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Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche

El Fin de los Tiempos

Capítulo 2: La Tormenta del Caos

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03/02/2011, 17:56

La busqueda
Turno para Zeque

Sorprendido por el pequeño jovenzuelo (que de pequeño tenia poco pues casi tenia la estatura de un adulto) el halfling no tarda en dar un explicacion mas o menos creible mientras lanza una retahila de su habitual repertorio de frases, dejo al chico algo confuso, mientras la verborrea del habitante de la Asamblea parece no ir a parar nunca, finiquitando el asunto tendiendole la mano al joven con una amplia sonrisa.

El chico, algo desconcertado y habiendo entendido no mas de la mitad de todo lo que el halfling le ha dicho no tiene mas remedio que estrecharle la mano a Zeque, mas por no saber que hace rque por deseo, mientras se rascaba la cabeza con aire ausente mirando ora la cebolla de la mano de Zeque ora la cara del bribon, como intentando detectar algun signo de mofa en su rostro juvenil pero, al no encontrar mas que su incontenible lengua chupeteando los dedos pringosos y su sincera sonrisa se angocio de hombros y se agacho a la altura del halfling, con aire confidente

¡Tssssh! no hables tan alto, que nos van a oir. Ahora calmate y dime que es todo eso de un señor de los martillos. Aqui el unico que tiene martillo (y muy grande por cierto) es Hugo, el herrero, pero no es famoso ni nada por el estilo asi que no creo que sea a él a quien quieras ver... o tal vez si, no se, tu diras

La cara del chico, que aunque estaba muy crecido no tendria mas de unos doce años, delataba con toda claridad la curiosidad por saber que se llevaba entre manos aquel pequeño extraño tan parlanchin y que hablaba de un señor con martillos del que nada sabia; a pesar de todo el prosiguio con sus confidencias tratando el tema mas como un juego que como algo serio

Si mi padre nos pilla aqui nos dara un buena con el cinturon, sera mejor marcharse y hablar en otro sitio. Conozco un sitio donde no nos molestara nadie y ademas estara seco, o casi- dijo al tiempo que tironeaba de la chaquetilla del halfling, casi arrastrandolo debido a la corpulencia del mozo

Minutos mas tarde la curiosa pareja llegaba a las inmediaciones de un edifico semi derruido que en otro tiempo, no muy lejano, debio de ser una especie de iglesia pues aqui y alla se veian algunos motivos religiosos pertenecientes a la fe de Sigmar aunque todos, sin excepcion, habian sido profanados de algun modo. Ya entrando en el interior el espectaculo era realmente sobrecogedor.

El edificio, otroa sin lugar a dudas magnifico, tenia toda la planta cubierta de astillas y restos de lo que fueran en otro tiempo bancos de madera; las paredes, plagadas de vidrieras, estaban destrozadas y arañadas mientras que toda estatua que habia en el lugar habia sido mutilada y destrozada de forma sistematica, no dejando mas que unos cascotes a sus pies donde a duras penas se veia el rostro de un hombre con unos laureles en la cabeza y el inconfundible signo de Sigmar grabado en el pecho

Esto era el antiguo templo de Sigmar, ahora no es mas que una ruina y los chicos y yo venimos aqui a jugar, pero ya no vendra nadie, no les dejan salir hasta tan tarde porque dicen que por la noche aparecen espiritus y cosas raras... son pamplinas. Mi padre dice que si hacemos lo que lord Vingaard dice nada malo nos pasara en Sylvania

Como si alguien quisiera contradecir al joven sylvano, una rafaga de viento helado se colo por entre los destrozados ventanales haciendo que la piel se os pusiera a ambos de gallina mientras que la palida luz de las dos lunas que ya asomaban por entre los nubarrones se viera opacada practicamente por completo... pero lo mas aterrador era la forma insustancial y luminiscente que habia aparecido de entre los restos del edificio, dirigiendose directamente hacia ambos

¿¡Que... que... que es eso...¡?- balbuceo con un tono algo histerico el chico

A la tremula luz que desprendia el fantasma, pues era en efecto aquello, un cuerpo fornido de anchos hombros, cabeza calva y semblante serio se veia a la perfeccion. En las manos del fantasma un libro destrozado reposaba junto al mago de algun tip ode cetro o arma partido por la mitad por algo con una fuerza descomunal, pues era de acero. La estampa habria sido mucho aterrador si la figura no tubiera el pecho agujereado de lado a lado creandose alli un boquete del tamaño de una manzana, justo a la altura del pecho, y la garganta desgarrada por lo que parecia un bocado de algun animal. Flotando por encima de los restos, y a traves de ellos, la distancia que ahora separaba al ente espectral de vosotros no era mayor que la de un par de pasos... a tu lado un goteo persistente te hizo mirar hacia atras para ver como el chico se habia orinado encima fruto del miedo y se encontraba en un estado proximo a la catatonia.

Ante ti, ahora a apenas un metro, el fantasma parecio detenerse mientras unos ojos de mirada penetrante y ceñudos se clavaban en ti, notando como cuerpo y alma eran traspasados sin reparo a la par que la criatura insustancial parecia cambiar de parecer y aguardar, en una pose que te recordo vagamente a la adoptada por Torvuc cuando alzaba la voz y reñia a unos y otros, o incluso se preparaba para uno de sus funestos discursos, aunque en este caso el ser se mantuvo a la espera, como aguardando algo; en su pecho, pendiendo de un colgante, una cruz tipica imperial con el simbolo del martillo oscilaba ritmicamente.

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La revuelta
Turno para Calîm, Marcus, Darwell, Sargul, Rakduim, Alantha y Samuel

GRUPO DE LA HERRERIA
La herreria poco a poco ha dejado de exhalar su calido aliento sobre vosotros, justo al mismo tiempo que el fuelle era abandonado de forma definitiva por Kurgnor, mientras Calîm y Samuel guardaban sus preciadas creaciones aguardando el momento de poder darles un uso que, a buen seguro, sorepdenderia a mas de uno. Ahora en su poder tenian, ademas de la bomba de aceite y una treintena de balas, un bomba de fuego magico, su mas costosa y destructiva creacion, prestas para ser empleadas contra los no muertos.

- Dejaos de monsergas, tengo sed- gruño finalmente el Enano mientras Calim y Samuel parloteaban animadamente

Cerrando la herreria, ya muy avanzada la tarde, salisteis al exterior dejando las llaves alli donde el herrero os habia indicado comprobando agradecidos como los cielos habian cesado su constante degoteo habiendo dejado no obstante las calles completamente enfangadas. Aqui y alla enormes charcos delataban el intenso chaparron y sobre vuestras cabezas las negras nubes amenazaban con una nueva llovizna a no mucho tardar.

Avanzando con cuidado debido al lodoso camino os guiasteis siguiendo la ruta que atravesaba el pueblo de lado a lado por la carretera principal (la calle mas ancha de las cinco de las que constaba el pueblo) llegando a no mucho tardar a un punto del sendero que describia una leve curva suficientemente pronunciada como para ocultar lo que habia al otro lado... aunque el ruido parecia delatarlo.

Un alboroto considerable, lleno de gritos airados, insultos y alguna que otra maldicion colmaban el ambiente de una turba de exaltados que se agolpaban justo frente a la taberna en la cual habian dicho que se encontrarian vuestros compañeros. Ante la puerta, con el semblante tenso ante la muchedumbre y mostrando algun que otro moreton, los restantes integrantes del grupo a excepcion del halfling se encontraban intentando dialogar con un grupo de guardias con el tabardo caracteristico de la zona, o asi lo deducisteis, secundados por la cuantiosa aglomeracion de gente que parecia increpar a vuestros amigos mientras Darwell, Marcus e incluso Torvuc intentaban hablar con ellos, a pesar de no escuchar que decian. Junto a ellos Sargul, Rakduim y Alantha tenian toda la pinta de estar perdiendo los nervios, en especial el norteño, y no faltarles mucho para provocar una verdadera carniceria.

...

GRUPO DE LA TABERNA

La muchedumbre estaba realmente exaltada. Os gritaba, insultaba e incluso ya habia caido alguna que otra fruta podrida a vuestro alrededor aunque sin llegar a impactar en ninguno de vosotros, aun, mientras los guardias os apuntaban con las alabardas en ristre y el que habia dado las ordenes, el sargento sin lugar a dudas, hacia aspavientos con las manos manteniendo su espada (y una distancia prudencial) entre su cuerpo y vuestra posicion

-Por ultima vez, en nombre del Emperador, deponed las armas o...- empezo a decir

Pero en ese instante las palabras de Darwell sacudieron a los presentes haciendo que fueran muchos los se quedaran rigidos en el sitio, mirandose los unos a los otros, e incluso bajando las armas lanzando miradas de respeto, incluso diriais que miedo, al grupo y en especial a Darwell. Era evidente que a nadie le apetecia entorpecer las ordenes del señor del castillo, mucho menos molestar a uno de sus enviados que, a juzgar por el atuendo del semidruchii, bien podria ser lo que pregonaba con tanto descaro.

Aun y asi aun eran muchos los que no estaban conformes con aquella explicacion, en especial el sargento, que viendo como su autoridad se esfumaba poco a poco esgrimio un desesperado argumento que parecio volver a equilibrar la balanza haciendo que muchos de los que dudaban volvieran a envalentonarse, aunque ahora una cuarta parte, aproximadamente, se mantenian en una posicion taimada y mas proxima a dejar en paz a los viajeros que a lincharlos.

- ¡Estos no son hombres de Vingaard!¡Si lo fueran habrian ido directamente al castillo en vez de parar aqui... ademas, ese parece un cazador de brujas y aun no he visto a ninguno que traiga algo bueno, muchos menos que trabaje con el Señor!¡Acordaos del ultimo que vino, acabo con la cabeza clavada en una pica!¡Son simples alborotadores!

Varios gritos de "¡Ahorcadlos!" o "¡Prendedlos y que Vingaard de cuenta de ellos!" empezaron a resonar entorno a los compañeros, que vieron como la muchedumbre volvia a exhaltarse y a acercarse poco a poco, provocando que Sargul desenfundara su espadon con claras intenciones de trocear al primero que se le acercara, mientras Rakduim se crujia los puños y Alantha desenfundaba sus espadas. Torvuc, por su parte, se mantuvo a la espera, intentando interponerse entre el norteño y la poblacion, pero en una posicion que dejaba claro que el primero que se acercara iba a recibir una muestra de la amabilidad del templario. Darwell, semiagachado, parecia una vibora a punto de atacar y Marcus no tuvo mas remedio que desenfundar sus pistolas, haciendo que varios aldeanos se pararan en seco pero aumentaran el tono de sus insultos.

Aun y asi, la voz del cazador de brujas acallo a la multitud durante unos segundos. Primero la gente secunda las palabras de Marcus, chillando que todo va mejor que nunca, que no ha habido tanta paz desde que Vingaard se marcho hacia el este, luego las cosas cambian cuando ven el objetivo de aquellas frases, el punto al que queria llegar el cazador de brujas.

Varios fueron los que se callaron, mirando al suelo o a sus pies enlodados; otros miraron de reojo al castillo, como si temieran que de un momento a otro el señor del castillo los escuchara hablar de aquellas cosas y desatara su ira sobre ellos, pero tambien habia los que hablaban y de estos los habia tanto de un bando como de otro

- ¿Y que son unas cuantas desapariciones comparadas con salir de la pobreza y no temer a los bandidos?- decia uno

- Ahora ya nadie causa problemas en Sylvania, y si lo hacen sos castigados como merecen- lo secundaba otro

-Pero si que es cierto, al menos una joven a desaparecido, Rachel creo que se llamaba- lo contradijo uno algo mas alla

- ¿Y ya no recordais todos los que murieron cuando Vingaard regreso? Incluso el padre murio aquella noche- se quejo otro, que se cuido bien de no dejarse ver

- Todo eso son bobadas. Los que murieron fue porque eran contrabandistas, ladrones, asesinos o todo junto a la vez. Y Rachel no ha desaparecido, Vingaard la tomo como esposa. Le hizo un favor a la joven sacandola de esa casa destartalada en la que vivia con su padre y a él incluso le dio dinero y le permitio seguir viviendo aqui, aunque sea un loco y un borracho- rectifico el sargento, buscando a quien habia hablado asi de su señor

- Hay demasiados rumores sobre él para que todos sean mentira- apunto otra voz acusadora- Mi abuela me conto, de pequeño, que cuando ella era solo una niña Vingaard ya vivia en el castillo, y esta segura que era el mismo Vingaard porque cuando lo vio llegar el poco pelo que le quedaba se le callo del susto

Poco a poco los gritos y el clamor popular fueron posicionandose mas claramente a favor de los argumentos de Marcus, olvidando la mentira de Darwell, destapada por el sargento, asi como al propio siervo de Vingaard que poco a poco mostraba una cara mas resentida hacia los aventureros a medida que la gente empezaba a clamar cosas del estilo "¡Hay que derrocar al tirano!" o "¡Seguro que es un siervo de los Poderes Oscuros, hay que echarlo de Sylvania!"

Apretando las mandibulas con fiereza, como un animal acorralado, el sargento finalmente estallo y, con un grito colerico intento poner orden en el lugar por las malas

-¡Es suficiente!¡Apresadlos!¡Apresadlos a todos!¡El Señor del castillo sabra de esta insolencia!¡Colgareis de una soga al terminar la noche!- aullaba frenetico, haciendo que el populacho se encogiera de miedo ante aquellas palabras mientras los guardias, aun indecisos la mayoria, reaccionaban a regañadientas cuando el sargento les chillaba o les señalaba con el dedo (o la espada) indicandoles que le hicieran caso

Aquello fue el colmo para Marcus, que vio en el sargento a un mezquino y rastrero siervo de un ser de la oscuridad capaz de sacrificar a los suyos en favor de salvar la piel. Cuando el sargento se acerco a lgrupo, secundado por media docena de guardias con las alabardas en ristre, las pistolas del cazador de brujas destellaron en la noche, golpeando primero al iracundo pero sorprendido sargento en la mano del arma, haciendole gemir de dolor y desarmandolo, para luego bloquear una alabarda que intento atravesarle la cabeza, desviando el golpe hacia un lado.

La gente, ante aquello, intento huir en todas direcciones pero muchos eran los guardias que retuvieron a buena parte de la poblacion empleando las alarbardas para intimidarlos; por otro lado, los heroes acorralados reaccionaron tan pronto como las alabardas hendieron el aire...

Por un lado el brutal espadon del norteño desvio con facilidad el arma del guardia que lo intento herir, destrozando el astil y no matando al soldado gracias a que Torvuc se interpuso entre ambos y aporreo la sien del soldado, derribandolo inconsciente al suelo y negando con la cabeza al barbaro. Unos pasos mas alla, Rakduim aferraba con las manos el astil de otra alabarda tras esquivar el primer golpe, que le habia dejado una herida superficial en el hombro al rozarle, momento que aprovecho para empujar en direccion al soldado con su poderio fisico, golpeando al humano en el estomago y haciendolo doblarse por la mitad para, a continuacion y haciendo gala de su brutalidad, doblar en una demostracion de fuerza el arma hasta dejarla inservible, rompiendo de un golpe seco el astil. Tras el, Alantha regalo un par cortes superficiales a otro guardia haciendole gritar de dolor (y miedo) viendo como su mejilla y su brazo sangraban a la par que su arma caia al suelo

En vistas de aquella ferrea determinacion el resto de guardias se olvidaron de la gente y se abalanzaron sobre los heroes pero, llegados de nadie sabia donde, Kurgnor, Samuel y Calîm hicieron acto de presencia cortando en seco la reaccion de los guardias... en especial porque el Enano habia hecho volar a uno de ellos (literalmente) al cargar de frente contra él y estrellarle el escudo en el costado, mientras que Calîm, haciendo saltar llamas entorno a él, creaba pequeñas deflagraciones que detuvieron en seco a los guardias para no morir calcinados. Samuel, por su parte, simplemente se dedico a apuntar con Absolucion a los guardias restantes mientras negaba con la cabeza mostrando una expresion seria y decidida.

En vistas de aquello, y dado que el malcarado sargento habia desaparecido tan pronto las cosas se habian torcido, los guardias que quedaban lanzaron las armas al suelo y alzaron las manos mientras la muchedumbre, que se habia escondido en sus casas o en los callejones cercanos, surgieron aclamando a los aventureros como si fueran sus salvadores al grito de "¡Vivan los extranjeros!" y "¡Bienvenidos sean los libertadores!" mientras mas y mas gente se agolpaba a vuestro alrededor, palmeandoos las espaldas y estrechandoos las manos como si con aquella breve escaramuza ya todo se hubiera resuelto en el lugar.

Entre el clamor popular el capitan se acerco a los guardias, ahora rodeados de varios aldeanos malcarados y que los miraban con claro desprecio, momento en que descubristeis que la mayoria eran mercenarios contratados por el conde. Ante ellos la figura severa y recia del capitan se encumbraba como un juez inclemente, mostrando el semblante fiero e inmutable que tan bien conociais la mayoria

- Deberia dejaros a manos de la multitud- en ese momento, algunos de los guardias, palidecieron mientras miraban a la turba enfurecidos con ellos - Aunque tambien podriamos dejaros ir si prometeis no volver...

- Algunos no podemos irnos; yo por ejemplo soy de aqui, naci en este pueblo. Solo seguia ordenes, pero prometo ayudaros, de verdad, a mi me da igual todo esto... solo me hice soldado por la paga, pero en realidad queria ser zapatero- gimoteo uno de ellos

- Yo tambien ayudare, soy de aqui- añadio rapidamente otro

De esta guisa, cinco de los soldados desarmados juraron y supiclaron para no ser expulsados de alli ni ser entregados a la multitud a cambio de colaborar en la causa; los restantes apenas se inmutaron y lanzaron miradas cargadas de rencor a unos y a otros; estaba claro que eran tipos contratados y que no suplicarian, en vuestras manos quedaba lo que hacer con ellos. Con respecto al populacho, ahora enardecido, todos esperaban expectantes cual seria el siguiente paso a dar aunque si bien era cierto que la exhaltacion que ahora los embargaba podia desaparecer tan pronto como habia llegado si no se les daba algo que hacer al respecto a no mucho tardar... por no mencionar que el sargento de la guardia habia desaparecido, vapuleado, con unas intenciones que no serian demasiado complicadas de averiguar.
 

Notas de juego

PD: Todo lo que ocurre con respecto al enfrentamiento lo ven tambien Kurgnor, Calîm y Samuel. De ahi que me haya tomado la licencia de meteros en mitad de la pelea, espero que no os moleste

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03/02/2011, 17:57

Samuel Colt

La conversación con Calim no se alarga mucho pues pronto Krugnor nos anima a irnos a la taberna, tiene ganas de beber cerveza mientras pienso en esto me doy cuenta de que yo también me tomare una cerveza… los años pasados con los enanos me han hecho desear ese dorado liquido mas que el vino, así pues cerramos la herrería dejando la llave donde nos indico el herrero y alejándonos del calor del hogar… una mezcla de melancolía y satisfacción recorre mi cuerpo, melancolía por dejar un lugar tan parecido a mi laboratorio… parecido al menos en cuanto al calor, no a la suciedad y desorden pero bueno y satisfacción cuando mi mano pasa por el zurrón y noto el leve movimiento de la bomba mágica y las curvas de la otra bomba. Una sonrisa asoma a mi rostro ante la perspectiva de enfrentarme al vampiro y demostrarle el poder de mis ingenios.

La lluvia ha remitido, mas las nubes amenazan con lanzar otra descarga en cualquier momento, maldito tiempo… siempre lloviendo, entre eso y el ambiente depresivo del lugar no entiendo como alguien quiere vivir en un lugar así… encaminamos nuestros pasos por la calle principal, si se le puede llamar así… intento esquivar los charcos y las zonas mas enfangadas sin perder el ritmo de mis compañeros, comentamos alguna que otra cosa durante la breve caminata hasta que llegamos a una curva en el recorrido, no necesitamos ver que pasa mas allá… el clamor es lo suficientemente alto para sospechar que algo ha ocurrido en la taberna y que nuestros compañeros están siendo atosigados probablemente… al pensar en Marcus, Sargul y en el matador, una mueca aparece en mi rostro… nadie en su sano juicio se metería con gente como ellos. Mas cuando damos la vuelta, encontramos una verdadera muchedumbre delante de ellos, parecen encolerizados y el sargento parece tener ganas de animar el ambiente… las palabras de Marcus, no me son indiferentes… calan hondo en mí y una cara de desaprobación cruza mi rostro, dejando en mi cara una mueca decidida y resignada a partes iguales. El sargento parece realmente obtuso y esta empeñado en colgar a nuestros amigos... no pienso permitir que eso ocurra, pero de pronto las voces empiezan a levantarse, las palabras cruzan el ambiente junto con un disparo de la armas de Marcus.

Todo se desarrolla a gran velocidad y los guardias quedan desarmados en un momento, varios de ellos intentan esquivar a nuestros amigos, cuando Calim, Krugnor y yo nos miramos, nos colocamos en posición y cuando los guardias piensan estar huyendo se topan de frente con nosotros, la reacción mas evidente de ello es un guardia que sale volando hasta estamparse en el suelo, Kurgnor se encuentra frente a él mientras las llamas rodean al elfo, yo simplemente coloco mis pies en posición y les apunto con Absolución… no quiero disparar… me recuerda demasiado a aquel momento… y espero no tener que hacerlo, pero si es necesario… les matare, nadie que se alíe con el mal merece vivir… nadie. Mi rostro se convierte en una mascara de determinación, mientras Absolución vuelve su rostro hacia ellos… algo que parece no agradarles en demasía.

Justo cuando todo parece decidido y los guardias bajan las armas, los ciudadanos empiezan a aclamarnos… no me gusta… no se porque pero no me gusta… prefiero la tranquilidad al reconocimiento, además el sargento ha desaparecido… eso quiere decir que es probable que el vampiro sepa que vamos… aun con todo lo creado hace un momento, es algo que no me gusta, el factor sorpresa es demasiado bueno y ahora mismo parece que lo estamos perdiendo… sobretodo debido a tanto maldito grito por parte de esta muchedumbre que hace tan solo un momento tenia ganas de colgarnos por extranjeros.

El capitán se adelanta, irguiéndose como juez en este remoto lugar… decide que aquellos que quieran irse pueden hacerlo mientras no vuelvan, la contestación de varios de ellos me deja atónito durante un momento, para después renegar… son de esta maldita aldea y aun así estaban dispuestos a ayudar al vampiro… sin lugar a dudas puedo entender las caras de los enanos, su rudeza con nuestra raza y la indiferencia de los elfos, miro a Calim, al menos en su mayoría… como intentar ayudar a una raza tan propensa a hacer la vista gorda o ha aliarse con el mal… cierro los ojos, da igual cuantos de ellos se alíen con el mal mientras haya gente dispuesta ha arriesgarse por hacer el bien… mis ojos vagan por nuestro grupo mientras una sonrisa asoma a mi rostro. Momento en el que varios de los guardias deciden ayudarnos y enmendar el mal que han hecho… si, tal vez sea eso lo que necesitamos… ayuda y apoyo, pues la oscuridad es demasiado grande para hacerle frente solo

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03/02/2011, 17:57

Marcus Wolfram

El poder de las palabras, algo desconocido para Marcus hasta ahora. Jamás ha sido un gran orador, ni ha intentado convencer a alguien. Ha dado palos de ciego, habría resultado mucho más sencillo golpear, seguro que no son más que aficionados. Los guardias parecen hábiles, al menos por su postura al agarrar las armas. Nada fuera de lo normal. Con los habitantes del pueblo no habría ni para empezar. Pero Marcus no quiere luchar contra ellos. Sabe como acabará todo esto con el tiempo. Vingaard gobernará a placer sin oposición alguna. Se alimentará cuanto quiera, experimentará con quienes estén cerca. Esos seres tan solo son capaces de propagar la maldad.
Debería considerar que todo el pueblo está infectado, demasiado apegados a la oscuridad como para liberarse. Al hacerlo solo quedaría una solución. No puede aceptarlo, escogió esta vida precisamente para evitar que más pueblos fuesen destruidos por el afán de poder de uno de los seres oscuros. Por eso debe intentarlo antes de acabar la situación con un baño de sangre.

Habla sabiendo cuales serán las respuestas, a pesar de disponer de pocos datos. Miedo, la mejor arma contra una comunidad pequeña, aislada. Todos temen al señor del castillo. En Sylvania saben distinguir cuando algo no va bien, pero a veces resulta más fácil nadar siguiendo la corriente. Aún así no les está descubriendo nada nuevo. Es difícil describir lo que Marcus, un cazador de brujas con decenas de víctimas a sus espaldas, siente al ver reaccionar a estas personas. Aprendió la lección con el valiente sacrificio de la hermana, en el pozo. A veces no basta con matar, salvar vidas es más importante. Asiente a medida que se alzan más voces en contra del vampiro. No considera que sean en su favor, solo en contra del vampiro. Han necesitado un pequeño empujoncito para abrir los ojos. El sargento sin embargo sigue sin reaccionar. Es imposible salvar a quien ya está corrupto, por propia voluntad. Sigue escupiendo veneno contra ellos. –Cuidado bastardo, mide tus acciones o vas a comprender que en este mundo hay seres peores que tu amo.- Decide advertirle, casi siempre lo hace. Desde luego poco le importa si un combate es justo o injusto, o poner sobre aviso a sus víctimas. Tan solo interesa dar ejemplo. Si estás dispuesto a dar marcha atrás, como esta buena gente, puede haber perdón. Si continúas por la senda de la oscuridad solo te espera el castigo.

Empuña la pistola mientras avanza hacia el sargento, o este avanza hacia él, no lo tiene claro. La alabarda es un arma impresionante, suele asustar a muchos oponentes. A Marcus no, es un arma grande, lenta, fácil de arrebatar. Golpea con la culata en la mano. Casi a la vez que golpea da la vuelta al arma con un rápido movimiento de muñeca. Hará hablar a ese bastardo antes de matarle, pero confesar no va a salvarle la vida. Otro soldado le interrumpe. Apartar su arma es casi igual de fácil, pero se entretiene lo bastante para perder de vista al sargento. Más problemas. Ya se ocupará de él luego.

Está dispuesto a luchar, pero es innecesario. Los demás ya han despachado al resto de soldados antes de darse cuenta. –¿Cuántos seres oscuros habría exterminado de tener compañeros antes?-
La escaramuza es apenas una pantomima. No es lo mismo asustar a unos cuantos comerciantes, a trabajadores de la tierra, que a ellos. Incluso entre mercenarios hay varias categorías, estos pobres diablos lo han comprobado del peor modo posible.

Sorprendentemente comienza a escuchar vítores. También es nuevo para él, y le desagrada. En el mejor de los casos querrán ayudarles. Ignora cual será la respuesta de sus compañeros, pero no va a permitirlo. –¡Basta!- Esta gente no está preparada para combatir contra los monstruos de Vingaard. Mira a los soldados que han decidido desertar. –Si queréis ayudar, decidnos todo cuanto sepáis de Vingaard, sus sirvientes, y el castillo.- Luego mira al resto de gente –No podéis atacar con nosotros. ¿Qué ocurrirá con vuestras familias si fallamos?- Hay tanta rabia como tristeza en su voz. No volverá a ver un pueblo destruido, no mientras pueda evitarlo. –Decidnos un lugar donde podamos descansar. Contadnos todo cuanto sepáis. Dadnos provisiones… y una espada para mi. Siempre podréis decir que os obligamos. Si venís con nosotros, no habrá marcha atrás-
En realidad Vingaard ya sabrá demasiado, pero sigue necesitando mantener esa ficción de ser el señor, tal vez incluso el rey. No acabará con todo el pueblo. Aún así es mejor no fallar.
Los demás pueden tener opiniones distintas, por eso ha decidido darse prisa al responder. Aunque detesta imponerse en estos asuntos, no puede dejar que acepten la ayuda de quienes no saben luchar.

