Partida Rol por web

La escena me parecía de lo más curiosa, el pintor analizando a los policías y los policías analizando al pintor. Estreché la mano de "Reneé" y noté lo destemplada que estaba, en un primer momento pensé que era solo una presencia, luego me di cuenta de que era de carne y hueso... O por lo menos algo corpóreo, mi curiosidad crecía, ¿Cómo lo había logrado? Estaba apoyada en la mesa con un codo y mi mentón en la palma de mi mano, me puse de lado ligeramente para ver mejor la escena.

De que modelo hablar Señor, podemos hablar con ella? Esta aqui?

Casi me río, aunque la situación era seria... Creo que el vino me había hecho algo de efecto. Ojalá la vida fuera así de fácil. -Si la modelo hubiera estado presente se los hubiera informado, no lo duden -acoté en breve lapso de silencio. Luego otra andanada de preguntas, las palabras iban y venían como en un ping pong demente. Yo también estaba observando a todos, analizando sus respuestas y sopensándolas, en especial las de Jacques, corroborando cuanto me había dicho.

Vi que la agente Tatou miraba alrededor como buscando algo, luego se aleja y yo me levanto y la sigo -¿Pasa algo agente? -inquiero preocupada, -Déjeme chequearla -digo y le tomo el pulso, por supuesto no espero encontrar puso alguno.

Como Chialin se levanta sorpresivamente, el pie a la conversación se desmorona en mi cabeza, y me acabo centrando en Leah y en los alrededores.
No quiero presionarla, pues intuyo, por las explicaciones a medias y las evasivas del coche, que ni siquiera ella sabe de lo que es capaz.
Por eso le doy un espacio y un tiempo, que no puedo mas que rezar, que sea suficiente.
Desde el fondo de mi feudo mental, empiezo a montar una cuenta ascendente: uno missisipi, dos missisipi...
Mi mano se acoge con discreción, al tanteo del arma en mi costado, mientras con una paciencia y concentración, de esfuerzo bárbaro, contemplo al extraño e inquisitivo pintor, a la mirada, apuesto que curiosa de Clementine y al comportamiento de Leah.
Como buena doctora, Clementine se resiste a dejar a una posible paciente y, como espíritu sagaz, a un visible misterio que revelar.
Acongojado por la falta de control ofrecida por la incertidumbre de no saber que puede pasar, reniego de quedarme sentado. Ojala supiera lo que se puede desencadenar y ojala ese conocimiento me ofreciera un medio de solucionarlo o canalizarlo. Me temo que habrá que improvisar.
Me levanto pulcramente pidiéndole al pintor un segundo de pausa, para quedarme a la distancia justa en la que poder apartar a Clementine si fuera necesario, concentrándome en el rostro de Chialin, en sus gestos y sobretodo en la base de su cintura que alberga su centro de gravedad por si me pueden anticipar algo, aunque sea el movimiento.
Aunque la piel de la punta de los dedos de mi inteligencia e imaginación, me dice que yo también poseo algún talento, en este momento y ahora es la intuición de las dos mujeres la que creo que esta arañando la costra de lo que se nos oculta.

Clementine se levantó y se acercó a Leah con idea de tomarle el pulso. Para entonces la policía notaba su corazón como una piedra pesada en en el interior de su pecho.

El pintor aceptó el inciso propuesto por Daniel asintiendo con la cabeza y siguió contemplando la escena desde su silla.

El agente Mallutz apenas se había levantado cuando todos oyeron la música detenerse. Ni sonaba el piano, ni se oía a la gente ni se veía a nadie en la pequeña fracción de la planta baja que se podía contemplar desde el ángulo en el que estaban, en el primer piso.

Parecía que de repente se hubiera hecho el silencio.

Estaba por preguntarle algo más a la agente cuando noté que la música cesó de golpe y un extraño silencio nos envolvió. Miré en derredor, el agente Mallutz estaba inquieto, Leah actuaba extraño y el pintor en medio de todo aquello. ¿Se nos estaba escapando algo? Miré en derredor; no me agradaba en absoluto la idea de que dejáramos al testigo o lo que fuere solo. -Agente, custodie al señor Jacques, yo me ocupo de su compañera -luego me dirigí a Leah con voz baja -¿Este es tu cuerpo? ¿Cómo llegaste a este estado? -inquirí.

