Partida Rol por web

El combate seguía su curso y Kelgar logró acabar con el tipo que tenía enfrente clavándole su daga en el pecho.
Pero otro guardia se lanzó al ataque, y consiguió herir al norteño con su espada.
Kelgar apretó los dientes y miró a su enemigo desafiante.
¡Lo pagarás! dijo, sin preocuparse por el corte que sangraba en su brazo.

Vio por el rabillo del ojo como Ragn se lanzaba de forma precipitada contra los ballesteros. Gritó su nombre cuando se percató de que lo herían pero se apresuró a tranquilizarla.
¡Hará falta mucho más para que un a Norne caiga!
¡Vigila con los virotes! le dijo, esperando que no se precipitara en su ofensiva.

Por su parte atacó a su enemigo esperando acabar el combate.

El combate sigue y con un movimiento rápido Rag atraviesa la mitad de la sala  y se lanza sobre el soldado que lucha su recien encontrado compañero, la rapidez es tal que el soldado apenas es capaz de reaccionar y muere atravesado por la espada y el soldado cae fulminado.

Por otro lado, Lissandra  espolvorea  un par de polvos sobre la pálida mujer  y estos emiten un siseo  desprendiendo un olor algo desagradable, la herida no ha dejado de manar sangre aunque sin duda su caudal ha disminuido significativamente, así que  te apresuras a vendar la herida y hacer presión  llegando a la conclusión que ya todo lo que queda es que sea lo bastante fuerte como para aguantar para llegar a la capital.

Mientras tanto, Darrick tiene sus propios problemas, mientras consigue asentar un nuevo corte al soldado el de la ballesta soltando una maldición suelta la ballesta y saca la espada lanzandose sobre el joven guerrero, dos soldados son demasiado para el joven que comienza a retroceder  por la ventaja armamentistica y la superioridad numérica y el soldado logra ahcerle un pequeño corte  en el brazo, afortunadamente Kelgar acude al combate lanzandose sobre el segundo soldado que se defiende bastante bien de sus ataques sin dejar un claro vencedor a ninguno.

De nuevo, logré atravesar la defensa de aquel soldado y clavarle la daga, pero de nuevo, el corte no fue lo suficientemente profundo para acabar con él… pero aun así, era evidente que no podría aguantar mucho más contra mi. Tal vez por eso, el guardia de la ballesta decidió soltar esta y lanzarse directamente al combate, pensando que tal vez entre los dos podrían conmigo, y lo cierto es que lo sorpresivo de su ataque funcionó, pues consiguió hacerme un corte en el brazo… aunque por suerte, no muy profundo.

Maldita sea- pensé, viéndome ahora superado por dos rivales, intente una posición algo más defensiva, buscando no darles ninguna ventaja… y entonces vi una sombra acercándose con rapidez hacia donde estaba, así como el brillo del acero en esta.

Lo primero que pensé fue que un tercer guardia se abalanzaba sobre mi, por lo que giré instintivamente hacia él… solo para ver como aquella sombra era en realidad Kelgar. Ni siquiera tuve tiempo de suspirar de alivio por ello, pues al girarme hacia lo que creía era un ataque, había ofrecido mi costado hacia los dos guardias...

La presencia de los ballesteros había sido un potente disuasivo para mantener la cabeza baja, aunque la ballesta que dejó caer uno de los rufianes al ser atacado por Darrick le ofrecía alguna posibilidad a Emelie. Con algo de suerte, el guerrero de pelo platino remataría a aquel tipo y eso, además, le dejaría vía libre a sus virotes. Así que Emelie se abrió paso poco a poco hacia aquella posición, para recoger antes la ballesta mientras caminaba agazapada. De vez en cuando, se detenía para mirar en derredor y evitar ataques sorpresivos por parte de alguno de los "guardias" que se acercase, bien para atacar a Darrick, Kelgar o Ragnhild, bien para agredirle a ella por confundirla con un pasajero más.