El siguiente paso, una vez a solas, es informarse sobre los logros de los demás. ¿Habrán conseguido fabricar armas?, aunque antes incluso deberían ir a buscar a Zeque. Lo propondrá de inmediato, solo los dioses saben en cuantos líos puede meterse el renacuajo. Luego, tras asegurarse de estar solos, compartirá lo poco que puede aportar. La información ya la han recibido, por las malas, pero falta un detalle importante.
-No sé como, pero Zeque consiguió un mapa del castillo. Me lo dio antes de abandonar la ciudad maldita- Ya que pretenden atacar, es conveniente saber por donde. Lo extenderá para que todos puedan verlo*.
-Dos entradas ocultas, al este y al oeste. Una gran zona de catacumbas, Vingaard puede estar allí, o puede albergar a muchos de sus “sirvientes”. Además no debemos descartar un pequeño ejército privado. Según la gente del pueblo, ya ha tomado al menos a una joven, o sea que probablemente piensa establecerse aquí. No sería descabellado pensar que se albergarán en la misma torre del homenaje, como el señor de estas tierras. El castillo es suficientemente grande para tener muchos enemigos esperándonos. Dado que espera nuestra visita, sugiero que busquemos un modo de hacerles creer que atacaremos por la puerta principal. Ya sabéis, luces y explosiones, pero nosotros ya estaremos internándonos por una de las entradas secretas. Tal vez él mismo no las conozca, ni ninguno de sus hombres.-
Lo deja allí. No es el líder, quiere escuchar las ideas de los demás, y saber los recursos disponibles, además de reunirse todos

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03/02/2011, 17:58

Calîm Nuruhuinë

Parecía que a aquel grupo, libertador de Mordheim, lo había unido la discordia, el pesar, la locura y la venganza. El joven Colt no se libraba de su gota de dolor. Su arte, su refinada ciencia, se había tornado contra él de una forma en la que prefirió no ahondar. Los humanos viven poco en comparación con otras razas del viejo mundo, y eso es porque queman sus energías antes que los demás. Brillas el doble, vives la mitad. Los sentimientos en ellos son poderosos. Esos sentimientos pueden ensalzarles a las cumbres más elevadas o hundirses en la sima más profunda; pueden destruirles. El joven Colt tenía su búsqueda. Sus lágrimas aún resplandecían sobre sus mejillas cuando mencionó su propósito. No casaba la voz con el sentimiento. Es como si hubiese perdido una parte de él en el pasado. No podía hacer nada. No sin internarse en asuntos que no eran suyos y que podían ensombrecer el ánimo de su amigo. Pero si dijo algo.
-Todo en esta vida tiene solución, joven Colt, menos la muerte.-Aunque después de atisbar sus cicatrices dudaba de que llamarle "joven" fuese del todo apropiado.-No desfallezcaís. Cuando llegue el momento no dudeís en contar con mi ayuda, y me atrevo a aventurar que el resto también se prestará a ello. Más no caigaís en el rencor o la simple venganza. Eso no sirve de nada. Todos sufrimos. La manera de afrontar el dolor es lo que nos diferencia.-Se encogió de hombros y sonrió tontamente.-Lo siento. Como si yo supiese de vuestro dolor.-Colocó su fina mano sobre el hombro de él.-Para lo que queraís, aquí estoy.-Ah, lágrimas, pasado, recuerdos turbios. La vida que vivimos no nos deja concentrarnos en el presente. "Ya lo decía el sabio. El pasado nos aprisiona y el futuro nos llena de temor. ¿No vemos que el presente se nos escapa?"
El joven Colt, algo más animado, se atrevió a preguntarle sus motivos para sus actos. Era una buena pregunta.
-Bueno, en mi tierra natal dirían simplemente que me volví loco.-Sonrió. Tornó el rostro serio, el ceño fruncido en una mueca de severidad.-Y así fue...-Otra sonrisa. A veces hay que sonreír. Sino, la oscuridad avanza.-Imagino que quereís una respuesta de verdad. En fin, no es muy interesante... Vos sois la respuesta. Y Maese Kurgnor, y la gente de este pueblo...y más que no conozco. Si, tengo un "gran poder". Los hechiceros de mi tierra querían que lo puliese, que me quedase allí para defender a los míos. En cierta parte, ya lo hago. ¿Acaso si vois veís a un compañero no correís en su ayuda? Un compañero, un hermano. Temo que mi familia, en ese aspecto, es demasiado grande. Porque no puedo quedarme tras una muralla, observando, mientras la gente sufre. No soy un necio, no puedo cambiar el mundo. Pero tengo más poder que la mayoría. Si fueses soldado, usaría mi espada a favor de lo que es justo, y si fuese campesino no temería en ayudar a un viajero que pasase perdido por mi casa. Porque, bueno...todo es bastante triste. Las razas, los imperios, desconfian unos de otros, se odian por viejas guerras. No lo entiendo. Alguien tiene que dar el primer paso. Alguien tiene que hacerles ver que debajo de nuestras diferencias, todos somos iguales; hermanos. Hermanos...si, puede que esté loco. Cualquier enano me mataría por decir esto en voz alta. Solo...sigo mi corazón. Apoyo a mi familia.-Y extendió los brazos como si pretendiese abarcar al continente entero...y más allá.-Esa es la versión resumida. Si tenemos tiempo, joven Colt, un día os contaré la versión extendida. Esa contiene elefantes, espectáculos circenses y bailarinas. Os resultará más entretenida.-Una sonrisa. Solo una risa, un instante en el que una carga parece más ligera, y todo merece la pena.

Llegaron justo a tiempo. El grupo parecía que no podía pasar unas horas solo sin entablar combate con alguien o algo. En este caso el "algo" era una muchedumbre enfurecida y un puñado de guardias. Llegaron a tiempo. Aplacaron los ánimos, y a algún soldado, de paso. No era complicado intimidar a los hombres. El arma del joven Colt o el brillante metal de la armadura del enano hablanan de sus gestas pasadas con voces teñidas de gloria y sangre. Un sencillo truco de llamas dio el efecto necesario para que viesen que iban en serio. Y los guardias se rinden. Y la muchedumbre les aplaude. Pero falta alguien. Lo ha escuchado, mientras llegaba, y le ha visto escabullirse. Aquellos hombres son mercenarios. Tonto, imprudentes, pero no malvados. ¿Y el sargento?¿Es tan leal como aparenta? No está y es un problema.
-¡Alantha!¡Marcus!¡Debemos atrapar a ese sargento antes de que vuelva al castillo?-Los sentidos de ella y el instino de uno les convertían en la pareja perfecta para interceptar al sargento antes de que fuese al castillo. Bien podía estar intentando escapar. Era mejor no dejar cabos sueltos. Debían atraparlo. El mismo se uniría a la búsqueda de ser necesario*.

Marcus cortó rápidamente la inciativa de aquellas personas. Aunque no estaría mal tener refuerzos por una vez pensaba como él. Esa gente eran personas humildes. No debían arriesgar sus vidas en una causa tan complicada. Tenían familias, tierras que labrar y vidas que vivir. No podían hacerles eso. A pesar de eso, algunos soldados y mercenarios también se ofrecieron. Otros se quedaron a la espera.
-Marcus tiene razón. Hay una posibilidad nefasta; puede que no lo consigamos. Entonces Vingaard estará muy enfadado. Por ello, si fracasamos, vosotros seréis los encargados de llevar a esta gente lejos de las garras del demonio.-Y con vosotros se refería tanto a los guaridas natales como a los pérfidos mercenarios.-Especialmente tú. ¿Si querías ser zapatero por que vendiste a tu gente por un puñado de monedas? Tienes mucho que saldar. -Codicia, un mal menor.-Mercenarios. Bien. Puesto que vamos a matar a vuestro cliente os ofrecemos una cosa. Trabajar para nosotros. Cuando acabemos con él, su oro será vuestro. Lo único que teneís que hacer es proteger a esta gente, mantenerla en casa y fuera del peligro. Proteged a esta gente con vuestra vida. Por eso vaís armados. ¿Entendido?-Miró al castillo, de refilón.-Para entrar allí, no necesitamos ayuda.-Unirles. Quería unirles. Porque si ellos fallaban la unidad sería algo importante, vital. Una cuestión de supervivencia.
Quedaron a solas. Marcus se interesó por su visita a la forja. El elfo hechó una mirada cómplice al rompehierros y al ingeniero.
-Oh, si. Tenemos unas cuantas sorpresas. Esta vez estamos más preparados.-Esperaba que sirviese de algo. Marcus, de nuevo, mencionó como poseía un mapa gracias a las astucias de Zeque. Rio.-Ja, ja, ja.-Alguno puede que le mirase mal. Quizás, hasta el propio Marcus. Se limitaría a encogerse de hombros.-Yo tampoco sé como lo hace, pero el caso es que lo hace siempre.-Una sonrisa. Zeque siempre le animaba. Incluso aunque no estuviese allí. Debían buscarle para poder avanzar en la reunión**.
El cazador de brujas volvió a hablar. Esta era su tierra, su guerra. No, su tierra no. Ni siquiera su gente. Solo eran sus heridas. Como todos, tenía una deuda que saldar. Solo podía hacerlo con sangre. Observó el plano e intentó memorizarlo. Marcus proponía crear una distracción en la entrada del castillo y aprovechar para entrar. No era mala idea.
-¿La torre del homenaje? Eso nos daría una gran ventaja.-Pensó, meditó y al final, soltó sus conjeturas.-Si armamos escándolo en la puerta principal no conseguiremos mucho tiempo. Una mente experta, como a la que nos enfrentamos, sabrá que es una distracción en cuanto vea que el ataque no prosigue e imaginará que ya estamos dentro. Así que nos buscará puertas adentro. Le estaremos avisando de que hemos entrado.-No esperaba menos de sus enemigos. Una vez realizado, el plan de Marcus era facilmente deducible para alguien como Vingaard.-¿Por qué no lo hacemos con sigilo?-Evitó mirar a los enanos y al bárbaro para no reirse.-Conocemos entradas que ellos no conocen. Usemos una de ellas y encontremos al vampiro. Si está en la torre del homenaje podemos cerrar las puertas. Es una fortaleza, la pondremos en su contra colándonos hasta su corazón y cerrando sus puertas en sus narices. Dejaremos fuera a sus siervos más convencionales. Pondremos en medio su propia fortaleza. Y no tendremos que luchar contra...mercenarios confundidos.-Una idea, otro camino. No era un guerrero. Tampoco solía asaltar fortalezas. Esperó a los demás.

 

Notas de juego

*La idea es que le persigan en cuanto se escabulle o él note que ha desaparecido. Sugiere apresarle...vivo.
*+Aquí propondrá búscarle, como sugiera Marcus. Se acabó el recreo, Zeque!!

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03/02/2011, 17:58

ZEQUE

Escuché concentrado las palabras de aquel joven que tan solo verme me había tildado de ladronzuelo y fisgón.... Vaya por Dios¡¡¡ Siempre igual¡¡¡ Veían al pobre Zeque intentando no mojarse y ya estaba teniendo que hacer algo malo.... Que ideas tan extrañas tenía toda la gente... Yo, Zeque Wilfut, como explorador principal del grupo y experto confidente, era capaz de realizar labores de búsqueda sin necesidad de ensuciarme las manos en tareas tan burdas como fisgonear... Yo más bien lo llamaba recabar información, pero la gente siempre tergiversaba mis intenciones.

Afortunadamente, aquel joven parecía mucho más abierto a mis explicaciones... Ante sus palabras, indiqué:

- ¿Hugo? ¿el herrero? Pues no tengo el gusto de conocerlo pero si quieres podemos pasar a verlo... Las forjas suelen ser sitios repletos de escondrijos y tesoros... Pero no¡¡¡ No tienes pinta de ser un gran aventurero¡¡¡ Bueno¡¡¡ No te preocupes¡¡¡ Tu déjate guiar por el buen Zeque y de seguro que algo podremos hacer... Además no me mires así¡¡¡ Soy un Halfling de la ciudad de.. de... Oye¡¡ Te quieres creer que ya ni me acuerdo donde nací¡¡¡ Ves solo me acuerdo de cosas importantes¡¡¡¡ Tu padre¡¡¡ Que nos zurrará¡¡¡ Eso no está bien¡¡¡ Habrá que decrle que estoy en una misión muy importante¡¡¡ Que no¡¡¡ Que mejor no¡¡¡ Vale¡¡¡ La Búsqueda que estoy realizando no puede ser entorpecida por nadie, ¿sabes? ¿Un sitio seco dices? Umm¡¡¡ Eso puede ser interesante¡¡¡ ¿Pero no tendrás nada para comer verdad? Es que tanta conversación me hace abrir el apetito...

Como aquel chico que no se había presentado insistía en salir de allí me dejé arrastrar por su fuerza otra vez al exterior donde la pertinaz lluvia comenzó a calarme nuevamente... Pero la expectación y la excitación de seguir al joven por las enfangadas calles era algo realmente agradable después de estar con mis amigos de viaje durante tanto tiempo... Por fin algo que me hacia salir de la monotonía de los viajes y la falta de comunicación... Aquel joven a pesar de no tener nombre ya me caía bien...

Lo seguí tan raudo como mis pequeñas piernas me lo permitían, aunque él no es que corriese mucho más que yo... Y de esa guisa me llevo a un edificio que anteriormente había visto pero que por su estado no había dado importancia... Sin embargo, el me llevó sin pestañear allí...

Cuando ya estaba más cerca, observé que aquello era algo similar a un templo... Destacaban algunos relieves que sin lugar a dudas coincidían con los símbolos que había por todas partes en el castillo blanco de las señoras de los martillos... Sin embargo, todos los símbolos y las imágenes había sido golpeadas con saña y estaba todas dañadas, lo cual me apenó ya que aunque no profesaba ninguna empatía especial por ninguna religión, no era amigo de los que rompían las cosas por el simple echo de romperlas... Yo siempre pensaba que era mejor cogerlas y guardarlas... Pero desafortunadamente había gente para todo y en aquella ciudad perdida en la nada, no había diferencias a cualquier otra ciudad...

El interior efectivamente estaba seco, aunque algunas enormes goteras aparecían en el techo... Hacía tiempo que aquello estaba abandonado y seguro que en otro tiempo debía de ser un lugar maravilloso... Escuché las palabras del joven...

- Pues lo que y te decía¡¡¡ El señor de los martillos¡¡¡ Si al final me has traído al sitio que quería visitar pero esperaba encontrarlo de otra forma¡¡¡ Los sitios similares que hasta ahora había entrado distaban mucho de tener este aspecto... ¿Fantasmas, dices? Pero seguro que son historias de viejos? A mi me encantaría poder ver a uno? Por aquello de quitarme la curiosidad? Dicen que dan miedo pero yo no me lo creo¡¡¡ ¿Te dije que acabé yo solo con todo un ejército de demonios? Otra vez ese nombre¡¡¡ Te prometo que lo escuché anteriormente pero ahora no recuerdo donde¡¡¡ Como he luchado con tanto feroces enemigos a los que derroté en justa batalla, ya ni me acuerdo¡¡¡ En fin ya me vendrá a la cabeza donde conocí a ese “Vinar” o “Vilnar” o como carajo se pronuncie...

Una furiosa ráfaga de aire fresco entró por los destrozados ventanales haciendo callar al muchacho... A ese raro azar del destino se le unieron unos apagados rayos de las dos lunas que todavía dieron un aspecto más tétrico a la situación, pero cuando observé la pálida cara del joven aún más blanca de lo habitual, y su dedo señalando al otro extremo del destrozado templo, no pude hacer más que mirar en aquella dirección... Y allí, claramente definido y dirigiéndose hacia nosotros se veía una forma transparente y que flotaba...

Un extraño halo de luz lo envolvía... “Gran”, como había empezado a llamar al joven (de “Grandullón”, pero abreviado), estaba hecho un manojo de nervios... Su cara estaba empezando a desencajarse por momentos y su aterrada vista no sabía a donde mirar... Yo por mi parte estaba nervioso y un leve cosquilleo recorría mis brazos y mis pies haciéndome erizar los cabellos de esas dos zonas... Observé atentamente al ente que se acercaba... Realmente su estampa era un tanto macabra¡¡¡ Su pecho agujereado y su cuello destrozado por algún animal le daban un aspecto grotesco y hasta un ligero temblor se me escapó de las manos... Un ruido a mis espaldas me hizo ver a Gran meándose en los pantalones mientras su mente era incapaz de hacerle reaccionar... No entendía que le pasaba¡¡¡ Aquel extraño ser no había hecho nada... todavía¡¡¡ Un libro reposaba cerca suyo y la distancia que nos separaba era de apenas un par de metros... Su aparente calma y espera y el continuo vaivén de su cadena en el pecho, acabaron por tensarme un poco... para colmo su postura era muy similar a la del capitán gruñón.... incapaz de contenerme por más rato, espeté:

- Buenas¡¡¡¡ Mi nombre es Zeque¡¡¡ ¿Y el tuyo? Por que puedes hablar, ¿no? ¿Y puedes estrecharme la mano? – Dije tendiéndosela... Pero tras pensarlo la retiré... – No creo que puedas¡¡¡ Que no es por chincharte, pero digo yo que si los fantasmas no tienen cuerpo, pues como que no me podrás dar la mano? ¿Y que coméis los fantasmas? ¿Y que te pasó? Por cierto¡¡¡ ¿Sabes que tengo un martillo como tú? Mira se llama “Repollo” y ya ha dado buena cuenta de unos cuantos enemigos¡¡¡ Estoy muy orgulloso de él y tú que¡¡¡ ¿Qué te cuentas? ¿O piensas quedarte ahí mirándome toda la noche? Oye¡¡¡ Sabes que te pareces un montón a un señor que conozco? El no es calvo como tú... pero tiene esa misma mirada reprobadora que tú tienes¡¡¡ ¿Piensas hablar o no puedes? Sino me marcho que tengo una tarea muy importante que hacer¡¡¡
 

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03/02/2011, 17:59

Darwell Stalz

El semielfo sonrió cuando notó la reacción del populacho, que parecía creerse su mentira. Todo se vino abajo cuando el sargento destapó que había detalles ilógicos en su explicación, y Darwell se encongió de hombros; lo había intentado.
Más éxito tuvo el discurso libertador de Marcus, que sembró al populacho de dudas, y lo más importante, les hizo reaccionar.
Obviamente, el sargento no podía permitir cualquier indicio de revuelta, así que pasó a la ofensiva, ordenando que apresaran a los forasteros.
Darwell negó con la cabeza, aquellos pueblerinos armados no eran rivales, y matarles hasta le daba cierta lástima. Se quedó en un segundo plano, bostezando, hasta que uno de los guardias se le acercó con la alabarda.
El palo de la misma estaba cortado en dos mitades antes de que su portador supiera cómo pasó, y recibiera un corte en la pantorrilla que le olbigó a caer de rodillas, con un aullido de dolor.

Darwell miró al pobre desgraciado, hubiera sido sencillo acabar con él. Pero sabía que sus compañeros no serían partidarios, y al fin y al cabo, no mataba por simple afición.
Le propinó un puntapie en el costado que le derribó al suelo, y miró alrededor para ver como se había calmado la situación.
Sus compañeros que fueron a la herrería regresaban, y ayudaron a reducir a los guardias.
El sargento, derrotado con facilidad por Marcus, dejó de ser un impedimento para que la gente diera rienda suelta a sus sentimientos oprimidos.
Todas esas alabanzas, golpecitos en el hombro, y demás, no eran algo que Darwell necesitara, pero le hicieron sentir mejor.
Había hecho feliz a tanta gente, sin matar a nadie y sin haber dinero de por medio... ¡Era algo inaudito!

Marcus dejó en claro que todo el populacho molestaría en su misión, pero que sus conocimientos sobre Vingaard y el castillo les serían de gran utilidad. Darwell pensaba de manera similar, aunque quizás hubiera usado a los exaltados lugareños para distraer a los del castillo. Pero estaba claro que sus compañeros no quería ponerles en riesgo.
Darwell no hizo discursos alentadores, y esperó a que decidieran qué hacer.
Bueno, bueno, supongo que esperaremos hasta mañana para atacar. ¿Los vampiros pueden notar a la gente? Alomejor sería interesante que os acompañara desde un discreto segundo plano, para poder atacar sin ser visto. Aunque, sospecho que tienen capacidad para notar a los seres vivos a su alrededor, ¿verdad? dijo, mirando a Marcus.

Si necesitáis algo, hacedmelo saber. A estas horas, los del castillo ya sabrán que estamos aquí, así que deberemos pasar esta noche bien atentos. Yo podría hacer la primera guarida, supongo que ahora que somos héroes locales nos dejarán tomar algo tranquilamente. comentó, las últimas palabras para sacar algo de tensión al ambiente.

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03/02/2011, 17:59

Un informador del mas allá
Turno para Zeque

La aparicion del fantasma habia provocado en el joven amigo de Zeque una reaccion entre comica y preocupante, pues el color estaba abandonando poco a poco su rostro al tiempo que los temblores iban en aumento; por su parte, el entroemtido halfling notaba como su estomago se retorcia de un lado a otro mientras una extraña flojera se adueñaba de sus piernas. Aun y asi, teniendo ante él uno de las llamadas almas en pena, no podia dejar pasar la oportunidad de preguntar todo cuanto estubiera en su mano con lo que su curiosidad logro vencer a su miedo y, con un aplomo digno de un heroe legendario, se puso a interrogar al espectro mientras el chico, muerto de miedo, salia corriendo por donde habia venido tropezando y mascullando mientras una fuerte tormenta volvia a estallar en el lugar.

El aluvion de preguntas dejo momentaneamente al espectro confuso, casi como si fuera un humano normal y corriente, mas pasados un par de segundos el espectro se coloco tan cerca del halfling que este se vio obligado, de forma involuntario y por el frio que emanaba del espectro, a dar un hacia atras mientras alzaba el rostro hacia el fantasma. Su rostro cadaverico y translucido denotaba un odio y una pena dificilmente descriptibles.

Fantasma- Yo era el guia de esta aldea, el enviado de Sigmar, y su protector. La noche rugio su desafio y yo lo respondi con el poder del martillo sagrado. Mientras estaba el antiguo conde todo era como tenia que ser. Él entro y profano el templo, lanzando calumnias sobre el portador del martillo. Me arranco de la muerte con uno de sus hechizos nigromanticos para negarme el descanso eterno. Yo lo recibi empuñando el Deus Sigmar y mi martillo, ataviado para la guerra y con la Fe depositada en Sigmar. Todo estaba en calma hasta que una noche llego al pueblo a lomos de un ser alado, seguido por un pequeño sequito de no muertos. Pero no pudo condenarme del todo, mi Fe en Sigmar me libro de ser siervo del no muerto pero me condeno a estas ruinas. Los hombres del antiguo conde les plantaron cara pero todos cayeron para unirse a sus filas, ya fuera en forma de no muertos o como esclavos en vida. Entablamos combate durante una hora en la cual el retornado jugo conmigo como si fuera un novicio, tres veces logre golpearle en todo ese tiempo, solo una dio en el blanco causandole una herida en su costado izquierdo. El conde fue transformado con un oscuro ritual a la luz de las lunas, mas vivo que muerto, muerto en alma, condenado en vida. Ahora solo la purga de Drakkenhof me liberara - dijo el ente de forma desordenada, con voz queda, sin ser capaz de ordenar cronologicamente los acontecimientos, como si le costara discernir el ayer del mañana

Con cara de no entender que decia Zeque parpadeo varias veces, notando como sus ojos estaban anegados de lagrimas por la pena que transmitia la voz de aquel ser ultraterrenal para, subitamente, ver como el dedo indice del ente ascendia hasta tocarle la frente y hacerle notar un tremendo frio en todo el cuerpo, lanzandolo un par de metros hacia atras y haciendole emitir un chillido de sorpresa y dolor, quedando en el suelo a merced de la lluvia, en la entrada de las ruinas, en un estado a medio camino de la consciencia y el desmayo. No muy lejos de su posicion unos sonidos ahogados, gruñidos y lamentos empezaron a alzarse mientras un ligero cosquilleo hacia hormiguear la piel de su nuca... no mucho despues, aun sin poder moverse practicamente y con la sensacion de tener la frente congelada, unos pasos se acercaron a él sin saber quien o que era.

Voz de mujer- Por todos los dioses, esta aqui... y en que estado
Voz de varon- Sea lo que sea que le ha pasado seria mejor llevarselo de aqui, las criaturas de Vingaard ya vienen
Voz de varon, mas suave- Que razon tienes. Ahi mismo tenemos a una, seguramente la causante de esto

Al decir aquello un estallido de una pistola y el chasquido de un arco al ser disparado colmaron momentaneamente tus sentidos para, acto seguido, notar como eras alzado en volandas y llevado bajo la lluvia durante un tiempo indeterminado mientras a tu lado el rasgar de la cuerda del mismo arco y una o dos detonaciones mas de pistola te hacian removerte incomodo, aun en brazos de quien fuera que te llevaba; seguidamente un fuerte y penetrante aullido rasgaba la noche.

Voz de mujer- Los tenemos casi encima, hay que darse prisa
Voz de varon- Vayamos a la taberna, alli encontraremos al resto
Voz de varon, mas suave- Donde querais pero rapido, este fardo no es ligero precisamente

Un tiempo indeterminado despues el sonido de algo golpeando la madera repetidas veces dio paso a una vaharada de calor y luz procedente de algun lugar muy concurrido a juzgar por la cantidad de voces que podias escuchar mientras, poco a poco, volvias en ti mismo; no obstante, habia algo que te habia quedado grabado a fuego en la mente:

"Una rapida secuencia de imagenes donde podias observar con total nitidez la enorme puerta de un edificio, visto desde el interior del mismo, como era tirada abajo de un fuerte golpe aun y pesar varias decenas de kilos. La palida luz de la luna que se filtro desde el interior te permitio ver gran cantidad de imagenes y estatuas decorando el interior del edificio pero lo que mas te llamo la atencion fue el halo oscuro que envolvia al hombre que habia entrado en el interior del edificio

De cabellera negra y bien cuidada, ropa lujosa aunque algo pasada de moda y un rostro marfileño hermoso y a la vez con un leve toque animal. Sus ojos, cargados de malicia, desprendian una extraña sensacion que abotargaba los sentidos y sus manos, acicaladas con caros anillos, estaban terminadas por unas uñas cuidadas pero algo largas para ser comodas en cualquier tipo de trabajo manual. Su voz, modulada y acostumbrada a dar ordenes, te llego como un graznido y de tu boca, sin ser consciente de ello y con una voz que no era la tuya le contestaste.

Tras ello una risa macabra surgio del hombre, si acaso era eso, y se lanzo contra ti mientras tu entonabas un extraño salvo leyendo las escritura sde un libro que brillo con un toque dorado, haciendo que la carga de aquel tipo tan extraño se detubiera momentaneamente, momento que aprovechaste para lanzar un fuerte ataque con un gran martillo que siquiera sabias que tenias.

