Partida Rol por web

Nasha había mirado con desconfianza a su padre respecto a Avaël, no parecía nada convencida de que probar los límites fuera algo bueno, pero no dijo nada, escuchó atenta las preocupaciones de su padre, aunque su rostro impasible daba la impresión de que no se preocupaba lo suficiente. No pareció en absoluto afectada por las palabras de preocupación de Theonil acerca de que un peligro la acechase y su interpretación de las profecías; la chiquilla encadenó una serie de preguntas muy específicas en su tono resabidillo de sacerdotisa que estuvieron a punto de sacar de sus casillas al aasimar.
Finalmente, tras beber un sorbo pequeño y limpiarse la boca cuidadosamente, en lo que Theonil vio claramente una pausa dramática muy mal disimulada, empezó a decir:
-“Por si fuera poco que Rillifane me proteja, como hija predilecta suya, algo que no deberías obviar tan fácilmente en tus cavilaciones sobre las premoniciones; tu interpretación de profecías deja mucho que desear, querido padre, te podrías beneficiar mucho de algunas de las materias de estudio de las clases catecumenales que tanto me criticabas por dedicar mi tiempo libre a ellas, ¿sabes?.
Desde mi perspectiva de mera estudiosa de las artes de la premonición y la exploración de las mentes divinas, la profecía no tiene mucho sentido que se refiera a mí, considerando las cosas que me has dicho. Si la dama Evea está buscando a la tía Tianna, tu *prima*, para más señas y los viejecillos esperaban que una mujer les hiciera preguntas de la que se perderá ¿no te parece que tu sangre perdida tiene más pinta de ser ella que yo, que no sólo no estoy perdida sino que voy a ser elegida para convertirme en amazona de unicornio con lo que siempre estaré localizada, aunque no se sepa exactamente dónde? Eso dejando de lado que si yo me pierdo no tiene mucho sentido que alguien espere que una mujer me busque, al menos hoy por hoy, porque quien me buscará serás tú, bueno, y el abuelo. Pero ninguna mujer. Esas profecías o no se refieren a mi o no tienen valor en este momento. Puestos a preocuparse, mejor hacerlo por ti. Porque si me va a buscar una mujer a mi ¿dónde vas a estar tú? ¿Qué te va a pasar para que no seas tu quien me busque?" - paró un momento, y luego añadió en un tono conciliador que en la práctica sonó condescendiente - "¿Ves lo que pasa cuando interpretas las profecías desde el corazón en lugar de desde la abstracción? Que ves lo que temes ver.
De verdad, papá, tienes que estudiar un poco más de religión y adivinación si piensas usar profecías en tu trabajo.” – aunque había adoptado el tono repelente habitual cuando se sentía importante, lo cierto es que algo de razón no le faltaba. Aunque si pretendía ayudar a los demás en el futuro con esa actitud más le valía aprender algo de diplomacia y perder un poco de suficiencia, porque si Theonil no tenía ganas de estrangularla en ese momento era únicamente porque era su pequeña hijita y esa misma noche podía irse para siempre.

Después Nasha se quedó muy callada, escuchando a su padre recurririr al chantaje emocional, que provocó que la niña perdiera toda la compostura y su fachada de gran sacerdotisa, para dejar a la vista lo que realmente era, una niña enfrentando decisiones demasiado grandes para ella. Empezó a llorar desde el mismo momento que Theonil mencionó a Narina, para cuando terminó su alocución el investigador, la joven Nasha lloraba de forma queda, pero tan intensa que le costó varios minutos recobrar el ánimo y la compostura suficiente para poder hablar.
-“Pero a mi no me vas perder, papá, te prometo que vendré a verte siempre que pueda. Yo no me olvidaré de quien soy, ya lo verás. He estudiado sabiduría ancestral de Valarian, creo que sé porqué a veces les pasa eso a las chicas que se van con unicornios, y es porque la transformación faérica afecta a las mujeres muy profundamente; pero nosotros, tu y yo, tenemos sangre de los cielos, es mucho más potente que eso, a mi no me pasará. Ya lo verás. Te lo prometo. Yo te recordaré siempre, siempre, siempre y cuando seas muy mayor y estés preparado, yo vendré con mi unicornio para llevarte hasta Arvandor con mamá.
Tú pudiste estar con ella, poco tiempo, pero pudiste, yo sólo tengo su presencia aquí” – Nasha se llevó la mano al pecho – “y es más una ausencia, un vacío que otra cosa. Cuando sea amazona de unicornio, tal vez, pueda verla, los unicornios pueden entrar y salir de Arvandor a voluntad, la podré buscar y darle una corona de flores. Me he preparado toda la vida para ello y no voy a fallar, y tampoco te fallaré a ti, ya lo verás. Ahora no lo crees, pero ya lo verás y me dirás ‘Nasha, tenías razón’.”

