Partida Rol por web

Miro la escena sorprendida, ¿y aquella cosa monstruosa? ¿acaso mi imaginación me la había jugado?

- Yo... yo juraría que ví... - me acerco a Anne para intentar comprobar si está viva.

Todo aquello era demasiado raro.

Me dejé arrastrar por Juliette hasta la salida. Al mirar fuera, no vi nada fuera de lo normal ni nada que pudiera haber asustado así a Juliette.

El cuerpo de Annemarie estaba tirado en un rincón con una evidente herida sangrante en la cabeza.

Julette. Annemarie necesita ayuda. - me acerqué al cuerpo y me arrodillé junto a él. Le tomé el pulso en el cuello.

Juliette. ¿Qué viste aquí que te asustó tanto? ¿el cuerpo simplemente?

Me acerco a Alfred aún asustada.

- ¿Qué puedo hacer? ¿Deberíamos llamar a la policía o llevarla a algún hospital? - miro de reojo los barriles esperando que suceda algo - yo... yo... da igual. Olvídalo, centrémonos en ella.

Alfred comprueba el pulso de Annemarie y siente un gran alivio al comprobar que, pese a tener la cara ensangrentada por una pequeña brecha abierta en la frente, la mujer sigue con vida. Con la ayuda de una circunspecta Juliette, el crítico de arte intenta reanimar a la chica mediante ligeras palmadas en rostro y espalda, pero esta sigue inconsciente.

No podemos llamar a la policía. ¿Cómo explicaríamos que estábamos aquí dentro? Quizás el comisario nos cubra, pero quedaremos en evidencia.

Me agaché e intenté colgarme a Annemarie del cuerpo, pasando un brazo suyo por detrás de mi cuello.

Ayúdame, Juliette. Saldremos por la puerta de atrás y la llevaremos a un hospital. Sé que no es lo mejor moverla, pero tenemos pocas opciones.

La cara de Juliette aún mostraba miedo.

Después me tienes que explciar qué has visto. No te preocupes, no pensaré que estas loca, sea lo que sea. - apunté al ver la mirada de negativa en la cara de Juliette.

Alfred tenía razón, pero si la llevábamos a un hospital...

- Pero, en el hospital harán preguntas, tendremos que inventarnos una buena historia, una consistente o acabarán por descubrirnos. ¿Se te ocurre algo?

Ayudo a mi compañero a trasladar a Annemarie como puedo.

- Bueno, ya hablaremos de eso en otro momento. 

En menudo lío nos habíamos metido, quien iba a pensar que lo que empezó en un juego acabaría con la chica inconsciente y conmigo viendo cosas que parecían de otro mundo.

La pareja aúna sus fuerzas para trasladar el cuerpo inconsciente de Annemarie al interior de la cocina donde, a duras penas, lo reposan sobre una de las sillas. No les hace falta avanzar mucho cargando el peso muerto de la mujer para darse cuenta que, de esa guisa, será difícil salir de la casa y buscar un hospital sin llamar la atención. Deben procurar devolverle la consciencia a su compañera antes de plantearse salir de allí.

Parecía que Alfred estaba pensando y no se decidía pues ni palabra había dicho después de mis preguntas ¿qué podíamos hacer? ¿cómo demonios íbamos a sacar a la joven y llevarla a un sitio para que la curasen sin que nadie nos descubriese? Me parecía algo imposible.

Me agacho y le hago una señal a mi compañero para que pare.

- Voy a intentar despertarla, no podemos seguir así, no llegaremos a ninguna parte - abofeteo a la chica a ver si se despierta, sino intentaré buscar un vaso y tirarle agua fría por encima.

Antes de poder reaccionar, Juliette intentó despertar a AnneMarie por métodos, digamos que poco sutiles.

Espere, Juliette. Intentemos con algo menos agresivo. Voy a la cocina a buscar un vaso de agua y un trapo. Quizás si le mojamos la cara sea mejor que una serie de bofetadas.

Salí de la habitación en dirección a la cocina.

Al crítico de arte no le costó demasiado encontrar un paño que, tras colocarlo bajo el grifo y escurrirlo varias veces, colocó sobre el rostro ensangrentado de Annemarie. A los pocos segundos, la mujer empezó a desperezarse. Una mueca de dolor se dibujó en su rostro a medida que entreabría los ojos.

