Partida Rol por web

El fin de la realidad [+18]

Capitulo 1: El Viaje de la dama

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29/06/2020, 17:57
Director

La cuidad estaba en éxtasis, esa era la mejor manera de describirla, tras su salida del Sacro imperio hace ya poco más de medio año  la popularmente conocida como Costa del Comercio había tratado de mantenerse  independiente desde el primer momento debido a las discrepancias con el Imperio al ser la principal potencia económica  del viejo continente los Burgueses que conforman los 2 países no tuvieron ningún problema en gestionar su propia independencia gracias a su control de más de un tercio de la economía mundial.

No satisfecho por ello, los Burgueses quisieron demostrar su gran potencia económica encargando al genio Príncipe de Lucrecio, Lucanor, un Zepelín que demostrase el potencial que poseía el principado y finalmente tras un año de espera Lucanor les dio su premio.

Como al fin de cuentas la gente atrae el dinero y por tanto mueve la economía, decidieron que seria en Chaville, la Capital de Gabrielle, donde el Zepelin despegaría en su viaje inaugural, naturalmente la atracción por semejante y misteriosa joya de ingeniería única en el mundo fue irresistible para muchos nobles de otros países y gente curiosa, entre ellos vosotros.

 

Como apreciáis enseguida, la ciudad está a reventar de gente de toda clase, algunos ricos nobles con sus carruajes, maletas y familias que no paran de pavonearse acerca de las ventajas de tener contactos y dinero que les ha permitido conseguir un pasaje para este viaje, otros comentan lo afortunados que son de haber ganado el concurso y ganado una entrada ( un billete de ida) pese a que en condiciones normales no podría permitírselo pero todo el gentío de gente lleva al mismo lugar, la plaza central de Chaville….y lo veis….

El Zepelín bautizado como la Dama se trata de un Zepelin con tres cuerpos  unidos entre sí por una pasarelas hechas de metal bastante largas, no tenéis mucha idea de tecnología pero podéis apreciar claramente la belleza con la que se ha tallado emulando a los famosos barcos de Gabrielle , la plaza está a reventar puesto que muchos mercaderes han decidido cerrar sus tiendas y abrir un tenderete en el exterior aprovechando el evento, por diversos lugares también venden toda clase de comida  aunque predomina la típica de la región pero también algunas cosas exóticas traídas de tierras tan lejanas como Lannet.

Una vez en la plaza también podéis ver que no solo la gente noble o comerciantes han sido atraídos de distintos países, sino  gente de países bastante lejanos, podéis ver a algunos hombres de rasgos orientales  u hombres y mujeres vestidos con pieles abundantes que seguramente  provienen del norte e incluso veis a alguna mujer vestida con traje de lino vaporoso  que revela gran parte de su figura para deleite ( y escándalo) de algunos.

Los niños abundan por doquier contentos de romper la monotonía del día a día disfrutan corriendo de un tenderete a otro bajo el confeti y los sonidos de las banas de música que alegran el lugar.

Quedan aún poco más de media hora  para la hora del despegue, sin embargo ya se puede apreciar dos largas colas que serpentean entre la gente  hasta llegar a los laterales del Zepelín, según vuestro billete, se os ha adjudicado una habitación en el cuerpo izquierdo.

Notas de juego

Vale, con este post se inagura la partida, la idea es que en este post podais describir vuestra llegada la ciudad ( o que habeis echo sí estais  desde hace un par de dias), el billete se puede adquirir de 4 maneras, mediante la compra de uno de ellos, mediante concurso, por invitación personal de algun dirigente influyente o la obtención ilicita de este, así que teneis libertad para explayaros a gusto y usar la imaginación dentro de lo razonable.

Hasta que diga lo contrario todos los mensajes son SOLO AL DIRECTOR

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29/06/2020, 22:49
Ragnhild

Yo quería el buffet... pero acabo teniendo más suerte de la cuenta. Miro los dibujos y letras del boleto que tengo en la mano y suspiro. Llegué anoche a la ciudad, y cuando entré a la primer posada que vi, ya bastante cansada y con hambre, noté que se había puesto una especie de concurso.
Consistía en comer enteros una sucesión de platos de una lista del menú, y el primer cristiano en conseguirlo se llevaría un premio suculento. Cuando oigo la palabra suculento y plato en la misma oración, empiezo a salivar sin darme cuenta y ya lo siguiente que hice fue apuntarme. El primer premio era un boleto tonto para un viaje más tonto, que no quería ni necesitaba. Me hacía más gracia el segundo lugar: un vale para un mes de cena gratis allí, que si bien no era ningún restaurante lujoso, la idea de poder disfrutar de algo delicioso sin tener que pagarlo me pareció una maravilla.

Pero no. Resulta que la gente de aquí es bien delicada y no se aguanta mucho. Incluso un gigantón barrigudo que pensé que me ganaría quedó segundo y se llevó él mi premio preciado. Debí haberme dejado vencer, pero no pude contenerme, además no es honorable.
Al final ¿qué más da? tal vez tenga suerte y sirvan cosas ricas en ese barco... zepelín.

Será la primera vez que despegue los pies de la tierra. Iré al cielo antes siquiera de ir al mar, todo el viaje hasta aquí lo he hecho por tierra. Qué locura.

Llegando al sitio del despegue, mi mirada se enfoca más en los puestitos de los mercaderes que en la tan magnífica nave. Empiezan a brillar mis ojos cuando veo las maravillas exóticas que ofrecen y que ni sabía que existían. No creo que tenga otra chance de probarlas, pero solo me queda un oro y no sé qué tan caras serán. Aparte aquí la mayoría de la gente es de mucho dinero, está claro que los vendedores no me lo harán fácil.
—Juu...
No van a servir de eso de ahí dentro del zepelín, tengo que comprarlo ahora.

