Partida Rol por web

Gunther negó con la cabeza - Magirius estar muerto cuando llegar a visitarlo, y secretario de Magirius escapar por la pared haciéndose humo, y despues encontrar tipo igual a Gunther que querer quemar casas. Gunther correr, pero no atrapar, y guardias creer que Gunther quemar casas... - meneó la cabeza - Gunther golpear gente, no quemar casa.

Es un alivio comprobar que, pese a sus aires de aparente seguridad, nuestro rehén no lo sabe todo de nosotros.

—Mi gran amigo dice la verdad. Magirius nos pidió que nos reuniéramos con él en su casa pero cuando llegamos estaba muerto. Creo que lo mató su criado y después escapó de nosotros. No sé si es algún tipo de espectro, un fantasma o un mago poderoso. Aunque no tan poderoso como yo, por supuesto —me apresuro a puntualizar—. Pero eso no viene al caso. Lo importante es que fue Magirius quien nos indicó que debíamos venir aquí. Lo dejó escrito en el suelo con su propia sangre.

Solo faltaría que Steinhäger se pensase que practicamos ningún tipo de nigromancia perversa sobre el cadáver del concejal para extraerle una confesión.

—Él nos habló de la Ordo Septenarius y del ritual que pensaban llevar a cabo esta noche. Nos dijo que Teugen y sus seguidores llevarían a cabo un sacrificio humano y nos pidió detenerlo. Podría decirse que lo hemos hecho bastante bien, ¿no le parece? Claro, que alguien le hizo pagar muy caro a Magirius su "traición". Sabemos que Teugen les prometió que sus brujerías engrandecerían Bögenhafen pero es evidente, al menos para un genio como yo, que lo que realmente está haciendo es algún pacto con las fuerzas del Caos que muy probablemente condenará la ciudad entera. Señor Steinhäger, todavía está a tiempo de recapacitar y salvar Bögenhafen y su propia alma. Seguro que en el fondo es usted una buena persona a la que han engañado con promesas falsas, ¿verdad que sí? Usted es un honrado hombre de negocios que solo quiere prosperar y ver cómo sus convecinos prosperan también. Ayúdenos, no somos sus enemigos.

Señor Franz Steinhäger está acusado de hacer pacto con un demonio y hacer rituales demonologos, la prueba es clara tiene los mismos componentes rituales que el demonio que se invocó en las cloacas. Ahora dígame quién le ha enseñado a hacer esos rituales y el nombre del demonio al que invocais. Estoy seguro que es usted un hombre de negocios, y además está asentado en la alta aristocracia, un hombre como usted valorará su vida y querrá poder y conocimiento. Por tanto denos la información que queremos y siga con su vida o muera como una rata si sigue guardando silencio, ya usted decide.

- Hágale caso a mis camaradas, señor Steinhäger. - Intervino en canalla de Alder. - Sólo así conservará la vida. Estamos realmente enfadados. Nos hemos visto invlucrados de forma involuntaria en una serie de acontecimientos que realmente ni nos van, ni nos vienen, pero por alguna razón nos hemos visto en la obligación de investigar y tratar de aminorar sus catastróficas consecuencias...

- ¡Por Sigmar, escuche a éstos hombres! - Le suplicó Gemme sabedora de lo que eran capaces sus amigos. - Creame cuando le digo que nuestras intenciones son buenas. Estoy convencida de que las suyas también, pero denos algo para no creer lo contrario. Se lo pido por favor...

- ¡Vamos hombre! - Exclamó Joseph. - ¡Colabore un poco! Seguro que si pone un poco de su parte, recordaremos ésto como una mala experiencia... - Hizo una pausa. - Lo recordaremos todos... - Ladeo la cabeza. - ¡Y puede que hasta compartiendo una jarra de cerveza y entre risas!

Franz escuchó con atención las palabras de Chester. Todo lo que decía parecía tener cierto sentido, aunque contradecía en gran medida lo que él tenía como una verdad inquebrantable. Lo cierto era que su posición en ese momento estaba muy debilitada y tampoco tenía que morir por aquello. Como bien había dicho el chalado de los anteojos, nadie tenía porque morir y la opción de el monje le daba de seguir con vida, antes de morir como una rata, era bastante más halagüeña.

- Verán... - Carraspeó. - Se trata de un pequeño ritual sin importancia. - Comentó. - Teugen nos dijo que la Ordo convertiría Bögenhafen en el principal centro comercial y financiero de todo el Imperio. De esa forma todos seríamos inménsamente ricos y el pueblo evidentemente se beneficiaría de ello. Hoy tratábamos de celebrar una pequeña ceremonia para que eso fuera posible. - Hizo una breve pausa. - La Ordo Septenarius está formada por miembros de las familias de mercaderes de la ciudad. La orden está formada por cuareante y nuevo miembros, pero siete formamos el Consejo Interior, ahora seis tras la trágica pérdida de Magirius... - Resopló con un profundo lamento. - Coopereamos los unos con los otros para conseguir el mayor beneficio para todos. ¡Si hasta hacemos donaciones a los templos y dirigmos un comedor de beneficiencia para la gente de la Fosa! - Exclamó indignado. - Somos un alivio para los pobres. La sacerdotisa del Templo de Shallya os lo puede confirmar...

