Partida Rol por web

El eco del Diablo

Inocencia

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25/08/2018, 15:23
Geneviève Gibran

Visiblemente sorprendida se echó a llorar cuando vió a Montillet. Éste comentó lo que ambos habían cambiado desde la última vez que se habían visto, hace cinco años y la risa se mezcló con el lloro.

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25/08/2018, 15:26
David Montillet

Montillet evitaba hacer preguntas sobre el estado de su hija. Ni por el de Sophie. Miró un par de veces a la laguna como buscándola con la mirada. Más o menos mantenía la compostura pero casi se podía oír su corazón a un metro.

Notas de juego

Lo mismo que en la anterior tanda. Si queréis que siga sin más me lo decís y sigo. Si queréis escribir y que me espere, decidlo también.

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25/08/2018, 16:41
Clementine Ouvrard

En la universidad me habían enseñado que el modelo biológico tripartito del amor romántico sostiene que la experiencia del amor consta de tres etapas parcialmente superpuestas: lujuria, atracción selectiva y apego, en cada una de las cuales se desarrolla un proceso cerebral distinto, aunque interconectado, y regulado hormonalmente. Cuando una persona se enamora doce áreas del cerebro se activan a la vez para liberar feromonas, dopamina, oxitocina, adrenalina, arginina, norepinefrina y serotonina. Compuestos que hacen que una persona esté eufórica y que actúan de forma similar a las anfetaminas o a los antidepresivos, con ligeras variaciones. El amor a primera vista, además y según unos papers que circulan hace algunos años, es el resultado de una compatibilidad química que favorece a la reproducción y rara vez se da en simultáneo, es decir, es unilateral en el 60% de los casos.

En todos estos datos pensaba mientras estaba allí sentada esperando la respuesta de Bélanger o la intervención de Daniel, mi parte racional tratando de encontrar algo de solaz frente al hecho de que mi cuerpo y mi mente parecían no querer dejarme en paz solo porque Elliot estaba sentado conmigo en la parte trasera del automóvil, demasiado cerca para ignorar su calor, su expresión serena y arrebatadora, su aroma, que ya me había turbado profundamente minutos antes cuando me había abrazado en la sala de la casa de Saint-Omer haciéndome desear que no me soltara jamás, brindándome consuelo y al mismo tiempo una intensa excitación, este último sentimiento poco bienvenido luego de las imágenes que pululaban en mi cabeza.

No estaba segura de que él supiera en lo que se estaba metiendo arriesgándose a estar conmigo, sabía por breves experiencias anteriores que podía ser totalmente absorbente o desapegada y no quería herirlo con mi forma de ser, pero al mismo tiempo no podía alejarlo, como hubiera hecho en el pasado... De hecho, yo misma no era la de siempre así que ni siquiera eso tenía como punto comparativo.

Había estado pensando desde nuestro encuentro onírico qué es lo que me había atraído de él, qué es lo que me había llevado a besarlo tan efusivamente, el porqué de todo esto, y varias respuestas se habían estado tejiendo y madurando en mi interior. También estuve sopesando, cómo no, si mantener esto (fuera lo que fuera) solo entre nosotros, sin manifestarlo al grupo: "Después de todo es algo más con lo cual podemos ser heridos por el enemigo sea cual sea la forma que este asuma", pensé mirando hacia las nubes tan extrañamente cercanas en el cielo.

Sin embargo, esto último se fue por la borda en cuanto su mano tomó la mía y sus dedos se entrelazaron con los míos, como en el sueño, evocando otra vez aquel momento tan íntimo y aumentado en mí las ansias en lugar de darme paz; oh, no, estaba lejos de la paz. Porque la mirada que le di en ese momento, alejando mis ojos del exterior del vehículo y entornándolos suave, premeditada y seductoramente hacia él, no dejaba lugar a dudas sobre la intensidad de mis sentimientos en aquel instante, no hubiera sido capaz de ocultar mi manifiesto deseo por más que me hubiera esforzado en hacerlo.