Voy corriendo a hacer fila al puesto de comida picante de Baho, un comerciante que me transportó hasta la frontera de Gabriel me contó cómo se preparaban esos platos, y ahora me han dado ganas de probar aunque sea uno. Por favor que no sean caros.

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30/06/2020, 16:38
Emelie Dahl
Sólo para el director

Emelie se acercó a la ventana de su habitación en la posada. Con un dedo, apartó suave y ligeramente los visillos para mirar el cielo; desde aquella posición no podía ver la plaza pero alcanzaba a divisar la silueta parcial de la popa de la góndola central y parte de la de una auxiliar. Por encima de ellas, se recortaba la grandiosa bolsa de gas que mantenía el dirigible en el aire. El vidrio apenas amortiguaba el ruido del gentio en la calle: carruajes que circulaban, niños que correteaban y chillaban alborozados, el murmullo de conversaciones (casi todas ellas centradas en la magnificencia de la maquina voladora, probablemente)... Todo ello hizo que los labios de Emelie se curvasen en una sonrisa condescendiente. Aquella ilusión provinciana, casi pueril, ante el "logro" de Gabriel (encargar la construcción del dirigible a Lucrecio para luego pavonearse como si fuera realmente suyo) fascinaba a la asesina, espia... y ahora futura saboteadora.

Se apartó de la ventana al recordar que aun estaba en ropa interior y se centró en terminar de preparar su equipaje. Junto al vestido de viaje estaba el arcón abierto y la ropa pendiente de embalar. En un almohadillado al fondo ya había colocado la ballesta de mano y las saetas con sumo cuidado; acomodó el paquete que contenía la gabardina armada, bien doblada, antes de colocar la mitad superior del almohadillado y apoyar sobre éste varias cajas, una para sus pendientes, otra para el collar y una tercera, vacía, para el anillo que lucía en su mano izquierda, un aro sencillo con un escudo de armas de una familia noble menor, del sur de Abel. Emelie le echó un rápido vistazo a aquella joya y la hizo girar un poco en el dedo para colocarla sobre la señal que había dejado uno de sus anillos habituales. Luego, siguió metiendo ropa en el arcón, seguida de enseres variados para, finalmente, hacer espacio para el voluminoso vestido de gala. Aquella prenda la colocó con extrema atención, cuidando que no se doblase o que los rellenos y realces se aplastasen o deformasen. Seguramente, su hermana menor Britta habría hecho aquella operación por pura vanidad pero para ella era un simple gesto profesional; aquellas piezas actuaban como parte de un disfraz o camuflaje para aparentar mayor corpulencia y engañar inspecciones casuales.

Casi había terminado de colocar la prenda cuando alguien llamó suavemente a la puerta. Emelie respondió con un cortés "Espere un minuto, por favor" antes de ponerse rápidamente por encima el vestido de viaje. Cuando abrió la puerta, una camarera de la posada, una chica joven que apenas habría cumplido la edad para ser empleada en un trabajo, hizo una leve reverencia antes de extenderle a la asesina un sobre traído por un mensajero, según explicó. Tras agradecer a la muchacha el servicio prestado y despedirla, Emelie cerró la puerta y se acercó a la ventana para examinar el contenido del sobre. El remitente era su "tío" y dentro se adjuntaba una nota, un recibo por un vestido encargado a un sastre de Chaville y el billete del pasaje. Todo muy inofensivo a los ojos de un profano, pero la nota estaba cifrada y su trivial mensaje encerraba una instrucción más siniestra: el agente gozaba de discreción total para llevar a cabo su cometido por cualquier medio. O lo que era lo mismo, Emelie tendría que valerse de lo que pudiera para echar por tierra, literalmente, el viaje inaugural de la Dama. Devolvió la nota al interior del sobre y arrojó ambos a los rescoldos de la chimenea; se aseguró de que ambos se inflamaban y los observó arder mientras terminaba de ajustarse el vestido y se calzaba las botas.

"Y así se esfuma el presupuesto para la misión." El pensamiento cruzó fugazmente su mente mientras estudiaba el recibo y el billete de pasaje. Dos cosas tan insignificantes que resultaba increible pensar la cantidad de dinero que se había ido en adquirirlas, aunque sólo fuera por mantener una tapadera, el de una joven noble abelense que había acudido a Gabriel para comprar el vestido para su boda. Por supuesto, en los varios días que había estado decidiendo telas y diseño y siendo medida, había aprovechado para visitar los majestuosos jardines o la Torre del Reloj y reunirse con "conocidos", operativos de apoyo con los que había ultimado los cabos sueltos de la operación. Puso ambos papeles en una bolsa monedera, junto con algunas monedas de plata sueltas y la colgó de la muñeca izquierda.