Las imagenes se sucedieron de esta guisa durante largo rato, viendo como el martillo lograba penetrar la guardia del ser, que no blandia arma alguna, impactando con un chisporroteo dorado en su lado izquierdo haciendolo chillar de odio y dolor. Tras aquello una de las manos del ser aferro el martillo para, con la otra, atacar de frente tu pecho, haciendo que tu vision se nublara. Al bajar la vista viste como su antebrazo se perdia entre tus costillas mientras la sangre brotaba de la herida. Al alzar la vista las piernas se te aflojaron, manteniendote en pie solo por la fuerza que el ser ejercia sobre ti, cuando viste la sonrisa lobuna del hombre que tenias delante.

Dos largos colmillos afloraban entre sus labios y, con un movimiento brusco, te mordio en el cuello arrancando un gran pedazo de carne y lanzandote al suelo con desprecio, saboreando el suculento bocado que habia tomado de ti. Tras ello, entre las brumas de la muerte, escuchaste como la voz de aquel ser abominable entonaba alguna clase de oscuro ritual, notando como algo dentro de ti se escapaba... cuando ya todo estaba casi oscuro, una luz dorada y una voz profunda y benevola deshecho la orden oscura de quien te habia matado, haciendo que este gruñera una maldicion. viendo la escena ahora desde lo alto, como si flotaras en el aire, viste como el ser de los colmillos destrozaba a placer todas y cada una de las estatuas e imagenes para, acto seguido, conjurar algun extraño poder sobre uno de los candelabros, cuyo fuego se torno negro, arrojando sobre los bancos y haciendo que todo ardiera con aquel impio fuego"*

Un saludo!!
* Sigue en "Noche de terror II"
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Noche de terror
Turno para Calîm, Marcus, Sargul, Samuel, Rakduim, Kurgnor y Darwell

Pronto quedo patente, de hecho apenas un par de minutos bastaron, para que la tropa de mercenarios y aldeanos quedara rendida ante la superioridad del grupo, sin tener que lamentar bajas por ninguno de los dos bandos, estallando el populacho en unos ensordecedores vitores que no tardaron en ser acallador pos el grupo, en especial por Marcus

No eran mas que pobres granjeros y agricultores en su mayoria, incluso la mayoria de la soldadesca eran poco mas que milicianos y eran mas que evidente que no tendrian oportunidad de derrotar a los seres que Vingaard lanzaria contra ellos. En vez de atacar el cometido que queriais darles era otro bien distinto.

Os darian cobijo, alimento e informacion, contra mas informacion mejor, evitando exponerse a la furia del conde vampiro... o eso creiais

- Nos matara, intervengamos o no - dijo con voz triste un anciano al que no recordabais haber visto entre el gentio - Es cruel en toda su expresion. Antaño fue un hombre de bien... ya nada queda de eso. Se llevo a mi pobre hija sin que nada pudiera hacer; ni siquiera se digno a presentarse para llevarsela, mando a sus perros- dijo acuchillando con la mirada a los mercenarios - No tardara en saber lo que ha pasado aqui, el sargento Smiller se encargara de eso, ya lo creo.

Ante esas funestas palabras reparais en que la figura de Alantha y la de Marcus ya no estan entre los presentes, aunque no tardan en reaparecer pasados unos minutos con el gesto serio y negando quedamente con la cabeza.

Alantah- Ese perro cobarde se conoce demasiado bien este lugar y se nos ha escapado

Marcus- Las pisadas llegaban justo a la base del castillo... justo por uno de los accesos que en teoria nadie deberia conocer- mascullo entre dientes, notablemente molesto por esto ultimo

-Mas nos habria valido morir aqui y ahora, al menos habria sido una muerte rapida- sollozo una mujer

- Haremos como siempre hemos hecho, atrancaremos las puertas y ventanas. Las bestias destrozaran una casa o dos y nos dejaran tranquilos... siempre y cuando ellos se marchen

Torvuc- O podriamos derrotar a esas bestias y demostrarle a ese chupasangre que no le temeis. Sea como sea no solucionaremos nada aqui fuera; mis hombres y yo tenemos hambre y estamos cansados de dormir a la interperie. Necesitamos cobijo para esta noche, mañana ya no habra que preocuparse de Vingaard, para bien o para mal.- sentencio rotundamente el capitan

Nadie oso discutir aquella verdad y la voz de quien tan funestamente habia hablado desparecio entre el gentio; entre tanto, en la puerta de la taberna donde se habia producido el altercado Sargul, de un forma un tanto rudimentaria, ya estaba aferrando a uno de los mercenarios para sonsacar informacion mientras el resto, visto lo visto, huian del pueblo a un ritmo mas que elevado

Sargul- Te he dicho que no me mientas- dijo el norteño arreando un puñetazo en el estomago al cautivo que le hizo vomitar - Volvere a preguntartelo y, si no me contestas o intentas engañarme, te dare mas fuerte y en la cara

Ya empezabais a alarmaros ante aquella situacion, recordando de improviso los ultimos episodios de Sargul, cuando visteis como la gente lo jaleaba, casi pidiendo la sangre del mercenario mientras esta miraba alternativamente, con ojos desorbitados, a la muchedumbre enardecida y al enorme puño de Sargul

Torvuc- Mmmm. No seria mala idea, dejar que los aldeanos hicieran justicia- dijo tono en un tono burlon que delataba que no tenia intencion, al menos de momento, de hacerlo pero que paso del todo desapercibido para la sofocada mente del mercenario

Mercenario-¡Lo juro, lo juro!¡No se nada mas!¡Solo se que en el interior del castillo solo deja entrar a Smiller, nosotros solo podemos entrar hasta el cuerpo de guardia de la entrada, alli nos da el alto el sargento y se interna a traves del porton él solo; a nosotros ya nos esta bien, alli siempre tenemos comida y bebida para entretenernos. No hacemos preguntas y recibimos nuestra paga... ademas, Smiller siempre sale de alli palido y patizambo. Sea lo que sea que hay dentro no le sienta demasiado bien, asi que el trato nos parece justo

El amedrentado mercenario parecia haber cantado todo lo que sabia pero la aviesa mente de Calîm descubrio que aun habia algo que se ocultaba en el interior de aquel hombre, con lo que no dudo en darle un codazo sugerente al matador señalandole con la cabeza al mercenario... si alguien podia superar la amenaza de una multitud furibunda o una paliza del barbaro ese era el Enano

Sonriendo con cierta malicia se atuso la barba, apresto su hacha y se coloco junto al mercenario, que ya casi se tenia en pie, quien miro al crestado dawi con una mezcla de sorpresa, miedo e incertidumbre pues, si bien era cierto que Rakduim, incluyendo su cresta, no llegaba mas que al pecho del mercenario su apabullante musculatura y su mal genio compensaban aquello con creces

Sin demasiados miramientos el matador observo con cierto afecto la hoja de su hacha, miro al mercenario y lo aferro del pescuezo, haciendo descender la cara de este hasta su nivel, cuchicheandole algo al oido que solo el logro escuchar, dejando ir lentamente al mercenario sin quitarle el ojo de encima mientras este se reincorporaba, completamente palido mientras un ligero temblor se adueñaba de sus piernas

Balbuceando primero y logrando articular correctamente las palabras despues

Mercenario-Esta... esta bien. Puede que haya algo mas... Smiller siempre comento que habia varios pasadizos secretos para entrar a la fortaleza pero que bajo ningun concepto los utilizaramos o sus guardianes darian buena cuenta de nosotros antes de que nos percataramos de ello. Al principio nadie se creyo eso y nos reimos de los cuentos que el señor del castillo le habia explicado para mantenerlo alejado de sus secretos, pero una noche uno de los grupos de guardia decidio explorar uno de los corredores...

En este punto el mercenario se puso a gimotear algo sobr eque si seguia hablando era hombre muerto pero un gesto seco del hacha del matador, clavandose en el suelo y una mirada de reojo al castillo basto para que continuara la historia

Mercenario- ...el caso es que de repente unos alaridos horribles nos despertaron a todos los que estabamos durmiendo en el cuerpo de guardia. Al salir al exterior, con las armas desenfundadas, vimos como dos de los diez hombres que formaban la patrulla salian corriendo y trastabillando, aparentemente salieron de la misma roca, con las ropas desgarradas y la cara desencajada. El ultimo de ellos miro hacia atras, chilló de puro terror y algo negro y peludo le atraveso el pecho arrastrando la mitad superior de su cuerpo hacia el interiorr. El ultimo de ellos, Angus, se paro en seco, jadeando y boqueando como un pez fuera del agua, retrocio temeroso hasta las piernas de su compañero, rebusco en los pantalones y tras coger una especie de pergamino salio huyendo sin siquiera esperarnos a que llegaramos. Nunca nadie lo vio de nuevo pero algunos mercaderes de la zona dijeron que lo vieron huyendo hacia el noroeste, a traves de la Hondonada de la Muerte... no se nada mas, de verdad, lo juro. ¡Perdonadme y no volvere nunca mas por aqui, de verdad!

El escabroso relato dejo conmocionados a los aldeanos, muchos de los cuales empezaron a susurrar entre ellos si realmente habia sido buena idea desafiar a su poderoso y malvado señor, siendo patente que el momento de jubilo y decision habia dado paso a la cruda realidad y al temperamento temeroso de la gente del lugar.

- No seria el primer monstruo que destrozamos-gruño Samuel, cansado de tanta palabreria pesimista, al mas puro estilo Enano

Sin mas que poder explicar y reducido a un gimoteante despojo, dejasteis en paz al mercenario mientras pedia auxilio a todos los presentes, alegando que ahora alguien debia ayudarlo o Vingaard lo mataria. Todos le dieron la espalda, dedicando algunos palabras poco gentiles sobre qué se habia ganado con su comportamiento mezquino; ante aquello, intentando aprovechar las ultimas luces del decreciente dia, el mercenario emprendio la carrera en pos de sus antiguos camaradas en un intento por salvar la vida.

Bebamos. Las buena historias me provocan sed- gruño Sargul, siendo secundado al unisono por ambos Enanos

-Entrad vosotros, yo ire a buscar a Zeque- añadio Marcus

-Yo tambien ire, ese pequeñajo tiene tendencia a meterse en los sitios mas inverosimiles, necesitaras de alguien que sepa rastrear

- En ese caso me necesitareis tambien. Se por experiencia donde es mas facil esconderse y mas dificil que te vean- finiquito Darwell de manera intrigante con una medio sonrisa en el rostro*

La mayoria de gente regreso a sus casas, haciendo caso al consejo del grupo pero otros muchos, mas que de costumbre si las palabras del posadero eran ciertas, decidieron pasar la noche en el edificio donde se hospedarian los improvisados heroes, tal vez por miedo a quedarse a solas en sus casas, tal vez por sentirse mas seguros junto a quienes parecian tener las habilidades necesarias para desafiar al, en apariencia, todo poderoso Vingaard Von Carstein

Un saludo!
* He optado por que sean ellos quienes van en busca de Zeque por sus aptitudes (dado que Sargul esta enfrascado con llenar el buche) pese a que Calîm es uno de los que propone ir en su busca. Sigue en el turno "Buscando a Zeque"

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Buscando a Zeque
Turno para Marcus, Darwell y Alantha

Abandonasteis la compañia del resto del grupo sin prestar atencion a los nubarrones que se aproximaban nuevamente a la pequeña poblacion internandoos por las callejuelas del lugar siendo Alantha la que llevaba la voz cantante en cuanto a buscar y seguir huellas se trataba. Aqui y alla, demasiado a menudo correteando en circulos o en direcciones casi imposibles, los pequeños y descalzos pies del halfling se definian entre la miriada de pisadas que abarrotaban las calles enoldadas, siendo necesario de tanto en tanto el pararos para ver por donde habia proseguido el pequeño e hiperactivo hombrecillo

- Se a paseado bajo estas ventanas- dijo Alantha contrastando las pisadas

Aqui se ha zampado alguna clase de pastel - dijo mas adelante Darwell, removiendo con el pie los claros restos de una comida rapida en mitad de las pisadas del pequeño

Tenemos que encontrarlo antes de que caiga la noche- puntualizo Marcus ante aquello, algo desesperado

Pasaron por practicamente todas las casas, por algunas varias veces, e incluso se tubieron que colar bajo los soportes de una casa algo elevada con respecto al suelo donde comprobaron que el halfling habia estado, en apariencia, parloteando con alguien de un tamaño no muy diferente al suyo, posiblemente un niño, y cuyas pisadas parecian acompañar, o guiar, a Zeque hacia algun punto en concreto.

Recorrieron practicamente todas las calles del pueblo nuevamente, siguiendo un recorrido un tanto erratico, hasta llegar a las cercanias de lo que no hacia mucho debio ser un edificio imponente, posiblemente alguna especie de templo, ahora reducido a poco mas que unas cuantas ruinas donde el verdin del mohop empezaba a adueñarse del color grisaceo de las piedras. Para vuestra sopresa y congoja un chiquillo que rondaria los quince años salio huyendo del interior del lugar segundos antes de que, saliendo de algun lugar indeterminado, un lobo se abalanzara sobre el matandolo casi en el acto, siendo ajusticiado el animal por una flecha de la elfa un segundo despues... para mayor conmocion, al acercaros, comprobasteis como el lobo no era en realidad sino que un cadaver de un lobo animado por algun oscuro ritual.

Apenas os habiais levantado del lugar donde el chico habia fallecido, con las armas desnudas, escuchasteis la vocecilla de Zeque chillando, encontrandolo caido en el interior del antiguo templo donde la lluvia ya habia empezado a empaparlo todo nuevamente. Su estado era lamentable, pues la palidez de su rostro y la poca fuerza que denotaba su cuerpo indicaban que algo lo habia extenuado hasta el extremo. A su vez, a vuestro alrededor, el claro sonido de seres moviendose y arrastrandose empezo a colmar vuestros sentidos, indicandoos que era momento de largarse.

Alantha- Por todos los dioses, esta aqui... y en que estado
Marcus- Sea lo que sea que le ha pasado seria mejor llevarselo de aqui, las criaturas de Vingaard ya vienen
Darwell- Que razon tienes. Ahi mismo tenemos a una, seguramente la causante de esto

Al decir esto el semielfo alzasteis el rostro para toparos, casi ante vosotros, la figura semitransparente de un ser espectral que os miraba desde sus cuencas vacias, situado en el interior del antiguo templo... la reaccion fue casi inmediata y mientras Marcus y Alantha descargaban sus armas de proyectiles sobre el ser Darwell alzaba en volandas a Zeque iniciando una rapida carrera hacia el interior del pueblo.

Como si el estallido de la pistola hubiera dado la señal de ataque, un fuerte y poderoso aullido rasgo el silencio de la noche haciendo que acelerarais, si cabe, aun mas el paso, intentando llegar a algun lugar seguro antes de que los engendros no muertos dieran con vosotros

Alantha- Los tenemos casi encima, hay que darse prisa
Marcus- Vayamos a la taberna, alli encontraremos al resto
Darwell- Donde querais pero rapido, este fardo no es ligero precisamente

Minutos despues la silueta de la posada se dibujo ante vosotros, emborranada por el chaparron que nuevamente estaba cayendo mientras que tras vuestras pisadas las lejanas siluetas de seres que no deberian moverse empezaban a siluetarse contra la escasa luz del lugar.

Sin detenerse siquiera el cazador de brujas empleo sus descargadas pistolas para aporrear la puerta, clamando a los cielos cuando tuvo que repetir el gesto, mientras la mirada de Alantha y Darwell estaban fijas en las siluetas que se aproximaban, aguardando la primera para descargar una nueva saeta y el segundo dudando entre dejar caer al halfling y desenfundar o mantenerlo cogido.

Con el chasquido de los cerrojos al descorrerse la puerta se abrio dandoos paso al interior de l ataberna, donde varias personas os recibieron con jubilo, asegurandoos de que la puerta quedara bien cerrada a vuestras espaldas mientras la voz de la arquera sonaba de forma ominiosa

Ya vienen

Un saludo!
* Sigue en "Noche de Terror II"
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Noche de Terror II
Turno para todos

Poco fue lo que pudieron sacar en claro de lo que los antiguos guardias de Vingaard les dijeron entre sorbos de bebida aguada , carne asada y una nueva tempestad que se desataba en el exterior. Todo coincidian en que el cuerpo de guardia era el lugar mas interior que habian visto, pero que en las almenas se veian figuras extrañamente delgadas patrullando de un lado a otro sin que emitieran un solo sonido y que, a veces, la voz de una mujer se escuchaba aullando entre los muros del castillo, siendo secundada esta version con el apunte de que el sonido del gruñir de algun, o algunos, animales tambien se hacia audible, en especial las noches de luna llena;incluso uno de ellos aseguro que una noche el sonido del batir de unas alas gigantescas lo desperto.

De esta guisa, pasando las ultimas horas del dia acompañados de un nutrido grupo de parroquianos, los heroes fueron llenando el estomago por gentileza del tabernero y refrescando el gaznate hasta que la noche empezo a caer y el silencio parecio adueñarse del lugar, como si todos esperaran a que las primeras sombras de la noche anunciaran el fin del mundo y la llegada de la muerte.

Aqui y alla el claro sonido de los cerrojos y de los postigos al cerrar el hogar de los aldeanos se hacia claramente audible; incluso el tabernero y el mozo de cuadras cerraron a consciencia todas y cada una de las ventanas y puertas, corriendo una gruesa barra de metal sobre la puerta de entrada, casi dotando al edificio del aspecto de una fortaleza pequeña.

- Oh vamos, cualquiera diria que el infierno va a echar a todas sus criat...- dijo con desatino Kurgnor justo antes de que un penetrante y fuerte aullido animal, procedente del exterior, rasgara el silencio

La tension se hizo palpable en el ambiente, mas aun cuando Alantha, Marcus y Darwell no habian regresado con Zeque. Pasaron unos agonicos minutos en los que todos los presentes, inclusive el grupo de heroes, parecian prepararse para recibir la embestida de una jauria de fieras del averno. Justo cuando todo parecia haber sido una pesadilla unos pesados golpes en la puerta sobresaltaron a la concurrencia, haciendo que alguno dejara escapar un grito de sobresalto o incluso dejara caer alguna jarra al suelo.

De nuevo silencio y los golpes se repitieron, si cabe mas fuertes, acompañados de la voz del cazador de brujas jurando por el martillo sagrado que o le abrian la puerta o la echaba abajo. Con presteza varios fueron lo que se adelantaron para abrir la puerta, topandose con la estampa atemorizante de Marcus, con su sombrero de ala ancha bien ceñido, y embozado con su capa, empuñando por el cañon una de sus pistolas a modo de porra improvisada. Tras él Darwell portaba la figura semiinconsciente de Zeque, mas palido de lo habitual, mientras que Alantha miraba con preocupacion hacia el castillo, con el arco en la mano y una flecha cargada en la cuerda.

Ya vienen- se limito a decir la elfa mientras entraba y se aseguraba de que se volvia a cerrar la puerta con firmeza

Nerviosos algunos, casi sucumbiendo al miedo los otros, la mayoria de los parroquianos presentes se armaron con lo primreo que encontraron a mano permitiendo el tabernero que se blandieran todos y cada uno de sus cuchillos de cocina, esgrimiendo el mismo un grueso machete de carnicero junto a una intimidante cachiporra.

Si el silencio era opresivo los sonidos que poco a poco empezaron a llegar al lugar no fueron mucho mejores para aligerar la tension del momento. Primero en lo que se antojaba un punto alejado de la taberna y despues en las cercanias, incluso rodeando el lugar, gruñidos y lamentos se unian a los gritos de quienes habian sido cogidos en la calle o cuyas precarias defensas no habian aguantado el embite de los siervos de Vingaard, todo ello acompañado de fuertes truenos y destellantes centellas cuyo resplandor se colaba, incluso, entre las pequeñas rendijas que habian quedado entre las ventanas o bajo la puerta.

En cinco ocasiones alguna de la miriada de criaturas intento entrar por la fuerza en la taberna, no logrando mas que arrancar algunas esquirlas de la gruesa madera de las ventanas o de la puerta. En dos de ellas el panico estuvo a punto de cundir cuando el sonido de algo encaramandose a la fachada y arañar la superficie de esta al trepar se escucho claramente, pero al cabo de unos segundos la criatura perdia pie y caia al suelo con un sonido sordo.

Entre los golpes, gemidos, aullidos y gritos una voz bien modulada y potente sono sin que trueno alguno la interrumpiera, clamando a los cuatro vientos sus intenciones.

- Hoy he arrasado la mitad de este pueblo traicionero y asesinado a la mitad de sus habitantes. Volved a desafiar mi poder y ninguno de vosotros quedara con vida. Alli donde os escondais mis lacayos os encontraran y ni en la muerte podreis encontrar consuelo. Enviadme a los supuestos heroes y os devolvere sus despojos para que veais quien es el verdadero poder en estas tierras

Tras el discurso una huracanada racha de aire y lluvia derribo la puerta y abrio las ventanas, rompiendo los cristales y los postigos hiriendo levemente a no pocos de los alli presentes, permitiendo que todos vieran como una enorme montaña de cadaveres se habia amontonado en la pequeña plaza donde horas antes la gente del pueblo os habia animado a acabar con Vingaard. Haciendo un rapido calculo de los muertos presentescomprobasteis que habia practicamente la mitad del pueblo pero, lo mas horroroso era que, entorno a la montaña de muertos una docena de estacas tenian empalados los cuerpos rigidos de los mercenarios que huyeron de la ciudad y, como terrorifico gobernante de aquel espantoso panorama, el desgraciado mercenario que confeso sus secretos, colgado de un alto poste, se mecia al son de la lluvia mientras de los muñones de sus desmembrados miembros goteaba aun sangre fresca. En su rostro la las clara mueca de horror jamas vista se distnguia con claridad, aun despues de que el cuerpo adquiriera el rigor mortis.

No fueron pocos los que alzaron la voz horrorizados, clamando por que se os entregara al señor del castillo, otros simplemente sollozaban en silencio. Los menos miraban la estampa en silencio absoluto aunque con el rostro demudado en un palido gesto de preocupacion. Solo uno hablo, nuevamente el anciano a quien Vingaard habia robado a la hija.

AncianoSi hacemos lo que dice volveremos a donde estabamos, o aun peor, pues la que tal vez sea la unica oportunidad de salvarnos de ese monstruo se esfumara sin mas si no colaboramos; Vingaard los teme, sino no se habria tomado tantas molestias por ellos. No sabia donde estaban, de lo contrario habria irrumpido aqui sin mas... si colaboramos su fin esta proximo

Voz airada y temblorosa- ¡Para ti es facil decirlo!¡No tienes nada que perder y...!

Anciano-¡¡Y asi acabareis todos si seguis el juego de Vingaard!!¿Quereis acabar como yo? Adelante, volved al redil... pero sabed que es un redil pastoreado por un lobo sanguinario y sin escrupulos ¿o acaso creeis que por volver a ser sumisos os tratara mejor?¡JA! - arremetio el viejo, poniendo los brazos en jarras

Ante aquellas palabras la gran mayoria asintio a sus palabras mientras de las pocas casas que habian quedado sin asaltar los restantes supervivientes del poblado salian para toparse con el horroroso espectaculo de la plaza, chillando de pavor, y acudiendo a la taberna para toparse con la breve discusion.... la breve discusion y a vosotros con las armas desenfundadas y prestos para entrar en accion.

Apenas le quedaban cinco horas a la oscuridad aunque el cielo, completamente encapotado, parecia anunciar una larga jornada de lluvias intensas, como poco, con lo que dificilmente se veria la luz del sol. Ahora solo os quedaba decidir, en vistas de las nuevas recibidas, como proceder en lo referente a asaltar el castillo del conde vampiro, ya fuera empleando una de las entradas supuestamente secretas, la puerta principal o ideando cualquier otro plan.*

 

Notas de juego

* Ademas de las entradas que ha señalado Marcus y de la principal el castillo no dispone de mas puertas. Las ventanas mas bajas estan a una altura de 12 metros, al igual que las almenas, en las cuales se observan siluetas patrullando el perimetro. El castillo no dispone de fosado pero si de rastrillo en la entrada, situado conforme se entra a 4 metros de las puertas. Justo encima de ese espacio limitado por las paredes, la puerta y el rastrillo se encuentra el cuerpo de guardia.

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03/02/2011, 18:00

Calîm Nuruhuinë

El sargento, un tal Smiller, debía tener en su mente algo más que la lealtad del oro. Había huido para avisar a su señor, traicionado a su propia raza, pueblo y hombres. A pesar de que increpó a sus compañeros más raudos, estos no pudieron darle caza. Al volver con las manos vacías los ecos de la funesta voz del anciano llenaron el aire. Ahora ya no contaban con el factor sorpresa. ¿Y que sabía Vingaard de ellos? Sin duda les recordaba. Más no a todos. El Joven Colt no se encontraba entre ellos por aquel entonces. Y desde aquel momento, habían cambiado muchas cosas. Ya no temía al vampiro. Si antes un hilillo de terror podía filtrarse por las fisuras de sus defensas, ahora eso sería harto imposible. De atacar de noche, a la locura, habían pasado a pensar en un elaborado plan lleno de ventajas para ellos. “Te hicimos huir de noche, Maldito. Te mataremos de día”. Y no era común en él ese desdén, ese resentimiento. Solo que, toda esa gente, toda una aldea, con sus mujeres, sus niños, sus sueños y esperanzas, estaban en manos de un ser que los trataba como ganado. Algo peor que la esclavitud. Comida, herramientas. Ese desprecio por algo tan sagrado como la vida hacia que su sangre hirviese, diluyendo en el rojo tronar de sus arterias cualquier miedo o temor que pudiese engendrar esa tierra yerma.
Inmerso en sus pensamientos, pasaron a la taberna. Torvuc había conseguido, con su regio toque militar, ayuda, comida y refugio. Dentro, Sargul interrogaba a uno de los guardias. Su extrema rudeza destacaba ante sus ojos. Ya no sabía que era propio del bárbaro y qué de su espada. Como siempre, le dio un voto de confianza. Necesitaban la información y, aunque había métodos mejores para conseguirla, no tenían tanto tiempo. “En esto he terminado. Ocultar las virtudes y lo que es justo por un fin que puede que no logremos. Sylvania es sin duda una tierra sombría…contagia su penumbra como una enfermedad.” La muchedumbre animaba a Sargul. A veces el hombre se rebaja a la altura de los animales. Torvuc alegó que quizás no fuese mala idea dejar a ese pobre desgraciado en manos de una turba.
-No es nuestro estilo, capitán. No somos asesinos de sangre fría.-Le espetó. Ceño fruncido y hombros cargados, mirada penetrante.-Lo que no quita que se merezca una buena tunda.-Espoleó al matador con doble intención; Sargul se alejaría de la violencia que le nublaba las intenciones y el matador quizás podría sacarle lo que escondía el guardia. Pues en verdad escondía algo.-Mentir nunca a ayudado a nadie.-Y no le ayudaría a él.
Cantó. No lo llegó a dudar. Les habló de los pasadizos y de cómo estos estaban vigilados por criaturas terribles. ¿Hombres lobo? Quizás. Serían nuevos monstruos a los que la luz del sol no debía afectarlo. Sería lo más inteligente. Y no creía que la Familia fuese estúpida. Estaba de mal humor. Cada historia era un retazo de muerte y tristeza. ¿Cuánto debía soportar su frágil alma antes de sucumbir? Era egoísta pensar en uno de esa manera. ¿Qué podía hacer? Sus buenas intenciones no conseguirían nada en esa tierra. Mediante la fuerza era con lo que habían logrado la información. Todo eso le desagradaba. No era su terreno.
El guardia pidió ayuda. Alegaba que su antiguo señor le mataría. Durante unos instantes tuvo la esperanza de que alguno de los parroquianos se girase y le ofreciese su casa, o solamente el establo. Nadie lo hizo. Nadie guardaba perdón para un traidor. El pobre hombre huyó. Quedando sus palabras también inertes en su lengua. No se calló, dirigiéndose a la multitud con un tono severo.
-Perdonar nos hace humanos. Vingaard no lo es. No le perdonará. Ustedes habrían marcado una diferencia. En este momento. No lo han hecho. Han matado a ese hombre.-Apartó la mirada, igual que un padre que ve como su hijo no es tan justo ni tan bueno como cree.-Les salvaremos de ese monstruo. Mas no podemos hacer nada por sus almas…-¨Toda una suerte de pensamientos pesimistas se agolparon en su mente.
Alantha, el buen Marcus y el más novel en el grupo, Darwell, saldrían a buscar a Zeque.
-Si tardáis más d elo debido, saldremos a buscaros. Volved para informar. Aunque no le encontréis. Volved.-El resto se quedó en la taberna junto a un nutrido grupo de lugareños. Se creían más a salvo allí. Pensó en decirles que ahora ellos debían darles la espalda como el pueblo al guardia. No dijo nada. Sus sentimientos, tan puros como delimitantes, le impedían darles lo que una parte de él creía que se merecían. Y era la parte de su tierra, la parte de Alto Elfo que aún estaba encerrada en la Torre Blanca de Hoeth.

