Partida Rol por web

En ese momento, del comunicador nació la voz de Syrus, tan repentinamente que casi pareció otra trampa más en el camino (y apenas habían recorrido unos pasos).

- Informe - fue la única palabra que pronunció, casi ininteligible debido a la extrema situación en la que se encontraban.

Los dos compañeros salieron de la cantina a toda prisa y siguieron el camino que les habían indicado Ophara y Sicks. Sólo tuvieron que superar un pequeño recodo de la calle a buena velocidad para verlos tendidos en el suelo, entre una nube de arena que se volvía a posar tranquilamente. Se encontraban vivos, sin duda, ya que sus cabezas se movían hacia todos los lados y parecía que simplemente estuvieran decidiendo si era o no seguro levantarse.

-Chicos, somos nosotros. ¡Subid! ¡Seldon, ayúdales! -dice Syrus con seguridad pasmosa mientras se agacha en su puesto de piloto para reducir el blanco y acaba de llegar al lugar a buena velocidad, dando un frenazo que para el deslizador justo al lado de los compañeros, cubriéndolos.

Sicks se avalanzó sobre Ophara y lo lanzó literalmente al repulsor. Despues saltó él, inmediatamente, para salir escopetados de alli.
¿Que era esto?, ¿una trampa?

-¡Syrus! Dejame en el espacio puerto. Que acercaré el carguero. Y luego salid escopetados a protejer la carga con la tarjeta. Todo esto me dá mala espina.

Ophara subió al deslizador junto a Sicks, o más bien "fue subido al trasbordador por Sicks", aún extrañado por lo ocurrido, sólo podía dejarse llevar por sus compañeros...
¿Pero que coño..?
Fue todo lo que alcanzó a decir

Syrus logró ver una figura que se alejaba por una pequeña calle lateral, y antes de desaparecer por uno de los cruces, a una distancia como de veinte metros de ellos, pareció tirar algo a otro lado, como deshaciéndose de ello.

En cuanto se perdió de vista por una callejuela lateral, el twi´lek cayó de bruces y comenzó a vomitar. Sus costillas provocaban un dolor espantoso al moverse, y eso le hacía vomitar más, con lo que el dolor aumentaba. Tock se sintió a punto de desmayarse, mareado, incapaz de sostenerse en pie, todavía con el pitido del ese aparato resonando en sus oídos, ahora menos fuertemente, pero todavía cerca.

El entramado de callejuelas a su alrededor era laberíntico. Sabía que podría perderse por ellas si encontraba las fuerzas suficientes.

Syrus arrancó de nuevo el deslizador, poniéndose en marcha para cumplir con lo ordenado. Ni un instante había pasado cuando señaló a unos veinte metros en una pequeña calle lateral.

-¡Allí! ¡Un tio sospechoso acaba de tirar algo antes de desaparecer! Podría ser una granada...

Se incorporó trabajosamente y tuvo que apoyarse con su brazo derecho en la pared ante su incapacidad para recobrar la total verticalidad. Jadeaba y todo le daba vueltas. Escupió. Echo la vista atrás, aún no había aparecido nadie tras de él, pero no había tiempo que perder, así que comenzó a caminar.

Quiso correr, pero sus piernas no pensaban lo mismo y avanzaba arrastrando los pies, trastabillando a cada paso. Estuvo a punto de caer en un par de ocasiones.

Le dolía al respirar y dejar de hacerlo era un alivio momentáneo aunque no duraba mucho, pues su organismo requería de mucho oxígeno en este momento. El corazón latía desbocado y su frente estaba perlada en sudor

-En menuda te has metido Tock…-

Sin dejar de apoyarse en la pared continuó avanzando por la estrecha callejuela, cogería desvíos alternativos, primero izquierda, luego derecha… si es que conseguía seguir caminando, cosa que parecía cada vez menos probable.

Parecía que conseguir un minuto de tranquilidad iba a ser realmente complicado.

Seldon fijó su mirada en la dirección que señalaba Syrus, tratando de averiguar qué es lo que había lanzado aquel tipo. Mientras, no podía evitar la sensación de confusión por el ataque del que habían sido víctimas sus dos compañeros.

