Partida Rol por web

El eco del Diablo

El sitio más lejano

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03/04/2016, 04:14
Sophie Taylor

¿Cuánto ha pasado? ¿Fue ayer? ¿Hace un año? ¿Hace diez?

¿Me quedaré así para siempre? Adrien.... ojalá pudieras oírme reír. Por favor sigue hablándome. Tu voz es mi vida. Si te callas...

¿Estoy muerta? Mamie... Eras tú, y tu tarta y tus pantuflas. ¿Morí contigo? Un ratito... puede que muriera un ratito... Pero cariño, volví, por ti. Estaba tan, tan cansada... Pero no podía dejarte. No así, cuando te había prometido algo rico para cenar. Y te lo haré, ya verás, cuando me ponga buena. Pero por favor, no te vayas. No te canses. Espérame.

Mamá. Oh, mamá. Cuida de él, por favor. Y de Zac. Y de papá. Y de... cuida de todos. Tú eres la más fuerte. Estoy bien, mamá, de verdad, ESTOY BIEN. Óyeme... Siéntelo... ESTOY BIEN MAMÁ.

¿Qué me pasó? ¿Por qué no podía frenar? ¿Por qué seguí acelerando? Es una estupidez pero... Esa mujer... ¿Casualidad? ¿Lo que dijo de las autopistas? ¿De los accidentes mortales? Justo antes de... ¿es posible? Bah, Sophie, ¿desde cuándo crees en las casualidades? Pero... ¿cómo? Tal vez me echó algo en la comida... Nah, eso sí que es estúpido, ¿acaso te crees la prota de una película policíaca? Aunque... ¿cómo pudo ser casualidad....?

Notas de juego

Cada vez que Adrien está en la habitación y habla, Sophie centra todos sus pensamientos en tratar de despertar, y de reír. Por otro lado, si es su madre la que entra, su energía se concentra en intentar transmitirle que está bien. No es que crea (yo, offrol) que sirva de nada, pero ella trata de desesperadamente de transmitirles eso.

Por otro lado, cuándo nadie habla y se pierde en sus pensamientos (pase el tiempo que pase), Sophie comienza a obsesionarse con una idea. En su mente suena una y otra vez la conversación con Vendela, lo que dijo de los alienígenas, los accidentes mortales, que su marido no le dejaba ir por la autopista. Al principio le parece estúpido, pero poco a poco se va autoconvenciendo de que está de alguna manera relacionado con su accidente. Subconscientemente, empieza a culparla de lo que le ha pasado.

Sobre lo de las secuelas físicas, supongo que lo más grave fue la herida del costado y la pierna. Propongo

  • Si Sophie hace un esfuerzo físico considerable, especialmente fuerza o velocidad, la herida del costado le dolerá y tendrá que parar, como si fuese una vieja hernia.
  • Cojera permanente por la pierna (asumo que pasará un tiempo antes que despierte).

Cualquiera de las dos, u otra que propongas, me parece bien. Dado que literalmente ha vuelto de la muerte, me parece totalmente justo que no se vaya de rositas.

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03/04/2016, 22:30
Arthür Guitry

Sin proponérselo, Natalie le había dado en realidad una idea que podía ser infalible para ayudarla a dormir...

—Sí, claro, a ver... Ayer estuve repasando un artículo sobre un concepto muy hermoso e interesante y que generalmente viene traducido muy pobremente en muchas de las ediciones que pueden leerse de los clásicos. ¿Sabes?, es uno de esos conceptos que en su contexto nos dice tanto... Si se entiende bien te das cuenta de que nos habla de toda una visión acerca de la vida, del cosmos y de la divinidad de los antiguos griegos— Una de sus manos soltó la de Natalie y con un dedo comenzó a acariciarle suavemente entre las cejas. Arthür comenzó mirando a su hermana pero conforme continuó el discurso su mirada se fue ensimismando y perdiendo en su interior y muy lejos al mismo tiempo.