Terminado de abrochar el cinturón, Emelie se situó frente al espejo. Se ordenó el cabello, colocando algunos mechones que se habían soltado del recogido y se aseguró de que su peinado estuviera correcto. Repasó una vez más el sutil maquillaje antes de posar ante su imagen reflejada; se aclaró la voz y procedió a repetir varias veces, en voz baja, "Angelica Galea, de los Galea de Hod, a su servicio" o variaciones de la fórmula, corrigiendo la entonación o el acento hasta que estuvo satisfecha. Entonces, con paso decidido, salió de la habitación y llamó al servicio de la posada para que le solicitasen un mozo de carga. Era hora de sumergirse en el alboroto de nobles vanidosos, jugadores y apostadores suficientemente afortunados y personalidades invitadas en la plaza para acceder al lujoso dirigible. Aprovechó la espera en una de las dos colas para examinar, con fingida fascinación, el diseño y las líneas de algo que, para ella, era una visión más o menos rutinaria. En realidad, aquella primera inspección obedecía a la busqueda de posibles vulnerabilidades en el exterior que pudieran explotarse para un posterior sabotaje. Por supuesto, se prestó amablemente a responder con una sonrisa a aquellas personas que, en la cola, esperaban junto a ella y compartir con ellas la ilusión de viajar en lo que era la "demostración de grandeza y desarrollo tecnológico de Gabriel" e intercambiar cotilleos o impresiones sobre la moda gabrielense. Era una suerte que hubiera observado en contadas ocasiones a su hermana Britta hacer lo mismo como parecer tan frívola y superficial como ella.

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30/06/2020, 20:31
Lissandra
Sólo para el director

Hacía bastante tiempo que no salía de Farna, el cambio de temperatura y de humedad fue notándose poco a poco según llegaba a la ciudad. La algarabía y el movimiento de gente me abrumo inicialmente pero me recordaba a las fiestas del pueblo en el que había crecido y poco a poco me fui relajando.

Como era habitual no me acompañaban criados o guardias, el único acompañante había sido el cochero que me había traído hasta la ciudad y cortésmente había declinado su oferta de compañía en la ciudad. Ya estaba vestida para la ocasión, un precioso vestido de seda cubría mi cuerpo conjuntado con unos zapatos de tacón altos que realzaban mi estatura. Mis complementos consistían únicamente de una flor roja de tela cosida en la parte alta del escote.

Con curiosidad me había acercado a los diversos puestos para ver que ofrecían mientras parapetaba la luz del día con un parasol sujeto en mi mano derecha.  La siniestra portaba por el contrario un bolso de tamaño medio donde se encontraba la cartera así como algunos artículos de medicina que estaba habituada a portar a cualquier lado.

Dentro también descansaba el boleto de entrada a la Dama que había recibido como obsequio por apoyar cierta decisión polémica del rey de Helenia. Esta incluía ciertos tratados de comercio con justamente el lugar donde me encontraba y, dado a su separación hacia poco del imperio, dichos tratados podían dar algún problema a ojos del imperio. No había gustado a la mayoría de los nobles, pues la estabilidad en el país había ido caldeándose los últimos años y no se sabia que decisión podía ser un desencadenante. Aunque lo habría hecho de todas formas, disfrutar de algo tan novedoso como subir a un aparato capaz de volar era algo a lo que no me negaría.

Posiblemente me habría ganado odio por parte de alguno de los nobles, pero por lo que había aprendido de la corte de Farnas, poco importaba la opinión de los nobles,  la decisión final era del rey, muchos aún no se habían dado cuenta que el rey no pedía permiso, simplemente reunía a la nobleza para informar de sus intenciones. Aun así, las consecuencias de esa decisión ya las vería cuando volviera, por el momento quería disfrutar este viaje, el primero en años.

Caminaba dejándome llevar por las cosas extravagantes y notorias que había allí, por los olores exóticos de las comidas que ofertaban en aquel lugar y disfrutando de todo lo nuevo que me rodeaba. Si años atrás le hubieran dicho a la chiquilla que era, la misma que hacía de camarera en un bar de marineros y pasaba los inviernos en la cama enferma, que ahora estaría vestida de gala para la inauguración de una de las maravillas de ingeniería de la costa del comercio, no lo habría creído.

Finalmente me aleje de los puestos y mire las colas que se formaban a la entrada de la Dama.  Por otra entrada estaban cargando lo que parecía el equipaje. Entre ellas distinguí mi maleta y al cochero que me había traído vigilándola. Había hecho bien en encargar que llevara por mí las maletas de mi equipaje al vehículo. Tampoco llevaba mucho en su interior, ropa más cómoda y de viaje para cambiarme después de la inauguración,  pues aunque el vestido que portaba era bonito no era del todo cómodo. Prefería las camisas habituales y la gabardina… Por no hablar de los zapatos. En el interior de la maleta también había un camisón de noche para dormir, un neceser para el aseo y el estoque, el cual ni si quiera sabia usar pero me habian insistido en llevar "Si era visible mejor", aunque el portarla con el vestido estropeaba todo el conjunto.  Además de ello, también portaba algunos otras cosas de carácter clínico en la maleta. Hecha por encargo estaba la herramienta que me ayudaba a conseguir muestras de sangre de los pacientes que trataba, una pequeña jeringa de bronce con diversos viales a rellenar junto a ella. 

Perdida en mis pensamientos moví el parasol ligeramente para ver el cielo azul antes de dar un pequeño suspiro y avanzar hacia la fila que se formaba en la entrada que me correspondía de la Dama. Me habría gustado disfrutar más de toda la fiesta que había alrededor de aquel evento pero, aunque el sol no estaba muy brillante ese día, prefería no tentar a la suerte. Cuanto antes entrara en el Zepelín, antes estaría a cubierto de alguna posible quemadura. Además, estaba impaciente por ver cuánto era capaz de elevarse aquella maquinaria.