Pudieron comer. Agradeció el gesto del tabernero tanto como la comida caliente. En esta ocasión no estuvo hablador. Su ánimo se había vuelto turbio. Se limitó a comer. Sus pensamientos iban y venían como la marea. Quería distraerse. Y se centró en sus rostros. Veía al matador con fruición y al Joven Colt, algo más comedido, devorar los platos calientes. Sus ojos pasaron de sus compañeros a los lugareños. Rostros cansados, preocupados. Viejos y jóvenes. Gente llana, sencilla. Al final todos somos carne. Carne y polvo.
Atrancaron las ventanas. El momento preciso pues pronto el pequeño remanso de paz explotó. Alguien llamó a la puerta. Se supo que era Marcus.
-¡Abrid ya!-Gritó, exasperado. Estaba preparado para todo. O eso creía. El pueblo sufría un ataque. Se escuchaban gritos y ruidos de destrozos. Hubiera dado su otro ojo porque lograsen derribar la gruesa puerta de la taberna. No quería quedar al margen. No quería dejar que ocurriese. Y ocurrió. La taberna resistió. Los parroquianos y el grupo estaban a salvo. ¿Cuál era el precio? Una voz tronante se lo explicó. Luego, tras una demostración de poder, se lo demostró.
Al principio no quería creer lo que veía. Hace tan solo unos minutos estaba comiendo tranquilamente en la taberna. Ahora, el mundo se había tornado rojo. Vio la montaña de cuerpos, apilados unos con otros. Brazos y piernas, cabezas y tornos apiñados, como un puzzle macabro, una orgía de cadáveres. Se movió. Primero a paso dejado, luego al trote, hasta que logró salir de la taberna para plantarse a pocos pasos de aquel horror. Cada una de esas vidas era una herida en su alma. Las estacas se clavaban en su corazón. Apretó los puños con rabia. Deseo correr por las calles clamando el nombre de Vingaard y los insultos más despreciables que merecía. Quería llamar su atención, retarle, matarle. Mas la ira ciega solo conduce a la destrucción. Su mente fría le decía que no lo hiciera, que esperase, que ya tendría su momento. Era la voz que le había mantenido con vida hasta ahora.
Los aldeanos empezaron a discutir. Una vieja canción que no tendría termino. El anciano tenía razón. Lástima que no fuese el alcalde. Estaba demasiado descompuesto como para tener en serio las palabras del vampiro como las de esa gente. Con gran tristeza miró el montón de cuerpos que tenía delante y sintió que se descomponía, que su alegría moría con aquella gente tan brutalmente masacrada. Como ganado. Uno sabe que la guerra es cruel. Las batallas son eso, batalles. ¿Por qué sufre el pueblo? Gente que no había hecho daño a nadie, asesinados, sin distinción, y amontonados como sacos de avena. Ese desprecio era intolerable.
Explotó. Podía gritar, patalear o golpear a alguno de los cobardes que había allí. Podía clamar el nombre del vampiro o correr al castillo en su busca. Nada de eso sería sensato ni, por ende, propio de él. Al contemplar el cuerpo del desdichado al que habían sacado información, simplemente reventó. De su interior más intenso brotaron las llamas. El rencor, el odio y la impotencia con dientes de sierra, que queman. Y allí donde se amontonaba un monumento a la supremacía del vampiro, nació otro, luminoso y aberrante, de fuego y llamas, que devoraba la carne aún reciente, los rostros descompuestos. Los hizo arder. Al menos, estos no volverían de la muerte para atormentar a nadie. Eso se prometió. Era lo único que podía hacer.
No dejó que los enterrasen ni que nadie se acercase para recoger algún objeto personal. Nada. Simplemente los quemó, purgando sus culpas y sus temores, rechazando la idea de que sus cuerpos pudiesen ser usados para mal fin. Al amanecer, no quedarían más que cenizas. La imagen en su mente no desaparecería tan fácilmente.

Se giró hacia la gente del pueblo.
-Este hombre tiene razón. Veis ahora quien es el verdadero monstruo ¿No? No sois nada para él. Ni siquiera moneda de cambio. Os usa, os utilizada. Y aunque el verdadero culpable es él vosotros también tenéis vuestra parte. Esto no lo hemos provocado mediante el desafío y la rebelión. ¡Esto es fruto de vuestra cobardía! ¿Por qué dejasteis que tomase vuestro pueblo? ¡Le abristeis las puertas de vuestros hogares para que tomase lo que quisiera! No le hicisteis frente. Sé lo que me diréis. “Hubiéramos muerto”. Y bien. ¿No sería mejor eso que esta vida llena de horror? Al menos hubieran muerto con dignidad, sin ceder, como el pueblo orgulloso que debería ser. Ahora, son ratas, asustadizas, cobardes. Le dejan campar a sus anchas y piensan “Espero que no me toque a mí esta noche”. ¡Cobardes! Más les valdría haber muerto unidos que vivir separados, escindidos uno de otros. No se engañen. Ya han perdido sus vidas. Le pertenecen a él.-Apartó el rostro, dirigiéndose a la pira para exhalar otras palabras en el idioma del fuego. El último en arder fue el guardia traidor, el que les dio la información.-Este horror no debería haber pasado.-Agachó la vista e intentó calmarse. Sus brazos temblaban y su mente, descontrolada, era un huracán. Se reunió con sus compañeros, acalorado por las llamas, sus propias palabras y la matanza acaecida. No deseaba venganza mas ansiaba con todas sus fuerzas la exterminación de Vingaard y los suyos. Una parte de él quería partir ahora mismo hacia el castillo. Quizás algunos de sus compañeros sentían lo mismo. Un sentimiento de justicia ciega que te impulsa a rebelarte contra atrocidades como esta. Podía haber hablado de esa manera. No lo hizo. Volvió a ser el hombre frío y comedido. Lo práctico por encima de la emoción.
-Debemos esperar a que amanezca. Lo que ha ocurrido esta noche ha sido terrible, pero predecible. Obviamente nuestro enemigo busca enardecernos para que cometamos un error. No lo haremos. Actuemos de forma fría y metódica. Es la única forma de vencer. No quiero decir que olvidemos lo que ha pasado hoy aquí. Todo lo contrario, guardémoslo en el fondo de nuestra alma para evocarlo cuando nos fallen las fuerzas…-No toleraría que nadie sugiriese si quiera ir al castillo en ese momento.-Esperamos al amanecer. Alantha, Marcus, Darwell, Zeque aún no habéis cenado. Hacedlo aunque no tengáis apetitos. Necesitaréis esas fuerzas. También debemos dormir. Mañana será un día duro. Descansemos lo que podamos.-Resopló. No podía sacar de su cabeza esas imágenes. Pero, había que hacer lo que debía hacerse. ¿No? Aunque uno estuviese destrozando como una botella de licor arrojada contra la pared.-Un ataque directo es inviable a todos los efectos. No podemos asaltar un castillo. Si nadie tiene una idea mejor debemos entrar por uno de los pasadizos. El que usó el sargento nos llevará hasta Vingaard, presumiblemente, o ante uno de sus secuaces más activos. Es una buena opción. Tendremos que hacer frente a sus guardianes. Esos otros “monstruos”.-¿Qué más daba? Se encogió de hombros.-Puede…que…-La pira crepitaba tanto fuera como dentro de su cabeza.-Necesito unos momentos para meditar…-A modo de excusa, servía. Se excusó ante sus compañeros.-Vingaard ha dejado a la mitad de ellos vivos. Se acerca una tormmenta. No nos favorece pero si esperamos una noche más, no quedará nadie en este pueblo. No debemos esperar. Entiendo que ha cometido un error. Nosotros no caeremos en ese fallo. Cuando vayamos al castillo…acabaremos con todos, no dejaremos a nadie con vida…-Se alejó un poco. Teniendo siempre presente un campo visual en dirección a la pira. Veía como la carne se fundía como plástico y el plástico se tornaba en polvo. El olor era repugnante y atroz. Se obligó a mirar.
Necesitaba estar solo. Muy solo. Una lágrima recorrió el camino entre su ojo sano hasta que se despeñó por su mejilla. De repente se sentía muy viejo. Demasiado. Había visto otras atrocidades a lo largo de su vida. Esta solo era una más. Y no era inmune. Por muchas que viese, jamás lo sería. Se obligó a recordar cual era su camino y su misión en el mundo. Esta vez, con cientos de cadáveres recientes ardiendo en las cercanías, fue mas difícil.
Detuvo una segunda lágrima en la mitad de su pómulo. Diamantina, la contempló en la fina yema de su dedo. Tendría que dejar de hacer eso. No servía para nada

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03/02/2011, 18:01

Darwell Stalz

El pueblo estaba atemorizado por sus Señores, de eso no quedaba duda alguna. En cierto modo, comprendía su actitud, ya que no tenían agallas para hacerle frente.
La gente hablaba de grandes heroicidades, de luchar por la libertad, de no dejarse atemorizar. Pero, todo es mucho más complicado en el mundo real. Cuando los que te oprimen tienen el poder de destruirte cómo y cuando quieran.
¿Para qué luchar? ¿Para qué buscar la muerte? La gente quiere vivir, es un sentimiento inevitable del ser humano. Y si para ello es necesario rebajarse a los niveles de una rata de cloaca, se hace sin más.

Para luchar estaban ellos. Ninguno de ellos se hubiera rebajado a ese nivel, porque habían nacido con un don. Cada uno destacaba en un campo, pero todos tenían en común que no eran simples personas. El miedo a la muerte no existía para ellos.
Darwell no se consideraba un salvador, pero toda aquella gente le hacía sentir ganas de luchar por ellos. Nunca había matado por otra cosa que no fuera el oro, o por defenderse.
Pero ahora estaba dispuesto a matar por otros, por liberar a aquellos que no tenían su don y no podían hacer frente a su aciago destino.

Buscaron a Zeque, tardaba demasiado. El pueblo no era grande, pero Zeque era muy pequeño y escurridizo. Aún así, no fue difícil seguir su rastro, pues no había podido estarse de tomar un tentempié.
Llegaron a ese templo en ruinas, quizás años atrás hubiera sido un bello lugar, donde la gente encontraba consuelo a sus penas. Ahora no tenían otro consuelo que no fuera vivir.
La escena del lobo le cogió por sorpresa, pero por suerte Alantha se deshizo de él rápidamente.
El pobre chiquillo había sido una víctima más… Por suerte Zeque estaba vivo, maltrecho pero vivo.
Darwell lo tomó en brazos justo cuando ese espectro hizo aparición. Difícilmente podrían dañarle con sus armas, era mejor correr.

Corrieron a través del pueblo, notando como el número de perseguidores crecía por momentos. No tenían muchas opciones, de hecho, la posada parecía su única salvación.
El maldito halfling pesaba más de lo que parecía, pero Darwell no podía hacer otra cosa que no fuera seguir corriendo con él a cuestas.
Llegaron a la posada, parecía un fortín.
Marcus llamó efusivamente, pero parecía que en el interior no tenían muchas ganas de abrir.
El cazador de brujas insistió, esta vez gritando, pues sus enemigos estaban cada vez más cerca.
Les abrieron a tiempo, y Darwell dejó a Zeque en una de las mesas, donde cabía perfectamente tumbado.

Lo que vino después, el espectáculo de golpes, truenos y amenazas ponía los pelos de punta. Parecía que en cualquier momento la posada iba a ceder, y un ejército de bestias se abalanzaría sobre ellos. Pero se marcharon… no sin antes dejar claro a los lugareños que su destino sería la muerte si trataban de revelarse.
Las puertas se abrieron, y los cristales estallaron. Sus enemigos se habían marchado, pero en la plaza del pueblo habían dejado una muestra de su supremacía sobre los lugareños.
Esa matanza era propia de alguien cobarde y arrogante. Habían matado a sus siervos, sabedores de que no podían defenderse, y sólo para tratar de asustar a los que quedaban vivos.
El espectáculo de los cuerpos amontonados, y los mercenarios ensartados era más que dantesco. Darwell prefirió no mirar, no por que le disgustara ver cadáveres, si no por que esa matanza relevaba a los seres humanos a simple ganado.
Calîm estaba furioso, lo notaba. Hizo arder los cadáveres, lo cuál era comprensible, pero su discurso hacia los lugareños demostraba que estaba perdiendo su frialdad por momentos.
Si algo tenía Darwell era que apenas tenía sentimientos, y su mente era siempre fría. Sus manos estaban manchadas de la sangre de las víctimas que había matado para enriquecerse y hacerse respetar en su ciudad.
Para poder haber hecho todos esos crímenes, había tenido que deshacerse de sus sentimientos más superficiales, aunque en lo más profundo de su ser todavía quedaba algo de bondad.

Se acercó al elfo, y apoyó una mano en su hombro cuando terminó su discurso.
No dijo nada, no pretendía abrir un debate sobre lo que estaba bien o lo que estaba mal. Tan sólo que su compañero sintiera su apoyo, y que entendiera que no tenía por qué cargar con todo ese dolor solo.

En cuanto regresaron a la posada, antes de cenar, quedó en claro que lo mejor sería atacar por la mañana, aunque el sol no fuera a salir debido al clima.
La mejor opción será utilizar esos túneles secretos, por el simple hecho de que estarán menos repletos de guardias, y nos permitirán entrar en una zona más interior del castillo. Dijo el semielfo, dejando en claro que era la mejor opción

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03/02/2011, 18:07

Samuel Colt

Sin lamentar perdidas por parte de nadie, continua la situación pero esta vez es diferente varios de los nuestros no están ahora mismo con nosotros y encima una voz se alza para decir que dentro de poco Vingaard vendrá y no estará muy contento, sin embargo el capitán acalla los problemas rápidamente cuando Marcus y la elfa aparecen de pronto… por sus caras no parecen muy entusiasmados con la información que traen, parece ser que el tal Miller se les ha escapado y encima ha entrado en el castillo por un túnel supuestamente desconocido… esto cada vez se pone mas interesante.

Una voz vieja comenta que sus monstruos vendrán, destruirán a unos cuantos y después todo será como siempre, algunos están de acuerdo, otros no tanto pero todo comentario es acallado por Torvuc cuando dice que mañana sea como sea todo habrá acabado… por mi parte ese “sea como sea” espero que sea para bien nuestro, no llevo casi todo el dia rebanandome los sesos para que mis balas sean desperdiciadas… anda mis balas, tengo que dárselas a Marcus y al capitán, el resto no usan armas de fuego que yo sepa… y si unas cuantas para mi… ese conde, vampiro o lo que sea va a recordar a Samuel Colt… bueno esperemos que no em recuerde porque este muerto… mientras tantas ideas daban vueltas en mi cabeza veo como Calîm le da un leve codazo al matador, sigo su mirada y veo como Sargul tiene a un hombre empotrado contra la puerta de la taberna, interrogándolo a base de mamporros, ese norteño cada dia es mas agresivo… reniego con la cabeza cuando los primeros pasos del matador me paran en seco, se dirige hacia el mercenario… una sonrisa atraviesa mi rostro… ahora si que va a saber lo que es tener miedo ese despojo humano… vaya desde cuando uso yo ese tipo de palabras… “despojo”… bueno da igual la verdad es que lo es, mira que ayudar a un monstruo a tener a la gente asustada… debería pagar aunque la solución del capitán no me parece la mas acertada. Las palabras del mercenario salen raudas ante la visión del hacha del enano, sus palabras no son nada halagüeñas y hacen un frio recorra el lugar dejando a la gente del pueblo quieta y expectante, con miedo y pavor en sus ojos. Necesitan algo de animo, tanto maldito pesimismo los matara antes que una espada, y sin llegar a ser consciente de ello, mi voz suena gruñona como la de un enano.

- No seria el primer monstruo que destrozamos. – Mientras paso mi mano por Absolucion y asiento ante el comentario de Sargul de dirigirnos a beber algo, la verdad es que yo también tengo “algo” de miedo… solo que en compañía de estos individuos soy capaz de dejarlo atrás y usarlo para enfocar mis habilidades. En cuanto veo que Marcus se va a ir me acerco a él, y le tiendo una bolsa llena de balas. – Son especiales, usalas solo contra él y asegurate de no estar muy cerca. – Le guiño un ojo antes de hacer lo mismo con el capitán, al que detengo cogiéndolo por el brazo. Despues de eso entro en la taberna y me coloco a una distancia prudencial de la puerta, observando la estructura del edificio y colocándome de manera que la mayoría de los obstáculos no entorpezcan mi visión.

El tabernero nos obsequio con numerosas viandas, de las cuales me apreste a coger algo de queso curado y carne antes de que los enanos decidieran empezar su propio banquete, y un poco de cerveza que me ayudaría a bajarlo todo por el gaznate. De pronto todo se volvió locura, unos ruidos extraños venían de fuera, el viento parecía el uluar de un maldito espectro y para colmo tuvo que hablar en matador, lo que dio lugar a un tremendo aullido que nos dejo a todos de piedra en el sitio pero no fue menos el susto cuando algo empezó a golpear con fuerza la puerta, apreste mi arma pero suspire aliviado al oir la voz de Marcus maldiciendo a los cuatro vientos sobre que le abriesen la puerta… una vez estuvo hecho, su semblante era realmente sobrecogedor… pero fue la voz de Alantha la que si me dejo helado… “Ya viene” genial ahora uno no puede ni cenar a gusto, deje la comida en su sitio, me limpie la grasa de las manos y prepare a mi pequeña… mire hacia la puerta y las ventanas, respire hondo y me calme.

El silencio se hizo cada vez mas tenso, cuando de pronto fue destrozado por el ruido de una miríada de criaturas, parecía que el mismo averno se había abierto para destruir la pequeña aldea… todos los parroquianos estaban palidos y cogían cuchillos de la taberna con verdadero terror en sus ojos y manos… en alguna ocasión intentaron echar abajo ventanas e incluso la puerta de la taberna pero nada funciono, la estructura de la misma era fuerte y estaba bien hecha… aunque ningún enano diría lo mismo… cuando todo termimo una voz fuerte y autoritaria se levanto por encima de todo… Vingaard ese malhadado conde nos decía que habia matado a la mitad del pueblo y que fueramos a por él para que devolviera los despojos de los héroes…. Sin lugar a dudas era orgulloso… seria interesante conocer a alguien como él… para pegarle un buen tiro de mis pistolas…

Una nueva discusión se alza entre los miembros del populacho, idiotas no es de mi icumbencia, me doy la vuelta y con cuidado para que nadie me vea preparo mis cosas, la bomba, las balas en su sitio. Cuando termino salgo fuera con el resto para ver el dantesco espectáculo… mi estomagos e revuelve de nuevo pero consigo mantenerlo en su sitio… mis dientes rechinan… bastardo… maldito bastardo chupasangre… mi mirada se vuelve vacia durante unos instantes mientras asimilo el dolor que debe estar sufriendo esta gente… mas las palabras de Calim calan hondo en mi…

-Me parece que Calim tiene razón, ir ahora llenos de ira, odio y rabia únicamente le dara ventaja al vampiro… que nuestra venganza sea fría, calculada… y definitiva. –Cojo con mas fuerza a Absolucion y me quedo mirando al castillo, no sin antes mirar a Darwell y asentir ante su plan.

Vamos a por ti inmunda criatura y nada de este mundo o del otro impedirá que te matemos

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03/02/2011, 18:08

Calîm Nuruhuinë

Las lágrimas son pesadas como losas. Huelen a rosas marchitas sobre una tumba. Nos recuerdan que algo hemos perdido. Son el epitafio de nuestros sentimientos. Cuando el elfo volvió con sus compañeros tenía la mente tan calmada como alborotada. Era un caos controlado. El tibio acto del Señor Darkwell había calmado sus ánimos más oscuros. Estaba listo para lo que se avecinaba. Así debía ser. Era un hechicero y se tenía prohibido mostrar flaqueza o debilidad. Apartó a sus compañeros del gentío, y empezó a decir.
-Señor Darkwell, necesitaremos caballos y mulas. Como si pensásemos hacer un viaje. Zeque, necesitamos escobas, rastrillos o picas para paja, también calabazas, sandias o melones. Y bastante cuerda.-Se rascó la cabeza.-También capas, anchas, con capucha. Quizás ese anciano que tanto vocifera contra su señor pueda ayudarnos. Es más, espero que así sea.-Tramaba un plan.-Vingaard ya nos espera. Y su Familia. Hagámosle creer que nos hemos ido. Alantha y yo no necesitamos dormir mucho. Esta noche, haremos unos peleles y los montaremos a caballo. Antes del amanecer, el anciano los espoleará por el camino. Alejándose del pueblo. Los caballos y mulos no deben detenerse.-Imaginaba que Alantha tendría alguna hierba para eso. Sino, era tan sencillo como colocar algo afilado en el extremo de una cuerda. En buena posición la cuerda iría y vendría, movimiento propiciado por el trote del caballo, pinchándole a cada segundo, animándole a correr más. Le pareció algo cruel enviar a unos pobres animales a una muerte por agotamiento, o algo peor. Pero después de lo visto esa noche parecía un daño mínimo.-Cuando nuestro aliado espante los animales, nosotros ya estaremos en las afueras del castillo. No entraremos al amanecer. Sino una hora antes. Empieza a haber luz pero no suficiente. Nos ocultaremos en la maleza. El Señor Darkwell irá el primero. Si no le he juzgado mal es experto en estas lides. Abrirá el pasaje y lo asegurará. En la maleza, Alantha y Zeque montarán guardián. Vigilarán a las patrullas y los guardias de la muralla. Iremos entrando de uno en uno cuando ellos nos den la señal. Ellos dos entrarán los últimos…juntos. Y ya estaremos dentro. Mucho me temo que Vingaard tenga algún espía entre esta gente. Usaremos eso a nuestro favor. Puede que pique el anzuelo y crea que nos hemos ido. Seguramente envíe alguien a por nosotros o se relaje. En cualquier caso, ganamos algo. Si nos descubre, tampoco perdemos nada. Él ya sabe que vamos a por él…-Se alejó, como distraído. Fue a buscar al anciano. No le gustaba ponerle en peligro. Era una tontería, todos los presentes estaban bajo el yugo de una guillotina de colmillos afilados. Le contó el plan por encima, reduciéndolo todo a lo que debía saber. Ellos entrarían, no le diría por donde ni como, mientras él, a una hora acordada, espolearía los caballos.
-Después, quiero que volváis al pueblo y les contéis a todos que nos hemos ido. Como no sería creíble que huyésemos como cobardes, alegaréis que os topasteis con nosotros y yo os dije que volvería en una semana, con refuerzos suficientes como para echar el castillo abajo. Alegad también que el enano de la cresta roja iba rezongando y malhumorado. Eso nos ayudará. ¿Nos prestaréis vuestra ayuda buen señor? Ni siquiera sé como os llamáis.-Esperó a que le dijese su nombre.-Imagino que no hace falta advertidos del peligro que corréis a aliaros con nosotros pero, sinceramente, creo que sois el único en quien podemos confiar.*

Una vez aclarada la forma de entrar había que decidir que hacer una vez dentro.
-Dentro, el Señor Darkwell y el buen Marcus irán delante. Marcus, vos sabéis mejor que nadie como enfrentar los horrores de Silvana y donde puede esconderse esos seres. Señor Darkwell vos nos diréis por donde y como debemos pasar para hacer el menor ruido posible. No hace falta decir que las armas de fuego están vetadas hasta que nos descubran o sean necesarias. Por lo tanto el arco de Alantha, y el de Zeque, serán indispensables para ir eliminando guardias molestos. Creo que el Señor Darkwell puede indicarnos como evitar guardias. También puede ir asegurando las zonas.-Hablaba de matar a la ligera. De nuevo, un gesto moral detestable, nimio en comparación con la matanza de esa noche.-Maese Kurgnor os seguirá. Si encontramos algo inesperado, él es capaz de frenarlo y darnos a los demás unos segundos valiosos. Capitán, usted y el matador van atrás, en la retaguardia. Rakduim, nada de escarceos belicosos. No dejéis vuestra posición o nos veremos en desventaja por vuestro lado. ¿Entendido? No te preocupes…habrá diversión para todos. Alantha, vas con ellos. Joven Colt, os quedáis en el centro. No uséis vuestras armas con la chusma del castillo. Creo que estos seres jamás se han enfrentado a un arma como la vuestra. Vos sois la sorpresa. Igual que vuestras balas. Marcus, Capitán, no las usen a la ligera. Guarda, Joven Colt, las sorpresas para el final. Confío en vuestra prudencia. Tampoco agotéis vuestros explosivos más comunes. Aunque el día se aventura nublado es posible que la luz del sol pueda sernos útil dentro, y que tengáis que abrir una brecha o tirar un muro para ello. Zeque, tu también irás en el centro. Eres bueno encontrado cosas. Seguro que si hay algún pasaje o pasadizo secreto lo encuentras. Al igual que trampas. No te separes del grupo.-Le dijo severo.-Y anímate. Puede que Marcus te dé el título de Cazavampiros después del día de mañana.-Y le sonrío. Aunque no era una sonrisa tan brillante como las que acostumbraba a regalar.-Sargul y yo vamos en el centro. Sargul, eres la tropa de refresco. No entrarás en pullas menores a no ser que sea necesario. Cuando los demás estén cansados y heridos tú deberás estás fresco y sano. No uses esa espada…si no es necesario. Ya hemos hablado de su poder y de lo que puede hacer. Úsala a tu discreción.-Y le palmeó el fornido hombro.-Aquí todos confiamos en ti. Pero no te separes. Allí a done vayas, yo iré contigo.-¿Se le olvidaba algo? Si el norteño luchaba desde el principio era probable que la sed de sange fuese más fuerte que si se quedaba al margen. Pensaba que es le ayudaría.-Os ayudaré. Pero reservaré mi poder. No sé si podría acabar con Vingaard con uno solo de mis hechizos, pero puedo dañarle bastante. De tener que lanzar uno en serio tendrás que escudarme, Sargul. Y cuando lo lance, debéis aprovechad todos.-Se rascó la barbilla.-Usemos pasillos estrechos, donde podamos luchar por parejas. Recordad que las estacas solo los paralizan, que el fuego es un aliado, igual que la luz, y que debemos cortarles la cabeza. Evitemos a la mayoría de enemigos y luchemos solo al final. Vayamos con sigilo al principio. Si nos descubren…-Se encogió de hombros. No hacía falta decir lo que tendrían que hacer entonces.-Bueno, está dicho. Opinen, señores, opinen. Y manos a la obra. **

 

Notas de juego

*Imagino que les ayuda. Sino, usaría su gran carisma para convencerle…xd
**Espero que nadie se tome a mal que mi elfo tome un poco la iniciativa y nos organice a todos. Quizás me he excedido como jugador pero...¡como nadie dice nada! En cualquier caso sus ideas y planes están abiertas, desde luego. Aunque el pj lo diga de forma autoritaria(no deja de ser elfo), yo, como jugador, lo digo como sugerencia, para llevar a cabo. El plan es moldeable, se puede acomodar a todos o reducirlo a cero y volver a crear otro. No hay ningún problema!