Permanecí unos minutos observándolo en los que me mojé los labios pensativa y me crucé de piernas, luego me erguí en el asiento, incómoda con todas las sensaciones y sentimientos con los que estaba tratando de lidiar al mismo tiempo, tratando de nivelar los impulsos y la razón. Por supuesto que el amor es mucho más complejo que respuestas químicas y sensoriales a estímulos dados, lo sabía bien, no por experiencia, si no por observación... O quizás sí por experiencia, todavía no estaba segura. Después de todo lo vivido reducir el conocimiento a mi vista cientificista sería un error muy grande y era algo que, siendo sincera, nunca había hecho, ¿Cómo hubiera podido si los espíritus de mis pacientes insistían en hablarme? Mis ojos se dirigieron hacia adelante pensando en Daniel y en Leah y el regusto amargo de la tristeza volvió.

Justo en ese momento Agustín contestó.

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25/08/2018, 16:44
Clementine Ouvrard

Estaba pensando en decirle algo a Daniel cuando Bélanger nos hizo su confesión, puedo asegurar que lo entendí cabalmente, ¿Quién no querría olvidarse de todo este infierno? Debía reconocer que yo tenía mis motivos para no hacerlo, para no dejarme ir: personas amadas que recordar y buenos amigos, los únicos. Lo escuché hablar y sentí empatía por él, me reí cuando amenazó con invitarme a bailar -Encantada -aseguré -Habrá que festejarlo... cuando acabe -musité dejándolo flotar en el aire.

Al llegar bajamos de las camionetas y me alegré al ver a Geneiviève y a Yuli, el encuentro con Montillet fue muy emotivo y un presagio de lo que sería el de él con Édith. Suponía que las chicas estaban del otro lado y que tendríamos que esperar por las barcazas como la otra vez, miré hacia el horizonte a la espera de los botes.

Esperé unos minutos más y finalmente tomé valor para proponerle a mi amigo lo que me rondaba en la cabeza -Daniel -dije llamando su atención con un tono de voz gentil -Creo que... -pensé la mejor manera de decirlo -Si te parece bien, durante el día de hoy que podremos descansar algo en las marismas, quizás podríamos hacer una pequeña despedida a Leah. Si lo crees conveniente, conozco un lugar junto a la laguna muy hermoso.

Hice silencio, no podía agregar nada más, quizás todos los pésames que había recibido fueron suficientes y ya no quería hundirse más en el asunto, pero aún así no podía dejar de ofrecer la posibilidad de realizar un cierre ya que tenía la certeza de que terapéuticamente era muy bueno y quizás todos también necesitábamos despedirnos.

Notas de juego

He agregado a Mats por si quiere parar la oreja :P

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25/08/2018, 22:17
Elliot

Tras tomar su mano Elliot levantó el rostro hacia Clementine y la vio mirarle atenta y profundamente a los ojos con esa mirada fabulosa suya totalmente encendida. El corazón del chico se aceleró con un brusco primer latido y se le hizo imposible apartar los ojos de ella. El aire que entraba en el coche agitaba su pelo y le embelesaba cualquier movimiento suyo, como verla retirar algún mechón que hubiera caído hacia su precioso rostro, cruzar las piernas o moverse algo nerviosa en el asiento. Parecía sumida en una agitación apenas contenida que a Elliot le resultó totalmente embriagadora. Soltó un instante la mano de Clementine sólo para acariciarla con mucha suavidad antes de volver a entrelazar los dedos despacio. La caricia sin embargo le turbó tanto que retiró la mirada de la chica y volvió a contemplar el paisaje a través de la ventanilla.

La carretera había dado paso a un camino de tierra y el vehículo se movía entre la vegetación de la marisma. Con su mano libre abrió el cristal para sacar el brazo y rozar con los dedos las hojas del cañaveral buscando un contacto diferente que le ayudara a calmarse. El viento olía a la humedad de las nubes y de la marisma y el aire fresco llenó sus pulmones cuando, tratando de frenar su creciente excitación tomó una bocanada profunda.

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25/08/2018, 22:22
Elliot

En el lugar que iba servirles de embarcadero les esperaban Geneviève y un muchacho que debía tener unos quince o dieciséis años. Al verlo Elliot frunció el ceño preocupado; no sabía que habría otros niños allí además de Édith y deseó con todas sus fuerzas que su presencia en la marisma se debiera a cualquier otra cosa.

El encuentro de Montillet con Geneviève fue hermoso. Parecían ser viejos amigos y aunque hubieran estado separados por mucho tiempo ambos habían estado combatiendo en la misma guerra. Ver a Montillet mirar a lo lejos tratando de avistar a su hija allá donde estuviera le emocionó profundamente. Pronto, muy pronto ya, podría abrazarla.