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30/06/2020, 22:45
Kelgar Stalsson
Sólo para el director

El sol del atardecer se colaba por la ventana de la espaciosa habitación.
Varios muebles de exquisita manufactura decoraban la estancia, con el suelo cubierto por una alfombra roja.
Sentado en el despacho, en un cómodo sillón de piel negro, un tipo ataviado con ropas de seda y otros caros materiales, de colores azulados y dorados.
Sostenía el retrato de una joven de unos 17 o 18 años, de cabellos castaños como él, delgada y hermosa, con ropas que seguramente valdrían el sueldo anual de varios campesinos.

Frente a él, apoyado en la pared de forma algo irreverente, un tipo enorme, más de dos metros de alto, reforzados por una poderosa musculatura, su armadura y su voluminosa capa de pieles blanca, le hacían imposible de pasar inadvertido.
Pero lo que más llamaba la atención, era la espada que cargaba a su espalda... ¿qué loco podía cargar algo tan grande?
¿Ha quedado claro, Señor Stalsson? preguntó el hombre del despacho, vocalizando bien sus palabras, como si temiera que el Hauf no le entendiera.

Sí, Señor Duchamps. Montar en ese Zepelín, encontrar a su hija y traerla de vuelta “sea como sea”... dijo algo aburrido.
¿Siempre desperdiciáis así el oro? Contratar a alguien para un trabajo que podríais hacer vos mismo... expuso Kelgar.

Pierre Duchamps se ajustó sus anteojos con una sonrisa. Eso y su bigote perfectamente recortado, le daban un aspecto imponente.
No puedo dejarme ver públicamente y llevarme a Arlene a rastras... ¡sería una vergüenza para mi Casa!
En cambio vos, podéis hacerlo sin que se os relacione conmigo... Arlene aún es desconocida para el gran público.
se explicó el noble de Gabrielle.

Hmmm... respondió Kelgar haciendo como si le importara poco.
¿Y quién la persigue? preguntó de repente.

¿C...cómo...? replicó Pierre.

Oh vamos, tenéis vos en esta mansión... ¿cuantos? ¿Quince? ¿Veinte? Criados, mayordomos y no sé qué otros oficios que ni siquiera sé qué existen.
Sería muy sencillo enviar a cualquiera de ellos, pero no, contratáis a un mercenario para quien la discreción no es su fuerte...
A mi me parece que hay alguien que va tras ella y por eso necesitáis a alguien armado...
observó el norteño.

Pierre desvió la mirada y carraspeó ligeramente.
A decir verdad, Señor Stalsson... sospechoso que Arlene no se ha fugado sola... Tiene un... amigo... Jerome... un don nadie que actuaba en “La Maison du Soleil”... uno de esos holgazanes que se dedican a estafar a la gente diciendo que son músicos, bardos, o no se que otras mentiras...
Arlene vino un día y dijo que quería cancelar su compromiso con el hijo del Duque de Lucille para irse con ese golfo, estafador, ¡desgraciado!
le dio un fuerte golpe a la mesa.

Kelgar sonrió aguantándose la risa.
Así que queréis impedir que haga lo que desea hacer... murmuró Kelgar.

¡No sabéis nada! ¡Ese Jerome es un embaucador, un estafador! ¡Nunca dejaré que mi hija se marche con un hombre así!
Además, romper el compromiso con el Duque de Lucille, sería todo un desastre.
Así que, tenéis carta blanca para hacer lo que queráis con ese Jerome. Si tiene un “accidente” y muere... o cae del zepelín en marcha... os daré 200 monedas extras...
Pero ante todo, traed de vuelta a Arlene.
dijo, en un tono maquiavélico.

Kelgar hizo crujir su cuello y se puso en movimiento. Pierre se levantó para darle el billete del zepelín, el retrato de Arlene y un pequeño adelanto de su paga.
Bien... tendréis de vuelta a Arlene... no prometo nada en cuanto al chico... dijo Kelgar.

Pierre asintió satisfecho e hizo sonar la campanilla para que los criados guiaran al norteño a la salida.
Una vez fuera, Kelgar sacudió la cabeza pensando en lo desalmados que eran los nobles. Pero trabajo es trabajo, se dijo.

Se dirigió hacia el centro de Cheville, donde el ambiente era totalmente festivo para conmemorar el despegue de La Dama.
Kelgar vio el inmenso artilugio y se quedó impresionado. Observó con cierta fascinación sus formas y llegó a una conclusión... ¿qué necesidad había de construir algo así?

Cuando vio la larga cola se puso detrás de un grupo de nobles cargado de inmensos equipajes, transportados por un mayordomo ya mayor que casi no podía ni arrastrarlos.
Eso hizo que los nobles le regañaran por su poco esfuerzo.
Cuando la sombra que proyectaba Kelgar los cubrió, los nobles se giraron y callaron de golpe, considerando que el pobre mayordomo tenía demasiados equipajes para él solo.

Kelgar sonrió y se estiró mientras bostezaba en la cola. Esperaba que hubiera un bar en el trasto ese y buenas mozas a ser posible.

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02/07/2020, 02:21
_Darrick Dorcas_
Sólo para el director

Habían pasado varias semanas desde que, casi por casualidad, escuché las noticias sobre lo que iba a ocurrir en Chaville, el viaje inaugural de un vehículo capaz de surcar los cielos. Por supuesto, no era la primera vez que escuchaba sobre algo como eso, pero hasta ese momento esos relatos se limitaban a mitos y leyendas antiguas, siempre mediante el uso supuestos de poderes mágicos o milagros, aunque ni yo ni mi madre habíamos encontrado nunca prueba alguna de la veracidad de estos relatos. Por eso, ese zepelin, como lo llamaban, un ingenio mecánico creado por el hombre capaz de hacer lo que hasta ese momento había sido solo posible en las leyendas, era algo que haría Historia, y por tanto, algo que no podía ni quería perderme.

