Partida Rol por web

El Caos había sido derrotado, con fortuna y transgrediendo la mayoría de normas escritas o habladas existentes sobre el uso de la magia, los pielesverdes rechazados y el tanto el templo de los Ancestrales como el Viejo Mundo salvado, al menos de momento. Las cosecuencias, como todos temíais de buen principio, terribles en el mejor de los casos.

Lo que otrora empezara como una simple aventura de lucro personal, en busca de un tesoro prohibido en una ciudad maldita, se había convertido en una verdadera gesta digna de las mejores historias de Bretonia donde héroes y villanos se entremezclaban en una agónica carrera por la supremacía.

El Viejo Mundo se había tambaleado, pero gracias al esfuerzo conjunto había logrado mantenerse en pie... ahora solo faltaba ver como afrontaban el futuro los supervivientes.

Samuel, el antiguo cohibido ingeniero imperial, era ahora un hombre con la mente rota en pedazos que se unían o alejaban al son del azar haciendo que su concienzudo y metódico intelecto se tornara alborotado y alejado de toda lógica en apenas unos segundos.

Zeque, el afable halfling de la Asamblea, había visto y sobrevivido a tantos horrores que su mente había naufragado en el mar de la sinrazón, anclando su coraje a hechos imaginarios y miedos intangibles que tan pronto se olvidaban como aparecían para echar por tierra cualquier elemento coherente de su día a día.

Calîm, el recto y justo hechicero de Ulthuan, había sucumbido no solo a la corrupción de la mutación sino que la mancha de la nigromancia opacaba ahora su antaño límpida alma, tal vez por solo contar con la parte mortal de ésta desde que perdiera su inmortalidad en Sylvania.

Qué camino seguirían nadie lo sabían, pero aun quedaba un asunto que zanjar. La Senda de los Ancestrales de Albion

Con el rostro desencajado por el dolor, pálido y renqueante, la fornida figura de Jahel se acercó al peculiar trío de héroes dedicandoos una larga mirada. Su aspecto era penoso y se hacía evidente que la herida parcialmente curada en su cuerpo por el arma maldita del capitán caído acabaría con él, antes o después.

junto al Arúspice, las doncellas guerreras supervivientes formaban una escueta escolta que a duras penas serviría para enfrentar a un puñado de enemigos armados con palos y piedras; ninguna de ellas estaba ilesa y, la mayoría, ahora solo portaban cuchillos al cinto o astas de lanzas rotas. Pese a ello, un deje de alegría y orgullo se adivinaba bajo sus cansadas expresiones

Los habéis logrado; tal y como predijo el Oráculo la oscuridad ha sido desterrada de ésta isla por los extranjeros- miró nuevamente a cada uno de vosotros, esta vez dejando relucir una sonrisa sincera, agradecida - Pero el precio a pagar no ha sido pequeño. Las tribus de las montañas tardarán años en recuperarse de sus pérdidas y la guardia del Oráculo es posible que acabe despareciendo ahora que quedan tan pocas... mi propia orden, en declive, acabará por extinguirse ahora que nuestro cometido ha sido cumplido- dice con un cansancio fruto del peso de su responsabilidad - Pero aun no está todo hecho. Hay que cerrar la Senda de los Ancestrales y evitar que nadie la vuelva a usar jamás

Miró entonces a Calîm, notándose como se le entristecía el rostro

De no haber demostrado el temple y capacidad de sacrificio que hoy he visto te intentaría matar ahora mismo, yo y ellas... aunque dudo que pudiéramos enfrentar tu magia, lo haríamos. Eres un peligro, desde hoy hasta el fin de tus días la corrupción del Caos asaltará tus sueños, te corromperá poco a poco y acabará cambiándote por completo. Tardará un año o diez, pero acabará pasando. No hay cura posible ... y entonces serás el enemigo

Guarda silencio un momento

Pero hasta ese día, Calîm de Ulthuan, serás un amigo de estas tierras... aunque no puedas quedarte aquí ni ayudarme más allá de lo que ya has hecho. Podrías corromper la misión que aun me espera

Se giró entonces hacia Zeque

Grande es la tierra de la que proviene, y aun más grande su gente, si con tan diminitu tamaño sois capaces de gesta como esta. A ti te otorgo el Triskele, un amuleto de buena fortuna y símbolo de mi orden, que te protegerá de los cambios bruscos de la magia evitando que la marea del norte te afecte igual que el resto... pero no estarás exento de peligro, en especial si te propones la noble misión de acompañar a Calîm- prosigue mientras le tiende al halfing el amuleto