"¿Qué... qué ha ocurrido?"

Mentiría si dijese que esa mujer me tenía de los nervios, si estábamos en esa situación era solo culpa suya por ir por su cuenta y no contar con nosotros, por lo que el hecho de no tener que abofetearla me decepcionó. 

¿Qué tonterías estás pensando Juliette? Céntrate por el amor de dios.

- Menos mal que vuelves en sí Annemarie, algo te sucedió en el jardín y estabas inconsciente, tenemos que ir a un hospital, ¿puedes incorporarte con nuestra ayuda?

Visiblemente consternada, Annemarie se aprieta la frente con dolor mientras relata con ritmo entrecortado lo sucedido.

"No recuerdo bien. Estaba en el patio echando un vistazo. Encontré un barril, lo destapé y... todo se esfumó a mi alrededor. Creo que algo me golpeó en la cabeza. Algo... húmedo."

Lo que explicaba Annemarie no tenía mucho sentido, a no ser que el barril contuviera alguna substancia somnífera.

Ahora que somos tres muestranos del barril. Iremos con cuidado al destaparlo no sea que nos suceda lo mismo.

En aquella casa sucedían y habían sucedido cosas extrañas. Teníamos que andar con cuidado.

¿Seguro que te golpearon? Quizás te desmayaste sin mas

Lo que decía la joven tenía sentido para mí, eso cuadraba con lo que yo había visto, después de todo no había sido una alucinación, aunque casi prefería pensar que si lo había sido...

No digo nada me limito a seguirlos angustiada por lo que podamos encontrar.

Annemarie mira desorientada al crítico de arte.

"No, no sé..."

Con la ayuda de una circunspecta Juliette y antecedida por Alfred, la trotamundos se levanta de la silla y con paso vacilante cruza el acceso al exterior. Una vez fuera, la convaleciente señala hacia un rincón del patio donde se encuentra un barril de madera oscura rodeado de pequeños charcos de agua. A pocos centímetros del tonel, tirada en el suelo, está la tapa.

Annemarie sigue caminando en dirección al tonel, pero los pasos de su muleta, que es Juliette, se detienen a un par de metros de su objetivo, reteniendo con fuerza el avance de la pareja. Los ojos de la cantante, abiertos como platos, lucen expectantes y un débil temblor se intuye en sus manos.

Aquel parecia ser el origen del miedo de Annemarie. El barril, abierto, esperaba que alguien mirara en su interior.

No estaba demasiado seguro de querer arriesgarme, pero debía comprobar que demonios había atemorizado de aquella manera a la mujer.

Me adelanté un paso dejando a Annemarie apoyada en Juliette y me acerqué al barril para mirar en su interior.

Lentamente, con paso dudoso, Alfred se aproxima al tonel. Un presentimiento aciago va creciendo en su mente a cada paso que da y, con sorpresa, descubre que la tensión creciente ha conseguido que sus sienes se perlen de sudor. Justo detrás, sin osar moverse, las dos mujeres observan la escena sin perder detalle; una, la cantante, recelosa y taquicárdica, y la otra, la trotamundos, aturdida y curiosa.

Escasos centímetros separan a Alfred del barril, cuando, de repente, un sonido seco procedente del recibidor de la casa saca al trío de la sugestión reinante. Alguien está golpeando la puerta.

Me quedé parado antes de comprobar el interior del tonel. No podíamos responder a la llamada sin desvelar nuestra presencia allí.

Esperen aqui

Salí del patio hacia el interior de la casa y llegué a la sala principal donde estaba la puerta. Camine lentamente hacia la puerta intentando que el suelo no crujiera bajo mi peso. Podía mirar por la mirilla y ver quién estaba al otro lado de la puerta

Alfred avanza cauteloso por el pasillo hasta el recibidor de la casa, esquivando todas las ventanas que encuentra en su camino para evitar ser visto por miradas indiscretas. Llegado a la puerta principal y conteniendo la respiración, el crítico de arte coloca un ojo tras la mirilla. Por el agujero ve a una sesentona canosa con la cara exageradamente maquillada y vestida con una blusa y una falda floreadeas que, por su estampado y su mala caída, atentan contra cualquier cánon estético.

"¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Señor Drake, ¿por fin ha regresado? Soy la señora Smith."

La mujer vuelve a golpear la puerta, sin dar muestras de haber percibido la presencia de Alfred.