El viaje hasta Chaville fue largo y duro, o al menos lo habría sido para la mayoría de las personas, puesto que en lugar de viajar por las calzadas y los caminos más transitados, hice la mayoría del viaje campo a través. Sin embargo, para mi, que había vivido prácticamente toda mi vida viajando por tierras agrestes, el viaje fue sencillo e incluso agradable, puesto que ni las tierras ni el clima de Gabriel eran precisamente duros. Así pues, apenas si me crucé con alguien hasta que estaba a un par de días de Chaville, cuando decidí acercarme a los caminos para encontrar alguna posada donde poder escuchar los rumores y lo que opinaba la gente sobre ese zepelin. Fue una suerte que lo hiciese.

La posada no era especialmente lujosa, al menos para lo habitual en el principado, lo que significaba que era sin duda alguna mucho mejor que la mayoría en las que me había alojado a lo largo de mi vida. El ambiente, como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta la cantidad de gente que debía de estar camino a la capital para ver el viaje de inauguración, era bastante animado, y más que se animó tras la llegada de un grupo de guardias, quienes al parecer estaban viajando por las posadas cercanas a Chaville para sortear unos pocos pasajes para la Dama, que era el nombre con el que habían bautizado al zepelin. Ni siquiera dudé un instante con participar, como tampoco lo hicieron muchos de los allí presentes, puesto que al fin y al cabo, era una oportunidad única en la vida… pero a diferencia de la inmensa mayoría de ellos, yo tuve suerte, y cuando salí al día siguiente hacia la ciudad, lo hice con un billete para subir a la Dama.

Antes había ido hasta allí para ver como se hacía Historia… pero ahora, iba a tener la oportunidad de formar parte yo mismo de ella, por lo que, emocionado por dicha perspectiva, me apresuré en llegar a mi destino.

Llegué a Chaville el mismo día del viaje, con mis ropas gastadas y llenas del polvo del camino, lo cual contrastaba con la mayoría de gente que allí había. Nobles con elegantes ropas rodeados de sirvientes, guardias con uniformes impolutos, comerciantes que hacían gala de su riqueza, e incluso la gente normal parecía llevar ropa prácticamente nueva, al menos en comparación con lo que estaba acostumbrado. Además, incluso aunque no hacía ni una hora que había amanecido, la ciudad parecía estar a rebosar de gente, más de la que había visto nunca… y que decir de la propia ciudad. Era enorme, llena de edificios que iban ganando en tamaño conforme me iba acercando al centro de la ciudad. Por suerte para mi, a pesar de la cantidad de gente que había, no tuve demasiados problemas para avanzar, puesto que la mayoría de gente prefería mantener una distancia prudencial conmigo… lo cual por otro lado no impedía que estuviese algo nervioso. Sin duda, había demasiada gente para mi, y además, el número no paraba de aumentar conforme me acercaba a la plaza. Y no solo había gente de allí, sino que también podía distinguir entre la multitud a gente de otras partes, bastante lejanas algunas a juzgar por sus rasgos y ropas.

Vaya… es más grande de lo que pensaba- murmuré cuando finalmente pude ver el zepelin en su totalidad, preguntándome como algo tan grande era capaz de elevarse por el cielo.

Notas de juego

Perdón por la tardanza, he estado estos días a full

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03/07/2020, 19:01
Director

Consigues encontrar un u puesto de comida de Baho que no tiene mucha cola y logras entenderte lo suficiente con el hombre para saber que por una ración del exótico plato eran e de plata, mientras decides  sí tomar la comida o no puedes ver como algunos guardias del zepelín comienzan a hacer retroceder a la gente  anunciando que en breve el Zepeli se pondrá en marcha y para evitar desafortunados accidentes debían de mantener la distancia de seguridad mientras despegara.

Debías de darte prisa en tomar tú decisión….

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03/07/2020, 19:02
Director

La correspondencia pese a que estaba cifrada las instrucciones eran claras, debías  hacer que durante todo el viaje hasta que surcarais el Mar Interior no hubiera ningún altercado, después de eso, un informador de la Organización se pondría en contacto contigo para indicarte las próximas instrucciones.

Así que tras solicitar al mozo que cargase tus maletas tú aprovechaste en para buscar vulnerabilidades pese a no entender muy bien cómo funcionaba aquel aparato pero a primera vista no parecía tener ninguno aunque dado por quien estaba construido que hubiera habido alguno era inverosímil, ese hombre no cometía ningún error…a propósito….

Dejada tú maleta en su debido lugar pronto te sumerges en la fila de gente que está avanzando con mucha facilidad  y pronto te encuentras  subiendo las escaleras de madera hasta un vestíbulo lujosamente adornado, en ella puedes ver a varias personas trajeadas junto con algunos soldados pidiendo los billetes.

---Bienvenida Milady- te recibe el recibidor mientras hace una inclinación como sí pertenecieses a la más alta nobleza- ¿me permite su billete? Gracias- dice mientras tiende la mano y toma el billete de asignación, con un movimiento ágil ( como sí no llevara haciéndolo todo el día…) le hace un agujero en un extremo  para luego devolvértelo- Muchas gracias, me temo que algunas armas no están permitidas- añade señalando a la ballesta que llevas- No se preocupe, la encontrará en su habitación junto con el resto de su equipaje y podrá llevarla más adelante- te tranquiliza mientras extiende la mano para que se la des.

