oteo. Y deseo de no ser molesto. También deseo evitar perseguir la verdad a la que tengo miedo. Mas estando seguro que al final te alcanza.
Compruebo la presencia y la entereza de todos.
Inspiro y Exhalo y aguanto la siguiente respiración.
Algo va a pasar. Y la mejor sintonía es en el limite.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Per + Contemplar + Pneuma = 6 para obtener mas contenido del papel y significado de la espiral y de la sangre. Eso se supone que ha sido mientras bajábamos.

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21/11/2018, 11:52
El hombre dormido

El hombre abrió su único ojo y se sentó en el altar. Tras un segundo de indecisión bajó una pierna hasta pisar el suelo y se puso a caminar hacia ellos con torpeza.

Ahora que se había incorporado al sueño sus sentimientos y sus pensamientos más superficiales se unieron a los del resto abriendo la mente de Elliot a una avalancha de nuevos recuerdos que sus amigos no llegaron a captar salvo en esbozos, suficiente para saber que en ese momento acababa la misión a la que se había entregado para librarse de su cautiverio ya desde su primer encuentro con el hombre dormido, quien todavía estaba preso de la secta.

La tarea de Elliot, que concluía hoy. No había dejado de ser cosa del destino pero éste estaba escrito en esos dibujos, en la piel del hombre que tenían en  frente, que sufría, que sentía angustia, estaba emocionado y tenía miedo, como cualquiera de ellos.

Todos supieron que entre esos tatuajes arcaicos estaban sus verdaderos nombres ligados entre ellos por una línea que habían trazado entre todos. Y también los de los sectarios, unidos, atados a los de ellos. Era una magia en la que no eran parte pasiva. Sus voluntades formaban parte del hechizo y de su poder.

Cuando el tuerto llegó a un metro de distancia ya tenía gran parte de su cuerpo teñido de rojo. Sus tatuajes brillaban bajo la sangre, anaranjados.

Fue a Mats a quien primero se dirigió en un gesto que expresaba ruego, alivio, cansancio y dolor, señalándole. Se encomendaba a su rey, a la única voz que tenía derecho a leer en su cuerpo, a la única que tenía el poder para hacerlo.

Luego miró un momento a Sophie con una mezcla de esperanza y melancolía reconociéndola como la elegida para ser el árbol de todas las puertas, su sucesora. Alma eterna, guardiana de la creación. Y de nuevo a Mats, al que le habló en un nórdico primitivo que todos entendían.

Todo es principio pero ahora, ahora cántales, oh Rey, imponles su destino aciago -se refería a los sectarios, sus captores— del que tanto tiempo han rehuido. Los tienes a nuestro alrededor, no lo saben pero sus espíritus ansían oír su canción.

Abrió el puño de la mano con la que le estaba señalando y alzó su brazo hacia el cielo mostrando la palma con los dedos juntos. Había en ella una palabra que todos supieron leer pero que sólo Mats podía nombrar en voz alta: decía “Morid”

Se giró hacia Elliot. Su mirada ahora no daba ningún terror.  

—Julian —a él le conocía como el nombre entre los nombres, vehículo del amor, nexo de la creación, Vinculador¡Despierta! ¡Despiértanos a todos ahora u os conduciré a la muerte!

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21/11/2018, 11:56
Director

No era el segundo encuentro. Expandiendo el tiempo de los sueños habían sido cientos en los que Julian había aprendido tozudamente un solo hechizo. Uno para cumplir una misión que finalizaba ahora.

Todos esos momentos le vinieron a la cabeza y un temor reverencial que ya estaba ocupando el sitio al miedo se tiñó de lástima y respeto hacia un hombre que había sido en gran parte sacrificado por el bien de la creación.

Que Elliot, en un sueño, pudiera invocar algo complementario, algo útil para un desenlace deseado, sólo era una parte de ese hechizo muchísimo más poderoso. No era tan extraño que pudiera hacerse pasar por un personaje adaptándose, sin alejarse de su naturaleza, pero encajando en el sueño en el que se colara. Pero descubrió que no sólo podía hacerlo en los sueños, también en la vigilia. Lo había hecho durante todos esos años.

