Partida Rol por web

De repente sentís un disparo más cerca que los demás, que proviene de otro lado y un grito de niña. El soldado que había quedado inconsciente cuando chocó con la barrera acaba de abatir a Lleida, la segunda mayor después de Lissa y que también llevaba a otro niño en brazos. Su cuerpo permanece inerte en el suelo mientras el niño, tumbado sobre ella comienza a llorar...

Más disparos se suceden entre las naves del sucio hangar mientras veis la terrible escena. Uno pasa peligrosamente cerca de Lissa y otro iba encaminado hacia Rohhr cuando se estrelló contra el fuselaje de la nave. El último sith decidió que Thaar era una amenaza y había que eliminarlo acertándole de pleno. 

Los soldados Sith consiguen aturdir a uno de los niños. No es grave pues podemos tomarlo en brazos y huir, pero los enemigos aún están atacando y no podremos salir de aquí mientras no despejemos el camino.

Avanzo todo lo rápido que puedo hacia uno de los soldados y le disparo, solo para fallar por mucho. La idea es avanzar lo suficiente como para poder acabar con alguno con mi sable de luz, pero no dejaré de disparar por si La Fuerza está de mi parte.

Sin pensarlo 2 veces inicio las armas de la nave para enfocarlas a los soldados que que están más juntos esperando poder eliminarlos a ambos de una rápida ráfaga y así despejar el camino a la rapaz . 

Tharr recibió el impacto, a pesar de la distancia y la cobertura. No estaba teniendo un buen día, y menos aún porque no consiguió recuperarse del dolor que le provocó la descarga de iones. ¡Estaba aturdido! Sabiendo que ahora le costaría mucho luchar, trató de moverse en dirección a la chatarra, pensando que era eso o nada...

Enciendes los sistemas de energía de las armas mientras ves como la computadora de tiro realiza el chequeo de inicio. Calibras la pantalla para blancos tamaño humano y el indicador se pone en rojo verificando los dos blancos de enfrente. La torreta gira encarando esa dirección y.....

De repente el cañón de la torreta de la chatarra donde se había metido Trix comienza a escupir fuego láser. Explosiones surgen aquí y allá llamando la atención de todo el mundo. Incluso los niños han echo una pausa en sus lloros para ver que pasa. Una de las naves, la más alargada parece haber sufrido serios daños en el tren de aterrizaje delantero y cae pesadamente mientras las llamas comienzan a engullir el morro. No hay rastro de los dos soldados que había cerca.  

Y yo estoy aturdido :(. Pregunta: ¿Se puede usar el punto de fuerza para quitar el aturdimiento?

Si. Yo considero que un punto de fuerza se debería poder utilizar para mas cosas que solo aumentar tiradas.

Sobre todo en situaciones donde puede peligrar la integridad de un personaje o momentos críticos como este. 

Cargado con un par de niños. el enorme wookie se percato de que las cosas se ponían peor para el grupo. Un par de críos caían abatidos por los blasters, y su compañero  pirómano  se tambaleó antes de desplomarse tras ser impactado por uno de los disparos fortuitos.

- Guroow ruuur.- blasfemó.

Lanzó una mirada a los niños inconscientes, a la nave donde se habia metido Trix  y, sin pensárselo dos veces, agarró del suelo a los inconscientes,  y   cargó con los cuatros muchachos. Cogió aire y se lanzó a la carrera en dirección a la nave donde la zeltron disparaba con éxito.

Los disparos habían funcionado , pero aún veía a uno de los trooper delante para impedir el paso de manera que enfocó el arma más ligera para derribarlo rápidamente y no causar más daño , no por las naves , sino por no llamar la atención más de la cuenta; aunque tal como estaban ya a saber si no habían enviado refuerzos a la zona , aunque le preocupaba más ahora mismo el asunto de despegar. 

Las armas de la nave se dispararon, demostrando que Trix ya tiene el control. Desde esa posición puede limpiar el camino delante como cubrir nuestra retirada. Corro donde están los niños, para recoger a los inconscientes o a los más pequeños y cargarlos hacia la Rapaz.

"No permitiré que estos niños se pierdan, pues esa no es la voluntad del Maestro Teron."

Apuro mis pasos para así conseguir que saliésemos salir de ese lugar lo más rápido posible y todos.