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03/07/2020, 19:03
Director

Dejado tú equipaje en su debido lugar pronto te sumerges en la fila de gente que está avanzando con mucha facilidad  y pronto te encuentras  subiendo las escaleras de madera hasta un vestíbulo lujosamente adornado, en ella puedes ver a varias personas trajeadas junto con algunos soldados pidiendo los billetes.

---Bienvenida Milady- te recibe el recibidor mientras hace una inclinación como sí pertenecieses a la más alta nobleza- ¿me permite su billete? Gracias- dice mientras tiende la mano y toma el billete de asignación, con un movimiento ágil ( como sí no llevara haciéndolo todo el día…) le hace un agujero en un extremo  para luego devolvértelo- Muchas gracias, por favor continúe el pasillo y siga la alfombra roja, le llevará al comedor, en el billete aparece el lugar asignado para sentarse aunque sí tienes dudas hay camareros que pueden ayudarla, que disfrute del viaje.

 

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03/07/2020, 19:43
Director

Pese a que la gente se siente algo intimidada ante tu presencia pronto  te sumerges en la fila de gente que está avanzando con mucha facilidad  y pronto te encuentras  subiendo las escaleras de madera hasta un vestíbulo lujosamente adornado, en ella puedes ver a varias personas trajeadas junto con algunos soldados pidiendo los billetes, al entrar debes agachar la cabeza para evitar golpearte con el marco de la puerta ya que claramente no está echa para gente de tú tamaño aunque no sea la primera vez que te ocurre eso, afortunadamente solo es el marco ya que el pasillo es lo suficientemente alto como para que puedas caminar erguido .

---Bienvenido Mi….- te recibe el recibidor enseguida palidece ante tú imponente tamaño y más cuando ve tú enorme arma, sin embargo parece que se recupera y hace una inclinación como sí pertenecieses a la más alta nobleza-… milord¿me permite su billete? Gracias- dice mientras tiende la mano y toma el billete de asignación, con un movimiento ágil ( como sí no llevara haciéndolo todo el día…) le hace un agujero en un extremo  para luego devolvértelo- Muchas gracias señor… me temo que algunas armas no están permitidas- añade señalándola aunque en tú interior te ries solo de pensar como diablos transportaran semejante peso - No se preocupe, la encontrará en su habitación junto con el resto de su equipaje y podrá llevarla más adelante aunque yo le aconsejaría que no la llevase mientras está en el lugar puesto que puede dañar el Zepelin…- te tranquiliza (aunque él parece más nervioso) mientras hace un gesto para que la dejes tú mismo en un aparador vacío ya que tú arma ocupará casi todo el espacio.

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03/07/2020, 19:52
Director

Pese a que la gente se siente algo intimidada ante tu presencia pronto te pones a la cola y  te sumerges en la fila de gente que está avanzando con mucha facilidad hacia el dirigible, pronto te encuentras  subiendo las escaleras de madera hasta un vestíbulo lujosamente adornado, en ella puedes ver a varias personas trajeadas junto con algunos soldados pidiendo los billetes.

---Bienvenido Milord- te recibe el recibidor mientras hace una inclinación como sí pertenecieses a la más alta nobleza- ¿me permite su billete? Gracias- dice mientras tiende la mano y toma el billete de asignación, con un movimiento ágil ( como sí no llevara haciéndolo todo el día…) le hace un agujero en un extremo  para luego devolvértelo- Muchas gracias, me temo que algunas armas no están permitidas- añade señalando a la espada y el arco, parece dudar un momento con la daga pero finalmente no dice nada- No se preocupe, la encontrará en su habitación junto con el resto de su equipaje y podrá llevarla más adelante- te tranquiliza mientras extiende la mano para que deposites las armas, puedes apreciar que pese a su tono este  parece nervioso y algo asustado ante tu presencia.

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03/07/2020, 20:34
_Darrick Dorcas_
Sólo para el director

A pesar de la buena cantidad de gente que había en la cola, lo cierto es que esta avanzaba relativamente rápido, por lo que no tardé en llegar a una especie de vestíbulo más adornado que cualquier habitación que hubiese visto antes.

¿Milord?- repetí para mis adentros, entre confuso y divertido por el tratamiento, puesto que mi aspecto no era precisamente el de un noble. Estaba claro que era la forma en la que debía estar tratando a todos los que llegaban, pero era la primera vez en mi vida que alguien me llamaba así.

¿El billete?- dije, buscando un momento entre los bolsillos, donde lo había guardado para tenerlo a buen recaudo -Claro, aquí tiene- le respondí, haciendo gala de una gala de una educación poco acorde a mi aspecto. Después de todo, mi madre había pasado una buena cantidad de tiempo asegurándose de que tuviese modales por mucho que la mayor parte del tiempo no los necesitase -No hay problema- le dije cuando mencionó lo de las armas, intentando poner un tono amable al tiempo que dejaba mi espada, mi arco y el carcaj con las flechas donde me indicaba. Sabía que mucha gente tendía a sentirse intimidada por mi incluso aunque no hiciese nada para provocarlo, pero el pobre hombre solo estaba haciendo su trabajo, por mucho que en parte no me hiciese mucha gracia separarme de mis armas, aunque más por costumbre que porque pensase que las fuese a necesitar durante el viaje. Al fin y al cabo, surcando el cielo no había que preocuparse por bandidos ni por la mayoría de peligros que podían truncar un viaje normalmente.

¿Sabe cuanto partiremos?- le pregunté.