Aquella información no acababa de complacer a sus captores. Steinhäguer lo vio claro en sus rostros. Por ello continuó, pues precisaban los nombres de los miembros de la Orden, al menos de los del Consejo Interior, del cual acababa de revelarles su existencia.

- Gurney Dumkopf del gremio de Estibadores, Jochen Haagen del gremio de Tejedores y Sastres, Hieronymus Ruggbroder del gremio de Carreteros, además de mi, Magirius y Teugen... - Confesó entonces los nombres de los seis principales cabezas de familia que dirigían algunos de los principales gremios de la ciudad. 

No obstante, si no habían contado mal, el total de nombres que había fomulado Steinhäger era de seis y no de siete, como bien había dicho que se confromaba el círculo Interior del Consejo. Las miradas de los sus seis captores esperando algo más, le hicieron caer en la cuenta.

- El séptimo miembro es el único que no pertenece a una familia de Bögenhafen. Gideon se llama. - Reveló. - Es un consejero y amigo de Teugen. De todos es quien más sabe sobre... - Tragó saliva. - No se como decirlo para que no suene a brujería. - Hizo una breve pausa. - Es quien más sabe sobre los poderes arcanos que son necesarios para llevar a cabo el ritual que hará de Bögenhafen un lugar más próspero. Él y Johannes, claro está...

—Está prestando un gran servicio a su ciudad, señor Steinhäger. ¿Podría ilustrarnos un poco más sobre la naturaleza exacta de ese "pequeño ritual sin importancia"? ¿En qué consistía? ¿Era el mismo que invocó al demonio Ererere de las cloacas? ¿Existe alguna posibilidad de que sus compañeros puedan llevarlo a cabo esta noche sin su asistencia, ni los útiles cabalísticos que hemos incautado? No quiero atosigarle, pero su confesión seguro que sería tan interesante para el magistrado Ritcher como lo está siendo para nosotros. ¿Habría alguna posibilidad de que se aviniera a compartirla con su señoría o, al menos, de que nos contase algo más sobre ese tal Gideon?

Los nombres le sonaban difíciles a Gunther, y fruncía el ceño cuando los escuchaba, pero cuando mencionó el último pareció relajarse y asintió. - Gideon ser fácil, yo acordarme de ese nombre y vosotros del resto.

- Señor Frank he visto un pañuelo suyo, supongo porque tenía sus iniciales en las cloacas, con los mismos componentes para convocar al demonio, y había un enano muerto y le faltaba un brazo, qué puede decirme sobre ello... y el tal Gideon, ¿dónde podemos localizarlo? Está vos a la puertas de que le dejemos libre, colabore un poquito más y no tendrá que tener más problemas con nosotros.

- Estábamos tratando de invocar a "Al-Azim", el que llaman "el Custodio de la Abundancia". - Reveló entonces Steinhäger. - Se trata de un espíritu benevolente asociado con la prosperidad y la riqueza. Es un espíritu muy adorado en la lejana Arabia. Su influencia abarcaba desde pequeños comercios hasta grandes empresas, siendo invocado para garantizar éxito y crecimiento financiero. - Sonrió. - ¿No lo entendéis? ¡Con su ayuda podremos crecer de manera exponencial! - Hizo una breve pausa ante los rostros de incredulidad que tenía delante. - ¿No habéis visto los riquiezas que provienen de Arabia? Los comerciantes árabes realizan rituales en honor a Al-Azim, usando inciensos aromáticos, lámparas de aceite o velas perfumadas con esencias que representaban la prosperidad. Se ofrecen símbolos de riqueza como monedas antiguas, joyas o billetes como ofrendas para mostrar respeto y gratitud.

Con ello esperaba que la curiosidad de Chester en cuanto al ritual hubiera quedad satisfecha. Sin embargo, su respuesta no hizo más que crear nuevos interrogantes.

- El espíritu de las cloacas no era Al-Azim, evidentemente. - Respondió entonces muy convencido de la evidencia. - Simeplemente era un espíritu guardián. Nada más. 

No parecía que tuviera mucho más que decir sobre aquello. Pero entonces llegò la pregunta de Adso sobre un enano muerto.

- Desconozco de lo que habla, caballero... - Le respondió sin más.

Luego volvieron las preguntas sobre el ritual. En éste caso y como los había calificado Chester: "útiles cabalísticos".

- Como le he dicho, son parte del ritual. - Comentó. - Tenía que realizar una serie de circulos mágicos que facilitarían atar al espíritu a un lugar concreto. Las velas y los inciensos son necesarios, pero hay más... - Se encogió de hombros. - No soy el único que portaba esos elementos, aunque si soy el único que tenía el material para atar al espíritu.

Llegó entonces la pregunta acerca de Gideon, a quien hicieron referencia tanto Chester, como Adso. 