—Se trata de un verbo que expresa la veneración máxima: sébein, sébesthai, que originalmente significaba «retroceder con respeto ante algo» y sébas en forma sustantiva, que se podría traducir como «respeto», pero piensa en un sentido que se acerca más que nada a «espanto», «miedo».— Siguió entonces bajando un poco más la voz y haciendo su exposición más pausada.

—El sébas se debía siempre a algo que se manifestaba y se hacía presente, algo capaz de provocar ese respeto profundo, ese espanto, precisamente por medio de esa aparición visible— Y haciendo una pequeña pausa trató de recordar algunos de los ejemplos que le habían fascinado.— Telémaco experimentó sébas ante el brillo del palacio real de Esparta; Ulises lo sintió cuando aparece ante sus ojos la increíble belleza de Nausícaa y tanto dioses como hombres sienten por igual sébas al contemplar el narciso, la flor maravillosa que la diosa de la Tierra hizo crecer con la intención de complacer a Hades, para que pudiera seducir a Perséfone antes de raptarla: «Verlo era para todos sébas, para los dioses inmortales y los humanos mortales» Cuando pronunció esta cita del Himno a Démeter cambió un poco la voz sin siquiera darse cuenta, haciéndola más solemne y grave. Después hizo una pausa buscando las palabras con que tratar de transmitir la maravillaba de todo esto.— Por eso, si comprendemos bien el sentido de esta palabra, entonces en verdad podemos adivinar que en el esplendor visible del palacio de Menelao, los ojos espirituales de Telémaco vieron el nunca visto esplendor del palacio de Zeus; Ulises contempló la nunca contemplada belleza de Artemisa en la hermosa Nausícaa y quien siente sébas al ver una flor experimenta en realidad el prodigio y el esplendor del arte divino...

Al decir esto último volvió al planeta Tierra mirando si su hermana había cerrado los ojos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

He hecho una tirada a ver si la estrategia para dormirla resulta. :-)

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04/04/2016, 09:38
H. Saint Jean de Dieu.

Rememorando poco a poco Sophie pudo reconstruir la conversación con Vendela. Cada detalle, incluso un gesto o un ruido de cubiertos le pareció que servía a una función oculta.

Supo que le habló -y de alguna manera le seguía hablando- a un nivel al que ella misma no tenía acceso. Una parte importante de las palabras, con pocos cambios -asumiendo, por ejemplo, que en lugar de hablar de la esquizofrenia de su marido le daba instrucciones a su a su subconsciente- se podía entender como una incitación hipnótica, una orden para lo que pasó. Por ejemplo, cuando dijo:

Pues si le digo la verdad es un misterio. Creo que ya le había pasado antes de conocerme y de alguna forma lo ha reprimido en su mente y ha fingido que no pasó. Apostaría a que estaba ahí, latente, en sus… genes... o lo que sea. Lo que es verdad es que llegó un momento en algo hizo saltar el resorte, quizá el estrés, quizá la edad…

Le pareció que se podía entender a dos niveles. En principio, el evidente, como una incitación a asumir que el señor Montillet estaba loco. Luego, si ese nivel no era creído por ella, comenzaba el siguiente, dirigido a su subconsciente:  un condicionamiento latente, el resorte que propiciaría el el accidente.

Cuando decía:

-Es horrible, y cuando está así nadie puede hacer nada por él. No se deja ayudar y se niega a tomar medicamentos, yo diría que porque necesita sentirse él mismo y esos tratamientos te embotan y pierdes facultades. El resultado es que por sí mismo es absolutamente incapaz de frenarlo o pedir ayuda.

Vendela tejía la sensación de indefensión que hizo que Sophie no fuera capaz de pedir ayuda, el embotamiento que la mantuvo agarrada al volante y la incapacidad de frenar.

Cuando clavó el tenedor en la perdiz, cuando bebió el vino, eso era distinto, tenía un peso simbólico, un efecto extraño en su cabeza que no podía comprender y que parecía más bien el hechizo de una bruja. Recordó su malestar, sus ganas de salir de ahí.

