Partida Rol por web

¡Esto es el festival, comandante! - Digo, abriendo los brazos- Habrá borrachos peleándose, ladrones ganándose el pan (con ciertos pluses), atracadores escribiendo poesías...  hago un gesto con el brazo, como quitándole importancia y añado: No ocurrirá nada, Aleena. Me conozco Zoguejo como la palma de mi mano; además sólo son un par de palurdos con armaduras.

Mientras Theonil se alejaba pudo oír que la elfa levantaba la voz para asegurarse de que la oía:

-"Lo digo en serio, Theonil. Ni Merryl, ni los Menertal, ni yo podremos librarte de la ira del consejo si la montas durante el Festival." - 

Y después en voz más baja pero que no evitó que el aasimar la oyera añadió:

-"Y no soy comandante, soy teniente." - mientras se colocaba el pelo en un gesto de coquetería que nunca la había visto.

Saludó a la Gata,devolviéndole la sonrisa con cara de recién despertado.Se sentó en la silla que se le ofreció y prestó atención la información.

Mientras escuchaba,recordaba quienes eran esos hombres. Gatuzzo y sus compinches se están moviendo de nuevo.Intentaba concentrarse en la conversación,pero le venían a la mente viejos recuerdos.Cuando la Gata terminó,se quedó absolutamente en silencio,esperando una respuesta. 

-Conozco a esos hombres...- Tengo que ajustar cuentas con él.Se toca la cicatriz de la mejilla con los dedos. -Son unos malhechores que se dedican a secuestrar y a robar reliquias,pero son muy peligrosos.Los vi bajando de la caravana,iban acompañados de un elfo y se dirigían a un almacén apartado del Arrabal- Se recuesta en la silla y se estira,para eliminar el entumecimiento de sus músculos. -¿Qué pretendéis hacer con ellos?  

La miro con una expresión interesada, y con un gesto marcial suave añado: A sus órdenes, mariscal.

Salgo silbando una tonadilla, de camino a la taberna, en parte descorazonado por no haber podido obtener más información.

vuelvo  al cabo de unas horas a la taberna, después de haber indagado por los suburbios.

Bueno, me temo que no tengo demasiado... Aparte de corroborar la versión de Gaelle he hablado con la Teniente Aleena, y me ha proporcionado algo de información. Sus hombres siguieron a esos tipejos, pero les dieron esquinazo. Y si alguien le puede dar esquinazo a la guardia de Zoguejo lo convierte en un tipo peligroso ya de por sí, porque no son milicianos borrachos precisamente...

Me encojo de hombros y añado: Esto es lo que tengo por ahora. Deberíamos echar un vistazo por los arrabales ahora de noche, a ver si podemos ver algo de esos tipos, aunque, teniendo en cuenta lo grandes que son y los pocos que somos lo dudo mucho... ¡Ah! Y conseguí que las patrullas estirasen sus zonas de vigilancia hacia ese lugar, por si tenemos problemas, pero a cambio tenemos que ir con pies de plomo. Aleena me mata si asaltamos a un mercader o algo así... 

Gaëlle se acercó a Ásvaldr despacio cuando la elfa se retiró. Ahora, tras haber escuchado aquello, ya no le parecía que su pequeña investigación tuviese tanta importancia. No iba a abandonarla, pero no quería preocupar a su hermano más de lo que ya lo estaba.

-Hermano ¿va todo bien? ¿Quien era ella? He oído el final de vuestra conversación y... – Gaëlle vacilaba al hablar, no sabía muy bien que decir

Con suavidad le cogió las manos.

-¿Que vas a hacer? – le preguntó, casi susurrando, mirándole a los ojos - ¿Vas a quedarte a buscar a Notcha?

Auria se marchó de la posada en cuanto reconoció la figura.
No podía ser... como era posible que él estuviese aquí... para que iba a venir un patán arrogante como él a este lugar si jamás entendería la belleza de un unicornio.
Ahora si que este festival no merecía la pena, si gentuza como aquel apestoso hombre era capaz de desplazarse tantos kilómetros es que aquí podría haber de todo y eso a Auria no le gustaba.
Entonces recordó muchas de las cosas que le habían enseñado sus mentoras, y no le quedaba otra, "los hombres solo han de cumplir una misión en este mundo", y desde luego que Karl no sería uno de ellos.
Así que su destino estaba asegurado.

Tomó su carcaj, su lanza y su arco y se marchó en busca de Karl, se dirigió en busca de alguna pista o alguna cosa que le ayudase a seguir sus pasos...

¿Qué te dije Diedric? Diversión.- dijo Karlack sonriendo a su compañero

Perdona, pero le dije a mi amigo que habría algo parecido a una recompensa por nuestra ayuda.- continuó dirigiéndose esta vez a Theonil

Cuando Theonil volvió a la taberna el resto ya estaban reunidos y hablando, aparentemente acababan de preguntar a Drieric, que ya parecía haberse despertado. Llegó a tiempo de escucharle decir:
“-Conozco a esos hombres... Son unos malhechores que se dedican a secuestrar y a robar reliquias, pero son muy peligrosos. Los vi bajando de la caravana, iban acompañados de un elfo y se dirigían a un almacén apartado del Arrabal. ¿Qué pretendéis hacer con ellos?”