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03/02/2011, 18:08

ZEQUE

A pesar de la curiosidad que me llevaba y de los cientos de preguntas que se agolpaban en mi mente intentando salir atropelladamente, había una parte de mi cerebro que gritaba de terror. Al ver salir corriendo al muchacho, uno de mis pies se giró con vida propia y quiso salir corriendo en pos del joven… pero la visión de aquel ser insustancial y poderoso, aunque aterrador e imponente al mismo tiempo, tenían mi otro pie clavado en el mismo suelo…

Con mi atrevida retahíla y mi aparente tranquilidad, e incluso atreviéndome a tutearlo y apremiarlo, estaba intentando que no se notará el miedo irracional que clamaba por cada uno de los poros de mi piel… A pesar de sudar copiosamente, un frío penetrante recorría mi cuerpo, dejándome aterido y medio entumecido, lo cual en parte ayudaba a mi total inmovilidad…

Ya con el fantasma casi encima, noté como mi joven amigo ya no estaba… Aferraba a “Repollo” de forma laxa y sin mostrar amenaza ninguna, entre otras cosas por que me pesaba enormemente… La mirada de la aparición taladraba mi cerebro, aturdiéndome y no dejándome pensar con claridad… Una sola imagen recorría mi mente, en un vano esfuerzo por aferrarse a algo real y sustancial… El pastel que me había comido apenas unos instantes antes…

Ya pegado contra la pared intentando evitar aquel frío que emanaba, la voz rasposa y repleta de extrañas inflexiones sonó en la oscura sala… Si la simple visión del espectro me había atenazado las entrañas, la voz acabó por hacerme castañear los dientes de forma involuntaria mientras mis rodillas flaqueaban… Su voz, estaba cargada de pena y de rabia… Sentía odio¡¡¡ ¿Hacia mi? ¿Hacia todos? ¿Hacia la gente que no era como él? ¿Tendría hambre?

Sus palabras me sonaban extrañas… ¿Un protector? ¿La noche rugió? ¿Muertos vivientes? Jope¡¡¡ Bastante complicado era entender a los señores muertos, que encima ahora tenía que descifrar los enigmas del señor transparente…¡¡¡ Si Calîm estuviese aquí sabría que hacer¡¡¡ Por que sería que nunca estaba la gente que necesitabas cuando la necesitabas? De todo lo que dijo, solo entendí que si purificábamos Drakk…nen..fol o hoff o algo así quedaría libre… ¿pero de que? ¿de no tener consistencia? ¿de tener una voz tan desagradable? ¿de emanar frío en vez de calor?

Ufff¡¡¡¡ Demasiadas preguntas y demasiadas cosas en las que pensar¡¡¡ Y yo sin un chusco de pan ni nada que llevarme al estómago¡¡¡ Estoy por preguntarle lo que no entiendo pero tiene cara de muy pocos amigos, y mucha pena… una pena enorme… Aquel pobre señor rabiaba por una vida que no tenía y por otra que quería tener… Enojado por tantos pensamientos extraños, noté que las lágrimas resbalaban por mis sucias mejillas, creando surcos en su camino hacia el suicidio… Moqueé y sorbí para adentro, restregándome la cara con la manga, mientras hipos surgían de mi boca sin saber por que… El dedo del señor transparente acercándose me hizo estremecer, y a pesar de sentir cierto temor… había algo que me decía que no me haría daño…

No obstante cuando su dedo me tocó la frente, una descarga de dolor recorrió mi cuerpo mientras un grito escapaba de mis labios… Salí despedido¡¡¡ Por unos instantes volé y tras chocar con una pared que me hizo soltar el resuello, caí semi inconsciente, de cara al cielo… En la niebla que recorría mi mente, observé un cielo encapotado… Las gotas en la cara me confirmaron que veía el cielo, pero mi cuerpo entumecido y dolorido no respondía a mis órdenes… Mi mente se desvanecía… Unos gruñidos no demasiado lejos me alertaron pero m cabeza era incapaz de razonar… Ni siquiera para sentir miedo¡¡¡ Solo estaba el frío intenso en la frente, allí donde el señor transparente me había tocado…

Otras voces se alzaron en las brumas de mi abotargada razón. No las conocía pero la congoja, la pena, el miedo y el hambre me impedían discernir nada… Noté que era levantado en volandas y como me zarandeaban mientras volvíamos a salir al aire libre… Era curioso¡¡¡ Aquello había sido capaz de percibirlo¡¡¡ Supongo que las ráfagas de aire fresco y la lluvia golpeándote a cara eran capaces de despertar a malquiera. No obstante se estaba bien allí¡¡¡ me arrebujé contra el calorcillo que emanaba de aquel ser que me paseaba a la carrera… Soñaba¡¡¡ Pero no era yo¡¡¡ Las imágenes se sucedían… El orgullo llenaba mi pecho… Mi voz cantaba a la noche¡¡¡ Mi brazo sujetaba un enorme martillo, pero no era Repollo¡¡¡ Me removí inquieto en mi sueño¡¡¡ Una fea criatura aparecía… Me quería a mi… Tenía mucha fuerza¡¡¡ Oh no¡¡¡ No¡¡¡ Los colmillos¡¡¡ Otra vez él¡¡¡ Yo no¡¡¡¡ No¡¡¡¡ Socorro¡¡¡¡

Noté que me sujetaban con fuerza¡¡¡¡ Dioses¡¡¡ Que dolor¡¡¡ Cuanta maldad¡¡¡ ¿Por que? Nuevamente muchas preguntas sin respuesta… Tras varios segundos, o tal vez días… Unos fuertes golpes sonaron en la lejanía¡¡¡ Una luz me hizo apretar los ojos y un preciado calor recorrió todo mi cuerpo… Fuese el sitio que fuese, se estaba a gusto… Multitud de voces sonaban¡¡¡ La curiosidad, se hizo un hueco en el galimatías que era mi mente, pugnando por salir y abrir los ojos y ver a mi alrededor…

Pero la aparente tranquilidad se tornó nerviosismo… El miedo se olía en el ambiente, mientras millones de voces parecían gritar en el exterior de mi cabeza… Golpes, arañazos… Gritos de dolor¡¡¡¡ Otra vez aquellos gritos en mi cabeza y otra vez una voz conocida que me hizo comenzar a temblar violentamente… Todo acabó tan pronto como había empezado… Las voces angustiadas de la gente que estaba a mi alrededor me hicieron abrir los ojos por fin, sobreponiéndome a lo que fuese que me hubiera pasado… Me senté y comprobé que estaba en lo alto de una mesa en una especie de posada… Desde mi posición pude ver unas puertas totalmente arrancadas de las bisagras, así como varias personas llorando penosamente ante un enorme montón de cuerpos mutilados…

Sin saber por que lloraba… Me rasqué la frente¡¡¡ Allí todavía perduraba el frío del contacto del señor transparente… Entonces no había sido un sueño¡¡¡ ¿O sí? Si había sido un sueño, ¿por que sentía aquella angustia en el pecho? Nadie parecía haber reparado en mi presencia, así que me descolgué de la mesa, no sin antes coger un trozo de salchichón que reposaba en el suelo…

Apenado pero al mismo tiempo lleno de determinación salí al exterior para ver el ataque de ira de mi amigo Calîm… Sus palabras no eran propias de su carácter¡¡¡ Las cosas cambiaban… y no sabía si sería para bien… Escuché las voces de la gente, los comentarios, los miedos y los planes… En esos planes se hablaba de alguien que me perseguiría en mis sueños toda la vida… De alguien malo y capaz de hacer daño por el mero hecho de hacerlo…

Tras volver a sorber y tragarme un trozo del salchichón… aferré a mi “Repollo” y sin saber por que exclamé mirando al enorme castillo:

- Prepárate señor de los colmillos¡¡¡ JHoy dejarás de hacer más daño¡¡¡¡ Lo juro por el señor de los martillos¡¡¡

No sabía por que proclamaba el nombre de un Dios en el que no sabía si creer o no, pero la visión del señor transparente, sus palabras, las imágenes y aquella pira que ahora ardía en la noche, me habían hecho arder la sangre… A pesar de todo…lloraba...
 

Notas de juego

Del plan ni opino por que lógicamente Zeque solo diría tonterías… Imaginaros sin encima está medio atontado… Las chorradas que puede soltar pueden ser tremendas¡¡¡ Tal vez en el próximo post

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03/02/2011, 18:09

Rakduim Piel de Dragón

Sentado sobre un taburete de madera roñosa espero. Mi corazón late con tranquilidad mientras mi pierna se mueve nerviosa. Ambas manos descansan sobre el pomo de mi rúnica. Mi barbilla reposa sobre éstas. La cena ha sido un manjar en tiempos de vacas flacas; la carne dura y la cerveza aguada.

Es uno de los ‘peros’ que tiene irse a vivir a un lugar tan recóndito y oscuro como este. Es lo que tiene no tener a un alcalde o regente humano. Uno de esos hombres panzudos, rellenos de grasa y cebada. Gordos por beber buena cerveza hasta reventar. No, cuando el que manda en un pueblo es un vampiro, de lo último que se cuida es de poder dar a sus ciudadanos buenos manjares.

Mi pierna sigue moviéndose intranquila. La sala está custodiada por paredes que aparentan una buena manufactura. Varias mesas redondas y otras tantas de forma rectangular son rodeadas por sillas de distintos tamaños y materiales. En el centro de la sala hay un hombre tumbado que escupe sangre. Lleva gimiendo de dolor varios minutos. Después de unos segundos logra ponerse en pie. Tropieza de nuevo y cae al suelo. Se levanta una última vez y después de caer decide alejarse de nosotros gateando.

Mis labios se estiran bajo el mostacho en lo que es una mueca divertida. Le hemos sacado todo lo que queríamos y tampoco es que merezca la muerte, me digo mientras bufo de aburrimiento.

Alrededor de la mesa se ha creado un baile inusual de hombres y mujeres que van y vienen de un lado a otro de la sala. Parecen tener prisa. El tabernero, un hombre grueso de tez curtida ha trabajado con diligencia la defensa de su local. Vigas rematadas bajo postigos perforados en las paredes y pequeños maderos que atraviesan de forma transversal ventanas y puertas. Un par de clavos aquí, algún que otro martillazo acá y esos seres se las ven y se las desean para lograr entrar.

– No os lo toméis a mal – susurro con hastío mal disimulado al resto, que permanecen callados a la escucha –, pero si este lugar aguanta el envite será muy aburrido.

A mi pierna derecha se une la izquierda y bajo mi asiento una sucesión de crujidos se eleva a la par del ruido que proviene de afuera.

– La próxima vez dejadme fuera – digo mientras me pongo en pie y tuerzo la mirada hacia el techo.

Alguien o algo ha logrado trepar hasta el techo. Es una buena señal. Un rival ágil. Quizás un par de hachazos sean suficientes, tengo ganas de matar a esos desgraciados. Giro en círculos alrededor del taburete con la mirada puesta en el techo y el oído afinado. Y entonces mi mueca de deseo se torna desidia y desazón.

Un traspiés, un sonido de algo que se arrastra hacia abajo por la fuerza de la gravedad. Algo que intenta agarrarse pero cae de forma inexorable a la calle.

– Ts… – escupo sobre el suelo mientras ahogo una maldición en todas direcciones.

De repente todo se vuelve silencio. Se abren las puertas y ya no hay nadie. Y no hay nadie y hay mucha gente. Y no hay nadie ahí fuera, pero nadie vivo. Hay decenas de cadáveres amontonados frente al edificio; varios ensartados y otros que sirven de muestra bajo picas gruesas que se alzan un par de metros del suelo.

Un murmullo crece en el interior de la taberna y a mi me falta tiempo para salir corriendo en busca de algún rezagado hijo del demonio. Miro al cielo, a este y a oeste. Dirijo mi mirada al castillo y se alza en el camino lo que parece ser una nube de polvo gris. Quizás sea la niebla nocturna o un truco del mismo Vingaard.

Cuando la palabra Vingaard cruza de nuevo mi mente una imagen estalla ante mí. Se trata de la espada del vampiro, ahora en posesión de Sargul. Me siento, alejado de la algarabía. Me pone de los nervios que la gente se escandalice por algo así. Unos gritan, otros lloran. La mayoría se desesperan y rezan por estar muertos. Rezar para morir; no hay nada más estúpido.

Me acuclillo frente a un trozo de madera quemado y bañado por un charco de sangre. Alargo el brazo y me llevo a la nariz unas gotas de esa sangre.

– Sangre de un vivo… – susurro para mis adentros. Me apoyo sobre el mango de mi hacha y me pongo de nuevo en pie.

Mi mirada torna al gentío y el mismo grupo de gente escandalizada sigue inmersa entre gritos de odio y miedo. Desesperados de tan mala ventura, rezan todos y cada uno. En estos tiempos todo el mundo necesita creer en algo. Miro la hoja de mi hacha mientras entorno la mirada en los símbolos que la rodean. Incluso yo necesito creer en algo, aunque ese algo no sea más que una imagen que poco tenga que ver con la realidad. Mi pueblo me necesita. Del mismo modo que esta villa necesita alguien que ilumine de nuevo sus corazones. Tan oscuros y desesperados. Tan vacíos de esperanza.

La gente sigue gritando. Unos se arrodillan mientras otros se lanzan sobre los cuerpos carbonizados. Dolor sobre dolor. La ira y el odio contra un terror que no deja de crecer. No puedo dejar de extrapolar esta situación a mi mundo.

Bajo de nuevo la mirada al suelo, y me topo con un hueso demasiado pequeño para ser de un adulto. Mi ceño se frunce y encuentro el resto del brazo un par de metros hacia el oeste. Y esparcidos en derredor, el resto de partes de un mismo cuerpo. Tan pequeño y lleno de vida…

Retorno sobre mis pasos y observo como la figura de Calim se aleja del resto. ‘Incluso tu alma necesita un descanso, ¿verdad?’ me digo mientras me acerco con paso tranquilo hacia su alta silueta.*

Después de unas palabras vuelvo de nuevo hacia el grupo y cuando estoy cerca de Kurgnor le digo:

– Será mejor que durmamos algo si mañana queremos emprender un camino con retorno

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03/02/2011, 18:10

Marcus Wolfram

Pasa buena parte del trayecto, tras Alantha, preguntándose como alguien es capaz de corretear en círculos por una zona tan pequeña. Resulta cómico ver a la elfa siguiendo el rastro, como una niña dando vueltas en una plaza.
Todo va bien, menos cuando necesitan pasar por huecos demasiado pequeños para ellos. –Me gustaría saber qué demonios lleva a Zeque a meterse en una madriguera como esta- Por su tono de voz parece enfadado, claro, pero es que siempre parece estar enfadado.
Durante el camino tiene tiempo para pensar en lo ocurrido minutos atrás. La gente del pueblo no lo entiende, no entienden la fuerza a la que se están enfrentando. Ya podría ser tarde, pero tampoco entienden lo necesario que es ir a por el Vampiro. Sin embargo no les culpa por haber esperado tanto. Es duro vivir cuando no sabes si la mañana siguiente amanecerás al lado del cadáver de tus seres queridos. No cree que muchos de sus compañeros lleguen a entender algo así. Él tampoco lo entiende completamente, pero sabe lo duro que es para gente como esta, sin ansias de fama, gloria, o aventuras, tener el peligro siempre tan cerca.

Un chillido le saca de sus cavilaciones. Todo ocurre demasiado rápido para salvar al niño. Eso le enfurece. Alantha es más rápida. Ni siquiera tiene sentido, el lobo es solo un títere cuyos hilos han roto. Al menos ven pronto a Zeque, pero no viene solo. Sin saber demasiado bien como ya están corriendo, con Darwell comentando lo pesado del fardo –Tienes suerte de no haberlo agarrado tras la cena, pesaría al menos lo mismo que yo- un mal intento de broma, pero no llega a más.

Al final acaban todos dentro de la taberna. Ojala hubiesen quedado fuera para luchar, para hacer algo, porque cuando abre la puerta no puede creerlo. No escucha bien lo que dicen los demás, o la gente del pueblo. Tampoco piensa en la amenaza de Vingaard. Se queda pensativo, mirando los cadáveres.
-Es lo mismo… y tan distinto… pero siempre es igual- No acierta a pensar con claridad. Este es el motivo de haberse vuelto el cazador implacable que es. De no dar a los seres oscuros la oportunidad de explicarse, o de redimirse. De matar sin piedad o compasión. Cuando dejas escapar a uno, como Vingaard, ocurre algo así. Entonces la gente muere, sin remedio, y tienes que conformarte con mirar los cadáveres. Así es la vida para quien no pasa sus días en una gran capital. Un vampiro furioso, un mago que no sabe controlar sus conjuros, dos ejércitos luchando demasiado cerca. A nadie le importa. Lugares como este, pueblecitos, pequeñas aldeas, no llegan a ser ni una mancha en un mapa. No merece la pena movilizar soldados para protegerlas, no merece la pena preocuparse cuando un auténtico monstruo vuelve a sus alrededores. Porque los recaudadores muestran que aún hay efectivos militares en Sylvania. Desbordados, claro, pero preocupados únicamente por cobrar los impuestos. Vingaard tiene que morir, y morirá, pero ya nada evitará lo que ha sucedido. Pueden derrotar al ser oscuro, pero la batalla ya está perdida.

Escucha las palabras de Calîm hacia los supervivientes. –¿Y tú que sabes por lo que han pasado ellos?- Generalmente el mago le cae bien, a pesar de ser un mago, pero ahora está hablando de algo totalmente desconocido para él. Es muy fácil buscar culpables, sumido en la ira, pero no cree que en su vida haya conocido nada similar a esta situación. –¿Crees que les hizo felices aceptar al Vampiro? Es muy fácil hablar de una muerte digna en lugar de una vida de esclavitud, pero ellos no eligieron nacer aquí. No eligieron vivir rodeados de monstruos.- Habla, enojado, mientras se acerca al mago con paso decidido, cerrando el puño derecho. Pocos han visto su mirada cuando está tan enojado, y él mismo no sabe como va a obrar en los próximos metros –Nadie les preguntó qué les parecía Sylvania como residencia, ni si era en estas oscuras tierras donde querían construir sus casas, sus hogares. Tal vez su vida no sea muy digna para ti, gran mago de tierras lejanas, pero para algunos lo único que queda es luchar por sobrevivir. Sin gloria, ni fama, ni una última batalla sin esperanzas de victoria. Solo sobrevivir, para que sus hijos crezcan, para que sus ancianos tengan una muerte tranquila y no acaben empalados en una rama deforme. ¡No tienes ni idea de lo que dices!,¡No puedes comprender la clase de vida que han llevado!- En el último momento cambia de dirección. No va a pegar a quien considera su amigo, aunque desde luego lo merece –No les juzgues, no eres capaz de ponerte en su lugar- ahora calma un poco su tono de voz –no sabes lo que es vivir en su situación. Al menos déjales llorar a sus muertos-

Se aleja un poco de los demás. No es su estilo cargar de frente cuando está fuera de si, eso no necesitan recordárselo, pero no soporta que sus compañeros piensen así de la gente de este pueblo. Tuvieron un momento de debilidad, han pagado muy caro por ello. No merecen que nadie les reproche ni les recrimine nada. Y él… si escuchase alguna otra cosa así, no sabe si podría evitar el puñetazo por segunda vez consecutiva. No nació en Sylvania, nunca ha vivido aquí, pero sabe exactamente como se sienten ahora quienes no han muerto. –Vingaard, maldito, ¡Pagarás por esto! Seré yo en persona quien te arranque el corazón-

No intenta que la ira remita, siempre la ha usado, ahora no va a ser distinto, pero no vuelve a acercarse al grupo hasta haber recobrado la sangre fría. Un cazador vengativo es un cazador muerto. Debe controlar cada uno de sus impulsos para hacer esto bien.
El plan de Calîm tiene buena pinta, pero no le gusta, y no tiene nada que ver con su anterior enfado. El mago solo debía estar desahogándose a su manera.
-No podemos entrar por los túneles laterales. No es que sospeches que hay espías, Calîm, es que sabemos que los hay, o Vingaard tiene otros métodos. La rata que escapó pudo contarle algunas cosas al vampiro, pero no tantas. No sabría quien de todos los mercenarios había hablado más. Son datos demasiado precisos para no haber estado aquí. Por tanto sabe que conocemos la existencia de esos túneles. Nosotros sabemos que tiene criaturas apostadas en ellos, pero si nos espera reforzará la posición. Da igual que le hagamos creer que nos hemos ido, casualmente todos con capuchas. Es un animal, un sanguinario, pero no un estúpido, mantendrá la guardia reforzada varios días. Además, esta tormenta tampoco es casual. Es su forma de decirnos que puede luchar a plena luz del día. Además, si necesitamos hablar con alguien del pueblo no podemos saber que no es el traidor. Tal vez el anciano no lo sea, pero sus allegados podrían serlo. Si Vingaard sabe tan solo que hemos hablado con alguien antes de irnos, sospechará… y los túneles no son un buen lugar para que nos tiendan una emboscada, son fáciles de derrumbar.- Deberían buscar otro camino para entrar. Sería sencillo darle una paliza a una patrulla y entrar en su lugar, pero llamarían mucho la atención, Zeque, Radkuim, Calîm, Alantha… no pasarán por soldados humanos. Eso sin contar que la guardia tampoco llega demasiado lejos. –El castillo tal vez tenga alcantarillas, un mapa no las mostraría, pero las podríamos encontrar en el río. De lo contrario, los soldados, aunque entren solo hasta cierto punto, deben abastecerse con comida de algún modo, y con bebida. Incluso alguno de los seres oscuros puede necesitarla, o licor. Podríamos buscar la forma de aprovecharlo-

En cualquier caso, tampoco rechaza el plan. Los demás están conformes. Si nadie más duda, hará lo que Calîm ha propuesto. Solo quería exponer algunas alternativas, porque llegado este punto casi les da igual un ataque frontal. Aún así, cumplirá su parte si ningún otro está de acuerdo con sus sugerencias.

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03/02/2011, 18:10

Asalto al castillo Drakkenhof / Niveles inferiores
Turno para todos

La horripilante y tempestuosa noche da paso a un dia no mucho mas agradable donde grandes nubarrones negros opacan todo el firmamento desde donde estais, extendiendose millas y millas a la redonda, como si el epicentro de aquel malsano clima fuera el propio pueblo o, siendo mas exactos, el propio castillo. Ni un triste rayo de sol alumbra el pueblecito sumido en sombras y el unico indicio de que esta amaneciendo es un ligero tizne grisaceo en las nubes, en vez del negro oscuro de la noche, iluminado de tanto en tanto por alguna centella solitaria que recorre el encapotado techo de nubes sin que una sola gota caiga al suelo. Sea como sea esta claro que alguna clase de brujeria domina las tierras facilitando asi la labor del vampiro y sus secuaces, negandoos la gratificante ayuda del astro rey; si ya no fuera poco descorazonador el panorama que se presenta, un viento gelido proviniente de las cercanas Montañas del Fin de Mundo arrastra lo que parece el lamento de una mujer joven, pero expresado en un tono tan bajo y a la vez macabro que sin llegar a entender lo que dice os eriza el bello del cuerpo. El desafio es claro por parte del que se cree el Señor de Sylvania.

El primero en reaccion ante aquello es Calîm, quien finalmente no soporta mas la situacion y exlpota como cualquier otro habria hecho hace tiempo ante tanta injusticia y brutalidad. La mente y los sentimientos del elfo son dos fortalezas enfrentadas en las que acaban venciendo los sentimientos haciendo que el mago diga muchas cosas que, tal vez de haberlas pensado mas detenidamente y en una situacion menos dramatica, no habria dicho jamas. Muchos son los que miran con horror a la calle, viendo a sus seres queridos calcinandose bajo las llamas purificadoras, otros, sin embargo, miran directamente al elfo con una mezcla de miedo y rencor por aquellas duras palabras. Ellos saben cual es el estado en el que viven, pero nunca nadie se lo habia dicho a la cara y de una forma tan dura y directa. Tal vez por eso Marcus reacciona preso de su temperamento, oculto bajo una mirada que hace que Calîm de, sin darse cuenta, un paso atras esperando un golpe que no llega... aunque falta realmente poco.

El cazador de brujas entiende la situacion de esas gentes, posiblemente mejor que ningun otro, pues una situacion no demasiado diferente de aquella lo llevo a su actual profesion. El odio, el rencor y la impotencia de no haber podido hace rnada para evitarlo se retuercen en su interior y tras dejar clara la situacion no ve mejor solucion que dar una vuelta por el pueblo para descargar sus frustraciones, logrando relajarse y calmarse pasado un buen rato

Entre tanto, en el grupo, tanto Darwell como Samuel intentan mostrar su apoyo al afligido alto elfo al tiempo que el matador, de forma sorprendente, hace amago de lo que se podria llamar camaraderia con un elfo... pero la verdad es mucho mas cruel y le tiende una oferta que, tal vez, sea la unica que el elfo podria tener para subsanar un tema peliagudo. Unas palabras amables y un gesto esperanzado le bastan al mago para declinar la oferta y asumir las consecuencias con estoicismo. Lo que deba hacerse lo haran todos, juntos*

Tan solo el viejo Edolan, de todos los presentes, parece mantener su arrojo y decision por ayudaros; especialmente cuando la mente de Calîm da forma a un plan que no tarda en ser discutido por el cazador de brujas. Aun y la replica de Marcus nadie parece darle un voto de confianza, siendo incluso Kurgnor quien pone una nota amarga en su decision de buscar las cloacas mientras que Samuel y Darwell parecen favorables al plan del elfo

- Un tunel es derrumbable dices, pero si no esta bien diseñado arrastrara al castillo consigo. Humanos, tsk. Es mas sencillo aun inundar una cloaca, mi pueblo emplea ese metodo a menudo para disuadir a los pielesverdes o los skavens de utilizarlas. Por una vez no tengo mas que estar a favor de la idea del orejas picudas, aunque preferiria irrumpir atravesando la puerta principal con un buen ariete... lastima que no dispongamos de él

Cuatro son los componenetes del grupo que nada dicen al respecto, cada cual segun sus particularidades.

Zeque, aun con la cabeza algo revuelta despues del encontronazo con el espiritu del sacerdote, no sabe exactamente donde esta a pesar de notar la tibieza de sus lagrimas en las mejillas ante la matanza de la noche; a su lado Rakduim se dedica a sorber una ultima pareja de pintas de cerveza, indiferente sobre el camino a tomar mientras pueda tener un combate, a ser posibl ea muerte. Algo mas alla Alantha asiente ante el plan de Calîm, en silencio, muy a su estilo mientras repasa la cantidad de flechas de las que dispone y tensa su arco, gesto que rapidamente llama la atencion del halfling quien no tarda en imitar a la arquera, aunque de un modo bastante mas comico y torpe.