Tras la entrega del regalo se giró hacia Samuel, sonriéndole afablemente

La tierra del Imperio es un lugar extraño y portentoso. Pese a tu aspecto taimado eres un hombre de valor, decidido y firme. Necios serán los que osen enfrentar una tierra cuna de grandes héroes como tú, en especial si infravaloran el valor de su ... ciencia- acabó diciendo tras unos segundos de duda en los que buscó la palabra para definir los extraños artilugios que había visto en manos de Samuel

Ahora partid, partid todos con los mejores de mis deseos y la más grande de las fortunas. Atravesad la Senda de los Ancestrales y viajad allí a dónde queráis, pues ese es su secreto: os llevarán allí a dónde vuestras mentes os quieran guiar; no temáis, ahora son seguras y están libres de la mácula del Caos, pero tras vuestro paso las sellaré por siempre para volver a relegar a Albion y sus gentes al misticismo. Seremos nuevamente fruto de leyendas, tal y como siempre debió ser, ocultos a los ojos del resto del mundo. El velo protector será nuevamente restablecido y, con ello, mi hogar volverá a ser seguro. Marchad, marchad ahora, y gracias amigos de Albion- os despidió haciendo un esfuerzo por erguirse y regalaros una última visión de su cuerpo maltrecho en una actitud digna y orgullosa.

A su lado, mientras el portal que os enviaba a la Senda os engullía, las doncellas guerreras alzaron sus armas mientras os sonreían en una clara actitud de respeto y amistad.

Con el sonido de los ocho vientos soplando en vuestros oídos, haciendo revolotear vuestras ropas de forma alocada, el templo de Albión desapareció de vuestra vista en una espiral multicolor antes de que la luz del día os golpeara los ojos, allí donde habíais deseado llegar, sin que ningún mal o peligro o acechara.

Albion quedaba atrás, ahora el Viejo Mundo os esperaba...

Cansado, estaba cansado para discutir con Zeque, para enfrentar las miradas acusadoras de la guardia del Oráculo. Jahel mismo le decía que él mismo le mataría de no haber visto sus otras obras, ¿Qué esperar entonces de un desconocido? Era un monstruo, marcado por una mutación, por la nigromancia...eso sería a otros de todos. Ya había sufrido bastante por ser solo un elfo, no aceptaría un destino parecido.
—Si el Oráculo nos hubiera dicho que íbamos a ganar igualmente habría viajado más tranquilo —comentó, sin morderse la lengua —.Soy un peligro, Jahel, como bien dices. Por eso me marcho, para intentar sanar mi dolencia...o morir en paz. Pero parto decepcionado, pues creí que éramos amigos. Sigo creyendo que hay una fuerza invisible más poderosa que el caos, que la magia misma. Puedes llamarla amistad, o amor. O simplemente la vida. Yo creo en ella mientra que tú y tu raza...en fin, aún os queda mucho por aprender.
Se dio media vuelta y se dirigió hacia el portal. Escuchó los pasos nerviosos de Zeque tras él.
—Eso que vas a hacer es una estupidez. Además, es peligroso—suspiró, resignado —.Pero no seré yo quien te lo impida. Además, no podría hacerlo solo. El camino es largo y sería aburrido sin nadie con quien hablar. Pero atiende a mis palabras, Zeque. Si cambio, tendrás que acabar conmigo. Esa será tu responsabilidad....mmmm ¿Sabes que Rakduim cargaba con una promesa parecida? Si, te lo contaré por el camino. ¿Qué a donde vamos? La selva de Lustria, por supuesto. Las razas jóvenes están tan llenas de prejuicios que no me ayudarían, pero los Slaan y sus hijos...puede que me escuchen. ¿Te he dicho que una vez un miembro de la raza de los saurios viajó con nosotros? Si, es otra buena historia. ¿Qué qué comen¿ Creo que bayas y carne cruda. Si, puedes enseñarles a condimentar la comida, seguramente te lo abradecerán...
Y con un modesto chisporroteo y una eterna diatriba, el dúo se esfuma. Se cierra el capítulo, pero la historia nunca termina.

