Partida Rol por web

Le dirijo un gesto de asentimiento a Leah y lo remarco con los movimientos precisos de preparar la identificación y echar preventivamente la mano al arma.
No se como alcanza nuestra comunicación no verbal instintiva pero al echar ella a andar me enlantezco reticente.
A pocos pasos del coche me doy la vuelta y abro el maletero sacando los chalecos. Sea la paranoia aprendida atrás en el tiempo o el regusto a toxinas mentales, adrenalina y endorfinas me libero de un nudo de tensión tendiendole a mi compañera el suyo e insistiendo en que se lo ponga.
-Tengamos cuidado. Puede que este tipo al menos haya coaccionado a una de las victimas para matar a la otra.- ladeo la cabeza cansado - Que el agotamiento no nos traiga un disgusto.
Con tranquilidad me ajusto mi chaleco.

Era una finca impersonal, fea y gris, en un entorno urbano luminoso y colorido. Contestaron en el interfono al rato y fue una voz áspera, y cansada, casi para sus adentros.

-¿Quien es?

Tuvieron que subir por las escaleras a un cuarto piso porque el ascensor estaba estropeado.

Allí les esperaba el hombre de la foto, con mirada cansada, como si no hubiera dormido en mucho tiempo. Y a la vez profunda, directa.

Mientras subo las escaleras pienso que no hemos comentado sobre como llevar el interrogatorio.
Mi experiencia mas reciente implica multitud de papeles, cifras evasivas y contables nerviosos parapetados detrás de al menos dos abogados.
Decir que estoy oxidado es mucho. Así que me decido a ir a la pagina uno del manual y emplear un tono neutro, usar la información que tenemos, presionar ligeramente y escuchar y observar para coger cualquier nueva pista y extenderla.
Antes de que la puerta se abra comparto con Leah un gesto de reparto. Tu y yo, sin prisas y mirándolo todo termino señalándome los ojos con dos dedos.
Si veo que Leah tiene mas soltura ya ajustaremos.

Al ascender los cuatro pisos registro mentalmente el tipo de vecindario. Los movimientos, los ruidos y los olores. Me fijo en si somos observados por si nos sirviera para sacar tangencialmente mas información después. Si nos miran a nosotros por que no a el.

Al descorrerse los cerrojos y enfrentar al hombre intento equilibrar mi juicio y evitar prejuzgar pero esta la mosca que me zumba detrás de las pautas racionales del pensamiento entorpeciéndolo.
La muerte de Odelia no se puede calificar de normal aun en los parámetros de lo científicamente extraordinario. ¿Sobrenatural?. La posibilidad es como un picor en el espíritu, indefinido y molesto pero de descarte tendenciosamente imposible.
No lo puedo evitar por completo. En mi cabeza se repite de tal palo tal astilla lentamente.
Extiendo la credencial junto con Leah.
-¿El señor Petersen? Agentes de CSB. Querríamos hacerle unas preguntas relacionadas con el caso que estamos investigando. ¿Podemos pasar?

Miro a mi alrededor el vecindario para ver algun detalle e incluso estar pendiente de algun movimiento extraño a mi alrededor. Mi mano sobre mi arma en la cintura me mantiene lista para reaccionar a lo que sea que podamos encontrar.

Daniel a tomado la iniciativa y toca la puerta y lo sigo mientras muestra su identificacion y al lado muestro la mia para luego apartarme y mirar hacia dentro de la casa asi como de arriba abajo al Sr. Terry.

Aunque parece un vecindario traquilo, es precisamente el lugar para hacer muchas cosas sin que nadie se de cuenta y mucho espacio abierto para ocultar cualquier cosa como aprendi en Operaciones cuando estaba en la Gendarmeria.

Pero al detallar al hombre frente a nosotros noto que parece mas bien una victima mas de todo este escabrozo caso, asi que me relajo un poco sin bajar la guardia.

El hombre vestía ropa cómoda de mercadito. Un pantalón de algodón, una camiseta de manga larga y unas zapatillas de tenis gastadas.