- ¡Es que no se os puede dejar solos! ¿Quién narices ha tenido el poco cerebro de atacaros justo aquí? ¿Quién se habrá creído que es? ¿Le habéis visto?

Pues sí que empezamos bien...

-No he visto a nadie, pero de seguro que no se preparaba nada bueno... Mejor salgamos de aqui. ¡Sigamos el plan!-

Y Syrus no espera una segunda indicación al respecto. Nunca le ha gustado estar expuesto y esta no es una excepción. Aceleró el deslizador, presto a seguir con el plan a pesar del incidente.

Esperemos que la cosa no vaya a peor o empezaremos a sudar más todavía de lo que se suda en este mundo-tostadora.

La calle se comprimió con el zumbido del deslizador hasta dejar paso a la plaza junto a la salida 2 del astropuerto. La entrada, como vieron al atravesarla por primera vez, era amplia y ostentosa, y desde la plaza atestada cualquiera podría ver quién entraba y salía. No parecía una opción muy discreta, desde luego. En los alrededores del espaciopuerto había otros accesos más pequeños, aunque ellos nunca los habían utilizado.

Por lo que recordaban, el hangar 28 estaba en uno de los laterales alejados, en un sector intrincado lleno de otros almacenes y silos de tránsito restringido.

Mirando alrededor de ellos, no parecía que nadie se fijara más de la cuenta en el grupo, al menos de momento, pero el aire seguía cargado con una electricidad impropia del planeta. Incluso Ophara empezaba a pensar que no hacía demasiado calor.

Tock consiguió arrastrarse apoyándose en una de las paredes hasta dejar de escuchar el pitido. Su cabeza parecía que iba a estallar al ritmo de la señal que les había quitado, y era mejor no estar cerca de allí.

Nadie parecía seguirle, las calles estaban silenciosas y sólo un extraño viento fresco... o no tan cálido, recorría los cruces anunciando tormenta.

Tock se hizo una idea de por dónde estaba, a pesar del mareo. Se había desviado algo de la calle de la que escapó. Ahora estaba en un lugar de casas apiñadas pero poco pobladas. La mayor parte de quienes se cruzaba eran humanos y algún rodiano que le observaba brevemente sin desviarse. Sólo necesitaba un poco de buena suerte, un resuello, y una buena idea.

El mapa que emitía el deslizador ayudó a recortar el trayecto. Rodeando la muralla hacia una entrada situada al noroeste, el entramado de celdas de hangares pareció tener más sentido. Todos los tripulantes estaban atentos por la costumbre y por la tensión de los momentos anteriores. Parecía que desde el principio era del tipo de misiones que se complicaban...que tenían...puntos oscuros.

El hangar 28 apareció de repente. Syrus se detuvo un poco antes de hacerse visible en las cercanías. Estaba junto a la muralla, y tenía forma hexagonal. Una simple puerta de acceso de tamaño suficiente para que entraran dos personas, metálica y sólida, asomaba de las paredes terrosas. El lugar parecía bastante despejado, con algún sonido aquí y allí, de otros hangares de carga siendo cargados y descargados. Un par más de vehículos se dirigían hacia otro lugar, todos con trabajadores vestidos con el uniforme ancho y gris del astropuerto.

La estática del cielo empeoraba. Algo indicaba que habría una tormenta en breve. Las tormentas en Tatooine eran relativamente escasas y bastante impredecibles. La arena podía hacer cosas muy desagradables... y no convenía estar fuera de las ciudades, sin resguardo, cuando la furia comenzara a soplar.

Sicks saltó fuera del vehiculo rapidamente. Sin mirar atrás, sabiendo de antemano que sus compañeros sabian que hacer en todo momento. Con todos los sentidos puestos a tope, observando miradas extrañas, camaras de seguridad que los sigan, mendigos, agujeros, puertas... Con una mano puesta sobre el blaster y a paso vivo.

Como poco, estaba molesto, como poco, intranquilo, como poco, suspicaz.

Fue directo a la sala de almacenamiento.