Con:

-Esta crisis empezó hace unos meses. Se despertó diciendo que eran capaces de controlar los pilotos automáticos de los coches y los aviones. Que los alienígenas hacían minería de datos y podían prever conductas futuras y cuando alguien resultaba potencialmente peligroso para sus planes, ¡zas! sufría un accidente mortal.

Condicionaba el accidente a su decisión de ayudar o no al señor Montillet. De ahí se podía deducir que su decisión de ayudar pondría en peligro los planes de “la bruja”. Y como decidió colaborar, pese a las promesas de un trabajo seguro, saltó el condicionamiento provocando el accidente. Recordó que Vendela hizo un chasquido con los dedos, como cuando los hipnotistas modulan un trance con una palmada.

Y luego, cuando dijo:

-¡No me deja ir en coche por autopista! ¿Te lo puedes creer? Está trabajando en un demencial artículo sobre el tema, pero por suerte el artículo es tan largo que nunca lo terminará.

Si se supiera esto, perdería el control de los medios en los que participa y toda su credibilidad como informador, y sería el fin de su carrera, que es su vida.

Vendela insistía otra vez, ahora especificando que el accidente ocurriría al entrar en la autopista.

Pero aquí puedo atisbar otro nivel de condicionamiento, uno hecho por si no moría, una amenaza por si contaba lo ocurrido o escribía sobre ello. Otro nivel que Sophie intuía que también imbricaba el resto de la conversación y tal vez todavía no se había puesto en marcha.

Supo sin ninguna duda que el origen del accidente fue esa conversación. Ni siquiera fue una droga que tuviera la comida. Eran sus palabras, sus gestos y una parafernalia que tuvieron un efecto casi imposible entonces de adivinar, pero no de intuir. Y podía recordar perfectamente el extraño malestar que ese momento le causó, la alarma entonces incomprensible, ahora no.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Si quieres narrar los pensamientos, sentimientos, esfuerzos mentales etc de Sophie adelante. Si prefieres que continúe me lo dices y sigo con el siguiente post.

La secuela más adecuada me parece la cojera. Puede necesitar un bastón, sobre todo si anda mucho.

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04/04/2016, 16:23
H. Saint Jean de Dieu.

No sabría decir el momento en que su hermana se había quedado dormida. Se le notaba tranquila, con una sonrisa.

Los ocho o nueve aparatos que daban datos no emitían luces rojas ni sonidos preocupantes.

El cielo empezaba a ponerse azul oscuro aunque todavía quedaba un rato para el amanecer.

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04/04/2016, 21:46
Arthür Guitry

Observar el sueño apacible de su hermana y ver el cielo clarear tímidamente comenzó a disipar el sentimiento sombrío que se le había agarrado al corazón desde que salió apresurado de casa. Después de que ella descansara como es debido podrían hablar de lo ocurrido pero ante todo debía quedar fuera de peligro; alejó de este hilo de pensamientos la posibilidad de que esto pudiera no ser así.

Ordenó en un momento las cosas de su hermana como en un automatismo y luego se quedó unos minutos más observando que todo estuviera en calma. Natasha estaba pálida. Las ojeras que nunca la abandonaban por completo, y que lejos de afearla le daban un aire interesante a su mirada, estaban ahora teñidas de un marcado violeta. La sonrisa con la que se había quedado dormida consoló un poco a Arthür, sin embargo.

Era realmente guapa. Era buena, resuelta, divertida, inteligente... ¿Por qué había llegado a hacer algo así? ¿Había sido inconsciente por su parte? ¿Podría acaso no haber sabido lo que estaba tomando? ¿O qué ocurría en realidad? ¿Qué había o faltaba en su vida para llevarla a arriesgarse a algo así? Arthür temió que tras reponerse por completo del efecto de las drogas no quisiera contarle qué había ocurrido. ¿Sentiría vergüenza? ¿Habría dejado de confiar en él?