Su peinado era ruinoso, como un vestigio de un glorioso pasado punk. Se le notaba cansado, pero no reaccionó nerviosamente ante la placa.

-¿Policía?

Dicho esto, movió la cabeza afirmativamente y dejó escapar un resoplido.

-Pasen, por favor. Estaba haciendo té. ¿Quieren una taza?

El comedor tenía un estante con vinilos y un equipo de música. Sonaba bajito un disco de Elvis. Todavía era temprano y la música y la luz daban una atmósfera de insomne relax.

Sobre el sillón del salón había un montón de discos. Se notaba que había pasado la noche escuchando música.

Le ofrezco un gesto negativo al hombre con respecto al te.
-No, gracias - mantengo un ápice de informalidad para que se relaje mezclándolo con las gotas de cansancio que no me hace falta disimular. Al hablarle intento que se centre en mi y Leah tenga mas campo libre - Ha sido un larga noche con demasiada cafeína.

Intercambio la placa por el bloc de notas y el lapicero. Las hojas donde las teorías que no encajan están arrugadas de tanto doblarlas y escribir en ellas. Con gesto fastidiado las devuelvo al bolsillo.
Tenso de nuevo los músculos y busco el tono neutro del principio.

Leah ronda cerca y casi puedo sentirla rastrear cada pequeño detalle con sutileza. Yo me coloco ligeramente ladeado con la cadera del arma un par de pulgadas mas atrás que el tipo. Las nuevas fundas llevan seguro pero los viejos hábitos no se pierden.

El tal Petersen puede ser otro fulano con una desafortunada herencia familiar pero el cadáver de Odelia esta muy fresco en la memoria como para no ser precavido.
Aunque mirado desde esta distancia y en la primera impresión no parece un asesino. Sin embargo me ronda una idea mas fruto de la mala televisión y sus elucubraciones sobre la magia. La sangre es un buen canal.

-Si somos policías, ¿El señor Lazare Petersen, Correcto? - comento mirándolo lo mas neutro que puedo pero observando cada reacción - pertenecemos a una agencia especial multinacional - comento como si leyera su nombre - Estamos investigando ciertos eventos relacionados con la señorita Odelia Terry. Estadounidense. Nos gustaría preguntarle por su posible relación con ella. ¿Le suena el nombre? - pregunto con "always on my mind" en el gramófono como música de fondo.

-Odelia, sí, es mi... medio hermana... biológica. No nos...

Frunció el ceño y fijó su mirada en Daniel. Su cara se puso todavía más pálida y sus ojos parecían mirar un punto en el infinito.

-¿Qué le ha pasado?

No tengo ganas de darle vuelta al asunto toda la noche y siento el cansancio en mis hombros pero la alerta de que algo no esta bien con este hombre. Antes de que Daniel responda hago una pregunta al aire mientras camino alrededor viendo los detalles de la casa.

- Vive solo Señor Petersen? Hay alguien mas en la casa?

Pareciere que si, pero aun asi miro por el pasillo y hacia la cocina para asegurarme que no hay sorpresas.

- Parece que no ha dormido en algun tiempo, se siente bien?

Mantengo la distancia mientras camino por la casa para que no sea capaz de atacarnos a los dos a la vez.

- Odelia esta muerta, Señor Petersen, solte de un solo golpe para esperar su reaccion.

Lazare sacó de la cocina una bandeja con una tetera y tres tacitas ridículamente pequeñas, galletas secas de supermercado, una jarra con agua del grifo y tres vasos de vidrio teñidos de verde. La puso sobre la mesa y se sentó.

-Por favor, siéntense. Vivo solo.

Puso té en su taza y en otra para Leah. Ofreció agua a Daniel. Cuando escuchó sobre la muerte de Odelia dejó, tembloroso la jarra y se puso las manos en la cabeza. Les señaló las sillas y no habló hasta que los detectives se sentaron.

-Pensarán que estoy loco. Pero cada vez estoy más seguro de que nunca he estado tan cuerdo.