Ese hechizo era una magia derivada de la del hombre dormido, infinitamente más poderosa, que vinculaba a toda la creación representada en sus tatuajes. Con ella había ligado su propio destino al de los otros abriendo una espiral de sucesos que conducían al punto en que se encontraban.

No habían sido peleles del destino. Sin la voluntad de cada uno éste no habría tenido el efecto deseado. Si Madame Gresta no hubiera buscado la persona ideal no lo hubiera hallado a él. Aunque quizá lo pensara así, no fue Ágathe la que le invocó…

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21/11/2018, 13:23
Director

En un principio la relajación de su cara parecía normal pero Clementine se dio cuenta de que el gesto de Sophie presentaba una asimetría y descubrió una ligera inflamación, signo de que se acababa de dar un fuerte golpe y podría estar sufriendo algún tipo de derrame cerebral.

Un alarido de mujer que se silenció de pronto le sacó un segundo de la concentración en su paciente. Las formas aladas hicieron brillar sus ojos que se veían como linternas en una tormenta de arena. Una de ellas tenía agarrada una cabeza en una de sus manos. Acababa de decapitar a alguien.

Habían venido a por Sophie.

- Tiradas (10)
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21/11/2018, 15:28
Clementine Ouvrard

El círculo se va cerrando alrededor nuestro, me encuentro pensando inconexamente en muchas cosas: cómo es que nos han encontrado, cómo es que Réjane se ha confiado tanto en que no nos hallarían y cómo es que yo no me di cuenta de que éramos un blanco tan fácil... Me pasa por confiar en la pericia de otros. Ya ni siquiera sé si puedo encontrar al resto o si están vivos siquiera y lo que veo cuando logro enfocar la vista en Sophie no me da aliento ni mucho menos, lo único que siento que repta por mis venas en este momento es un absoluto pánico, sobre todo cuando acaban de decapitar a alguien cerca de mí y veo esos ojos terribles que congelan el alma sostener una cabeza en el aire...

La sensación vertiginosa de que voy a morir me invade y lo único en que puedo pensar es en cómo arruinarles la sopa a estos desgraciados hasta con mi último aliento: si voy a morir que valga la pena, me digo. Que por lo menos me asegure de que mis amigos tengan éxito, de que los sectarios no ganen, Pero, ¿Cómo? Si Sophie muere los demonios que está conteniendo en sí podrían liberarse y no sé si podrían valerse de su cuerpo muerto o no para funcionar; por otro lado, si la llamo para que lleve su cuerpo adonde ella se encuentra no estoy segura de que al unirse su cuerpo magullado a su espíritu este le sea un impedimento para lo que sea que esté haciendo, quizás algo clave... Pero no puedo dejar que ellos lo tengan. No puedo dejar que los sectarios tengan a Sophie, es lo mínimo que puedo hacer por ella y por mis amigos... Que no sé si ya están muertos, ¡Maldición! Elliot, lo siento... Lo siento tanto.

Me acerco a Sophie en un último intento, un desesperado intento, agarro su cabeza entre mis manos y le digo al oído, con mis labios casi pegados en su oreja, tratando de concentrar toda mi energía espiritual y mental en mis palabras -¡Sophie! ¡Sophie tienes que llevarte tu cuerpo contigo! ¡Sophie han venido por ti!

No quiero mirar, pero lo hago. Mi talón de Aquiles siempre ha sido la curiosidad, quiero ver cómo es la cosa que va a darme muerte aunque sea una imagen horrible. Con lágrimas en los ojos pienso en cuán amargo es este final y qué terrible...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Joooo, ¡Por uno! T__T

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21/11/2018, 16:19
Elliot

El hombre dormido despertó y con él la memoria de Elliot al completo salió de un sopor inducido por el bien de la misión. Por el bien de todo.