Cuando Theonil le dio el colgante, Nasha lo cogió con manos temblorosas, rompió a llorar otra vez, hipando en silencio, se puso el medallón de inmediato, con dificultad por el temblor en las manos, tardó otra vez unos minutos en calmarse, tapándose discretamente la boca con la mano antes de añadir.
-“Gracias, padre, lo llevaré siempre y cada vez que lo mire pensaré en ti. Así seguro que nunca te olvidaré y contaré cada vez que lo agarre para dormir sin haberte visto para que el tiempo nunca se me pase sin sentir. Y cuando sea lo bastante poderosa, lo encantaré y podremos usarlo para hablar entre nosotros y entonces si un día vuelve a ti, sabrás que te espero en Arvandor, con mamá. Lo prometo.” – Nasha se abalanzó a abrazar a Theonil en ese momento, se quedó un rato que el maduro explorador no supo luego determinar, aunque se le hizo corto, objetivamente no pudo ser menor de cuarto de hora lo cual era una suerte para recuperarse, la forma que tenía Nasha de hablar de la muerte como si fuera una simple mudanza resultaba un poco inquietante. La pequeña sacerdotisa volvió a echarse a llorar desde el principio, por más que lo intentó no pudo terminar de reprimir los hipidos y recobrar la compostura durante el resto de la comida, de modo que apenas podía hablar más que con palabras cortas y gestos de asentimiento o negación.

Para cuando acabaron la comida y tuvieron que separarse a atender sus respectivos asuntos, estaba enrojecida y un poco ronca, pero pudo resumirle sus propósitos.
-“Ahora estaré haciendo las abluciones en los baños del templo” – esos baños estaban separados por sexos, entre otras cosas, porque solían usarse para rituales de purificación no para baños recreativos con ropa de baño – “luego estaré en casa preparando la guirnalda y vistiéndome para la ceremonia. No creo que cene, los nervios no me dejarán, pero me gustaría que estuvieras conmigo en la ceremonia, hasta que llegue el unicornio.” – Theonil sabía, por otras veces, que el pueblo se reunía en la plaza formando un círculo casi completo, dentro del cual las chicas luego se adelantaban para formar una media luna cuando llegaba el unicornio para que eligiera.
Después se despidieron y Nasha se dirigió hacia el templo al bajar del restaurante, volviéndose a mirar a su padre para decir adiós con la mano varias veces antes de perderse entre el gentío que volvía a llenar las calles pues la comida se había alargado mucho con las conversaciones, de modo que casi todo el mundo había terminado de comer y volvían a disfrutar de las actividades, que a medida que avanzase la tarde serían cada vez más espectaculares y de mayor calidad, de hecho los bardos y artistas que actuaban a partir de ese momento eran ya todos, al menos, conocidos, cuando no famosos. La alegría de los festejantes y de la ciudad en su conjunto sólo hacía más intensa la preocupación y el temor que anidaba en su alma en ese momento.

Los viejecillos se miraron divertidos entre ellos cuando Evea respondió. Luego la miraron a ella y dijeron, alternando las frases y hablando entre ellos, pero asintiendo y negando a la vez, como si realmente pensasen a la vez y llegasen a un acuerdo en cada afirmación:
-“Nos gusta tu primera pregunta, el carcelero cautivo…
No se, ¿porqué estará cautivo?...
¿Qué importa porqué esté cautivo?...
Bueno es un complemento interesante a la pregunta…
Lo interesante es que esta chica tan oscura es la que esperamos…
¿De dónde habrá salido? No lleva la marca…
Eso da igual, responde a la pregunta…
Vale, pero me sigue pareciendo interesante lo de cautivo…
No puedes responder a esa pregunta, no sabes nada…
Ya. Lo sé. Grave error de planificación. El carcelero tiene que ser aquel que apresará a la sierva de la Señora y la traerá aquí.” – sólo en la primera y la última frase habían mirado a Evea, pero cuando lo habían hecho su gesto serio y su mirada intensa le habían sobrecogido, en sus ojos se veía una inteligencia y sabiduría que desmentía cualquier impresión que pudieran dar con sus delirios y su aspecto.
Escucharon la segunda pregunta, o parecieron meditar sobre ella, pues Evea la había formulado hacía tiempo.
-“Nombres… puaf… ¿De qué valen los nombres?....
De nada, estaremos muerto hace mil años en esta conversación…
Ya te digo ¿cómo saber los nombres?...
Pero no importa, responde de todas maneras…
Claro, la respuesta existe porque ésta mujer está haciendo las preguntas…
Te esperamos a ti, si tú eres Tianna, entonces sí esperamos a Tianna. Si tú no eres Tianna no esperamos a Tianna.” – los viejos sólo miraron a Evea durante la última frase, de hecho, no solo la miraron, sino que el que la dijo, el de pelo rapado, la señaló con el dedo, cada vez que decía ti o tú, parecía que se lo hundiría por encima del pecho, justo debajo de la clavícula, en el típico gesto para señalar de forma demasiado insistente, pero debió quedarse a unos milímetros de ella porque realmente no notó el empujón ni el dedo clavarse de forma desagradable como habría normal.