Supongo que esto me valdrá una condena en una penitenciaría psiquiátrica. Pero tengo una cara, una cara para un sospechoso.

Respiró hondo.

-Me desperté la madrugada del lunes para ir al trabajo y estaba allí, junto a mi cama. Pensé que era una... alucinación hipnagógica, ya saben, cuando uno está medio dormido y ve cosas que no están.

Se encogió de hombros. Se levantó y de entre un libro que tenía sobre el sofá, sacó una foto de Edmun Terry.

Se la ofreció a Leah y se sentó de nuevo.

-Lo reconocí por las fotografías. Había oído suficiente mierda de ese hijo de puta como para poblar mis pesadillas y pensé que estaba teniendo una. Pero poco a poco me di cuenta que eso, esa cosa estaba ahí, mirándome como una cobra mira a un ratón. Yo pensé en mi madre, di gracias por haber vivido años en paz con el mundo y le devolví la mirada. Le dije.

No puedes llevarte nada porque ya no hay nada tuyo en mí.

¿Era él? No,no. No era él.

Se puso a llorar. De puro alivio. Hizo un gesto sacudiendo la palma de su mano, indicando que tenía muchas más cosas que contar.

Al ver que el hombre esta realmente afectado como yo se me rompe el corazon. Me acerco a el mientras esta llorando y me arrodillo entre sus piernas. Mi rostro es de verdadera afliccion y cuando me mira tomo su rostro y lo acerco a mi pecho.

Es la actitud mas protectora y maternal que conozco y aunque yo no soy asi, entiendo por lo que esta pasando. La angustia, el saberse indefenso, la impotencia, la muerte a tu lado.

Siento como se desahoga en un llando quizas infantil y trato de hacer señas a Daniel para que aproveche y vea alrededor, tal vez haya algun detalle alguna otra conexion, algo mas.

Cuando Lazere se calma un poco, levanto su cara entre mis manos.

- Yo tambien lo he visto....

Veo su cara de sorpresa, incredulidad en su rostro.

- Lo vi al lado del cuerpo de Odelia y ahora me atormenta a mi, no estas solo, debemos combatirlo.

Lo vuelvo a abrazar hasta que siento que esta mas calmado y me siento a su lado tomando una de sus manos.

- Cuentanos Lazere, necesitamos saber a que nos enfrentamos.

La claridad de pensamiento es un estado que te alcanza tan súbitamente como se marcha.
A lo largo de la vida la pruebas con infrecuencia y cuando sobreviene es tan fugaz como imposible saborearla.
En el momento que Petersen termina las frases que le brotan como borbotones mi mirada busca a Leah consciente de que va a conectar.
Lo se y me abre a atender con mayor ferocidad.
Su estado mental es tan parecido. Como si lo tuvieran enfrentado en un espejo. Un reflejo genuino. ¿Pero cual es el real? ¿Lo son ambos o ninguno?
Por el camino, esa lujuria cognoscitiva momentánea se queda con las piedras singulares en la senda de las palabras del hombre.
Casi de inmediato nos ha mostrado la fotografía del sospechoso imposible como si fuera la pieza que necesitáramos encontrar. De donde la saco y por que la atesoraba tan próxima y a mano se convierte en un interrogare a resolver. La curiosidad o la alerta, se extiende hasta el detalle de esforzarme por entrever el tipo de libro, al menos el titulo, para el que la imagen servia de marcador.
¿Que tipo de persona usa hipnagogico en vez de duermevela?
¿Estamos ante un confrontador o ante un colaborador?
Edmund Terry esta muerto, pero no yace eternamente.
No Edmund exactamente. Como mi primera visión siete años ha del difunto Emory Sekaquaptewa allá en Third Mesa, creo que los rasgos son vestidura de humanidad de lo que, en incomprensible simbiosis, los aborda como montura.
El viejo lingüista vino a hablar. El bastardo senador ¿Vino a robar? ¿Una existencia inmortal?¿Mas de una?
Mi mirada se endurece contra los detalles y mas cuando Leah, en su marea vital que aun no puedo predecir o aventurar, se pone a quemarropa de Petersen donde, si es un homicida, es casi imposible escapar. Pero consigue desarmarlo con sus palabras y en ese espejo de ella, que aun no entiendo, acoge las sensaciones y lo abraza.
Mis dedos acarician el pulsador de desenfundado pero tan levemente como un suspiro de ángel.
La libreta reposa sobre el brazo del asiento devorando en su interior al lápiz olvidado.
En la caída de la claridad, empujo mis sentidos a percatarse de cualquier detalle por nimio que sea.
El sudor repentino fuera de lugar. Los sonidos casi imperceptibles de los dientes al rechinar. Piezas de ropa amontonadas. O el olor. El olor siempre es sutil y relevante. Siempre esta ahí y lo descuidamos. Como el olor a sangre. U otro olor.
Como el rayo, mi mente intenta procesar en el estallido de lucidez la escena. Si el estuvo aquí ¿que dejo? ¿Por que se fue? ¿Se fue?
Intento, desde donde estoy, contemplar la habitación dormitorio, aunque sea de reojo, mientras de mi boca surge la misma pregunta reafirmada.
-Si, señor Petersen. Cuéntenos. ¿Que le vino a robar ese hombre? ¿Por que desde el lunes no ha ido a trabajar? ¿De que se esta...refugiando? y... -frunzo serio el ceño, tensando levemente la pose por si hay que actuar, ya sea con el arma, la jarra, el vaso o la mano desnuda - que le quita el sueño.

