Partida Rol por web

A medida que se internaban en la caverna, la atmósfera se volvía más opresiva. El peligro era palpable y el hecho de no saber si Raúl se había dado a la fuga o los seguía sigilosamente para traicionarlos no ayudaba a la maga a tranquilizarse.

Tras un recodo, desembocaron en una estancia enorme. En el centro se veía un pilar, al parecer una formación natural, y más allá, los restos de un cajón con su contenido esparcido por sus inmediaciones.

La soledad de aquella estancia, la altura que hacía perder de vista los techos y aquel rasgo de civilización y modernidad, tan ajeno al resto del paisaje, le provocaron una incómoda sensación de angustia. Todo aquello se volvía más misterioso a cada paso y el no saber qué hallarían unos metros más allá, la ponían bastante nerviosa.

Con un andar solemne, Iasana se encaminó primero a inspeccionar el pilar. Levantó un poco la linterna para que iluminara lo más arriba posible y con lentitud, lo fue rodeando para verlo desde todos los ángulos, en busca de cualquier cosa que le sirviera de pista. Luego, cuando su inspección hubo terminado, con sumo cuidado de no caer en alguna trampa, se acercó a los restos del cajón, para ver más de cerca qué era lo que contenía. Tal vez ello le diera una razón del por qué se encontraba allí y quién lo había abandonado en aquel lugar.

 Iasana, empujada por su curiosidad, se acercó para examinar la caverna, centrándose en el enorme pilar natural, una formación curiosa y fascinante a la par que natural. Como ella sabía, el fluir de un goteo constante podría erosionar y sedimentar el material arrastrado a lo largo de siglos para formar este tipo de construcciones. Viendo que no había no era nada más destacable y de que tampoco mostraba ningún signo de que hubiera sido manipulado, se acercó al enigmático cajón de madera roto con la paja esparcida.

 Con el haz de luz hendiendo la oscuridad reinante, pudo examinar la caja. No era más que unos delgados tableros de madera basta pensados para empaquetar cosas, como las cajas típicas que se podía llegar a encontrar en cualquier puerto comercial salvo que... en la parte superios de la tapa yacía grabado al fuego un par de grilletes unidos por eslabones.

 Entonces por la galería del oeste asoman un grupo de hombres que se os quedan mirando sin terminar a comprender... o eso es lo que ven Iasana y Davenport.

Era evidente que el nerviosismo afloraba su piel y el sudor empañaba su vista a pesar de la baja temperatura. Su respiración agitaba denotaba su tensión y le dolía la mandíbula por la presión involuntaria que ejercía sobre ellas. Sus dedos se aferraban al pomo de la empuñadura de su arma como si se le fuera la vida en ello. Avanzó poco a poco y la galería se abrió a otra caverna.
Iassana se aproximó al pilar central que sostenía el techo, que se perdía en lo alto. ¿Qué se ocultará en los oscuros recovecos arriba, a salvo de nuestras miradas? Prefirió no pensar, peligro mayor le esperaba cuando la mítica criatura se encuentre ante ellos.
- ¡Cuidado!¡No lo toques! - advirtió - no sabemos realmente la naturaleza del peligro que pueda acecharnos.
Desconfiaba de todo, aunque no de todos. La mujer avanzó decidida hacia el cajón, estaba tenso y cualquier movimiento de sombras le sobresaltada, su sentido de la alerta se había activado y sus ojos se movían hacia un lado y el otro buscando amenazas ocultas. Estaba deseando acabar con todo aquello, sus nervios y sentimientos encontrados le estaban traicionado por un igual.
Liam avanzó con paso cauteloso hacia ella. Se enjugó el sudor con la manga del brazo derecho, la que portaba la espada.

Iasana, empujada por su curiosidad, se acercó para examinar la caverna, centrándose en el enorme pilar natural, una formación curiosa y fascinante a la par que natural. Como ella sabía, el fluir de un goteo constante podría erosionar y sedimentar el material arrastrado a lo largo de siglos para formar este tipo de construcciones. Viendo que no había no era nada más destacable y de que tampoco mostraba ningún signo de que hubiera sido manipulado, se acercó al enigmático cajón de madera roto con la paja esparcida.

Con el haz de luz hendiendo la oscuridad reinante, pudo examinar la caja. No era más que unos delgados tableros de madera basta pensados para empaquetar cosas, como las cajas típicas que se podía llegar a encontrar en cualquier puerto comercial salvo que... en la parte superios de la tapa yacía grabado al fuego un par de grilletes unidos por eslabones.