Las respuestas a muchas preguntas surgieron en un torrente de certezas y recuerdos ocultos. ¿Por qué Seamus había muerto en su lugar? ¿Por qué debía seguir vivo? ¿Por qué desde que escapara de niño se había sentido como “irreal”, como si perteneciera y al mismo tiempo no a este mundo? ¿Cómo había podido escapar? ¿Por qué había soñado con el faro de Bass Harbor cuando no recordaba nada? ¿Por qué madame Gresta lo había convocado a su casa, conocido a sus compañeros y encontrado a Sophie? Todo su camino, desde que escapara de niño, había sido orientado por una única misión: escapar del yugo de los sectarios para siempre, acabar con ellos y liberar de su cautiverio al hombre dormido. Y todo llevaba hasta ese preciso momento.

La magia que recorría sus tatuajes, realzados ahora por la sangre, vinculaba a toda la creación y los nombres de todos ellos, unidos entre sí y a los de los sectarios, enlazaba los destinos de aquellos que debían ser unidos para que todo pudiera terminar. Cada acto, cada decisión había sido completamente libre pues era una magia realmente profunda y poderosa: la que es capaz de discernir la verdadera naturaleza de cada ser. La que implica el orden mismo de las cosas y el universo.

Elliot supo que no era la segunda vez que estaba frente a aquel hombre extraordinario. Lo había visitado cientos de veces durante los años que estuvo secuestrado, en aquel mismo lugar secreto y oculto, en los sueños que compartían, y allí le había enseñado la magia que debía dominar para cumplir su papel, para convertirse en Elliot. También comprendió que su secuestrador lo había escogido por tener los mismos dones que después lo harían idóneo para cumplir la misión de destruirlo a él y los suyos. Y supo con esto que también su secuestro había sido marcado en su piel por el hombre dormido.

Su rostro, lejos de mostrar ira, confusión o shock por todo lo que había descubierto, esbozó una sonrisa lobuna y un brillo peculiar aparecidó en sus ojos. El círculo se cerraba como había contado a Clementine que sentía. Todos los años de sufrimiento cuando era niño, el olvido de su familia, todo cobraba sentido si era capaz de ayudar a terminar con el mal que combatían, pero cuando habló con ella no comprendió hasta qué punto era esto realmente así. Ya no había nada que lamentar ni por lo que dolerse. Todo sacrificio tenía un destino superior que cumplir y esta era la hora de la verdad. Ahora quedaba enfrentarlos con todas las armas necesarias y reunidas para ello: Sophie, Mats, Daniel, Clementine, el hombre dormido y toda la gente del comisario.

Vio el mensaje en la mano de su anfitrión y maestro como quien lee el final feliz de una historia, ansiando oírlo en labios de Mats. Sentía la sangre hervir en sus venas.

Julian, ¡Despierta! ¡Despiértanos a todos ahora u os conduciré a la muerte!

Hizo un gesto de asentimiento a Mats y Daniel y luego se volvió hacia Sophie mirándola con intensidad a los ojos:

—Ahora despertamos. Sophie: sácanos a todos de aquí.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo una tirada de Presencia + Psyché para ayudar a despertar. La dejo oculta para que haya más suspense… (Ay, madre mía, madre mía...) XD

Edito: faltaba un acento.

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21/11/2018, 17:29
Mats Bergstrøm

El instante en que el hombre dormido se levanta del altar y se dirige hacia nosotros, siento que hemos llegado al final de nuestro viaje. Todos lo sentimos, lo sabemos. Es el fin: desde este punto ya solo queda la victoria o el fracaso. Y todos estamos dispuestos a cualquier extremo para que sea lo primero. El durmiente es la llave; en su cuerpo está grabada la red de todos los nombres implicados en esta trama, incluidos los nuestros.

El hombre se acerca a mí con una súplica muda, aunque no por ello menos diáfana: sé exactamente qué es lo que me está pidiendo. La sensación de predestinación regresa una vez más, y sé que está a punto de confiarme la herramienta para que pueda cumplir su ruego. No puedo evitar verlo como uno más de nosotros, alguien que en su día fue capturado y a saber cuánto tiempo lleva así, sirviendo involuntariamente a los designios del enemigo. Lo que el enemigo no sabía era que en él también estaba la clave de su propia destrucción. En él y en nosotros. Mira a Sophie, una mirada cargada de significado, de dolor compartido, antes de volver a mí. Se dirige a mí como si fuera un rey, delegando en mí la responsabilidad de imponer a los malvados el destino que les corresponde y que han estado esquivando desde hace tanto tiempo. Alzando la mano, nos muestra un conjunto de runas que comprendo instintivamente, cuyo contenido deberé cantarles en cuanto los tenga delante.