A veces, como ahora, el silencio súbito es como cuando se apagan las luces y te ciega la oscuridad.
Los primeros instantes son desconcertantes y se atisba que la realidad se sujeta por alfileres.
Pero afortunadamente, el proceso de reafirmar la fuerza de la estructura de las convicciones, es rápido si te lo permite la experiencia.
Sutilmente, a la primera ausencia de acordes y sonido humano, ya he desenfundado y casi por un instinto telepático mis pies han reculado unos pasos en dirección a la mesa, ganando visión y espacio. Me apropio de una posición con una distancia equivalente hasta Jean Jacques como a Leah, tanteando los lugares de este primer piso con la mirada y las posibilidades que pueden ofrecer las piezas de mobiliario y decoración para una defensa o una necesidad de escapatoria.
Observo, a saltos de la mirada, al pintor pendiente de que si esta involucrado se trasluzca en sus gestos o algún ademan, mientras con los rabillos del ojo controlo cualquier peligro de la periferia.
No hay delirios de balas volando, ni las ondas de calor de fósforo blanco, ni las vocingleras cacofonías de los matones de cartel insultando, pero aun así de diferente huele igual a emboscada.
Chialin, ¡Por la sagrada Madre y la Santa Muerte! Atenta. Protege a la doctora. Yo estoy con el pintor.
Acercándome levemente al borde de la visión, que ofrece la balconada, intento adquirir un vistazo rápido del piso de abajo.
¡Rostand! ¿Esta ahí? - espero que este o no este haya intuido la necesidad de refuerzos.

Aun estoy aturdida experimentando lo que siento. Se que Daniel quiere que cuide a la Doctora y asiento pero ella se ha acercado a mi interrogativa.

La veo de arriba a abajo y siento el remordimiento.

Estoy asi por tu culpa...

Siento el odio en ese momento y mas resentimiento al recordar que fue ella la que me dejo morir. Mori en sus brazos sin que me sacara esa sensacion de ahogo en la garganta que luego me persiguio al pozo y me torturó. Yo cumpli con mi deber, porque los demas no podian.

La mire de arriba abajo y entonces me rendi. Una vez mas como cuando el agua llenada mi nariz y la pestilencia mis pulmones y todo era podrido en mis venas y solo la luz arriba a traves de la piedra me hizo salir, me rendi. Me rendi porque tampoco queria seguir luchando por ella, por Daniel, por la niña, por mi. No tenia sentido tanto esfuerzo.

Vi su rostro de verdadera preocupacion mas alla de querer entender, de tener curiosidad clinica, ella estaba preocupada, y se lo agradecí. Mis brazos se extendieron y la abraze con fuerza, la abraze como un ahogado a la tabla sobre el agua, como una niña a su padre despues de caer, como una esposa a su hombre despues de vencer...

Solo la abraze porque de alguna manera ella y Daniel no me hacian sentir sola en este vacio que se llamaba cuerpo de Leah.

- Soy yo doctora, soy la misma que hace un par de dias, pero si mori. Estoy muerta de hecho. Ni siquiera yo lo entiendo, pero supongo que la version corta es que la criatura que enfrentabamos murio despues de convertirme en su discipula. Al transformarme debo comer los cuerpo putrefactos de los impios. Es la unica forma de subsistir y es lo unico que me mantiene en pie.

Vi la cara de la doctora. Parecia una historia de una peliculo lo que le contaba y aun asi no me juzgo de loca asi que ella sabia, debia saber algo, tal vez Daniel ya le habia dado el curso rapido de sobrenatural 101 que tuve hacia unas horas antes. No lo sabia.

- No se asuste doctora, aun no he comido carne muerta ni nada de eso, asi que sigo pudriendome por dentro.

Tome su mano y la puse sobre mi pecho para que notara lo que era evidente. No habia pulso. Debia estar fria tambien. No lo sabia. Aun tenia color y eso era importante.

- Tomo un liquido que me dan en el CSB. Es algo sobre natural que me mantiene con vida o retrasa lo inevitable.