Entonces por la galería del oeste asoman un grupo de hombres que se os quedan mirando sin terminar a comprender... o eso es lo que ven Iasana y Davenport.

El capitán, con sus sentidos alertas reaccionó rápidamente y se lanzó a la carga. Había perdido muchas cosas pero no su coraje y su maestría con el arma. Se lanzó hacia el más cercano, se detuvo clavando sus pies en el suelo y esperó que se acercara. El sonido de sus botas reverberó en la inmensa caverna su acero buscó hendirse en la blanda carne de su enemigo. Un poco de acción le venía bien para desviar sus pensamientos oscuros y centrar su atención en algo útil.

 Con determinación y sin duda alguna, Liam avanzó bravo contra los recién llegados, y sin mediar palabra, lanzó un letal tajo en horizontal al más cercano de los contendientes...

 ...el desdichado, un tipo ataviado con harapos y portando una palanca en las manos, cae a un lado con la garganta abierta (-5 pv), sin llegar a comprender qué demonios ha pasado.

Una caja de esclavista? qué hace eso aquí? como ha llegado? Y el contenido... Iasana intentaba racionalizar lo que sus ojos veían cuando unos desconocidos aparecieron desde las profundidades de la caverna. Al parecer, ellos estaban tan sorprendidos de verlos como lo estaba ella. Sin saber que hacer, se quedó paralizada unos segundos, tiempo más que suficiente para que el capitán se lanzara como una saeta contra los recién llegados.

-Detente Líam!!! Por favor, deténganse todos!- lamentablemente su advertencia llegaba tarde. El capitán se había cargado a uno de aquellos hombres, que se veían desnutridos y débiles. Eso sería una carnicería si no lograba interceder con la razón.

-Por favor, deténganse! Esto ha sido un error, no queremos hacerles daño! Por favor, no hagan una locura. Si desean seguir viviendo, bajen sus palos. ¡Líam! detente tu también! Los necesitamos!!!- si el grupo se había sumido en el frenesí de la batalla, sus palabras habrían caído en saco roto. Pero dice el saber popular que la esperanza es lo último que se pierde. Iasana, juntando toda la que podía reunir, imbuyó a sus palabras de pasión, intentando calmar, con sus ruegos, la masacre que iba a desencadenarse.

- Estos tipos no deben hacer nada bueno aquí - responde Liam resoplando - ¿habéis visto la caja con los grilletes? Eso no es una caja para recolectar insectos.
Los carrillos del capitán estaban hinchado por la furia. Escupía cada palabra con rabia.

  Iasana intentó mediar paz con aquellos desharpados y Liam, quien se había abalanzado con rabia contra aquellos desdichados. Cuando Liam respondió las palabras de la muchacha, una voz ronca y cargada de desprecio proviene de detrás de los tipos harapaientos.

- Verdammt Würmer! Wird für Ihren Mut und Dummheit bezahlen. ¡Tötet sie!

 Como empujados por un muelle los temerosos esclavos se precipitan sobre Liam esgrimiendo los garrotes y las palancas. El pánico se dibuja en sus rostros demacrados y llenos de cicatrices. ¡No obstante los compañeros estaban listos paraa responder!

El capitán se debate con furia y parapetándose con el escudo trata de contener la marea.
- Un momento - grita el capitán - ¡deteneos!
Liam comprendió su error. Estaba trastornado por sus dudas y sus sentimientos ocultos. Parecía que la ira le había nublado la razón. Esos hombres no son guerreros, son exclavos.
- Deteneos, no quiero haceros daño, pensaba que eráis enemigos, no vamos a haceros daño - gritó el capitán - detened esta locura, ha sido un mal entendido.

 Nuño, quien había permanecído en silencio todo ese tiempo, estando en un segundo plano, vió como la situación iba de mal en peor. Ya era malo de por sí entrar en el cubil de una temible bestia salida de las leyendas, pero toda esta gente... todos esos esclavos... era simplemente una locura. Pero además, empujado por los acontecimientos y la angustia, Liam se abalanzó sobre el primer ser que encontró a su alcance, ¿tal vez para pagar su frustración?

 En cualquier caso cuando se dió cuenta de lo que había hecho, con la ayuda de Iasana, un sentimiento de culpa lo invadió.

 Mal momento para las palabras, ahora que la sangre ya ha corre por el suelo.

 - Yo que tú vigilaría, Liam, parecen no estar por cháchara.

