Partida Rol por web

Edariel dejó que aquel matón corriera y salvara su vida.
Si los astros lo querían, quizás recondujera el rumbo de su vida.

Sin enemigos cerca, el único objetivo, a parte del que Mori parecía tener controlado, era el infame Goro.
El elfo corrió hacia allí, pero cuando se encontraba a unos pocos pasos, notó algo extraño.
Primero fue Stuart quien salió del conducto subterráneo, pero no logró acertar a Goro con su disparo.
Y cuando el elfo ya temía que el Ysoki podría convertirse en el blanco del otrora segundo al mando de las Serpientes de Morob, pasó algo más inesperado todavía.

Una especie de sombra, salida de la nada, atacó a Goro, hiriéndole de gravedad.
Y cuando la figura dejó de moverse, Edariel se quedó boquiabierto un instante.
Era una elfa oscura, pero no una cualquiera... era ella.
Sus recuerdos viajaron entonces a aquel día, capturado por aquellos piratas drow.
Recordaba el dolor de los golpes que le propinaron aquellos matones de piel oscura, y recordaba como esa elfa le ayudaba a huir, sin que Edariel comprendiera nada.
Su mano viajó un instante a su cuello, donde aún colgaba el colgante que aquella drow le había entregado y pedido que protegiera con su vida.
Tenía muchas preguntas...

Los gritos de Goro y la voz pícara de la llamada Priscilla le sacaron de su ensimismamiento.
Stuart había tratado de que se rindiera, pero Goro era demasiado orgulloso para ello.
Bien, no le dejaba otra opción.

— ¿Asesino? — Dijo de pronto Stuart anonadado, manteniendo la pistola en alto apuntando a Goro pero volteando a ver a la drow y a Mori — ¿Buscado? — Stuart no leía ni veía informes noticieros, pero si era tan famoso, infame mejor dicho, ¿No debería haberle parecido familiar? Pero enseguida Stuart pensó que probablemente debajo de esa máscara que usaba de forma continua y constante se hallaba la respuesta. Ahora tenía sentido.

El elfo analizó la situación, percibiendo que al lado de Goro estaba la llamada Priscilla, mientras que en el otro se parapetaba con unos barriles que le podrían salvar de disparos.
Pero no de la Supernova.

Edariel corrió hasta posicionarse a su lado y descargó el poder de los astros, la energía fotónica en estado puro.
No sentía odio, ni ganas de venganza. Sentía lástima por un pobre diablo el cual había malbaratado la vida que la madre naturaleza le había otorgado.

La explosión de llamaradas pilló a Goro por sorpresa. La drow y Stuart pudieron sentir el tremendo calor despedido por el poder solarian del Elfo iluminando el área y calentando los contenedores de aluminio donde se protegía Goro, que grita de dolor mientras las llamas le abrasan la piel.

La Drow mira a Goro, mira al elfo y pone una extraña cara de póker mientras cambia de mano su curvada hoja y desenfunda una pistola láser.
-No eras así cuando te liberé.- Dice la elfa oscura a Edariel. -Antes te dejabas golpear.- Y esa sonrisa pícara vuelve a su cara mientras descarga un haz láser a la  cabeza del lugarteniente de Morob, que cae al suelo muerto.

— ¡Maldita sea! ¿Tomas trifluoruro de cloro concentrado o que? Ya esta, terminó ¿Podrías por favor dejar de estallar por un rato? — Pregunta medio en broma medio en queja irritada a Edariel luego de haberse agachado y cubrido un poco en reacción a semejante explosión a muy poca distancia. Pero luego se dirige a la elfa oscura. — Ahora... "Priscilla"... Gracias, pero ¿Se puede saber quien eres y por que pareces saber todo sobre nosotros? Eres espía, ¿Verdad?

La explosión causada por la Supernova engulló a Goro, que cayó al suelo envuelto en llamas y gritando de dolor.
Pero su agonía no duró demasiado, pues Priscilla lo remató con un certero disparo en la cabeza.

Edariel dejó de sintonizar energía, mirando a la drow tras su jocoso comentario.
Desde pequeño le habían enseñado que los elfos oscuros eran seres viles y traicioneros, que jamás debía confiar en uno.
Y aunque los piratas que saquearon la nave en la que había salido de Castrovel daban fe a esas afirmaciones, fue Priscilla quien le salvó de ellos.
Pero, ¿había sido por piedad o con algún interés oculto?
Con esos pensamientos en su mente, sentía varias emociones que se mezclaban en su interior.
Desconfianza, cautela, y aunque evitaría que se notara, también cierta alegría.

Yo también me alegro de verte. respondió con un tono frío, sarcástico, que en absoluto transmitía alegría.
No creo que estés aquí por coincidencia... ¿me equivoco? preguntó, como esperando a que la drow mostrara sus cartas.