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04/07/2020, 12:02
Kelgar Stalsson
Sólo para el director

Aún y notando el recelo de la gente, llegó hasta el revisor el cual también pareció algo de intimidado.
Kelgar le sonrió de oreja a oreja para intentar tranquilizarlo, aunque no sabía si eso tendría el efecto contrario.
Sea como fuera, le tendió su billete y escuchó las explicaciones sobre las armas. ¡Qué tonterías! Era como si le pidieran que se desnudara.
Se vio tentado a agarrar de las solapas al pisaverdes ese y dejarle claro que donde él iba, iba Jotung.
Pero... seguro que habían algún tipo de guardias en el zepelín y sólo le faltaría que le prohibiesen embarcar o algo así.
Vale... dijo con cierto fastidio y dejó la enorme espada sobre el aparador, sonriendo al pensar en cuantos idiotas serían necesarios para moverla.

Como no dijo nada de las dagas que llevaba en su cinto, pasó adelante, aunque en caso de que se lo pidieran las dejaría también.

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04/07/2020, 14:37
Ragnhild

Ay no, están embarcando a la gente, y yo no me decido todavía qué llevar, así que... pues un poco de todo será. Le doy veinte monedas al señor y agarro una porción de cada cosa, que con prisas llevo en brazos hasta la fila para subirse a la nave aquella.
—Muchas gracias.

Fue mala idea, ahora tengo las manos ocupadas y no puedo ponerme a comer mientras espero mi turno de entrar.

Notas de juego

En vez de una moneda de oro, opto por tener un saquito con cien platas, que es mucho más práctico, espero que no te moleste.

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04/07/2020, 16:17
Emelie Dahl
Sólo para el director

Emelie observaba el entorno mientras esperaba en la fila. Le sorprendía la relativa tranquilidad con la que se comportaba la gente, especialmente aquellos que habían ganado sus pasajes y que, probablemente, no serían todos de lo más selecto que la sociedad pudiera ofrecer.

Estaba en eso cuando la voz del interventor atrajo su atención. Fingió dudar un momento mientras entregaba el billete antes de responder a sus palabras.

- Disculpe, buen hombre, creo que tal vez ha podido confundirse con otro pasajero. - Dió una vuelta sobre sí misma con cierta calma y gracia para que el encargado pudiera comprobarlo. - Una ballesta es, sin duda, un accesorio burdo y difícil de conjuntar con cintas, volantes, cinturones o bolsas de mano. Por tanto, una dama no se dejaría ver con algo parecido en público. - Sonrió cortésmente ante la preocupación mostrada por aquel interventor. Por supuesto, no era de extrañar que vigilasen que nadie subiera a bordo con armas. O, al menos, con monstruosidades como mandobles o hachas a la vista.

Una vez aclaró el malentendido con el hombre, recogió su billete, agradeció su profesionalidad y se despidió con una leve reverencia al tiempo que recogía ligeramente el lateral del vestido. Después, siguió avanzado para embarcar y no ralentizar más la fila de pasajeros.

Notas de juego

Emelie no lleva la ballesta encima; la ha guardado en el equipaje. Así que supongo que la encontrará luego en su camarote, con el equipaje.

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06/07/2020, 17:11
Lissandra

Mientras con la mano izquierda sujetaba un lateral del vestido para no pisarlo mientras subía las escaleras, finalmente llegue al recibidor. Una vez en el interior cerré el parasol y lo colgué en el antebrazo junto a mi bolso, del cual extraje el billete cuando me lo pidieron. Mi mirada danzaba mirando los adornos del vestíbulo hasta que me volvieron a  tender el pasaje.

Recogí la entrada finalizados los tramites y tras mirarla durante un instante para ver el lugar que tenía asignado empece a andar al interior. No había prestado demasiada atención al billete así que no me había percatado de que figuraba en él. Con paso solemne empecé a caminar por encima de la mullida alfombra roja en la cual los tacones de mis zapatos se clavaban suavemente.

Finalmente entré en el comedor mientras mi ojo buscaba el lugar asignado a la par que exploraba los rostros de la gente que había allí. Al igual que en el exterior me llamaba la atención la diversidad de gente que había obtenido un pasaje. El que los anfitriones hubieran sorteado unos pocos boletos provocaba que allí hubiera un poco de todo. Con curiosidad avance hacia el asiento asignado con curiosidad de ver qué clase de acompañantes tendría

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07/07/2020, 22:32
Director

---Oh, no mucho señor, en cuanto acabemos de embarcar a todos los miembros  estimaos poder despegar, aunque no puedo asegurárselo  dado que al ser la primera vez quizás hayan algunas demoras- contesta el hombre encogiéndose de hombros quitándole importancia- Ahora por favor continúe el pasillo y siga la alfombra roja, le llevará al comedor, en el billete aparece el lugar asignado para sentarse aunque sí tienes dudas hay camareros que pueden ayudarla, que disfrute del viaje.

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07/07/2020, 22:32
Director

Por un momento el hombre se encuentra completamente desconcertando ante tus palabras e inclina un momento el cuerpo para mirar algo detrás de ti.

---Oh, lo siento Milady, es correcto lo que dice- se apresura a añadir con voz claramente nerviosa y abochornada- Era el arma que va detrás de usted, desde esta posición parecía que la tenia colgada usted, mi mas sinceras disculpas, por favor continúe el pasillo y siga la alfombra roja, le llevará al comedor, en el billete aparece el lugar asignado para sentarse aunque sí tienes dudas hay camareros que pueden ayudarla, que disfrute del viaje.