 Manteniendose fiel a su máxima, Nuño procuró mantener una saludable distancia con el combate, pero lejos de huír, se acercó dando un rodeo para ver mejor al tipo que había hablado.

La aparición de los desconocidos pilló por sorpresa a un Jack más interesado en la presencia de aquellos grilletes que en el curso de la cueva. Cuando vió a los hombres Liam ya se había hecho cargo de uno de ellos.

Los gritos de Iasana y el idioma utilizado por los habitantes de la cueva no hicieron nada más que augmentar su confusión. Al final, sus harapientos adversarios decidieron por ellos.

De un ágil movimiento el marino se interpuso entre Iasana y los agresores. Con un experimentado golpe Jack esperaba poder desacerse del esclavo que más cerca tenía. Si eran lo suficientemente contundentes, los esclavos huirían por su vida.
Una sonrisa se le empezó a dibujar. Un antiguo esclavo matando a otros esclavos. Un negro libre matando a unos esclavos blancos. Era increíble la cantidad de paradojas que se sucedían en su maldita vida.

 Y el combate se desató.

 Liam, intentando corregir su error ve como se le abalanzan todos aquellos tipos armados tan solo con garrotes y palancas. A pesar de no querer herir a nadie más su instinto de guerrero y años de entrenamiento, le sirvió para esquivar y bloquear parte de los ataques, pero aún así fueron cuatro los esclavos que se abalanzaron contra él. Un impacto le alcanzó en la rodilla (-2 pv) haciéndole ver las estrellas, momento en el que otro aprovechó para estrellar la palanca contra su yelmo de metal (-2 pv) aturdiéndolo unos instantes, pero la recia constitución del capitán de los Torquemar le hizo permanecer en pie.

 El quinto esclavo nunca llegó atacar a Liam, antes de alcanzarlo un oscuro y basto machete le alcanzó en la cuerva del cuello en un golpe horizontal, salpicando con sangre roja a todo el mundo. Una escalofriante sonrisa blanca se abrió en el rostro de tez oscura de Jack.

 Nuño por su parte sintió como una pivote de ballesta cruzó el aire a escasos centrímetros de su rostro, no todos iban armados con garrotes al parecer...

 Finalmente, en un segundo plano, Iasana, permaneció estática junto al cajón de madera roto, el caos de la situación y la carnicería en la que se convertía dejó a la joven indispuesta durante unos instantes.

Ele momento de parlamentar había acabado. Liam trató de esquivar cada golpe, la mayoría con éxito, pero la embestida fue tal que recibió unos cuantos golpes. No quería hacer daño a esos inocentes, pero el daño ya estaba hecho, había golpeado primero la tensión había socavado sus nervios y el mínimo estímulo había disparado sus sentidos y su mano había reaccionado ante la mínima amenaza. Su pierna le dolía y parecía palpitar; su cabeza, palpitaba aún más y parecía reventar en cualquier momento. No obstante, habían sido muchos años de entrenamiento y unos simples golpes no iban a detenerle. Consciente de la situación trató de defenderse pero era inevitable que tendrá que luchar o perecería. Entonces atacó al otro exclavo.

Iasana vio, con horror, como sus palabras caían en saco roto y la batalla se desataba en toda su regla. La ferocidad y el miedo que emanaba de los esclavos que se abalanzaron sobre el capitán, la hicieron permanecer estática, anulando su capacidad de reacción. Por unos instantes, sólo pudo ver como se desarrollaba la acción sin poder intervenir de ninguna manera.

Fue así que vio con total claridad como la brava defensa de Líam no era suficiente para evitar que los golpes lo alcanzaran y también vio como Jack tomaba por sorpresa a uno de ellos y de un estoque lo dejaba fuera de combate.

No puedo permanecer así. Son muchos para nosotros, tengo que ayudar de alguna manera!!!

Respiró hondo, cerró los ojos unos segundos para ponerse en foco y con su mente comenzó a buscar. Si logro anular al que los manda, los demás dejarán de atacar.

Con decisión, comenzó a moverse cuidadosamente entre las sombras rodeando la lucha. Tenía que llegar hasta el líder. Solo allí podría actuar.

Si había alguien en la cueva que no supiese que estaban ahí era que estaba convertido en piedra. La refriega de la pelea, los gritos y los lamentos convertían en ese pequeño espacio en un auténtico caos.
Ya no se trataba de golpear con intención. Ahora las intenciones del marino eran barrer con su machete todo lo que no pareciese amigo.
La ventaja de estar en vanguardia era que tu vida se volvía muy simple... Sin complicaciones, sin complejos. Ni recuerdos ni sentidos de culpabilidad.