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26/08/2018, 02:01
Mats Bergstrøm

Cuando nos detenemos en el punto de encuentro, puedo ver que Geneviève y Yuli ya nos están esperando. La alegría con la que Geneviève recibe a David me conmueve profundamente, haciendo aparecer un destello de satisfacción en mi ánimo. Por primera vez, realmente consigo creerme que ha merecido la pena todo lo que ha ocurrido. Aunque sé que no está aquí, no puedo evitar buscar a Arthür con la mirada, con el corazón en un puño. Estoy deseando hablar con él, ponerlo al corriente de todo. Pero habrá que esperar.

Entonces, llega a mis oídos la sugerencia que Clem le hace a Daniel: una despedida a Leah en un rincón íntimo de las marismas. Me acerco a ellos con una sonrisa melancólica.

Me parece una idea estupenda. —Apoyo una mano sobre el hombro de Daniel en un gesto amistoso. Mi mirada gira reposadamente a mi alrededor, y una expresión de reverencia se dibuja en mis cansadas facciones—. Si existe algún sitio apropiado para bendecir la partida de un ser querido, sin duda es este. Es un lugar especial. Casi se siente en los huesos, ¿eh? —Me doy la vuelta hacia el resto del grupo—. Muchachos, ¿os importa si, cuando lleguemos al otro lado, vamos un momento a darle el último adiós a Leah? Si lo hacemos en ese lugar creo que podrá oírnos, esté donde esté.

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26/08/2018, 10:41
Daniel Mallutz

Viajamos y es un balsa de aceite hasta nuestro destino.
Sentirme equivocado me satisface pues, trabarse en la monomanía no es sano, aunque al instinto de supervivencia le de arrebatos de gruñir lo contrario, en el fondo de mis ojos.
Las palabras de un noble Agustín, abierto a confesarse como se siente, me hacen pensar a mi también.
Lo malo es que no le puedo responder por que, en mi interior, no puedo pensar en olvidar. Recordar es todo lo que me movió cuando ni siquiera sabia quien era. Por que el recuerdo, aunque esquivo, me llevaba y me ha llevado hasta ella. Recordar es todo lo que aun me queda.
Puede que después... Creo que después...mas tarde...mas temprano...bajo el auspicio de la Santa...muriendo en amistad con Dios...mi mirada volverá a encontrarse con Ella y no su recuerdo.
Pero aun con el candor de mi fe en ese reencuentro, el dolor sigue ahí como una hoguera de hielo por la pena, la ira, y la desesperanza de que mi Chialin no hubiera tenido mas. Merecía mas tiempo. Mas vida.
Hablar en el coche se que hubiera sido abrir un nido de gusanos sarnosos que, mis amigos no tienen por que aguantar.
Eso que el plan de Agustín es de una evidencia tremenda y de alta y prioritaria necesidad, incluido la invocación al baile, extremadamente bien dirigida. En otro instante quizás el rubor y el sofoco de los doctores hubiera peligrado con alguna buena chanza...En el maldito hoy...
Realmente, es la llegada a la marisma y las impresiones de las celebraciones del reencuentro entre Montillet y la gente que le esperaba y a la que espera,humildes en forma pero grandes en significado,lo que tira de la manga de mi abatimiento para aligerarlo. No hay en mi una oscuridad tan densa que no pueda regocijarse de la felicidad de los otros. Aun entre esta jodienda que me ha calado dentro.
Me conmueve ver al ensombrecido Montillet, liberado poco a poco de las sombras que se le habían fijado tras años de atravesarlas.
Sonrió. No es que que sea mas que tenue y crepuscular pero, aun es capaz de brotar.
Le acompaño a la dirección apartada a la que con la mirada interroga o escruta o evoca.
Deseo que esta parte del pasado si se esfume para él y que igual que para todos a partir de ahora todo siga bien.
No pierdo el gesto, si bien no llega a estar libre de nostalgia, al llegar Clem y proponerme, con su apreciada amabilidad un aparte para una despedida. Noto las pisadas, de puntillas, sobre su sentimiento de como comentármelo y se lo agradezco sincero con un asentimiento y la vuelta de la tibieza a la curva de mis labios. Mats por detrás remarca la idea con su tono franco
- Claro Clementine - correspondo con la afabilidad en cada palabra - Acabemos de hacer un Bien - digo señalando a Montillet con un ligero movimiento de los ojos - Y después...Regalemosle de vuelta lo que no dio para que siempre pueda echarle mano. No podría hacerlo con nadie mejor que vosotros - confirmo mirándoles calurosamente a cada uno de Clem a Elliot pasando por Mats.
- Desde luego que si es un lugar especial Mats - le reconozco al grandote, observando la isla, con una palmada amigable en el hombro - Y si no cuando lleguemos al otro lado, lo va a ser - poetizo dirigiendo mi exiguo pero persistente calor emocional hacia la impresionada pareja de padres que aguarda el fin de una separacion gravosa - Vamos. Veamos magia de verdad.