Poco a poco dejaba de llorar y conforme se calmaba Leah comprendía que en su mirada, tras la tristeza que caía como la lluvia tranquila de París, habitaba una serenidad, una templanza contagiosa. Sus manos eran grandes y fuertes y habló con voz calma.

-El hombre de la foto es Edmun Terry, mi padre biológico. Murió hace treinta y cinco años y nunca le conocí. Cuando era pequeño mi madre me decía que era hijo de una estrella del rock. ¡Y me lo creí hasta el día de su muerte! Conocí a mi medio hermana, Odelia, hace quince años, en su entierro. No estaba en mi mejor momento y ella me echó un cable.

Y con ella vino él.

Me enseñó unas transcripciones de un juicio por violación contra Edmund Terry. La denunciante era la víctima, mi madre. Mi padre la violó desde su primer día de trabajo. Le pegaba brutalmente y amenazaba con torturarla si se marchaba o no se sometía a alguno de sus caprichos. Una vez la llevó de mascota a una fiesta donde torturaron a un chiquillo entre varios hombres, violándolo hasta que desfalleció. Eso es lo que contó mi madre en un juicio que no fue a ningún lado. Era intocable.

Tomó un poco de agua y continuó.

-Odelia me contó eso y más. Me contó que su padre la violaba a ella desde que tenía recuerdos, y que seguía haciéndolo en sus pesadillas. Contó que tenía heridas que le dolían tanto que a veces dudaba si se las habían vuelto a hacer. Me contó de fiestas con más niños donde su padre era como un ogro que las perseguía…, que le metía cosas cortantes... todo tipo de cosas. Ella era como un fetiche donde él desahogaba un mal que decía que no podía contener. Murió, pero ella lo sufría como si estuviera vivo.

Creo que la ha matado él, y ha sido en realidad un muerte lenta.

Dejó el vaso sobre la mesa.

Estuve años con pesadillas yo también. ¿Cómo podía haber salido yo de algo así? Llegé a mirarme al espejo con miedo.

Hasta que me di cuenta que en Odelia habitaba algo malo que me afectaba. Como si el daño que sufrió tanto tiempo hubiera calado en ella y él siguiera vivo en su interior, en sus pesadillas. Y nuestros miedos le daban energías.