Hasta entonces Gaëlle no había reparado en la hora que era. No solo tenía que encontrar el lugar de la actuación, sino pasar por la posada a cambiarse de ropa y arreglarse. Probablemente aprovecharía para comer entonces. No le quedaba más remedio que partir ya si quería estar preparada a tiempo.

-¿Cuándo crees que podremos reunirnos de nuevo? – le preguntó a Karlack – Tendré algo de tiempo entre actuación y actuación, si quieres podemos vernos aquí, aunque todo irá un poco a la carrera. –se detuvo un momento, y continuó hablando con tono suave, casi suplicante - Coméntale a Theonil lo que te dije, simplemente si cree que sería posible darle un mensaje a la doncella del unicornio.

Se despidió de él y echó a andar en dirección a la posada donde se alojaba. Pero a los pocos metros se paró y se dio la vuelta.

-Si queréis venir a verme actuar no me quejaré – bromeó – Aun no se donde tengo que ir ahora a media tarde, pero a la puesta de sol estaré en el escenario principal.

Volvió a despedirse con la mano regalándole una brillante sonrisa a Karlack y se alejó de allí.

- Ves, es aquí, este es el punto más hostil. Jamás había visto que los bosques atacasen a los elfos, y mucho menos a los druidas. Mira a tu compañero, hasta yo misma tiemblo al estar en esta zona. No entiendo que puede ser, pero sea lo que sea, está claro que se escapa a mi control. No sé, cómo lo verás, pero para mi es insoportable

Pero lo que verdaderamente me da pavor es no saber como enfrentarnos a esto. Quizá se trate de alguna planta maligna que se ha hecho con el control del bosque. 

Esto se escapa de mi control, no lo entiendo... no lo entiendo...

En primera fila, hija, en primera fila estaré... -Sonrío sinceramente, y añado en broma- A no ser que me detengan los guardias...

Me despido de Nasha; tenía asuntos importantes que tratar, y aún así, su interpretación de la profecía no me resultaba convincente. Al fin y al cabo, no es una ciencia exacta... Así que me dirigí a encontrarme con Karlack o Gaëlle, a ver si habían solucionado ese asunto tan importante... Estos días necesitaría su apoyo para investigar el asunto de Tianna, y también quería ver cómo había terminado el asunto de Evea.

Me decido por buscar primero a Gaëlle o a Karlack; tenía la sensación que lo de Evea iría para largo.

Karlack se había separado de Gaëlle cuando ésta se dirigió hacia la posada para cambiarse de ropa de cara a su primera actuación en la feria. Aprovechó el rato para comer en una de las tabernas de la plaza del Fielato, decidiéndose por la misma en la que se había alojado porque desde su terraza podía verse la salida del Centro, de modo que si salía Theonil sería fácil que se viesen. La comida era abundante y muy buena, le fue servida con diligencia y rapidez por la sonriente camarera que les sirvió a él y a Drieric el día anterior, Trellana Resplandeciente, quien parecía recordarle, ya que se presentó haciendo mención del anterior encuentro. Apenas había tenido tiempo de terminarse el postre, bastante escaso comparado con los platos principales pero igualmente delicioso cuando distinguió a Theonil que salía del Centro, parecía tener un gesto de cierta preocupación aunque nada alarmante.