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27/08/2018, 01:01
Yuli Skoryk

Tenían que pisar con cuidado evitando los tablas de embarcadero y ayudados por Yuli y Geneviève fueron instalándose en la barcaza, sentándose en dos bancos enfrentados, separados por un estrecho pasillo.

Geneviève se puso en la proa, agachada, observando el fondo para avisar de la proximidad de algún banco de arena.

El muchacho iba en la popa y alzó una larga vara con la que, apoyándose en el fondo movió la barca los primeros metros hasta que las plantas quedaron más abajo de la hélice y puso en marcha el motor.

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1 de 6

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27/08/2018, 01:05
Marismas de Clairmarais

Allí abajo no hacia viento pero arriba las nubes se movían rápido y con ellas sus sombras sobre la laguna, que les cubrían a veces.

Tras un cuarto de hora en el que el único sonido distinto a la voz humana era el del motor llegaron a un viejo bosque inundado. Los árboles se erguían como esqueletos retorcidos de víctimas de alguna onda expansiva. Sólo los troncos de los más altos sobrepasaban el nivel del agua y algunos de todavía tenían algo de verde en alguna de sus ramas.

Bajaron la velocidad y Yuli maniobró entre el ramaje como si siguiera un camino visible sólo para él.

A los cinco minutos pasaron junto a un barco de recreo abandonado allí hace ni se sabía cuánto tiempo que hubiera parecido lúgubre de no ser porque alguien lo había adornado recientemente con banderines de colores muy vivos.

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2 de 6

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27/08/2018, 01:08
Arthür Guitry

En otro embarcadero de madera tan podrida como del del punto de partida esperaban Édith, Arthür y sentada en una silla de ruedas tirada por éste último Sophie que aunque lucía una expresión neutra no parecía dormida. Le habían puesto una venda negra en los ojos y una gorra de repartidor de periódicos. De lejos su piel parecía oscura pero era un efecto de la saturación de tatuajes.

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3 de 6

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27/08/2018, 01:17
Édith

Édith se había colocado un sombrero de paja de los que sólo llevan los viejos agricultores y los espantapájaros que le hubiera venido demasiado grande de no ser por un pañuelo que llevaba también liado en la cabeza.

Su camisa de manga larga y sus pantalones hasta las pantorrillas vastaban para cubrir totalmente sus tatuajes.

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4 de 6

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27/08/2018, 01:22
Victoria Oleynik

Antes de que la barca llegara aparecieron otras dos niñas. Una de unos tres o cuatro años menor que Édith que se había hecho un turbante con un pañuelo azul descolorido y llevaba una camisa grande, a rayas, que le hacía las veces de chilaba y otra otro par de años todavía más pequeña, que rondaría los seis y que se había hecho una falda y un gorro atando hierbas secas y ramillas con trapos. La del turbante le tiró una soga a Geneviève que la atrapó con agilidad.

Ninguna de ellas tenía rastro de tatuajes.

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27/08/2018, 01:24
David Montillet

Entre tanto David Montillet se había levantado de su banco y estaba de pie en el pasillo de la barcaza. Édith se quitó su gran sombrero de paja y saludó con él. Su padre gritó.

–¡Hija mía!

La niña se puso a llorar llamando también a su padre y éste se las apañó para llegar a ella antes de que la barca estuviera amarrada del todo y abrazarla como tratando de cubrirla con su cuerpo.

Las otras dos niñas se pusieron también a llorar. Édith se separó un poco para ver el rostro de su padre y ambos se miraron fijamente, sobrecogidos entre la felicidad más absoluta y el más terrible temor. Arthür hizo un gesto con intención de retirarse un poco y apartar también a las niñas y a Sophie pero David no le dejó.