Decidido a terminar con esta situación. Apuntó al trooper que había pasado inadvertido y el disparo esparció trozos de armadura blanca por todo el pasillo. Después colocó unas cargas en los motores de la primera nave y recogió a todos los niños que podía cargar para dejarlos en la nave que Trix había conseguido.

-Que la fuerza nos asista si tenemos que viajar en ese pedazo de chatarra.- 

La nave afectada seguía ardiendo inundando cada vez más el hangar con humo negro. Los soldados sith estaban a punto de abrir la puerta de acceso al pasillo y los niños no dejaban de llorar.

El wookie cargó con los inconscientes y alguno mas siendo seguido de todos los demás al ver la esperanza que Trix había infundido al grupo. Un transporte funcionaba y estaba operativo, mas o menos, para poner a salvo a los niños que parecían ser la clave de aquella extraña profecía.

Tharr casi había desfallecido al recibir el impacto aturdidor del blaster. Mareado, hincó la rodilla en el suelo, sabedor de que ese podía ser su final, pues había un soldado de asalto tras ellos.

La escena era muy confusa. Escuchaba potentes sonidos, pero creyó que era un efecto en sus oídos del blaster que había recibido. Podía ver las pequeñas figuras de los niños, aterrorizados. Fue la expresión de sus rostros la que le hizo saber que no podía fallarles. Al encontrarse con el maestro, había desobedecido las órdenes para unirse a él, por el bien de esos pequeños. Sabía que si los capturaban les sucedería algo mucho más terrible de lo que le sucedió a él en su momento. Abandonado en su planeta, cuyo nombre ni recordaba. En mitad de las ruinas de la guerra. Recogido para convertirse en parte de la propia guerra que lo había destruido todo. Nunca pudo huir de las armas y ya cualquier juego pasó a consistir en disparar hacia el enemigo, o reparar droides que dispararan al enemigo. Un círculo de muerte del que nunca vió una oportunidad de huida, hasta ahora.

Tharr deseaba escapar, escapar de él mismo. Buscar una nueva vida con un destino menos desgarrador. No supo siquiera cómo lo hizo, pero se incorporó a pesar del dolor. Tomó a los dos críos más cercanos y echó a andar. Iba siguiendo la enorme figura del Wookie, que se convirtió en algo como un faro para sus confusos sentidos.

No sabía ni hacia dónde iba, pero algo creció en él y alimentó su determinación, dándole fuerzas para lograrlo.

Cada vez el instinto de Hamlen le acuciaba más y más del peligro que corría.

-Ya para joder!!- Se dijo a si mismo mientras corría hacia la rampa de la nave casi arrastrando a los niños. Los motores estaban calentando pero aún no habían encendido.

Hamlen rogó a la la fuerza, a la providencia e incluso los mismísimos dioses de culturas primitivas que les ayudaran a salir de esa con vida o, por lo menos, no muy mal parados.

Al entrar el picante y agresivo olor del líquido refrigerante, la grasa y la suciedad asaltaron a Roohr. No era el ambiente adecuado para los niños pero no había otra cosa. 

-Wrooorrr Guurrufhurrr.-

Dejándoles en el sucio suelo salió de nuevo con su rifle dispuesto para el combate. Los soldados no tardarían en abrir esa puerta y necesitarían tiempo para que Trix pudiera arrancar la nave.  

Veo que todos comienzan a dirigirse a la nave desde la que dispara Trix pero así no podremos huir. Debemos volver a nuestra propia nave o será demasiado tarde para poder huir de esta luna. Mantengo el paso con los niños que me siguen mientras le grito al resto:

 - "¡Vamos a la Rapaz, es la del fondo! ¡Esta no es la nave!"

Muevo a los niños a mi alrededor para que se encaminen a La Rapaz mientras me quedo un poco retrasado para cubrir la retirada de los niños con mi sable de luz, preparado para desviar algún disparo que venga desde la entrada al Hangar.

Tharr se encontraba un poco confundido aún y ahora pudo ver que el camino estaba algo más despejado. Se dedicó a seguir al monje, haciendo gestos hacia la cabina de la destartalada nave, para que le viera Trix y bajara. Le gustaría quedarse atrás para apoyarla, pero transportaba a dos de los pequeños y le era imposible dejarlos en el suelo.

- Adelante. Estamos a un paso de escapar. ¡Podemos hacerlo!

Dijo para envalentonarse y lograr seguir. Poco a poco, iba recuperándose del impacto aturdidor y pronto podría pensar con claridad.