No habia necesidad de mas detalles.

- Asi que ahora soy este despojo de no humanidad, y solo se que quiero resolver este caso y si he de morir despues pues que asi sea, pero no antes de asegurarme que esto no le pase a nadie mas.

Me seque las lagrimas que sabia que no tenia y revise de nuevo a mi alrededor para estar segura que no habia peligro aun.

- Tienes sus ventajas doc, ya no me duele la cabeza, no me vendra mas la menstruacion y no tengo que dormir.

Trate de sonreir.

Con su última frase Leah notó su corazón volviendo a latir tan fuerte que la doctora pudo oírlo a un metro de distancia, como si fuera el único sonido de la sala.

Hubo un destello de oscuridad, como si se hubiera apagado y encendido la luz, cosa de un segundo. El suelo crujió. El pintor se había desvanecido dejando una especie de estela quieta, una suerte de silueta opaca, brillante por sus bordes que desprendía un vapor oscuro que la iba desintegrando lentamente.

Todo continuaba en silencio y la luz era tenue y amarillenta, como si hubiera un incendio lejano.

En el piso de abajo Daniel vio el piano volcado contra el suelo, con dos patas rotas, como un animal vencido por el disparo de un cazador.

Creo que nuestro Perro de Dios lo ha mordido pero bien, se que escucho en mi cabeza sin que me quede aliento para expresarlo. Luego miro a Leah, por que por estos instantes es a ella, lo siento, y me rectifico: Lobo...no...mejor Sabueso...o quizás Mayoral. No, no...tiene dientes y caza...Definitivamente sabueso.
Miro el suelo de la galería donde languidece el piano fulminado y con el arma lista al costado pero apuntada al suelo miro a las dos mujeres - Chialin ¿Era este...um...infortunado una de esas sombras?¿Es lo que hace...eh...Él? - digo mirando el esqueleto del baile de luces y contraluces - ¿O es que se ha largado dejándonos con una sonrisa agridulce?
Dios sabe que los nervios los tengo como gelatina sobre un alambre pero apenas lo que puedo concentrar lo focalizo en los aspectos detrás de la esquina, mirados por el rabillo del ojo que levanta la punta de la alfombra.

La mirada de Leah me golpea de lleno, sé que hay palabras que no me está diciendo, palabras que no son de cariño... Claro, me doy cuenta y bajo los ojos: es porque no pude revivirla, porque por más que luché y luché, no logré salvarla y ahora tenía esta... ¿Nueva oportunidad, misión, no-vida?

Me mira de arriba a abajo dos veces y no sé si me atacará o si me abrazará, podría ser cualquiera de los dos, me temo... ¿qué decidirá? Sus brazos se abren y me estrechan de una manera que me deja sin aire, su perdón me recorre por dentro y me relajo inintencionadamente en ella. No salen lágrimas de mis ojos pero noto que me arden y la visión se torna algo borrosa; tiemblo y resisto el impulso de dejarme llevar porque no es mi estilo mostrar mi debilidad ante los demás. Si me hubiera abofeteado me lo hubiera merecido, pero viendo esta actitud logro entender por qué su compañero parece valorarla tanto. Mi mirada, la que le devuelvo, es de agradecimiento.

Mis ojos se abren como platos mientras las palabras salen de su boca, la información es tanta que apenas logro procesarla, los datos se rompen en mi mente y se dispersan al tiempo que lucho para que el rompecabezas vuelva a rearmarse. La agente Tautou, ¿Discípula del ser que la mató? ¿Acaso hay un destino más amargo que ese? Sí, comer la carne putrefacta de los impíos, claro, porque cuando el destino se pone en tu contra lo hace riéndose de ti, apuntándote con el dedo.

Me reservo estos pensamientos mientras el sonido de su voz continúa, mi rostro no muestra la menor expresión entrenado como estaba para no derrumbarse cuando tenía que dar malas noticias a los pacientes. Sin embargo, no puedo reprimir un sobresalto cuando toma mi mano y se la pone en el pecho, mis ojos bajan de su boca a su pecho y examinan no solo la inexistencia de calor y pulso, sino la carne y la piel que envuelven a Leah, sus transformaciones o la ausencia de ellas. Luego subo la mirada para verla secarse las lágrimas instintivamente, la policía está informada de esto y no solo eso: tienen una división especial por lo que puedo deducir. Sorpresas y más sorpresas.