Escuché las palabras del señor de los bosques. Sus aspecto era cuanto menos deplorable, pero aún así se mantenía todo lo erguido que podía, sujetándose la herida del costado y rodeado por el escueto grupo de mujeres guerrera, las cuales no presentaban un mejor aspecto que él. Cuando me entregó el amuleto sonreí feliz mientras me lo pasaba por la cabeza y mirando alegre las bonitas filigranas de aquel collar tan chulo…

- Muchas gracias por el Triskene o Tiskerle… o como sea que se pronuncie. Es un regalo precioso que siempre llevaré con orgullo!!! Si hubiese sabido que íbamos a compartir regalos habría preparado algo mejor pero a pesar de todo…. Déjeme ver!!! – le dije mientras me afanaba a saca cosas de mi mochila… - Aquí están!! Nunca supe si alguna vez podría darles uso y la verdad es que no recuerdo de donde salieron, pero con un juego de cucharillas de te de plata de ley…. Sus acabados son casi perfectos y su peso está perfectamente equilibrado para su manejo en las tazas. Espero que los disfrute!!! – le dije mientras se lo tendía risueño a la par que hacía un gruñido de dolor al rozarme la fea herida del costado…

Tras aquello me giré a Samu…

- Mi señor!!! Eres de las personas más despistadas que conozco…sobre todo en el último trecho de este viaje!!! Te devuelvo estas cinco bolas de hierro que usas en tu escopeta, así como una daga, esta pluma y un pañuelo de encaje… Por no hablar de dos botones, y este anillo de bronce con una marca de vuestro Dios…Si!!! El del martillo!! ¿Sinmarr o algo así?.... Siempre fue un placer viajar a tu lado aunque nunca has sido muy hablador. Y me voy con ganas de usar esas armas que usas… Algún día volveré a reclamar mi derecho a disparar a una diana… Por que una vez vi como lo hacían sobre una sandía y es un desperdicio destrozarla por gracia en vez de comérsela…

Y finalmente me giré a Calîm…

- Así me gusta!! Que por fin te hayas dado cuenta de que no se puede hacer un viaje solo… La compañía siempre es afable y las horas de caminata se hacen más llevaderas. Pero una cosa!!! ¿Pararemos a comer, no? Por que se supone que ahora no llevaremos prisa… - le dije mientras preparaba mi mochila metiendo todo lo que había sacado anteriormente…. – Y una ducha!!! Ahh!!! Lo que daría por una ducha calentita!! Y una buena cena!!! – Seguí diciendo… - ¿Una promesa? El enano de la cresta era muy propenso a dar promesas… pero todas eran dichas con rabia y encolerizado… Es una pena que no pueda disfrutar de este momento. A lo mejor habría sonreído. Pero yo no la haré!!! Aunque sea el primer halfling matador… Yo solo te prometo estar contigo hasta que decidas irte. Yo no acabaré contigo, por que solo tu puedes decidir cuando hacerlo… Pero estaré ahí!!! Dando buenas conversaciones… ¿A las selvas de Lustria? PFIUUUUUU!!!! Siempre quise ir allí!!! Ya lo se Calîm!!! Yo estuve también con él, aunque muy poco tiempo. Era muy silencioso… Más que nuestro amigo el señor silencioso… Pero será un raro cambio dejar de ver a la gente grande y ver muchos señores lagartija…. Será un viaje interesante!!! Seremos Calîm y Zeque los viajeros eternos!!! ¿O Zeque y Calîm? No se… ¿Tú que opinas? Una duda que tengo…. Con ese cuello tan largo, ¿si tragas algo te golpeará el estómago al caer la comida masticada?

Y de esa guisa, sin parar de hablar y mientras iba caminando tras CalIm cogí un trozo de lanza roto que tenía la altura apropiada para ser usado como bastón de viajero y lo seguí con un trote feliz mientras recogía una última esquirla pulida de piedra negra….

Tirado en el suelo con la mirada vacia no pude mas que sorprenderme al escuchar a Jahel. Levante la mirada del campo de cadaveres para mirar en direccion al hombre que habia salvado Calim en el ultimo instante y despues mire al portal. No tenia claro que fuera buena mi presencia en ningun lugar, o lo que seria peor, seria tratado como una bestia y lanzado a los calabozos como poco. Al fin y al cabo, asi era el reino de los hombres. Rei por lo bajo, rei mientras mi mano aun empuñaba un arma de portentosos poderes y mi mente vago hasta un momento en el cual me vi a mi mismo, corriendo por unas calles muertas en pos de un grupo de exploradores. Ni siquiera recordaba cuanto tiempo habia pasado desde aquel entonces, mas si recordaba la cantidad de amigos que habiamos dejado atras. Al final incluso nosotros, los tres ultimos miembros del grupo habiamos quedado tocados de una u otra forma.