El poder depositado en mí me abruma, pero paradójicamente, me inunda una sensación de profunda calma. Se están cumpliendo todos los designios. El Destino quería que ahora mismo todos estuviésemos aquí, reunidos con este hombre valeroso y generoso, dispuesto a sacrificarse por lo que debe ser. Elliot, o Julian, parece haber perdido todo el miedo, exudando una confianza reconfortante. Nunca habíamos estado tan cerca.

Asintiendo con gravedad y determinación, tomo la mano de Elliot en mi derecha, posando la izquierda sobre la cabeza del lobo Daniel.

Estamos listos.

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21/11/2018, 22:19
Daniel Mallutz

El meollo se cuece el en el cráneo del nuestro compañero.
Por las irradiaciones un resultado conformado con tiempo.
Preparado para ser elegido y con albedrío de muchas decisiones: aceptado.
Y de su elección, anudada, la nuestra y de ahí atados los Otros.
Anuncia el heraldo la voluntad a su majestad. Y se siente el sueño del descanso en el anhelo del remplazo.
La palabra que Ellos no quieren oír brilla en su mano por fin desenvuelta para pronunciarla.

Cita:

“Morid”

Ordena, Ruega, Exclama que el sueño sea el primer paso del deceso y que expire para llevarnos a nuestro mundo de partida.
El Guía alza la petición con premura. La pide a la Custodia la unión de los puntos y el regreso. El Coronado Invisible recoge a sus hermanos juramentados y un humilde Servidor rememora la fragancia de una mujer digna de lobos que aguarda a la espera al otro extremo de la puerta y fija el hilo de provisión que desde aquí nos conecta con ella para hacer que nunca estemos perdidos.
El camino sera mas breve o mas longevo pero no fallara.
Quedamente dedico una ojeada a ese sin otro nombre que Árbol Viejo, no Viejo no, Maestro para recordar su estampa y esperar poder venir en la manada a traerlo de vuelta o si no es la voluntad, honrar sus huesos.
Destenso los músculos para tan larga o corta caminata.
Ahora a lo que hay que estar. Después a lo que sera.
Asiento con cumplido gruñido a la disposición de Mats.
«Hoy es un buen día para morir».

- Tiradas (1)

Notas de juego

Per + Contemplar + Pneuma = 6 para marcar el camino con el rastro hacia Clementine.

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22/11/2018, 07:44
Director

Uno de ellos se movió tan rápido que la luz de sus ojos dejó una estela en el polvo. En un instante estaba frente a ella y Clementine pudo ver su pelo lacio, grueso y brillante. Sus ojos enormes brillando de alegría e infinita ambición.

En lugar de pies tenía garras de ave, con espolones. Y los brazos eran más parecidos a los de los humanos, tenía piel pero era rojiza, de textura arcillosa. A diferencia de el ser a medio formar que había traído Gabriel del sueño, éste sólo tenía plumas en las alas. Le recordó al  "Relieve Burney", un altorrelieve prebabilónico que había visto en una de sus visitas al Museo Británico, también llamado “La Reina de la Noche” y del que se especulaba que podía representar a Ishtar, Ereshkigal -una diosa del inframundo- o Lilitu. Se le parecía pero era evidente que lo que tenía en frente no era un modelo de esa obra sino una mera copia, un disfraz. No tenía sus atributos (como la corona) ni mucho menos transmitía esa solemnidad con la que se inviste el arte sagrado.

Era una mujer. Sus senos se descolgaron cuándo se inclinó despacio, hambrienta. Clementine notó su propio corazón acelerarse, como si quisiera salir por sí mismo de su cuerpo y quizá lo hubiera hecho de no notar la cálida mano de Sophie agarrándole su muñeca con suavidad y fuerza.