Suspiro finalmente, larga, profundamente. -Creo poder comprender su motivación de que no le pase a otra persona. Es usted valiente, agente y tomar esta responsabilidad en sus manos habla de su valor como persona -mi brazo se extiende y mi mano le estrecha un costado del brazo, inmediato al hombro. Mi sonrisa refleja la suya, breve -Algo bueno debía de tener.

Entonces, el latido golpea contra mi mano y me arrebata un jadeo de sorpresa, alejo la mano pero en realidad lo que deseo en ese momento es llenarla de sensores y hacerle pruebas porque, bueno, porque soy así. "Debo saberlo todo hasta el final" reconozco asintiendo en silencio, busco el rostro de Leah para ver si existe un rastro de dolor o no, un inicio de actividades cardíacas de ese talante debía doler muchísimo a menos que sus terminaciones nerviosas estuvieran inactivas. La luz parpadea, sonidos extraños nos rodean, el pintor desaparece para mi estupor.

La voz del agente Mallutz llega hasta mí pero se dirige a ella, me volteo y lo miro, parpadeo un par de veces: no entiendo nada de cuanto dice y mis ojos pasan alternativamente desde Leah hacia Daniel -¿Qué demonios acaba de pasar?

Y un pensamiento me cruza rápido el cerebro: ¿Habrá Max visto a la agente Seydoux? ¿La habría reconocido si la respuesta fuera afirmativa? ¿Estaría Max bien?

Cuando senti mi corazon arrancar de nuevo disfruto de la sensacion de dolor. Es una agonia que dura un instante, como una contraccion de trabajo de parto que la intensidad recorre tu cuerpo y te deja su sabor residual esperando que venga una nueva oleada.

Pero estoy viva. Si puedo sentir aun estoy aqui.

La luces cambian, un celaje, un resplandor, estaba confundida.

Tome la manos de la doctora y la lleve cerca de Daniel y buscando la salida. Lo que fuere era muy parecido a Thierry. Tal vez no estaba muerto, tal vez era otro. Venia por mi? Por alguien mas? Era la misma sensacion que habia tenido en la casa de la primera victima que reconocimos.

- No lo se doctora, pero no es bueno. Vamos...

Era mejor estar juntos.

Desando los pocos pasos que puse entre mis compañeras y me coloco a su lado aun con la disposición a lo que venga activada.
Le sonrió a Clementine con esa calidez del que agradece silenciosamente un bien que otro a llegado a cumplir y con mas dubitación a Renee/Leah acuciado por la certeza de sentimientos que nublan con fluctuaciones mi razón.
La doctora, con innata visión de sanación, ha preguntado lo que yo no hubiera podido aun con las mismas palabras preguntar igual para desencadenar lo que estaba aguardando al momento justo. Mis pensamientos se interrogan si esta reacción funciona como un mecanismo ciego, o concita una naturaleza orgánica con impulsos, mutaciones y voluntad, a descubrir a demanda de cual de las partes.
Interiorizando el temple de la doctora y devolviéndole parte de la admiración sin embargo es sobre el hombro de Chialin que pongo la mano libre en muestra de respaldo.
Se la ve de repente tan bien...Me cuesta recordarme que puede toda faceta, la anterior y esta la conforma y mentalmente prometerme que no debo obsesionarme con desear la perpetuidad de la de ahora.
Pero solo por que hasta esta hora no se si esto es posible. Lo que no cejare es de buscar esa enmienda.
Mis labios la desean con una curva jugosa de satisfacción y jubilo. Lastima que estemos metidos en mitad de un arrebato de irrealidad.
Sera mejor que busquemos salir de aquí - les comento a las dos - Debemos buscar a Ronstand y a los otros asistentes - Se que frunzo el ceño medio preocupado y medio irónico - [B]Aunque pienso que mas que rescatarles a ellos, quizás sean ellos los capaces de lanzar el hilo para que nos rescaten a nosotros.
Me humedezco los labios con una rápida pasada de la lengua.
¿No os parece que es como si hubieramos resbalado un poco y estuviéramos desplazado un místico par de metros de donde debiéramos estar?. Desplazados de una forma peculiar - alzo las cejas - tengo curiosidad de comprobar como se ve aquí el cuadro. De como esta revelado. Y que diantre le ha pasado al pianista y al piano.
Pero antes de lanzarnos a mirar detrás de las esquinas como el proverbial gato - digo alternando la mirada seria pero aventurera entre una y otra - ¿Alguien tiene una sensacion de alerta que compartir?¿Estamos bien?¿Alguna huele peligro?