Apesadumbrado por estos últimos pensamientos salió sin hacer ruido en busca del mostrador de enfermería. Quería volver a hablar con el Dr. Bärenthal antes de que pudiera terminar su jornada.

Notas de juego

Mi intención es averiguar todo lo posible sobre el resultado de las pruebas que le hayan hecho, si deben hacerle alguna más o algún tratamiento o sólo mantenerla en observación. Pero también quisiera saber si alguien la acompañó hasta el hospital. Si algún trabajador de la clínica pudo ver a quien pudiera llevarla allí, un coche, lo que sea. También quiero saber cuándo podría llevársela a un hospital público sin ponerla en riego para nada. Pagar un sólo día de esto va a resultar imposible a Arthür y no creo que a ella le sobre el dinero tampoco. :-P

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05/04/2016, 00:26
Jens Bärenthal

El despacho del médico era muy grande y confortable. Sobre la mesa había una foto de una familia muy numerosa. Ofreció un asiento a Arthür, apoyó los codos en la mesa, cruzó las manos y habló:

-Sr. Guitry. Lo más probable es que su hermana despierte mañana recordando lo que ocurrió. Pasado, todo lo más.

Carraspeó, pensó un poco, cruzó los brazos y se echó hacia atrás en su butaca de piel.

-Si pasó algo malo o desagradable no puedo aconsejarle otra cosa a su hermana que lo denuncie a la policía. Incluso si no pasó nada, la ley dictamina que abandonar una persona herida en un hospital sin identificarse puede ser calificado de delito por abandono.

De nuevo se volvió hacia adelante apoyando su cabeza sobre los puños.

-Por eso mismo le puedo aventurar lo que ocurrirá con bastantes posibilidades de éxito. Sabemos, por un testigo, que su hermana salió por su propio pie de un deportivo gris. La señora no ha sabido decirnos el modelo, mucho menos la matrícula. Lo más posible es que el dueño de ese coche caro conociera la clínica y en estos momentos esté preguntando a alguien inteligente, responsable y abogado de su padre si lo que ha hecho puede suponerle un problema. Ese abogado se pondrá en contacto con su hermana para pedir disculpas por lo ocurrido y como mínimo se hará cargo de la factura. Eso en el caso de que no haya cometido más falta que traerla aquí sin dar la cara.

En todo caso nosotros tomamos la decisión de no trasladarla a otro hospital y por lo tanto usted no tiene por qué pagar el coste del ingreso, ni del traslado. Así que en tres días no se preocupe más que por la salud de su hermana, y si recuerda algo desagradable yo llamaría a la policía sin pensármelo dos veces.

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05/04/2016, 00:46
Sophie Taylor

Ahora lo sabía. Fue ella. No le cabía ninguna duda. De pronto era una certeza tan simple, tan palpable, como la humedad del agua, el color del cielo, el tacto de una mano contra la otra.

Primero sintió miedo. ¿Cómo era posible? ¿Cómo podía haberlo hecho? Pero el miedo duró poco, sólo un instante. O una hora. O un mes, o un año. El tiempo era relativo para Sophie.

La serenidad pronto cubrió el miedo, como una manta. Había sobrevivido, y la había descubierto. Y había visto a su abuela. Sophie se sentía extraña, como más segura. Como si esta segunda oportunidad tuviese un motivo. Un propósito. Era como si un conocimiento, velado para todos, se le hubiera sido concedido.

No sabía qué haría. ¿Enfrentarla? ¿Avisar al señor Montillet? ¿Contárselo a Adrien? No, eso último no podía. La amenza velada. ¿Y si le ponía en riesgo? A ella no le importaba demasiado. Se sentía segura. Pero a él jamás le pondría en riesgo.

Sus pensamientos rondaban al señor Montillet. Sus manos sobre el piano.

Después de tocar, de repente..., supe..., sé que parece estúpido, pero supe que sabía, sabía..., sé que yo tengo una hija.