Hizo amago de avanzar pero Fermi se interpuso silencioso e implacable y en un gesto que recordaba al de los tenistas o los jugadores de golf segó con su guadaña el cuello del monstruo. Y lo hizo con efecto consiguiendo que el muñón recién amputado de su víctima mirara hacia otro lado, sin apuntar hacia ellos cuando la cabeza salió volando.  Un estallido de sangre quemó el polvo que encontraba a su paso dejando un olor a cortocircuito. El cuerpo grandote de Fermi y su capa les sirvió de parapeto y ninguna gota del icor nefasto que esos seres tenían por sangre les alcanzó.

- Tiradas (3)

Notas de juego

1 de 2

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22/11/2018, 14:06
Director

Al abrir los ojos lo primero que vieron los que estaban tumbados fue el altillo de la casa de Laia más alto, más lejano, como visto desde un sótano. El piso se había hundido con ellos encima haciéndoles caer cuatro metros. Sus cuerpos estaban desperdigados entre los escombros, junto con la cama, en el centro de la sala. La cripta en que los sectarios custodiaban al hombre dormido en la isla de Léucade se había vinculado a la casa de Laia en París y ahora ambos compartían el mismo espacio.

Se habían traído del sueño ese estado que les hacía saber unos de los otros, conexión a la que se les había unido Clementine, que, en un extremo de la sala atendía a Sophie, gravemente herida. Fermi se interponía entre ellas y uno de los siete cuyo cuerpo ya sin cabeza se postraba de rodillas.

Al otro lado una de las paredes había caído hacia afuera abriendo un agujero en el acantilado. La luz que entraba por él sufría un extraño y hermoso efecto tornasol al atravesar el polvo y las minúsculas gotas de sangre asperjada sobre la sala, que tendría unos cuarenta o cincuenta metros cuadrados.

Salvo Clementine, que estaba en un extremo, el resto los tenían literalmente encima. Los siete líderes habían adaptado la que tenían por “su verdadera forma” para realizar el ritual. Medirían unos dos metros y medio a tres y vestían las patas de ave con espolón, la piel de color y textura arcillosa, un poco brillante, y las alas con plumas como cuchillas de cobre, plata y oro, que algunos tenían extendidas y otros plegadas.

Elliot tenía una pierna rota, atrapada por la cama, de la que se podía zafar con dolor pero sin dificultad. El hombre dormido se arrastraba junto a él, herido y Daniel había caído al otro lado del lecho dándose un fuerte golpe en la espalda cuyo dolor podía ignorar con facilidad aunque estaba en su forma de la vigilia.

Uno de ellos, que reconocieron como Vendela sostenía la cabeza de Geneviève, cuyo cuerpo decapitado todavía sufría espasmos junto a Daniel.

Al otro lado de la cama, otro de los siete, calvo y más alto que el resto, había abierto la caja torácica de Laia y estaba devorando voluptuosamente su corazón. Otros tres levantaban sus alas dispuestos a lanzarse hacia Fermi, a por Sophie. Otro se encaminaba hacia el hueco abierto hacia el exterior extendiendo las alas, presto a volar cuando una mujer de tez muy pálida y larga cabellera gris trataba de detenerle asestándole un tajo desde atrás, con una espada corta, sin éxito.

Mats despertó tumbado en la cama con la sangre de la doctora Gibran chorreando sobre su cara. Estaba en un lugar privilegiado desde el que podía divisar toda la escena.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Los seis que quedan de pie están al alcance de vuestros personajes (por el centro de la sala) salvo Clementine, Sophie y Fermi, que están a un lado.

Esta acción es un sólo asalto. En el caso de que Mats cante, el cántico le ocupa dos. No os cortéis proponiendo tiradas o consultando en la escena "Recapitular".

¡Suerte!

Edito: he añadido el sectario que me había quedado por describir. Está con los que se disponen a atacar a Fermi. Sí, falta uno que no está presente :-)

Edito 2: es relativamente fácil encontrar objetos para hacer daño (he hecho una tirada para ver qué dice la suerte al respecto). Tirada de Razón más Reaccionar o Percepción más engañar (la que más os guste) para encontrar un objeto adecuado, dificultad 7. Si sacáis siete o más, encontráis un objeto adecuado, podéis narrarlo vosotros, dentro de la lógica de la situación, claro. Seamus no tenía una colección de bazucas :-)

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22/11/2018, 17:00
Mats Bergstrøm

Me despierta un profundo y nauseabundo olor metálico, antes incluso de oír los gritos y los ruidos de pelea. Cuando abro los ojos, los haces de luz que perforan la semioscuridad me deslumbran, y siento un dolor pulsátil en las sienes. Un líquido caliente, espeso y de fuerte hedor herrumbroso se derrama sobre mi cara, haciéndome pestañear, confuso.