Después de despachar al primer desdichado (Jack suponía que no se volvería a levantar. Si no ya lo remediaría) descargó otro machetazo al que tenía dentro del alcance de su acero. No se trataba de Liam, por lo que intentó darle fuerte.

 Los golpes de Liam y Jack causaron más dolor entre los desdichados esclavos desnutridos. Liam atraveso al que le golpeara en la pierna y Jack seccionó el brazo de otro a la altura del codo a uno de los desgraciados, arrancándole un escalofriante grito de dolor.

  YaaaaaagggghhhhHH

 A pesar de que tal castigo debería haber desanimado a las mejores tropas, parecía no ser suficiente para quebrar el visceral temor de los esclavos. El del brazo cortado intentó castigar con un garrotazo al temible hombre venido de más allá de los mares, a pesar del nuevo y precario equilibrio, con la mitad de un brazo cortado, logró aporrear a un lado de la cabeza a Jack (-3 pv), mientras sentía como se le escapaba la vida por el brazo cercenado, rociando a todos con cálida sangre.

 Los otros dos esclavos, a pesar de ver como otro de ellos cayó abatido por la acerada espada del peligroso hombre de los Torquemar, se abalanzaron sobre él. Uno de ello no golpeó con suficiente fuerza como para atravesar las defensas de la armadura... pero el otro alcanzó conectar un temible golpe bajo la axila, se escuchó un sonoro crujido venido de las costillas de Davenport y este se encogió por el dolor (-5 pv) y derrumbándose para terminar cuan largo era sobre el mugriento suelo de la cueva.

 Uno de los esclavos mira Jack y el otro a la mujer, dispuestos a cumplir sus órdenes.

 Por su lado Nuño levanta el arco y dispara una flecha a un blanco oculto entre las sombras... pero al sentirlo maldecir entre dientes los resultados parecen evidentes.

 Mientras el combate se desarrolla en un torbellino de caos y desorden, gritos y gruñidos, Iasana se acercó hacia la fuente de la órdenes, al que al parecer Nuño acababa de disparar.

 A la luz de la lámpara, la mujer puede ver una terrible criatura, bajita y contrahecha, de rostro grotesco en el que el menosprecio y el odio parecen ser habituales. Un ser bajito, poco más de cuatro pies de altura, de tez oscura, cabeza con unos pocos mechones de pelo ralo y dientes torcidos entre una barba enredada. A pesar de su aspecto repulsivo parece ser que no es incivilizado, o no lo parece al ver la armadura de cuero que viste y la espectacular ballesta exótica que este esgrimía entre las manos y dirigió hacia Nuño...

 ... el cuadrillo voló la poca distancia que había entre Nuño y el ser para clavarse en la armadura ade cuero que vestía el juglar... por suerte parecía que esta había absorvido la peor parte del daño.

 El joven dió un respingo cuando sintió el impacto del cuadrillo en el pectoral de la coraza de cuero hervido que vestía.

 - Casi me atraviesas, a ver que haces en las distancias cortas.

 Dijo a la par que desenvainaba la hoja de su espada y va en busca del despreciable ser. Haciendo gala de una destreza sorprendente, Nuño fintó y tomando con la guardia baja al adversario le alcanzó con un golpe bajo que acertó en un muslo (-3 pv), arrancándole un gruñido de dolor seguido de un juramento en su extraño idioma.

El soldado cayó al suelo doblado por el incipiente y acuciante dolor localizado debajo de la axila izquierda, la que sujetaba el brazo. La saliva escapó de la comisura de los labios y sintió un súbito mareo que amenazaba su consciencia. La visión se tornó borrosa y quedó tendido cuan largo era. Escuchaba los alaridos de dolor y los ruidos de la pelea. Necesitaba levantarse y luchar hasta el final de su vida. Era un soldado de Torquemar y tenía que levantarse. Hizo acopio de sus ya extintas fuerzas, pero la rodilla estaba hinchaba por el golpe y las costillas le castigaban con un dolor atroz. Las piernas fallaron y permaneció tendido.

El capitán sintió que todo le daba vueltas. Intentó volverse a poner de pie, pero sus fuerzas flaquearon, la visión borrosa se tornó en una gran mancha negro y todo oscureció.