En la oscuridad infinita que era el todo para Sophie, sonaba la melodía que había tocado, con calma, una y otra vez. Posiblemente habría sido capaz de tocarla si le hubieran puesto un piano delante, o así de capaz se sentía al menos. Las notas le eran tan familiares ya como el sonido de su voz.

Una nueva idea comenzó a rondarle la cabeza. El señor Montillet intuía algo. ¿Sería la melodía su resorte? ¿Podría deshacer su hechizo? ¿El piano? ¿El cello que faltaba, tal vez? Con calma, con serenidad, con todo el tiempo de la eternidad, Sophie se adentró en esa idea. En si habría forma de alertarle. De alejarle de la influencia de ella.

Una pequeña parte de su mente, tímida, seguía tratando de sonreír. No olvidaba a Adrien. Reiría para él.

Pero una tarea ulterior comenzaba a formarse en su mente.

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05/04/2016, 09:01
Arthür Guitry

—Muchas gracias por todo, doctor— dijo Arthür levantándose y dándole la mano a Bärenthal con un gesto sinceramente agradecido. —Me gustaría sin embargo pedirle algo, si no le importa: quisiera poder hablar con la mujer que vio el deportivo aunque en principio no recuerde nada más. Tal vez pueda contarme algún detalle importante. No sé... Si usted pudiera transmitirle, por favor, que estaré en la habitación y que estaría muy agradecido si viniera a verme cuando le sea posible aunque sea un momento. No la retendré mucho. Tal vez ese tipo no tenga el valor de ponerse en contacto con mi hermana.

Arthür se dirigió después directamente a la habitación de Natalie haciendo una breve parada en la máquina de café. En cuanto fuera la hora de que alguien atendiera por teléfono llamaría al departamento para explicar que debía tomarse unos días para cuidar de su hermana. Debería hablar después también con Jelena, otra becaria de investigación y profesora ayudante compañera suya a quien, sin duda, le iba a caer sustituirle en las clases.

Entró en la habitación pensando en el deportivo gris y su conductor. Por un lado no había dejado a su hermana tirada sin atención médica pero por otro había sido un cobarde absoluto dejándola entrar por su propio pie. Luego ella se desmayó en la entrada. Y tal vez fuera él quien le hubiera dado la droga. Sus pensamientos se acallaron aquí, negándose Arthür a querer imaginar nada más.  «¡Maldito miserable

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05/04/2016, 13:07
Natalie Guitry

A las pocas horas su hermana despertó un poco desorientada, le costó unos largos segundos situarse pero en cuanto se percartó de Arthür se echó una mano a la cabeza.

-UUUUhhhh, Art.

Estuvo otros segundos pensativa, hasta que abrió mucho los ojos, y se los tapó con ambas manos y exclamó, no sin cierta teatralidad:

-Aaaala. Uy uy uy...

Y se escurrió hasta esconderse en el interior de las sábanas. Su voz se oía apagada desde dentro.

-¡Pero qué vergüenza! ¡Déjadme sola! ¡Me voy a enclaustrar y desapareceré para este mundo tan, tan cruel!¡Aparta todos los espejos que no quiero ni veeeerme!

Estaba claro que no quería para nada que Arthür se marchara, pero tardaría en salir a la superficie.

-Porfi, ¿me pasas las gafas y el móvil?

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05/04/2016, 16:05
Arthür Guitry

Hasta que su hermana despertó Arthür había estado sentado en un sillón junto a la cama sumido en pensamientos más o menos difusos. Saltaba de los recuerdos de los últimos meses en París y de las veces que había salido con Natasha y algunos de sus amigos, a ciertas impresiones y momentos de su infancia en Saint Malo. Recordó sobre todo cuando salían a volar en la avioneta con su padre y el verano en que casi creyó haberla convencido de hacerse geógrafos e ir a explorar algún lugar todavía ignoto.