Theonil había atravesado bastante más relajado el Centro de como lo había hecho al entrar, de modo que pudo disfrutar de la música que tocaban en un par de los escenarios interiores de la ciudad durante el trayecto. Pensaba en dónde buscar a Karlack y Gaëlle, pero apenas atravesó el arco de acceso al Centro, donde el guardia seguía teniendo que atender a numerosos turistas que querían entrar en la zona restringida, pudo distinguir a Karlack, sentado en la terraza de la posada y taberna donde se conocieron la tarde anterior, y donde que creía se alojaban tanto él como Drieric y Evea. Estaba sólo, no podía verse a Gaëlle por allí y parecía que estaba terminando su almuerzo, pues la pelirroja camarera que les atendió ayer se llevaba unas monedas devolviendo una sonrisa mientras el guerrero terminaba el contenido de su plato y se limpiaba la boca con una servilleta bordada. Theonil reconoció a la chica como una elfa del pueblo que vivía en el Centro, Trellana Resplandeciente, hija de un guardia y una jardinera; por lo que el aasimar sabía, era una de las pocas chicas jóvenes con novio del pueblo, ya que se decía que salía con uno de los reclutas más jóvenes que servían a Aleena Recta.

Gaëlle volvió hasta la posada de Limyè Maten, tardó un tiempo demasiado largo para su gusto, puesto que el Festival parecía estar en pleno apogeo, una diría que había incluso más gente todavía que por la mañana y todos parecían estar en ese momento buscando por el Arrabal un buen sitio donde comer.

Tras comer una deliciosa comida de forma frugal, en parte porque la emoción le reducía el apetito y en parte por la prisa, Gaëlle se apresuró a su cuarto, entre las preocupadas preguntas de Madame Buenamesa porque la jovencita no hubiera acabado las generosas raciones de comida que le habían servido.

Tras un tiempo prudencial, bajó de nuevo, engalanada para su actuación y provocando que toda la taberna se volviera a mirarla, recibió no pocos silbidos y halagos, y aunque algunos fueron de mal gusto y groseros, los Señores Buenamesa se apresuraron a reprender con severidad a los jovenzuelos descarados, que volvieron a sus bebidas rojos como tomates.

Prepararse en la posada le había llevado más tiempo del que esperaba y era realmente tarde, pero su preocupación por encontrar el lugar de su actuación se disipó pronto, pues Maese Buenamesa conocía la posición del escenario que Gaëlle debía ocupar. Por suerte estaba relativamente cerca, sólo tenía que cruzar las dos calles transversales del Arrabal y desandar cuatro edificios hacia el Centro.

Las miradas que recibía no se redujeron mientras atravesaba la ciudad, aunque muchas chicas iban engalanadas con trajes de noche y de fiesta, ella llamaba la atención especialmente, en buena parte porque a su esbelta figura el suyo le quedaba especialmente bien, a diferencia de otras y por otra parte porque el suyo estaba más pensado para llamar la atención y quedar bien en su cuerpo que los muy discretos y recatados que solían verse por allí. Prefirió no hacer caso de los muchos comentarios soeces que escuchó y dejar de prestar oídos a los que se dirigían a ella, para evitar llegar tarde a su destino aunque no pudo dejar de advertir que la mayoría de los maleducados parecían chicos locales más que visitantes.

El escenario en el que actuaría albergaba antes que el suyo un espectáculo de mímica con delicados y efectivos arreglos visuales con ilusiones desarrollado por una pareja de hombres humanos vestidos de negro y con mucho maquillaje. No parecía que hubiera llamado mucho la atención, al ser un arte tan peculiar y minoritario, de modo que no había mucha gente compartiendo el final del espectáculo al que llegó la bardo, lo que le causó un poco de pena cuando pudo comprobar que era una actuación brillante, con un gran valor artístico de cuidada estética y con una integración de los efectos visuales soberbia y cuidada. Aunque por otro lado eso haría que los espectadores tuvieran más monedas que echarle como propina, a parte del pago fijo que le daría la ciudad, al no haberlas gastado en el artista anterior.

 Evea se vió sorpendida ante esta extraña conversación, pero a medida que la escuchaba y se concentraba en ella una mayor sensación de asombro iba creciendo en ella, con una gran angustia en su vientre.

 Ella no había sido nunca especialmente devota, de ello se encargaba Tianna, a pesar de que había intentado en varias ocasiones educarla de forma que creyera en el Caballero rojo, aunque siempre teniendo respeto por la postura más mundana de Evea. Pero, de algún modo, no podía evitar sentir una extraña sensación de que estaba teniendo una experiencia religiosa. Que de algún modo, ella, una pobre muchacha perdida en el mundo, había despertado cierta atención a ALGUIEN.

 Estaba en silencio, ordenando sus pensamientos. Poco a poco fue recuperando retazos de información de la palabras de aquellos seres.