Ásvaldr parecía totalmente confundido, parpadeó un par de veces como si ni siquiera reconociera a Gaëlle, luego se dejó caer en un banco cercano, formado por la raíz de un árbol que había crecido plana y a una altura perfecta para sentarse  (la joven criada entre los elfos sabía que a causa de la magia élfica). Miró a Gaëlle con ojos al borde de la desesperación.
-“Esa era Helina Andadora, una de los enlaces de mi unidad, una experta exploradora. Se encarga de llevar las comunicaciones y explorar la vanguardia.” – se queda mirando hacia el camino por el que se marchó visiblemente molesto, después de una pausa y un suspiro que parece haberle arrancado el alma, añade:
-“Hay guerra en el Norte, los orcos han atravesado el Valle del Grito y me ordenan incorporarme a mi unidad mañana a más de cincuenta kilómetros de aquí. Si no salgo ahora no llegaré a tiempo y me declararán prófugo, seré exiliado y cualquier posible futuro con Notcha se perderá. Pero si me voy perderá otra oportunidad de hablarla otros cinco años puede ser lo que haga falta para que se convierta en fata totalmente y me olvide. ¿Qué puedo hacer?  Si pudiera hacerla llegar un mensaje al menos podría marcharme y hablar con ella dentro de cinco años.” – se queda sentado con la cabeza hundida entre las manos, visiblemente deprimido.

Mientras Liz trataba de conciliar el sueño escuchó en otra de las terrazas que formaban las habitaciones de la taberna algo entre un gemido de consternación y un grito de sorpresa. Al investigarlo le pareció distinguir, con dificultad y asomándose peligrosamente a la balconada de su propio alojamiento que el sonido provenía de otra terraza, casi en el extremo opuesto de ese lado del árbol. Era Auria, aunque Liz apenas podía ver su cabeza entre el follaje y las barandillas.
Estaba demasiado lejos para distinguir detalles o siquiera saber si estaba diciendo algo, pero notó que se dirigía con rapidez hacia el fondo de su estancia; si era simétrica a la suya, lo que era muy probable en una posada, era dónde el cuarto tenía el aparador previsto para dejar las cosas y el soporte que Liz había empleado para su dejar su armadura.

Gaëlle se sentó junto a él, estiró el brazo colocándole la mano sobre la mejilla y tiró girándole hacia ella.

-Ve, únete a tu unidad, no te preocupes – le dijo mirándole a los ojos – yo encontraré a Notcha. Ese mensaje llegará, no te preocupes.

Tu hermano parece recuperar de repente la vida.

-"¿Harías Eso por mi? Tienes que decirla que la quiero, Gaëlle. Si la ves dile que vendré para el próximo Festival sin falta, y al siguiente y todos los que sean necesarios hasta que vuelva conmigo que la esperare hasta Arvandor, si es necesario." - parece absolutamente convencido de sus palabras, y pensar en cuánto tiempo puede ser eso te resulta un poco mareante.

-Oh, hermano... - Gaëlle le abrazó con fuerza - La encontraré, te lo prometo, la encontraré y se lo diré.

Se quedó abrazada a él un largo rato. Después le soltó lentamente.

-Ahora... ¿Que vas a hacer? ¿Partirás inmediatamente?

Se detuvo un momento, mirándole a los ojos. 

-Yo... debería ir a buscar mi espada y ponerme algo más adecuado... - le explicó - Un hombre... Theonil... quiere que le ayude a encontrar a unos contrabandistas que venían en la caravana, cree que están en el Arrabal, dice que podrá conseguirme un pase a la ciudad interior... Eso lo haría todo más fácil... 

  Evea mirando a Driedic de nuevo, tras la aparición de Bremârck, y con una mirada radiante apunta.

 - Primero dar con ellos. Cuando eso suceda anunciarles de forma amable de que estamos al corriente de lo que hacen, así como las autoridades, y que desistan y se entreguen, o en su defecto que entreguen las reliquias.- Con una enigmática sonrisa en sus carnosos labios añade.- Si no proceden de forma civilizada se avisa a las autoridades y ayudamos en su detención. Eso sería lo correcto.

Mirando al guerrero -Karlack,siempre tiene ganas de acción...- Siempre tiene ganas de liarse a mamporros con todo, pensó.

Se giró y vio a Bremârck,al que conoció unas pocas horas antes en la puerta de la posada,que entraba revelando algunos datos de su investigación por las calles.

Respondió con cierta chulería a Evea -No creo que devuelvan las reliquias por las buenas,y mucho menos que se entreguen sin utilizar la fuerza...- Tras un suspiro calmado -Ni siquiera sé si las autoridades de la ciudad podrán hacerse cargo de ellos. Acabó de decir el joven muchacho mientras se apartaba el pelo de la cara.