Lo primero que sintió al ver que parecía que Natalie se despertaba de una especie de resaca monumental y que actuaba tan teatralmente fue un alivio intenso. Si algo malo hubiera ocurrido no habría reaccionado así, de modo que sonrió cuando la vio cubrirse la cabeza y hablar con ese tono como de diva defraudada con su público. Enseguida pensó sin embargo que algo que pudiera avergonzar a su hermana tampoco podía ser completamente inofensivo. No estaba seguro de que esa vergüenza, en este momento en que parecían fluir sus recuerdos, viniera precisamente de haber estado al borde de la muerte.

—No, no, Natasha. No voy a darte el móvil; ¿no crees que para hablar con la primera persona que deberías no te hace falta? —Aunque el tono de reproche sonaba un poco falso, no por ello dejaban de ser firmes su voz y su intención. —Vamos, cuéntame.

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05/04/2016, 18:03
H. Saint Jean de Dieu.

La puerta se abrió y escuchó hablar a su madre.

-Oh mujer, ¡no tenía por qué!. Gracias por haber venido. ¡Qué flores más bonitas! ¿Son narcisos?

Unos segundos de silencio y...

-No llore. Ella está bien. No llore por favor, que... yo...

Su madre se echó a llorar.

Al poco notó que una mano acariciaba su cara. Sentía las uñas raspando sutilmente su piel como garras de un ave de presa.

Luego otra vez su madre.

-Siento lo de su marido, de verdad.

Silencio, y:

-Eso, no pierda usted la esperanza. Mírenos a nosotros.

Sophie sólo oía a su madre, las palabras del interlocutor no llegaban a ella.

-No llore. ¿Quiere que le deje un rato a solas con ella? Seguro que le hace bien. Sophie es tan buena que resulta curativa sólo por estar cerca.

-No sé qué decirle.

-Nó, por favor, no llore más. De acuerdo, quédese usted. Pero tenga mi teléfono…

...

-Al menos llámeme usted por la mañana. Le prometo que yo descansaré.

-Sabe qué le digo, que acepto esas entradas. Siempre he querido ver un estreno de teatro desde un palco.

-Aproveche y duerma, señora Montillet, verá como mi hija le hace bien.

...

Y la puerta se cerró.

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05/04/2016, 18:06
Vendela Döbeln

La oscuridad se hizo diferente, como de un negro más opaco, más ignoto.

Retiró sus sábanas. Le fue desabrochando botones, le quitó las vías y las ventosas de los cables. Despacio, ordenadamente.

Así hasta que Sophie notó que estaba desnuda en la cama.

Luego la lavó con una esponja y agua fría.

Y la dejó al aire hasta que notó el peso de una manta muy pesada, pelo muy suave y cálido y olor fuerte a animal muerto. Y finalmente el cuerpo palpitante de Vendela entró bajo la manta y se pegó a ella, abrazándola. Podía sentir sus latidos a través de los huesos. Su aliento en su oído. Su voz un poco rota:

-Ven Sophie, ven conmigo y olvida el dolor. Ves, ¿ves? mira. Hay un sitio donde quiero que vayas. Ven conmigo, luego tienes que seguir sola.

Subió la intensidad de su voz declamando en un tono y con una energía que Sophie no había oído nunca antes:

- Cuando estés a punto de morir e ingresar en la bien construida morada de Hades, hay a la derecha una fuente y, cerca de ella, enhiesto, un blanco ciprés. Allí, descendiendo, las almas de los muertos encuentran refrigerio.

Tomó aliento.

-Tienes sed Sophie. Bebe. Bebe. Bebe.

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05/04/2016, 19:21
Natalie Guitry

Natasha abrió las mantas con un brazo e invitó a su hermano a entrar. Luego le habló en voz baja:

-Anoche fue una noche movida, hermanito. Estuve en una fiesta y acabé tomando creo-que-opio en una sauna. Ejem... Bueno, entré con alguien y luego vino otro alguien, tampoco hace falta dar detalles. La gente parecía ir de buen rollo y saber lo que se hacía.