 Te esperamos a ti, si tú eres Tianna, entonces sí esperamos a Tianna. Si tú no eres Tianna no esperamos a Tianna... esa frase no paraba de ocupar un lugar en su mente, costándole apartarla, esa frase podía significara que ella era una elegida, o algo parecido. Ese hecho la perturbaba.

 El carcelero tiene que ser aquel que apresará a la sierva de la Señora y la traerá aquí. La sierva de la Señora, Tianna, la sierva de la Señora, El Caballero Rojo, a pesar de recibir este trato de hombre, de género, era una diosa. Esa debe ser la Señora, y su sierva era Tianna. ¿Se trataba a esa relación? Si era el caso, significaba que Tianna estaba viva, por que sinó no podría estar apresada. Y si esa suposición era correcta, el carcelero es aquel que la apreserá... Tianna se embarcó en un viaje para ir a derrotar a siervos de Orcus. Ese odioso diós de los no-muertos. ¿Este tal carcelero será un siervo de Orcus? Pero... por qué tendría que venir aquí un siervo de Orcus, que le motivaría a salir de su escondite para meterse en peligro... y más cargando con una cautiva. Quizás la forma de tenerla cautiva era mediante algún tipo de control mágico... ¡¿una posesión?!

 Tras esos pensamientos la joven ordenó un poco sus ideas para continuar con las preguntas. Teniendo presente algunas de las recomendaciones de Elemmir.

 - ¿Cómo es y a quién sirve el carcelero? Y como tiene cautiva a la sirviente... pero, sobretodo, ¿Por qué viene, por qué tiene que traerla, para qué?

Los ancianos se miraban entre ellos, en cierto modo parecían ajenos totalmente a las cavilaciones de la chica; de hecho parecían de nuevo enfrascados en estudiar el tablero que estaba ante ellos, como si la partida hubiera vuelto a ser todo lo que importaba en el mundo para ellos.

Cuando volvieron a ser cuestionados, sin embargo, volvieron su atención a Evea de nuevo, como si ni siquiera se hubiera interrumpido la conversación. De algún modo la joven sintió que si hubiera estado un año pensando, ellos habrían reaccionado de la misma forma.

Esta vez las pregunta parecieron tomarles menos por sorpresa o, tal vez, habían sido más acertadas en su planteamiento, pero no divagaron lo más mínimo y, alternando respuestas como hasta entonces, pasaron a responder sin dejar de mirar a la montaraz a sus ojos oscuros.

-"El carcelero tiene muchas formas, algunas propias, otras falsas, e incluso unas cuantas prestadas o robadas a la fuerza."

-"La que tomará no puede ser vista con facilidad, no la pudimos ver. Demasiado rápida, demasiado."

-"Y tú no la verás hasta el momento crítico."

-"Quien tiene a la sierva sirve al Príncipe de los Muertos."

-"El que trepó la pirámide del Abismo."

-"El Portador de la Varita."

-"El Señor Gordo de cabeza de cabra."

-"No diré nombres, pues los nombres resultan confusos."

-"Este no es mi hogar, ni siquiera conozco dónde estoy."

-"Mis nombres pueden no ser los tuyos y agregar confusión."

-"Y cuando hablemos puede haber pasado tanto tiempo que mis nombres estén olvidados en la historia."

Había empezado a hablar el de barba, y fueron intercalando frases, como si tuvieran una sola mente. Después se callaron a la espera de una nueva cuestión.

-"La capturará en su servicio a la Dama."

-"El gámbito tendrá éxito, y la sierva será el precio por la victoria."

-"Pero el sacrificio puede ser recuperado, si actúas con rapidez cuando llegue el momento."

-"La prudencia del enemigo puede ser nuestra ventaja."

-"Recuperar a la sierva antes de ser consumida está a tu alcance, si tomas las decisiones correctas."

-"Si tu fallas en tus acciones o decisiones, ella será alimento para los fuegos abisales."

-"El la guarda y tú debes quitársela."

Esperaron una nueva ronda de preguntas volviendo a su partida o tal vez volvieron a su partida, como si Evea, y el resto del mundo por extensión, hubieran dejado de existir tras escuchar sus palabras. Pero apenas recibieron la última batería de preguntas volvieron a dar respuestas.

-"El enemigo no viene, le traen."

-"Pero no he visto quién."

El anciano de la barba miró a su amigo y ambos dejaron de prestar atención a Evea mientras volvían a desvariar entre ellos.

-"¿Y si esta mujer evita que le traigan?"

