Partida Rol por web

Alexander se dió media vuelta. Aquello tenía un olor horrible y estubo apunto de vomitar. Pasó por encima de las tablas y se apoyó en el cubo que nos protegía del cuchillo. Esperó unos segundos a que se le pasara la angustia y después, sin saber muy bien por que, empezó a quitar la cosas que sujetaban el cubo y por último dio una patada a éste, liberando así el cuchillo. 

Al comprobar que no llevaba documentación simplemente lo ignoro pasando a prestar toda la atención a la Plataforma mientras inconscientemente extiendo el brazo para coger el legajo de papeles que me tiende Sybill.

Los papeles se deshacen lentamente y se desmenuzan cuando Sybill los toca. Parecen muy viejos y con la humedad del sótano, y seguramente el paso de las ratas, están en muy mal estado.

Aun así, en los que quedan en la mesa, y entre los restos del papel podéis ver que se trata de una especie de calendario. Aunque no podéis descrifrar mucho mas.

El cuchillo sale disparado contras la espalda del policía, que aun seguía cerca del agujero mirando el interior. Por suerte para el el cuchillo pasa cerca de su hombro pero no le llega a rozar. Este se queda suspendido en el aire, moviendose oscilante dispuesto a lanzarse contra él una vez mas.

Sybill se giró sorprendida tras ver como los papeles se hacían polvo ante sus ojos y al ver que el sacerdote salía corriendo por el agujero de la pared. Justo cuando iba a asomarse el cuchillo entró en el interior de la habitación rozando por escasos centimetros el hombro del policia.

-¡Cuidado!

Al ver al cuchillo bailando, suspendido en el aire, Sybil saltó sobre el tratando de asirle cayendo al suelo en el intento. A pesar de que el cuchillo no se movia demasiado era dificil de atrapar

- ¿Pero que? - digo al percatarme de que el cuchillo está frente al Agente Parker. ¡¡Cuidado Parker!! - le grito.

Alexander pareció despertar de un mal sueño. Solo recordaba un extraño olor y el sabor del ácido del estómago en el paladar. Entonces fue cuando vio el cuchillo volar en dirección al policía.

Dios Santo, cómo ha salido del cub...

Detuvo la frase a la mitad cuando se vio al lado del cubo volcado. Cuando se hubo recobrado de la sorpresa lo cogió y se dirigió hacia el cuchillo mientras este flotaba en el aire intentando volver a atraparlo.

Michael estaba junto a la abertura, vigilando toda la sala para que nada les sorprendiera mientras examinaban los restos de aquel... ¿hombre? y la pila de papeles. Cuando oyó el grito de Sibyll y comprobó que miraba algo detrás de él, se apartó instintivamente, justo a tiempo de evitar ser trinchado por aquél maldito cuchillo.

- ¡Mierda! -exclamó.

Centró toda su atención en aquél objeto endemoniado. Estaba claro que iba a atacarle una vez más y tenía que estar preparado para esquivarlo. Una bala no sería de mucha utilidad contra eso, así que se obligó a pensar con rapidez.

- ¡Busquen algo para derribarlo! ¡Tenemos que cargárnoslo de alguna manera!

Estaba demostrado que "encerrarlo" no había sido efectivo. ¿Pero cómo iban a destruir un cuchillo en ese sitio? No podían fundirlo ni romperlo hasta tal punto que fuera inofensivo sin arriesgarse a sufrir serias lesiones.

El cuchillo se lanza de nuevo contra el policía clavándosele en el hombro izquierdo. EL cuchillo aun se mueve mientras esta clavado, cortando la carne del policía que grita dolorosamente.

- ¡UAAAAAGHHH! -exclamó el agente Parker, llevándose instintivamente una mano al hombro cuando el cuchillo se hincó en sus carnes y se movió violentamente como una piraña.

Al ver que el cuchillo se le clava en el hombro al Agente Parker me acerco e intento sacar el cuchillo de su actual alojamiento.