Separados de todos, Torvuc conversa seriamente com Sargul, quien asiente con rotundidad mientras el capitan lo aferra del hombro; todos podeis escuchar la poderosa voz del norteño responder "Me atendre al plan del mi enclenque amigo, capitan. Esa Vingaard va a saber que pie calza un hijo del frio norte"

No habia mas que decir al respecto, salvo descansar unas pocas horas antes del amanecer, momento en el que desatariais la furia de las razas enfrentadas al caos contra la maldad y la tirania del no-muerto que tan reticente era a morir de forma definitiva.

El alba no tarda en romper por el horizonte, provocando que el grupo al completo se deslice fuera de la destrozada taberna en direccion al castillo, recorriendo las solitarias y embarradas calles casi esperando la aparicion de alguna alimaña no-muerta. A vuestras espaldas, espoleando a los pocos caballos que habeis podido encontrar en el pueblo, Edolan se marcha a la cabeza de una comitiva compuesta por muñecos de trapo y paja que intentan representar vuestras figuras... dada la poca luz y los terribles acontecimientos de la noche anterior no seria de extrañar la partida de los supuestos heroes de ese modo y todo aquel aldeano lo bastante curioso como para echar un vistazo a la calle en aquellos momentos asi lo cree, no siendo pocos los que se alegran de ver partir a los causantes del aumento de sus penurias.

El desdichado anciano sabe bien al peligro que se enfrenta, puede que mejor que vosotros mismos, pero ya nada de eso le importa pues su unica alegria, su hija Rachel, ahora pertenece al conde y nada de lo que él haga servira para cambiar eso. Solo os pide una cosa, liberar a Rachel... de una forma u otra. Dice que la reconocereis por ser la mujer mas bella que jamas ha recorrido la tierra, cosa que viniendo de un padre algo demente no es aclarar demasiado el tema. Como detalle añade que tiene el pelo rizado, negro, y su sonrisa es radiante como la salida del sol

Centrandoos en lo que ahora os atañe, entrar en el castillo, os acercais con calma pero decision a la mole que representa el castillo del conde, escabullendoos de sombra en sombra, parapetandoos entre las casas y observando con fijeza las silenciosas figuras que recorren las almenas sin que una sola voz surja de ellas mientras la realidda de lo que va a acontecer ese dia os golpea con fuerza colosal, cual ariete; por vuestra parte la tension es patente. Nadie dice una sola palabra, solo os comunicais con rapidos gestos... incluso Zeque guarda silencio a sabiendas que el minimo error podia comportar la muerte mas horrible y la condenacion del alma, siendo todos conscientess que la forma y la rapidez con la que entreis puede determinar muchas cosas, entre ellas el dar caza a Vingaard o que él os la de a vosotros pues esta claro que os espera, o asi lo pensais.

Alantha-Brujeria... esos guardias... son no-muertos. Esqueletos si no me falla la vista- susurra con cierto recelo en la voz, pues del grupo es una de las que no se enfrento a los no-muertos en Mordheim

Nadie añade comentario alguno a aquello, pues aunque solo Calîm puede corrobar las palabras de su compañera de los bosques, tras fijarse con atencion, a ninguno le sorprende que la proteccion del castillo este asignada a seres de esa indole, relegando a los pocos soldados vivos, si es que acaso los tiene, a funciones mas simples de las que no dependa la seguridad del castillo o incluso mas denigrantes dado su condicion de vivos.

A medida que os acercais, ya apenas separados del castillo por unos pocos centenares de pasos, notais como si la propia mole del castillo os desafiara a intentar entrar dentro de sus dominios. La negra piedra, finamente pulida y tallada antaño, no es mas que un recuerdo pues el moho y pequeños desconchones la recorren sin ningun tipo de miramiento. Aqui y alla manchas oscuras que ni las intensas lluvias han logrado borrar, recorren la parte baja de las murallas mientras que en varios puntos de las almenas cuelgan jaulas de barrotes oxidados donde cadaveres putrefactos, sino ya esqueletos descarnados, han servido de banquete a los cuervos. Una ajada tela a modo bandera ondea colgada de la parte alta del cuerpo de guardia, justo encima de las troneras, mostrando el blason de la casa Von Carstein.

Un escalofrio recorre la espalda de mas de uno cuando un lobo, o tal vez varios, si es que acaso se trata de eso aulla con fuerza una sola vez en un punto aun alejado de vosotros pero que se deduce dentro del propio castillo. Algunos os mirais, otros tan solo apretan las mandibulas mirando al castillo. Sea lo que sea que deba ocurrir, para bien o para mal, sera durante el dia presente. Un nuevo relampago ilumina la escena seguido de trueno de gran intensidad que os hace zumbar los oidos durante unos escasos segundos, como dando la señal... con pasos rapidos os internais en el castillo Drakkenhof, en busca del ser mas malvado y poderoso que ha gobernado en estas tierras desde hace siglos.

Los tuneles secretos del castillo, aquellos que deberian haber permanecido ocultos pero que parecian ser un secreto a voces, eran ahora vuestro objetivo. El mapa los señalaba con bastante exactitud mas era evidente que su ubicacion no era facilmente localizable o el mercenario que confeso antes los "ruegos" de Sargul y Rakduim habria dicho exactamente lo que eran; asi que no tardasteis en poneros a buscar por los alrededores del muro del castillo cuidandoos bien de que quienes patrullaban las almenas no os vieran.

Gracias al mapa y a la vista experta de ambos Enanos no tardasteis en dar con un sencillo sistema de apertura que desplazaba un trozo de pared permitiendo la entrada en el interior, desde donde un aire viciado y maloliente se escapaba hacia el exterior. Las palabras despectivas de los dos dawis fueron rapidas y contundentes sobre a lo poco escondido y mal trabajado que estaba hecho el trabajo en la piedra mas, para el resto, el camino oculto habria sido del todo invisible incluso llevando el mapa en la mano.

El estrecho pasadizo que os recibio no era demasiado confortable, en especial por los restos humanos que habia esparcidos por el lugar lo que provoco un rapido desenvaino de las armas. En aquel lugar habitaba algo capaz de roer los huesos hasta sacarles el tuetano y eso no era algo especialmente bueno dadas las circumstancias. Alli la luz, apenas una tenue penumbra, se convirtio rapidamente en una negrura absoluta cuando el corredor se cerro a vuestras espaldas, cosa que provoco un ligero momento de panico ante la total falta de vision, incluso entre elfos y Enanos, hasta que la vara de Calîm se ilumino ligeramente proyectando una tenue luz que os hizo relajaros sensiblemente.

A vuestro alrededor pudisteis ver entonces que el tunel se abria hasta alcanzar una anchura de unos cinco metros de ancho y unos cinco de alto. En el techo, donde antes habia lamparas de hierro forjado no habia mas que restos herumbrosos, algunos de ellos caidos en mitad del suelo. A lado y lado, lo que parecian haber sido unos barracones se habian convertido en el nido de ratas e inmundicias, bañado con restos irreconocibles y nauseabundos diseminados por doquier. Un penetrante olor a moho y a pelo mojado inundaba el ambiente junto con el olor a tierra removida

A medida que avanzais se hace cada vez mas patente que el lugar ha sido reconvertido en una especie de perrera gigante pero muy descuidada; aqui y alla veis lo que parecen antiguos camastros, ahora completamente destrozados y reducidos a montones de paja revueltos... a medida que avanzais una miriada de ojos rojos y gruñidos os advierten de que no estais solos aunque no lograis ver que clase de criaturas son las que os acechan por mucho que lo intentais.

Media docena de ojos os observan ya de forma constante fuera del haz luminoso que proyecta el baculo de Calîm, obligandoos a marchar en formacion cerrada constantemente, esperando el ataque de aquellos seres que no se deciden a atacar. Un par de flechas de Alantha disparadas con certeza aciertan a su blancos claramente, o eso parece por el sonido del poyectil al impactar sobre algo blando, mas la pareja de ojos que recibe el flechazo parece no aquejar el golpe, con lo que la elfa desiste por el momento de lanzar nuevas saetas.

Nuevos ojos se añaden a los ya visible hasta que, ante vosotros, tres pares de ojos mas os cierran el paso obligandoos a parar un momento antes de poder ver la clase de ser que os acosa. Un total de doce criaturas os rodea en estos momentos, visibles a medias gracias a la vara de vuestro compañero, revalando una especie de lobos pero claramente revividos gracias a los poderes oscuros de la nigromancia. Su piel esta hecha jirones en el mejor de los casos, asomando el deslucido blanco de los huesos en mucho puntos. Sus ojos, antes vivos, no son mas que dos ascuas candentes en una cara destrozada por la podedumbre y los gusanos aunque, de algun modo, aun son mas que capaces de emitir gruñidos.

Cuando no os queda mas remedio que enfrentaros a ellos un sonido gutural, a medio camino entre el gruñido de un perro y el de un oso, procedente de varios metros por delante vuestro hace que todos los seres no-muertos den varios pasos atras, desdibujandose sus siluetas en las sombras como obedeciendo una orden. La tension es palpable, casi puede tocarse, mientras unos agonicos segundos de silencio absoluto en el que solo la respiracion y vuestros latidos se escuchan, provocando que los nervios afloren en alguno de vosotros. Cuando ya creeis que todo a pasado y que las bestias se lo han pensado mejor se inicia el ataque

Como saliendo de todos lados los lobos no-muertos, o lobos espectrales como se les conoce, se abalanzan sobre vosotros lanzando dentelladas a diestro y siniestro e ignorando la mayoria de golpes que habrian hecho que un canido se derrumbara muerto. Trozos de su coagulada sangre y de su putrefacta piel saltan con cada golpe mientras os defendeis como buenamente podeis de sus embites que, claramente, estan dirigidos a llegar hasta el foco de luz que os permite luchar. En tres ocasiones estan a punto de romper el circulo organizado segun las premisas del Elfo y en las tres lograis repeler a los lobos, viendo finalmente como varios de ellos yacen inhertes despues de haber sufrido o bien gran cantidad de daño (provocadas por los constantes golpes de las armas de Darwell, Zeque, Kurgnor, Marcus, Samuel y Alantha) o heridas devastadoras de un solo golpe (provocadas por el hacha de Rakduim, que los corta en dos litealmente, o la espada de Torvuc, que provoca horribles quemadura y deshace su piel)

Cuando creeis que estais a punto de rechazar a los perros de Vingaard una nueva aberracion se abre paso entre la negrura que os rodea saltando por encima de la cabeza de Kurgnor, quien pese aporrear su vientre no logra mas que ser derribado al suelo, para dirigirse hacia Calîm con sus descomunales fauces abiertas... Si los otros lobos eran terrorificos este realmente se lleva la palma. Del tamaño de un pony y con unas fauces mas que capaces de devorar a Zeque de un bocado la bestia, el que parece ser una especie de lider de manada, tiene una piel correosa y semi desprendida, mas parecida al cuero curtido, rematada por unas afiladas garras de hueso. Sus ojos, dos fuegos fatuos, desprenden una maldad y una inteligencia sobrenaturales incluso para un ser asi.

El salto de la bestia parece ralentizarse en el tiempo mientras el resto continua sumido en sus luchas particulares con los lobos. Ante él Calîm apenas puede reaccionar, intentando interponer su baculo en la trayectoria de las fauces de la bestia que a todas luces va a por él... un fuerte golpe derriba a Calîm haciendole perder momentaneamente la concentracion, apagandose la luz por completo, solo para que un par de segundos mas tarde el elfo vuelva a alzarse con un pequeño corte en la frente y el baculo firmemente aferrado en su mano desprendiendo luz. A su pies la sombra de la bestia no-muerta se retuerce bajo el fuerte abrazo de Sargul que se encuentra bajo ella, con la cabeza de la bestia sujeta por callosas manos manteniendo la enorma boca del ser a unos pocos centimetros de su cara, cogiendola por las mandibulas abiertas sin dejar que la cierre

- Te apesta el aliento, bicho- gruñe Sargul ante el claro esfuerzo de mantener asi a la criatura

Las garras de la bestia patalean nerviosas entre los ropajes y musculos del barbaro, arañadole la piel en varios puntos, mientras los huesos de la criatura crujen cada vez mas. Un aullido rabia surge de las fauces de la bestia momentos antes de que el norteño desencaje por completo las fauces de la criatura, dejandola caer laxa al suelo con el sonido de un saco de huesos, deshaciendose el ser en polvo y mugre en unos pocos segundos, tiempo que tarda el resto en despachar por completo a los sabuesos del mas alla.

Ha sido un combate corto, de hecho no ha durado mas de un par de minutos, pero el jadeo de todos y lo que habria podido pasar de no haber contado con la ayuda de Sargul se hacen patentes para todos, reanudando la marcha en cuanto os percatais que las pocas heridas que presentais no son mas que rasguños y pequeños cortes; la toma del castillo prosigue y parece que habeis sorteado con exito la primera de las muchas sorpresas desagradables de aquel lugar horrible

Las paredes del castillo por fin os envuelven pese al contratiempo y el rapido pero intenso enfrentamiento. La sangre de vuestras recientes heridas no es mas que un preludio de lo que podria llegar a ocurrir pues, nuevamente para aquellos que ya lo vivieron en Mordheim, el vampiro se escuda tras su sequito de no-muertos para cansar y debilitar cualquier posible amenaza antes de tomar partido él mismo. Ya sabe demasiado bien cual es el gusto de la derrota aunque, por otro lado, la vez anterior no esperaba un ataque...

El eco de vuestros taimados pasos os hace aferrar las armas con tension patente, pareciendo cada paso el horrible golpe de un martillo contra un bloque de piedra pero lo cierto es que, por el momento, parece que la alarma no se ha dado y todo permanece en calma, justo la calma que precede a la tempestad; a vuestro paso por los diferentes corredores, mas parecidos a un pequeño laberinto, escuchais cada vez con mayor claridad el continuado lamento femenino que acosa vuestros sentidos desde que amanecio y eso que todavia os encontrais muy por debajo del nivel donde se supone que Vingaard tiene sus aposentos, en la torre del homenaje.

Pequeñas habitaciones se suceden en vuestro avance hacia el patio de armas, la gran mayoria dedicada al almacenamiento de armas y/o barriles de comida y agua potable** que a todas luces eran empleadas por los guardias humanos que ya habeis despachado en la entrada y aquellos que hacian las veces de milicia local. Estaba claro que Vingaard no se fiaba de nadie que no pudiera controlar y el permitirle el acceso al castillo era poco mas que una forma de hablar. Atravesais la zona de la entrada principal sin especiales contratiempos, sorteando un par de desagües que dan a unas rudimentarias aunque funcionales cloacas, dejando atras dos pequeños patios en los que, lo mas remarcable, son las dos bajas que causan Alantha y Zeque con sus arcos en unos guardias apostados con ballestas en la zona alta, que se despeñan hasta aplastarse contra el suelo provocando que los mercenarios del cuerpo de guardia salgan a ver que ocurre, desarrollandose un breve enfrentamiento con los restantes humanos seguidores de vingaard en el mismo lugar, todos ellos mercenarios a juzgar por su aspecto y su forma de luchar, sin que tengais que lamentar mas que heridas superficiales.

A medida que avanzais, dejando atras lo que seria la zona de la entrada principal del castillo os veis sorprendidos algunas veces, otras esperandolos, por guardias solitarios o en parejas que os cortan el paso en un intento por detener el avance de los intrusos pero que por fortuna no se trata mas que de descerebrados soldados no-muertos; pese a presentar dura batalla no logran su cometido y en ningun momento parecen tener intencion de dar alarma alguna. Por muy equipados y predispuestos para la guerra que esten no dejan de ser cadaveres animados cuya unica utilidad es combatir y no dar la señal de alarma... segun avanzais vuestros pasos van dejando atras un reguero de restos de huesos partidos y armas oxidadas tiradas en el suelo que nadie echara en falta, aunque sobra decir que de no ser por la habilidad individual de cada uno aquello habria resultado una empresa mucho mas complicada.

Llegais al fin al patio de armas de la fortaleza, siguiendo las indicaciones del mapa que Zeque robara, de las pertenencias de quien sabe quien, en Mordheim cuando los problemas empiezan de verdad pues, segun el escrito, solo hay un acceso a la zona superior del castillo y por lo que veis esta muy bien custodiado. Desde vuestra posicion, aun dentro del pasillo por el que habeis avanzado durante unos minutos, podeis observar como la escalinata que da a la parte superior del cuerpo de guardia, y desde alli a las almenas por un lado y al interior del castillo por otro, esta custodiada por una decena de esqueletos no-muertos como los que acabais de despachar en el pasillo supervisados por un caballero no-muerto, embutido en una antigua aunque elaboarada armadura que Calîm no tarda en identificar como magica, en sus manos, aferrada entre unos oxidados guanteletes, la espada mas antigua que ninguno hallais visto la fecha, uno de los seres que parecen actuar como lugartenientes de las tropas de infanteria no-muertas, mientras que en las almenas las siluetas de otra media docena de no-muertos armados con arcos y espadas deambulan mirando hacia el exterior.

La escalinata que da a la parte superior se divide, alli donde estan situados los esqueletos, en dos bifurcaciones formando una pequeña plaza sobre los escalones delimitada por un muro bajo. Una de las bifurcaciones se dirige hacia el oeste, que llevaria hacia las almenas y se internaria en el castillo por la zona que utilizarian los guardias (barracones, armeria y calabozos); la otra bifurcacion pone rumbo hacia el sur, conduciendo vuestros pasos hasta una puerta de recia hoja que daria al interior del castillo en si, donde "vivirian" los habitantes del lugar (habitaciones, comedores, cocinas, salones). La entrada a la torre del homenaje puede realizarse por ambos caminos, segun el mapa que consultais a menudo, solo que por caminos diferentes (posee dos entradas que, segun interpretais en el mapa, deben encontrarse a bastante altura por encima del nivel del suelo, confiriendole a la edificacion una proteccion adicional frente a posible asaltos), teniendo que acceder a ella a traves de un pequeño puente de piedra facilmente defendible por pocos hombres.

 

Notas de juego

* Por la forma en que Calîm se ha pronunciado siempre al respecto lo doy por sentado, si no es asi avisame Ragman y edito el turno con la reaccion que toque
** Aqui Marcus, o quien quiera, puede equiparse con armas comunes (espadas largas de un puño, cuchillos, mazas, hachas a una mano), que no me habia olvidado de tus repetidos ruegos por conseguir una espada, solo que alli nadie tenia una para darte... son mas pobres que las ratas

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03/02/2011, 18:11

Samuel Colt

Despues de ver toda la furia desatada de ese engendro chupasangre y la realidad de fuera, me quede anonadado y extrañado pero ante todo temeroso al ver la furia de los ojos de Marcus… las palabras de Calim sin lugar a dudas no eran las mas acertadas… mis ojos atraviesan a los habitantes como si los estuviera separando en sus partes mas basicas y la realidad es que son gente acostumbrada a esto, son duros, son fuertes pero en ocasiones… eso no es suficiente… al menos no en este mundo donde lo inverosímil se hace realidad y donde los monstruos por norma general llevan las de ganar. Mis ojos dejan de mirar la pira que ha creado Calim para detenerse en el cielo… encapotado, nublado y con pocas posibilidades de que el sol haga algo por nosotros, sin lugar a dudas en algun momento alguien podria echarnos una mano, siempre que estamos a punto de hacer algo fuera de lo normal… todas las posibles variables se vuelven en nuestra contra es algo frustrante… aun asi… mi mano se pone sobre uno de mis zurrones, en ocasiones los fundamentos de los hombres son mas poderosos que cualquier variable con la que espere jugar ese malnacido. Veo como Marcus se aleja y sin embargo no hago nada, miro a Calim… como diria un buen amigo mio… es un orejaspicudas, pero este ha ayudado a crear un arma capaz de detener todo esto. Solo espero que el cazador de brujas se tranquilice, vamos a necesitarle a él mas que a nadie pues conoce este lugar y sus peligros.

La conversación trata sobre el camino a seguir, la verdad es que me es indiferente, las cloacas me gustan… bueno no por su olor pero es estar bajo tierra y a eso estoy acostumbrado… no tanto como Krugnor y el matador pero me gusta estar bajo tierra. Despues de varios comentarios al respecto y de mucho silencio nos dirigimos hacia el castillo… si antes me aprecia lobrego ahora es fuente de todo tipo de pensamientos, el lamento de una dama se alza en la noche, miedo, terror… no se cual es la que inunda esa voz pero sin lugar a dudas hace que un tetrico frio se apodere de mi, no me gusta… no me gusta nada… las siluetas de lo que parecen ser muertos rondan las almenas del castillo y nosotros vamos directos a ellos… atraves de un bosque dejado de la mano de Sigmar como todas estas malhadadas tierras… reniego lentamente… eso no debe pasar Sigmar es un dios bondadoso, nunca se olvidaria de nadie… ese engendro aprovecha que el Imperio pasa por un mal momento, vamos a demostrarle cual es el precio de matar humanos, de hacer que la gente tenga miedo de la noche… va a pagar… mis dedos se aferran con mas fuerza a Absolucion cuando de pronto noto como mis pies chapotean ligeramente… hemos llegado… las cloacas… y yo que pensaba que el bosque olia mal, este sitio huele a muerto… me quedo parado un segundo… pues claro que huele a muerto… todo el maldito castillo huele a muerto… porque… porque esta lleno de ellos… genial Samuel…a eso se le llama ser observador. Sin mas, devuelvo mi atención al resto de mis compañeros y al lugubre tunel por el que nos estamos metiendo… recuerdos de un tunel de no hace mucho vuelven a mi… seres con multiples tentáculos… de dolor… y mis dedos se aprietan sobre el gatillo, miro mi arma… y recuerdo que no tengo municion infinita, debo asegurar el objetivo y teniendo en cuenta que ahora estoy en medio y cubierto por el resto dejo que Absolucion descanse y extraigo mi espada… la miro con suspicacia, un utensilio de tan facil creación, sin ruedas, ni dientes ni nada y sin embargo tan extraño para mi… espero no hacerle daño a nadie de los mios… la verdad.

El tunel es… como describir un tunel, unicamente se que quiero salir de este, el olor se hace cada vez mas profundo pero hay algo mas, unos ojos aparecen en nuestro limite visual, Alantha dispara varias flechas pero ni un solo sonido responde… dudo mucho que haya fallado… nunca lo he visto hacerlo… ademas esos ojos siguen ahí y en mayor numero, seguimos caminando cuando un sonido peor que todos hasta el momento ahce aparecer una criatura enorme, un lobo no-muerto, aparece en el aire y se lanza contra Calim… su foco de luz es lo que impide que las tinieblas nos envuelvan… pero antes de poder pensar en que ahcer, todo se vuelve una locura… el resto de criaturas se dan a conocer… lobos pero lobos muertos… esgrimo mi espada como puedo y consigo detener algun que otro golpe y incluso ayudar a los que em rodean pero aun asi me siento bastante inútil con ese trozo de metal afilado… la cosa termina bastante rapido con una demostración de fuerza bruta por parte de Sargul… le ha reventado la mandibula solamente con sus musculos… a ese maldito bicho… realmente es increible… miro con nuevos ojos al grandullon, no seria la persona con la que iria de norma general pero si tienes que entrar en un castillo lleno de muertos vivientes sin lugar a dudas es el compañero perfecto… y si tienes que entrar en un foso demoniaco… cruzar unas tierras plagadas de pielesverdes… si teniendo en cuenta el rumbo de mi nueva vida… es un compañero inestimable…

Nuestra caminata continua y por fin salimos a una sala del castillo en si mismo, varias salas mas adelante nos encontramos con mas despreciables humanos que siguen a este demonio… que bajo es capaz de caer el hombre por dinero o poder… el enfrentamiento es inevitable y todo acaba rapidamente… dirijo mi mirada al pequeño del grupo, con ese arco ha abatido a varios individuos… sin lugar a dudas Zeque es un ser extraordinario… y todo un aliento para la moral… miro mis pistolas, no las he sacado ni tampoco a Absolucion… aun no, mis armas hacen ruido y por ahora es mejor el silencio… la verdad me siento un poco inútil… pero ya llegara el momento de las sorpresas… una sonrisa aparece en mi rostro mientras asiento para mi mismo. ¡¡¡¡BUMMMMBBBB!!!!

Atravesamos una armeria o algo parecido, cogen varios de los pertrechos… me gustaria coger algo la verdad, pero la mayoría de ellas me son desconocidas o haria mas daño que bien, asi que dejo eso para gente mas versada en esas artes… lo mio es la polvora y los mecanismos… ya llegara mi momento.

El mapa de Zeque es muy completo y llegamos hasta el patio del castillo, alli todo un grupo de…. mi cara se pone palida y mis labios morados…. muertos… esqueletos andantes… una cosa es pensarlo y otra muy distinta verlo con tus propios ojos… he visto demonios, mutantes… lobos muertos… Samuel reacciona… hay que elegir un camino…. pero ver esqueletos humanos en pie esgrimiendo armas, colocandose en posiciones estrategicas y obedeciendo ordenes de otros muertos… esto… no es… yo pensaba… que narices pensaba, no lo se… son muertos… solo muertos que pueden llegar a matarte… Samuel has estado ante un madilto principe demonio… tranquilizate.

Miro a los demas, parece ser que el momento de pasar desapercibidos ha terminado, asi que sin mas dejo mi espada en su vaina y extraigo a Absolucion, si quieren pelea, pienso darsela… muertos o no… les devolvere a la tumba… mi mirada se fija en uno de ellos, diferente del resto.

-No se porque pero me da que ese de ahí nos va a dar problemas. –No hace falta que señale a nadie, ese esqueleto sobresale por encima del resto, con su adornada armadura

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03/02/2011, 18:12

Rakduim Piel de Dragón

La entrada se cierra tras nosotros con un gutural siseo y se hace la total oscuridad. Entorno los ojos intentando fijar un blanco a lo lejos pero no consigo absolutamente nada. Mi corazón se acelera tras la repentina falta de luz y ensordezco mi respiración en busca de cualquier ruido que provenga del frente. No logro escuchar nada debido a la sorpresa todavía patente en el resto de compañeros. Entre gemidos, pies que se arrastran y sorpresas ahogadas no hay manera de escuchar más allá del grupo. Y es entonces cuando Calim ilumina la escena con su báculo.

La oscuridad cede apenas unos tres metros a la redonda; todo cuanto podemos ver aquí metidos. El pasadizo es amplio y de gran altura. De paredes de piedra plomiza mezclada con un verde saturado por los restos de moho que las impregnan, se presentan ante nosotros como la peor de las bienvenidas. El lugar está colmado de un penetrante olor a podrida humedad entremezclado con el sabor del fango, que me hace ahogar un lamento hastiado.

La columna avanza a tientas, con Calim en el centro de la misma y Sargul custodiando sus flancos. Me alejo un paso del grupo y agarro con fuerza el crujiente cuero del mango. Acelero la respiración al tiempo que los músculos del cuerpo se marcan bajo la piel y las venas se muestran como cables de acero tensados.

El silencio sólo lo rompe el sonido de arrastre que generan los pasos de la columna.

Andamos de esta guisa unos minutos que parecen hacerse eternos, hasta que, a escasos pasos, empiezan a dibujarse por encima de la oscuridad, destellos carmesí que se agrupan en parejas de dos: ojos malditos.