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07/07/2020, 23:07
Director

Tras pasar el primer control seguís las instrucciones dadas por el revisor, aunque no hacía falta, solo había que seguir a toda la gente que se dirigía al mismo punto, muchos de ellos charlaban de manera animada mientras avanzaban por la lujosa alfombra hasta llegar a unas puertas dobles era entonces cuando se paraban y soltaban una exclamación de asombro para luego continuar.

Cuando entráis  no podéis evitar también pararos al igual que muchos de lo que lo han hecho y no es de extrañar por lo que veis, el lugar podría pasar por un gran salón digno de las mejores mansiones de los nobles, alineadas en tres columnas hay una serie de mullidos sofás de terciopelo rojo que están encarados a una mesa de caoba pulcramente limpia, en el techo se puede ver una enorme lámpara de araña bellamente adornada, ahora estaba apagada aunque daba a intuir  la belleza que irradiaría cuando sus centenares de velas estuvieran encendidas, aparte de los sofás y mesas también podéis ver varios cuadros y estatuas de artistas famosos seguramente.

El primero en llegar es Darrick que siguiendo las indicaciones de su billete se le asigna  una mesa situada en uno de los laterales de la sala dándole una  bonita vista  de lo que ocurría en el exterior; apenas se había acomodado cuando el segundo miembro de la mesa se acercó, era el humano más enorme que había visto en su vida y sobradamente intimidante, aunque los dos hombres pudieron percibir ese “halo” amenazante  que venia de cada uno, es más, Kelgar no pudo evitar un escalofrío al ver al hombre sentado cuando se acercó a él, como sí estuviera acercándose a algo potencialmente peligroso.

Sin decir una palabra Kelgar se sienta frente a Darrick ocupando casi dos asientos debido a su tamaño apenas habían tenido tiempo de hablar cuando la primera acompañante femenina llega a la mesa, sin duda debe tratarse de alguien de alta cuna a juzgar por sus hermoso vestido, la mujer ( Emelie) se queda parada  sin saber cual de las dos opciones tomar para sentarse, sí contra aquel hombre que le sacaba más de medio metro o el hombre de aspecto intimidante…

Mientras decide cual de las dos opciones es mejor llega una segunda mujer, esta viste también como una noble, aunque podéis apreciar que su aspecto parece débil y ligeramente enfermizo, aparte de eso uno de sus ojos está tapado por un parche.

Una vez sentados en los asientos os permitís echar un ojo a vuestro alrededor, en la sala hay unas 20 personas, sin incluir a los soldados ni a los camareros, aunque estimáis que esa cantidad se doblará cuando terminen de sentarse todos.

La gran mayoría son burgueses gordos con sus familias que se pavonean de haber conseguido un billete extremadamente caro para esa ocasión aunque también hay algunos mercaderes que hablan entusiasmados acerca del beneficio económico que puede aportar esta nueva vía de transporte a sus comercios.

Por último podéis ver a gente más “humilde” por llamarlos de alguna manera, pensabais que vosotros serias los que destacarías aunque  hay algunos de ellos que destacan aún más, podéis ver a una mujer que viste un sencillo vestido de lino que revela más de su figura de lo que se está acostumbrado a ver aunque la mujer no parece importarle y no deja de sonreír con los ojos pintados de color negro al ver la turbación de los camareros cuando hablan con ella, su piel es de un marrón oscuro y podeis ver que porta brazaletes  adornando sus brazos que parecen simular…¿serpientes?.

En vuestra mesa de al lado veis a dos jóvenes que visten con ropas bastante llamativas, el más mayor de ellos  rondará los 18/19 años y viste de manera algo estrafalaria, un simple chaleco  con plumas de ave y un faldón hecho con lo que parece ser pieles de animales están prendas apenas cubren su cuerpo musculoso y llenos de tatuajes de aspecto tribal, el joven está fumando de manera despreocupada mientras pone los pies desnudos sobre la mesa llenando el ambiente con un olor bastante dulzón y penetrante.

El otro acompañante es sin duda más pequeño que el otro, de unos 15 años, sus ropas también son triviales aunque cubren todo el cuerpo pero están todas rotas por varias partes como sí alguien de un tamaño mucho mayor  al chico se las hubiera puesto, su rostro es sin duda hermoso que sí no fuera por sus ropas diríais que es un miembro de la nobleza, cabellos rubios y ojos de un curioso color dorado rojizo le dan un porte leonino…o eso inspiraría de no ser por que el chico está encogido en la esquina de su sofá con aire nervioso sin dejar de mirar a todos lados con claro miedo, al igual que la mujer, ambos tiene la piel de un color marrón oscuro.

 

Notas de juego

Podeis marcaros a todos menos a Ragnhild

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07/07/2020, 23:08
Director

Sin dejar de comer, pronto te sumerges en la fila de gente que está avanzando con mucha facilidad  y pronto te encuentras  subiendo las escaleras de madera hasta un vestíbulo lujosamente adornado, en ella puedes ver a varias personas trajeadas junto con algunos soldados pidiendo los billetes.

---Bienvenida Milady- te recibe el recibidor mientras hace una inclinación como sí pertenecieses a la más alta nobleza- ¿me permite su billete? Gracias, por cierto, hermosa espada- dice echando un ojo a tú arma  mientras tiende la mano y toma el billete de asignación, con un movimiento ágil ( como sí no llevara haciéndolo todo el día…) le hace un agujero en un extremo  para luego devolvértelo- Muchas gracias, por favor continúe el pasillo y siga la alfombra roja, le llevará al comedor, en el billete aparece el lugar asignado para sentarse aunque sí tienes dudas hay camareros que pueden ayudarla, que disfrute del viaje.