- No se mueva. Voy a intentar sacar el cuchillo. - digo agarrándolo por la empuñadura pero sin conseguir sacarlo.

- Maldita sea. Está bien clavado el muy hijoputa.

Me giro hacia el Padre Alexander y le digo. Padre, ¿puede ayudarme?

Alexander observó como el cuchillo se retorcía en la herida que le había hecho al agente Parker. Se acercó al policía mientras este se quejaba por el dolor de la herida.

No se mueva, voy a ayudarle a quitarle el cuchillo.

Sujetó el cuchillo con tanta fuerza como pudo.

Por lo general no es buena idea quitar un cuchillo clavado, pero creo que es peor dejarlo aquí. A la de tres tiro de él. ¿Preparado? Uno ...

El padre Alexander tiró del cuchillo antes de acabar de contar y lo sacó de su hombro. Intentó ponerlo debajo del cubo en el que inicialmente lo había encerrado.

El agente grita de dolor cuando, tras varios esfuerzos le logran sacar el cuchillo. Un chorro de sangre salpica la cara y el pecho del cura que cae de culo contra el suelo, con el cuchillo aún temblando en la mano.

Aún apoyado contra la pared, Michael profirió un nuevo alarido cuando el sacerdote le extrajo el cuchillo. Notó cómo su sangre manaba de la herida y se le nubló la vista, mientras su espalda se deslizaba por la pared y él quedaba casi de rodillas.

- Hijo de... -musitó, aferrándose el hombro y apretando los dientes.

Mientras los otros dos hombres se encargaban del cuchillo Sybill agarró al policia y le hizo sentarse. Rapidamente buscó un pañuelo para taponar la herida y le quitó la chaqueta, abriendole la camisa para poder comprobar el estado de la herida.

-No se preocupe...procure respirar tranquilo-dijo la joven mientras nerviosa se volvía hacia sus compañeros- ¿Donde está el bote de alcohol que le dí?

Cuando se lo dieron procedió a desinfectar la herida. No era exactamente alcohol pero serviría. Apretó fuertemente el pañuelo contra la heridamientras interiormente se maldecía por no tener una aguja para coser la herida. Como pudo, aseguró el pañuelo con otros dos de los que llevaba en el bolso y le ayudó a ponerse de nuevo la chaqueta para hacer que no se moviese.

Tenemos que llevarle cuanto antes al hospital...

A sybill la fastidiaba reconocerlo. Tres visitas al hospital no era nada normal y además estaban tan cerca del final...lo intuía, lo sabía, pero la integridad física de su compañero era más importante.

Corriendo me acerco a por el cubo que está en el suelo y lo pongo sobre el cuchillo.

- A la de tres Padre. 1, 2 y 3. - digo apoyando todo mi peso sobre el cubo para aferrar el maldito cuchillo.

Esta vez lo aparto y pongo en una esquina.

- Rápido, algo para sujetar el cubo. - añado sujetándolo firmemente en el suelo.

Alexander salió corriendo a por lo mismo que sujetó por primera vez el cubo. Debería ser suficiente también esta vez.

Profesor, le pondremos esto para sujetarlo.

De nuevo la misma operación con el cubo, que antes había resultado, la volvieron a realizar entre el padre Brandt y el profesor para encerrar el cuchillo una vez mas. El sudor les corría por la frente mientras trataban de contener a aquel cuchillo.

A un escaso metro de ellos estaba Sybill tratando de taponar la herida que no dejaba de manar sangre, donde el cuchillo había atravesado la piel del policía. Sus manos se manchaban de sangre mientras trataba de ejercer presion y desinfectar la herida.

Pero en aquel momento algo hizo que todos se parasen, por unos segundos no se escucho ni siquiera su respiración, todos miraban al mismo punto...

Cuando el profesor y él consiguieron encerrar de nuevo el cuchillo, el padre Alexander se giró y miró la escena. ¿Podría su mente y su fe soportar aquello?