Cuando los recién llegados hubieron bajado de la barca Montillet gimoteaba agachado, manteniendo a su hija contra él con un brazo mientras tenía posado el otro sobre el antebrazo de Sophie.

–Lo siento, lo siento, oh Dios ¡Cuánto lo siento!

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6 de 6. Ya podéis postear.

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27/08/2018, 04:33
Mats Bergstrøm

Tengo una fuerte sensación de déjà vu cuando surcamos las aguas de las marismas en dirección a nuestro apartado refugio. El ominoso bosque inundado, el viejo barco oxidado… Todo está exactamente igual que la primera vez, hace un mes, poco antes de que todos perdiésemos nuestros recuerdos. La extraña sensación de calma y anticipación se rompe cuando, cerca ya del embarcadero, David ve a su hija. Ni siquiera espera a que atraquemos para lanzarse a su encuentro, pero, ¿cómo podría? Está deseando cobrarse todo el tiempo que lleva sin poder abrazar a su pequeña. Siento una fuerte opresión en el pecho y se me escapan las lágrimas cuando asisto al tan ansiado reencuentro entre padre e hija. Cuando ambos han tenido tiempo de abrazarse, de tocarse, de comprobar que son reales, me acerco a David por la espalda muy lentamente y coloco una mano en su hombro.

No es tu culpa, David —murmuro con la voz entrecortada por la emoción—. Es toda de ellos. No dejes que te hieran más de lo que ya lo han hecho.

Al decir esto, no puedo evitar mirar a Sophie, que aun con los ojos vendados parece plenamente consciente de todo lo que está ocurriendo a su alrededor. Camino hacia ella y me acuclillo frente a la silla de ruedas sobre la que se encuentra, acariciando su cabeza con infinita ternura.

Sophie…

Hemos vencido la primera batalla, pajarito. Por ti. Y no descansaremos hasta haberlos hecho desaparecer a todos.

Por último, mis ojos caen sobre Arthür. Es la primera vez que sonrío. Me aproximo a él casi a cámara lenta, deteniéndome a solo un paso de él. Me da tiempo a parpadear un par de veces antes de hablar:

Gracias por cuidarlas.

Me fundo en un hondo abrazo con mi amigo, hambriento del consuelo a la desolación por las cosas vividas, un consuelo que solo puedo encontrar en él.

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27/08/2018, 07:56
Elliot

El camino a través de las aguas tenía mucho de ingreso a otro mundo. Hasta el ruido del motor se convertía en un ronroneo monótono y adormecedor al  transitar sobre aquel espejo acuático que hacía de frontera entre las nubes cambiantes y un paisaje que parecía por el contrario detenido en el tiempo. Elliot observaba a Yuli maniobrar con pericia sin poder dejar de preguntarse por qué estaba allí; su mirada pasó del chico a Clementine interrogándola en silencio acerca de si era otra víctima de los soñadores.

Al pasar junto al barco abandonado Elliot recordó el pecio hundido en la playa de Bass Harbor y su silueta espectral bajo la luz de la luna. Aquel podía haber sido un presagio del hundimiento que Agathe planeaba para el Lotus of the seas si todo lo ocurrido no hubiera cambiado su destino. Aquí alguien parecía haber deshecho el presagio mismo adornando la antigua embarcación con banderines como si la nave acabara de volver de una fiesta. Si era una señal -pensó Elliot- la habían convertido en una de las buenas.

En un nuevo embarcadero les esperaba una comitiva sorprendente. Había tres niñas de pie junto a la orilla, todas ellas vestidas como si vivieran en un mundo que siguiera sus propias reglas y unos intrusos hubieran interrumpido sus juegos. Una de ellas era muy pequeña, apenas tendría seis años según le pareció a Elliot y su alarma ante su presencia aumentó. Junto a las niñas un hombre joven estaba de pie tras la silla de Sophie. Una venda negra cubría las cuencas vacías de los ojos de la chica y el dolor del momento en que la vio mutilada bajo el agua invadió a Elliot de nuevo así como los sentimientos que tenía por ella desde que Mats la describiera y que lejos de decaer con el tiempo se iban asentando en él resultado de todo lo vivido. Aunque su expresión no lo delatara parecía consciente de lo que estaba pasando.