-"Eso no lo he visto. No he visto que se pueda evitar."

-"Ya lo se que no lo he visto, pero ¿y si ahora que hemos hablado lo evita?"

-"Quien debe venir viene a rescatar a la sierva. ¿Por qué evitaría que él viniera y condenaría a la sierva?"

Ambos viejos abrieron los ojos de par en par a la vez, mirándose uno al otro en un gesto de comprensión. Luego volvieron a Evea y remataron su respuesta.

-"Será traído, si el quiere venir o no será irrelevante, sus propósitos también. Pero traerá con él a la sierva pues le es demasiado valiosa para dejarla atrás."

Inmediatamente volvieron a su partida, como si Evea se hubiera desvanecido en el aire. La joven morena les miraba tan atenta que, por un momento, le pareció que fluctuaban, que podía ver el banco sobre el que se sentaban y la pared que había más allá de ellos.

 Evea se sorprendió ante la nueva ratalía de respuestas que iban emitiendo esos seres... o mejor dicho, ese ser. Durante sus divagaciones en varias ocasiones parecía como si fuera un monólogo, como si se preguntara y respondiera a la misma vez. "Eso no lo he visto. No he visto que se pueda evitar.""Ya lo se que no lo he visto, pero ¿y si ahora que hemos hablado lo evita?"

 Las respuestas que daban eran muy interesantes, pero algunas demasiado vagas para los deseos de la joven e impaciente muchacha.

 De nuevo permaneció en silencio durante un tiempo, reflexionando acerca de las palabras. Por lo menos había quedado claro que el maligno Orcus andaba, en cierta forma, metido en el asunto. Cuanto menos el carcelero, a pesar de ser cautivo, es un siervo de este.

 El enemigo es prudente... y esto puede ser nuestra ventaja. ¿Qué precauciones ha tomado? ¿Sólo el cambio de aspecto? No parece que me lo vayan a contar...

 Alguien trae al carcelero... independientemente de su voluntad. Si tengo que fiarme de las palabras o deducciones acerca de la intervención del padre Merryl, aún no ha llegado, entonces se le podría interceptar antes de que llegara y se mezclara entre la muchedumbre... pero, pero no interesa que lo detenga, en caso de que pudiera acerlo, eso podría ser perjudicial... Tianna podría ser... consumida. Definitivamente no me gusta nada de como suena todo esto. Pero no puedo dejar de hacer algo, ella depende de mí.

 De pronto un gesto abatimiento se posa en las facciones de la joven, el peso de la responsabilidad le encoje el corazón. Necesita unos instantes más para sobreponerse.

 Al enemigo lo traen. Reemprende sus reflexiones. Y a la vez a Tianna la tienen cautiva. ¿Podría ser que, de algún modo, el carcelero poseyera a Tianna, pero no tiene suficiente control de ella y para ello precisa que alguien lo guíe para cumplir con su proposito? Espero que no, definitivamente no.

 - ¿Por qué traen esos desconocidos al carcelero, con qué propósito? ¿Está relacionado con la llegada del unicornio? ¿Alguien o algo los está esperando para recibirles... alguien que no sea yo?

Theonil, te andaba buscando, ¿va todo bien?.- el guerrero había estado deambulando por los puestos de la feria que rodeaban la posada donde había quedado con Theonil

Eran imaginaciones suyas.....¿o las flores tenían más color que otros días, el cielo azul brillaba con fuerza y todo el mundo sonreía y era feliz?

No sé qué me habrá hecho esa bruja, pero si me entero que ha utilizado un hechizo conmigo le apretaré ese delicado y precioso cuello que tiene.

Karlack sacudió la cabeza, como si así se le fueran a despejar esos pensamientos, y se centró en el recién llegado

Estuve con Gaelle esta mañana y me dijo que tenía que hablar contigo, algo relacionado con un mensaje para un princesa elfa o una sacerdotisa de la luna, bueno, la verdad es que no me enteré muy bien, pero sí me pareció urgente y que necesitaba nuestra ayuda.

Los ancianos habían vuelto a su juego, aunque ni siquiera hicieron amago de mover una pieza. Parecían ajenos a las tribulaciones que afectaban a Evea y ni siquiera la miraban mientras el rostro de la chica mostraba cómo las ideas y sentimientos cruzaban su mente y espíritu. Cuando por fin consiguió ordenar sus pensamientos y formuló las preguntas no podía saber cuánto tiempo había pasado exactamente, pero fuera el que fuera, los misteriosos tipos volvieron a turnarse para contestar inmediatamente, mirando de nuevo fijamente a su contertulia y sin mostrar el más mínimo síntoma de haber notado el tiempo transcurrido desde la anterior pregunta.