Así que decidí pasar de él sin pasar de ella. Qué cojones, era un fiambre, ¡a la mierda! Fue un hijo de puta y eso es lo que se llevó a su tumba. Agradecí a mi madre que no me hubiera hablado de él y sentí pena por mi hermana. Traté de ayudarla a purgarlo de su mente, pero era una tarea imposible. Al menos para mí.

Pegó un gran suspiro y miró fijamente a Leah, como queriendo hacerse entender.

-Y el lunes vino. Pero, ¿sabes?, ¡no era él! Ni siquiera era humano. Cuando le dije “no puedes llevarte nada porque ya no hay nada tuyo en mí” me sentía ante un juez que escrutaba mi alma. Me agarró del cuello y supe que no podría hacerme más daño. Que la aparición de esa cosa terrorífica me liberaba de Edmund Terry. Y ahora me siento mejor que nunca aunque estoy tan asustado que no paro de dar vueltas.

Miró a Daniel, asintiendo, y respondió a sus preguntas.

-Me pidió ropa, dinero, y las llaves de mi taxi y se marchó. Sé que no volverá a esta casa.

Escuche la historia de Petersen, y al no tener sentido en general, le daba sentido a todo lo que habia ocurrido.

Y lo mas importante era una persona en carne y hueso. Alguien que podia ser capturado.

- Señor Petersen, cree usted que pudiese ser alguna otra persona usando la personalidad del extinto Señor Terry. Puede darnos los datos de su taxi? La compañia de taxi tiene GPS en su vehiculo?

Luego de pensarlo unos segundos, me separe para llamar a Chana desde mi celular.

- Chana, un posible sospechoso se ha llevado el taxi del Señor Petersen... si si el esta bien, pero al parecer no es mas que otra victima de todo este caso. Los datos del taxi son... Sera que podemos rastrearlo y chequear con la linea de taxi si tiene GPS del mismo.... Si, dale estamos en contacto.

Mire a Daniel, y luego mire al Señor Lazare a ver si tenía algo mas para contarnos.

Todo lo que Petersen dice se siente como adecuado en ese puzzle de piezas que no llegamos a ver.
Eso me asusta, por que hace ceder la imparcialidad, que necesito para afrontar los hechos, hacia el terreno de lo emocional que no puedo controlar. Pero ¿Por que te intentas engañar, Dano? Ya estas implicado pienso concentrándome fugazmente a Leah.
Al final en el transcurso de su profusa revelacion, el esfuerzo que ejercía por los detalles se transforma en la fija mirada a los ojos del hombre que nos habla.
En confirmar que la patina de sinceridad que nos ofrece es real y genuina.

Lo busco en su mirar y también en sus manos. Quiero que me digan si de verdad no se introdujeron en el pecho de Odelia. Que están limpias de cualquier rastro de ese horrible gesto.

Cuando termina las preguntas que enuncia Leah son las mías casi como si nos la pudiéramos trasladar silenciosamente.
Hombre. Vehículo. Realidad.
Cosas que tienen tangibilidad.

Pero Lazare no me ha contestado lo que le llegue a preguntar.

Mientras Leah se aparta para llamar a Chana me vuelco hasta el borde de la silla casi levantándome con los dos manos al frente sobre las rodillas y la mirada fija en el.
Modulo mi tono de voz mitad plegaria mitad determinación.
Nunca he sabido como lo he percibido otras veces pero lo dejo a mi instinto.
Un angulo de luz. Una inflexión en las próximas palabras. Edmund Terry estuvo aquí. Por favor Señora ayúdame a saber si se ha ido verdaderamente de aquí. Ayúdanos a atraparlo y que nadie mas salga destrozado
-Disculpeme, Señor Petersen que insista - comento pasándome la lengua por los labios resecos - pero no nos ha explicado exactamente a que se refiere con que no pudo llevarse nada porque ya no había nada suyo en usted - listo para cualquier reacción le pregunto alzando lenta pero patentemente la voz- ¿Que hubo de él en usted?