El intercambio de golpes seguía su curso, y quedaron claras dos cosas.
Que luchando con esa daga cualquier combate era eterno. Y que los saboteadores no eran unos principiantes luchando.

De todos modos, cuando Ragn derribó a uno más con un fugaz ataque, parecía que al menos en las cercanías sólo quedaban dos enemigos, por lo que tenían la superioridad numérica de su lado.
Sin dudar, Kelgar siguió atacando con intención de acabar con su enemigo.
¡Tienes suerte que tenga que luchar con esto! le dijo, intentando acabar el combate.

El llamado de atención me trae de vuelta a la realidad, más o menos, y noto a los muchachos pegándose con los soldados que quedan. No alcanzo a ver bien cómo les va, pero parecen animados, no creo que los hayan herido. ¿Por qué no usan las espadas del enemigo? es gracioso ver a un hombre tan grande combatiendo con un chuchillo tan pequeñito.

Sin perder más tiempo voy con ellos a ayudar, Darrick está siendo abrumado por los dos guardias a la vez, así que voy a quitarle al menos uno de encima. Tomo carrera y uso mi propio impulso para darle fuerza al tajo horizontal.

Cuando finalmente dejo de manar sangre de la herida solté un suspiro. Ahora todo lo que podía era esperar y confiar en la propia joven y que el asunto de los guardias se solucionara. Si no llegábamos rápido a Arkangel era muy difícil que se salvase. Mi espalda se puso recta mientras aun estaba sentada en el suelo y mire como estaba la situación en el comedor.

El número de guardias había reducido notablemente, y parecía que habían sido mis compañeros de mesa los que se habían encargado de ellos. Recogí las cosas que habia sacado de mi bolso y alce la vista buscando algún otro herido o algunoa forma de ayudar en aquella situacion.

Ragnhild es la primera de nuevo en actuar  y se lanza sobre el guardia que arrincona a Darrick  provocando un segundo corte  con rastro de hielo incluido  que le hace retroceder tambaleante, mientras que Kelgar  realiza una serie de golpes con una rapidez inusual que son difícilmente perceptibles para el soldado que se defiende asombrosamente bien pese a sus heridas, aunque finalmente  la perdida de sangre es el factor decisivo y Kelgar logra alcanzar a su enemigo apuñalándolo en el pecho fulminándole al instante.

El único soldado que queda al verse sobrepasado retrocede completamente asustado mientras suelta su arma.

---Piedad señores, nosotros no queríamos hacer esto solo seguíamos ordenes de…- de pronto el soldado abre los ojos mientras podeis ver  como unas zarpas metálicas  aparecen a la altura del corazón, el soldado trata de decir algo pero solo consigue soltar  sangre por la boca y cae desplomado al suelo pudiendo ver al atacante, se trata de vuestro vecino fumador que ahora mismo lleva equipada dos zarpas de aspecto mortífero y una de ellas llena de sangre.

---Mierda, me ha manchado – dice con cierta desaprobación mientras usa un poco de tela del soldado para quitarse las manchas, su compañero sigue observándolo todo con aire de espanto y con cara de que en cualquier momento va a echar hasta la última comida del dia, pese a ello,  el otro no parece preocupado-  ha sido un entretenimiento interesante ¿no?- os dice  como sí tener una amenaza de ejecución fuera algo que sucediera todos los días…

¿Y justo cuando ya no son una amenaza se decide a ayudar ese? Qué payaso.

De todas maneras eso no es lo que me tiene mal ahora. Acabo de matar a alguien, es horrible. La única excusa que tengo es que fue en defensa propia, pero aún así...

¿Qué pasa con el zepelin? ¿Por qué pasó esto? Y ¿por qué tengo toda esta mala suerte? Espero que se resuelva todo, que no tengo tiempo para estar perdiéndolo aquí a quién sabe cuántos cientos de metros del suelo. 

Lo próximo que haré cuando pueda será aprender a fondo el latín, que no me entero de nada.