Pasan varios segundos como lo harían largas horas y la tensión crece. Nadie dice nada. Sólo el siseo de dos flechas que cruzan la distancia que nos separa del enemigo y despiden un sonido seco al impactar; que no se haya escuchado un gemido ni un cuerpo cayendo al suelo es más que significativo. Inspiro con fuerza una vez más y expulso todo el aire por la boca, intentando silenciar esto último tanto como me es posible.

“Vamos”, pienso mientras sigo avanzando con parsimonia.

El ceño se frunce. El corazón empieza a bombear casi descontrolado y las arterias aceptan el enorme caudal sangriento que llevan hasta las pequeñas venas de todo el cuerpo. Pequeñas volutas de vaho se crean a cada exhalación, dando buena cuenta del frío y la humedad del lugar. La piel se tensa y eriza por momentos y debo parpadear un par de veces tras fijar en demasía la vista.

“¡Vamos…!”, las sienes bombean con fuerza y en los tímpanos resuena el rugido del corazón.

El silencio se hace total fuera del círculo que alumbra el báculo de Calim, y el grupo se detiene. “¿Se han rendido sin siquiera medirnos?”, pienso mientras deduzco que no es algo lógico de seres sin raciocinio.

Mis ojos se entrecierran un poco más y mantengo una inspiración durante unos segundos. Y la furia del enemigo se desata.

Los sangrantes ojos de las criaturas se vuelven ascuas candentes cuando cruzan el umbral de luz que irradia el bastón del elfo. Sus hocicos desgarrados muestran unos dientes mellados pero totalmente peligrosos. Sus rostros desencajados por el fulgor del enfrentamiento se dibujan como los de lobos transmutados en seres no-muertos. Poseen unas portentosas patas delanteras rematadas con afiladas garras que relumbran bajo el círculo de luz. Se impulsan hacia nosotros con unos portentosos cuartos traseros que les otorgan una agilidad más que palpable.

Salen de todas partes rugiendo al mismo tiempo. Como el gruñido de cientos de osos, el ruido se ve incrementado por el efecto cavernoso que posee el pasillo. De un rápido vistazo observo como la mayoría poseen más o menos la misma envergadura, excepto uno de ellos. Éste ha aprovechado un momento de despiste del grupo para saltar por encima de todos buscando la fuente de la luz. Y es enorme. Y parece más fuerte y listo que el resto.

Pero no puedo quedarme observándole ya que una finta in extremis me aleja de una afilada garra que aparece de la misma oscuridad en busca de mi cuello desprotegido. Pivoto con fuerza sobre mi pie izquierdo y utilizando parte de la inercia de rotación descargo un hachazo descendente que corta el brazo de aquella bestia peluda a la altura del codo. Sin tiempo a detenerme para observar como el brazo cae inerte al suelo me revuelvo una vez más al sentir una presencia tras de mí y mi codo derecho se incrusta en el pómulo de uno de aquellos seres. La bestia cae al suelo no sin antes rasgarme algo de piel de la zona. El lobo del brazo amputado ha logrado acercarse a un paso de mi mientras evitaba a su compañero y sus fauces se cierran mortalmente donde había estado mi rostro un segundo antes. Me dejo caer levemente sobre mi pierna derecha para evitar la dentellada y aprovecho la esquiva para aplastar el cráneo del lobo que había caído tras el codazo. Un crujido sordo acompaña el pisotón y mis labios se tensan en una mueca demente cuando un chorro de sangre coagulada se desparrama por mi bota izquierda. El primero de los perros se echa hacia detrás para descargar una nueva dentellada mientras me coloco en posición de ataque. Cuando la bestia se impulsa hacia delante el terrible golpe le secciona la caja torácica, que golpea mi rostro al haberse desmembrado del cuerpo y me hace retroceder un par de pasos. La sangre de la parte seccionada del tórax me cubre el pecho y la poblada barba en una mancha espesa que desprende un olor a cobre quemado.

Según puedo observar tras sacudir una vez mi cabeza, la escaramuza ha terminado sin mayor complicación para el grupo. Hago un recuento sobre todos los miembros del grupo y encuentro un ligero alivio al contar con todos.

Después de unos cinco minutos de descanso, dejamos atrás al grupo de lobos no-muertos y avanzamos con paso firme y decidido por el ancho pasillo. A cada metro descontado siento como el hedor a podredumbre y humedad cambia. Como si el hecho de alejarnos de la puerta hiciera de lugar un sitio más seco, para varios pasos después resultar todo lo contrario.

Es entonces cuando el aullido de lo que parece ser una joven se cuela en el interior de mi cabeza. Miro al resto de la columna, que se ha detenido en ese mismo instante. Algunos miran al techo, como intentando ver a través de los enormes bloques de piedra plomiza, mientras el resto escudriñan delante y detrás esperando ser sorprendidos.

El pasillo pronto se vuelve más alto y ancho. Ante nosotros se alza una pequeña escalera de bajos escalones de piedra que da a la entrada principal del castillo; una estancia de paredes altas formadas por enormes bloques de piedra azul saturado elevan el techo hacia una altura considerable. A cualquier mortal le podría parecer una construcción más que válida, si desconociera el buen hacer del pueblo enano.

La columna tuerce en un recodo que se forma tras uno de los pasillos que hay en la entrada principal y avanzamos por un pasillo estrecho que asciende ligeramente. Avanzamos por él en grupos de dos debido a su anchura y torcemos después a la derecha. El pasillo de piedra se acaba de golpe al abrirse ante nosotros una estancia más ancha y alta que este último. Un par de antorchas crepitan con poca fuerza a ambos lados de la cámara.

Seguimos avanzando bajo un nuevo pasillo, esta vez más ancho que el último, en filas de dos. El camino tuerce ligeramente hacia el norte y después se recorta en un amplio recodo hacia el este. Llegamos a otra estancia del mismo tamaño que la última. A ambos lados se alzan pequeños escritorios, iluminados por velas casi consumidas, cubiertos de libros llenos de polvo. Parecía que hacía mucho tiempo que nadie había irrumpido en aquella estancia.

Nuestro avance continúa por el único pasillo que nos permite avanzar, y después de torcer a la izquierda, llegamos hasta un claro de piedra. Ante nosotros se muestra un patio barnizado con una blanca y mortecina luz que baña el color azulado de las piedras que conforman sus paredes. Un par de guardias parecen avistarnos cuando torcemos hacia el interior y corren hacia nosotros en busca de lo que se avecina como una muerte segura.

Ascendemos sin más demora después de dar buena cuenta de ambos. Dejamos atrás una escalera curva que asciende unos cinco metros desde el último claro y llegamos a una enorme cámara con dos pisos. En el nivel superior, dos no-muertos de apariencia humanoide descienden con rapidez por una escalera hecha de bloques de piedra enganchados a la pared del norte mientras un tercero se acerca por nuestra izquierda portando una lanza vieja y deslustrada. A la derecha de la gran sala sólo un enorme cuadro tiñe la cámara de un tinte diferente al resto de las paredes. Por nuestra izquierda, y después de despachar a los tres seres de ultratumba, asciende un pasillo de empedrado suelo.

Después de un centenar de metros de ascenso una bifurcación aparece ante nosotros. Después de echar un vistazo al mapa de Zeque la columna tuerce hacia el este y continúa la marcha en grupos de dos.

Empiezo a estar cansado de tanto corretear por este castillo. Tengo las piernas entumecidas por la mezcla de humedad y frío y los huesos empiezan a dolerme de tanto correr. “Me vendría bien un buen baño tibio después de tanto correr”, pienso mientras seguimos ascendiendo por el pasillo que torcimos por última vez. Esta vez se trataba de un pasillo más largo, cubierto de antorchas cada doce o trece zancadas, dispuestas de manera discontinua a lado y lado del corredor. El pasillo deja de ascender y continúa recto y llano lo que parecen unos doscientos metros más. En el final del mismo parece vislumbrarse un tipo de iluminación diferente a la de una estancia normal. Después de varios minutos trotando por el pasillo, nos detenemos en el umbral que lo conecta con la próxima estancia; y es que ésta se trata del patio de armas del castillo. Por fin hemos llegado a un punto clave. Me detengo un instante y me apoyo un segundo en la pared para coger aire. Un enano no está acostumbrado a correr de aquí para allá como si fuera un conejo en medio de un enorme prado cubierto de zanahorias.

El cielo plomizo impacta contra el claro otorgándole un aspecto más sombrío y desalmado del que tendría aún tratándose de un día despejado. En lo alto de la única escalinata que asciende, hay un pequeño descanso hecho de la misma piedra que el resto de paredes, en el que se dibujan al menos una docena de seres como los que acabamos de despachar en las habitaciones anteriores. Desde el descanso se elevan dos caminos más. Uno que se interna hasta el interior de la fortaleza a una altura considerable. El otro tuerce en dirección casi contraria, hacia donde descansan los ‘invitados’ del castillo.

Pero lo que realmente importa, lo que de verdad llama la atención, está en final de la escalinata. Un guerrero no-muerto de mayor envergadura que el resto, ataviado con una portentosa armadura que Calim se apresura a advertirnos mágica, y armado con una espada que muchos resumirían con la palabra ancestral.

Según el mapa de Zeque, la única vía posible hacia los aposentos de Vingaard pasa por acabar con todos los seres que ahí moran.

Tienen la ventaja estratégica, pues están apostados en niveles superiores. Tienen la ventaja numérica, pues nos doblan o cuadruplican en número. Conociéndolos, dirán que atacarles de cara es poco más que una locura.

He recuperado mucho del resuello perdido y mis piernas ya no arden como desde la primera carrera. El ritmo de mi respiración se ha ralentizado pero el corazón vuelve a bombear con rapidez ante el enorme no-muerto que nos espera allí arriba.

-Deberíamos acceder al interior del castillo por el puente de piedra- digo mientras imagino a Kurgnor y a mí avanzando por este como dos enormes rocas inamovibles.

-¡Calim podría permanecer detrás haciendo trucos de magia mientras los enanos abrimos el paso a base de mamporros!- una mueca demente cruza mi rostro un instante mientras imagino una horda de enemigos cayendo desde lo alto del puente

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03/02/2011, 18:14

ZEQUE

Me sorbí los mocos y las lágrimas que anegaban mis ojos… Aquella fogata enorme, así como los cuerpos carbonizados y el olor que provocaban no hacían nada por ayudar a quitarme aquella congoja que me acaecía desde mi encuentro con aquel fantasma. Sin darme cuenta, me toqué distraídamente la frente allí donde el fantasma me había tocado con aquel dedo insustancial pero tan frío… Suspiré desanimado al no notar nada extraño… Por alguna extraña razón había esperado encontrar algo grabado, un punto plateado o algo que delatase mi unión temporal con el señor transparente… Como en las viejas historias¡¡¡ Tommy Tommason, había conseguido un tesoro al encontrarse a una ninfa, mientras que el viejo Renato dicen que se marcho con una banda de sátiros al tocar sin querer el cuerno de uno de ellos y que por siempre vivió feliz entre montones y montones de golosinas y comida… Por que a mi no me pasaban cosas interesantes como en las viejas historias¡¡¡

Todos debatían planes sobre como entrar en aquel enorme y amenazador castillo, que a pesar de la oscuridad reinante, se perfilaba su silueta allí donde las llamas antinaturales provocadas por la magia iluminaban la zona circundante… Entre nuevamente en la posada…

Tras saludar de forma dejada al enano de la cresta, el cual estaba sumido en sus propios pensamientos, me acerqué por detrás de la barra… Allí encontré algunas viandas que rápidamente pasaron a mis bolsillos… Por un momento, casi las había metido en la bolsa, pero en el último instante me acordé que la comida se ponía mala allí dentro… Aún y así, guardé un par de platos y dos juegos completos de cubiertos… Tras comprobar que habían más me agencié unas velas, y una sartén… solo por si acaso… (Kurdrim, me he permitido el lujo de coger estas cosas, primero por que no hay nadie mirando, creo… y segundo por que no creo que afecten a la trama… Eso sí¡¡¡ Si consideras que “encuentro por accidente” algo más ya me lo dirás…).

Tras recoger todas aquellas cosas, así como un par de bonitas servilletas con puntillas, que por accidente se habían dejado en un cajón y que yo guardé por seguridad, me dirigí nuevamente a la puerta… Tras volverme a sentar sumido en mis propios pensamientos, saqué las cuatro cosillas que había encontrado por ahí y comencé a mascar en silencio… Era extraño, pero desde mi contacto con el señor transparente, mi humor se había quedado un poco… frío… SI¡¡¡ Esa era la palabra¡¡¡ Decidí acercarme a mi amigo Calîm para preguntarle… El siempre sabía contestarme algo y seguro que sabía más que yo de estas cosas…

- Calîm¡¡¡ Ya se que estas muy ocupado planeando planes y preparando cosas de esas que hacéis siempre pero necesito tu ayuda… No, no¡¡¡ Ya tengo bastante comida¡¡¡¡ - Le dije mostrándole un chusco de pan y un pedazo de grasiento salchichón, ya mordisqueado… – Es solo que… Verás… Cuando estuve recabando información… Que por cierto nadie me ha dicho que encontré¡¡¡¡… Pues supongo que te habrás enterado que me encontré con un señor transparente… Que no te han dicho nada¡¡¡ Vaya gente¡¡¡ Pues verás… ¿Como? ¿Que otro día te explico la historia? ¿Que vaya al grano? Jope¡¡¡ No me digas que no hay tiempo ni para cenar tranquilos mientras explico mis periplos y mis descubrimientos… Vale, vale¡¡¡¡ Al grano¡¡¡… Bueno¡¡¡ Pues la cosa es que hablé con el señor transparente de aquella ermita… o iglesia… o santuario… y… ¿Sabes que luchó contra el señor de los colmillos? Ajá¡¡¡ Seguro que ahora he despertado tu interés¡¡¡ ¿Cómo? Que si que lo he despertado pero al grano… Vaya¡¡¡ Se te está pegando algo del carácter del capitán gruñón… Pues eso¡¡¡ Que luchó contra él pero no consiguió vencerle… Eso si¡¡¡ Le dio un buen golpe en el costado derecho¡¡¡ De hecho me parece que debería de estar muerto… Pero no es así¡¡¡ El señor de los colmillos siguió luchando… Ese pobre fantasma… Está tan triste¡¡¡ Yo… Yo he jurado que lo ayudaré¡¡¡ Mi “Repollo” acabará con la vida del señor de los colmillos y todo volverá a la normalidad… Solo una pregunta… ¿Este señor tenebroso, no es el que ya matamos en aquel lugar cerca del castillo blanco…?

La mirada de incredulidad de Calîm y de los demás me decía que me estaba perdiendo algo… Desgraciadamente y como ya era costumbre cada uno estaba sumido en sus propios pensamientos y poco tiempo tenía para mi o mis historias… Fue entonces que un sonido zumbante resonó en un rincón a mi derecha… Allí, con la expresión sombría de siempre y aquel aire de eterna superioridad, estaba la elfa arquera… Mientras su mirada repasaba la superficie del arco sus dedos jugueteaban con la cuerda, comprobando su flexibilidad… De forma inmediata me acerqué a ella…

- ¿Puedes enseñarme lo que he de saber para saber que mi arco esta como es debido y que se que está bien…? – Mientras le comentaba aquello, mis brazos luchaban con la mochila, los restos de mi ropa, mis orejas y mi otro brazo para descolgar el arco de mi espalda… Tras unos escasos minutos, conseguí no estrangularme con la cuerda mientras me caía de culo al suelo, y de mi carcaj saltaban todas las flechas quedando dispersas a mi alrededor… - Listo¡¡¡ - Le dije con mi mejor sonrisa mientras pugnaba por recobrar la verticalidad…

Con la llegada del alba, se dispuso el plan establecido… Mientras que unos pocos caballos salían por un extremo del pueblo con unos muñecos que se suponía nos representaban… Cosa que peleé mucho¡¡¡ Aquel monigote de paja, no se parecía para nada a mi gran persona, pero para mi desgracia no me habían dejado acicalarlo como a mi me habría gustado… Aquella madrugada todos parecían muy enojados y ninguno tenía tiempo para los detalles… Así no íbamos a engañar a nadie¡¡¡ Al menos aquel anciano que nos ayudaba parecía más propenso a hablar… A pesar de sus rasgos tristes, trabajaba con una determinación inusitada… Enardecido por su afán de trabajo, me senté a su lado mientras masticaba un trozo de carne dura, ayudándole a aguantar los caballos mientras el resto montaban aquellos horribles muñecos… Su hija estaba presa por el señor de los colmillos y a pesar de que un escalofrío recorrió mi espinazo al pensar en él, le prometí al anciano:

- Le prometo que si su hija está en ese castillo, yo, Zeque Wilfut se la traeré sana y salva… - intenté mostrarme todo los sereno y tieso que pude a pesar de las miradas desaprobadoras del resto…

Ya cercanos al castillo, la tensión crecía por momentos. De forma lenta pero constante, nos fuimos escabullendo entre las escasas casas y pequeños setos hasta quedar a escaso tiro de arco del enorme y negro muro… Debido a la tensión del momento, decidí no decir nada a no ser que viese que iban a cometer un enorme estupidez… No lograba entender por que cada dos por tres alguien me daba algo de comer… ¿Acaso querían engordarme como los marranos para comerme luego o que? Tampoco es que me desagradasen los regalos… Pero mis bolsillos ya estaban repletos de comida, y la mochila quedaba descartada… Así que muchos de aquellos bocados los guardé en el mejor sitio que se me ocurrió… mi panza¡¡¡

Una de las veces que mordía un trozo de fiambre, casi me atraganté al susurrar con fuerza Calîm algo sobre los guardias y que no estaban vivos… Cuando quise acercarme a primera línea, un muro de traseros se creo delante mío impidiéndome acercarme a fisgonear… Jope¡¡¡ Que difícil era trabajar con aquella gente¡¡¡ De esa forma mis dotes como explorador jefe no se iban a aprovechar… Para colmo un aullido resonó en algún lugar dentro del castillo… Brrrrrr¡¡¡ Aquel lugar me ponía los pelos de punta¡¡¡ Tenía enormes ganas de abandonar aquella zona y encaminarnos a las ciudades enanas… Allí, según contaban las historias, las cervezas y la comida corrían en abundancia… Ah¡¡¡ Las ganas que tenía de estar con aquellos buenos enanos… Pero ahora la misión principal era acabar nuevamente con el señor de los colmillos… Yo todavía no había entendido como era posible que aquel tipo siguiera vivo… y nadie había querido explicármelo… Al parecer era un tema un tanto complicado… Vete a saber¡¡¡ La gente grande estaba repleta de tonterías y de cuentos absurdos… Parecía mentira que hubiesen tantos en el mundo con aquella mentalidad tan cerrada¡¡¡¡

Observé a los dos enanos despotricar sobre lo mal disimulada que estaba la entrada… Aunque yo solo veía una pared robusta y repleta de muescas… Si los humanos eran raros, para que hablar del enano de hojalata y el de la cresta… Esos dos si que estaban locos¡¡¡ Pero tras tocar en varios sitios, una porción de muro se retiró para dejar paso a un oscuro y maloliente pasadizo… Nada más entrar mi mirada se posó en una cosa redonda del suelo…

- Sargul¡¡¡ Eso que hay en el suelo… ¿Es un ojo?.... Anda¡¡ Mira¡¡¡ Y eso es un brazo…¡¡¡ Por todos los dioses¡¡¡ Esto parece un museo de los horrores¡¡¡ - Susurré a pesar de que mi chillona voz quería chillar de asco ante aquella macabra estampa…

La vara de Calîm nos iluminó el resto del ancho pasaje, repleto de trozos humanos despedazados y con os huesos descarnados al aire… Gusanos ansiosos y gordos se movían a sus anchas por los restos descompuestos… M mano se fue directa a mi bolsillo… Necesitaba comer algo¡¡¡ Pero una arcada ante el asco y el olor del lugar me hicieron desistir… Sería un desperdicio¡¡¡ En lugar de ello, saqué de forma presurosa mi estaca y mi daga… Aquel lugar me provocaba un incisivo cosquilleo en la nuca que no me gustaba nada… Y el olor a animal mojado no ayudaba para nada a eliminarla…

Mientras caminábamos cada vez más apretados, unos ojos maliciosos y repletos de rabia comenzaron a acecharnos desde el círculo de luz provocado por la vara de mi amigo Calîm… Una de las flechas de la elfa salió disparada impactando en algo blando lo que casi me hizo guardar mis armas y sacar el arco, pero al ver los efectos del disparo me lo pensé mejor… Al final, y tras bloquearnos el camino, se mostraron… No pude evitar silbar ante la visión de aquellos animales enormes… Mostraban sus dientes de forma amenazadora, mientras gruñían de forma feroz… Pero lo peor eran las porciones de su cuerpo descubiertas, allí donde un lanzazo había atravesado la piel, o los tajos de otras armas… Aquellos perros grandes deberían de estar muertos pero no lo sabían… Seguro que era eso¡¡¡ Una desazón me recorrió al comprender que a lo mejor tenían hambre y lo que olisqueaban era la vituallas que llevaba escondidas entre los pliegues de la capa y mis diversos bolsillos….

El ataque no se hizo esperar… A pesar de que intenté en varias ocasiones ponerme en primera línea de combate, siempre estaba el brazo enorme de Sargul para impedirlo, o la pared de hojalata del enano, e incluso a veces el brazo del señor de la escopeta o el de Calîm haciéndome recular al centro del grupo… Aún y así logré en varias ocasiones clavar mi daga o mi estaca en los blandos cuerpos de los perros grandes, aunque ninguna de mis heridas pareció hacerlos sufrir demasiado… En cambio, lo único que conseguí fue ponerme perdido de sangre oscura, así como varios bichos que corrieron por mi manga hasta que los chafé contra la armadura del enano… También un corte en el hombro¡¡¡ Pero no pensaba quejarme ni resultar una molestia a pesar de que nadie me esccuchaba¡¡¡ A pesar de todo…. DOLÍA¡¡¡¡

Tras un rato de correr de un lado al otro, atacando en los lugares que más se necesitaba de mi ayuda, un enorme perro, logró saltar por encima del enano de acero, para lanzarse hacia mi amigo Calîm. Su tamaño era enorme¡¡¡ Casi me atrevería a decir que más que mi recordado y querido Lucio… Atacó al elfo con dureza haciéndolo caer y consiguiendo en el proceso que la luz se apagara… Asustado ante la oscuridad reinante y el ruido circundante me giré ante un sonido a mi espalda, pinchando sin querer al señor de las estacas, el cual renegó como un curtido marino… Cuando la luz volvió a venir, me encontré agazapado detrás del nuevo del grupo…

- Perdón¡¡¡ - Le dije de forma escueta mientras disimulaba y me ponía en posición defensiva tal y como él me había enseñado…

Pero lo único que quedaba por ver era el salvaje forcejeo del gigante Sargul… ¿Que intentaba hacer? Habían formas más fáciles de verle la garganta a un animal¡¡¡ ¿O es que quería meterse dentro y matarlo desde el interior? El crujido me hizo entenderlo de golpe a la par que un respingo me sobresaltaba ante la enormidad del suceso… Madre mía¡¡¡ La fuerza que tenía que tener…¡¡¡

Seguimos avanzando… Nuestros pasos, a pesar de ser bastante silenciosos, sonaban como tambores en la enormidad de aquel siniestro castillo. Supuse que la quietud reinante en el lugar también debían de ayudar a acrecentar aquella sensación… Pensé en tararear algo para animar al grupo, pero solo mencionarlo y un sonoro y general SHHHHHH¡¡¡ fue suficiente para quitarme la idea de la cabeza… Como siempre tan reacios a compartir las cosas…

Tras varios minutos de silencioso avance, en el cual no pude examinar diversas habitaciones… aunque en una de ellas me colé y guardé un par de dagas en la bolsa y cogí varias manzanas…, llegamos aun patio en el que un par de guardias vigilaban de forma un tanto indulgente… La elfa arquera se dispuso para eliminar a uno mientras el señor de las estacas se preparaba para avanzar en silencio para acabar con el otro… Casi atragantándome en el proceso dejé caer mis armas y saqué presuroso mi arma mientras todos me miraban alarmados ante la exhibición de movimientos minuciosamente entrenados… Alguien intentó detenerme¡¡¡ Pobres ignorantes¡¡¡ Aún no se habían dado cuenta de quien era Zeque… el paladín del fantasma y matador de demonios…¡¡¡ Mientras uno de los soldados caía con una certera flecha en su cuello, la mía surcó el aire con gracia y soltura… aunque un tanto desviada…. Todos aguantaron la respiración como si esperaran que fuera a fallar y fuese a cundir la alarma… pero para sorpresa de todos y tras rebotar la flecha en el alero de un tejadillo, mi mortal saeta atravesó el pecho del otro guardia matándolo al instante… Varios fueron los bufidos de la gente al soltar el aire retenido… Por poco¡¡¡

- Estaba previsto¡¡¡ - Expliqué intentando mostrar la más serena de las apariencias… - Y la próxima vez procurad no ponerme tan nervioso… Mi puntería está mejorando por momentos¡¡¡ A que sí señora elfa¡¡¡¡ - Susurré…

No obstante, el destino se había puesto en nuestra contra, y primero la ballesta y luego el cuerpo del guardia provocaron un considerable escándalo al caer por la baranda hasta el patio… Como si de una llamada se tratara, varios guardias salieron por una de las puertas… Y aquello fue como una nueva señal para todo el grupo, el cual se lanzó a la carrera pasando por mi lado, empujándome e incluso pisándome para lanzarse a la carga contra aquellos pobres desventurados los cuales fueron silenciados en breve… Hay que ver la falta de sutileza de mi grupo¡¡¡¡ Nunca se paran a hablar con la gente… Primero la matan y luego se plantean las cuestiones que eles podrían haber hecho…

Tras seguir el avance, este se fue ralentizando en varias ocasiones… Pequeños conatos de resistencia aparecían cada dos por tres, evitando un avance sosegado y reteniéndonos con pequeñas trifulcas que siempre eran acalladas rápidamente, cada vez de una forma distinta… Unas veces el enano de la cresta, partía alguna pierna, mientras que en otra las flechas de la elfa hacían el trabajo, o algo de magia de mi amigo Calîm… Incluso una de ellas, el nuevo integrante, abatió a un pobre tipo con una de sus dagas… Lo extraño era lo callados que estaban estos nuevos atacantes, los cuales me dijeron más tarde que eran muertos vivientes… Eso clarificaba muchas cosas¡¡¡ Además… una cosa había que reconocer…¡¡¡ Sociables no éramos pero matábamos con una maestría digna de mencionar en las grandes baladas….

Tras llegar al patio de armas, me desalenté un poco al ver la situación… Allí las cosas se ponían difíciles… Para entrar en la torre había que pasar por aquel primer escollo, y aquel esqueleto enorme y su elaborada espada, estaba claro que no nos dejaría pasar a pesar de que pregunté para intentarlo… Escuché el plan del enano de la cresta… Como siempre se quería llevar los laureles de la victoria… Pero es que ya estaba cansado de tener que quedarme siempre en la retaguardia… Al final decidí comentar:

- Calîm.. ¿Tú no podrías provocar una llamarada en las almenas para protegernos de las flechas de los arqueros? Así, mi “Repollo” y yo podríamos asaltar esa entrada secundado por los demás, y tal vez apoyados por las flechas de mi maestra arquera… No espero eliminar a ese paladín o lo que sea, pero seguro que alguna artimaña se me ocurrirá… Y desde luego, los demás estais invitados a participar...