Cuando me marchaba me tropecé con un chico muy guapo, alto y elegante pero demasiado joven para mi gusto, recuerdo que pensé que era como los de las películas. Se ofreció a llevarme a casa y en el coche me dio de fumar algo que sabía raro y me invitó a acostarme con él, me negué con un pequeño cumplido y cuando noté que algo me estaba sentando mal le pedí amablemente que me llevara a urgencias. Me dejó aquí, en la puerta. No recuerdo haber tenido que forcejear ni nada. Ni me tocó.

-Supongo que lo que llevaba el cigarro era incompatible con lo que llevaba la pipa. Sí, lo sé. Estoy involucionando.

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05/04/2016, 19:56
Arthür Guitry

Se echó junto a su hermana y no la interrumpió ni siquiera con un gesto durante todo su relato. Estar allí, escuchándola ahora, cuando todo parecía haber pasado, cuando disipó alguno de sus temores, hizo que toda la tensión que había experimentado se concentrara en el único y terrible punto: podía haber muerto. Sí, era algo que había sabido desde que el doctor había hablado con él hacía ya varias horas pero era como si, hasta ahora, no lo hubiera comprendido realmente. Lo había entendido como se comprenden las cosas con la razón, no como se comprenden cuando son vividas. Cuando nos cambian para siempre.

Trató de hablar pero en un primer momento sintió la garganta totalmente trabada. Tenía ganas de llorar y de gritar pero empleó todas sus fuerzas en evitarlo. A pesar del esfuerzo sintió cómo sus ojos se humedecían. Y con la voz quebrada que fue capaz de hacer salir a través del nudo de su garganta sólo pudo decirle:

No vuelvas a hacerlo. Por favor.

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06/04/2016, 08:49
Natalie Guitry

-La gente muere por tonterías y he sido muy, muy tonta.

Miró a Arthür.

-Siento haberte asustado hermanito. No, no lo haré más.

Y tapó a ambos con la sábana. Como cuando jugaban a que acampaban en una tienda de campaña del desierto del Gobi.

Notas de juego

Si quieres ponme lo que haces por el día y seguimos después de la cena, en el hospital.

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06/04/2016, 09:49
Arthür Guitry

El desconcierto que sintió en un primer momento sumado al disgusto y el temor a no poder controlar su mezcla de tristeza, rabia y decepción -aunque también alivio por haber pasado lo peor-, hizo que Arthür se levantara enseguida de la cama. La verdad que no estaba para jugar a acampadas y quería serenarse y estar solo unos momentos. Como debía ser cerca del mediodía y su hermana no había comido nada aún (tampoco sabían los médicos que había despertado y tal vez tuvieran que hacerle algún chequeo), Arthür utilizó la «excusa» para salir a dar parte.

El resto del día estuvo más bien callado. Respondiendo a todo lo que su hermana preguntara, escuchándola si le hablaba, pero sin ser capaz de comenzar por sí mismo una conversación. Necesitaba escuchar algo más que ese «no lo haré más» tan poco convincente. En algún momento en que todo estaba tranquilo y no se le necesitaba para nada especial salió a dar un paseo por el jardín del hospital. Estaba enfadado por estar enfadado y se recriminó el aprovechar que su hermana hubiera salido de peligro para desahogarse. Hasta se le antojaba cruel el estar tan callado. No podía dejar de sentirse un poco idiota estando ofendido, pero no se sentía capaz de evitarlo.

 Se quedó un largo rato contemplando un arbusto cuyas flores habían comenzando a cerrarse ante la cercanía de la noche.

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07/04/2016, 10:06
H. Saint Jean de Dieu.

Durante el día, Natalie dijo frases cortas, hizo preguntas sencillas. Manteniéndose lo más cerca que podía sin acercarse demasiado, como un perro que sabe que ha hecho algo malo y que espera a que le levanten el castigo.

El jardín del Hospital era grande y tenía algunos árboles centenarios y arbustos recortados con formas geométricas. Todos esperaban la primavera con ansia, algunos tenían las yemas a reventar, otros no habían podido esperar al calor y ya desplegaban sus primeros brotes.