Quién de las niñas era Édith se hizo evidente cuando agitó el sombrero saludando feliz a su padre. Montillet saltó de la embarcación antes de que la amarraran incapaz de pasar un instante más sin tocar a su pequeña.

Elliot se quedó petrificado. Sin ser capaz de levantarse del asiento ni de abandonar la barca contemplaba a padre e hija fundidos en su abrazo sin poder tampoco apartar la mirada de ellos aunque hubiera querido desaparecer, que todos desaparecieran para dejarles a solas en el increíble instante del reencuentro.

Cerró los ojos ante una belleza que le provocó emociones que casi no podía soportar. Suspiró honda y quedamente y las lágrimas rodaron por su rostro.

Notas de juego

Edito: sólo he cambiado un detalle del antepenúltimo párrafo.
 

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27/08/2018, 12:01
Clementine Ouvrard

Esta vez, a diferencia de las anteriores, el camino por las tranquilas aguas tiene sabor a vuelta a casa por más extraño que eso pudiera parecerme: mi cuerpo lo siente así. Quizás es porque vuelvo con aquellos que hacen de los lugares un hogar. Además, conociendo el poder protector que despide este lugar mi cuerpo se afloja a medida que la nave avanza llevada por la potencia del motor y puedo darme el lujo de abandonar el estado de alerta, descansar mis manos sobre el asiento del banco y dejar que la brisa me recorra, me detengo a mirar las sombras que nos cruzan rápidas cielo arriba, luego mis ojos, como heridos por el brillo que escapa entre las nubes, bajan a la superficie del agua y recrean allí lo mismo que sucede en el cielo, aunque interrumpido por las ondas en el espejo líquido. Pensé en los mundos espirituales, en los brazos del árbol en los tatuajes de las chicas y en la frase: "En la tierra como en el cielo". Cada vez que lo pensaba el plan de los sectarios se me hacía más y más megalomaníaco y temerario... Jugar de esa manera con fuerzas que ni siquiera conocían... Qué obtusos eran.

Y había algo más: estaba segura de que Eugen tenía un plan con todo esto, él de todos los entes posibles, no era ninguna víctima.

La visión del barco herrumbrado con los banderines me hizo sonreír: esto tenía que ser obra de Édith y las otras niñas, es más, esto tenía que ser idea de Édith. Mi corazón se aceleró y sentí una ligera punzada ante la ansiedad del próximo encuentro, mis ojos se dirigieron al padre de mi niña y pensé por un instante qué magnífico mar de sensaciones debería estar experimentando.

De pronto, como en un guiño del destino, veo a Édith en el muelle antes que a ningún otro: la reconozco por el sombrero de paja, que me hace recordar instantáneamente al que llevaba puesto en el sueño en el que estuvimos juntas, el sueño en el que se encuentra con su padre. Hay algo de cíclico y de predestinado que me hace emocionar en lo más profundo de mi alma, siento que una etapa se cierra, que un hechizo se rompe de manera irreversible, y deseo con todas mis fuerzas que a partir de este momento nada pueda separar a padre e hija. Me pregunto si él la reconoce, debe haber cambiado mucho desde la última vez que la vio, en cuanto se pone de pie me doy cuenta de que los ojos del alma son capaces de ver a través de los velos más oscuros.

En el momento en el que Montillet salta del bote y abraza a Édith siento una sólida y certera paz. En cierta forma, todo lo que hemos pasado desde que Édith llegó al hospital merece la pena solo por este momento, siento que he cumplido la promesa que le hice a ella y a su padre, aunque él no lo supiera. Los ojos se me llenan de lágrimas que comienzan a correrme por las mejillas quedamente, pero son lágrimas de alivio y de satisfacción. Cerrando los ojos la dejo ir, pienso en cuando le había dicho a Max que quería adoptarla si nadie la reclamaba y ella mejoraba, antes del sueño. Verla tan feliz me llena por completo.

Luego miro en derredor y me doy cuenta de que todos estamos llorando, estaba tan absorta en la escena que por un instante se me olvidó todo lo demás. Mis ojos recorrieron a los presentes uno a uno, enarqué mis cejas con preocupación por Sophie e hice la nota mental de hacerle un chequeo en cuanto pudiera, constaté que las otras niñas estuvieran bien y presencié el abrazo entre Mats y Arthür. Miro a Elliot y tengo la realización de que después de todo lo que nos hubo contado esta escena debe remover recuerdos y tocar puntos muy sensibles para él, le cruzo mi brazo por la espalda esperando que de alguna manera le dé confort y también busco con la mirada a Daniel y le extiendo la mano libre. Me figuro que debe estar pensando en Leah y de alguna manera espero que ella esté presenciando esta escena donde quiera que esté... Le hubiera encantado sentir este esbozo de felicidad.