No esperaba que me hicieran mucho caso, pero era solo una idea… Según lo que dijesen igual optaba por buscar otros caminos… pero yo solo… No estaba dispuesto a olvidar mi palabra dada al viejo para encontrar a su hija ni el dejar pasar el daño que le había hecho al señor transparente del martillo… Conseguirá que aquel señor tan triste descansara…
 

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03/02/2011, 18:16

Calîm Nuruhuinë

A Zeque…

El pequeño Zeque le asalta en la taberna con una incansable verborrea que tiene que traducir del idioma de la inocencia y lo divertido al mundo frío y real en el que viven todos. El pequeño Zeque no tiende a exagerar sus gestas ni tampoco miente o inventa. Sin embargo la particularidad de su personalidad le hace desviarse una y otra vez del tema que está contando. Peor es cuando el halfing trata de explicar sus vivencias con palabras que no alcanzan a definir una imagen concreta, sino una silueta borrosa de muchos colores con forma de pollo. Por fortuna todo este tiempo juntos hacía que sus palabras fuesen claras para él.
-Siempre te metes en los lugares más arriesgados, bribón.-Le sonríe.-Puede que el “señor transparente” fuese el antiguo sacerdote del pueblo. Un sacerdote de Sigmar. ¿Y dices que lo hirió? Interesante.-Anota esa indicación y luego la distribuye entre sus compañeros. El vampiro tiene una severa herida en el costado derecho. Pueden usarlo a su favor.
La otra parte de la historia es más triste. Ya ni la muerte es una liberación.
-Ayudaremos a tu amigo, Zeque. De una forma o de otra.-La sola idea de concebir un alma generosa atrapada entre las paredes de la vida y la muerte le repugna tanto como le asquea. Y le envalentona. Los vampiros han campado a sus anchas por estas tierras. Han hecho lo que han querido. Es el momento de que un poder superior les diga “basta”.-Deja a ¿Repollo?-Sonríe. Se le escapa una carcajada.-Deja tu arma y tus artes para el final. No encabeces los combates, Zeque. Esta vez el combate será duro y necesitaremos de todas tus fuerzas al final, contra los verdaderos enemigos. Resérvate. Eres nuestra arma secreta. Es lo que pienso. Aunque los demás no creo que apoyen esta teoría.-Otra sonrisa. Podía pasarse horas y horas hablando y escuchando al pequeño. Es relajante y divertido.-Si, Zeque. El vampiro que vamos a enfrentar es al que ya conoces. Y no está solo. Parte de sus familiares estarán con él.-Eso puede resultar aterrador.-Por fortuna, ya sabemos como las gasta. Esta vez no será un problema, ¿No crees?

A Marcus…

El cazador de brujas se muestra airado ante sus palabras. Lo enfebrecido de su obsesión se torna un incendio de ira y venganza. El rencor acumulado en el corazón de ese hombre explota, llenando sus intenciones de bilis y traición. “Así que tú eres uno de ellos, Marcus. Lo fuiste, hace tiempo…Te quitaron a tu familia, a tus amigos, tu hogar. Tu vida. Y te transformaron en esto que ves. Cuanto lo siento”. Se acerca a él. Sus intenciones son hostiles. Su mano se cierra en un puño desdeñoso. Aunque pudiese realizar un golpe no logaría herirle. “Está bien, si quiere intentarlo”.
El golpe no llegará. Las palabras del cazador si lo hacen. Y le hieren más que cualquier puñal. Él se ha excedido. Y lo sabe. Está tratando por corderos. Y no puede culparles por tener miedo. Sin embargo son ellos los que tienen que luchar por ellos. Son ellos los que van a morir por gente que no se atrevió a luchar por si mismos, por sus familias. Piensa en Zeque, quien apenas comprende la magnitud del lugar donde están, o en Samuel, demasiado joven. Ellos deben de sentir un miedo atroz. Y luchan. Corren el riesgo de morir. Y la gente por la que luchan no son sus hijos ni sus hermanas. Solo un puñado de desconocidos. ¿Por qué deben luchar ellos ahora?¿Por que los verdaderos interesados agacharon la cabeza en su momento? Tsk, le debilidad humana es evidente.
Le hiere cuando dice que no comprende su dolor. Para Marcus esas gentes son el reflejo de su pasado. Por eso el dolor es tan ferviente. Para él cada caído es su hermano, es su padre y su hijo. Y no importa el bando que frecuenten. La muerte siempre es una desgracia.”¿Cuántos años llevas viviendo, humano?¿Cuántos años de dolor has soportado?¿Veinte?¿Treinta? Espera a llevar dos cientos. Esperaba a superar los quinientos. Yo llevo más de mil años viendo como los hombres se matan unos a otros. No es lo más horrible que he visto, pero la misma pasividad se mantiene. Es fácil hablar, Marcus, cuando no vivirás más de sesenta años. Con suerte. ¿Qué no les entiendo? Demasiadas veces…lo he visto demasiadas veces para no entenderlo”. Sin embargo, no replica, no dice nada de eso. Se le queda mirando esperando el golpe fatal. Él no es el culpable. Ni de esas muertes ni de esa situación. ¿Qué los juzga? Por supuesto. Todo este horror se podía haber evitado. Sabían que el vampiro los mataría. Esa gente ha cambiado unos años de vida por su dignidad. Ahora han muerto como perros, como ratas en una bodega. Podían haber perecido con algo de orgullo. ¿Habla de proteger a sus hijos, a sus familias? No lo han conseguido. La cobardía nunca defiende nada. Y sigue callado.
No sonríe. Ya no. A veces se harta. Los demás le desprecian, le insultan y le amenazan. Él siempre sonríe. Porque no quiere crear más problemas de los existentes. Esas palabras le hubieran costado un dolor en la entrepierna de habérselas dedicado a Alantha o un ojo morado de haberlas encaminado hacia cualquiera de los enanos. Pero él no hace nada. Aguanta la tormenta y cuando escampa, se limita a sonreír. Se recuerda que los seres humanos son imperfectos. Y que ahí está la gracia de su existencia. No puede culpar a Marcus por ser como es. Tampoco a esas gentes. No pedirá perdón pero negar que conoce lo que sienten es otra atrocidad. Un golpe bajo. Se siente demasiado asqueado por el ataque del vampiro como para dejar que la ofuscación y el desaire se enclaven en sus huesos.
Cuando Marcus termina, se siente como un pelele de trapo al que todos golpean. Si tienen que llorar, él les tiende su hombro. Si necesitan golpear algo, él les ofrece su estómago. Es todo oídos para las confidencias y palabras de ánimos cuando el miedo repica en sus corazones. Al final, el espantajo de telas que es se deshace y se arruga, se moja. Y sigue en pie. Aún no sabe por que.
-Siento lo que te hicieron, Marcus. Si vas a sentirte mejor puedes pegarme. Adelante. No me opondré.-Así lo dice, así lo hará. Puede aguantar cualquier golpe. No será la primera vez que le vapulean.-Eso no borrará lo que te sucedió. Eso no cambiará esta desgracia. Tampoco mis palabras. Son sucesos trágicos. He visto demasiados. Algunos supervivientes, tras ellos, cambian de forma radical. Se arrepienten de no haber actuado. Superan el día que los marcó y se transforman en algo completamente diferente. Tú aún no lo has hecho. Te guía el rencor, la misma impotencia que ellos sienten y la misma tristeza. Y si no eres capaz de vivir con eso, de superarlo, acabarás en una pira como esa…o peor aún, te consumirás a ti mismo, porque sigues estancado en el mismo punto. -Ahora le replicará. Le dirá que qué sabe él, que no lo entiende, que no lo comprende. Pero si lo entiende. Porque él también lo ha sufrido. De otra forma, en otro momento. Más veces de las que desearía. Cuando era joven y cada fracaso era sangrante y desolador. Entonces solo quería usar su don, su poder, para vengar los caídos. ¿Y que fin es ese? Ha conocido mucha gente así. Y esos guerreros y brujos al final perecen. Por que no se aferran a nada. Solo a su pasado, a su castigo. Y lo llevan como una losa, su propia lápida. Marcus está atrapado dentro de si mismo. Ser Cazador de Brujas solo es una salida de su soledad, de su lacerante pesar, que le permite calmarlo. Y lo calma…durante un instante. Luego el pesar vuelve y lo sigue lastimando. Lo mellará, como mella el agua a una roca. Sino tiene nada a lo que aferrarse, cuando la roca de su fortaleza se venga abajo, él lo hará con ella. Y él debe impedir que no caiga. Y si cae, le tenderá su mano para que se aferre. Y si no lo sujeta, estará abajo para amortiguar la caída. Eso es lo que se propuso una vez.
-Lo siento, Marcus.-Se traga su orgullo. Eso nunca le ha servido a un elfo. A él le funciona, de una forma retorcida y estúpida que solo él parece entender. Evitar el dolor ajena absorbiéndolo tú. Cuando eres el clavo que sobresale debes recibir el golpe. Una y otra vez. Es tu deber. Es su credo.-No mi intención faltar a esta gente.-Y se gira hacia ellos y repite sus disculpas, solemnes y sinceras. Luego les deja llorar a sus muertos. Una oda lacrimógena a la inutilidad. Él no ha quemado los cadáveres solo por rabia. Así no se levantarán. Esa gente solo llorará. Sus lágrimas no apagaran el fuego. Les salvará. Se lo merecen. Si solo pueden llorar…si no ven en sus llamas un gesto práctico. Es que son humanos. Simplemente humanos. Y eso es raro de encontrar.

Amanece. Los recuerdos de la noche anterior; los cadáveres apilados, las discusiones, el plan, aún se mantienen vívidos en su memoria. Marcus había propuesto entrar por las alcantarillas siendo el cabal Kurgnor quien rechazó esa opción. “Así es como se defienden de los ataques de los pielesverdes en las montañas”. Y él no tiene ganas de probarlo. Así que se acepta su plan. El anciano, de nombre Edolan, no carece de valor. Montan los muñecos y todo está listo. Se acercan al castillo mientras que sus réplicas de paja y paño y se alejan.
-Ahí va un auténtico valiente-Pues Edolan no es guerrero ni brujo, solo un anciano padre. Recuerda las palabras del anciano. Tiene una hija dentro. Seguramente ya sea pasto de los perros. Aunque…si es demasiado hermosa…Pregunta a Marcus directamente. Podría sentirse ofendido o receloso tras la discusión de la noche pasada. Él no. Para el elfo eso es agua pasada.-Marcus…¿Puede un vampiro alimentase de un ser humano sin llegar a matarlo?De ser así. ¿Qué cambios ofrece esa mordedura? Puede que dentro encontremos gente del pueblo usados como esclavos, criados o comida. ¿Cómo debemos actuar?¿Podemos asegurar la pureza de un alma que ya ha sido mordida?-En cualquier caso, si la hija de Edolan había pasado al otro lado no viviría más allá de aquel día nublado. Ningún no-muerto iba a sobrevivir a ese día.
El castillo les espera. Es una construcción lóbrega y regia, digna de un rey. Como si se tratase de un rostro burlón, les desafía. Les anima que lo tomen…si pueden. Y lo harán. A pesar de los guardias cadavéricos de las almenas o del aullido lejano de un lobo. El miedo no recorrer ninguno de sus nervios. Ellos son los exterminadores. Están en el otro platillo de la balanza. Si alguien puede erradicar esas fuerzas malignas, esos son ellos. ¿Por qué temer cuando tu bando es el correcto?
Los enanos encontraron el pasadizo con rapidez. Él podía haber buscado la entrada durante todo el día. La comunión entre las razas resultaba útil. Lamenta que el pueblo de los enanos y el suyo propio se llevasen tan mal. Juntos podrían llegar más lejos. Lástima que los líderes nunca escuchen las palabras de los jóvenes, que solo quieren paz, y si escuchen los labios podridos del pasado recordándoles afrentas, insultos y guerras.
El pasadizo no augura nada bueno. El suelo está repleto de huesos y cráneos. No le altera. No esperaba que fuese fácil ni que las entradas estuviesen fuera del peligro. La oscuridad es densa, igual que un mantón que se cierne sobre ellos, robándoles el calor y dejando sus cuerpos hinchados y helados. No tarda mucho en acostumbrarse a la oscuridad. Recuerda que no va solo y que sus compañeros, como de costumbre, no llevan ninguna antorcha encima. Ilumina su bastón y se convierte así en el centro de atención de la luminosa fuerza. Como verá más adelante, eso tiene sus inconvenientes.
Los primeros custodios salen al encuentro del grupo. Lobos, de grupas desmesuradas y colmillos fantasmagóricos. Están muertos. Animales privados de su esencia. Convertidos en cerberos de una puerta que no lleva a ninguna parte. Son pasto fácil de sus compañeros. Salvo uno, intrépido, que salta sobre él y lo derriba. Entonces, todo es oscuridad.
Sabe que no está muerto porque siente su respiración, caliente, y una fibra de dolor en torno a su sien. No hay silencio eterno, ni frío. No pierde tiempo en elucubraciones y la luz vuelve al corredor. Contemplar a Sargul batirse con el animal. Mano a mano. No parece necesitar ayuda. No se la da, no la pide. Destroza la mandíbula del lobo y le da muerte por segunda vez.
-Gracias, Sargul. No sé que sería de mi sin ti.-Y le palmea el obro. Más tarde arrojará una significativa mirada sobre el matador. Ahora, sus atenciones se centran en el animal asesinado con brutalidad.-Se lanzó sobre mí porque yo era el foco de luz. Eso demuestra inteligencia. Más de la que un lobo puede poseer o llegar a desarrollar. Es como si alguien los estuviera dirigiendo contra nosotros.-No quiere perturbar más los nervios de los demás. Enmudece y siguen adelante.
Están dentro. Se traban un par de veces más en los combates. Los guardias no dan la alarma. Están muertos. No son más que cadáveres, zombies sin calor ni decisiones, espantajos de carne pútrida y huesos astillados. No pensaran. Solo están allí para proteger el paso. Más allá todo se les escapa. No son un problema. No es un número tan pequeño. Una vez superas el pavor inicial descubres que solo tienes que desarmar unos cuantos juguetes. Es muy fácil luchar contra muertos. No tienes remordimientos. Incluso crees que les ayudas a descansar en su eterno lecho.
Más adelante se topan con humanos. Más mercenarios. Personas codiciosas que lo harían todo por oro. Aunque ¿Quién sabe? Al igual que los lugareños, puede que solo sean hombres atrapados bajo el peso de su propio destino. No tienen piedad con ellos. Caen. Igual que cayeron los lobos. Igual que cayeron los centinelas no-muertos.
Nada más anecdótico salvo la puntería de Zeque. Tan certera como sorprendente. Le felicitó.
-Dentro de nada ya no nos necesitarás para nada, Zeque.-Le sonrió.

Se detuvieron. El grupo de guardias que tenían más adelante no era un grupo normal. Su oficial, engalanado con una antigua vitualla y una armadura mágica* destacaba por encima de todo. Eran superiores en número y un aprendiz de estratega vería que habían conseguido otro tanto jugando con el nivel superior. Además se sumaba el apoyo que les daban los arqueros. Si lograban reducirlos con premura el plan de entrar en sigilo podría seguir adelante.
Estaba pensando cuando la ruda voz del enano le interrumpió. Había pensando…algo. Al menos era un consuelo. Proponía, como no, cargar de frente. Ambos enanos en primera fila. Entornó los ojos hacia el techo y murmuró unas palabras en su lengua natal “Dioses, y eso es lo mejor que sabe idear”. Samuel descolgó su potente artefacto de su espalda. Calîm le detuvo.
-No, por favor. Son escoria. Resérvate para los Von Carstein. Es a ellos a quien tienes que sorprender. Esta chusma no merece tantas atenciones.-Los muertos estaban bien situados. No era por casualidad. Una inteligencia afilada los había colocado allí igual que fichas de ajedrez. Esa inteligencia podía estar observándoles. Y no quería que descubriesen que el joven Colt era el hombre fuerte del grupo.
Zeque empezó a decir algo. Pensó en mandarle callar, en decir que ahora no era el momento más apropiado. Le escuchó, no obstante, como siempre hacía. Y vio que sus palabras, esta vez, estaban llenas de una sensatez que resultaba espeluznante en el halfing.
-Está bien, Zeque. Puedo hacerlo. Seguiremos tu plan y el de Maese Rakduim. ¿Te parece?-Era como elegir meterse en un huracán que minutos antes se ha tragado a un toro bravo.-Atacaré a los arqueros. Sus huesos pueden resistir mi magia. Creo que no tendrían problema en disparar ni aún ardiendo. Por fortuna creo que podré cegarles. No ven a través de las llamas. Además, inutilizaré sus arcos. Maese Rakduim y Maese Kurgnor puede avanzar en cabeza.-La enorme hacha del matador y el pesado martillo de guerra del rompehierros eran las mejores armas para luchar contra algo que carecía de carne y no sentía dolor.--Sargul, te necesitaré cerca por si alguien pasa la barrera.-Le parecía una buena idea.
Enfocaría su magia no ha herir, era una tontería, sino a cegar a los arqueros. Dirigiendo hechizos más pequeños y certeros hacia las cuerdas de los arcos de los tiradores. Una pequeña traca de petardos mágicos y los muertos verían que no tenían con que disparar. Eso debería bastar para eliminar todo peligro desde las alturas.
No debían desplegar sus mejores poderes. No aún. Intuía que la espada que portaba Sargul estaba ligada a Vingaard en más de un sentido. De ser así, este ya sabía que estaban allí.
-Procurar no destrozar la armadura ni la espada de ese. Podemos utilizarla sino ahora, más adelante. Los objetos mágicos son difíciles de encontrar.

 

Notas de juego

*¿Puedo saber que efectos tiene?¿Y la espada?¿Es mágica?

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03/02/2011, 18:17

Marcus Wolfram

Calîm al menos contesta. Es demasiado ingenuo para los años que debe tener. Cree que unas cuantas palabras arreglan las cosas. No, nunca lo hacen, pero tampoco es necesario. Marcus no está enfadado con el mago, al menos ya no. No necesita tanto tiempo para centrarse. Ha visto ocurrir esto demasiadas veces, pero el mago tampoco lo entiende. ¿Venganza?, su venganza fue culminada hace mucho tiempo, por otra persona, una persona mucho más fuerte y hábil. Algo es cierto, jamás consiguió ahogar su rabia, y no lo hará nunca. Está bien así, puede concentrarla en sus enemigos… y hay muchos, los dioses lo saben.
Pero Calîm necesitaba seguir hablando. Es como si fuese incapaz de aceptar que a veces sus palabras, sus actos… cualquier cosa, puedan desagradar a los demás, y eso no le convierte en un ser odiado. Aún así continúa diciendo cosas que no llega a entender. –Hablas y hablas, crees que puedes entender el corazón de los hombres solo por haber vivido más tiempo… No intento borrar ni olvidar nada. Solo intento que esto- señala la pira –no ocurra, y hoy he fallado-. Porque esa, le enseño su mentora, es la auténtica razón de ser de un cazador de brujas. Convertirte en un monstruo sediento de venganza jamás calma el corazón, solo consigue hacer más daño. Pero si ese monstruo utiliza las garras contra un auténtico ser oscuro, hay alguien que no morirá antes del próximo amanecer, y así una vez tras otra. Algo muy simple, combatir fuego con fuego, enviar un monstruo para cazar a otro. Es un sacrificio, acabas perdiendo aquello que te hace humano, Marcus ni siquiera recuerda cuando lo perdió él, pero si pasado un mes has salvado a tres personas, a cuatro… a una sola, entonces el monstruo ha cumplido su cometido, es posible aguantar una batalla más. Calîm no lo entiende, los demás tampoco

Claro que la gente de este pueblo se equivocó, muchísimo. En cierto modo se lo han buscado, no reaccionaron a tiempo, actuaron con cobardía, pero solo pretendían protegerse. No todo el mundo sirve para alzarse, para aguantar.
Tampoco entiende que ya ha borrado la idea de pegarle, recordársela no es conveniente para nadie, especialmente porque el mago ni siquiera sabe a que se debía el golpe. –No acepto tus disculpas- le corta tajante –No me siento ofendido. Ellos sí. Ya han pasado bastante, si no respetas sus acciones, respeta al menos la tristeza por haber perdido a sus familias-. Es cuanto intentaba decir antes, un simple “cállate, saben perfectamente lo que han hecho, no les hagas más daño”, pero no supo expresarse, nunca sabe expresarse. Quizás algún día aprenda. Esta noche no, solo quiere un rato de calma.

La mañana siguiente… al menos Kurgnor se molesta en decir porque no le gusta su plan, para los demás es como no haber oído nada. Se encoje de hombros, con suerte estará equivocado.
Calîm pregunta por las mordeduras de Vampiros. Este es otro de esos momentos en los que le vendría bien saber hablar de forma diplomática, calmada. A veces las malas noticias son peores que el mejor de los golpes. –Una vez han cambiado, no podemos hacer nada. Hasta entonces, si el vampiro tiene algo de control, puede alimentarse durante algún tiempo.- No dice más, no hasta que el anciano se ha alejado. Entonces se vuelve a acercar a Calîm. La noche anterior dijo no guardarle rencor, y es la verdad. Se enfada demasiado a menudo como para guardar rencor a todo el mundo… lo cual no significa que su tono de voz o sus formas vayan a mejorar un ápice, jamás ha sido agradable conversar con un cazador de brujas, probablemente pocos noten la diferencia de un momento de furia, como la discusión anterior, y uno que considera de calma, como este, aunque para él esa diferencia existe y es evidente. –Cuando un vampiro muerde a alguien, ambos suelen sentir placer. Con el tiempo se convierte en una adicción, una relación de total sumisión. Antes o después algunos acaban pidiendo al vampiro que les conviertan, pero este solo lo hace si tiene algún interés en la víctima*. Desgraciadamente, la familia de Vingaard… tiene métodos para convencer a las personas. Les mienten, engañan, o nublan sus sentidos. La chica puede haber resistido, aunque no es fácil, no si lleva varios días con él- En resumidas cuentas, no cree que vayan a encontrar a nadie allí dentro susceptible de ser salvado, aunque desea lo contrario.

La primera parte del plan sale bien, entran sin problemas a la fortaleza. Al contrario de lo que creía, ni siquiera encuentran una resistencia seria. Tan solo un par de magulladuras son el precio a pagar por seguir avanzando. Debe reconocerlo, todo esto ha salido bastante bien. Eso es lo malo, todo está saliendo demasiado bien. No puede ser tan sencillo entrar en la guarida de un Von Carstein que sabe de su presencia. Vingaard no es ningún necio, ya había coincidido con ellos, debía saber que no iban a rendirse.
Tal vez se esté dejando llevar por la paranoia, pero hasta ahora siempre le ha sido útil hacerlo así.

Tras uno de los combates, finalmente, encuentra algo parecido a una armería. Su arsenal personal empezaba a ser demasiado reducido. No pierde tiempo en reponer una daga, una espada, asegurarse de llevar al menos un martillo, y buscar cuchillos arrojadizos. Para él cualquier arma es útil. Nunca sabes cuando necesitarás cortar, clavar, aplastar, o las tres cosas a la vez. Depende del enemigo, ha de estar preparado contra todos. Casi llega a sonreír al ver tantas armas. Procura que no se le note.

Una vez dejan atrás lobos, mercenarios, y demás basuras, llegan al punto donde todo irá complicándose. Ahora tienen que ascender, sería bonito hacerlo, solo necesitan convencer a todos esos no muertos de abrirles el paso. Por supuesto el matador tiene las palabras adecuadas para tan sutil petición. Cargar de frente contra ellos mientras Calîm les cubre.
El mago, aconsejado por el mismísimo Zeque, se muestra más cauto. Desgraciadamente estos enemigos no están vivos. No sienten miedo, ni dolor. No ven con los ojos como cualquier persona. El fuego no les cegará. –Las flechas o las pistolas no les harán mucho daño. Quien vaya a usarlas debe disparar a la cabeza, con suerte conseguiremos arrancarlas.- Nuevamente se dirige hacia Calîm, no quiere que el elfo gaste más cantidad de energías de las necesarias. Esto también es parte de la defensa de Vingaard, forzarles a usar todos sus recursos antes de verse las caras con él. –El fuego probablemente tampoco les cegará, quizás sería más útil concentrarte en arcos y flechas, o en destrozarles las manos o la cabeza- No será él quien le diga a un mago como debe usar sus conjuros, poco podría enseñar al respecto. Combatir contra muertos vivientes, por el contrario, sí sabe hacerlo, da igual si no es su especialidad.
-Iré delante, con los dos… iba a decir enanos, pero ha recordado que ellos no se llaman así a si mismos -con Kurgnor y Rakduim- A diferencia de la vez anterior, no está sugiriendo nada. Tampoco da órdenes. Simplemente va a hacerlo y lo está avisando. –Cuando lleguemos, todos esos muertos se nos echarán encima. Ese será su error- sonríe con malicia –Luego es tan solo coser y cantar-
Antes de prepararse, esta vez con el martillo, decide dedicarle unas palabras al renacuajo. –Zeque, si tienes que luchar, lo mejor es un martillazo a la cabeza, pero…- se pregunta si hay una forma diplomática de decir esto –Ellos no van a agacharse- tendrá que bastar –Golpea primero las rodillas, quiébralas, entonces tendrás la cabeza a mejor altura-

Ahora si, ya está preparado.
–Sigmar, permite a tu siervo resistir peligros y penurias, golpes y torturas. El mal mora en estas tierras, deben ser purificadas, concédeme fuerzas para aguantar hasta encontrar al gran diablo**-
Tras recitar entre susurros su oración, caminará en primer línea, o más bien en segunda, dejando que las protecciones de los enanos hagan su trabajo. Una vez los muertos se ciernan sobre ellos, les saludará cordialmente, mostrándoles que ningún ser oscuro conserva los poderes en su presencia. Los debilitará para facilitar la faena***

Por supuesto esto no hará el trabajo, ni técnicas ni plegarias. Al final hace falta golpear. Para este caso usará el martillo. Su estrategia es sencilla, esquivar un golpe, hundir cabeza. Si no puede esquivarlo, bloquear y dar una patada con fuerza para quitarse al incordio de encima.
El “caballero” es otra cosa, claro. Contra él tendrá que esmerarse más afondo. Cuando pueda le esquivará, buscando golpear con fuerza las articulaciones, especialmente codos o rodillas. Hay que tener cuidado, es improbable que un ataque llegue sin estar escondiendo otro detrás. Con un arma pesada se moverá lentamente, quedará vendido al atacar, por eso debe asegurar mucho el blanco. Nada de chapuzas esta vez.
Cuando pase al ataque antes golpeará el brazo (a ser posible) o la espada (si no le queda más remedio), para apartar la extremidad de en medio, entonces procederá a golpear con fuerza. Si ha apartado el arma (o bloqueado en caso de necesidad) hacia un lado, golpeará desde allí hacia dentro, como un único movimiento. Si ha sido hacia arriba, golpeará hacia abajo. Si ha sido hacia abajo, golpeará hacia arriba. Siempre moviéndose para no dar una oportunidad de contraataque, quitándose de en medio al adversario.
En cualquier caso, intuye que Rakduim irá primero a por el caballero, pero conviene estar preparado. También conviene tener en cuenta quienes serán sus aliados más cercanos, debe esforzarse por no golpearles ni estorbarles. Luchar en grupo cada vez se le hace menos raro.

 

Notas de juego

*No estoy seguro de lo dicho, pero Marcus sabría de lo que habla, así que Kurdrim, corrígeme cuanto sea necesario xD
**Aura de fe
***Exorcismo