Ásvaldr aferró a Gaëlle como si fuese la última vez que fuera a verla, e incluso siguió abrazándola tras soltarse ella.

-"Gracias, Gaëlle, no sabes lo importante que es para mi esto. Ahora podré partir mucho más tranquilo a la guerra." 

Torció el gesto, la tristeza de sus ojos era inmensa, cuando la bardo le preguntó si partiría ya.

-"Nada me gustaría más que poderme quedar al Festival contigo, Gaëlle, pero si no parto esta noche no llegaré a tiempo a unirme a la unidad. De hecho debo darme prisa para alcanzar a Andadora, seguramente ya esté en camino."

Cuando escuchó las intenciones de la juglaresa el guerrero elfo abrió los ojos como platos en un gesto de espanto.

-"¿Que vas buscar a quién? Jovencita, no vas a..." - de pronto su gesto se suavizó y una sonrisa triste asomó a sus labios.

-"Perdona hermanita, todavía me cuesta acostumbrarme a cuánto has crecido. Que eres toda una mujer con su propia vida, no por delante sino justo aquí y justo ahora. Sólo ten mucho cuidado, ¿vale? Recuerda que has prometido hablar con Notcha." - Ásvaldr cogió el mentón de Gaëlle y con suavidad le dio un beso en la frente.

-"Cuídate mucho y trata de pasar por casa en unos meses, me gustaría que me dijeras personalmente cómo va lo de Notcha y, sobre todo, verte otra vez antes de que te pongas en camino."

Con un último largo y fuerte abrazo, el elfo se separó de la bardo y se encaminó al paseo que le llevaría al interior de Zoquejo, mirando atrás hasta que se perdió en los primeros árboles detrás de la posada que había más allá del arco de entrada.

-No te preocupes hermano, la encontraré - se decía para si mientras le veia alejarse. 

A decir verdad no sabía muy bien como lo haría, solo tenía la esperanza de encontrarla durante el festival, simplemente una vaga idea sobre que hacer, pero no podía fallar. 

Esperó quieta hasta que perdió completamente de vista a su hermano, y despues esperó unos segundos más. Cerró los ojos y respiró profundamente. Ahora la estaban esperando, no podía demorarse en exceso. 

Con ritmo agil volvió a la posada donde se hospedaba, en busca de su estoque y de un atuendo más adecuado. Subió a su habitación y buscó entre sus cosas. Aun tenía en mente la idea de La Gata de servir como cebo, no le gustaba, pero podría funcionar. Buscó ropa que le permitiese moverse agilmente, y con la que pudiese ocultar la armadura.

Se colocó la armadura directamente sobre su cuerpo desnudo, poniendose una camisa azul relativamente holgada encim,a y una falda abierta a los lados que la permitiese correr. Trató disimular la armadura (1), y acto seguido se miró en su pequeño espejo para comprobar que no se viese demasiado (2). Estaba perfecto. Se puso un cinturón que sujetase el estoque y, con el laud a la espalda, volvió a la posada dode tenía que reunirse con Theonil. 

Pues lo haremos nosotros.- el guerrero palmeó el hombro de Diedric con una gran sonrisa

La suerte le sonreía, acabado un trabajo le caía otro del cielo y además le brindaba, seguramente, la oportunidad de probar su valía

Gaëlle había llegado un poco antes que Theonil, apenas unos minutos después de que Drieric hubiera terminado de vestirse y se hubiera unido a la reunión.
Entró con movimientos un tanto patosos, nada habituales en ella, y visiblemente incómoda, la ropa le hacía una forma extraña y no dejaba de darse tirones y hacer muecas de dolor a cada paso que daba. El tintineo que se escuchaba a cada tirón de la ropa y la forma que se marcaba cuando clavaba su dedo para sacar un trozo de ropa que parecía haberse doblado de forma incómoda no dejó lugar a dudas a los veteranos aventureros: a pesar de que no se veía ni un solo centímetro de ella, la muchacha se había puesto una armadura, seguramente algún tipo de malla de metal, por debajo de la ropa. El calor que hacía en Zoquejo y la evidencia de sus muecas e incomodidad señalaban que no tenía puesto el acolchado propio para llevar armadura sin ropa o debajo de la ropa.
El resultado final era que el intento de ocultar la armadura, aunque había tenido éxito en hacerla invisible no dejaba lugar a dudas de que llevaba puesta una armadura pero levantando más sospechas de las que podría haber levantado la armadura de por sí.
Un gesto especialmente marcado al llevarse una mano para ajustarse el pecho de la, por otro lado invisible, armadura hizo que Evea se encogiera de dolor, de forma muy parecida a como les pasaba a los varones al ver como otro recibía un golpe en la entrepierna, al hacerse evidente para ella que la joven ni siquiera había tenido la previsión de dejarse puesta la ropa interior para evitar rozaduras en el pecho.