- Daniel yo estoy muy nerviosa desde que llegamos, pero no identifico porque. Todos mis sentidos estan en alerta pero no logro identificar donde esta el peligro y mucho menos ahora que el pintor ha desaparecido.

Miro alrededor buscando entendimiento y que fue lo que daño el piano. De hecho hasta me acerco un poco mas. Es imposible que algo que tenga tal fuerza pueda voltear un piano y nadie lo haya visto. Instintivamente tenia mi mano sobre mi arma, eso me daba tranquilidad.

La doctora estaba segura. Y los demas participantes del evento aun no reaccionaban del todo.

Bajaron las escaleras con cuidado.

La sala de exposiciones estaba llena de siluetas como la del pintor, de pie, paralizadas, oscuras, rodeadas de un halo luminoso que se iban deshaciendo lentamente, desprendiendo un vapor oscuro.

Ya en la planta baja, casi todos los cuadros y el mobiliario habían desaparecido. Los restos de un roído telón que alguna vez tuvo que separar la platea del escenario yacían en el el suelo. Aquello parecía el cadáver de un teatro.

Leah fue la primera en ver el único cuadro que permanecía colgado en la pared. Le costó un segundo reconocerlo. El cuadro era grande pero al faltar el elemento principal el fondo cobraba un peso que antes pasaba desapercibido. Era el de la modelo tatuada, pero en la pintura faltaba ella. Era el cuadro de una silla vacía.

Y ese era el origen de su sensación.

Si bien todo era bien bizarro a mi alrededor, ya me estaba acostumbrando a cosas cada vez mas extrañas. Ya nada podia sorprenderme. No realmente. Entonces vi el cuadro.

El profundo azul de la tela me embargo absorbiendo toda mi atencion. Ya no importaba que todo a mi alrededor habia desaparecido. No importaban las vetas de humo negro donde habian existido otros, otras. El cuadra me llamaba, era el culpable. Me acerque a el y me quede solo a centimetros de el, mi mano se levanto, queria tocarlo, queria sentarme en esa silla. Sabia que de alli venia todos, la mujer ya no estaba, ya no habia tatuajes, no habia sentido.

Recorde como habia llegado aqui, como me habia convertido en lo que era ahora y respirando profundo baje la mano sin tocar el cuadro. Me sentia derrotada. Y cansada, pero no iba a tomar mas la iniciativa. Al menos no sola. No iba a acabar sumida en otro pozo llena de cadavares y pestilencia...

No sabia que hacer.

Había contemplado la conversación entre los detectives como quien contempla una escena de una obra de teatro y no logra comprenderla. Sentía la opresión y la sensación de amenaza de la que hablaba en detective Mallutz pero era incapaz de expresarme, comencé a notar al bajar la escalera que estaba particularmente agitada y en silencio observaba las figuras de negro vapor o ceniza que se desvanecían a nuestro paso.

Entonces comencé a notar que mi razón se estaba resbalando otra vez, que iba a devenir lo inevitable. Estaba dudando de la realidad, mi mente trataba de aferrarse afanosamente a cuanto atisbo de realidad hubiera a mi alrededor, pero el hecho de que fuera todo igual mas diametralmente diferente me exasperaba más intensamente.

Me solté de la mano de la agente y dejé que avanzara hacia el cuadro, ahora vacío. Creo que ver el cuadro vacío fue el empujón final, noté que no podía respirar mientras mis ojos se nublaban por las lágrimas, me llevé las manos al rostro tratando de calmarme pero los latidos de mi corazón me retumbaban en el cuello y en la cabeza. "¡No ahora!" fue lo único que atiné a pensar, sabía que estaba teniendo un ataque de pánico y no podía salir, casi podía tocar los hilos de araña de la espiral que me estaba envolviendo pero no podía cortarlos.