Sentado en un banco de forja le sorprendió el anochecer. Subió por las escaleras y cuando entró en la habitación tardó unos largos segundos en comprender que no era la de su hermana.

¿Era la luz? ¿La luz de la luna la que iluminaba el cuarto?

Había una estantería con algunos libros y otra cama vacía.

Junto a su cama, en un estante de la pared, casi oculto entre las sombras había un hermoso jarrón de cristal biselado lleno de agua negra del que salían unos narcisos mustios que desprendían un olor putrefacto.

Bajo el estante dormía una chica joven, de rostro agradable,  pelo castaño y expresión serena. Tenía varios monitores que dibujaban gráficas en silencio.

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07/04/2016, 15:34
Arthür Guitry

Notas de juego

¿Puedo hacer una tirada antes? Mi intención es ver si Arthür puede saber (si es muy llamativo y pudiera saberlo alguien que no sea sanitario por los aparatos y demás, claro está), si la chicha está dormida y monitorizada como estaba su hermana o parece algo más grave, como que esté en coma. 

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07/04/2016, 15:49
Director

Notas de juego

Sí, ¿qué te parece percepción más ciencia, dificultad 9?
 

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07/04/2016, 15:51
Arthür Guitry

Para cuando Arthür se dio cuenta que se había equivocado de habitación ya se encontraba plantado en medio de ella. En un primer instante, más que entrar en otra estancia le pareció haber entrado en otro mundo. Bajo aquella luz el espacio tenía algo de cueva, de paraje encantado y tuvo una sensación apenas consciente de cierta familiaridad, como de un recuerdo muy lejano que no sabía si era suyo o tal vez de algún lugar sobre el que hubiera leído.

Aturdido, giró sobre sí mismo en distintas direcciones hasta que se hizo una composición del lugar. El ramo de narcisos marchitos daba a la estancia un aire sombrío, como si se velara en ella un cadáver en lugar de tratar de alegrar la habitación de una joven convaleciente. Enseguida le vino a la cabeza lo que había estado contándole a su hermana acerca del «espanto» y del «narciso», pero lo recordó en su vertiente funesta, como anzuelo, como trampa para un secuestro, y sintió un fuerte desagrado por su olor y el negro color del agua. De algún modo aquella habitación le pareció detenida en el tiempo o tal vez fuera de él, con esa luz un tanto fastasmagórica que iluminaba tan tenuemente.

Su impulso era abrir las ventanas y dejar que el aire fresco del atardecer renovara el de la habitación. Y sobre todo llevarse de allí esas flores. Todo esto cruzó su pensamiento en apenas dos segundo y fue más como una fuerte impresión pues su atención se concentró en la chica.

Estaba ampliamente monitorizada y parecía dormir profundamente. Tal vez le hubiera ocurrido algo parecido a su hermana o tal vez estuviera en coma, no estaba seguro. Dio un solo paso hacia la cama, tímidamente, para tener una mejor imagen de su rostro. Se quedó contemplando sus rasgos y la serenidad que transmitía. Arthür sintió una inmediata simpatía por ella, como hacia alguien muy cercano después de su propia experiencia del último día. Tal vez por eso, como por impulso, deseando fervientemente hacer algo útil por aquella chica y queriendo olvidar su enfado y frustración, se atrevió a hacer lo que habría hecho en su propia habitación: miro una vez más en derredor con actitud de sospechoso y tomó el jarrón entre sus manos.

El olor de los narcisos era de lo más desagradable, amenazando con quedárse agarrado a la garganta; arrugando la nariz, girando la cara y estirando sus brazos cuan largos eran, tiró el ramo en una papelera, el agua por el lavabo y enjuagó el jarrón. Luego, como tomando conciencia de pronto, se quedó paralizado pensando en qué iba a decir y cómo iba a salir del baño si la chica se hubiera despertado por el ruido. Se quedó escuchando unos segundos para ver si percibía movimiento y después, jarro vacío en mano, se asomó con los ojos muy abiertos por la rendija abierta de la puerta del baño. 

- Tiradas (1)