Sangre.

Me incorporo de sopetón, con un sobresalto, y me doy cuenta de que todo ha empezado ya. Me sobreviene una intensa náusea cuando cobro consciencia de todo lo que ha ocurrido en nuestra ausencia. Lo primero que veo es a Laia, arrancada de su silla de ruedas y abierta en canal como si fuese un animal, mientras uno de ellos, una bestia aviar de casi tres metros de altura, devora sus entrañas. Horrorizado, me paso una mano por la cara, girando la cabeza para ver que lo que estaba sangrando sobre mí era el cuerpo decapitado de la doctora Gibran, cuya cabeza aún sostiene uno de los monstruos, a unos pasos más allá. Mis ojos se abren con desconcierto al identificar a Vendela Döbeln, que ha asumido una forma inhumana que la hace prácticamente irreconocible. Conmocionado, continúo mirando a mi alrededor, clavado en el sitio. Veo a Clem en un rincón, aterrorizada; a Elliot junto al hombre dormido, atrapado bajo la cama; a Daniel derribado a un lado, doliéndose de la espalda; a Sophie y a Fermi atacados por varias de esas cosas; a Juliette, tratando de deshacerse de uno de los monstruos.

El espanto y la repulsión más absoluta me golpean de pronto, haciendo que casi me atragante. Una ira aterradora, absoluta, mezclada con la sensación de injusticia, de impotencia, se apodera de mí. Recuerdo en instantáneas a todas las víctimas de estos indeseables. Los sonámbulos que nos atacaron en el parque y a los que Pillet y los suyos tuvieron que abatir. Mi prima Ellisif. Toda la familia de Sophie. Leah. La gente del trasatlántico. Geneviève. Laia.

¡No! —exclamo, poniéndome en pie sobre la cama, atrayendo toda la atención sobre mí y caminando hacia el centro de la sala derrumbada—. No, no, ¡no! Otra vez. ¡Otra vez! ¿Hasta dónde llega vuestra infinita indignidad y vuestra locura? ¿Hasta dónde estáis dispuestos a llegar? Monstruos. ¡Monstruos! —Mis ojos desencajados los miran uno a uno desde mi cara embadurnada en sangre, que se ve casi negra por la falta de luz—. Queríais ser inmortales, pero no hay nada, nada en vosotros que sea digno de preservarse. Lo que habéis hecho no tiene perdón posible, jamás. Solo espero que aprovechéis vuestros últimos instantes de existencia para arrepentiros, y arrepentíos sinceramente, porque será lo último que hagáis.

En esto, mi rostro se relaja de un modo espeluznante, como una máscara mortuoria en la que hubiesen sido insertados dos ojos cargados del odio más ardiente del mundo. De repente sé lo que tengo que decir, lo que tengo que hacer. Palabras antiguas en un idioma que no conocía hasta ahora empiezan a surgir de mis labios, llenando la estancia en un cántico que se eleva y desciende, por momentos cantado, por momentos declamado, a veces apenas escupido con desprecio.

Drøymde mik ein draum i nótt,

ok i drauminom ek leit

þá helo feigo mennsko sveit,

hver sjon ol sin eiginn ugg…

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro Carisma más Sincerarse más Pneuma para castigar psicológicamente a estos hijos de puta, demostrarles toda mi reprobación, hacerlos sentirse culpables y miserables y para hacerlos desaparecer con dolor y sobre todo con mucho miedo. Eso sí, tiro en oculto porque soy un cagueta. Espero que mi particularidad Emotivo se aplique... Que sea lo que Óðinn quiera.

Edit: Post corregido. Cusa, dime si está bien ahora.