Me arrodillé en el suelo y cerré los ojos para tratar de tranquilizarme, ¿Cuál era la realidad?

Me encantaría que algunas veces mi boca se abstuviera de decir cosas que no se necesitan decir. Casi de refilon echo una mirada al puto cuadro pero lo que soslayo es casi tan intenso como una mirada directa.
Nos habíamos decidido a bajar, dado que desde el piso superior ni se veía el cuadro ni se podía acceder a la salida.
En una procesión mas bien corta cierro la vigilancia a la espalda de Clementine mientras Chialin encabeza la marcha. Supersticiosamente aun con la mano derecha sujetando el arma con la izquierda me agencio un estilizado salero de un sazonador de ensaladas. No se muy bien que quiero hacer con el pero en mis recuerdos se apunta que en algún lugar vi que sirve para proteger del mal agüero. Con paso tan calmado como el del descenso me santiguo.
Lo que presenciamos en el piso inferior esta simplemente falto de clasificación. No lo puedo probar por que no lo he vivido mas que de forma tangencial e inconcluyente pero por las charlas tenidas, las lecturas realizadas, y las reflexiones rumiadas bajo los momentos de insomnio, intuyo que estamos en una separata de la multiplemente consensuada realidad que hoyan todos los demás.
Por eso parecen fantasmas. Algo semejante pero invertido de lo que hizo Jane.
Que me obceque en observar lo que le ha ocurrido al piano me retrasa en contemplar la 'Piece of Resistance' que es el cuadro.
Por el rabillo del Ojo veo a Leah alzar, tentar y bajar la mano como la tipa elfa de esa peli de los enanos. Siendo capaz de no hacer lo que podía haber hecho.
Clementine no lo lleva tan bien.
Caída de rodillas, sin un sonido físico parece gritar de otra manera. Mirándola es como si de repente la invadiera una incerteza de la que no se puede escapar. Tiene los ojos cerrados y casi parece que reza.
Con cuidado me acerco a ella echando una rodilla al suelo y la abarco con el brazo libre para poderla hablar tranquilamente a la cara.
Clementine, tranquila, soy yo Daniel - le susurro con estoica calma - ¿Estas bien? ¿Que pasa?
Mi voz quiere ser flexible y acogedora, con los puntos altos del control y la cabalidad sobre las partes en picado del nerviosismo y el miedo. Un reflejo luchado de la 'Pacificacion' que los Hopi se reían, nunca un mal educado como yo, iba a poder ejercer.
Algo absurdo que en la cercanía de la efigie del cuadro y su manifiesta oposición al equilibrio, me parece extraordinariamente necesario hacer.
Tranquila, estamos aqui, junto a ti.

La voz de Daniel me llega en medio de mi lucha interior por no dejarme arrastrar por la sensación de peligro, de confusión, me siento un animal enjaulado en una habitación que se llena de agua.

-¿Qué realidad es esta? -pregunto con apenas un susurro, las palabras se me atragantan en la garganta -¿No es la misma en la que estábamos antes, verdad? -pregunto con un dejo de esperanza, queriendo que la respuesta sea no. -No hemos destruido la realidad en la que estábamos antes, ¿No es cierto? -abro los ojos para mirarlo -¿La otra es la verdadera y esta es una temporal? -inquiero, mis ojos lo miran pero al mismo tiempo no -No he... No he vivido toda mi vida en una mentira, en una ilusión ¿Cierto? -vocalizo mi más oculto miedo.