La espada que traigo no llegó a mancharse con sangre porque se congelaba al cortar y el combate no duró mucho, así que no necesito limpiarla antes de volverla a guardar. Hecho esto, me quedo mirando confundida a los demás.

Kelgar consiguió clavar la daga en un punto vital de su enemigo, que cayó al suelo como una marioneta sin cuerdas.
Preso del frenesí del combate, se giró a por el último de los tipos al que combatían ahora Darrick y Ragn, pero éste se rindió, soltando su arma.
Si había una ley sagrada en la batalla, era que aquellos que se rendían, merecían al menos una oportunidad.

Pero aquel tipo de pintas estrafalarias lo mató a traición y justo en el momento en el que iba a revelar para quien trabajaba.
Kelgar miró molesto al tipo aquel.
¡¿Porqué lo has hecho?! Matar a un hombre que se ha rendido por la espalda... de donde yo vengo eso es cobardía.
Además, iba a decir quien les había dado las órdenes... ¡¿acaso no quieres que lo sepamos?! le dijo en un tono amenazador.

¡¿Y qué leches eres?! le preguntó, ya no pudiendo soportar la incertidumbre de ver a esa cosa hacerse pasar por un chico.

De reojo había visto que Ragn y el resto estaban bien, así que se centró en interrogar al tipo aquel.

El final del combate pareció coincidir con los tratamientos de la embajadora, salí a gatas de debajo de la mesa donde la había estado tratando y a una de las personas que estaba por allí tras darle un toquecito en el hombro le señale a la herida.- Vigílala, si se pone peor o empieza a sangrar de nuevo presiona la herida con fuerza.- A quien se lo pedí me miro asustado, y por cual era la situación no me extraño aquello.

Camine sin mas preámbulos hacia el grupo que nos había defendido y el cual parecía que ahora iba a empezar una disputa.- No es momento para discutir, si sus palabras son ciertas es probable que estén masacrando a los pasajeros que entraron por el otro lado del Zeppelin.- Corte a ambos acercándome. Mi aspecto distaba mucho de ser igual de recatado que cuando había estado sentada en la mesa. En mi cara aun se podía notar la sangre fresca al igual que en la parte delantera de mi vestido, el cual había perdido longitud en la zona de las piernas al haberlo usado como tela para detener la hemorragia. En estos momentos en vez de hasta los tobillos llegaba con dificultad a las rodillas.

-Tenemos que ir a asegurarnos de que allí no ha habido heridos y detener a los que estén perpetrando este sabotaje. Discutir aquí no va a ayudarnos.- Dije interrumpiendo al tipo de aspecto estrafalario y a Kelgar.-  Momentos antes iba a matar a toda esta gente, no creo que sea correcto matar a alguien que se ha rendido, pero no puedo decir que sea una perdida.-Comente intentando que lo dejara pasar. El tipo de la garra me caía soberanamente mal y que le dieran una lección no era algo que me hubiese disgustado, pero había prioridades.

Debemos ir a ver qué ha pasado y a tratar a los heridos que haya allí...- Durante un momento dudé, conmigo ahora mismo solo llevaba pocas de las herramientas medicas, la mayor parte de ellas estaba en mi maleta.- Aunque necesitaría mi equipaje si los heridos son muchos.- Comente mientras mi mirada miraba al lugar por el que había entrado a la sala y posteriormente el otro lado. Las habitaciones deberían estar en dirección contraria, pero no sabía si habrían llevado las cosas allí o por el asunto que nos atañía no se hubieran molestado.

Con la ballesta en su poder, y los "malos" neutralizados, Emelie se lo tomó con algo más de calma a la hora de hacerse con algunos virotes para el arma. Después, de un modo natural, se incorporó mientras sostenía la ballesta boca abajo e inspeccionó los alrededores para asegurarse de que la amenaza más directa había sido conjurada. Sin embargo, no era momento para distraerse, seguramente aun quedaban más "guardias" para hacerse con el control del dirigible en otras zonas.