Priscilla, ¿eh? No tuve tiempo de presentarme la otra vez... Edariel.
Hay bastantes cosas que quisiera... se fijó en que Stuart también tenía sus preguntas quisiéramos preguntarte... pero creo que hablar aquí no es lo más apropiado. y miró un instante a su alrededor; cadáveres, sangre, restos de disparos, barriles ardiendo...

Creo que hay bastantes cantinas por aquí. Así de paso puedo invitarte a algo... como agradecimiento. dijo finalmente el elfo, poniendo cara de circunstancias. Se sentía raro agradeciendo algo a una drow, pero quizás aquello era la voluntad de los astros.

Sea como fuera, aún quedaba un matón enfrascado en combate con Mori.
¡Venga, lárgate ya idiota! le gritó, pues se imaginaba que Mori no sería tan piadoso.

Todo parecía estar en calma tras la muerte de Goro, excepto por el pobre diablo que luchaba contra Mori, ese androide había mostrado un instinto asesino hacia muy poco y por las palabras de Priscilla había algo de su pasado que los demás, y quizás incluso él mismo, no conocíamos.

La drow había nombrado algo de los piratas que habían capturado a CT y de un trato que estipulaba matarlo, lo cúal intrigaba al androide en sobremanera, Edariel estaba en lo cierto, todos teníamos preguntas, pero CT dudaba que aquella elfa oscura escurridiza fuera a acompañarlos para ser avasallada a preguntas. La información era un bien muy valioso y los drow no se caracterizaban por saber pocos secretos, menos aún por facilitar información si con ello no sacaban algo a cambio...

Tras esas pequeñas reflexiones CT analizó el cuerpo de la mujer y no pudo evitar sentir algo parecido al asombro, los tonos de piel y cabello y los rasgos de esa mujer eran en cierta manera hipnotizantes y eso no pasaba desapercibido para él. Sin embargo había algo que quería saber y le sacó de su ensimismamiento.

-Priscila, ¿de qué trato hablas? ¿quién te contrató para que muriera? -dijo, escupiendo las palabras y mirándola a los ojos con curiosidad y furia en la mirada.

Ella os miró uno a uno mientras hacíais vuestras preguntas a sabiendas de que era el centro de atención. Precisamente por eso, guardó tranquilamente su pistola láser en una funda de cuero negro que colgaba de su sinuosa cadera enfocando vuestra atención en ella.

-Hola Edariel.- Dijo presentándose. -No soy una espía,- continuó mirando a Little. -...pero me gano la vida conociendo cosas. Cosas que el destino ha querido que sepa, para suerte o desgracia de algunos.- Esto último fue dirigido a CT. -Tienes suerte de que no estuviéramos disponibles para "asaltar" tu nave en un fortuito encuentro pirata. Deberias fiarte menos de los creías eran tus amigos.-

La drow se alejó unos pasos mientras miraba hacia el otro androide del grupo. -Que nos hayamos encontrado no ha sido una coincidencia.- Priscilla parecía como hipnotizada mientras Mori remataba al último matón. De repente se dió la vuelta mirándoos directamente. -Pero que hayamos acabado aquí juntos si que lo ha sido. ¿Creeis en el destino?. Es caprichoso y voluble. Cambia y es constante, todo y nada a la vez. No tengo tiempo para tomar una copa elfo,- dijo con un tono raro. Era como nostalgia mezclado con ira, deseo y asco. -...y vosotros tampoco. Debéis abandonar esta estación inmediatamente. Coged los rifles azimuth, os los regalo. -dijo con voz alegre, como si os diera vuestro regalo de cumpleaños. -Pero aseguraos de cambiarles el circuito de disparo antes de usarlos.-   

El rifle me había fallado, pero todavía me puede ser util, así que lo cojo por el cañon y empiezo a usar la culata como arma sobre el matón, esta vez en total silencio para poder matar al pandillero de Goro, no iba a dejar una presa con vida, y ese era su presa y no iba a dejarlo escapar.

— ¿Destino? — Pregunta Stuart en tono de burla dirigiendose a Priscilla. — La ciencia dice que todo se originó azarosamente hace miles de millones de años... y todo sigue siendo así, siempre y cuando esos seres que han adquirido tanto poder como para hacerse llamar "dioses" no se meten a jalar las riendas según como les plazca... según algunos luchando y traicionandose entre ellos como los mortales de los que dicen ser superiores. — Entonces chasquea la lengua y toma una gran bocanada de aire para soltarlo enseguida largamente — En fin, de los circuitos yo puedo encargarme. Al menos creo que no tendré problemas con hacerles un apaño rápido para que vuelvan a estar como tu se los dejaste a Goro, eso sería suficiente como para venderlos a buen precio... — Y luego añade nuevamente en tono burlón — No sé el resto, pero el Destino sabe que papi necesita créditos.

Mori falló al intentar golpear al matón que quedaba con la culata de su rifle en el estómago. Este se apartó lo suficiente como para que el ataque pasara de largo y eso le dio la oportunidad de acercarse al androide y clavar su cuchillo en él.