¿Donde estaba esta mujer con preguntas tan interesantes cinco años atrás? Me habría ahorrado bastantes sinsabores y algunas cicatrices de la espalda.
Respiro hondo. Me siento el filosofo mas inadecuado del mundo y el apoyo mas frágil ante lo que representa lo que pregunta pero la dificultad no lo hace menos necesario de abordar.
Lo que si me esfuerzo es por no ser banal ni chabacano. Ese deje de cinismo me sale casi sin pensar.
No es el mismo aspecto, en mi opinión - le contesto con ritmo pausado que no libre de aristas de inseguridad - No creo que sea algo paralelo. - niego con la cabeza - aunque es interesante que plantees que tenemos la habilidad de destruir toda una realidad.
¿Por lo demás? De momento pienso que es lo suficientemente verdadera para nosotros y por ahora nos tiene que bastar.
Luego me rasco la cabeza y la barba con el canto de la mano de la pistola, atento a no apuntar a nadie.
Lo ultimo que me preguntas, es tan importante que solo puedo decirte que no lo se, pero que siempre he tenido Fe en que no es verdad, que no hay engaño. Mi razón me puede hacer equivocar pero la silueta de Dios no se puede falsear. En ninguna parte.
Pero, yo no se si lo preguntas por algo mas que no aprecio...
Le tiendo la mano libre para ayudarla a incorporase pero con cuidado de que no mire ni de refilon el cuadro.
Bromeo para las dos pero no oculto mi poso sincero.
¿No me digáis que al final que al final hay que pegarle fuego a esa cosa? - lo cierto es que por instantes parece una buena idea - Una purificación.
Me dirijo a Leah sin mirarla.
Chialin ¿Que hacemos? Yo, solo se me ocurren no mas que atropellos contra el arte.

Mirando a ambos aun mi mente divaga en las posibilidades.

-¿Otra realidad? Otra realidad! susurre.

Era lo logico y no me habia dado cuenta. Parecia un cientifico cuando descubre una verdad que ha tenido en su cara todo el tiempo. Otra realidad. Nuevamente perdida en otro plano y seguramente hostil. Dispare mi arma contra la pared y aprecie todas las sensaciones. El fogonazo del cañon, el ruido, el transitar de la bala y el impacto en la pared. Solo hacia comprobaba que las leyes fisicas eran las mismas, aunque no fuese la misma realidad del pozo.

Una puerta? Otra escalera? El cuadro?

Me acerque a la doctora y le tome las manos.

- Toma mi arma, te protejera en este plano mientras estemos aqui, mirame a los ojos, señale mis ojos, - Mirame, bien.. asi respira conmigo, lento.. lento...

Cuando vi que estaba un poco mas en control le di mi arma.

- Vamos que te necesitamos! La ayude a levantarse despues que saque mi arma secundaria del tobillo.

Sentir a Sophie en mis dedos de nuevo era vigorizante.

- Daniel, asumiendo que es la misma realidad del pozo debe haber una escalera como cuando estuve en el pozo. Si no, podemos tratar de usar el cuadro de alguna manera. Se que no tiene sentido pero si vamos a tocar el cuadro o hacer algo, seremos los tres, no quiero volver a quedarme sola en un hueco a oscuras rodeada de cuerpo putrefactos y ...

- Bueno eso. Tal vez haya un sotano o algo? Y definitivamente alguien nos quiere aqui.

Comence a buscar una salida con mi arma en la mano.

Quizá sería porque el color rosa de la montura le daba cierto aspecto de juguete, pero cuando la policía puso su arma en manos de Clementine, a la médico tenerla le pareció de alguna forma reconfortante.

Leah buscó una posible salida hacia abajo, un pozo, o un sótano.

Pero lo que que vio, junto a la pared fue un hombre anciano, tan quieto que por un momento se preguntó la policía si estaba o no en ese plano.

Había escrito un poema en el muro y el portatizas con su tiza montada que portaba en su mano era signo evidente de que la pintada la había hecho él.

El verso decía:

"La luz profunda necesita para mostrarse

de una tierra aplastada y crujiente de noche.

Es de un tronco tenebroso que se exalta la llama.

La palabra misma necesita una materia,

una ribera inerte más allá de todo canto.

Tendrás que atravesar la muerte para vivir,

la más pura presencia es una sangre derramada."

Cuando sus miradas se cruzaron el anciano, menudo y de pelo blanco, sonrió.

-Ha hecho bien en no tocar el cuadro, joven muchacha. Es una ventana a otros mundos. No una puerta a otros mundos. Digo una ventana… ¿Sabe la diferencia entre una puerta y una ventana? Yo diría que sí que lo sabe.