- Buenos hombres, ¿qué tal si dejamos la discusión para un lugar más resguardado y menos abierto? - Miró de forma intencionada a Kelgar y al chico del traje emplumado. No terminaba de fiarse de aquel tipo; la forma casi inhumana y caprichosa con que había despachado al último soldado seguramente le habría erizado el pelo de la nuca a alguien con menos autocontrol. Pero lo que más le incordiaba en su mente era el oportuno momento elegido para darle muerte al rufián. Por ello, Emelie no podía descartar que su nuevo "aliado" fuese un topo colocado por el mismo responsable del secuestro del dirigible para "proteger" sus interéses.

- Ir a comprobar el equipaje me parece una buena idea. No sea que estos facinerosos aprovechen además para robarnos. - En realidad, no le preocupaban tanto las joyas o el vestido como hacerse con su equipo, de forma discreta, para completar la misión. Y con aquellos secuestradores a bordo, tenía un inesperado chivo expiatorio con que cubrirse las espaldas. - Pero luego deberíamos escondernos. No creo que debamos buscar pelea con los "guardias" ni arriesgarnos al atender a heridos; yo, por lo menos, no soy guerrera ni enfermera y no quiero mancharme de sangre. - Tras aquella aclaración, echó un nervioso vistazo a una de las puertas por las que se podía abandonar aquel salón. Si podía salir de allí y usar la protección de sus nuevos "amigos", era mejor que correr el riesgo de moverse por el dirigible en solitario.

Por suerte para mi, antes de que los dos guardias pudiesen aprovechar mi error, Ragnhild y Kelgar dieron buena cuenta de ellos, dejando tan solo a un único guardia restante en el salón, quien al ver la situación se apresuró a soltar el arma y empezar a decir excusas.

¿Que no queriais?- pensé, furioso por sus palabras, pero antes siquiera de poder expresarlo en voz alta, fue atravesado por la espalda con una especie de zarpas metálicas.

¿¡Se puede saber por qué has hecho eso!?- le espeté casi al mismo tiempo que Kelgar al tipo que antes se había estado metiendo con la camarera y que era el que había acabado con el ultimo soldado, mirando a aquel tipo directamente a los ojos, con un ligero brillo dorado asomando en mi mirada -¡Podíamos haberle sacado información!- le dije, no refieriendome a quien daba las ordenes, sino más bien a cuantos eran y cual era su plan.

No creo que escondernos sea una opción, lady Angélica- le dije a esta tras alejarme de aquel tipo para evitar acabar soltandole un puñetazo -Cuando los otros guardias se den cuenta de que sus amigos no han vuelto, vendrán a ver que ha pasado… y seguramente vengan más y mejor armados- dije -En su lugar, deberíamos acabar con ellos mientras aun no nos esperan... aunque deberíamos armarnos mejor primero- les dije a los allí presentes, mirando mi daga tras mis últimas palabras antes de limpiarla y volver a enfundarla -Seguramente el grupo que vino aquí era más grande por ser tantos en el salón, así que el resto serán más pequeños…- expliqué, esperando que aquellos capaces de luchar se uniesen a mi plan al tiempo que buscaba con la mirada si los guardias tenían algún arma que pudiese aprovechar -Además, debemos de ayudar al resto de gente- añadí, pues no podía ser que todo el personal del zeppelín estuviese metido en aquello. Tras eso me giré hacia Ragnhild, que miraba a todos claramente confundida… lo cual era lógico cuando recordé que no parecía entender muy bien el latín.

Ha habido un motín y los guardias quieren matarnos a todos- le expliqué en arkes -Creo que deberíamos ir a por ellos antes de que vengan más a ver que les ha pasado a estos- añadí.

El hombre  no parece nerviosos ante vuestros gritos y amenazas aunque si podeis notarle levemente preocupado, aun así  vuelve a sacar su pipa y encenderla.