- Gideon es un hombre reservado. - Desveló. - Estuvo viajando en Arabia durante años y es allí donde adquirió mucha información y aprendió sobre los rituales necesarios. Es un hombre muy inteligente y poderoso. No sé donde le conoció Teugen, pero creo que fue toda una suerte. Ha aportado mucho a nuestra comunidad y el ritual que se va a celebrar hoy, será el culmen de su obra. - Dijo sin tapujos. - Se celebrará con o sin mi. De eso no tengan duda. - Sonrió. - Como ven, nada malo hay en mis actos. La Ordo Septenarius sólo quiere lo mejor para la comunidad. ¿Lo entienden ya? - Carraspeó. - Si me pueden desatar... - Sugirió mostrando sus encadenadas manos. - Dejen que vaya al almacén y prepare lo necesario. Pueden venir conmigo si lo desean y presenciar el ritual. Una vez todo está finalizado hablaremos con Ritcher o con quien ustedes deseen. - Volvió a sonreir al grupo. - ¿Tenemos un trato? - Preguntó.

—A mí todo esto me suena muy bien. Invocar al generoso espíritu de la abundancia, ofrendándole algunas chucherías, para que sea propicio al comercio de Bögenhafen... Escuchándole, señor Steinhäger, cualquiera diría que nos hemos precipitado al detenerle y que hemos cometido un error llevados por el exceso de celo y la falta de información.

»Le prometo que estoy deseando soltarle y seguirle de vuelta al almacén para presenciar ese ritual fabuloso que usted y sus compañeros se disponen a llevar a cabo. Seguro que es todo un espectáculo para los sentidos.

»Salvo, quizá, por dos o tres detallitos casi sin importancia: La existencia de un demonio Erere en las cloacas que desmembró y se comió a un pobre enano, el asesinato del concejal Magirius esta misma noche, los esfuerzos desesperados por hacernos quedar a nosotros como criminales adoptando nuestra apariencia al tiempo que se declaraban incendios que nosotros no hemos cometido... Todos esos pequeños flecos inequívocamente ciertos y que no se compadecen con su idílica declaración de intenciones. Alguien nos quiere presos o muertos y no sabemos por qué, pero desde luego no es por que nos opongamos a la prosperidad del comercio local, al que tan entusiastamente contribuimos con nuestras propias compras.

Miro al resto de mis compañeros, cuyas opiniones me interesan genuinamente.

—¿Qué decís vosotros? ¿Joseph, Gemme, Gunther...? ¿Seguimos tratando de detener el ritual, huimos como conejos de esta ciudad aprovechando que los demonólogos están entretenidos llevándolo a cabo, o nos unimos a ellos para presenciar lo que sea que convoquen?

- Por mi parte creo que lo mejor es aceptar el trato, esperemos que el señor Franz cumpla su palabra de caballero, e intentemos llegar al meollo de este asunto. No creo que un grupo de mercaderes sea un reto para nosotros en el caso que sea un ritual malévolo. En el mejor de los casos nos instruirán en este rito, y podremos ver si de verdad es tan benigno como el caballero dice.

- Yo no me fío... - Intervino Alder. - Puede que Franz nos esté mintiendo o bien nos diga la verdad. - Hizo una breve pausa. - Su verdad al menos. Sin embargo, es como dice Chester, hay algunos flecos, por llamarlo de alguna forma, que no me convencen. - Negó con la cabeza. - Podemos ir allí a ver que sucede. - Miró a Adso. - Pero mucho me temo que no va a acabar bien la cosa.

- Yo me opongo. - Intervino Gemme. - O vamos a las autoridades y... - Tomó aire. - Probablemente nos detienen por lo que ha expuesto Chester o bien vamos a evitar que se celebre ese ritual. - Propuso la sacerdotisa. - Los cultos paganos no tienen cabida en el Imperio. Es más, tenemos la responsabilidad de evitar que se celebren, por muy bienintecionados que sean. - Apretó los puños. - ¡Demonios procedentes de Arabia, ni más ni menos! - Se ba calentando a medida que hablaba. - ¡Ni hablar!

- Yo si creo a este hombre. - Intervino en boncachón de Quartjin. - Creo que sus intenciones son buenas, aunque puede que no todo el mundo en la orden tenga las mismas buenas intenciones. - Aclaró. - Puede que alguno de sus miembros haya intentado que nos alejemos de nuestras investigaciones y que... - Se detuvo a pensar. - Puede que nos prefieran muertos a metidos en sus asuntos... - Dedujo lo evidente para todos.

- Creo de todas formas que hay que dejar libre a este hombre, no tenemos pruebas contundentes, para la autoridad solo tenemos un hombre que hace un rito para conseguir tener un buen año, y en esos ritos hay una serie de objetos que son totalmente inofensivos. No tenemos nada que pueda poner en peligro a cualquier ciudadano. Otra cosa es como dije antes que nos aseguremos que el ritual se hace sin poner en peligro a nadie.

 - Intentar unir los crímenes con el ritual como hemos visto sin testigos resulta inútil.