Me pase la mano por el pelo, encontrandolo lleno de pegotes de sangre y otros fluidos que preferia no advinar que eran mientras poco a poco, con sumo cuidado debido a mis heridas me levantaba del suelo. Usando algo tan noble como un Colmillo runico como mi cayado me acerque a donde estaban mis tres amigos, no sin antes mirar a Jahel y renegar por lo bajo. Ni siquiera se nos permitia quedarnos aqui porque su mundo debia quedar de nuevo oculto en el misterio y el misticismo. Las heridas dolian, aun asi me acerque a mis amigos de siempre con una extraña mueca.

No puedo volver al Imperio, no en mi estado... - suspire levemente mientras mis manos se aferraban al Colmillo y miraba a Calim. - Jahel tiene razon en parte, es posible amigo mio que tus intenciones sean buenas pero si algun dia el Caos vence, seras uno de los peores enemigos a los que jamas el mundo haya enfrentado. - Sonrei esceptico. Salvadores, condenados, enemigos, herejes y traidores. Los verdaderos heroes yacian en el fango o bajo tierra hacia mucho, los que tenian la suerte o la mala suerte de sobrevivir, acababan convirtiendose en villanos. Esa era la forma de ser del ser humano.

Zeque me tendio varias de mis balas y algun que otro detalle mas, sonrei. Conocia al mediano y sabia que su necesidad de acaparar cosas no tenia parangon. Bueno, al menos tenia unas balas para acabar con mi vida si era necesario. Mire a mi amigo y sonrei mientras le desbarataba el pelo, antes de mirar a Calim. - Voy con vosotros. El destino es cosa vuestra. No me importa, porque no tengo ningun sitio al que volver y vosotros... sois mi unica familia.

Finalmente, con la mente enfocada hacia un futuro incierto, los tres compañeros iniciaron un nuevo viaje, apoyándose los unos en los otros y con la amenaza de la mancha del Caos sobrevolando sus cabezas, rumbo a Lustria. Atrás quedaban las frías montañas de Albion, sus brumosos pantanos y mutados bosques.

Con el sonido de los ocho vientos soplando en sus oídos, tironeando de sus ajadas ropas, y revolviéndoles el pelo se precipitaron a través de una espiral multicolor atravesando el tiempo y el espacio. Sus cuerpos se desdibujaron solo para volver a definirse un segundo después; ante los tres amigos, tres héroes que tal vez nadie reconociera jamás, se abría un nuevo mundo que explorar.

Una densa y tórrida jungla, de altas copas de verde esmeralda, los acogió en su seno mientras el sonido de un sin fin de animales, muchos de ellos antediluvianos, alteraban sus instintos de supervivencia poniéndolos en tensión. Pasados unos segundos sin que ningún ser prehistórico los atacase se permitieron el lujo de relajarse ligeramente para poder observar el paisaje que los rodeaba en toda su magnitud.

Se encontraban frente a un camino adoquinado, con siglos de antigüedad a sus espaldas a juzgar por su estado, el cual había sido parcialmente devorado por la jungla circundante; adornando la antiquísima calzada vislumbrásteis, a lado y lado y hasta donde alcanzaba la vista, enormes efígies de seres reptilianos en diferentes posturas. Todas y cada una de las estátuas tenían un detalle abrumador pero el tiempo, la horrible humedad y la vegetación que prácticamente ocultaba alguna de ellas hacia difícil poder averiguar algo más de ellas.

A su espalda, cerrándose con un simple ¡plof! la entrada a la Senda de los Ancestrales se cerró para revelar una circumferéncia pétrea, de casi tres metros de altura, sostenida por dos estátuas de enormes hombres lagarto con aspecto solemne. Tras las estátuas, entre la espesura y sobresaliendo por encima de las ramas más altas de la jungla, la cúspide de una pirámide escalonada se recortaba contra un cielo de un azul impoluto.

Súbitamente, procedente del zigurat, un rítmico toque de tambores empezó a sonar...