---Yo soy Vadik, simplemente- dice con tono enigmático mientras mira a Kelgar y luego a Darrick suelta un suspiro aunque de neuvo se toma su tiempo para inspirar el humo de la pipa.

---Sí de verdad  pensais eso me da a mi que vais a acabar muertos prematuramente, niños- comenta simplemnte  y luego mira a Kelgar- Ha recibido lo que se merece ¿honor? ¿Que honor tiene  atacar gente desarmada? Sí no hubierais tenido las armas quizas hubierais muerto, he mostrado la misma misericordia que han demostrado ellos, ninguna- dice son seriedad mientras con un gesto señala a la mujer caida que ha estadio atendiendo Lissandra- Además ¿pensais siquiera que sabrian  la verd....

Una fuerte sacudida interrumpe las palabras de Vadik puesto que el Zepelín se ha ladeado peligrosamente  combando la sala y haciendo perder el equilibro a todos los presentes excepto a Vadik y Raghild que logran agarrarse a algo para evitar la caida, la gente grita asustada mientras los platos y copas caen al suelo salpicandoles aunque pronto os dais cuenta de que tenis otras preocupaciones puesto que el Zepelín ha cambiado de rumbo...fijando como nuevo destino  en las mortales aguas del mar interior...

---Vaya, curioso giro de los acontecimientos- murmura Vadik y se gira hacia su compañero y le espeta algo haciendo que este se levante y corra hacia él para refugiarse  bajo su sombra y le dice algo en su idioma, tras darle unas palmadas reconfortantes mira al grupo- Bueno, creo que la situación a cambiado, la señortia dice que habria que  mirar en el otro lado pero dada las circustancias actuales me inclino más por lo que han dicho los crédulos chicos y la "damisela"- dice señalando a Kelgar y Darrick y luego a Emelie- armarse e ir a ver que pasa... con el Zepelín  dado que siga la trayectoria que está siguiendo dará igual salvar a toda la gente, estaremos muertos cuando nos estrellemos- sentencia y vuelve a miraros y añada en tono que no admite discusión- Al y yo os acompañaremos.

- Está claro que el nuevo timonel no tiene mucha experiencia en el manejo del aparato. - "Angelica" recuperó la estabilidad con visible expresión molesta. El súbito golpe de timón le había cogido por sorpresa y terminado sentada en el suelo de forma violenta y poco grácil. Aunque eso era lo de menos. No necesitó escuchar a Vadik para percatarse de que el nuevo rumbo les aproximaba al Mar Interior.

- Tal vez sería buena idea buscar una forma de abandonar el dirigible mientras nos movemos. A ser posible antes de estrellarnos. - Matizó aquella parte con una sonrisa irónica, si bien carente de humor, mientras miraba al chico del traje emplumado tras expresar precisamente aquel funesto destino.

Kelgar se contuvo a regañadientes, pues la actitud del imbecil llamado Vadik le sacaba de los nervios.
Cierto era que los guardias habían comenzado el ataque contra inocentes, pero una cosa era atacar inocentes y la otra atacar a alguien que suplicaba perdón y además por la espalda.
Pero daba igual, ese idiota no lo entendería y cierto era que ahora tenían otras prioridades.

Lo primero es recuperar mi espada. Luego haremos limpieza de esos desgraciados y con suerte conseguiremos detener el zepelín antes de que se estrelle. Aunque si hay que saltar a medio vuelo, es reconfortante saber que volamos sobre mar... dijo en un tono sarcástico.

Cogió uno de los escudos y con la otra mano siguió con su daga; no se le daban bien las espadas largas.
Vamos. dijo, mirando a Ragn y Darrick, que parecía que iban a ser sus principales apoyos.

Todavía no se me va el susto del sacudón. Saber que estamos a quién sabe cuanta altura, y parece que cayendo, hace que me empiece a dar un poquito de náusea. Visiblemente mareada me acerco a la pared para recostar el hombro en ella. ¿En dónde carajo me metí...? Debí haberle vendido el boleto a alguien y viajar por tierra, esto es absurdo ya.