-“No he visto el propósito por el que viene el que retiene a la sierva.”
-“Pero no hay muchos motivos por los que un siervo del Príncipe de los Muertos pueda ser requerido en el Primario.”
-“El propósito de su venida es irrelevante para el objetivo.”

Ciertamente las respuestas eran complejas, Evea no sabía demasiado de cosmología. De hecho apenas sabía nada, pero sí que entendía que Primario era como se refería en cosmología al Plano en el que estaba el mundo, donde todos ellos vivían, mientras el cielo y el infierno no eran Primario. Era consciente de que el tema era mucho más complicado que aquello, pero sus conocimientos no llegaban mucho más allá. Formuló su segunda pregunta de la serie aún meditando las implicaciones de la primera respuesta, de modo que los tipos no tuvieron apenas tiempo de volver a sus cavilaciones lúdicas.

-“No he visto ningún unicornio.”
-“Pero el enemigo será liberado en un bosque de aspecto faérico.”
-“Puede que haya unicornios allí donde la sierva debe ser liberada.”

El esquema de la conversación se repitió. Los ancianos que parecían iguales volvieron a su partida cada segundo que las preguntas se demoraban, pero contestaban con presteza tan pronto era formulada una nueva que captaba su interés. Y era el caso con la última de Evea, como lo habían sido las anteriores.

-“El enemigo será llamado.”
-“Alguien debe esperar su venida, puesto que lo está llamando.”
-“Pero su llamada puede haber sido antes de ahora.”
-“O antes de que tu tengas tu oportunidad de liberar a la sierva.”

Pareció por un momento que el de barba, que era quien debería hablar ahora, añadiría algo más, pero una mirada feroz del de pelo corto le detuvo, la mirada del primero se hizo acerada y mostró entendimiento. Con un breve asentimiento, se calló.

Antes le había parecido, pero ahora Evea no tenía ni la menor duda. Cuando los viejos volvieron a su partida, eran claramente translúcidos como si fueran fantasmas o espectros, aunque no hacían nada amenazador, lo cierto es que no habían variado en lo más mínimo sus acciones. Y esta vez no recuperaron nada de corporeidad, o sus ojos no pudieron acostumbrarse a su translucidez, como fuera podía ver a su través todo el tiempo. Pudo advertir, gracias a sus afilados sentidos, a pesar de la distracción y cavilaciones en que se encontraba, que el tabernero les miraba a los tres, entre extrañado y alarmado.

 La joven atendía a las crípticas palabras de los ancianos, asintiendo de vez en cuando. Cuando el anciano de la barba estuvo a punto de añadir algo más ella no pudo reprimirse.

 - ¿Qué? No os detengáis, por favor, ¿qué ibáis a añadir? Os lo suplico, por favor.

 Por mucho que lo suplicara la respuesta de los ancianos fue el mutismo hasta que no formuló otra pregunta que concerniera al tema pero que no tratara ese punto.

 Cuando finalmente los ancianos respondieron a las preguntas formuladas, se percató de que el posadero los estaba mirando, con esa extraña expresión plasmado en el rostro.

 - Oh... a... hola, maese posadero. No, no tiene por que preocuparse.- Dice emitiendo una media sonrisa.- Es un pasatiempo... nada más que eso. Por favor, me podría traer un trozo de tarta de carne y un poco de vino especiado... ¿por favor?

El posadero se dirigió al interior de la cocina, con un brillo codicioso en los ojillos pero gesto de preocupación. Parecía seguir prestando atención desde allí, aunque probablemente no era capaz de escuchar la conversación; de hecho seguramente no era capaz de escucharla ya antes.

A Evea pedir la comida ahora le parecía especialmente buena idea, un gruñido en su estómago al pensar el los alimentos le recordó que era la hora de comer, desde hacía un rato incluso. Cuando volvió la atención de nuevo a los ancianos éstos estaban incluso más translúcidos que antes. Parecían estar desvaneciéndose por momentos.

 Por un momento no pudo más que exhalar un suspiro al ver como el posadero no les aborda pudiendo haber mandado al traste la oportunidad de lograr información al respecto de este temible mal que se acerca a esta tierra.

 Luego, tras cerciorarse de que el posadero no es un problema inmediato, posa su atención de nuevo en los ancianos. No puede evitars entir una alarma en sus víceras. Temiendo que desaparecieran antes de poder formular otras preguntas se apresuró a preguntar sin reflexionar.