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27/08/2018, 18:35
Elliot

Elliot sintió el contacto de Clementine y abrió los ojos para mirarla. Viendo sus lágrimas de felicidad sonrió y enjugó con el pulgar la que corría en ese momento por la mejilla de la chica:

—Esto es obra tuya, doctora —dijo señalando con un moviento de cabeza el abrazo entre padre e hija. Volvió a mirarlos a ambos sin perder ya la sonrisa y después de nuevo a Clementine—. Sublime.

Notas de juego

(Publico este detalle ahora para que luego de que escriba el dire y avancemos no quede descolgado).

¡Qué momento precioso el reencuentro! :')

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27/08/2018, 22:26
Daniel Mallutz

Aun al mal lado de las estaciones del alma, el trasiego de la barcaza, bajo la tranquilidad colgada del cortejo de nubes indecisas, es capaz de darme confort de una forma sencilla.
Ayudan las caricias intermitentes del sol, el aroma acuático y la compañía.
Aun no da lo suficiente para un disfrute, parcial o pleno. En realidad no soy un tipo muy marinero y aun así la paz me embarga.
Hasta lo mas triste en principio ha adquirido por manos inquietas un cariz mas jovial. La chatarra ya no es chatarra si no un soporte para el embellecimiento.
Todo respira dispuesto a saludar al encuentro, el cual se produce sin pasmo de una forma natural aunque sinceramente, no era así como la imaginaba.
David Montillet sufre mas que el regocijo que alberga. Se disculpa y tengo que ponerme a pensar que es mas remordimiento de padre que culpa por una acción determinada. La aflicción del fallo, supongo, de la inherente tarea de protección. Y no dejo de pensar que en eso esta errado y que Mats tiene razón. Y mas aun cuando contra una fuerza impensable de derrotar ha prevalecido y ha regresado.
No lo conozco lo suficiente para expresarlo en voz alta y por ello me lo guardo.
Pero también me hace reflexionar sobre mi propio estado. Si yo no exalto el dolor por encima del umbral que tiene marcado. Un sentido de negación que me esta robando lo que ella me dio.
Clementine tiene buen ojo para eso. Y por eso lo que a propuesto para después es necesario.
Entonces es cuando obvio mi perspectiva interior y contemplo mi alrededor y a los otros.
Encuentros afortunados no solo por la supervivencia. Superemos esa reduccion con el reconocimiento de la Providencia.
Una visión sencilla en la que la vida tiene sentido.
Y es difícil de no compartir pero si de expresarlo y sin embargo por fin tienen sentido los pormenores de mi forma de ser y mi existencia. No lo estimemos como una revelación, por que aun cargo en el fondo con un mar de conflictos, pero si marquemoslo como un atisbo.
Una pizca de compresión de que hago lo que hago y por que Dios me ha puesto a ello.
Decir que se siente caliente garganta abajo es poco. Es como un retortijón que alivia el alma por que suelta un nudo. Leah lo estaría disfrutando y lo esta, seguro, en algún lugar a nuestro lado o por nuestros ojos.
Ojos que se me han humedecido emocionados. Igual que el calor de la mano de Clementine intercede con mi palma y le respondo con la misma caricia de apoyo y la seguridad de que asi merece ser este momento.
Elliot lo es capaz de poner en palabras. Sublime. Asiento con la sinceridad en la curva positiva de valor en las comisuras de lo labios.
Amen Elliot. Amen.

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28/08/2018, 02:00
Arthür Guitry

Una vez rebasado una especie de campo de fuerza de timidez que parecía provocar cierta “estática” en el cuerpo de Arthür, Mats sintió su contacto como si hubiera aterrizado en un prado o escalado a la cima de una montaña que sobresalía de las nubes.

El chico rodeó con sus brazos a su amigo y tras darle dos palmaditas casi imperceptibles cerca de un hombro le acarició la espalda leve y delicadamente.

Notas de juego

Personaje pnjotizado.

1 de varios.