—Sí —asiento a Kelgar sin hablar mucho, no me siento del todo bien. No se me ocurre ninguna forma de salir de esta situación, espero que los demás tengan ideas.
Intento seguir despacio al resto.

El movimiento de la nave me tomo por sorpresa haciendo que me precipitara al suelo. Con dificultad empecé a reincorporarme ayudándome de los muebles cercanos mientras escuchaba la conversación que había entre los integrantes de lo que parecía haber formado como grupo.- Saltar al agua de un mar interior, con la costa a cientos de millas no es la mejor idea, en vez de morir rápidamente agonizaras de cansancio primero para finalmente morir ahogado.- Dije mientras me ponía en pie totalmente.

Aquel grupo improvisado al que se había unido el tipo de las plumas y su amigo no era precisamente lo que se podría llamar un grupo de rescate, pero era mejor que hundirnos en las aguas del mar. Aun así seguía dubitativa ante la idea de ir a intentar recobrar el rumbo en vez de ayudar a la gente del otro lado de la nave.

Me mordía levemente el labio inferior hasta que finalmente tome una decisión. Mis manos se unieron a la altura de mi cintura mientras cerraba los ojos. Para la gente común, posiblemente en una posición de plegaria a algún dios. Para aquellos versados en psiquica y que supieran como manejar sus poderes, aquello no era sino una simple fachada para las matrices que empezaban a danzar a mi alrededor.*

Quería saber si al igual que en este lado en el otro extremo de la nave también había gente que sabia luchar y se había encargado de los guardias o, quien sabe, si había suerte quizás el grupo que había venido aquí tenia como orden que ya no podrían cumplir ir con el otro grupo después. Además, lo que estaba haciendo también me ayudaría a saber realmente a cuanta gente se iban a tener que enfrentar aquel grupo que se estaba formando ante mí.

La sacuda me pilló, al igual que a la mayoría, completamente desprevenido, lanzándome de bruces contra el suelo antes de que pudiese siquiera intentar agarrarme a algo mientras que los platos y copas que habían sobrevivido al combate caían por todo el salón.

¿Qué ha sido eso?- pregunté mientras me levantaba, mirando a mi alrededor para comprobar que todos estuviesen bien, necesitando a penas un segundo para dar con la respuesta a mi pregunta, respuesta que se vio confirmada por las palabras del tal Vadik.

Sea cosa de los amotinados o no, será mejor que nos demos prisa...- dije tras levantarme -Los que puedan luchar, que vengan con nosotros- les dije a los allí presentes, aunque lo cierto es que suponía que tan solo Kelgar y Ragnhild se unirían… y aunque no confiaba en él, también el tal Vadik y el chaval que lo acompañaba, por mucho que este no tuviese aspecto de poder ayudar demasiado en una lucha -El resto, lo mejor es que bloqueéis las entradas cuando nos vayamos… no sea que vengan más guardias- añadí, tras lo cual me dirigí hacia la puerta que debía llevar a las habitaciones.

Vamos, no perdamos más tiempo- dije.

Tu poder se expande cual sonar  abarcando una gran  cantidad de  área pudiendo llegar practicamente  a la otra punta del Zepelin, cuando regresa tu cabeza se ilumina  como un árbol de navidad detectas muchas mentes tanto en este cuerpo como en el central (aunque en mucha menor cantidad) mientras que el otro cuerpo extremo está vacio de mentes.

Tambien detectas 3 mentes diferentes, dos de ellas extremadamente complejas más allá de lo humanamente posible aunque la tercera es la que más  te llama la atención puesto que son ¿dos mentes juntas? No sabrias decirlo pero puedes distinguir que una de las mentes es humana algo compleja mientras que la otra es sumamente primitiva, más incluso que un animal, nunca habias sentido nada parecido.