 - ¿Cuantos serán los que portarán el carcelero? ¿Son humanos? ¿siervos del Principe de los No-muertos?

-No puedo creer esto ¿qué está pasando? ¿cómo es posible? Tenemos que encontrar alguna manera de saber si esto sucede desde hace mucho o se relaciona con la llegada del unicornio, ¿pero a quién podemos pedir ayuda aqui? - Necesitamos pensar qué hacer. ¡Y no puedo pensar con esta sensación terrible!

Creo que lo primero es calmarnos, sí, y pensar, a ver, no creo que haya planta que pueda hacer esto. Ni animal, no se me ocurre que ni un dragón pudiera conseguir bloquearnos de la Madre así. Claro que no hay animales, pero se me ocurre que si hay algo a que temer, debería haber alguna marca, algún rastro, podríamos buscar algún signo que nos de una pista...

- No creo que tengamos tiempo suficiente para ponernos a buscar algo aquí. A mi me gustaría estar en Zoquejo cuando aparezca ese "supuesto unicornio". Tengo claro que no será un fenómeno natural y es probable que podamos encontrar alguna relación entre ese suceso y lo que está ocurriendo aquí

No conozco a nadie que pueda ayudarnos, tan solo sabía de tu existencia y por eso te esperé en la puerta de tu posada. ¿Conoces a alguna mujer que pueda ayudarnos en esto? Quizá lo más sensato es que busquemos alguna ayuda mientras llega el momento de que aparezca el unicornio y después de aquello vengamos aquí.

De todas maneras, antes has mencionado algo de que se te ocurre algo sobre lo que puede ser este fenómeno, explícate Nivea.

Nívea pone cara de absoluto desconcierto mientras Auria le pide explicaciones

-No, no, me entendiste mal... ¡no se me ocurre nada en absoluto! Dije que estoy tratando de que se me ocurra.

Es terrible que no haya ningún animal en el lugar. Preguntarle a las plantas siempre es mucho más complicado, voy a necesitar de algunas horas para prepararme para intentar sacar alguna información de ellas.

Por otra parte estoy segura de que en esta zona, siendo un poblado de elfos, tiene que haber seguro alguna persona con buen contacto con la naturaleza, que conozca este sector del bosque y pueda saber algo.

Auria, ¿cómo fue que llegaste a este lugar? ¿por qué viniste hasta acá en un principio?

Los ancianos tardaron más de lo que se podía prever en dar esas respuestas, sus voces sonaron muy bajas, y Evea tuvo que acercarse a ellos para escucharles correctamente.

-"No he visto quién trae al carcelero."

-"No he visto cómo llega."

-"Tampoco quienes le traen o cómo lo hace."

-"Pero todo el que tiene tratos con el Principe de los Muertos le acaba sirviendo."

​-"Antes o después, quiera o no quiera. Es casi inevitable."

Los ancianos titilaron durante un instante, desaparecieron haciendo que el corazón de Evea diera un brinco por la ansiedad, luego volvieron a apararecer. Ambos miraron a la vez a los ojos de la mujer y, simultáneamente, con la misma voz, dijeron:

-"Sólo tu puedes salvar a la sierva del que la tiene presa. Debes hacerlo o será consumida. Atenta. Muy atenta, no dejes pasar tu momento."

Acto seguido volvieron a titilar y desaparecieron, Evea esperó unos segundos con ansiedad, pero no volvieron. Una carrera apresurada de alguien portando menaje de cocina resonaron cuando el posadero se apresuró hacia fuera llevando la comida de la joven. Miraba hacia el rincón con ojos desorbitados y expresión entre preocupada y aterrada.

-¡¿Dónde están?! ¡¿Volverán?!Llevan viniendo aquí años, todos los días vienen y dejan una moneda de oro a cambio de cerveza, pero nunca se la beben, nunca les veo marcharse, me doy la vuelta y al volverme se ha ido; pero luego al día siguiente, cuanto me descuido, ya han vuelto a entrar y a ponerse a jugar, todos los días, una moneda de oro cada día, ¿dónde están? ¿qué ha pasado con ellos? -

El hombre había empujado la comida en dirección a Evea, sin malos modos pero con un gran nerviosismo y de forma descuidada, de modo que a punto estuvo de derramarse la bebida y el estofado. Los viejos no habían vuelto y había pasado más de un minuto. Algo le decía en su interior que el hombre se había quedado sin monedas de oro y ella sin más respuestas y con nuevas preocupaciones.