El medio hermano de Odelia ofreció a Leah una tarjeta con la información de su Taxi y confirmó que sí tenía GPS. Chana comentó por teléfono que si el GPS estuviera inutilizado o no fuera funcional pondría una alerta de búsqueda. En cuanto tuviera noticias le mandaría un mensaje con los datos.

Mientras hablaba Chana, Leah pudo ver la habitación con el armario revuelto y el cajón de la cómoda a medio cerrar. Era posible que no hubiera ni siquiera entrado de nuevo en el cuarto desde la visita de Edmund. La persiana seguía bajada y la luz de la mesita encendida.

Lazare tomó aliento y trató de explicarse.

-Parecía humano, pero no…definitivamente, no era humano. No era alguien haciéndose pasar por mi padre. Era algo que tenía su forma porque estaba hecho a su imagen. Era exactamente lo que yo tenía miedo de ver en el espejo. Así lo reconocí ¿Entienden? Por eso, porque supe lo que era y supe de qué estaba hecho, entendí a qué venía, pero, por fortuna para mí… su mal ya no habitaba en mí. ¿Entienden? Vino a recolectar el fruto de una semilla que había sembrado mi padre en mi madre y en Odelia. Y Odelia en mí.

Quería hacerse entender, aunque se notaba que no estaba contento con su explicación. A Daniel le pareció franco.

-No sabría explicarlo mejor, pero hay cosas que incluso sin quererlo los padres siembran en los hijos. Y los que hacen daño siembran en sus víctimas. Cosas malas que crecen en tu interior.

Por tonto que parezca me alivia haber tenido aquí, en la casa del hermano de Odelia, y no en la oficina.
Vive en el ambiente una vibración compartida que hace que las palabras, limitadas en la fuerza de lo que quieren expresar, ganen en verdad.
Que todo sea mas claro y revelador no es por otro lado mejor.
Mis manos tiemblan y no se si es el cansancio o un mudo terror nada estridente que pasa su tacto por dentro de mi columna.
Sin notarlo me he puesto de pie y he andado unos pasos hacia Leah. Las manos detrás de la cabeza.
-Pongamos...pongamos un busca y captura de este rostro - desgrano lenta pero intensamente señalando la fotografía de Edmund Terry - Aunque suene a locura lo que dice Lazare yo le creo, que por eso no se escape ¿Estas conmigo en eso?
La miro a los ojos y no me he sentido mas vulnerable desde hace mucho tiempo. Por que no se como Leah va a reaccionar ni se que decir mas que una trillada obviedad que con Elvis cantando You never walk alone en el fondo suena a que la privación del sueño me ha sorbido el juicio.
-Acabaremos con ese Monstruo. Aun no se como, pero lo haremos
Me doy la vuelta dirigiéndome hacia la habitación pero en el umbral se me ocurre una idea y antes de que se esfume trato de expresarla.
-Lazare, siento ser brusco, pero es importante que trate de recordar si Odelia alguna vez le indico o insinuó si pudieran tener algún hermano o hermana mas. Alguien que pudiera estar hoy en peligro. Quien pudiera albergar esa semilla que pretende recolectar.

Movió la cabeza a los lados, no conocía a nadie más. Luego sonrió levemente a Daniel, y a Leah.

-Gracias.

Pues por lo visto nada podemos hacer mas alli.

- Daniel creo que podemos irnos.

- Señor Petersen si lo desea o recuerda algo o incluso si necesita nuestra ayuda puede llamarnos a este numero.

Y le extendi mi numero de telefono despues de anotarlo en algun pedazo de papel porque todavia no tenía mi tarjeta del CSB si es que eso existia.

Mire a Daniel por si tenía algo mas que decir o salir.

Lazare se levantó y los acompañó hasta el patio.

-En la tarjeta del taxi tienen mi teléfono. Por favor, tengan cuidado cuando lo encuentren.

A Leah le llegó un mensaje de Chana. El taxi tenía el gps apagado y lo había puesto en búsqueda. También hizo lo propio con la fotografía de Edmund sin hacer referencia al nombre. En cuanto tuviera noticias enviaría un mensaje.